Relaciones Exteriores

Periodo Parlamentario 1995-2000

Perú-Ecuador


Sesión del Pleno del Congreso de la República,
de fecha viernes 13 de noviembre de 1998, en la que se continuó el debate y se aprobaron el Tratado de Comercio y Navegación y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad entre las Repúblicas del Perú y del Ecuador.

 

 

El señor Presidente Víctor Joy Way Rojas.— Señores congresistas: Vamos a proceder a verificar el quórum mediante el sistema electrónico. Sírvanse presionar cualesquiera de los tres botones instalados en sus respectivos escaños, para lo cual tienen un tiempo máximo de dos minutos. Doctor Chirinos Soto, tenga la gentileza de registrar su asistencia en esta Sala. Muchas gracias, doctor Chirinos.

—Además del pasado de lista, los señores congresistas registran su asistencia mediante el sistema electrónico.

El señor PRESIDENTE.— Cerramos la asistencia. Han registrado su presencia 79 señores congresistas. Con el quórum reglamentario, se reabre la sesión.

Continúa el debate y, finalmente, se sancionan los proyectos de resolución legislativa por los cuales se aprueban el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus Anexos y el Tratado de Comercio y Navegación, suscritos con el Ecuador el 26 de octubre del año en curso

El señor PRESIDENTE.— Continúa el debate de los proyectos de resolución legislativa por los cuales se aprueban el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus Anexos y el Tratado de Comercio y Navegación, suscritos con el Ecuador el 26 de octubre último.

Tiene la palabra el señor Vidarte Correa.

El señor VIDARTE CORREA (C90-NM).— Señor Presidente: Cuando la delegación peruana viajó a Río de Janeiro en febrero de 1942 para firmar el Protocolo de Paz, Amistad y Límites entre Perú y Ecuador sabía que tenía que renunciar a su victoria militar, a sus títulos jurídicos y a su llamada "superioridad", para sujetarse al criterio de los países garantes. Lo que no imaginó el Perú es que años más tarde el Ecuador desconocería dicho tratado, lo que ha costado largos años de conflictos y tensiones a ambas naciones.

Hoy, señor Presidente, el Perú ha alcanzado su objetivo nacional: obtener la paz mediante un acuerdo firmado en Brasilia. De esta manera se vislumbra en forma concreta la demarcación de los tramos pendientes, conforme al Protocolo de Río de Janeiro y al fallo arbitral. Se ha logrado iniciar, así, una nueva etapa de convivencia pacífica y de cooperación entre estos dos pueblos luego de cien años.

Juntamente con la firma de la paz, debe aprobarse hoy, señor Presidente, por resoluciones legislativas, el Tratado de Comercio y Navegación y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad.

Señor, mucho se ha comentado acerca de estos tratados en todo el país e incluso fuera del país. Se ha hablado de que hemos perdido territorio. Se han dicho muchas cosas negativas. ¡Pero lo que debemos entender muy bien es que el Perú no ha perdido territorio! ¡Lo que ha hecho el Perú, señor, es afirmar el territorio nacional! ¡Afirmar nuestro territorio peruano! Con relación a los tratados, soy de la opinión de que era lo mejor que podía obtenerse dentro del Protocolo, dentro del arbitraje Braz Dias de Aguiar y dentro de la fórmula Aranha.

Señores, recordemos que entre el Perú y el Ecuador había impasses que eran muy difíciles de solucionar. La tesis peruana, señor Presidente, comprendía tres sectores a demarcar en la frontera norte, lo cual se ha conseguido mediante el acuerdo y la opinión de los países garantes; es decir, se ha conseguido el objetivo nacional.

Por otro lado, señor Presidente, se ha encontrado una fórmula que permite un acceso a favor del Ecuador, pero sin cesión de jurisdicción ni soberanía. Es una fórmula de desarrollo que va a satisfacer a ambas naciones en el futuro y que va a garantizar el funcionamiento de instituciones como la Comunidad Andina. Recordemos que el Tratado de Cooperación Amazónica se vio afectado por discrepancias y por conflictos entre Perú y Ecuador.

Entendamos, señor Presidente, que se ha logrado un objetivo histórico, gracias a la decisión y a la valentía del Presidente de la República, Alberto Fujimori; otros no lo hicieron. Ese objetivo fue demarcar nuestra frontera nororiental. Se han eliminado tres puntos indefinidos. En ellos se habían producido infiltraciones por mucho tiempo. Hoy nos toca aplicar un nuevo modelo de desarrollo para el norte y el nororiente peruano. Es tiempo, señor, de ejecutar políticas reales de educación, de salud, de infraestructura, y poner en marcha proyectos de desarrollo multisectorial que servirán como elementos de afianzamiento nacional, así como proyectos de desarrollo integral en la frontera.

Señores, el conflicto de más de un siglo de duración ha terminado con la imposición de la paz entre Perú y Ecuador. Ahora nos toca mirar adelante, el futuro, para cumplir con los retos básicos de Latinoamérica: la modernización, la construcción de un futuro próspero y la unidad americana. Son similares nuestras raíces ancestrales o étnicas así como el idioma. Construyamos, entonces, un continente con un común denominador: el desarrollo de nuestros pueblos dentro de la integridad territorial, con la soberanía y la jurisdicción de territorios propios, como es el caso de nuestro país.

Por la paz definitiva, señor Presidente, no más conflictos, no más enfrentamientos, no más resentimientos, no más muertos en la frontera. Voto, señor, por la aprobación de los tratados.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene el uso de la palabra el señor congresista Luis Campos Baca.

El señor CAMPOS BACA (C90-NM).— Señor Presidente: Cuando voté a favor de la paz en una sesión anterior, tuve muchas complicaciones para tomar esa decisión. También las tuvieron algunos miembros de la oposición como Lourdes Flores, Daniel Estrada y gente lúcida del Congreso que analiza muy bien un tema antes de tomar una decisión. Pero hubo necesidad de apostar por el país antes que por uno mismo.

Durante el debate de estos tratados, se ha ido desmintiendo una serie de cosas que algunos opositores venían diciendo al país. Después de ello, solamente quiero hacer un llamado a algunos amigos de la oposición: que ellos mismos nos ayuden a desmentir todo lo que han dicho. Por ejemplo, se dijo que la ley sobre el Ceticos Loreto, que aprobamos en aquella oportunidad, y que motivó que prácticamente se levantara a gran cantidad de la población, era para los ecuatorianos. Pero después se ha comprobado que era falsa esa interpretación, pues el Ceticos va a servir a la gente de Loreto. Entonces, los mismos que dieron esos falsos mensajes tienen que ayudarnos a esclarecerlos. También se dijo que los puertos —no tenemos ni uno en Iquitos— iban a estar destinados para los ecuatorianos. Decían que no se debería construir ni un puerto en Loreto porque los ecuatorianos iban a ser los propietarios. Este mensaje ha sido dado por algunos amigos que fueron a la Región Loreto, y ellos precisamente tienen que ayudarnos a desmentirlo. Digo esto porque este tipo de mentiras ha sido aceptado por la población loretana que ahora rechaza y hasta odia nuestras propuestas. Ha llegado a tal punto la irracionalidad de algunos representantes de la selva que dicen que la amazonía peruana no necesita de una legislación adecuada para su desarrollo. ¡Dios mío! ¡Es terrible!

También tienen que desmentir cuando dicen que los barcos de guerra van a transitar libremente. Lo van a hacer pero en forma reglamentada. ¿Qué es lo que pasa todos los 28 de julio de cada año en Iquitos? Vienen embarcaciones y fuerzas armadas de Colombia y de Brasil. Para esa visita, piden una autorización al Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú. Éste consulta a las fuerzas armadas peruanas que puede responder sí o no. Además, cualquier embarcación comercial normalmente hace un inventario de pasajeros. Nosotros mismos, los que navegamos en embarcaciones, tenemos que dar nuestro nombre. Y con mayor razón, lo tiene que hacer la gente que entra por la frontera. Exactamente pasa lo mismo en la frontera con Huaquillas con cada ecuatoriano que viene acá o con cada peruano que va para allá. Se debe decir que es transitable la carretera, y no que entran y salen cuando a la gente le da la gana. Entonces, esos conceptos tenemos que aclararlos. Por el desconocimiento de las capacidades de navegación de los ríos de la amazonía peruana, algunos congresistas han dado sus posiciones con criterios alarmistas. Se trata de gente que ha nacido y dice que representa a la amazonía porque sólo ha estado en Requena, Iquitos o Nauta, pero desgraciadamente nunca han navegado por el Napo, por el Pastaza o por el río Tigre.

Por casi veintidós años, y por mi especialidad en evaluación de recursos pesqueros de la amazonía peruana, he tenido la suerte de evaluar esos ríos. Recuerdo que hubo un derrame de petróleo en la cabecera del Napo, zona del Ecuador. Nosotros hemos ido a evaluar rápidamente ese impacto, y para ese objeto formamos una comisión mixta con algunos investigadores del Ecuador a fin de evaluar el impacto ambiental por los derrames de petróleo.

Allí nos dimos cuenta de que se confirmaban las teorías de los ecuatorianos: que la amazonía era inalcanzable para los ecuatorianos. Y cuando leemos los estudios sobre antropología y comunidades nativas, y leemos los libros y las posiciones geopolíticas ecuatorianas, dicen lo siguiente: los sectores altos de los ríos de la amazonía ecuatoriana tienen corriente turbulenta; son imposibles de navegar por cualquier tipo de navegación. Y hay que aclarar que esta parte de la amazonía queda al otro lado de todo el área de desarrollo amazónico con influencia del Océano Pacífico. Entonces, hay un desconocimiento total cuando se dice que en la microcuenca, la pequeña parte que tiene la amazonía ecuatoriana, se va a generar desarrollo y que hay poblaciones mucho más desarrolladas en Ecuador que las que tenemos en la amazonía peruana.

Nosotros tenemos a Iquitos; y normalmente las vías de acceso a nuestras fronteras son mucho más fuertes que las vías de acceso que tienen los ecuatorianos; éstos tienen vías muy pequeñas y con muy poco flujo. Yo me pregunto: ¿qué van a transportar del Napo, que durante tres meses es navegable y solamente para embarcaciones de doscientas o doscientas cincuenta toneladas, qué van a transportar, repito, de esa microcuenca hacia el Océano Pacífico? Tendrían que darse la vuelta por el Putumayo, ir por el Amazonas y entrar al Napo. ¿Para qué? Para venir a transformar un producto que mucho más barato le sale transformarlo a la orilla del Océano Pacífico.

Es decir, no hay una lógica en sus posiciones. Ellos mismos dicen: "en vista de que el Perú tenía más posibilidades de acceso a este sistema de aguas navegables, es natural que se haya movilizado con más facilidad que su vecino del norte a lo largo de los cursos y que se haya posesionado de su línea de frontera". ¡Era lógico! Nosotros podíamos ir fácilmente a las fronteras amazónicas, y por eso tenemos un mayor peso y hemos tomado posesión de nuestras fronteras. Ahora lo haremos con más facilidad porque se van a demarcar los hitos que faltan y por ello vamos a concentrar todo nuestro esfuerzo para hacer un desarrollo amazónico.

Los ecuatorianos en sus proyectos de geopolítica siempre han reconocido que les ha sido difícil pasar la cordillera oriental de los andes; es decir, les ha sido difícil pasar de su área de desarrollo a la cuenca del Amazonas, la cual es sumamente pobre, y está abandonada, porque los suelos son pobres y con pocos niveles de productividad. Ellos dicen: "Para el Ecuador siempre ha sido difícil pasar la cordillera oriental de los andes y cruzar por tierra el cinturón de densa selva sin vías navegables que faciliten el pasaje". ¡Imagínense la dificultad! Y nosotros pensamos y decimos que los ecuatorianos van a invadir la región amazónica.

Para el Ecuador, el oriente, aun cuando lo ha reclamado, ha sido, en sentido muy real, la tierra prohibida tanto por las dificultades naturales de alcanzarla como por la imposibilidad de mantener cualquier contacto que pudiera haber establecido. Incluso hubo épocas en las que tuvo que alimentar y abastecer a su propia guarnición desde la ciudad peruana de Iquitos. Cuando Ecuador tenía que poner los hitos en el Perú, tenía que traer alimentos de Iquitos porque ellos no tenían otra posibilidad. Es decir, hablar de una invasión ecuatoriana a la amazonía peruana es desconocer totalmente las reales prácticas del desarrollo amazónico.

Por eso es que los hitos en la amazonía peruana, con excepción de la parte que estaba en conflicto, ya estaban definidos; y nunca han sido movilizados, nunca ha habido una invasión ecuatoriana hace más de cuarenta años por los hitos definidos. Si se habla de una fijación de hitos, si se habla de invasión, hace tiempo que se hubiera hecho. ¿Por qué? Porque la amazonía peruana tiene sus propias fronteras de defensa. Desarrollar la amazonía peruana es muy difícil. Lo puede demostrar la gente liderada por los Ataucusi. Esa gente, con todo el apoyo del Estado, no logra asentarse aún. ¿Por qué? Porque una vez que se hace un cultivo, el próximo año esos suelos ya no sirven para nada; son suelos con poca productividad.

Yo no veo que haya lógica cuando se señala que hay el temor de una invasión por tierra de miles de ecuatorianos, como si éstos pudieran cruzar libremente la frontera. Ellos saben que hay una manera fácil de controlar la amazonía peruana: la única forma de entrar a la amazonía es por los ríos navegables. Recordemos que si uno entra a la selva, se encuentra con pantanos, con caminos totalmente difíciles, y eso ha quedado demostrado durante la guerra. Es decir no hay lógica en la posición de aquellos que tienen ese temor. Repito, cualquier tránsito que pueda haber en la zona amazónica peruana tiene que ser controlado como se hace exactamente con las zonas amazónicas de Colombia y del Brasil: cuando uno transita tiene que entregar su documento; cuando otros vienen, entregan también su documento y quedan registrados.

Otro de los temas que quiero destacar es...

El señor PRESIDENTE.— Señor Campos Baca, ha terminado su tiempo; en consecuencia, puede usted concluir. Sin embargo, observo que el señor Oscar Martorell le cede su tiempo. Por tanto, usted puede continuar.

El señor CAMPOS BACA (C90-NM).— Se ha venido diciendo que el Congreso de la República no ha estado preocupado de la amazonía peruana. Lo dicen aquellos que no asisten a las sesiones de la Comisión de Ambiente, Ecología y Amazonía, siendo representantes de la amazonía peruana. Hay gente que representa a la amazonía peruana... El doctor Guerra-García me solicita una interrupción.

El señor PRESIDENTE.— Puede interrumpir, doctor Guerra-García.

El señor GUERRA-GARCÍA (UPP).— Gracias, señor Campos Baca.

Para decirle que la situación que usted ha comparado no es comparable porque en la propuesta del acuerdo hay una carretera, Méndez-Borja, en tanto que nosotros no tenemos carretera alguna con Colombia, porque está el río Putumayo de por medio, y tampoco, que yo sepa, la tenemos con Brasil. De manera que con una carretera construida y una población que es mayoritaria en el lado ecuatoriano, como ayer lo dije, la migración será difícil de controlar y, además, evidente.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Puede continuar, señor Campos Baca.

El señor CAMPOS BACA (C90-NM).— Yo comprendo al doctor Guerra porque él es de Cajamarca y desconoce totalmente la necesidad de comunicación de la amazonía peruana. Es una barbaridad lo que usted acaba de decir.

En la amazonía peruana nosotros tenemos áreas estratégicas de desarrollo para que se comuniquen los pueblos. Cada área tiene más o menos ciento cincuenta mil hectáreas para el desarrollo potencial de sistemas integrales de producción; y una forma de integrar mercados es haciendo pequeñas carreteras y no grandes carreteras como en la costa. No hay carretera con Colombia ni con Brasil porque en la frontera con Colombia hay zonas totalmente anegadizas: tenemos, por ejemplo, la pequeña isla Santa Rosa. En fin, se trata de otra realidad. Lo cierto es que las carreteras son también necesarias para el desarrollo de la amazonía peruana.

Yo decía que hay gente de la oposición, representantes titulares de la Comisión de Ambiente, Ecología y Amazonía del Congreso, que afirman que nunca nos hemos preocupado de la amazonía peruana. ¿Por qué dicen eso? Porque ellos no asisten a las respectivas sesiones; tienen cien por ciento de faltas. Pero sí van a la amazonía, hablan de ella y levantan a la población cuando no son capaces de asistir a las reuniones del Congreso para defender los intereses de la amazonía. Ése es el problema de ellos. Como no tienen una paz interna, no pueden transmitir la paz para su entorno, para la población y menos para el país. Es que andan preocupados en sus propios intereses y en sus cálculos a corto plazo en lugar de preocuparse en beneficio del país.

Nosotros tenemos varios proyectos de ley en discusión sobre la amazonía peruana.

El proyecto sobre la bioseguridad es un tema sumamente técnico porque se trata de proteger a la amazonía de la introducción de organismos genéticamente modificados, los cuales son muy peligrosos. Es un proyecto tanto o más importante que cualquier otro pero, desgraciadamente, por el nivel de especialización no se le ha dado prioridad. Sin embargo, está próximo a aprobarse en la Comisión de Ambiente, Ecología y Amazonía.

Hay un proyecto de ley que considera a las plantas medicinales como medicina tradicional y la incorpora en el Código de Salud. Por primera vez, se ha considerado ello, no obstante que el Organismo Mundial de la Salud había exigido que las plantas medicinales sean incorporadas como medicina tradicional, para que las comunidades nativas tengan una participación y un reconocimiento directo del uso de esas plantas. Pero falta lo más importante: la promoción, control, comercialización de esas plantas para beneficio económico de las comunidades indígenas y nativas que tienen el conocimiento y la capacidad de producir esas plantas medicinales. Esto se va a complementar con los proyectos de integración fronteriza que incorpora a las comunidades nativas y a las plantas medicinales.

Tenemos el proyecto de Ley de Fronteras que está siendo discutido en la Comisión de Descentralización. Hemos tenido la oportunidad de sustentarlo. Se habla de focos de desarrollo en las áreas de frontera; se habla de estímulos para la gente que trabaja allá, así como del mejoramiento de una serie de parámetros de servicio y una serie de ventajas que se debe dar a la gente que vive en la frontera en condiciones muy difíciles.

Tenemos el proyecto de Ley de Comunidades Indígenas. Trata del reconocimiento y titulación de las comunidades indígenas y el reconocimiento y respeto de sus valores culturales. Hay un proyecto de ley que está siendo trabajado en la Comisión de Derechos Humanos, y ya lo hemos expuesto en varios lugares del país.

Tenemos el proyecto de Ley Forestal y Fauna, el mismo que está siendo redactado en este momento por una subcomisión, presidida por Alberto Sato. Tal proyecto ha pasado a estudio de la Comisión Agraria y de la Comisión de Ambiente, Ecología y Amazonía. También tenemos el proyecto Ley Marco de Desarrollo de la Amazonía. En fin, son propuestas que hemos alcanzado al Ejecutivo. Además, en la Comisión hemos tratado de involucrar a todos los líderes de las organizaciones de la amazonía peruana para que participen e intercambien experiencias con la comisión del Ejecutivo. Esperamos que esa comisión recoja las máximas aspiraciones. Sin embargo, ese proyecto de ley viene al Congreso para discutirlo. Esto va a complementar una serie de acciones que, por primera vez, realmente se concentran para hacer un desarrollo efectivo de la amazonía peruana.

Hago esta aclaración porque en la amazonía peruana creemos que la gente puede competir. La amazonía necesita este tipo de facilidades, que se están avizorando, porque hay dificultades de tránsito, hay elevado costo en el transporte, hay encarecimiento de la energía, hay reducción significativa del canon petrolero: de cuarenta millones se redujo a veintiocho millones de dólares, lo que ha generado toda una recesión. Todos los componentes de la ley de integración fronteriza y de la posible ley-marco, que se está anunciando, van a ser elementos complementarios para el desarrollo puntual, integral y estratégico.

