Proyecto de Investigación Arqueológica e Historia del Congreso

El Hospital, Colegio e Iglesia de la Caridad

La Hermandad de la Caridad fue una de las instituciones de mayor prestigio durante la Colonia, gozando de gran respeto entre la población limeña, dado el celo y responsabilidad en el cumplimiento de las obras de bien social que se habían encomendado los hermanos pertenecientes a esta orden. Gracias a su entusiasta y desinteresada labor, fue posible fundar el Hospital y el Colegio de la Caridad, que durante los años de su existencia prestaron innumerables servicios a la población mas necesitada de la ciudad. Esta Hermandad, además de realizar varias obras pías en la ciudad, como la asistencia a los desvalidos o pobres mendigantes, logró edificar la pequeña pero bella Iglesia de la Caridad, llegando a ser esta iglesia una de las mas concurridas entre la sociedad limeña. La ubicación de estos edificios estuvo en la plaza de la Inquisición, ocupando siempre el área sur de la manzana que se distribuía hacia el este de la plaza, contiguo con la Real Universidad de San Marcos.

El Hospital de la Caridad

Contiguo a la casa de recogimiento de San Juan de la Penitencia, hacia el lado Sur-Este de la plaza, fue instalado el Hospital de San Cosme y San Damián a cargo de la hermandad de la Caridad, razón por la cual fue mas comúnmente conocido con el nombre del Hospital de la Caridad o mas propiamente como Hospital de Santa Maria de la Caridad. Esta hermandad fue fundada hacia 1559 y tenía por objeto la noble tarea de mantener en funcionamiento al Hospital y así poder curar a mujeres pobres enfermas, tanto españolas como inicialmente a mestizas, mulatas y aún negras congas, además de recoger también a doncellas mestizas que coadyuvasen y sirviesen en esta labor a cambio de la asistencia que les brindaba la propia hermandad.

Además de estas labores en el Hospital y en la Iglesia, la Hermandad también acostumbraba realizar otras obras de caridad cristiana, como acompañar a los ajusticiados hasta el lugar del suplicio; dar sepultura a los huesos de los ajusticiados que están por los caminos y repartir limosna todos los Domingos a los pobres vergonzantes de la ciudad. En un posterior momento la hermandad además brindó su apoyo a la fundación y mantenimiento del Colegio de la Caridad, que funcionó anexo al establecimiento original en la plaza de la Inquisición. (Cobo,1639 ; Hesperióphylo,1791)

De acuerdo con el Padre Bernabé Cobo, gran cronista de la época, la hermandad de la Caridad contó en sus inicios con veinticuatro hermanos dedicados al bien y socorro de los pobres, así como a la realización de obras pías La fundación de la hermandad fue autorizada por el propio Arzobispo de Lima, don Jerónimo de Loayza. Siempre según Cobo, fueron en un principio tres insignes personas que dieron la iniciativa para la creación de esta institución, a saber don Pedro Alonso de Paredes, originario de la ciudad de Toledo, otro apellidado Gonzalo López de la ciudad de Trujillo en España y don Diego de Guzmán. Estas tres personas, motivadas por la terrible epidemia que azotó Lima en 1559, donde murieron mucho pobres y desvalidos de la ciudad, se determinaron a brindarles cura y asistencia material como viva expresión de la caridad cristiana. De esta manera, comunicaron sus intenciones al padre Fray Ambrosio Guerra, quien luego de alabarlos por su generoso gesto, comunicó esta motivación al Arzobispo Loayza para su aprobación final.

El escritor del Mercurio Peruano José Rossi Rubí, de seudónimo Hesperióphylo, quien publicó en 1791 la "Historia de la Hermandad y Hospital de la Caridad", también señalaba igual origen para esta institución, agregando que estos tres fundadores de la Hermandad, "..eran caballeros de primera distinción, de nobilísimo linaje y lo que es mas, animados por un mismo espíritu de humanidad y de religión.". De acuerdo con este cronista:

"Este piadoso Triunvirato vinculado por el deseo ardiente de socorrer a sus semejantes, y no por la furiosa ambición de dominarlos, trazó su Código de constituciones, que se embió al Rey, y al Sumo Pontífice para merecer las Bulas de aprobación, y las Reales Cédulas de amparo que necesitaba esa Sociedad en sus principios. En el año de 1562, se eligió por primer Mayordomo al enunciado Don Alonso(de Paredes), y se radicó la Hermandad en la Iglesia Catedral." (Hesperióphylo,1791:11)

El nombre dado en un principio a la hermandad, fue el de la Misericordia; sin embargo ya existiendo otra Hermandad conocida como de la Caridad, fueron ambas unidas a iniciativa del Arzobispo Fray Gregorio de Loayza, denominándosele a esta unión como la Hermandad de la Caridad y de la Misericordia; aunque con el tiempo solo se le vendría a conocer solamente como de la Caridad.

