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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
con igual vigor y estrechez, amenazándole de matarle si no era obsecuente a
él; que Julián Escalante y Marcos Torre despacharon con una esquela a Hilario
Silva y Gabriel Rivera, a don Juan Antonio de Figueroa, uno de los jefes de la
columna de Paruro, avisándole acelerasen la marcha porque tenían asegurado
a Francisco Tupac Amaro para entregarlo con la pieza de artillería y demás
armas que tenía consigo; que por medio de esta noticia pasó nuestro ejército
al pueblo de Acos, y después de haber triunfado de la hueste enemiga, logró,
la prisión de dicho Francisco Tupa Amaro, la toma del cañón y demás armas;
que los referidos Escalante y Torre aseguraron a Francisco Tupa Amaro con
simulación y artificio dentro de una casa del pueblo de Acos para su prisión,
siendo notable que los mismos nuncios o emisarios Hilario Silva y Gabriel
Rivera son los que deponen y como testigos de hecho propio hacen plenísi-
ma probanza, y que algunos de dichos testigos afirman que Marcos Torre fue
quien dispuso la guardia que asegurase a Francisco Túpac Amaro para su en-
trega; y que, finalmente, Marcos Torre ha sido muy fiel vasallo siempre de Su
Majestad, muy obediente a los corregidores, y por obsecuencia al finado don
Fernando Cabrera; fue a la expedición de Sangarará y hubo de morir quema-
do en el incendio de la iglesia de dicho pueblo, y ha servido a su Majestad más
de veinte años en el empleo de cacique a satisfacción de los corregidores, sin
agravio alguno de los indios ni de los demás vecinos.
Con lo que está más y más esclarecida la inocencia de Torre en el asun-
to, y disuelta la dificultad que ofrece la negativa de Francisco Tupac Amaro
en su confesión de fojas (en blanco) sobre la persona que le aprehendió, pues
aunque no fue dicho Torre quien materialmente lo apremió dentro de la casa y
lo entrego al jefe de la columna, sino dos soldados de ella, pero fue él quien lo
introdujo estudiosamente en la casa, le puso guardias que no lo dejaran salir y
dió aviso a los soldados para que lo cogieran, que es la deprehención formal.
En el escrito de fojas (en blanco) tengo expuesto que aunque Marcos
de la Torre hubiese delinquido en los primeros hechos, merece el perdón ofre-
cido en el bando de siete de Marzo del año corriente. Ahora reproduzco el
alegato y añado que el bando, en el punto del perdón, contiene dos partes: la
primera en que se ofrece el perdón a los que apartándose de las banderas del
rebelde Tupa Amaro se volviesen a las nuestras, del cual beneficio son excep-
tuados los contenidos en él, y entre ellos Marcos Torre; la segunda, en que no
sólo se promete el perdón sino también se ofrece premio a cualesquiera que
entregase a José Gabriel Tupac Amaro, a sus hijos, a su hermano, a sus con-
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