Señor Presidente, en la amazonía se han realizado muchos eventos para trabajar esta propuesta. El primer certamen se realizó en julio de 1996 en Loreto, donde participaron todas las fuerzas vivas. Organizaron ese certamen el IIAP; la alcaldía de Loreto, está la firma de Jorge Chávez Sibina; la Cámara de Comercio; la alcaldesa del Concejo Distrital de Punchana, quien hace poco fue asaltada y le robaron todas sus cosas; la alcaldía provincial de Ramón Castilla y otras de la zona fronteriza; es decir, hubo una participación masiva.

Allá definimos una serie de propuestas para desarrollar el ecoturismo, el crédito, la necesidad de retomar el 12% del canon petrolero para destinarlo a los créditos agrarios, la prioridad en infraestructura vial y productiva: acá se habla de la carretera Yurimaguas-Tarapoto; proyecto bioceánico; carretera Iquitos-Nauta; carretera Napo-Putumayo; carretera Bellavista-Mazán; carretera Genaro Herrera-Colonia Angamos; carretera Contamana-Aguas Calientes; carretera Napo-Putumayo, que se incluye en un proyecto del INADE; reubicación del puerto fluvial de Iquitos, instalación y puesta en funcionamiento; puerto fluvial del Nauta; el puerto fluvial de Requena, que muchos dicen que está destinado para los ecuatorianos, cuando esto lo hemos estado pidiendo toda la vida; puerto fluvial de Contamana; construcción de embarcadero a localidades menores; estudio de factibilidad y construcción del terminal fluvial en Sarameriza; creación de un órgano de supervisión de los servicios fluviales.

En infraestructura aérea tenemos: ampliación y terminación de los aeropuertos Caballococha, Contamana, Estrecho, Requena, Angamos, Pantoja, Güepi.

En infraestructura productiva tenemos: el parque industrial; el Proyecto Bellavista-Nanay; el Proyecto Hidroeléctrico Mazán; saneamiento de agua en Iquitos; financiamiento: crear una entidad para promocionar el desarrollo.

Hemos venido trabajando en el departamento de San Martín con la congresista Aurora Torrejón y otros de la región; en el departamento de Madre de Dios, con Róger Amurúz; en la región Nor Oriental del Marañón, con los congresistas y con las comunidades indígenas que normalmente son las que más han participado en este evento.

Yo quiero terminar invocando a los amigos de la oposición a digan la verdad cuando hablen de globalización y de desarrollo. Nosotros lo único que les pedimos es que digan la verdad, que no mientan. Si por la moratoria, se distorsionó alguna información, ahora, con las cartas en blanco y negro, tenemos la posibilidad de reivindicar al Parlamento que está tratando de aprobar una ley en beneficio del Perú y, fundamentalmente, de la amazonía peruana.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el congresista Daniel Espichán Tumay.

El señor ESPICHÁN TUMAY (C90-NM).— Señor Presidente: La decisión que debemos adoptar como integrantes de la Representación Nacional reviste una importancia de gran trascendencia nacional, ya que de aprobarse el Tratado de Comercio y Navegación y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus anexos vamos a consolidar en forma global y definitiva la tan ansiada paz con nuestra hermana república del Ecuador. El objetivo de la paz ha sido anhelado por el gobierno y el pueblo peruanos por más de cien años.

Ahora que finalmente lo estamos logrando surgen algunos grupos que pretenden cuestionar la suscripción de estos tratados, basados en la desinformación. Lo más lamentable es que existen señores congresistas de la oposición que de manera irresponsable han venido alentando las protestas. Por ejemplo, basta escuchar algunas de las exposiciones que se han realizado en este hemiciclo durante el día de ayer, las mismas que se han hecho con un fervor antipatriótico que realmente me causa una ingrata sorpresa y me lleva a pensar que realmente algunos peruanos no quieren la suscripción de la paz definitiva.

Éste es el momento para que todos los peruanos nos unamos y pensemos en el desarrollo de nuestro país, en el desarrollo de nuestra región amazónica, y el mejor homenaje que podemos rendir a los valientes soldados peruanos caídos en el campo de batalla, que dieron su vida justamente por lo lograr esta paz, es lograr la aprobación de estos tratados, los cuales van a permitir la integración y la pacificación del Perú y del Ecuador.

Dicho esto, señor Presidente, me voy a referir a los tratados propiamente dichos.

Ante la desinformación que se ha venido produciendo estas últimas semanas, se creía que estos tratados eran un aspecto nuevo que recién surgía de las conversaciones y acuerdos suscritos entre el Perú y el Ecuador. Nada más falso, señor Presidente. Estos tratados no son más que una derivación del Protocolo de Río de Janeiro de 1942, específicamente del artículo VI, el mismo que se encontraba pendiente de ejecutar porque a lo largo de todos estos años la República del Ecuador no había cumplido con la demarcación fronteriza. El artículo VI del citado Protocolo dispone que el Ecuador gozará para la navegación de las mismas concesiones que tienen Brasil y Colombia; así como la posibilidad de que a través de un Tratado de Comercio y Navegación adicional se puedan acordar nuevos derechos y obligaciones que facilite la navegación libre y gratuita de esa república, por lo que es necesario que quede plenamente establecido que las concesiones otorgadas al Brasil y Colombia han sido conferidas también en forma automática a la República del Ecuador. Por lo tanto, mal haríamos en pretender comparar los acuerdos adoptados en el Protocolo de Río de Janeiro con los tratados efectuados con otros países, lo que conlleva a confundir a la ciudadanía.

El Tratado de Comercio y Navegación permite la navegación de los ríos que cruzan la frontera entre ambos países por la vía fluvial que conecta al río Amazonas, con los mismos derechos contenidos en los tratados celebrados con Brasil y Colombia y con fines pacíficos y comerciales sobre una base no discriminatoria. Esta navegación deberá realizarse en concordancia con la normatividad aplicable a los peruanos sobre la navegación y sobre el uso de las actividades portuarias, bajo el control de las autoridades peruanas y en equiparidad o en igualdad de condiciones. En consecuencia, no existe privilegio alguno para la navegación ecuatoriana.

Otro aspecto importante que se contempla en ese tratado es la creación de dos centros de comercio y navegación destinados al almacenaje, transformación y comercialización de mercaderías en tránsito, los cuales son de carácter temporal; es decir, no son perpetuos y pueden renovarse los contratos, pero nuestro país puede optar por no hacerlo conservando de esta manera su soberanía nacional. Cada centro de comercio y navegación consta de ciento cincuenta hectáreas; puede ser de menor área si se pacta de esa manera. Serán instalados en terrenos de propiedad peruana, en donde se podrán realizar actividades económicas o industriales que van a gozar de cierto tipo de beneficios y facilidades tributarias. Una empresa privada, registrada en el Perú, será la encargada de administrar la concesión de estos centros, y para éstos regirá la legislación peruana en todo aspecto.

¿Qué le garantiza este tratado al Perú?

Uno. Preservar su soberanía, ya que el suelo, donde se van a instalar los centros de comercio y navegación, es territorio peruano. Los terrenos no van a ser entregados en propiedad sino en concesión, y la ley a aplicarse es netamente la legislación peruana.

Dos. La existencia de reciprocidad en la navegación, el tránsito y el comercio.

Tres. La designación de cónsules como elementos de enlace en un territorio extranjero con sus nacionales, lo que significa un reconocimiento del territorio peruano.

Cuatro. El pago de tarifas, tasas o servicios por el uso de puertos, carreteras, mejoras, facilidades o cualquier otro servicio o consumo sobre bases no discriminatorias; es decir, sobre una base de igualdad.

Cinco. La posibilidad de suspender el ejercicio de la navegación y el tránsito terrestre en situaciones o estados de emergencia, atendiendo el ejercicio de la soberanía peruana.

Seis. No se podrá almacenar mercancía cuya importación se encuentre prohibida en el Perú; tampoco podrán fabricar armas ni realizar la explotación de hidrocarburos.

En lo que se refiriere al Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, éste tiene como objetivo no solamente la integración formal sino, también, el real desarrollo económico y la posibilidad de mejorar las condiciones de vida en las zonas fronterizas de ambos países y lograr la buena vecindad. Este convenio abre posibilidades de cooperación que pueden darse en diversos niveles: en la prevención de desastres naturales o ante la ocurrencia de los mismos; en materia de salud, a través de la búsqueda de alternativas de solución a los problemas de sanidad que aquejan a la región amazónica de manera conjunta; en materia de educación y cultura, nuestras regiones fronterizas tendrán la posibilidad de intercambiar sistemas o métodos educativos; y en materia de comunidades nativas se presentan casos en los cuales hay familias que tienen a su vez más familias al otro lado de la frontera, y pertenecen a una misma etnia, por lo que debemos respetar sus lazos y tradiciones.

Otro aspecto importante es el Plan Binacional de Desarrollo de Integración Fronteriza que busca elevar el nivel de vida de las poblaciones del norte y nororiente del Perú y del suroriente del Ecuador e impulsar la integración y la cooperación entre ambos países. Es de vital importancia mejorar el nivel de vida de nuestras poblaciones fronterizas. Asimismo, el acuerdo global y definitivo permitirá al país contar con un mayor presupuesto que antes era utilizado para la compra de armamento y que ahora se destinará para la ejecución de obras sociales en beneficio del pueblo peruano. Como se puede apreciar, señor Presidente, la aprobación de estos tratados va a beneficiar al país y en especial a la población de la región amazónica con la ejecución de diversos proyectos, y lo que es más importante es que el Perú va a seguir manteniendo su soberanía y jurisdicción ya que ninguno de estos instrumentos internacionales va a ponerlas en peligro.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar y destacar la valiosa participación y opinión vertida durante este debate de los señores congresistas que no forman parte de la bancada de Nueva Mayoría-Cambio 90. Ellos, al dar muestras de patriotismo y amor al suelo que los vio nacer, están de acuerdo con la aprobación de estos tratados y son conscientes de que se va a favorecer al pueblo peruano. Por estas consideraciones, voy a votar a favor de la aprobación del Tratado de Comercio y Navegación y del Acuerdo
Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus anexos.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor congresista Juan Cardoso Romero.

El señor CARDOSO ROMERO (UPP).— Señor Presidente: No comparto la afirmación de que los congresistas de la minoría o de la oposición al tener una posición divergente de la posición de la mayoría no tienen un sentido patriótico. Muchos congresistas hemos expuesto que deseamos la paz y el desarrollo del país.

Resultó válida la cuestión previa planteada por el congresista Zumaeta respecto de la necesidad de debatir previamente las alternativas de desarrollo de la amazonía, a pesar de que se quiso justificar que esa cuestión previa no era pertinente porque debatir sobre el desarrollo de la amazonía iba a demorar algunas semanas más la aprobación de los tratados en debate; frente a eso, se dijo que era pertinente aprobar estos tratados en forma inmediata.

Yo creo, señor Presidente, que es prioritario para el país y especialmente para el departamento de Loreto, discutir y encontrar mecanismos de desarrollo para la amazonía. Somos conscientes, y los loretanos lo reconocen, de que el abandono de la amazonía no es solamente responsabilidad de este gobierno sino también de anteriores gobiernos. Sin embargo al aprobar estos tratados de la forma cómo lo están haciendo ahora ha impedido que, mediante el diálogo y consenso, todos encontremos realmente la unidad de los peruanos. Por eso, señor Presidente, yo me identifico así, y realmente me siento acongojado porque no se ha aceptado la voluntad y la necesidad de discutir en primer lugar el desarrollo de la amazonía.

En su oportunidad, señor Presidente, cuando estuvo presente el Canciller, solicité, como cuestión previa, que se pasara a una sesión reservada con la finalidad de que se nos dé más información respecto del pedido de los garantes para proponer las alternativas que ya todos conocemos. En esa oportunidad, se dijo que no era pertinente una sesión reservada porque ya no era necesario adicionar nada a todo lo que se había expuesto. Creo que los resultados ahora me dan la razón, porque sí había la necesidad de una mayor información, lo que hubiera permitido votar en condiciones por lo menos aceptables u óptimas.

Al no contar con suficiente información, resulta paradójico que hoy estemos debatiendo estos dos tratados sin tener posibilidad alguna de modificarlos. Somos conscientes de que hoy tenemos solamente dos opciones: o se aprueba o se desaprueba. Yo creo que, con tal proceder, al Poder Legislativo también se le quita posibilidades de desarrollar constitucionalmente sus atribuciones.

Sobre el desarrollo de la amazonía y la información adecuada, oportuna y transparente y sobre la necesidad de que el Congreso pueda plantear modificaciones a los tratados, todo esto, para algunos, puede resultar simples cuestiones de forma; sin embargo, para mí son cuestiones de fondo y tan válidas y necesarias para lograr que al final haya situaciones de unidad y de desarrollo.

Vuelvo a reiterar: muchos peruanos no comparten la afirmación de que son patriotas aquellos que han votado por el sí a los garantes o aquellos que hoy votarán por la aprobación de los tratados, y que no son patriotas los que votaron por el no o los que votarían hoy en contra de los tratados. Creo que ése no es el punto en debate. Creo que es pertinente respetar las discrepancias y las diferentes ideas porque, al final, todos perseguimos, con una óptica diferente al de la mayoría, el desarrollo del país.

Comparto el planteamiento del congresista Del Castillo sobre la aplicación del artículo 79º de la Constitución. Este tema fue discutido cuando se aprobó la ley sobre el Ceticos Loreto justamente para la amazonía. En esa oportunidad, para aprobar esa ley se adoptó el criterio de los dos tercios de los congresistas presentes. Me imagino que ese argumento va a tomarlo nuevamente la mayoría; sin embargo, creo que por respeto a la Constitución, se debe tener en cuenta el citado artículo 79º.

Se han expuesto diferentes argumentos desde el punto de vista técnico sobre los tratados. Hay quienes opinan en forma positiva y hay quienes consideran que debe haber algunas modificaciones, incluso algunos señalan que se estaría violando el Protocolo de Río de Janeiro. Yo no quiero entrar en ese análisis. Soyconsciente y he tomado nota de los aspectos positivos de estos tratados, pero considero que el Gobierno, en todo caso, debió haber encontrado mecanismos para generar unidad en el país, y esa unidad parte por la necesidad del debate y del consenso, que la mayoría oficialista lo está negando en los temas de descentralización, educación, seguridad y salud.

Sé que hay algunas cosas positivas, pero soy también consciente de que no ha habido ni mecanismos ni procedimientos adecuados; soy consciente de que el actual Gobierno no va a realizar planteamientos concretos con relación a la aplicación del desarrollo de la amazonía. Por estas consideraciones, mi posición va a ser por la no aprobación de estos tratados.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Aldo Estrada.

El señor ESTRADA CHOQUE (UPP).— Señor Presidente: Sabemos y conocemos que los peruanos se aman, se juntan y se olvidan de sus rencores al pie de su bandera, honrando a sus héroes o defendiendo su territorio. Es que la Patria real, la Patria integral, es inseparable de quienes la dictan, de quienes la habitan, de quienes la pueblan y trabajan en ella, de ahí que se diga que su destino, su defensa, su integridad y su grandeza encuentran plena identificación con quienes han nacido y viven ahí.

Tanto la resolución legislativa vinculante que se ha aprobado hace semanas como este otro acto que dentro breves minutos lo van a aprobar se hacen a espaldas del pueblo loretano que, como ninguno, es el más afectado y el más interesado de nuestra amazonía. No podemos ignorar así las masivas jornadas de protestas desarrolladas por ellos, con un saldo doloroso y sentido para los peruanos ante las evidentes vacilaciones y la ausencia de una política nacional de defensa del suelo patrio y la incondicionalidad, así como la soberbia con que se ha manejado tan delicado asunto, como si el Perú fuera el feudo o la propiedad del señor Presidente de la República, del Ministro de Relaciones Exteriores o de quienes conformaron las comisiones encargadas de hacer las tratativas.

Ya que no fue posible dialogar con las organizaciones populares de Loreto, y se ha optado por traernos esta situación en la que no existe otra alternativa que pronunciarse sobre los tratados de comercio y navegación y el de integración, y conscientes de que, por decisión de ustedes, nada puede ser modificado ni alterado, ya que significaría traer por tierra el tratado de límites, entonces, por lo menos, era justo aprobar, primero, la ley de promoción de la amazonía como un hecho elemental y prioritario para que el pueblo conozca qué se hará por este inmenso territorio, que sólo a lo largo de tantos años sabe de postergación y olvido e injuria completamente injustificados.

Hablemos de los tratados. Creo que uno de lo más importantes es el de navegación y comercio. Conforme al Protocolo de Río de Janeiro, debíamos dar al Ecuador lo mismo que a Brasil y Colombia; sin embargo, se ingresa inexplicablemente en lo injustificado y clamorosamente antijurídico.

Tenemos el caso de aquello que llamo enclaves que se dan al Ecuador por cincuenta años. Son dos centros de comercio y navegación que tendrá el Ecuador en nuestra amazonía, bajo la modalidad de concesión con carácter renovable y cuyas instalaciones vienen siendo preparadas ante el rechazo del pueblo loretano. Estos centros tendrán cada uno ciento cincuenta hectáreas, y se llegará a ellos por vía fluvial, aérea y carretera, y no se pagarán derechos de aduanas. Las naves de bandera ecuatoriana recibirán el mismo trato que las del Perú; se aplicará igual condición a todas las cargas provenientes de terceros países para el Ecuador.

El gobierno del Ecuador designará la administración de cada uno de estos centros a una persona registrada en el Perú. Las empresas privadas instaladas, que destinen su producción al Ecuador o a terceros países, estarán exoneradas de todo impuesto incluyendo el de la renta; es decir, ¿de qué sirve proclamar una soberanía que en realidad no existe? Por el contrario, lo que se hace es dar al Ecuador una salida al Amazonas sin restricciones ni controles, para que se afiance como país amazónico, lo que aspiró a lo largo de todos estos años y que ahora lo consigue con una facilidad grande. De este modo, el país del norte podrá militarizar el último gran bosque tropical del planeta. Pregunto: ¿Acaso a cambio de Tiwinza, del puesto Teniente Ortiz, concesiones aduaneras, del derecho a militarizar nuestras aguas, a cambio de eso, repito, el Ecuador nos va a dar concesiones portuarias en Guayaquil o nos va a permitir el acceso a algunos de los ríos navegables de su territorio? Evidentemente que no.

Los gastos de la paz, señor, serán muy altos militar y geopolíticamente. Financiaremos con nuestros impuestos el desarrollo de las poblaciones fronterizas del Ecuador y su bienestar. ¿Cómo? A través del programa binacional de proyectos y de infraestructura social y productiva, que importa la construcción de la carretera Loja-Sarameriza, con una inversión de ciento cuatro millones de dólares, y la construcción de la carretera Méndez-Yaupi-Borja, con un costo de ciento treinta y tres millones de dólares. Estas obras están llamadas a conceder exclusivamente al Ecuador una vía para llegar al Marañón. Amén de otras obras, como el programa de construcción y mejoramiento de la infraestructura social y aspectos ambientales, así como la inversión privada, totalizando la suma de tres mil millones de dólares.

Todo esto se ha acordado sin diseñar las condiciones elementales requeridas para su implementación en el Perú. Tenemos los siguientes programas: primero, la formación de un plan integral para el desarrollo de la amazonía, que no existe ni se ha dado a lo largo de nuestra vida republicana; segundo, que se aplique con un criterio descentralista, lo cual tampoco se dará porque recordemos que este mismo Congreso desactivó las regiones para volver al sistema departa-mentalista, absolutamente dependiente; y tercero, que se diseñe una clara política de fronteras, que no la tenemos ni la hemos tenido, siendo ésa la razón, señor, por la cual nuestros negociadores con mucha facilidad regalaron en unos casos e hipotecaron en otros el territorio patrio sin inconveniente alguno ni el mínimo temor.

