Page 94 - José de la Riva Aguero - Vol-1
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Volumen 1
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            contento el Supremo Gobierno con esta Real Orden tan expresiva y con la
            gracia que me habia hecho de nombrarme Juez Conservador del Ramo de
            Suertes, volvio á repetir otra Real Orden en 13 de Agosto de 1812 para que se
            me atendiese por Vuestra Excelencia.
                    A vista pues de tantos favores como debo á Su Majestad, á su augusto
            Padre, y á los gobiernos que rijieron en su Real nombre, durante su detención
            en Francia; y á la satisfacción ultima en que aprueba Su Majestad mi conducta
            en haber renunciado la contaduria, origen de todas las calumnias con que
            se ha intentado dañarme: ¿quien se atreverá á sobstener que en mi pecho se
            abriguen pensamientos tan bajos y que yo mismo sea enemigo de mi Madre y
            mi bienestar presente y futuro? El Gobierno revolucionario que ha suprimido
            los Mayorazgos y los Titulos en Chile y Buenos Aires, ¿los respetarla en mi?
            ¡Ah! Confundase pues los impostores, y al verme restituido mi honor por el
            mas amado de los Soberanos, tiemblen del castigo que el todopoderoso les
            impondrá, si un arrepentimiento no los hace retractarse oportunamente.
                    ¿Seré yo el mismo ahora, que aquel que desprecio la muerte, por fide-
            lidad á nuestro Soberano, en la acción del 2 de Mayo en Madrid: que emigró
            de alli el 5 del mismo mes; esto es, que fue el primero que salio de la villa,
            esponiendo por amor al Rey á cada instante su vida en medio de tan temi-
            bles enemigos? Que aquel = que camino dia y noche á pie para poder escapar
            de tantas partidas como cruzaban los caminos, y que á los que encontraban
            emigrados los pasaban por las armas? ¿Seré yo el mismo, vuelvo á decir, que
            atravesando por entre el Ejercito Francés de Dupont, acampado en Aranjuez
            y Ocoña, corriendo velozmente hasta la ciudad de Cordova para participar á
            su Xefe el General Chavarri, la proxima ocupacion de la ciudad que intenta-
            va Dupont, el numero y calidad de sus tropas; que en Lima ahora hecho un
            pelele, dejandome alucinar según se quiere figurarme, por unos hombres sin
            fuerzas, sin union, sin gobierno, sin protección de potencia extrangera, y sin
            medios? ¿Seré yo el mismo fugando de Cordova por la victoria de Dupont en
            el puente de Alcolea, perdiendo alli un lusido equipaje, que habia hecho sacar
            de Madrid; presentandome en Cadiz á su Gobernador y Capitan General el
            Señor Morla, para que me destinase en la defensa de la plaza; que aquel hom-
            bre insensato, desnaturalizado y enemigo de si propio, como se me quiere su-
            poner por un infame y vil calumniante? Quien no se alucino con las promesas
            del Duque de Bérg, (Que me solicitó en Madrid por medio [Al margen: de su
            Secretario brindandome la Diputacion para las Cortes que se deberían formar



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