Page 586 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-2
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Volumen 2
                                                                        Documentos de 1822


                    Dios guarde a Vuestra Señoria muchos años. Santa Ines Agosto 7 de
            1822.
                                         Marcelino Carreño (Rubricado)
                    Señor Comandante General Coronel Don Francisco Paula Otero
            Precidente de Tarma.


                                   B.N.P. Mss. Correspondencia, s. cat.



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                    El hombre quando por naturaleza es discolo solo la fuerza ó la justicia
            podrá contenerlo. Asi es que habiendose presentado el cura Cataño a este Go-
            bierno y dandosele orden que de ningun modo aportase a su Doctrina hasta
            que se concluyesen las ratificaciones, y habiendo pedido el mismo pasar a
            Cajatambo donde tenia algunos intereses dandosele pasaporte para ese lugar,
            hiso el atentado de meterse en uno de los Pueblos de su Doctrina y oficiarme
            que no estaba suspenso y que debia exercer su ministerio. Luego que sus feli-
            greses supieron que dicho cura se hallaba inmediato han abandonado sus ca-
            sas y se han remontado sin haber quien los sujete, y precisados a no volver si el
            cura aporta por esos lugares. Ya ve Vuestra Señoria que esto es en detrimento
            de la causa y en un tiempo en que he mandado un oficial á que dicipline 100
            hombres de caballeria.
                    La conducta del cura en atropellar mis ordenes ve Vuestra Señoria que
            es la mas discola, y aviso á Vuestra Señoria para tomar otras providencias y
            hacerlo venir a este Cerro hasta que se evacuen sus asuntos y se purifique de
            todo lo acaecido.
                    La providencia que le puse fue que presentase un fiador para poderle
            desembargar sus bienes, y que se fuese a Cajatambo mientras se le hiciese
            llamar, pero ya ve Vuestra Señoria que este ha atropellado mis ordenes y ha
            puesto en movimiento su doctrina dispersando su gente. Este me parece uno
            de aquellos lobos carniceros que no pretenden sino destrosar y aniquilar á sus
            semejantes, y si por ahora se le deja es zebarlo en su orgullo y que se haga á
            atropellar la justicia. Por tanto doy parte a Vuestra Señoria para tomar provi-
            dencias mas serias.



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