Se habla de integración. Nosotros pensamos que nadie puede contradecir esa aspiración, pero no a ese precio, con tanto peligro y, sobre todo, con desprecio, olvido y maltrato para el pueblo loretano. Pregunto: ¿por qué se viola la Constitución? Hago esta pregunta porque la Carta Fundamental dice que los tratados se debaten y aprueban en el Congreso y luego el Presidente los ratifica. Sin embargo, por la fuerza de la mayoría aprobamos una resolución legislativa vinculante que entrega a un árbitro aquello que no admite este procedimiento sobre nuestro territorio y

A través de los medios de información, se pretende hacer creer a la población que los que nos oponemos a este procedimiento queremos la guerra y no la paz. Es otro absurdo, una falacia e incoherencia torpe. La paz no depende ni se consigue con un tratado. La paz, como otros preciados bienes, se logra con tenaces y laboriosos esfuerzos. Nace de la comprensión, nace de la aprobación de los pueblos, nace de la equidad, de la común esperanza y del propósito general transmitido de generación en generación con un solo fin: la seguridad, la libertad y la justicia, que sólo en ella y con ella son realidades. Y para lograr ese fin, debemos atender a cuanto hay de verdadero, de honorable, de justo, laudable, virtuoso y digno.

Señor, sólo informando y convenciendo al pueblo peruano, la paz será efectivamente vivida. Esto implica sentir lo que realmente se siente y no aquello que nos mandan sentir; significa votar desde el fondo insobornable de nuestra conciencia. Por eso mi voto será, señor, por la no aprobación del Tratado de Comercio y Navegación y del Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Rolando Breña Pantoja.

El señor BREÑA PANTOJA (DEMO).— Señor Presidente: La paz nunca la construyen los gobiernos. La paz es obra colectiva de los pueblos y de su alta conciencia nacional, cohesión y fuerza disuasiva. No es impuesta la paz. La paz es sentimiento y actitud voluntaria. La paz no es menoscabo de derechos ni cercenamiento de territorios. Es igualdad y respeto a lo ajeno, a la historia, a la lucha de los pueblos, a sus héroes. La paz no es mercancía que se mide en dinero o en ventajas de coyuntura. No se compra ni se vende; se construye con la unidad y la dignidad nacionales. La paz es el desarrollo de las regiones, la integración, la ocupación de las fronteras con el respeto y la fraternidad recíprocas entre pueblos hermanos. La paz se guarda en la memoria y en el corazón de los pueblos mas no en la bóveda de los bancos, ni en la de los mercaderes.

Los pueblos peruanos y ecuatorianos queremos la paz. Sí. ¡Pero no a cualquier precio! Perú y Ecuador son pueblos hermanos y deben tener comunes aspiraciones: a la paz, a la justicia, al desarrollo, a la democracia. Sin embargo, ningún pueblo, menos el nuestro, puede admitir, en nombre de la paz, ser objeto de menoscabo y de pisoteo de su historia. No pretendemos un centímetro de territorio ajeno, pero tampoco entreguemos un centímetro de nuestro territorio.

Por eso nos oponemos a los términos de la llamada "solución global y definitiva de los diferendos con el Ecuador", porque en el fondo esa "solución" ha sido una simple estafa política. Digo "estafa y engaño político" porque los garantes no han sido ni garantes ni árbitros; han sido una "simple pantalla para el engaño político y la estafa política más grande en la historia del país". Porque Fujimori ya sabía que se iba a entregar Tiwinza, el Canciller ya sabía que se iba a entregar Tiwinza, los negociadores sabían que se iba a entregar Tiwinza. ¿Quién no sabía esto? ¡El pueblo peruano y el Congreso éramos los más grandes ignorantes de los problemas de este asunto tan grave para el país!

¡Por eso el Canciller vino aquí a mentir, vino a ocultar información, vino a hablar de lo que no debía hablar y no habló de lo que sí debía hablar! ¡Por eso nos vinieron a engañar, nos vinieron a estafar! Ellos ya sabían acerca de la entrega, ya sabían de la capitulación y escogieron a los garantes, no para ser garantes o árbitros, sino como una simple pantalla para la mentira y el engaño. La mejor demostración de eso es la renuncia del Canciller Ferrero. Él renunció porque sabía cómo se estaba conduciendo la famosa diplomacia directa del señor Alberto Fujimori, quien debe ser más ecuatoriano que peruano, supongo yo.

Una segunda cuestión: ¡no es verdad que se diga que no se recorta la soberanía nacional en Tiwinza! ¡Porque resulta que casi no es territorio peruano! ¡Porque el Estado peruano no lo puede ni expropiar, ni confiscar, ni lo puede recuperar nunca! Por lo tanto esa soberanía es una soberanía limitada, es una soberanía restringida. Digo esto porque cualquier propiedad privada puede ser expropiada por el Estado; así lo dice la Constitución. También lo puede confiscar; así lo dice la Constitución. Pero en este caso ese territorio cedido, regalado, obsequiado al Ecuador no será nunca recuperado, porque será una propiedad eterna del Ecuador. Ese territorio nunca podrá ser expropiado, tampoco podrá ser confiscado; entonces, no hay soberanía nacional completa sino una soberanía restringida, tal como existe soberanía restringida en los famosos parques ecológicos o zonas ecológicas.

Y se habla luego de reciprocidad. ¿Cuál reciprocidad? ¿Nosotros tenemos un kilómetro cuadrado en el Ecuador como lo tiene el Ecuador en el Perú? ¿Vamos a navegar en los ríos ecuatorianos tal como ellos van a navegar en nuestros ríos? ¿Tenemos nosotros trescientas hectáreas en territorio ecuatoriano como ellos sí lo tienen en territorio peruano? ¡No! ¿Nosotros vamos a tener carreteras en territorio ecuatoriano como ellos sí lo tienen en territorio peruano, pagado por la sangre y el sudor de los peruanos? ¡No! ¿De qué reciprocidad hablan? ¡La reciprocidad es la ilusión de los que han vendido el país! ¡De los que han hipotecado sus intereses! ¡De los que se han arrodillado antes las exigencias del Ecuador y no han tenido la suficiente valentía, el patriotismo y el honor nacional de defender el país como se debe defender! ¿Qué dirán los soldados que lucharon en Tiwinza? ¿Qué dirían los soldados que derramaron su sangre? Estoy convencido de que ellos dirán alguna vez su palabra, ahora no, pero lo dirán más adelante; y esa palabra será dura y será escuchada por todo el país.

Tenemos el derecho de acusar, acá, y de decir la verdad. Yo tengo la obligación moral, en nombre del país que represento, que no es el país oficial, ni el de Martha Chávez, por supuesto, que está gritando no sabemos por qué, de acusar al señor Presidente de la República, señor Fujimori, al señor De Trazegnies, Ministro de Relaciones Exteriores, de traición a la Patria. Lo digo aquí con todas sus letras. Y pueden ser acusados de traición a la Patria porque contravienen la Constitución, que ellos mismos la fabricaron, en sus artículos 117º y 118º, contravienen el Código Penal, en los artículos 325º, 328º y 340º, y contravienen el Código de Justicia Militar, en el artículo 78º, incisos 2) y 6). Porque ellos negociaron, ellos acordaron, ellos entregaron, ellos donaron, ellos regalaron nuestro territorio sin consultar al país. El territorio del Perú no es propiedad del señor Fujimori, ni del señor De Trazegnies, no es "Pampa Bonita". El territorio peruano pertenece a todos los peruanos, y nosotros debemos tener opinión, voz, voto y veto en estos asuntos que tienen que ver con el cercenamiento de nuestra heredad histórica.

Por ello nosotros planteamos aquí una acusación constitucional contra Fujimori, contra De Trazegnies y contra todos aquellos que voten a favor de estos proyectos de resolución. Quizá no sea hoy, será mañana, pasado, al término del gobierno fujimorista; no importa. Pero la historia siempre castiga a aquellos que han contravenido la heredad nacional, que han pisoteado a los héroes, su sangre, sus combates, y nunca han sentido la Patria sino como si fuera una parte de su billetera.

Por eso mismo, señor Presidente, les guste o no les guste, nosotros decimos nuestra verdad. Ustedes defiendan su verdad y nosotros tenemos el perfecto derecho de defender la nuestra. No nos pueden callar con gritos, con amenazas, con hostilidades. No, no nos van a callar ahora, no nos van a callar después y no nos callarán nunca porque al Perú lo vamos a defender siempre aunque haya un Fujimori, un Trazegnies o aunque estén ustedes.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Señores congresistas, queremos dar un saludo muy cordial y una muy grata bienvenida a los representantes del Senado de Polonia. Se encuentran presenten la Presidenta del Senado de Polonia, profesora Alicia Grzeskowiak; la señora Dorota Czudowska, Senadora Miembro de la Liga Parlamentaria de Amistad Polaco-Peruana; el profesor Jerzi Pietrzak, Jefe del Gabinete de la Presidenta del Senado de Polonia, y el señor Andrzej Januszewski, Secretario de la Delegación, Funcionario de la Oficina de Relaciones Internacionales del Senado de Polonia. Bienvenidos. (Aplausos.)

Tiene la palabra el congresista Eduardo Pando.

El señor PANDO PACHECO (C90-NM).— Señor Presidente: La única verdad es el progreso y desarrollo del Perú y del Ecuador en el futuro que nosotros vamos a forjar.

Estudiando la historia, Presidente, vemos el impacto que ha tenido la paz en el desarrollo y progreso de los pueblos. Así, en Grecia tenemos el famoso Siglo de Pericles, época en la que logró su más grande desarrollo, tanto económico como cultural. Allá floreció Atenas y con ella la medicina de Hipócrates, el arte de Fidias y la filosofía de Sócrates. Podemos apreciar todavía su esplendor después de dos mil años. Este siglo de desarrollo y progreso se inició después de la firma de la paz y luego de las tres Guerras Médicas que duraron cuarenta y seis largos años.

Otro ejemplo, señor, es el progreso y desarrollo logrado por Inglaterra luego de firmada la Paz de París, después de la guerra llamada de los Siete Años entre Prusia e Inglaterra contra Austria aliada con Francia, España, Sajonia, Polonia, Suecia y el imperio alemán, entre 1756 y 1763. El motivo directo de la guerra fue la posesión de Silesia, actual región de Polonia.

Después de esa guerra comenzó la llamada Revolución Industrial; movimiento económico cuyo suceso central fue la implantación de una nueva técnica basada en la trilogía del carbón, el hierro y el vapor, cambiando totalmente el modo de vida de los ingleses, reduciéndose dramáticamente las epidemias que asolaban esos pueblos debido a un mayor desarrollo social, basado en su crecimiento económico.

Otro ejemplo, señor, es el desarrollo y progreso logrado por Alemania y Francia; tuvieron crecimientos económicos sostenidos que les permitió elevar sus estándares de vida y situarse entre las primeras naciones del mundo. Esto se logró después de la firma de la paz, luego de la Segunda Guerra Mundial que devastó totalmente a Alemania.

Y tengo un cuarto ejemplo, entre los muchos que hay: el Japón. Este país, desde sus escombros, logró desarrollarse espectacularmente y, como todos lo sabemos, hoy es un ejemplo para todas las naciones. Señor, esa paz se firmó hace más de cincuenta años.

Por eso estoy convencido de que la paz firmada el 26 de octubre del presente año con el Ecuador así como los tratados que vamos a aprobar van a iniciar el camino para que el Perú y el Ecuador, juntos, logren ese ansiado desarrollo, como Grecia, Inglaterra, Francia, Alemania, Polonia y el Japón, porque tenemos raíces comunes y un solo destino para el bienestar que nuestros pueblos se merecen. Destino donde haya menos pobreza y más empleo, donde haya menos armas y más escuelas, donde cada uno de los niños peruanos y ecuatorianos tenga la oportunidad de crecer y educarse sin temor a la guerra, el cual sólo trae dolor, pobreza y muerte.

Queremos la patria grande que nuestros antepasados soñaron y que nosotros tenemos la oportunidad de realizarla. Por eso tenemos la obligación y el compromiso moral de lograr ese objetivo votando a favor de los tratados.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Jorge Figueroa.

El señor FIGUEROA VIZCARRA (C90-NM).— Señor Presidente: Hoy estamos frente a un tema trascendental. Todos los congresistas presentes son conscientes de la importancia que tiene el tema relacionado con la aprobación de estos tratados. Es que tanto Perú como Ecuador requieren la paz. Tanto Perú y Ecuador requieren la integración y, fundamentalmente, señor Presidente y queridos colegas, América Latina depende de esta integración para poder tener la oportunidad de integrarse de manera correcta y tener una mejor posición de negociación frente a otros bloques económicos.

Si Perú y Ecuador logran éxito en estos esfuerzos de integración, entonces América Latina, que es una de las últimas reservas del mundo en recursos naturales, tendrá la capacidad de unirse y hacer realidad el sueño bolivariano para tener ventajas reales de negociación frente a algunos bloques que en este momento están ingresando, de varias maneras, con inversiones a América Latina.

Señor Presidente, debido a la nueva economía mundial, se requiere una nueva actitud de parte de los países, en especial de Latinoamérica. Frente a la crisis, Latinoamérica está siendo golpeada. Vemos que Chile, Colombia, Argentina y otros países tienen dificultades, mientras que la unidad monolítica y la integración de los países europeos, les permite tener una posición diferente frente a la crisis. ¿Por qué negar a América Latina esa oportunidad? Y cuando hablamos de América Latina también estamos hablando del Perú, porque nosotros necesitamos mercados para nuestros productos; tenemos que mirar no lo inmediato; tenemos que mirar con una mentalidad a largo plazo para entender que la solución del antiguo problema fronterizo va a resolver los problemas económicos para desarrollar el país.

Señor Presidente, en el marco de las discusiones en la Comisión informante, no sólo los miembros de la mayoría parlamentaria sino todos los congresistas hábiles de dicha Comisión, específica-mente los colegas de la oposición, han aprobado, en su debido momento, las propuestas en debate. Esto hay que destacarlo, porque a pesar de las diferencias, que puedan animar nuestros debates, sobre asuntos de política interna, el gesto de algunos de los miembros de la oposición parlamentaria constituye una clara señal de que los peruanos elegidos con el voto popular, para representar en primera instancia los intereses nacionales y no los regionales o locales, menos los contingentes intereses de nuestra militancia partidaria, somos capaces de resolver a favor del país, por encima de los intereses coyunturales, y elevar el tema a otro plano de la representación popular. Debemos comprender que el problema con el Ecuador es un asunto de estado, y las mayorías y las minorías tenemos que estar al lado de los intereses primordiales del Perú; es decir, y para este caso concreto, cerrar nuestras fronteras con el Ecuador sin menoscabo de la soberanía e integridad territorial, como en efecto viene sucediendo.

El gesto de la minoría parlamentaria debe destacarse también porque hay que tener estatura moral y nivel de hombre de estado para entender y asumir, con la opinión y con el voto, que la cuestión con el Ecuador no puede definirse en términos de oposición o de apoyo al Presidente Fujimori ni menos plantearse en función de los réditos o perjuicios que ello obtendrá el gobierno al concretarse el acuerdo global y definitivo con el hermano país del Ecuador.

La renovada posición de apoyo al Acuerdo y al Tratado que han asumido algunos de los miembros de la oposición parlamentaria, en ejercicio de su condición de representantes de la Nación y no de una u otra localidad, animan también las posiciones que han asumido múltiples hombres de empresa, de la cultura, del servicio religioso, del periodismo y también de la política, quienes independientemente de su posición favorable o adversa al régimen, saludan y alientan la paz con el Ecuador.

Señor Presidente, yo integro la mayoría parlamentaria, sin embargo quiero afirmar que por encima del gobierno al que pertenezco, y de los intereses de su mayoría parlamentaria, está mi compromiso con el país. Yo nunca daría mi voto sin tener plena convicción de que los acuerdos internacionales en debate constituyen un paso decisivo e ineludible con el propósito de cerrar nuestras fronteras sin perjuicio de nuestra soberanía e integridad. Firmar la paz poniendo los hitos ausentes desde hace más de cincuenta años no es el único beneficio de los acuerdos. Como si ello fuera poco, los Tratados de Integración Fronteriza y de Comercio y Navegación en discusión, en un corto y mediano plazo traerán progreso a nuestras fronteras amazónicas.

Se ha mencionado la suma de tres mil millones de dólares de inversión, que se ha previsto para los próximos diez años en la zona de frontera de la amazonía, y también se ha hablado de los mil millones que han sido comprometidos por el BID y por la CAF. Se han señalado también las perspectivas de crecimiento que se abren al comercio, al turismo, a la investigación científica, a la protección y aprovechamiento de la biodiversidad y la ecología y a los múltiples proyectos de salud, educación y mineros. Todo ello tendrá como primer beneficiario a los pueblos fronterizos de la amazonía y, por cierto, a los pueblos del Perú y el Ecuador en su conjunto.

Pero también se beneficiará la humanidad entera. La situación beligerante en la cuenca del Amazonas, que pronto llegará a su fin, es la única de importancia que ha estado afectando al gran pulmón de la humanidad, a la selva amazónica. Su amenaza es una amenaza a la supervivencia de todos los hombres. En la amazonía puede decirse con certeza que están los intereses geopolíticos de todos los países del mundo; por ello, cerrar las fronteras y poner los hitos tiene efectos casi incalculables para todo el mundo.

Señor Presidente, se ha dicho que "la discusión de los tratados en el Congreso del Perú es una crónica con final anunciado", que "no hay libertad ni convicción", que "ya todo está decidido", que "del Congreso no se puede esperar modificación alguna a los tratados". Debo aclarar que el Congreso de la República, como la mayoría de los Congresos democráticos del mundo, incluido, por supuesto, el del Ecuador, no tiene facultad para modificar los tratados negociados por el Ejecutivo; al Congreso le compete constitucionalmente aprobar o rechazar, pero nunca modificar o corregir. Por tanto, que no se informe mal a la ciudadanía.

Finalizo esta breve intervención invocando a los pueblos del Perú y del Ecuador a seguir el camino de la paz. Los tratados en discusión son los marcos jurídicos, y su ejecución y permanencia responde a la voluntad y al futuro de los pueblos. El Perú gana la demarcación con soberanía. En cambio, la integración es un proceso; y este proceso constituye el reto del futuro que empieza hoy con la aprobación de los tratados. Que cada voto en este Congreso sea un hito en nuestra frontera y un hito también en el proceso de paz.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Helbert Samalvides.

El señor SAMALVIDES DONGO (C90-NM).— Señor Presidente. El curso de los acontecimientos nuevamente nos da hoy la oportunidad histórica de lograr una adecuada consonancia entre el Congreso Nacional y las auténticas necesidades del país y de los peruanos, porque tenemos la ocasión de coronar un esfuerzo de varias décadas que al Perú le ha costado no sólo sangre, sudor y lágrimas, sino también millones y millones de soles que, en lugar de destinarse a la compra de armas de guerra, debieron utilizarse para resolver los problemas de pobreza y subdesarrollo que afectan sobre todo a nuestras poblaciones fronterizas del norte y del oriente.

La oportunidad histórica que hoy se nos concede tiene la trascendencia de lograr la tranquilidad y la paz que añora nuestro país, para encaminarse sin tropiezos ni resquemores por la senda del progreso y del desarrollo. Es la coronación, señor Presidente, de un esfuerzo que compromete y ha comprometido el esfuerzo patriótico del país en su conjunto, a la cabeza de la cual han estado y están los mejores hombres y mujeres del Perú sin distinciones políticas ni ideológicas.

El único propósito de ese esfuerzo ha sido y es el logro de la paz y del progreso. Es un esfuerzo que logra su punto de culminación mediante la acción decidida de este gobierno que tiene como principal actor —según lo reconocen propios y extraños en el Perú y en extranjero— al Presidente Alberto Fujimori, cuyo gobierno, a la larga o a la corta, será reconocido, por el veredicto inevitable de la historia, como el "Gobierno de la Paz". Porque con decisión y coraje se ha logrado la virtual pacificación del país, primero, derrotando al terrorismo y, ahora, consiguiendo la paz exterior mediante acuerdos que —como ya lo han dicho documentadamente y con mucha mejor elocuencia los congresistas que me han antecedido en el uso de la palabra— respetan absolutamente el Protocolo de Río de Janeiro, sus instrumentos complementarios y, sobre todo, la soberanía nacional y los sagrados intereses del Perú y de todos los peruanos.

