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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            edicto, pasé a la tienda donde se aseguró y le recibí juramento, que lo hizo por
            Dios Nuestro Señor y a una señal de cruz, según forma de derecho, so cargo
            del cual prometió decir verdad, en lo que supiere y de que fuere preguntado;
            y siéndolo sobre que exponga, que empleo militar le confirió el rebelde José
            Gabriel Tupa Amaro, dijo: que sólo fue soldado contra su voluntad, de forma
            que para que admitiese este forzado destino fue menester que lo aprehendie-
            sen por el espacio de dos meses, poniéndole grillos y que dándoles soltura se
            retribuyó a San Pablo de Cacha, donde lo /.1v pusieron en la lista de soldado;
            y que muy contra su gusto asistió como tal en la guerra de Sangarará, en la de
            Piccho y en la de Pucacasa.
                    Preguntado, con qué armas asistió en dichas funciones y a quienes hi-
            rió en ellas, dijo: que sólo manejaba una honda, por no saber tirar fusil y que
            cuando por ceremonia tiraba tal cual vez, procuró siempre no herir a nadie.
            Preguntado, si asistió el día que dieron infame muerte al Coronel Don Anto-
            nio Arriaga, Corregidor que fue de esta provincia, dijo: que no, porque enton-
            ces se halló en San Pablo de Cacha, celebrando su casamiento, que entonces
            contrajo.
                    Preguntado, si es cierto que sus hermanos fueron capitanes, que con
            más empeño defendieron el inicuo partido del dicho José Gabriel, dijo: que
            al principio no hay duda, que intimados del rigor del dicho rebelde, tomaron
            las armas a favor de él, pero siempre manifestando gravísima repugnancia
            y poniendo todos los medios, para venirse a poner bajo de las banderas de
            Nuestro Soberano y porque se impuso en sus designios les quitó la vida a sus
            dos hermanos, Antonio y Eugenio, como también a su padre Melchor Castelo,
            porque promulgaron el edicto que hicieron, declarando que habían sido sedu-
            cidos del traidor, por las órdenes supuestas del Señor Visitador General y que
            procurasen todos desviarse de su partido y aprehenderlo; y el declarante luego
            que tuvo noticias de este hecho, procuró esconderse en Cacha, para /.2 no ex-
            perimentar la dicha tragedia, después huyó por los altos para Arequipa y del
            camino los centinelas y guardias avanzadas del traidor lo aprehendieron y de
            por fuerza se mantuvo de soldado hasta la dicha función de Pucacasa, donde
            estuvo ya para pasarse a nuestro campo; y viéndolo Antonio Bastidas y a los
            hermanos del declarante, que hacían lo propio, hizo que los indios lo cercasen
            e impidiesen el paso.
                    Preguntado, qué españoles estuvieron allí en la guerra, que frenética-
            mente quiso dar el traidor en Pucacasa contra las armas poderosas de nuestro



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