Señalaba el Padre Cobo que luego de la aprobación de esta Sociedad caritativa:

"Fundaron su hospital en la plazuela que llaman de la Inquisición, al principio no tan suntuoso ni con las divisiones y apartamientos que ahora tiene; su sitio coge casi una cuadra, y desde el año de 1610 hasta el de 1614 se reedificó todo como ahora está, excepto la Iglesia, que es la antigua, y se gastaron en el edificio mas de cuarenta mil pesos. Tiene su portería siempre cerrada, con su portera, con tanta clausura como las de los conventos de Monjas, un buen patio cerrado de corredores, dos salas bien capaces que sirven de enfermería, con altar en el ángulo donde se juntan las dos piezas, para que desde sus camas puedan oír misa los enfermos: todas las oficinas necesarias, muy grande con comodidad de vivienda para la gente que lo administra y sirvientas y otros muchos aposentos para que puedan vivir cómodamente algunas mujeres de la ciudad, que por ausencias de sus maridos y padres quieren recogerse en esta casa para mayor quietud y seguridad de sus personas.." Cobo,(1639)1882:312

Al parecer, los terrenos donde se asentó este hospital, fueron inicialmente de propiedad de Doña Ana Rodríguez de Solórzano, pues así lo indica Córdova y Urrutia, quien al referirse a algunos pormenores sobre el inicio de esta noble institución, señalaba que fue:

" Don Pedro Alonzo Paredes quien erigió en 1559 una hermandad para asistir en sus casas a los que morían destituidos de todo auxilio, la cual se aprobó y agregó a la hermandad de la Caridad que se había fundado en 1552. Así permaneció hasta que doña Ana Rodríguez de Solórzano donó a dicha hermandad unas casas que poseía, en donde se estableció en 1562 el hospital con el título de Nuestra Señora de la caridad para mujeres españolas." (1839:53)

Este hecho es también señalado por el cronista de esta institución, pues decía a la letra, que luego de ser fundada la Hermandad y aprobadas sus Constituciones:

"El público aplaudió desde luego este establecimiento caritativo, y concurrió a consolidarlo con sus voluntarias erogaciones. Doña Ana de Solórzano, viuda rica y virtuosa hizo donación a la Hermandad de unas casas que poseía en esta ciudad para Hospicio de mugeres pobres enfermas, y Colegio de educación para doncellas desvalidas, siendo ella la primera Abadesa, que presidió a la verificación de ambos fines. En esta posesión se fundó el Hospital (de la Caridad)." ( Hesperióphylo,1791:11)


Sería interesante establecer con precisión, las verdaderas características de la propiedad de doña Ana de Solórzano, con el propósito de remontarnos a los orígenes de la posesión misma de los terrenos indicados y que sirvieron para la fundación del Hospital de la Caridad, así como de la Iglesia y del Colegio del mismo nombre. Quizás una revisión minuciosa de los protocolos notariales del siglo XVI o testamentos de aquella época podrían darnos mas detalles. Es también conveniente investigar en torno a la figura de esta noble benefactora Ana de Solórzano, pues gracias a ella es que fue posible el progreso de estas instituciones

La importancia del Hospital de la Caridad durante la vigencia de la Colonia en el Perú, fue fundamental para la ciudad de Lima, pues cumplió un rol importantísimo en la atención médica de la ciudad, especialmente para las mujeres pobres españolas. Su importancia se refleja en que el propio Rey de España, fue Patrono del Hospital y de la Hermandad, contándose con varios Virreyes, como el Marques de Mansera como hermanos del Hospital. Según Hesperióphylo " los Papas lo han enriquecido con muchas Indulgencias y Jubileos, y entre otros con el de las Quarenta Horas. El primero de esta especie que hubo en la ciudad fue concedido a este Hospital, así como el mismo era el único que en aquella época había en el Reyno para mugeres pobres." (Ob.cit.)