Reitero, señor Presidente. Los que queremos la paz hoy, no mañana ni pasado ni dentro de otros cincuenta y seis años, sino hoy, estamos obligados a votar por la aprobación de los tratados y los acuerdos que sean necesarios para dar paso inmediato a la demarcación definitiva de nuestras fronteras. Los que quieren votar en contra, que lo hagan. Están en su derecho. Pero a lo que no tienen derecho estos señores es a pretender que les creamos sus falaces argumentos para postergar indefinidamente la culminación de un proceso de paz llevado adelante por nuestras autoridades, con el concurso invalorable de los presidentes de los países garantes.

Felizmente que la desinformación inicial, que sólo se justifica por la moratoria a la que se comprometió el Perú y que el gobierno respetó escrupulosamente, se está superando cada día, hora a hora, minuto a minuto, por lo que la antipatria está cada vez más aislada no sólo por el peso de la opinión pública sino fundamentalmente por los personeros más representativos y capaces de sus propias agrupaciones.

Señor Presidente, nosotros no hemos perdido un solo centímetro cuadrado de nuestro territorio; no tendremos que rehacer mapa alguno; estamos a punto de hacer realidad una utopía: la paz, señor Presidente. Por mis hijos y por los hijos de mis hijos, votaré a favor.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene el uso de la palabra el señor Gustavo Mohme.

El señor MOHME LLONA (DEMO).— Señor Presidente: Frente al deber de definir nuestra posición sobre los tratados en debate, primero tenemos que emitir una opinión general sobre los tratados y sobre algunos aspectos particulares de los mismos.

A mi entender, el tratado viene a ser el resultado de un arbitraje de los países garantes en el tema del Protocolo de Río de Janeiro. No de otra manera se puede entender que se haya llegado a conclusiones como la determinación de la ruta Cusumaza-Bumbuiza o la entrega del enclave que llamamos algunos Tiwinza; otros señalan la posesión de Tiwinza.

Estimamos que es un arbitraje porque propone, en el acuerdo de paz, temas que van más allá de la letra y del espíritu del Protocolo de Río de Janeiro. Por ejemplo, la libre disponibilidad de un bien público en detrimento de la Constitución: el caso concreto es Tiwinza. Esto, obviamente, no estaba en el Protocolo; obviamente es un exceso frente a esta figura jurídica y, por lo tanto, eso tiene que ser objeto de una discusión y de un análisis en el que todos no tenemos por qué estar de acuerdo. Estamos de acuerdo todos en el tratamiento fundamental del Protocolo de Río pero no necesariamente en cosas adicionales al Protocolo de Río.

El artículo VI del Protocolo indica claramente que la navegación que se da en concesión al Ecuador será hacia el río Amazonas. Pero se ha introducido luego la denominación Amazonas-Marañón dando razones históricas. Cuando se discutió el Protocolo de Río de Janeiro en 1942, nuestros diplomáticos sabían exactamente qué quería decir Amazonas y qué versiones había sobre el Marañón-Amazonas. Si hubieran querido identificar esta nueva acepción que se está utilizando ahora, la hubieran usado antes porque han sido diplomáticos experimentados y capaces, como siempre han sido los diplomáticos que han pasado por la Cancillería y por el Ministerio de Relaciones Exteriores.

En consecuencia, mi opinión es que cuando se puso Amazonas, se hablaba estrictamente del Amazonas, y se tenía muy en claro que no tenía ninguna vinculación con el río Marañón. ¿Cuándo se menciona
al río Marañón? ¡Cuando es necesario entregar determinadas concesiones al Ecuador! Entonces, se busca en la historia, se busca en los papeles y se encuentran argumentos; pero evidentemente esto no está en el espíritu del Protocolo de Río de Janeiro y, por tanto, excede, a mi juicio, las condiciones que tal Protocolo determina.

Luego habla de concesiones destinadas a facilitar la navegación libre y gratuita en los referidos ríos. Y acá debemos tocar el tema concreto del artículo 22º del Tratado de Comercio y Navegación. Dice: "Se acuerda la creación, por un período de cincuenta años, de dos centros destinados al almacenaje, transformación y comercialización". Detengámonos un poco en estas palabras: "Almacenaje". Quiero decir que estos centros de comercio y navegación necesariamente tienen que tener puertos de atraque, tienen que tener muelles donde descarguen las mercaderías que vienen de paso y se almacena en estos centros de almacenamiento; por tanto, ahí hay un proceso que no está considerado ni evaluado, y que es necesario observar.

Luego habla de "transformación". Si hablamos de "transformación" y somos coherentes con lo que posteriormente se menciona en el artículo 28º, entonces estamos hablando en realidad de la industria. Podemos precisar, luego, con toda claridad que uno de los objetivos del Ecuador, a mi juicio, es desarrollar un polo industrial en cada uno de estos centros de comercio y navegación. Hay ciento cincuenta hectáreas disponibles; prácticamente, es un poco más grande que el distrito de Miraflores. Es, entonces, una ciudad. ¿Por qué Ecuador no puede desarrollar allí una ciudad industrial? ¿Cuál es la razón para pensar que no lo van a hacer? ¡Sí lo van a hacer! ¡Indudablemente, lo van a hacer! Y esto es parte del pensamiento y vocación amazónica que tiene el Ecuador.

"El Gobierno del Ecuador —dice el artículo 22º— designará, para la administración de cada uno de estos centros, a una empresa privada... ". ¿Qué empresa privada nombrará el Ecuador? Evidentemente, dentro de su estrategia geopolítica, Ecuador designará una empresa privada que esté organizada por las fuerzas armadas ecuatorianas. Evidentemente, una empresa de esta naturaleza estará ubicada allá con un carácter geopolítico. Como sabemos, pues, esa empresa puede ser y es de derecho privado, pero está orientada su constitución con criterios geopolíticos. ¿Qué cosa generará una empresa de esta naturaleza? Generará, indudablemente, un polo de desarrollo en cada uno de estos enclaves... ¿para beneficio del Perú? ¡No! Para beneficio del Ecuador. En estas ciudades, se construirán alojamientos y viviendas, vendrán trabajadores ecuatorianos, se desarrollarán familias ecuatorianas y se generarán indudablemente beneficios económicos para los ciudadanos ecuatorianos.

La tesis de que debe haber trabajadores peruanos, se puede aceptar, pero se sabe precisamente que nuestros compatriotas entrarán a trabajar a las ocho de la mañana y serán devueltos a sus casas a las seis de la tarde. Sin embargo, dentro del centro de comercio, dentro de la previsible ciudad, quedarán todas las familias ecuatorianas que vendrán para desarrollar ese proceso productivo.

En consecuencia, supongo y sospecho que este criterio, que ustedes califican de negativo, está en la mentalidad de los ecuatorianos; por tanto, veo que en ese aspecto, el gobierno está dando una serie de facilidades para el desarrollo del Ecuador en la amazonía peruana. Para mí, repito, el tratado impulsa el desarrollo ecuatoriano en esa zona. Nosotros no hemos percibido que la vocación amazónica del Ecuador se haya modificado. No hay ninguna declaración en ese sentido. Es más, ayer el general Gallardo del Ecuador declaró que "no habrá ninguna reducción de sus gastos de defensa porque el Ecuador tiene que mantener una fuerza armada disuasiva". ¿Disuasiva para qué? Con esas declaraciones y principios preocupa la posición del Ecuador en este aspecto. Y más preocupante es que, frente a esa vocación ecuatoriana, no hay de parte del gobierno peruano decisión alguna de impulsar el desarrollo de la amazonía peruana, que es lo que se ha reclamado acá durante este debate.

¿Por qué no se ha aceptado dar a la amazonía peruana las posibilidades económicas de desarrollo que se están otorgando, vía estos tratados, al Ecuador? ¿Por qué se ha negado ese debate? Por la experiencia que tenemos es probable que las concesiones que se anuncian a favor de la gente de la selva peruana se dará posteriormente, si es que se da. Pero ésa no es la manera de tratar al pueblo de la amazonía peruana. Se ha debido dar prioridad, facilidades, privilegios, apoyo y ayuda a dicho pueblo para que se integre a la peruanidad.

Se darán carreteras de penetración a los ecuatorianos hacia el Amazonas o, como ustedes dicen, del Amazonas hacia el Ecuador. Muy bien. ¿Y qué hay del Amazonas hacia el resto del Perú? ¿Por qué no se da prioridad a la carretera Paita-Olmos o Paita-Huancabamba-Sarameriza? ¿Por qué eso no pasa a ser prioridad-uno? ¿Por qué se escoge la alternativa que favorece al Ecuador y no se escoge la alternativa peruana? ¿Por qué no se da prioridad a la integración de la selva en el Perú? Esto evidentemente nos pone en desacuerdo con la decisión que ustedes toman. Con la metodología y el sistema implementados no estamos de acuerdo, y por eso no podemos apoyar un proyecto de esta naturaleza.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Manuel Lajo.

El señor LAJO LAZO (DEMO).— Señor Presidente: Que la oposición es patriótica lo demuestra la diversidad de posiciones sobre el tema en debate. Hay pluralismo aun dentro de cada agrupación. La oposición, en este debate, está mostrando que no tiene consignas y que debe convertirse en alternativa de gobierno. Esta diversidad es muestra de madurez. Si el oficialismo es monocorde no es nuestra culpa. La oposición está poniendo la Patria por delante; incluso yo saludo esa diversidad de posiciones porque sé que significa madurez de nuestra oposición, y pido que haya también madurez en el oficialismo.

Nosotros queremos paz verdadera para nuestra Patria. Patria es soberanía, democracia, descentralización, identidad nacional. Aquí, lamentablemente, la cúpula gobernante quiere inculcar la imagen de que hay casi unanimidad en la escena oficial, con la excepción de unos cuantos radicales que no quieren aceptar un éxito del gobierno. No es así. No hay unanimidad ni siquiera en la Comisión de Relaciones Exteriores porque el congresista Angel Bartra, desde su lecho de enfermo, ayer me aseguró que no firmará el dictamen porque no está de acuerdo con la propuesta. Hay que reconocer la realidad. No hay unanimidad, ni siquiera hay mayoría en torno a estos tratados. Los peruanos están en contra de los proyectos de tratados y los desaprueban, y no es por ignorancia sino por desconocimiento de los tratados y porque calculan lo que va a suceder en el futuro con ellos.

Quiero decir que nosotros no subvaloramos el esfuerzo y la tenacidad oficial para lograr el objetivo nacional de cerrar la frontera norte y hacer que el Ecuador respete el Protocolo de Río de Janeiro. Repito, de ninguna manera subvaloramos ese esfuerzo y esa tenacidad. Pero la verdadera paz con Ecuador será una victoria de ambos pueblos contra los traficantes de armas y contra las cúpulas civiles o militares que pretenden usar este episodio no para resolver verdaderamente los problemas, sino para reforzar sus privilegios.

Queremos Patria y verdadera paz, pero Patria, repito, es soberanía, democracia y descentralización. Aprobar tratados sin un mínimo de consenso de la población no sólo es un acto antidemocrático sino que los hace inejecutables. El gobierno y el pueblo del Ecuador, los países garantes, la comunidad internacional saben ahora que el gobierno del ingeniero Fujimori no escucha la opinión de la mayoría de la población; saben también que los Ministros del Interior y de la Presidencia, en vez de intentar persuadir a la población de Loreto, que será la más afectada por estos tratados, realizaron una provocación que produjo como resultado siete víctimas irrecuperables y daños materiales enormes. Ni tres mil millones, ni seis mil millones, ni doce mil millones de dólares vale el pueblo de la amazonía, el pueblo peruano o cada uno de nuestros mártires en Loreto en defensa del territorio nacional durante todo este tiempo.

Ecuador y la comunidad internacional saben ahora que Loreto está ocupado militar y policialmente, y que el referéndum próximo es la legítima respuesta de todo un pueblo a un abuso incalificable, y que el paro regional del 25 y 26 de noviembre remecerá a la amazonía y a todo el Perú por Patria, soberanía y democracia. Deben saber también que a medida que pasen los días se multiplicarán los pronunciamientos contrarios a los proyectos de tratados, en cada provincia, distrito y rincón del Perú.

Ellos deben saber también que la cúpula oficialista del Congreso de la República representa cada vez menos con relación a la opinión ciudadana. Más aún, deben saber que jamás fueron mayoría y que el control del Congreso se logró con irregularidades graves que denunciamos desde el primer día del periodo parlamentario. Porque en las elecciones del año 1995, para el Congreso, ganaron los votos nulos como cualquiera puede comprobar viendo los resultados oficiales.

Entonces no se justifica la soberbia. Es esta cúpula oficialista la que pretende aprobar, sin cambiar una coma, los acuerdos de Fujimori con Mahuad. Por estos acuerdos el primero ha dispuesto de lo que no es suyo, y ha querido engañar literalmente a medio mundo presentado una aventura personalista, que corona su estrategia reeleccionista destinada al fracaso, como si fuera una gesta por la paz. Los autócratas, los golpistas, los que atropellan la Constitución y las leyes en función de sus intereses personales, los que usan la tragedia del terrorismo que asoló al Perú, como pretexto, para concentrar un poder autocrático, no luchan por la paz.

Los que han reforzado las grandes desigualdades sociales y regionales, el desempleo y la pobreza, los que concilian con el terrorismo de Estado y la corrupción en el Perú, no construyen ninguna paz. Recurren al tema de la soberanía y de la paz ahora para disimular la debacle del modelo económico falsamente liberal de estos ocho años, para que no se hable de las elecciones municipales en las que, a pesar del control total de las instituciones y del manejo de los fondos del Estado, el oficialismo ha sido derrotado en costa, sierra y selva. La paz con Ecuador no será una estratagema más del proyecto autocrático que amenaza al Perú. La paz entre Ecuador y Perú será fruto de la lucha democrática de ambos pueblos por el camino de la globalización de la amazonía, pero con proyectos nacionales con los que compartimos tantas cosas los peruanos y los ecuatorianos.

Por eso lo democrático es escuchar al pueblo, y esto quiero repetirlo: no hay democracia en el Perú porque no hay separación de poderes. El Ejecutivo controla el Congreso, controla el Poder Judicial, controla el Ministerio Público por un año o dos años más, controla el resto del Tribunal Constitucional, y todo el mundo sabe que eso no es Tribunal Constitucional, controla el sistema electoral y todos los gobiernos regionales; además, se ha destruido el derecho al referéndum. En el Perú no hay democracia porque el Congreso sólo representa a 4,4% de trece millones de electores. (La bancada de Cambio 90-Nueva Mayoría protesta.) No quiere escuchar el oficialismo porque digo la verdad. No hay representación oficial de las regiones ni de los departamentos. Con el dieciocho por ciento del electorado, la cúpula oficialista tiene el control total de las decisiones en el Congreso. En el Poder Judicial casi todos los jueces son provisionales o suplentes, y en el Ministerio Público casi todos los fiscales son provisionales o suplentes. (La bancada de Cambio 90-Nueva Mayoría continúa interrumpiendo al orador.)

El señor PRESIDENTE.— Señor Lajo, disculpe que lo interrumpa un momento.

Señores congresistas: Está hablando el señor Lajo y debemos escucharlo.

Continúe, señor Lajo Lazo.

El señor LAJO LAZO (DEMO).— Señor Presidente: Le pido que el minuto y medio que no utilizó el señor Breña me lo ceda para poder terminar mi exposición.

A pesar de todo esto, señor, la Nación y la democracia resisten y vencerán. ¿Cuáles son los resultados de las últimas elecciones municipales? De los veinticinco mayores municipios provinciales y distritales, el oficialismo ha ganado solamente en tres de ellos. (Ver cuadro 1)

(Cuadro 1)

SIN EMBARGO
NACIÓN Y DEMOCRACIA RESISTEN Y
VENCERÁN

PERÚ: ELECCIONES MUNICIPALES DEL 11 DE OCTUBRE DE 1998

FUJIMORISMO SÓLO GANÓ EN 3 DE LAS 26 CIUDADES
(PROVINCIALES O DISTRITALES) DE MAYOR ELECTORADO
(ORDENADAS DE MAYOR A MENOR)

 

 

 

MUNICIPIOS

 

PROVINCIAL O DISTRITAL

Nº DE

ELECTORES 1,/

(En Mill)

1998

 

GRUPO

VOTACIÓN

OBTENIDA

(En Mll)

1

LIMA-Provincial (Lima)

4 228 0

OPOSICIÓN

1 834 9

2

AREQUIPA-Provincial (Arequipa)

502 7

OPOSICIÓN

263 9

3

CALLAO-Provincial (Callao)

441 7

OPOSICIÓN

209 7

4

TRUJILLO-Provincial (La Libertad)

410 1

OPOSICIÓN

154 5

5

CHICLAYO-Provincial (Lambayeque)

351 4

OPOSICIÓN

114 3

6

SAN M. DE PORRES-Distrital-(Lima)

283 8

OPOSICIÓN

124 1

7

PIURA-Provincial-(Piura)

280 9

OPOSICIÓN

72 9

8

S.J.DE LURIGANCHO-Distrital.(Lima)

304 9

OFICIALISMO

86 7

9

HUANCAYO-Provincial-(Junin)

260 4

OPOSICIÓN

85 3

10

LA VICTORIA-Distrital-(Lima)

210 3

OPOSICIÓN

57 6

11

COMAS-Distrital-(Lima)

242 8

OPOSICIÓN

74 2

12

MAINAS-Provincial-(Loreto)

194 5

OPOSICIÓN

64 3

13

CUSCO-Provincial-(Cusco)

182 7

OFICIALISMO

30 7

14

RIMAC-Distrital-(Lima)

161 8

OPOSICIÓN

45 0

15

ICA-Provincial-(Ica)

170 2

OPOSICIÓN

51 4

16

S.J. DE MIRAFLORES-Distrital-(Lima)

180 7

OFICIALISMO

73 4

17

V.MARIA DEL TRIUNFO-Distrital-(Lima)

161 6

OPOSICIÓN

44 3

18

SANTIAGO DE SURCO-Distrital-(Lima)

161 5

OPOSICIÓN

88 1

19

SULLANA-Provincial-(Piura)

138 6

OPOSICIÓN

72 9

20

ATE-Distrital-(Lima)

156 9

OPOSICIÓN

57 8

21

CORONEL PORTILLO-Provincial-(Ucayali)

128 0

OPOSICIÓN

27 0

22

MIRAFLORES-Distrital-(Lima)

119 5

OPOSICIÓN

274 0

23

PUNO-Prvincial-(Puno)

125 4

OPOSICIÓN

35 2

24

VILLA EL SALVADOR-Distrital-(Lima)

137 1

OPOSICIÓN

36 7

25

CAJAMARCA-Provincial-(Cajamarca)

126 9

OPOSICIÓN

32 3

 

 

TOTAL

9 662 0

 

3 765

 

 

TOTAL NACIONAL

13 363 7

 

 

 

 

% DE PARTICIPACIÓN ELECTORAL

72 3

 

 

1/ Población electoral al 30 de junio de 1998
FUENTE: JNE Jurado Nacional de Elecciones y ONPE
ELABORACIÓN: Ofic. Del Congresista Lajo

 

La oposición y los independientes han ganado las elecciones en veintitrés principales municipios del país. Los oficialistas sólo han ganado en tres ciudades; por tanto, ustedes no tienen legitimidad para aprobar tratado alguno. (Nuevamente la bancada de Cambio 90-Nueva Mayoría interrumpe al señor Lajo.)

El señor PRESIDENTE.— Señores congresistas, les reitero que el señor Lajo está exponiendo. Así como todos merecemos ser escuchados, así también el señor Lajo merece lo mismo.

Señor Lajo, trate de centrarse en el tema de los tratados con el Ecuador. Lo único que se le pide es que se centre en el tema principal. Creo que así podría continuar tranquilamente la sesión. Cualquier otro día se podrían discutir los temas relacionados con las elecciones.

El señor LAJO LAZO (DEMO).— Presidente, le pido que me dé dos minutos adicionales para poder terminar mi exposición, porque he sido interrumpido en dos oportunidades.

El señor PRESIDENTE.— Le vamos a conceder un minuto adicional, señor Lajo.

El señor LAJO LAZO (DEMO).— Muchas gracias por su generosidad, Presidente.

Ahí tienen ustedes los datos en el cuadro, colegas. Hemos puesto a los veinticinco municipios provinciales y distritales de mayor electorado, y el oficialismo sólo ha ganado en tres de ellos. ¿Qué legitimidad tienen ustedes para aprobar tratados que nos comprometen a entregar Tiwinza para siempre así como otro tipo de entregas? Por eso pedimos que se consulte siempre al pueblo.

