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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Guerrillas y montoneras durante la Independencia
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Haviendo solicitado de este Señor Teniente Coronel Comandante Mi-
litar de este punto el correspondiente pasaporte para pasar a esa villa a poner-
me a los pies de V.S. y desbanecer con documentos de mi actividad y buenos
servicios hechos en defensa de la justa causa el justo enojo que ha concedido
su justificacion por no haber podido remitir las doscientas fanegas de cebada
que ha sido servido ordenarme, me niega en el oficio que original acompaño
a V.S. obligandome a que continue con el acopio de la cantidad considerable
de sebada que ha mandado el Señor Coronel Canterac, para que en su vista las
bondades de V.S. se digne suspender su irritación, y en virtud de mis meritos
que suscintamente apuntare.
Desde el fatal mes de Noviembre del año proximo pasado en que este
pueblo padeció la desgracia de ser tomados por los enemigos de la humani-
dad, luego que pasó el mandatario Arenales con toda su tropa, y en su segui-
miento se asomó el Señor General Ricafort, me hé esmerado con todo anelo á
coadyubar en todo lo que mi pequeñes y cortas facultades han podido dando
continuos donativos en dinero, caballos, bacas, que las he consumido en el
todo, lo mismo que toda la sebada que cosecho en estos dos años en herrajes
en mas de quarenta juegos fabrica de 130 rejones y la sesion de 17 arrobas
de fierro: de modo que los Insurgentes impuestos de estos servicios y otros
muchos personales en la ultima ves que entraron aqui que fue por el mes de
julio ultimo causandome de caudillo activo de los Godos, me pusieron en el
ultimo aliento á sablasos, y asi muribundo con la mayor impiedad y afrenta
me encarcelan sentenciandome á muerte, de la qual los exicibos alaridos de mi
crecida familia que conmovió a compasión á todo el pueblo, el qual reuniendo
sus lamentos pudo libertarme de tan lastimosa tragedia, de cuyos maltratos
aun permanesco extenuado.
Ahora en puntos de suplementos estando en este pueblo el dicho gene-
ral Ricafort a pedimiento del Señor Subteniente del partido di 250 pesos con
la condicion de que me habia hacer pago con la unica contribución: lo mismo
que cinco pesos de velas diarias que daba para los alumbrados. Ultimamente
habiendo ingresado a esta capital el Comandante Don Cayetano Avalle con
mas de cien hombres a pacificar las doctrinas movidas obligando a mantener
dicha tropa y oficiales, con dinero, carnes, velas y todo lo necesario, siempre
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