Algunos detalles de su funcionamiento pueden ser apreciados en las Memorias del Virrey Francisco Gil de Taboada, donde destacaba varios elementos concernientes al Real Hospital de Santa María de la Caridad y Misericordia, según un decreto promulgado por el propio Virrey con fecha de 13 de diciembre de 1795. Allí se indica que el cargo de mayordomo de este Hospital, era ejercido en aquel entonces por el Doctor Don Francisco de Calatayud y Borda, Caballero profeso de la Orden de Santiago. En este mismo documento también se indicaba:


"..... que se haga comparecer en la sala de Diputación al enfermero Matheo Molina, y se le intime la separación de su cargo sin que se le permita entrada en el hospital, y que acompañada de uno de los diputados que irán nombrados, entregue los quadernillos o libros de entrada y salida de las enfermas de paga, y el dinero que existiere en su poder, con los demás documentos relativos a este asunto, sin que en lo futuro sirva hombre la enfermería, sino muger, como ha sido costumbre" ( 1859: 45).


Resulta interesante también conocer en este mismo documento, varias disposiciones inherentes al manejo y administración del hospital como por ejemplo que el número de hermanos a cargo del local era en aquel entonces insuficiente, por lo que el Virrey autorizó que se pudieran nombrar hasta 40 Hermanos, entre "los sugetos de primera nobleza, (o que ) sean a lo menos de honrado nacimiento y de la mejor nota en el publico". Además quedó establecido en este decreto que:


"..... se sienten (en los libros) las ropas que se remiten al hospital, que no sean de contagio, pues estas se han de quemar, sin reservarlas, a presencia del diputado, por el peligro que puede resultar de lo contrario, executandose lo mismo con los muebles, que se quebraran y sirvan de leña en la cocina, y las ropas que se venden por la ropería, que son de las enfermas que fallecen, sean con interbención del diputado, quien pondrá el precio para evitar todo fraude, con la precisa calidad que si la ropera faltase a lo ordenado sea separada en el día .... Encargo, a dichos diputados, pongan el mas atento cuidado en que las pobres enfermas sean bien asistidas, así en el alimento que sea bien substancioso y condimentado, como en que las medicinas sean a tiempo, sin que haya la más leve omisión por los sirvientes, quienes entre si guardaran urbanidad y buen exemplo, y que en adelante no se admita a ninguna que tenga hijas, aunque se diga que las tendrán fuera, por las perniciosas consecuencias que se originan de este peligroso permiso". (1859:46-47).


En la época de la independencia, se consigna como personal del Hospital de Santa Maria de la Caridad al Mayordomo a don Bernabé Dobolo, los capellanes don Ignacio Morales y don José Garcés, al padre Fray Juan Salazar, al médico don José Peste y al cirujano don José Ávila, además de 31 empleados y sirvientes subalternos. Se indicaba también que gozaba de una renta anual 25,822 pesos, pero que esta se había reducido por consecuencia de la guerra a menos de los dos tercios (de la Puente,1976).

Efectivamente durante el funcionamiento del Congreso Constituyente de 1823, en la sesión del 27 de mayo, "Se leyó la petición del español don Bernardo Dobolo, mayordomo del Hospital de Santa María de la Caridad, sobre que se le pagué por la Cámara de Comercio los réditos adeudados hasta la fecha del ingente capital impuesto sobre sus fundos, pertenecientes a varias imposiciones que se han hecho en favor de dicho hospital y enfermería, en consideración a las grandes escaseses que sufre por el notorio atraso de sus entradas y considerable aumento de enfermas. Se mandó pasar a la Comisión de Hospitales".(en: Ayllón, 2001Ms)

Este hecho de particular importancia por la vecindad de ambas instituciones, es atendido posteriormente por el propio Congreso Constituyente, pues en la sesión del 29 de octubre de 1823: "Se leyó el dictamen de la Comisión de Hospitales sobre el estado miserable en que se halla el de la Caridad según lo expone su mayordomo don Bernardo Dobolo; opinaba se remitiese al Presidente de la República la representación de Dobolo para que nombrase una persona piadosa y de conocimientos que proveyese de remedio a los males que padecen esas infelices enfermas, cuyos fondos aun no bastan para sus mas precisas necesidades. Y que en atención a los méritos y sacrificios de Dobolo hechos en servicio del hospital, se le admita la renuncia y se le premie como corresponde. El Congreso aprobó la primera parte, y en cuanto a la segunda acordó que quedaba a cargo del Presidente de la República admitir la renuncia a Dobolo, teniendo presente los méritos de este". (en: Pons Muzzo,1974).