Nuestra primera oposición no es al contenido de los tratados, sino al procedimiento antidemocrático con que se ha buscado imponerlos. El procedimiento ha consistido en varias cosas: Uno, reemplazar con diplomacia directa presidencial el manejo de temas decisivos sobre soberanía y geopolítica, territorio y vigencia diplomática. Ello provocó la renuncia del Canciller Ferrero. Dos, recurrir al concepto "imperativo nacional" es sólo un pretexto para que algunos pretendan encubrir su actitud totalitaria. El primer
imperativo nacional es integrar al país. ¿No es absurdo declarar la paz con el Ecuador mientras se desata la guerra con Loreto? ¿No es absurdo pensar primero en integración internacional y no en integración nacional?

Estoy absolutamente seguro de que Loreto jamás aceptará que se le imponga la presencia de empresas ecuatorianas en el amazonas. A estas empresas se les quiere dar facilidades que jamás se dieron a los loretanos. Pero también estoy absolutamente seguro de que la ejecución de los tratados será inviable, si el Congreso los aprueba sin consultar previamente a los departamentos amazónicos.

Otro procedimiento inadecuado... (Se corta el servicio del audio del escaño del orador.)

El señor PRESIDENTE.— ¡Conecten el audio para que el señor Lajo pueda concluir!

El señor LAJO LAZO (DEMO).— Sólo pedimos democracia. Si hubiera democracia, si hubiera consulta, se lograrían acuerdos consistentes, se lograría avanzar en el país. No se debe ocultar la información, no se debe abusar de plazos perentorios hasta el ridículo, no se deben distorsionar los acuerdos hasta llegar a falsear la realidad como, por ejemplo, decir que el kilómetro cuadrado de Tiwinza, cedido al Ecuador, es peruano, cuando se pretende enajenar ese kilómetro hasta la eternidad: esta propuesta está fuera del Protocolo de Río de Janeiro. Tiwinza es una espina clavada en el corazón de todos los peruanos. Se miente, se falsea cuando se dice que el tratado...

El señor PRESIDENTE.— Señor Lajo, ha vencido su tiempo así como las prórrogas; por tanto, ha concluido.

Tiene el uso de la palabra el señor Andrés Reggiardo.

El señor REGGIARDO SAYÁN (C90-NM).— Señor Presidente: Pensaba referirme a algunas expresiones que se han dicho en este debate. Una de ellas me ha hecho reflexionar. Se ha hablado de integrar al país. ¿Cómo se va a integrar al país? ¿Llamando a la insurgencia? ¿Llamando al separatismo? ¿Llamando a que se formen grupos? Porque aquellos que hacen esas propuestas no tienen grupos calificados y no saben cómo hacer grupos para el año 2000. ¿Así se hace integración?

Presidente: Luego de la firma del Protocolo de Río de Janeiro, año 1942, hubo once gobiernos, once presidentes, más de cuarenta y cinco cancilleres y cerca de dos mil legisladores; finalmente se logra superar el dicho de un ex Presidente que ayer ha sido mencionado varias veces, Manuel Prado. Él dijo: "En el Perú hay dos clases de problemas: los que no tienen solución y los que se resuelven solos". Presidente, con esta manera de pensar, los problemas se acumularon, y llegó a pensarse inclusive que había que convivir con ellos para siempre. Esa actitud ha cambiado en el Perú para siempre.

Uno de esos problemas fue nuestra relación no amistosa con nuestro vecino del norte, el Ecuador. Con ese país se quiso mantener los problemas. Por eso creo que después de ciento setenta y siete años de vida republicana, los libros de historia y los calendarios cívicos del Perú tendrán una nue7va fecha que recordar: el 26 de octubre de este año. Ese día no será evocado por una victoria en el campo de batalla, donde siempre hay vencedores y vencidos. Por lo contrario, hay "El Gran Triunfo de la Paz" que ambos países se habían negado el uno al otro desde el siglo pasado.

Presidente, hay mucha gente que no quiere escuchar mi exposición. Sin embargo, deberían tener por lo menos la delicadeza de estar en silencio.

El señor PRESIDENTE.— Me dirijo al señor Olivera para decirle que si quiere expresar algo, pida la palabra y no grite en el Congreso.

Continúe, señor Reggiardo Sayán.

El señor REGGIARDO SAYÁN (C90-NM).— Decía que el 26 de octubre es una fecha histórica para los hombres de buena fe y de amor a la paz.

El señor PRESIDENTE.— Disculpe que lo interrumpa, señor Reggiardo.

Señor Olivera, por segunda vez se le pide cordialmente que permita que continúe la sesión.

El señor REGGIARDO SAYÁN (C90-NM).— Nuestra frontera está ahora completamente formada y demarcada y sobre ella ya no existen ni existirán dudas jurídicas ni políticas.

Quiero recordar acá la exposición del doctor Francisco Tudela durante su presentación ante la Comisión de Relaciones Exteriores. Nos habló de lo accesorio y de lo principal en el tema de la demarcación de la frontera a través del acuerdo de paz, y señaló que el acuerdo es de capital importancia para el desarrollo del Perú. Nos hizo recordar que los conflictos tuvieron lugar, como teatro de operaciones, en esas "tres ventanas abiertas" no demarcadas; pero esa situación ahora ya es historia, ya que a partir de la firma del acuerdo esas zonas están definitivamente demarcadas, oleadas y sacramentadas con la venia papal.

Con la firma de ese acuerdo, el Perú ha dejado de lado la enemistad que tuvo con el pueblo hermano del norte, que creció, sí, al amparo de los políticos y militares que antepusieron sus intereses subalternos a la verdad; que antepusieron sus intereses subalternos a la democracia y a la justicia; situación que alteraba permanentemente la seguridad nacional y aun la seguridad regional. En este contexto, la mayoría de los peruanos de buena fe hemos recibido con beneplácito la firma del acuerdo de paz, a la que finalmente hemos arribado. No podía ser de otra manera. Se trata de la solución definitiva de un problema que, desde que tengo uso de razón, ha perturbado en forma constante la vida de los peruanos.

Algunos miembros de la oposición, algunos periodistas y algunos parlamentarios tratan de justificar a cualquier precio su negativa a la aprobación de estos tratados y han estado empeñados en una ofuscada campaña contra el acuerdo propuesto por los países garantes. Hemos escuchado muchas posiciones por las cuales se mantiene una situación distinta a la verdad y a la realidad. Varios de ellos siguen insistiendo en algo que ya está totalmente aclarado. Siguen insistiendo en que hay pérdida de soberanía, pérdida del territorio; ellos confunden territorialidad con propiedad terrena. Hay algunos otros líderes, políticos, por supuesto, que han encontrado en este tema una plataforma para recabar firmas e inscribirse en la instancia electoral correspondiente, a fin de participar en las elecciones del año 2000, porque hoy por hoy no pueden hacerlo. Es una reacción respetable, pero equivocada y excesiva, si es que ponemos en la balanza y sopesamos con serenidad y con detenimiento lo que se da y lo que se gana.

La agenda de desarrollo interno, de integración y estabilidad regional y de proyección continental podrá implementarse pero sin las limitaciones surgidas por uno de los más arraigados conflictos en Indoamérica y en América Latina. (Digo este término aunque no le guste a nuestra amiga Martha Hildebrandt.) Nuestra frontera está completamente saneada desde el 26 de octubre del año en curso, y de esta manera aporta un sólido soporte al equilibrio regional en momentos en los cuales el riesgo y la vulnerabilidad de la crisis financiera nos afecta. Nos afecta no sólo a nosotros, como país, sino a toda la región. No puedo dejar de mencionar la importancia de este acuerdo para el desarrollo del proceso de integración en el que estamos incluidos desde muchas décadas atrás en la Comunidad Andina.

Sin embargo, el costo de esta paz tan ansiada por todos los peruanos de buena fe no ha sido gratuito. Hay muchas pérdidas de vidas humanas. La paz también ha sido el resultado de un brillante trabajo de las instituciones que tradicionalmente representan al Estado:

Entre ellas, la Presidencia de la República, encarnada en el Presidente Fujimori, en su terca y constante preocupación por conseguir un definitivo arreglo de paz con el Ecuador. Su actuación como mediador, para tratar no sólo con el presidente Mahuad sino, también, con los últimos cinco presidentes del Ecuador, ha hecho posible la firma del acuerdo de paz en Brasilia.

La Cancillería, a través de los cancilleres De Trazegnies, de Eduardo Ferrero y del doctor Francisco Tudela, jugó un papel importante y hoy a los cancilleres les rendimos homenaje.

Otras instituciones que colaboraron fueron: el Servicio Diplomático del país; nuestras Fuerzas Armadas; los garantes; la Iglesia; y el periodismo, con sus opiniones para crear conciencia en la ciudadanía.

Presidente, el bien público es superior a todos los costos, y la demarcación del territorio nacional es un bien público ansiado por muchos años. ¿Cuáles son las consecuencias inmediatas de la firma?

Son las siguientes: hubo una muestra de confianza por la importancia de la paz entre ambos países, expresada por el mismo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, doctor Enrique Iglesias. Él, antes de la firma del tratado, anunció que esa institución aportaría quinientos millones de dólares para el desarrollo económico y social en la zona fronteriza entre Perú y Ecuador. Quiero recordar lo que en esa ocasión dijo el doctor Iglesias: "vivir una paz sin desarrollo y progreso, no se legitima, ya que tiene que llevar consigo ese desarrollo y ese progreso". Por esa razón el Banco Interamericano de Desarrollo había decidido colocar una partida no reembolsable, con una tasa de interés muy baja.

Asimismo, la Corporación Andina de Fomento se ha pronunciado con aportar quinientos millones de dólares más. Ante la Comisión de Relaciones Exteriores, hemos escuchado a su representante máximo expresar esa decisión.

La nueva situación de paz permitirá la inversión en ambos países. Se ha anunciado la creación de un fondo entre ambos países de tres mil millones de dólares.

El señor PRESIDENTE.— Señor Reggiardo, se ha vencido su tiempo.

El señor REGGIARDO SAYÁN (C90-NM).— Tomaré el tiempo de los señores Cristóbal Villasante, Erland Rodas y Virgilio Gutiérrez.

El señor PRESIDENTE.— Puede continuar, señor Reggiardo.

El señor REGGIARDO SAYÁN (C90-NM).— El riesgo de invertir en el Perú ha disminuido. Pues a partir de la firma del acuerdo se tiene otra valorización del riesgo para todas las inversiones, como país emergente. La tasa de interés por riesgo va a ser menor. Por tanto, los valores que emitan las empresas peruanas y el Perú tendrán un valor superior.

Otro efecto inmediato es la composición del Presupuesto de la República. Va a haber un desplazamiento de partidas para dar más beneficios, a través de los programas sociales, a todas las zonas deprimidas, especialmente en la selva. Algo ha anunciado el Presidente Fujimori en CADE-98: trescientos ochenta millones de soles menos se dejarán de recaudar por las reformas tributarias; pero eso, dijo, saldrán de los ahorros en gastos militares. Todo ello forma parte de los resultados concretos que se obtienen con la paz.

Sin embargo, siempre hay un "pero". Decimos así porque somos enemigos del éxito ajeno. Desafortunadamente hay mucha información deliberadamente falsa, como la de aquellos que dicen que se ha perdido territorio para favorecer al Ecuador en el diferendo, resuelto por los garantes, entre los hitos Cusumaza-Bumbuiza y Yaupi-Santiago. Pero debemos señalar que sobre ese territorio, los garantes tuvieron plena facultad de dirimir, y ayer brillantemente lo explicó el doctor Carlos Torres y Torres Lara.

Se ha dado también otra información falsa: atribuyen la condición de "enclaves", soberanas por definición, a los dos establecimientos concedidos al Ecuador. Eso es falso y lo ha demostrado en su presentación ante la Comisión de Relaciones Exteriores el doctor Alfonso de los Heros. En este Hemiciclo también se ha aclarado la situación de los supuestos enclaves; lo han expuesto muy bien la doctora Lourdes Flores Nano y el señor Oswaldo Sandoval.

Y de una u otra manera, tanto el Canciller, en su exposición general ante el Congreso, como los señores Drago Kisic y Alfonso de los Heros, en la Comisión de Relaciones Exteriores, han hecho alusión al acceso ecuatoriano a través de los afluentes correspondientes.

Señores, permítanme referirme al vínculo y a las coincidencias existentes entre el Tratado de Comercio y Navegación más el Acuerdo de Integración Fronteriza y el texto oficial del Protocolo Modificatorio del Acuerdo Subregional Andino, hoy Comunidad Andina. Esta Comunidad tiene un ámbito de cuatro millones setecientos mil kilómetros cuadrados, con una población de ciento diez millones de personas, y con un intercambio que sobrepasan los seis mil millones de dólares, además de importantes y añejos lazos culturales, sociales, étnicos y económicos.

El análisis de los tratados en debate tiene como marco o telón de fondo, vuelvo a repetir, el Acuerdo Subregional y el Protocolo de Sucre, que está por aprobarse en nuestro Congreso. Ambos documentos identifican claramente la integración física y las acciones a seguir en el campo de la integración fronteriza, como mecanismos adecuados para alcanzar los objetivos de la cooperación económica y social entre los países miembros de la Comunidad Andina.

Con relación a la solución de controversias, establecidas en el Tratado de Comercio y Navegación, la integración andina siempre se ha preocupado en fortalecer los mecanismos de solución de controversias. Los países miembros ven con mucha expectativa que un mecanismo multilateral evita las presiones políticas, y se otorga a las partes mayor seguridad en el cumplimiento de los derechos y deberes acordados. Desde este punto de vista es favorable porque entiende que la vía bilateral es complementaria, y no sustituta, de los canales comunitarios.

Con relación a la simplificación administrativa prevista en el Tratado de Comercio y Navegación, podemos decir que ese tema se complementa con un artículo del Convenio sobre Tránsito de Personas, Vehículos, Embarcaciones Fluviales y Marítimas y Aeronaves, y constituye un elemento integrador muy importante ya que sirve para facilitar el comercio al interior de la Comunidad Andina.

La acción de integración fronteriza constituye uno de los ámbitos más relevantes del Acuerdo de Paz. En ese sentido, por ejemplo, el Tratado de Comercio y Navegación prevé la ampliación y habilitación de nuevos pasos de frontera, en tanto que el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad dispone, además de la creación de una Comisión de Vecindad, una serie de acciones destinadas al aprovechamiento coordinado de los recursos mineros, a la interconexión de los sistemas eléctricos y a la facilitación de flujos turísticos y comerciales. En ese sentido, es de suma utilidad aprovechar los mecanismos que para tal efecto ya existen en la Comunidad Andina. En efecto, la posibilidad de suscribir convenios de complementación e integración está prevista en el capítulo cuarto del Acuerdo de Cartagena, con el beneficio consiguiente de dotar a dichos acuerdos de un marco jurídico de principios y obligaciones que, además de dar seguridad jurídica, garantizan su efectivo cumplimiento.

Presidente, podríamos continuar haciendo un análisis pormenorizado de las coincidencias y sustentos de los acuerdos en debate con las normas de la Comunidad Andina; sin embargo, para concluir podemos decir que la relación entre la integración fronteriza y la integración andina es indisociable. Existe una relación básica entre los Acuerdos del Perú y del Ecuador y los objetivos generales de la integración. Como se puede colegir, el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza conlleva a un impresionante desarrollo para los próximos años de la zona de frontera de ambos países, en donde habitan más de cuatro millones de personas entre peruanos y ecuatorianos, con más de tres mil millones en inversión en carreteras, en agroindustrias y en el aprovechamiento del oleoducto norperuano.

Quiero recordar que al asumir la presidencia el ingeniero Fujimori, año 1990, él se comprometió con el país, y está por cumplir sus ofrecimientos: acabar con la hiperinflación; derrotar al terrorismo, según los lineamientos del plan de gobierno del año 1990; y demarcar la frontera. En la página 47 del documento que tengo a la mano dice lo siguiente: "En lo concerniente a la integración a nivel andino, se emprenderá una política muy dinámica de reimpulso de este proceso, enfatizando tanto la esfera de la integración física y fronteriza". Más adelante dice: "Propiciaremos una política de distensión con los países limítrofes, buscando la reducción de los gastos militares, orientados a la defensa externa, para destinarlos a la defensa interna. Igualmente impulsaremos la cooperación dentro del marco del pacto amazónico y la integración fronteriza con los países vecinos". Y en otra parte de este documento, se dice: "En la actual coyuntura de distensión mundial, deberá ratificarse el espíritu de paz y el desarmamentismo que son cada vez más arraigados y que se extienden en el ámbito americano y andino en particular".

Presidente, a esos tres ofrecimientos, que se están cumpliendo, se puede agregar uno más, el mismo que fue dado por el Presidente de la República el 28 de julio del presente año: la futura dación de la ley del desarrollo de la amazonía.

No quiero terminar, Presidente, sin antes expresar mi felicitación al Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, colega Oswaldo Sandoval, por la brillante exposición e histórica presentación que hizo sobre los dos tratados en debate; por lo cual, mi voto será a favor de la aprobación de ambos tratados.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Rigoberto Ezquerra.

El señor EZQUERRA CÁCERES (C90-NM).— Señor Presidente: Hoy nos corresponde, en nombre del pueblo peruano, aprobar los Tratados de Comercio y Navegación y de Integración Fronteriza, firmados por los Presidentes del Perú y del Ecuador, en Brasilia, el 26 de octubre del año en curso, de acuerdo a lo establecido por el Protocolo de Río de Janeiro. Hoy se abre una nueva página para la historia de nuestros pueblos.

En el Tratado de Comercio y Navegación se prevé el libre paso del Ecuador por los afluentes del río Amazonas, mientras que el de Integración incluye el desarrollo binacional de más de cien proyectos de inversión por un monto aproximado de tres mil millones de dólares. Este tratado, señor, estipula los derechos que gozará el Ecuador para la navegación pacífica, para el comercio en el Amazonas y sus afluentes septentrionales, además de aquellos que le reconoce el artículo VI del Protocolo de Río de Janeiro, como la ubicación de dos centros de comercio y navegación destinados al almacenaje, transformación y comercialización de mercaderías en tránsito determinadas mediante notas diplomáticas. El Ecuador, al efecto, debe designar una empresa para que financie y ejecute la construcción de esos centros. Pero hay que tener en cuenta, señor Presidente, que estos centros de comercio y navegación se regirán por la legislación peruana no permitiéndoseles el almacenaje de productos cuya importación esté prohibida por el Perú ni mucho menos habrá fabricación de armas o municiones ni explotarán el petróleo.

Señor Presidente, nuestros objetivos han sido alcanzados. En estos acuerdos no hay vencidos ni vencedores porque vivir en paz es saludable para ambas naciones. La demarcación tiene una larga historia ya que ahora mediante estos documentos diplomáticos se está poniendo fin a tanta incertidumbre e inestabilidad fronteriza. Con estos tratados se cumplen los objetivos históricos, se elimina la vulnerabilidad y cada uno de los países puede enfrentar sus retos fundamentales, lo que permitirá dar un paso hacia la unidad de América Latina. Ahora que se pone fin a las diferencias fronterizas, nos toca culminar, dentro del plazo más breve, la fijación en el terreno de la frontera terrestre común con la colocación de los hitos. Porque cada tramo no cerrado es como una herida que sangra todavía; herida latente que en cualquier momento puede supurar. Es por ello que debemos ser firmes en culminar con la demarcación de nuestra frontera.

Es más, señor Presidente, la aprobación de estos acuerdos deja atrás un pasado doloroso y abre las puertas de un futuro promisorio para que ambas naciones puedan avanzar juntos, unidos por el mismo camino, para revertir el abandono en que estuvieron nuestros pueblos de la selva por muchos años, y para reflotarla e invertir económica y socialmente en esa zona, porque esta paz trae consigo el ahorro de muchos millones de dólares que fueron presupuestados para comprar armamentos.

