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y  de  calidad,  e  incrementar  el  acceso  de  la  población  urbana  a  servicios  de  agua  y
               saneamiento sostenibles y de calidad.


               Y  en  términos  de  competitividad,  nosotros  favorecemos  el  incremento  de  la  oferta  del
               sector inmobiliario y de la industria de la construcción, y el uso de la tecnología adecuada
               en el ámbito urbano y rural.


               Del mismo modo, es nuestro interés mejorar la capacidad de gestión de las instituciones
               del  sector  y  las  empresas,  y  organizaciones  proveedoras  de  servicios  de  agua  y
               saneamiento. Para ello, contamos con un conjunto de instrumentos y entidades que están,
               algunos  programas  dentro  del  mismo  ministerio,  y  otros  importantes  como  la
               Superintendencia de Bienes Nacionales, Cofopri, Sedapal, el Fondo Mivivienda, Sencico y
               la OTASS.

               En lo que se refiere al sector agua y saneamiento, al 2014 la cobertura por red pública
               de  los  hogares  era  de  85.8%  y  de  alcantarillado  67.7%.  Ello  denota  que  existe  un
               insuficiente financiamiento de inversiones. La  brecha calculada de inversiones al 2021,
               para  tener una cobertura universal de agua  y saneamiento en el Perú, es de 53 400
               millones de soles, que equivale a un promedio de 6700 millones de soles al año, y que
               supera largamente la oferta de financiamiento que se puede brindar desde el Estado, que
               es cercana a los 2500 millones anuales.

               Un segundo gran reto y problema que tenemos es la insostenibilidad de las inversiones,
               dado que nos movilizamos bajo un enfoque de obra y no de servicio público. Tenemos
               insuficientes recursos para la operación y mantenimiento. Y una causa que denota y que
               hemos observado en los últimos meses, es que los perfiles y expedientes técnicos son de
               mala calidad y están atomizados.


               Y un tercer problema, con el que nos enfrentamos, es que si bien nosotros somos el ente
               rector y proveemos de recursos para la dotación de agua y saneamiento, estos atraviesan
               por un modelo de gestión municipal colapsado.

               Aquí  vale  hacer  una  diferencia  muy importante.  El  Perú  tiene  como dos  miradas  en  la
               provisión de servicios de agua y saneamiento: una mirada urbana, que se provee a través
               de  50  empresas  prestadoras  de  servicios  de  agua  y  saneamiento,  que  más  o  menos
               coberturan las dos terceras partes de  la población;  y el  otro  tercio de  la  población  es
               abastecido o trabaja alrededor de 30 000 empresas prestadoras de agua y saneamiento,
               con lo cual hace que sea un sistema ineficiente, atomizado y altamente disperso.


               En lo que corresponde al sector Vivienda, el déficit habitacional en el Perú al 2007 era de
               1.9 millones de viviendas.


               Lo  que  es  importante  decir  es  que  el  79%  de  ese  déficit  es  cualitativo,  y  eso  tiene  un
               impacto muy grande en caso de un evento extremo o un evento no esperado de carácter
               telúrico,  por  ejemplo.  Se  podría  esperar  que  en  el  caso  de  Lima,  en  un  terremoto  de
               grado  ocho,  fácilmente  colapse  el  20%  de  las  viviendas.  Y  hay  una  parte  que  sí  es
               cuantitativa, un 21% alude este déficit que tenemos.





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