Hacia 1839, refiere Córdova y Urrutia, el hospital de la Caridad, estaba reservado exclusivamente para mujeres contando con once salas y ciento noventa y seis camas. (ob.cit:53)

Puede decirse que este antiguo establecimiento hospitalario, concluye sus actividades hacia 1840, cuando en un Decreto fechado el 14 de noviembre, se decide unirlo con el de Santa Ana, que durante la Colonia funcionó solo como hospital de indígenas, convirtiéndolo durante la República en general.

El Colegio de la Caridad

Dado que al principio los hermanos de la caridad recogían solo jóvenes mestizas, con el paso de los años también comenzaron a albergar doncellas pobres españolas, por lo cual fue luego creído mas conveniente mantenerlas por separado en unos ambientes aparte del hospital pero inmediatamente contiguos con la iglesia. Por ello se fundó el Colegio de la Caridad en el año de 1614, donde solo fueron recibidas las doncellas españolas, pero que incluso debían de ser hijas legítimas de padres honrados y en edades comprendidas entre los ocho y los doce años. El régimen de este colegio fue muy estricto, comparándose solo con el de las monjas de clausura.

De acuerdo con Cobo, en su "Historia de la Fundación de Lima":


"De las doncellas Españolas que vivían dentro del hospital se ha hecho separación, por haberse hallado ser así mas conveniente para ellas, y se ha labrado en el mismo sitio un cuarto aparte, distinto y separado del hospital con nombre de colegio, donde viven recogidas las sobredichas doncellas...son instruidas e ejercicios de virtud y caseros, para que sepan de todo. Tienen su coro con reja que sale a la Iglesia, donde oyen misa todos los días y rezan el oficio de Nuestra Señora. Tienen también su sala de labor donde se ocupan sus horas, enfermería, refitorio, dormitorio, con las demás oficinas que tiene un Monasterio. Fundose este colegio separado y en la forma que hoy tiene, el año de mil seiscientos catorce siendo mayordomo de la caridad Pedro Gonzales Refolio, y para darle principio contribuyeron los hermanos de la caridad con seis mil pesos que pusieron de sus bolsas...La primera dama que tuvo el gobierno del colegio fue una Señora principal y devota llamada Doña Isabel de Porras. Sustenta la hermandad en este colegio de quince a veinte doncellas y cuando las casa dá de dote a cada una seiscientos pesos y a la que quiere ser Monja toda la limosna. Admítese también otras doncellas, que sus padres ponen en él para que se críen con enseñanza y clausura, y para su sustento, dan para cada una ciento cincuenta pesos cada año, y estas que se reciben por paga pasan por la regla que las primeras, que han de ser de la misma edad y calidades." Cobo,(1639)1882:314

Según el historiador Teodoro Hampe, fue el hermano veinticuatro Miguel Ochoa, quien al morir instituyó en su testamento la fundación del Colegio de la Caridad. El cabildo para la fundación del Colegio se llevó a cabo el 26 de Julio de 1614, bajo la supervisión del padre Diego Liernes, quien había quedado como albacea del testamento de Don Miguel Ochoa. Este se fundó contiguo con en el edificio donde funcionaba la antigua casa del Hospital de la Caridad, luego se procedió a tomar posesión de la casa, ordenándola bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción. (Hampe,Ms.2001)

Hacia 1791, el escritor José Rossi, (Hesperióphylo,1791:12), indicaba en su crónica sobre el Hospital de la Caridad que:


"El Colegio de la Caridad que originalmente depende del mismo instituto, corre baxo la dirección de una Abadesa y de un Mayordomo, que cuida de sus pertenencias, con separación del otro privativamente encargado del Hospital. En este Colegio se educan actualmente 18 Niñas, como Colegialas de dotación, y un número determinado, cuyo mantenimiento y crianza queda a cargo del mismo; y aun que también se reciben de casa particulares otras educandas, el estado y circunstancias de estas no son de la incumbencia del Colegio, siéndolo solo su educación mientras lo frecuentan."