Voy a poner un ejemplo. Hace muchos años el Cusco, mi tierra, está acariciando la idea de la construcción de la carretera Cusco-Quillabamba, que lleva hasta la provincia de La Convención, pasando por Huiro, Y en la selva central, los pueblos de Pucallpa están ansiosos por la construcción de la carretera pavimentada de Lima-Pucallpa, tramo que se puede transitar en seis horas y que ahora se hace en dos días. Quisiera aprovechar esta oportunidad para elevar mi saludo más reverente a la provincia de Canchis porque durante el conflicto de 1941 cayeron trescientos noventiún canchinos; y en homenaje a esos mártires se puso el nombre de Río Canchis, que quedará para la eternidad. En estos momentos necesitamos la armonía y la unión de todos los peruanos porque estamos empeñados en una lucha desigual contra la miseria, la pobreza y la desocupación.

Yo creo que en estos momentos, señor Presidente, no hay campo ni cabida para los demagogos, ni para los patrioteros. Creo que debemos hacer una fuerza común para salir adelante en el destino de nuestros pueblos.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el congresista Fernández Bustinza.

El señor FERNÁNDEZ BUSTINZA (C90-NM).— Señor Presidente: Por mucho tiempo, el Ecuador ha sido víctima de sus propias equivocaciones. En aras de un malentendido patriotismo, la verdad histórica sobre nuestros límites fue distorsionada intencionalmente; se produjeron mapas increíbles que nos ha llevado a tener una relación difícil por más de cincuenta años sustentada en una recíproca desconfianza.

Por mucho tiempo, el Perú vio que el Ecuador tenía graves problemas en cuanto a su integración nacional; problemas que lo presentaban inestable y se pensó incluso que era inviable como país. Esta circunstancia explica, pero no justifica, las angustias y afanes de algunos de sus dirigentes más connotados. Ellos buscaron irresponsablemente en el pasado razones equivocadas para desconocer el Protocolo de Río Janeiro. Usaron este error como argumento de campañas presidenciales lo que incentivó el odio hacia el Perú, con los resultados que todos conocemos: las guerras de 1941, de 1982 y de 1995.

Por su parte, el Perú ha vivido horas muy difíciles, sobre todo a partir de la década de los años sesenta, tanto en lo político como en lo económico y social. Para nadie es un secreto nuestra historia. Pero esa historia, pasada, de Perú y Ecuador, que está llena de fracasos, de frustraciones y de dolor, no puede ser eterna y tiene que cambiar. Perú y Ecuador juntos tienen que demostrar al mundo que son capaces de superar sus problemas; tienen que demostrar al mundo que pueden vivir en paz, y que en lugar de hacerse la guerra pueden ser socios para caminar juntos a partir de ahora en busca de un mejor destino para nuestros pueblos.

La desconfianza mutua que genera inestabilidad en nuestras relaciones tiene que cambiar poco a poco, y si bien existe en ambas naciones un ánimo dispuesto para arribar a un acuerdo sobre este importante tema, este acuerdo debe ser el inicio de una nueva etapa basada en la confianza, en la cooperación y en el desarrollo. Planteamos que haya decisión sobre estos temas con sinceridad y con mentes abiertas. Debemos aprender a hacerlo respetuosamente. Tenemos la firme creencia de que un esfuerzo de este género tiene que tener efectos positivos para ambos pueblos. Ésta es una necesidad impostergable.

Señor Presidente, mi intervención no tiene un propósito pasadista. Tengo la convicción de que al conocernos más, desaparecerán muchos fantasmas que perjudican nuestro entendimiento. Así se facilitará el mutuo respeto, el acercamiento que se merecen peruanos y ecuatorianos. Con esta renovada visión, nosotros construiremos un futuro mejor que no sólo merecemos sino que tenemos que alcanzarlo en estos nuevos tiempos.

Hoy existe una línea indubitable, perpetua y firme de frontera, motivo por el cual toda posibilidad de agresión entre nuestro país y el Ecuador ha desaparecido. Hemos cumplido un objetivo histórico: demarcar nuestros límites después de ciento setenta y siete años de vida independiente.

A las voces de los llamados halcones de la guerra, que advierten una infiltración ecuatoriana tras la suscripción de los acuerdos, yo respondo que hoy recién tenemos una línea cierta y firme y que los temores sobre hechos futuros deben basarse en hechos concretos y no en simples especulaciones. Los tratados suscritos con el Ecuador constituyen una posibilidad abierta para trabajar en pro del desarrollo de los pueblos. No es, pues, una puerta de infiltración del país del norte. He revisado exhaustivamente, señor, la documentación a la que todos hemos tenido acceso y, honestamente, no encuentro en los tratados ningún extremo que viole las leyes peruanas y menos nuestra soberanía.

Admito, señor, que no hubo una política informativa capaz de dar a conocer al pueblo el tenor de los acuerdos; pero este hecho respondía a la necesidad de mantener una moratoria para no entorpecer las negociaciones. Fue un acuerdo de ambos países. Ahora a todos nos corresponde continuar con este proceso informativo, con la finalidad de que la población tome debido conocimiento y sepa apreciar las ventajas del acuerdo de paz y de los tratados.

Señor Presidente, creo que es de hombres decentes agradecer y reconocer méritos a los que han hecho posible este acuerdo. Agradecer y reconocer a los Cancilleres don Francisco Tudela, Eduardo Ferrero y don Fernando de Trazegnies, quienes han escrito, en la historia, la página más brillante de nuestra diplomacia. Agradecer a los garantes que en todo momento apoyaron este objetivo. Agradecer al Presidente Fujimori que desde el año 1992 insiste en lograr la paz; habla con cinco presidentes ecuatorianos y, finalmente, el 26 de octubre logra firmar el acuerdo de paz en Brasilia, en acto histórico, al que muchos asistimos.

Creo oportuno rendir homenaje a los soldados peruanos que lucharon y cayeron en defensa de la Patria en una serie de confrontaciones que jamás debieron darse. Hago votos para que su sacrificio no sea en vano y que la sangre, generosamente derramada, sea el sustento y la savia que sirva para llevarnos a construir un futuro mejor, que comienza con la aprobación de los presentes tratados.

Por todas estas razones, señor, mi voto será por la aprobación de estos tratados.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Gamaniel Chiroque.

El señor CHIROQUE RAMÍREZ (C90-NM).— Señor Presidente: No sé si mi intervención ocupará los diez minutos o un poco más. Si los necesitara tengo los diez minutos del congresista Díaz Bringas.

Después de escuchar la didáctica intervención de los colegas Oswaldo Sandoval y Carlos Torres y Torres Lara, creo que los argumentos políticos, económicos, técnicos e históricos están dados. Después de escuchar la intervención de los representantes de los grupos minoritarios de oposición: de la congresista Lourdes Flores Nano, del congresista Lastenio Morales y del congresista Edgar Nuñez, podemos decir también que tenemos todos los argumentos contundentes para aprobar estos tratados.

Sin embargo, tengo que dirigirme a los compatriotas de mi país que tienen cierta credibilidad diferenciada; hay una graduación en cuanto a la credibilidad. En una anterior intervención tomé posición con relación al pedido de los países garantes: voté a favor de lo solicitado. Mi criterio tuvo como base la confianza y la garantía que me ofrecía el hecho de que las gestiones habían sido realizadas, hasta el momento de su estancamiento, por compatriotas completamente enterados del rol que les correspondía desempeñar.

Desde luego, también decidí apoyar el pedido de los garantes porque, para hacer su propuesta de solución global, ofrecieron actuar estrictamente conforme lo imponía el Protocolo de Río de Janeiro, el arbitraje de Braz Dias de Aguiar y los instrumentos complementarios. Mi posición estuvo fortalecida también por el hecho de considerar que estaba lo suficientemente informado de todo lo avanzado en las reuniones multinacionales, inclusive por los pareceres técnico-jurídicos, tal como lo ha manifestado el congresista Lastenio Morales.

En la última sesión realizada en la Cancillería, después de escuchar las explicaciones dadas por el Canciller Ferrero Costa y sus colaboradores, a través de las cuales nos dio a conocer el estancamiento de las conversaciones, originado por el Ecuador, intervine a manera de reflexión e interrogación. Dije que no encontraba una explicación válida acerca del comportamiento unilateral del Ecuador, puesto que teníamos al más poderoso país del mundo en calidad de garante de la ejecución del Protocolo de Río de Janeiro, hablando política, económica y militarmente: los Estados Unidos de Norteamérica.

Dije también que entre los países poderosos de América del Sur teníamos a Brasil, Argentina y Chile. Y pregunté: ¿cómo era posible que estos países poderosos no puedan presionar al Ecuador para que acepte la ejecución del Protocolo? Pregunté si deberíamos creer a los países garantes y si ellos se consideraban garantes de la continuidad de las escaramuzas, de los conflictos, de las guerras, de las muertes y destrucción y del empobrecimiento inevitable de nuestros países. Tal vez, agregué, quieren garantizar que a nuestros países todo esto le suceda por otros cincuenta y seis o cien años más o, tal vez, indefinidamente. La respuesta del Canciller fue: efectivamente, ésa era la forma de pensar de todos los peruanos, pero no había todavía una decisión con relación a los garantes.

Señor Presidente, para dar mi anterior decisión tuve previamente que analizar bien las cosas. Así lo hice saber, por su intermedio, a mis compatriotas. Hoy la situación es diferente. Los garantes han cumplido con su histórica obligación, y estoy convencido de que lo han hecho con estricta sujeción al Protocolo de Río, al arbitraje de Dias de Aguiar y a los pareceres jurídico-técnicos.

Hoy, al aprobar los tratados, como estoy seguro que lo haremos, dejaremos atrás las tensiones, los conflictos, las muertes, el desgaste económico de nuestros países. Hoy, señor Presidente, el Congreso peruano, asumiendo su histórica responsabilidad, como lo hará el Congreso ecuatoriano, abrirán puertas y ventanas para permitir al Perú y al Ecuador el abrazo fraterno de la reconciliación, una auténtica integración, política, económica y social y el despegue hacia la modernidad, en armoniosa y sana competitividad, en fraterna y honesta complementariedad.

Yo no veo a los tratados con pesimismo ni con recelos; al contrario, los veo como una oportunidad para sepultar nuestras controversias, nuestras dudas, nuestras limitaciones y todo el cúmulo de aspectos negativos que atentan el desarrollo y las buenas relaciones de nuestros pueblos. Lo veo, señor Presidente, como la posibilidad de poner en mejores condiciones de aplicación nuestro espíritu empresarial, nuestra inteligencia, nuestra creatividad a favor de las mejores causas, que deben inspirarnos las lógicas y esperanzadas aspiraciones de nuestros pueblos.

Señor Presidente, por lo que he manifestado y por todos los pronunciamientos de las instituciones y personalidades de nuestro país enteradas de este problema, yo debo rechazar tajantemente los argumentos dados por la oposición para oponerse a la aprobación de estos tratados. Quiero rebatir dos o tres de ellos. Uno de ellos, el más exhibido en las intervenciones, dice que la amazonía ha sido postergada, abandonada. Eso en realidad lo dicen aquellos que no conocen muy bien la amazonía, la sierra y la costa.

Yo he estado en la amazonía: he estado en Requena, he estado en Nauta, he estado en Genaro Herrera, he estado en las comunidades de Pacaya-Samiria, y he visto en esas zonas que hay proteínas, minerales, vitaminas e hidratos de carbono al alcance de la mano. No quiero decir con esto que no se deba apoyar a esa zona; entiéndase bien; pero he visto en la selva que hay mejores condiciones para una vida saludable que en la costa o en la sierra. He estado en San Martín: en Moyobamba, en Rioja, en Tarapoto; he estado en Uchiza, y he visto cómo están progresando los agricultores; he visto que hay fuentes de trabajo. En San Martín, y se ha empezado a trabajar hace poco tiempo, los agricultores tienen instaladas para este año más de cuarenta mil hectáreas de arroz, y dicen que van por las doscientas mil hectáreas; quieren ser exportadores de arroz; hay molinos y hay máquinas transformadoras de leche. Entonces, los que dicen que la selva ha estado postergada y abandonada se suman al estribillo de que hay sobrecostos o impuestos antitécnicos; eso todo el mundo lo repite sin fundamento básico alguno.

Señor Presidente, en honor a la verdad creo que no podemos anteponer la ley de aprobación de la promoción de la selva a la aprobación de estos tratados; de ninguna manera, porque primero tendríamos que atender a los pueblos que están mucho más abandonados en la costa y en la sierra. Seguramente se dará una ley para todos estos pueblos y en eso yo estoy totalmente de acuerdo. Pero no se diga que la selva está abandonada y postergada. Yo conozco muy bien la selva, señores.

Señor Presidente, hoy yo ya no estoy ante una disyuntiva, como sí estuve en anterior oportunidad. Hoy mi criterio está frente a un sentimiento imperativo. Este sentimiento imperativo es de apoyo a la aprobación de los tratados.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Santos Reto.

El señor RETO NEYRA (UPP).— Indudablemente que el objetivo central de la discusión de estos dos tratados es la búsqueda de la paz. Y la paz tiene un costo. En este caso, para Perú y Ecuador ha tenido un altísimo costo no solamente desde el punto de vista económico sino también desde el punto de vista de pérdida de vidas humanas. Tenemos que concebir la paz en el marco general que siguen los países civilizados que creen en la democracia y en sus propias posibilidades de desarrollo.

Se ha dado el ejemplo claro de los países europeos y se ha explicado también la forma en que se viene consolidando la democracia en las instituciones de América del Sur y en los países que buscan permanente la paz. Con esa lógica tenemos que señalar que el objetivo de la búsqueda de la paz tiene un altísimo costo. En este marco, Ecuador y Perú están pagando también su costo.

Pero al margen del costo social, económico y humano tendríamos que centrarnos en lo principal. No solamente hay que señalar los aspectos económicos o las ventajas que pueden originar la firma de estos tratados, que se van a consolidar hoy con los aportes que se puedan hacer. Desde el punto de vista económico, es lógico y evidente que va a haber progreso, superación y, en todo caso, un nivel de aceptación en ambos países, con incidencia en la educación, en la cultura y en la salud.

Hay que señalar que durante muchos años esos aspectos no han sido atendidos en el Perú. No sucede lo mismo de parte del lado ecuatoriano. Y no olvidemos que hasta hace pocos años, algunos alumnos de los caseríos de la línea fronteriza iban a estudiar al Ecuador; se educaban bajo el signo del himno ecuatoriano y los símbolos patrios del Ecuador; recibían el material educativo de Ecuador; y en salud, muchas mujeres gestantes iban a dar a luz al Ecuador, por la implementación que ellos han venido haciendo hace mucho tiempo en los sectores de Educación y Salud. La experiencia que me ha tocado vivir en este caso, como maestro en plena línea fronteriza, en un sector de Sullana, me obliga a decir que ellos han estado trabajando permanentemente para consolidar lo que hoy, en este caso, se está logrando: la penetración —quiérase o no— hay que llamarlo así a través de los enclaves que se van a constituir en la selva peruana.

Al margen de eso, es necesario señalar algo sobre la integración que se está planteando en el acuerdo y, fundamentalmente, la integración de vías. Hay que decir con toda claridad que la contraparte peruana tiene que estar orientada a cubrir la ventaja que nos va a sacar Ecuador, porque ellos tienen culminadas sus vías de integración. Por ejemplo, del sector noreste de Piura, específicamente de Loja, va a ser mucho más fácil llegar a Sarameriza. Esa conexión va a permitir la exportación de productos por la vía del Amazonas hacia el Puerto Bolívar y hacia Guayaquil, pero lógicamente habrá un detrimento de la economía en el norte de nuestro país.

Por esa razón, nosotros tenemos que apuntalar no solamente la vía de integración Lalamor-El Alamor en la frontera de Piura sino, también, Cariamanga-Ayabaca y Aguas Verdes, en Tumbes, porque nos permitirá fortalecer la creación del correo bioceánico Paita-Belém do Pará. Ésta es la alternativa que, en función a la salida, nos espera el futuro. No olvidemos que el 31 de diciembre del próximo año, Panamá va a tener pleno dominio sobre su canal. Va a ser devuelto, y estará bajo control de Panamá. En consecuencia, uno de los mecanismos alternativos de comercio y de integración es el correo bioceánico Paita-Belém do Pará, que saldrá, evidentemente, desde la base de Ceticos que se aprobó para Piura y Tumbes.

Al margen de las críticas por la actitud que asumió el gobierno, a través de los Ministros Tomás Gonzáles y José Villanueva, es necesario que se tenga que pagar la factura, ejecutando efectivamente este correo bioceánico de Paita a Belém do Pará. Y digo la factura, porque ha costado la vida de loretanos y piuranos. No se olviden de que nosotros estamos mucho más cerca a la frontera, que muchos otros departamentos, por la construcción de viviendas tanto en Tumbes como en Piura.

Las confrontaciones bélicas han originado permanentemente zozobra e inseguridad en las transacciones comerciales y en lo que concierne a la ligazón de carácter económico, social y cultural. Es necesario que todos estos aspectos se tomen en consideración. El sacrificio de los piuranos y de los loretanos no debe ser en vano. Queremos que se consolide la búsqueda permanente de la paz; en todo caso, que se ejecute una propuesta de desarrollo.

Al margen de las ventajas que habría con estos tratados, tenemos que atender nuestra deuda social interior: la reactivación del agro, el apoyo oportuno con las líneas de crédito, la atención de los proyectos prioritarios, como Puyango-Tumbes, Chira-Piura y Alto Piura los cuales son altamente necesarios y obligatorios para que se consolide la propuesta económica que puede desarrollar la parte norte del país; y a la vez debe darse la descentralización en todos sus aspectos. Nosotros apostamos por la descentralización en paz porque queremos que el desarrollo de nuestra Patria se consolide y que haya mejores horizontes para nuestros hijos.

También debo señalar que con la delegación de funciones que se va a dar, con las exoneraciones tributarias por cien años, según propuesta que se ha difundido hoy, con el tratamiento especial para los maestros que trabajan en esas zonas, con el tratamiento especial para que las empresas se asienten en esos lugares, en el caso de una propuesta de desarrollo de la amazonía, con todo ello, se tiene que favorecer no solamente al sector de la amazonía sino a toda la frontera de nuestra Patria, porque es el único mecanismo para lograr la superación y el progreso.

En este Pleno, nosotros hemos tenido la posibilidad de plantear todas nuestras posiciones y opiniones, que evidentemente son muy respetables. Yo no estuve presente en la ocasión anterior, donde se aprobó la delegación de facultades en los garantes para que se consolide el acta presidencial que se firmó en Brasilia. Estuve de viaje por las razones que ustedes ya conocen. En ese entonces, al igual que la mayoría de los congresistas, hubiese dado mi aporte para consolidar las propuestas que están discutiéndose ampliamente.

Por eso, señor Presidente, esta tarde debemos lograr el desarrollo de nuestro país, con descentralización, con apoyo al agro y con la sanción a aquellos que atentan contra la democracia y a los que cometen actos que están en contra de los intereses de nuestra Patria.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Daniel Estrada.

El señor ESTRADA PÉREZ (UPP).— Señor Presidente: El 23 de febrero de 1996, los gobiernos del Perú y del Ecuador presentan una lista de los denominados impasses subsistentes que, luego, el 29 de octubre de 1996 da lugar a lo que se conoce con el nombre de "Acuerdo de Santiago de Chile"; documento por el cual los países garantes asumen el compromiso de proponer procedimientos adecuados para la solución definitiva de los puntos en desacuerdo entre el Perú y el Ecuador.

A su vez, señor Presidente, el ingeniero Alberto Fujimori, Presidente del Perú, y el doctor Jamil Mahuad dirigen el 8 de octubre de este año una carta al Presidente del Brasil, diciéndole que al no haber sido posible encontrar una fórmula mutuamente aceptable para culminar la fijación en el terreno de la frontera terrestre común, conforme al Protocolo de Río de Janeiro, al fallo del árbitro Braz Dias de Aguiar y a lo convenido en el cronograma del 19 del presente año, pese a los logros ya obtenidos en las conversaciones bilaterales, proponen que sean los garantes, en aplicación del Acuerdo de Santiago, los que propongan una fórmula de solución.

