Page 321 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
                    Hija Mica: hallóme con noticia cierta que cinco corregidores están congrega-
            dos en Lampa esperando las armas de Arequipa y disciplinando la tropa, y que igual-
            mente esperan que salga la del Cuzco, para emprender el viaje para acá y cogernos
            en medio, cuya intención voy a destruir con los de Lampa, en primer lugar. También
            me aseguran que esperan mi transporte a aquella provincia para unirse toda la tropa
            a la mía, y así no hay que tener cuidado de nada, manteniéndote en ese pueblo con
            la gente que quedase, y poner centinelas para que te den noticia a menudo, y que los
            indios de la provincia de Quispicanchi se esparzan en todos los tránsitos lo más pe-
            ligrosos, para que no puedan salir a tu habitación y si sucediese, verás forma de huir
            el bulto con toda la familia a Vilcanota por Layo, dejando bien asegurados los presos,
            remachando bien con los grillos y dejando guardias alrededor de la casa y dos mozos
            adentro, de la mayor confianza, para que tengan cuidado de ellos.
                    En todo lo demás me remito a la que te escribí en esta fecha, y a Dios
            te guarde muchos años. Yauri y Diciembre 1° de 1780.


                                                                      De vuesa merced
                                                                              Su chepe

                    Mándame seis fanegas de cebada para los caballos de Tintacmarca.


                    Señor don Luis Tovar
                    Muy señor mío y de mi distinguido aprecio: quedo enterado de la de vuestra
            merced, y en su contexto digo: está bien se hallan juntado los hombres que me enun-
            cia, que a la verdad son muy pocos para contrarrestar mis fuerzas, y así en este parti-
            cular vivo descuidado. Vuestra merced, como hombre de bastante reflexión, no per-
            mitirá se le siga ningún atraso por sólo defender a un ladrón en una provincia, que la
            orden superior que tengo es para extinguir corregidores, y así mal podrá cualquiera
            presumir que mi determinación se dirija ni contra Dios ni contra el soberano, lo que
            a su tiempo haré constar. Para esto mismo, di comisión a aquellos sujetos, quienes
            pudieran prender al corregidor, y han hecho poco caso de ellas, dando noticia a los
            mismos ladrones, y manifestando mis cartas, cuyo hecho les pesará despues, como
            a todos que propendiesen a la parte contraria. Respecto a que mi ánimo se endereza
            a buscarles el alivio como a mis compatriotas, y no quisiera que al menor indio se le
            siguiese su ruina, como que me veré en la necesidad de hacerlo con los rebeldes.
                    También tengo noticia cómo los oficios reales y los prelados superiores an-
            dan a favor de los corregidores, dando documentos para que me quiten (en suma) la



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