El Colegio de la Caridad, puede considerarse extinto hacia 1846, cuando en un decreto del 15 de julio, se instituye el nuevo colegio de Santa Cruz de Atocha, ubicado en el local del antiguo Monasterio de Santa Teresa y destinado a la enseñanza de las niñas expósitas. Su administración quedó a cargo de la Beneficencia de Lima. De acuerdo con este decreto, las rentas del Colegio de la Caridad, así como las becas ya establecidas para las colegialas de este, serían destinadas al colegio de Santa Cruz.

La Iglesia de Nuestra Señora de la Caridad

No conocemos la fecha exacta de la construcción de la Iglesia de la Caridad, aunque por ser esta anexa al hospital mismo, debió corresponder su edificación a la época de construcción del hospital, esto es alrededor de 1562. La Iglesia se ubicaba en la esquina sur del complejo de la Caridad, con su frontis en dirección de la plaza de la Inquisición. El Padre Cobo indicaba hacia comienzos del siglo XVII, que la iglesia era la antigua, pues el hospital había sido reedificado, señalando además que:

"La Iglesia cae en la esquina de la cuadra, tiene dos puertas, es capaz y bien labrada, cubierta de madera y con buen adorno de ornamentos donde se celebran sus fiestas con mucha autoridad y concurso del pueblo." . Cobo,(1639)1882:314

Al parecer la festividad principal guardada por los hermanos de la Caridad, era el día de la Asunción de Nuestra Señora, día en que incluso se acostumbraba realizar en sus primeros años una procesión hacia la Iglesia Mayor de Lima, para que las doncellas españolas pobres que albergaba la hermandad, obtuvieran su dote de matrimonio entre las personas honradas que las quisieran tomar como ahijadas. (Cobo, ob.cit)

El padre Lizárraga en su "Descripción del Perú" (1605) apuntaba que:

"La cofradía de la Caridad es rica; tiene una casa de recogimiento del mismo nombre, donde se recogen algunas doncellas pobres debajo del gobierno de una matrona honrada y buena cristiana y se les provee de lo necesario. El día de la Asumpción de Nuestra Señora sacan desta casa seis doncellas y las traen en procesión a la iglesia mayor, y aqueste mismo día se les dan maridos y su dote señalado."

Durante la Colonia, el desenvolvimiento de la Iglesia de Nuestra Señora de la Caridad, estuvo íntimamente ligado con el funcionamiento del Hospital de la Caridad. En el decreto del 13 de diciembre de 1795 firmado por el Virrey Gil de Taboada se señala que en:

" ..... lo respectivo a las entradas de Iglesia, en cuyo ajuste intervendrá el diputado de semana con el capellán o persona que corriere en ello, sentándose la partida con deducción de gastos, y lo que quedare liquido a la casa, firmándose por ambos, como igualmente los otros gastos que costeare el hospital para el aseo y culto .... Últimamente ordeno y mando que el capellán de semana asista con frecuencia a la enfermería, y con el traje que corresponda a su estado, exhortando caritativamente a las próximas a su fallecimiento a la conformidad, explicándoles el terrible paso a la eternidad, sin que tenga parte ni intervención en que se varíen las medicinas que ordenare el medico y cirujano, ni que se deje de poner el Santo Christo quando estos lo manden; y en su semana no salga del hospital con ningún pretexto, sin que en esto haya dispensa, lo que será responsable en su conciencia el diputado de semana" (1859: 47).

Por la imagen de esta Iglesia, perdurada en los grabados y óleos de los pintores románticos de la primera mitad del siglo XIX y una fotografía del archivo Gunther, es posible apreciar que el estilo arquitectónico del frontis de la misma, se encuentra bajo la influencia del barroco. Hacia finales del siglo XIX, la hermosa fachada de la Iglesia, es sustituida por otra de línea mas simple y mucho menos recargada de ornamentaciones arquitectónicas, denotando una clara influencia neoclásica tardía.

De acuerdo con una pequeña descripción de Middendorf (1893:195), quien la conoció hacia finales del siglo XIX, indicaba a "La pequeña iglesia (de la Caridad), renovada recientemente, y de aspecto limpio se encuentra en el lado superior de la Plaza de la Constitución, que por el monumento allí erigido, se llama también Plaza Bolívar"

 

 


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