A mérito de este pedido, el Presidente del Brasil responde solamente a los dos días señalando lo siguiente. Dice que para los efectos de asegurar este carácter; es decir la presentación de una fórmula solutoria a este problema grave subsistente entre dos países hermanos de América Latina, dice el Presidente del Brasil que, para el efecto, "entregaríamos nuestra propuesta solamente en el evento de que los Congresos de ambos países hubieran aprobado este procedimiento". Y este procedimiento señala que el punto de vista de los garantes del Protocolo debería tener un carácter vinculante para las partes. Es decir, los garantes nos proponían hace sólo unos pocos días la obligatoriedad de la aceptación de la propuesta proveniente de ellos. Y en esas condiciones, se propone a este Congreso acepte la propuesta de los garantes.

Mi voto, señor, ante la perspectiva de la paz, ante la perspectiva de la unidad de los pueblos de América Latina fue por la confianza a los garantes. Y en efecto lo hice, porque creía y creo que es necesario que se cierre definitivamente la frontera con el Ecuador. Porque quiero y creo que se empiece una nueva era de buena vecindad con el Ecuador y porque quiero y creo, señor, y seguiré queriendo definitivamente que esto que se llama "la hipoteca para la diplomacia del Perú" termine definitivamente, y la nueva política exterior de la República siga para favorecer básica y prioritariamente, fundamental y primeramente, los derechos y el derecho mayor al desarrollo que tenemos los hombres que poblamos el país y la Nación en su conjunto.

Pero, ¿cuál fue el resultado, señor Presidente? Luego de este magnífico evento al que concurren todas las fuerzas internacionales, evento en el que nosotros constatamos cómo todos los órganos del mundo internacional dan un veredicto favorable, el resultado que nos traen aquí, en primer lugar, es el de mostrarnos que el Perú paga un alto costo por esa paz reclamada por nuestro pueblo; paga, entre otros pagos, con el kilómetro cuadrado en Tiwinza. Este kilómetro cuadrado en Tiwinza, y debemos decirlo, señor Presidente, señores congresistas, recogiendo el clamor y el sentimiento de los peruanos, no es aceptado por nosotros. No estamos de acuerdo con la entrega de ese kilómetro cuadrado a los ecuatorianos por mucha explicación jurídica que haya, por mucho que signifique efectivamente la cesión de una propiedad privada.

Lo cierto es que en la espiritualidad de la Nación, lo cierto es que en el fondo patriótico de cada peruano se siente un aguijón que está establecido ahí, y que para el Ecuador puede ser inclusive un foco de infección. Quienes quieren a la Patria desde esta perspectiva tampoco aceptamos que esto quede perenne. Sin embargo, es el costo de la paz; sin embargo, señalan, es la magnanimidad del Perú. Yo en algún momento dije, señor, que éste es un bálsamo para el Ecuador, es un lenitivo para el Ecuador, pero es para ellos. Pero nuestra mentalidad, nuestro espíritu nacional, hace que veamos de otra forma esta situación.

Y ahora se nos pone en el tapete la aprobación de un Tratado y de un Acuerdo. Yo siento, señor Presidente, colegas congresistas, que estos documentos de cumplimiento obligatorio no están consiguiendo el objetivo mayor de poner la política internacional al servicio de los intereses mayores del país. No están sirviendo para propiciar nuestro desarrollo. Están sirviendo para dividirnos más. Están sirviendo para comprobar cómo es que una determinada política está llevando a la lotización del Perú en todo orden de cosas. No es una lotización del territorio —no hay que entenderlo así— sino que se está llevando a que se creen estancos o bancos, en donde los peruanos nos estamos ubicando para dividirnos más, para separarnos más.

Yo quisiera preguntar, señores: si nosotros damos un voto de confianza en la búsqueda de la paz sublime, noble, fin, que puede perseguir un hombre, más aun si está en el Congreso, y la respuesta viene con esta carga de sinsabores, viene con esta carga que desalienta, que no permite que el entusiasmo continúe o que el fervor siga abrigando esperanzas cobijados bajo la bandera del país, ¿cómo es posible, por ejemplo, que se justifique una presencia ajena en el Perú, sea cuál fuere la modalidad que se busque, sea cuál fuere el resquicio o la vía jurídica que se haya logrado entender, captar o plasmar para que haya dentro de nuestro país un manejo extranjero en trescientas hectáreas? Esto tiene sentido contra, por ejemplo, el pueblo loretano que conoce su territorio, que conoce su patria chica o pequeña.

Le pregunto, señor Presidente, a algún miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores, cuyo presidente nos ha explicado de manera amplia cómo fue la aprobación de estos tratados, si conoce el territorio de la provincia de Condorcanqui. Por lo menos han sobrevolado por ese lugar para imaginar el problema que puede significar la aceptación de la entrega de estos suelos. Sería conveniente que estos tratados se discutan más. El pueblo debe estar empapado de sus alcances, para que no tengamos temores, para que sepamos que éste es el precio, que éste es el costo, que lo aceptamos conscientemente, más allá de nuestras banderas políticas, más allá de nuestra ideología o más allá de nuestra comprensión de lo que es la Patria. Sin embargo, eso no se ha hecho. Hay una deuda con el país, hay una deuda con los propósitos que deben animar a todo buen gobernante. Por el contrario yo veo, señor, que hay desprecio.

¿Dónde está ahora el Presidente de la República que debería alentar con su presencia, con sus gestos y con su voz, al país en procura de defender estos tratados? Aquí está el diario oficial El Peruano de hoy. El Presidente de la República, y esto me parece que no es compatible como representante de la Nación, está haciendo propaganda en el Japón de la uña de gato, de la quinua, de la maca, del camu camu, etcétera, etcétera. Esto no le corresponde al Presidente de la República. El personero de la Nación tiene otra...

El señor PRESIDENTE.— Señor Daniel Estrada, se ha vencido su tiempo. Sírvase concluir su intervención.

El señor ESTRADA PÉREZ (UPP).— Señor, es usted muy amable.

El personero de la Nación, decía, tiene otra misión. Que nos representen otras personas para hacer comercio o negocio con otros países.

Por tanto, señor, hay un contraste. Mi voto reflejará ese contraste. Estamos por la paz, queremos la unidad de los pueblos de América Latina, no más heridas, queremos que esto cicatrice para siempre. Pero queremos el progreso de nuestro pueblo, queremos que las voces de los distintos pueblos del Perú tengan eco, tengan también cabida y recepción en el gobierno, en el Estado y en el Congreso. En este momento, señor, las reflexiones nos llevan a encontrar este contraste, a encontrar esta diferencia. Para lograr la paz internacional, para conquistar esa paz, es bueno, es necesario y es impostergable que luchemos por el desarrollo de nuestro país, que luchemos por el interior de la República.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Ciccia Vásquez.

El señor CICCIA VÁSQUEZ (I).— Señor Presidente: Mis colegas, por un lado el congresista Sandoval Aguirre y el congresista Torres y Torres Lara, y por otro lado el congresista Chirinos Soto y la congresista Flores Nano, creo que han expuesto con mucha elocuencia respecto al tema como para estar repitiendo lo mismo.

Yo quisiera más bien, como piurano y hombre de frontera, si usted me lo permite, señor, comentarles cómo se vive y se trabaja en la frontera, allá en Piura, en mi tierra.

Yo he trabajado allá vendiendo cerveza, y pasaba a Macará sin Tratado; y veía cómo bandadas de palomas blancas cruzaban las fronteras sin que nadie las fastidiase. Allá en Tumbes, en Aguas Verdes y en Huaquillas, todos los días convivimos peruanos y ecuatorianos, aun en épocas en que ha habido pequeños tropiezos de guerra. Si usted camina hacia Sullana, en Lancones y Zapotillo, verá que todos los días conviven sullaneros y ecuatorianos. En Ayabaca, por el lado de Bado Grande, o en Huancabamba, allá en Hormigueros, todos los días hay abrazos entre peruanos y ecuatorianos. Yo no sé por qué hay tanto miedo en Iquitos a que nos demos abrazos navegando.

Por eso, señor, quería comentar esto con su permiso. Pero quiero también hablar un poco de la guerra, porque de allá de la lejana Italia procede mi apellido, y no siendo peruano, yo me sentía un poco apenado de no poderlo decir antes, porque en Itamaraty escuché al Presidente del Ecuador decir con mucho orgullo que su abuelo había peleado en la guerra. Mi apellido Ciccia estuvo llevando gente desde Sullana, en un camión que se llamaba el Mago de la Cordillera, y entró triunfante en Machala. Don Luis Ciccia al timón y el mayor Miñano solamente esperaban la orden del Presidente para entrar en Guayaquil.

Yo sí tengo el derecho de pedir la paz, porque a mi tío le cayó una bala en la pierna y regó sangre, no siendo peruana, por el Perú. Por eso me gusta la paz, y como soy hombre de paz, señor Presidente, no hablo mucho; pero me gusta cantar, me sobra tiempo para cantar. Quisiera que el pueblo vea cómo también hay cariño en el alma y escuche:

"Mira la tierra / que pisas / coge un puñado y verás. / Que es tierra, / que es tierra, / que es tierra.

¿Y por qué buscas la guerra / fiera costumbre de llanto? / dime qué tiene tu sangre / si tu rival es tu viento.

Si no te gusta la paz / mirando al cielo verás / que eres más tierra / que la misma tierra / un pedazo de animal.

Pide una estrella / y la luna / coge en tus manos el sol. / Verás que hay un Dios / que da vida / y tu la quitas feroz. / Limpia tu voz y tu armiño / con el sudor de tu frente / que el mundo lleno de gente / pide trabajo y cariño.

Mira la tierra que pisas / coge un puñado y verás / que nos da vida la tierra / Dime ¿qué guerra da paz?

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Cáceres Velásquez.

El señor CÁCERES VELÁSQUEZ (DEMO).— Señor Presidente: Estamos desarrollando un debate sin duda trascendental en la vida de la nación, y al iniciar mi intervención tengo que hacer recuerdo de las razones que tuve para votar en contra de la autorización legislativa solicitada por el señor Presidente de la República para encontrar una fórmula absolutoria a la problemática pendiente con el Ecuador.

Dije entonces que esa propuesta presidencial tenía un pecado original, porque no había llevado el necesario refrendo del respectivo ministro.

Dije también que la vía que se planteaba era extraconstitucional, porque estábamos aprobando por adelantado lo que ahora justamente no podemos modificar y que tenemos que aprobar tal cual ha venido.

En tercer lugar, dije que estábamos dejando algo en situación de mucho riesgo para que lo decidieran otros, en lugar de que pudieran haberlo resuelto en forma directa los propios gobiernos del Perú y del Ecuador.

Y finalmente, dije también que tenía que votar en contra porque no había habido suficiente información. Ciertamente que algunos congresistas de la oposición, junto con algunos otros de la mayoría, sí recibieron esa información y seguramente en razón de ello es que votaron en favor de la propuesta presidencial; pero quienes no fuimos privilegiados con recibir dicha información, tuvimos necesariamente que votar en contra, y ciertamente que también habríamos votado de la misma manera, con mayor razón ahora, que conocemos el desenlace del acuerdo adoptado en aquella noche histórica.

Señor Presidente, quiero referirme a los tratados que se encuentran en debate, luego de haber escuchado la importante información y sustentación que presentó el Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y luego de haber escuchado todas las exposiciones que se han formulado.

Creo que hay objeciones importantes que formular a esos tratados. En primer lugar, hay la cesión de dos emplazamientos; no quisiera llamarlos enclaves, aunque buscando en el diccionario podría ubicarse dentro de esa terminología a los terrenos que van a cederse por 50 años renovables al Ecuador allí en el corazón de la amazonía.

Yo tengo que decir que esa entrega de los terrenos al interior de la amazonía no va a desactivar la "amazonasfilia", la "amazonasmanía" que el Ecuador ha venido revelando a lo largo de su historia; esa suerte de adicción del Ecuador a poseer una parte de la amazonía, que no ha sido saciada con aquello que le cedimos en la paz lograda con el tratado de Río de Janeiro.

Creo yo, por el contrario, que la entrega de estos dos terrenos con un régimen especial va a incentivar esa adicción de otra manera, tanto más que se están concediendo ventajas excepcionales a aquellos territorios, o terrenos, como ha pretendido aclarar uno de los miembros de la mayoría.

Ni siquiera Loreto va a gozar de las ventajas que van a tener esos territorios, porque sencillamente allí no se va a pagar impuesto alguno. He leído el proyecto de ley que se está preparando para la amazonía, y allí hay una serie de términos que apuntan a bajar determinados impuestos, anular otros, cuando todo ello se resume en los tratados que estamos debatiendo en unas pocas palabras: "no pagará impuesto alguno"; eso significa mucho más que lo que se va a conceder a la amazonía, con el agregado de que cualquier mayor ventaja que otorguemos a los propios peruanos tendremos que dársela también al Ecuador.

Esto, señor Presidente, para quienes somos provincianos, "nos huele a chicharrón de sebo", para quienes hemos combatido por el desarrollo de nuestros pueblos nos cae muy mal.

Encuentro en este tratado que hay una cesión permanente de 37 kilómetros cuadrados a nuestros vecinos del Ecuador, luego de haber escuchado la exposición del señor Torres y Torres Lara; de ahí recojo lo concerniente al kilómetro que estamos cediendo en Tiwinza.

¿Podrían los rusos ceder un kilómetro en Stalingrado, los franceses un kilómetro en Verdún? ¿Podrían los chilenos habernos dejado el Morro de Arica, señores congresistas? Yo creo que no.

Nosotros estamos haciendo justamente eso con Tiwinza, contribuyendo a que se incentive la adicción del Ecuador por nuestra amazonía. De otro lado, estamos comprometiendo grandes recursos del Perú en favor del desarrollo del Ecuador.

Cuántos años estamos luchando en Puno por bajar a Madre de Dios; cuántos años estamos luchando en Arequipa, en Cusco y en Puno por nuestras carreteras pavimentadas, y qué decir de otros lugares del Perú; cuánto nos costó hacer el aeropuerto de Juliaca, cuántos días de paro y de huelga. Pues bien, allí, señor, recursos del Perú que ni siquiera se han definido cuáles son ni cuántos son, van a ser comprometidos para estas obras, mientras que nuestros pueblos languidecen por falta de atención del gobierno central.

De otro lado, observo que no hay sensibilidad para Loreto, para comprender su justa indignación y su postergación. No he ido a Loreto, pero cierro los ojos y entiendo la razón de su protesta. No tenemos autogobierno, no tenemos descentralismo en el Perú, nos manejamos por un gobierno ultracentralizado; entonces, ¿cómo no va a haber protesta en Loreto? ¿Ya no la hubo en el pasado? ¿Fue delictuosa aquella protesta de los loretanos cuando el famoso Tratado que cedió Leticia a Colombia? Yo creo que no, señor Presidente; es un acto más bien heroico que la historia del Perú recuerda por siempre, como un acto de los
pueblos de nuestra amazonía que reclamaban justicia y mejor trato.

De otro lado, observo que en estos tratados no hay reciprocidad para el Perú. Nosotros damos y no recibimos nada; no hay una programación; no hay una planificación de lo que se va a hacer, según estos tratados, en el tiempo; y, fundamentalmente, no se habla de desarme. Aquí, señor Presidente, quedamos librados a la buena fe de nuestros hermanos ecuatorianos, a la buena fe de los garantes; pero por la buena fe cuántos pueblos han perdido a lo largo de la historia.

Creo yo que tampoco ha habido una debida preparación del pueblo, una información necesaria; en provincias no ha habido participación de la ciudadanía. Convengo en que es distinta la situación de la costa, donde hay pueblos ya desarrollados, hay un Perú ocupado y poblado; no así en la selva de nuestra patria, como ayer describió, en forma estadística por demás precisa y clara, el doctor Guerra-García. Ésta es una hora mundial de desarme. A mí me parece que esta fórmula no hubiera sido hecha dentro de mentes peruanas; parece el cumplimiento de un ucase imperial que en forma irrefragable tenemos que acatar. Por ello, señor, me siento duramente comprometido en esta prueba. Soy un hombre andino y provinciano, soy colla y puneño, que ha buscado siempre el más fervoroso nacionalismo, que ha procurado ennoblecer esta tribuna a lo largo de su vida legislativa.

Por eso, ante estos tratados que están en debate, tengo que emitir mi respuesta, tengo que decir mi palabra con la fuerza con que lo hacen los hombres que tienen convicciones. El Tahuantinsuyo, para mí, fue un gran ideal de desarrollo, de paz y de progreso, porque realizó la paz y el progreso en América. Yo, señor, amo la paz verdadera, amo la democracia verdadera; por eso, con la fuerza de una galga, con la fuerza de un hondazo, tengo que decir rotundamente no con mi voto, señor Presidente, a los tratados que se encuentran en debate.

Concluyo mi intervención señalando que amo la paz, amo la integración de América Latina, amo el desarrollo de mi patria; pero el hecho de que yo tenga esos sentimientos no significa que pueda abdicar de ellos para probar algo que con el transcurso del tiempo puede transformarse en una situación peligrosa para el Perú. Tengo que prever, tengo que mirar más allá, estoy en el deber de hacerlo porque soy un congresista que ha vivido muchos años en el seno del Poder Legislativo; ésa es mi obligación, tengo que estar a la altura de mi obligación, a la altura de mi responsabilidad. Sin embargo, lo hago orando para que la mayoría justifique en el transcurso del tiempo lo que se está haciendo por el Perú, como estoy en la obligación, señor Presidente, de pensar en el futuro del Perú con toda honradez.

Desde la tribuna que ocupo, en función de los ideales que tengo, reitero, con la fuerza de una galga, de un hondazo, que mi voto es por el no respecto a los tratados que se encuentran en debate.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Vega Ascencio.

El señor VEGA ASCENCIO (C90-NM).— Señor Presidente: Esta tarde, los representantes del pueblo peruano estamos exponiendo nuestra posición frente a un hecho histórico.

Con el patriotismo no se puede hacer demagogia. No podemos mal informar ni provocar los sentimientos de patriotismo y menos caer en los intereses mezquinos de personas que sólo buscan figuración, protagonismo y que jamás son sinceros con los intereses del pueblo peruano.

Señor Presidente, todos queremos la paz; el pueblo peruano quiere la paz y quiere cerrar nuestras fronteras y colocar el último hito en el territorio fronterizo con el Ecuador.

Asimismo, el pueblo peruano quiere cerrar las páginas de odio entre los pueblos del Ecuador y del Perú y abrir las páginas de la integración fronteriza, del desarrollo y de la buena vecindad.

Todos somos testigos de que la guerra genera la muerte de muchos jóvenes soldados de ambos lados y enluta a muchas familias, especialmente de condición humilde.

De igual manera, la guerra y el conflicto con el Ecuador durante más de 50 años ha venido originando
perjuicios y constantes enfrentamientos en la actividad comercial.

Por eso, en la última CADE 98, realizada en la ciudad de Piura, se pudo apreciar a una delegación de dirigentes empresariales ecuatorianos interesados en invertir en el Perú y también a peruanos interesados en invertir en el Ecuador.

A los señores que propician el odio, a los señores que buscan el resentimiento de las personas, les invocamos reflexionen sobre lo que significa la paz.

Señores, la paz promueve el desarrollo y el progreso de los pueblos; la guerra y el odio promueven más pobreza y más miseria en los pueblos.

Con gran beneplácito, los pueblos del Perú y del Ecuador reciben, como consecuencia de la firma de la paz, mil millones de dólares de parte del Banco Interamericano de Desarrollo y de la Comisión Andina de Fomento, en calidad de préstamos, para apoyar el desarrollo de la zona fronteriza peruano-ecuatoriana.

Señor Presidente, el desarrollo y el progreso de nuestros pueblos fronterizos se vislumbra en un futuro cercano, porque las economías del Perú y del Ecuador son complementarias en muchos aspectos, y el intercambio comercial se incrementará significativamente para ambos pueblos.

Señor Presidente, estamos convencidos de que la integración con Ecuador será bastante más rápida que con cualquier otro país vecino. No dudamos de que nuestra amazonía saldrá beneficiada con un gran impulso de desarrollo socioeconómico y que en pocos años se verá la transformación en favor de toda la nación.

