Page 12 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-2
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Volumen 2
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            Huancavelica y que la fuerte de todas las demas tropa se destinaria a cortarme
            la retira y batirme con seguridad.
                    Por partes efectivos que acabo de recibir se confirma este plan, pues en
            ellos se me asegura de positivo, que habiendo empesado a salir de Lima tropas
            el 25 del precitado mes por el camino para Cañete, á saver: cuatrocientos de
            caballeria de Dragones y de la Union, y seiscientos de infanteria de Burgos al
            comando de don Agustin Otermin, marchaban tambien detras cuatrocientos
            del Infante, y todos, segun dichos partes, se dirigian por Lunahuaná y Viñac
            que a esta fecha deben estar próximos a Huancavelica, siendo su total numero
            el de mil y cuatrocientos. Supuesto esto, de que ya no me queda duda, llega-
            mos a confirmar, que la demas fuerza con que cuentan los enemigos para diri-
            girse a mi retaguardia es de tres mil y seiscientos hombres; y por consiguiente
            resulta en primer lugar serme absolutamente necesario abandonar la sierra,
            o desidirme a batir aquella fuerza con la que menos se aumentare un ataque.
            Ya se deja ver que La Serna despues de haber dado tiempo a la reunion de las
            fuerzas venidas por el Sud, con Carratalá, debe venir con su maza á ocupar
            precisamente esta posicion, y si no se embaraza esta operacion concertada las
            consecuencias consiguientes son mui claras. Evacuar yo la sierra por cual-
            quiera parte que haya tener que atravesar la cordillera trae el preciso resultado
            de perder la opinión, perder la caballada estropear toda la tropa, perder mil y
            quinientos reclutas, todos los recursos, y por ultimo esta Division sabe Dios
            cuando podria bolver a ponerse en estado de expedicionar nuevamente sobre
            la sierra en circunstancias que substancialmente nada nos importaria haber
            tomado la capital desolada, como se deja entender perdiendo la mejor parte
            del pais.
                    Bamos claros, ha llegado el caso de que es de extrema necesidad que
            obremos con todo nuestro poder sobre la sierra. Abandonada la capital por los
            enemigos, ya no se necesita fuerza para tomarla y poseerla, pues ella misma
            pedirá protección, y para su guarnición nos basta solamente un cuerpo. Ya
            nos ha demostrado la misma experiencia lo que antes reclamé con repetición:
            dije que supuesto el plan adoptado por los enemigos, nos bastaba tener en la
            costa, a bordo, sin riesgo alguno una fuerza muy corta para proteger a Lima en
            su caso, y que toda la demas debia venir a componer una masa fuerte en este
            pais para precaucionar el cambio del teatro de la guerra meditado por los ene-
            migos; de lo contrario la guerra se ba a dilatar mucho por un orden regular, y
            el resultado se pone en duda: asi es que por todas las apuntadas razones parece



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