Page 376 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Volumen 6
Causas criminales seguidas contra los rebeldes
deserciones son continuadas. Que cuando la retirada nuestra de Piccho estuvo
la gente común para pasarse toda a nuestra banda toda ella, pero que los ser-
mones de varios eclesiásticos lo impidieron / . que el señor Obispo, esa misma
v
tarde, estuvo en su silla de manos para subir y hablar con vuestra merced. Pero
que también se lo embarazaron con el pretexto de que podía matar una bala,
que a Su Ilustrísima le habían metido y hecho creer innumerables falsedades
contra vuestra merced y que vuestra merced iba con ánimo de destruir ente-
ramente la ciudad y sus moradores. Por lo que se mandó que todo eclesiástico
tomase armas y que las monjas desamparasen la clausura. Que a los emba-
jadores primeros y segundo se les dieron varias audiencias para la decisión
de la guerra, pero que algunas personas de capricho no asintieron a ella. Los
tres embajadores y en particular el padre franciscano hablaron a la Junta con
bastante claridad sobre el presente caso, de modo que el señor Obispo ya no
cree / . nada contra vuestra merced de aquellas crueldades que le habían
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figurado, pues hasta le aseguraron que vuestra merced miraba las cosas de
religión con mucho desprecio y otras cosas bien ridículas que causan risa. Es-
tos dos eclesiásticos pasan a Asillo y Orurillo en calidad de coadjutores según
sus nombramientos, y creo no prediquen como han hecho otros según mani-
fiestan. Excusáronse a venir con este destino temerosos de la muerte, pero el
señor Obispo les prometió en nombre de vuestra merced, seguro pasaje y no
obstante los retengo hasta que vuestra merced resuelva su paso.
Aquí estamos haciendo los preparativos de armas y municiones de
guerra correspondientes, porque sin embargo de estas noticias no debemos
descuidar asunto tan grave hasta concluirlo / . 103v enteramente. Y sólo se espe-
ra a vuestra merced para si fuere conveniente repetir sobre estas noticias otros
embajadores eclesiásticos antes de volver con las armas contra aquella ciudad.
Es cuanto ocurre por ahora decir a vuestra merced, a quien deseo toda salud
y felices éxitos y que nuestro Señor dilate su vida muchos años. Tinta y enero
24 de 1781.
De vuestra merced su amante esposa de corazón.
Doña Micaela
(rubricado)
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