Sobre el Tratado de Comercio y Navegación, suscrito entre Perú y Ecuador, debo decir que es la parte formal más importante que convalidará y afirmará la paz entre ambos países. Este tratado se ha redactado dando cumplimiento al artículo sexto del Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro, a través del cual el Ecuador debe gozar de las mismas facilidades de que actualmente gozan países limítrofes como Brasil y Colombia, adicionalmente de otras que se establezcan.

Por lo tanto, se puede ver que el Protocolo de Río de Janeiro ha fijado el ámbito del tratado; y quienes dicen defender la vigencia del Protocolo deberían también apoyar el tratado, porque este documento desarrolla la intención del Protocolo, que es, como su nombre lo indica, de Paz, Amistad y Límites.

El Protocolo, como todos sabemos, no sólo es un instrumento que permite demarcar la frontera, sino que también es un instrumento que nos obliga a suscribir un tratado de comercio y navegación, que permitirá no sólo una separación de ambos países, sino también la integración comercial, social y económica del Perú y del Ecuador en un mundo globalizado como en el que actualmente nos encontramos.

Cada uno de los 39 artículos del tratado ha sido elaborado con el aporte técnico, histórico y económico de los especialistas en la materia, y estamos seguros de que no se está otorgando mayores beneficios a los que están consignados en el Protocolo.

Los críticos y los demagogos del tratado dicen que el Ecuador aprovechará esta situación para introducirse en nuestro territorio, afirmación que no tiene ningún sustento real, porque actualmente el Perú y el Ecuador vienen generando una agresiva educación para afirmar y respetar los límites territoriales de cada país.

Tenemos información de que incluso el nuevo mapa del Ecuador sería difundido en todos los colegios de ese país para educar a la niñez y a la juventud y desmontar todo el odio acumulado durante muchas décadas, y ojalá que ese odio también desaparezca en algunos ciudadanos peruanos.

Para algunos que desconfían de la legitimidad de este tratado, ¿qué podrían decir del Tratado de Cooperación Amazónica? Éste es un instrumento multilateral, suscrito el 3 de junio de 1978 entre Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Venezuela y Perú, destinado a un uso armónico de la amazonía. Como se aprecia en este tratado multilateral, firman Bolivia y Venezuela entre otros países que no son países amazónicos; sin embargo, el desarrollo social y económico conlleva a este tipo de tratados, que nos permitirá defender y otorgar un uso adecuado a nuestros recursos, como es el río Amazonas, que no es una vía sólo del Perú sino que es una vía de uso internacional.

Señor Presidente, si hacemos un reconocimiento a los tratados de límites suscritos con Colombia y Ecuador, podremos observar que ninguno de los dos países usurparon nuestro territorio por el hecho de que les otorgamos el derecho de usar el río Amazonas.

Por todas estas consideraciones y por las exposiciones magníficas que han hecho nuestros colegas, tanto el Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, el Presidente de la Comisión de Constitución y otros destacados líderes de nuestra bancada, así como la doctora Lourdes Flores y otros destacados dirigentes de la minoría, quiero indicarles que ambos tratados van a permitir la consolidación de la paz y el desarrollo integral de los pueblos fronterizos del Perú y del Ecuador; y por eso voy a votar a favor de esta histórica gestión, por el bien y por la paz de esos dos pueblos hermanos.

Gracias, señor Presidente.

—Durante la exposición del señor Vega Ascencio asume la Presidencia la señora Luz Salgado Rubianes de Paredes. Posteriormente, hace lo propio el señor Víctor Joy Way Rojas.

El señor PRESIDENTE.— En nombre de la Representación Nacional, la Presidencia saluda muy especialmente la visita de los señores alcaldes del departamento de Amazonas.

Se encuentran con nosotros el Alcalde de Chachapoyas, el Alcalde de la Provincia de Utcubamba, con su capital Bagua Grande, el Teniente Alcalde de la Provincia de Luya y el Alcalde de Santa María de Nieva, capital de la provincia de Condorcanqui donde está justamente el Cenepa y Tiwinza.

Bienvenidos.

(Aplausos.)

Quisiera pedir a los señores congresistas que todavía no se han inscrito en la lista de oradores que lo hagan de inmediato, a efecto de programar las siguientes intervenciones y cerrar dicha lista.

En consecuencia, pido a los que aún no se han inscrito que lo hagan en los próximos diez minutos, a fin de cerrar la lista de oradores y programar nuestro trabajo de inmediato.

Puede hacer uso de la palabra la señorita Espinoza Matos.

La señorita ESPINOZA MATOS (C90-NM).— Señor Presidente: Estamos nuevamente ante un hecho histórico y tenemos que tomar una decisión, porque decidir es la más hermosa expresión de nuestra libertad, es ejercer nuestro libre derecho eligiendo entre dos o más alternativas. Cuando tenemos la capacidad de aceptar o rechazar es cuando nuestra voluntad se pone de manifiesto; por eso, el ser auténticamente libres nos da derecho a poder elegir.

Es por ello que debemos ser consecuentes con nuestra responsabilidad, porque sabemos que las decisiones suelen ser entre blanco o negro; pero muchas veces la mayoría de las gentes opta por el color gris, sujeta al qué dirán, por temor a las consecuencias.

Señor, cada quien es responsable de lo que hace o deje de hacer. Es importante hacer las cosas en el momento apropiado, es importante tomar las decisiones en el momento apropiado, para que mañana más tarde no nos estemos arrepintiendo diciendo que por cobardes no lo intentamos.

Alguien afirmó acá que la guerra es una de las formas de hacer política. El gobierno del Presidente Fujimori no ha escogido esta forma para hacer política; por el contrario, ha escogido el camino de la paz, del desarrollo, de la tranquilidad, para dar mejores posibilidades de vida a nuestros hijos. Y gracias a la sabiduría de este Congreso, a su acierto histórico, hay una mayoría importante y significativa que ha optado por la paz, aun cuando algunos otros hayan escogido el camino fácil y demagógico de lograr la paz con guerra, que sólo les sirve para colmar subalternos apetitos personales, con lo que ponen en riesgo al país y su futuro.

Por fortuna, historiadores, políticos y estudiosos, cuyos nombres ha mencionado correctamente nuestro colega Pardo Mesones, dan su respaldo, decididamente y con coraje, a estos tratados y acuerdos que el ex Canciller Tudela ha calificado como lo mejor de lo posible.

Sin embargo, es necesario puntualizar que el logro de un entendimiento armonioso de paz con el Ecuador no se ha alcanzado entregándole parte de nuestra soberanía, ni obsequiándole granjerías comerciales que no se hayan establecido igualmente con países como Brasil y Colombia y que forman parte del derecho internacional. Antes bien, se ha impuesto la racionalidad, la sensatez, nuestra profunda y resuelta decisión de resolver agudos problemas sociales, económicos, de salud y culturales en esa región, que muchos gobiernos no se atrevieron a solucionar por falta de valentía. Por eso es que nuestros pueblos estuvieron marginados y retrasados.

Frente a esta situación, se convierte pues en un deber no sólo político sino humano conquistar la paz, no por la vía de las armas, sino por la vía del diálogo y la concertación.

Con la paz bajo el brazo tendremos el tiempo suficiente para convertir a nuestra amazonía en una verdadera potencia dentro de los pueblos de América Latina.

Se hace urgente, muy urgente, derrotar en la amazonía lo que yo llamaría los cuatro jinetes del Apocalipsis: la pobreza, la desnutrición, el analfabetismo y el desempleo.

Estos nefastos jinetes recorren todos los vientos cardinales en nuestra amazonía, sembrando odio, muerte, dolor, desesperación y angustia.

Las terribles cifras estadísticas elocuentemente nos hacen ver que el 61% de la pobreza crítica, el hambre de pan y de cultura, el déficit en la salud, el bajo ingreso per cápita, se encuentran en la selva rural, convirtiendo al habitante de la amazonía en un precario capital humano.

Por ello, lo que debemos cuidar como la niña de nuestros propios ojos es el capital humano, el ser humano como tal, con todas su facultades, físicas y psicológicas, para que podamos luchar por la dignidad y por la integridad de nuestro país.

Señor Presidente, la batalla por la paz debe librarse en dos frentes: el primero es el frente de la seguridad, en que la victoria significa libertad respecto del miedo; y el segundo es el frente económico y social, en que la victoria significa libertad respecto de la miseria. Sin duda, sólo la victoria en ambos frentes puede asegurar no sólo al Perú, sino a América Latina, una paz duradera y una paz real.

Cuando hablamos de seguridad, nos estamos refiriendo a las amenazas del hambre, la miseria y la enfermedad y a sus consecuencias como el delito. Nadie está libre de guerras si los hombres y las mujeres carecen de seguridad en sus hogares y en sus empleos; nadie está libre de guerra si hay odios, rencores y dolor en nuestra alma; nadie está libre de guerra si se sigue echando veneno, sembrando intriga, duda, confusión, caos y pesimismo.

Por eso yo estoy de acuerdo con la paz, como también lo estoy con una ley marco de desarrollo de la amazonía, que con la participación de sus comunidades, sus etnias, sus fuerzas vivas, sus instituciones más representativas, se involucre en el desarrollo sostenido de toda la región amazónica.

Lograr el desarrollo y la tranquilidad no es fácil. El desarrollo no es caridad. El desarrollo se logra a base de cooperación, donde el ser humano es el centro, el eje de ese desarrollo, donde el crecimiento económico es un medio para lograr la paz con justicia social; conceptos estos que seguramente son difíciles de pronunciar para aquellos que todavía no aprenden las lecciones de la historia y creen que sin inversión social, sin solidaridad, sin generosidad y atizando odios y rencores se puede tener un país con seguridad y desarrollo humano.

Es importante, pues, liberarnos de estos fantasmas psicológicos, de estos temores, de estos miedos que nos invaden. Por eso, cuánta razón tienen nuestros hermanos de Loreto en su protesta, que viene desde lo profundo de nuestra historia, en esa protesta de hombres y mujeres que reclaman igualdad y oportunidad para esta zona.

La lectura de dicha protesta nos indica que ésta no obedece a la escasa información respecto de los Acuerdos Perú-Ecuador. No se equivoquen, amigos de la oposición; más que eso, esa protesta viene desde generaciones pasadas, y todos nosotros lo sabemos, desde sus tatarabuelos, hasta sus jóvenes de ahora, que reclaman contra el olvido, la marginación, el caos y el abandono secular, que ahora las nuevas generaciones heredan.

Antes del año 90 sí hubo olvido, sí hubo marginación; pero, ¿por qué hubo olvido, por qué hubo marginación? Porque los gobiernos que pasaron no se atrevieron a solucionar estos problemas, no dieron la cara, no supieron tomar decisiones; porque siempre pensaron que era imposible subir hasta la cúspide del cerro, porque nunca encontraron el camino para seguir, y por lo tanto ni siquiera lo intentaron.

Frente a estos hechos, el entendimiento entre los pueblos que tuvieron ese conflicto es un mandato sagrado. Entonces, sembrar la paz es una exigencia histórica. Hagamos un pacto social para el desarrollo humano del país, especialmente para toda la amazonía.

Que converjan nuestras pequeñas banderas de movimientos o de partidos políticos en busca del desarrollo humano con paz para todos los peruanos.

Por eso, mi voto va a ser a favor de los acuerdos logrados con el país vecino.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Debo solicitarles a los señores congresistas que no se hayan registrado para hacer uso de la palabra, que lo hagan ahora.

Entonces, cerramos la lista de oradores.

Puede hacer uso de la palabra el señor Vargas Marín.

El señor VARGAS MARÍN (C90-NM).— Señor Presidente: En el caso que me faltara tiempo voy a usar el del congresista Jorge Trelles, que gentilmente me lo ha cedido, y si fuera necesario también, el tiempo del congresista Alberto Sato Abe.

Señor Presidente, señores congresistas, entre ayer y hoy hemos escuchado, según las diversas intervenciones, que todos están de acuerdo con la paz; pero muchos han adelantado que van a votar en contra de los proyectos en debate, y otros que lo harán a favor de los mismos. Lo que no entiendo es cómo se conceptúa la paz.

¿La paz es idea de cada quién?, ¿es el punto de vista de cada quién?, ¿es lo suyo de cada quién? ¿La paz es tan subjetiva que muchos podemos decir "todos queremos la paz" y al final votamos unos a favor y otros en contra? Ésa es una primera cuestión en que quisiera, por favor, que reflexionemos.

La paz es un ideal, y, como decía Hans Kelsen, ¿es sólo ausencia de violencia o es más bien un objetivo de los seres humanos?

Se ha dicho, con mucho acierto, que la paz no se logra con leyes, ni a través de declaraciones, ni con normas positivas. La paz la construyen los pueblos; la paz se hace a través de la obra humana; la paz se consigue cediendo con tolerancia, con entendimiento, con armonía, con acción tras acción todos los días de la vida. Ésa es la paz que nosotros queremos entre nuestros pueblos.

Ojalá no hubiese fronteras; pero no voy a dirigirme hacia un excelso ideal ni a encumbrarme en él. No; quiero poner firmemente los pies sobre la tierra, señor Presidente, y decirle que no se puede desvirtuar ni cuestionar tan fácilmente el esfuerzo de un gobierno, el esfuerzo de hombres que han dedicado muchas horas de su tiempo para conseguir esta instancia tan hermosa que tenemos todos los peruanos, cual es colocar por fin los hitos de la paz más que los hitos físicos en la frontera norte.

¿Y cuáles son los hitos de la paz? El primero de los hitos de la paz entiendo que es la voluntad: la voluntad de hacer, el deseo de conseguir un objetivo, trasladarse anímica y físicamente al lugar de los hechos, conversar, ceder, dialogar y avanzar. Eso es lo que se ha hecho hasta ahora, y por eso pienso que la mezquindad no debe regir este debate. Tenemos que ser objetivos y acercarnos al centro del tema.

En primer lugar, señor Presidente, soy partidario de la integración. Creo fervientemente en la integración, en todo tipo de integración. Y les cuento a los señores representantes y al Perú una experiencia de integración exitosa que como periodista y comunicador he logrado fundar y que ahora crece como crece una bola de nieve: la integración cultural e informativa que iniciamos en la cadena de radio más importante del Perú, que se llama Radio Programas, con los países vecinos; una integración real, concreta, que todos los peruanos, ecuatorianos, colombianos, venezolanos, bolivianos y argentinos pueden comprobar diariamente.

La integración sí es posible, y para ello tenemos que hacer todos los esfuerzos. Aquí lo que queremos, a través de los tratados, es conseguir la integración comercial, la integración económica, la integración física de nuestros pueblos.

Debo recordar, y debemos recordar todos, la Declaración sobre el Derecho de los Pueblos a la Paz, que se firmó el 12 de noviembre de 1984. ¿Qué dice esta Declaración? "Se declara solemnemente que proteger el derecho de los pueblos a la paz y fomentar su realización es una obligación fundamental de todo Estado". Subraya además esta Declaración: "Que para asegurar el ejercicio del derecho de los pueblos a la paz se requiere que la política de los Estados esté orientada hacia la eliminación de la amenaza de la guerra —especialmente—, a la renuncia del uso de la fuerza en las relaciones internacionales y al arreglo de las controversias internacionales por medios pacíficos, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas."

¿Qué ha hecho el Gobierno del Perú? ¿Qué ha hecho el Gobierno del Ecuador? Buscar esos medios pacíficos para conseguir la paz y la solución de sus diferencias fronterizas. O sea que se está haciendo un esfuerzo que el mundo reconoce y sobre el cual existe una Declaración. Creo que en ese sentido tenemos que ser objetivos, y hoy es una verdad universal que ningún país puede desarrollarse internamente si no tiene consigo la paz interna y la paz externa. De ahí la conveniencia de ingresar, a partir de la ratificación de este tratado, a una etapa signada claramente por la cooperación y la buena voluntad, hasta conseguir que la zozobra, la angustia y el dolor desaparezcan de nuestras fronteras.

Otro punto al que debo referirme es el siguiente: ¿por qué se desdeña y se considera al pueblo sin cerebro y sin pensamiento?, ¿por qué se menosprecia al pueblo?, ¿por qué no se reconoce la sabiduría del pueblo? El pueblo quiere la paz, sobre todo aquel pueblo de los asentamientos humanos, de los lugares más remotos del país, donde existen organizaciones populares de bases como el Vaso de Leche y los Clubes de Madres, cuyos hijos son los que van a la guerra y que fueron mutilados por las minas antipersonas en la frontera. Esas familias peruanas quieren la paz. ¿Por qué tenemos que desmerecer al pueblo? Reconozcamos su sabiduría. El Gobierno del Presidente Fujimori ha interpretado perfectamente el deseo, la aspiración de ese pueblo, y por eso ha dado estos pasos gigantescos para conseguir la paz.

Señor Presidente, voy a terminar mi intervención levantando un cargo.

Para algunos, el Tratado de Comercio y Navegación estaría concediendo al Ecuador centros de penetración, que van en contra de lo contemplado en el Protocolo de Río de Janeiro, pues esos centros de comercio y navegación serían enclaves.

Quiero hacer una aclaración. Según el diccionario jurídico Omega, un enclave "es un territorio perteneciente a una provincia y que se halla dentro de los límites de otra." Para el derecho internacional, "los enclaves constituyen parte del territorio de un Estado que se encuentran separados de su núcleo principal, y están completamente circundados por el territorio de otro Estado"; y, de acuerdo a los especialistas en la materia que acudieron al seno de la Comisión de Relaciones Exteriores, "se trata de un término propio de épocas coloniales que supone, en primer lugar, tener la categoría de territorio extranjero. La legislación vigente en dicho lugar es la del país que lo detenta". Repito, la legislación vigente es la del país que lo detenta.

Señor, no hay ningún enclave en esta materia, ni va a haberlo. Es importante que todos recordemos, en una interpretación integral, que para que no tenga la naturaleza jurídico-económica de enclave tiene que darse lo siguiente: constituye un territorio peruano, en primer lugar; por lo tanto, no puede ser enclave, ya que ahí se aplica la legislación peruana, se aplica la jurisprudencia peruana, se aplica el principio de soberanía estatal, se mantiene su poder de Policía sobre dichas áreas. Se trata de un régimen tributario especial para facilitar el desarrollo económico de la zona, y tiene carácter temporal porque se concede por un periodo de 50 años renovables, a diferencia de los derechos a perpetuidad.

¿Dónde están las características de enclave? ¿Por qué hablamos con tanta facilidad y alegremente y desorientamos a la opinión pública señalando que hay aquí un enclave? No existe ningún enclave, y estoy seguro de que mi colega Harold Forsyth, diplomático de profesión, me va a dar la razón cuando intervenga. No existe enclave.

Digamos las cosas con objetividad, sin desorientar, no solamente para ganar votos de manera populista. Éste es el momento en que todos tenemos que hablar con la verdad, técnicamente cuando sea necesario; pero también, si es que hay que poner emoción, hay que hacerlo midiendo las consecuencias.

En consecuencia, el centro de comercio y navegación no es sino una facilidad para el ejercicio de la navegación con fines comerciales.

Señor Presidente, voy a dar mi voto a favor de estos proyectos en debate porque creo en la paz, porque creo en la integración, porque creo que el Perú y el Ecuador van a construir a partir de hoy un futuro distinto, para poner en las fronteras, en lugar de tanques, tractores y en lugar de botas, palas y lampas, para desarrollar el nuevo futuro de nuestro pueblo.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Jhong Junchaya.

El señor JHONG JUNCHAYA (C90-NM).— Señor Presidente: Después de las brillantes intervenciones de los congresistas Oswaldo Sandoval, Carlos Torres y Torres Lara, Lourdes Flores y otros distinguidos colegas, queda muy poco que agregar. Sin embargo, permítame un breve intervención.

Señor Presidente, el Tratado de Comercio y Navegación y el Acuerdo Amplío de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad permitirán al Perú y al Ecuador, de ahora en adelante, enfrentar retos fundamentales, y de manera confiada, buscar la modernización y la construcción de un futuro de prosperidad.

Debemos subrayar que se ha dado un paso fundamental hacia la unidad de América Latina.

Haciendo un mesurado análisis, no se encuentra elemento alguno, tanto en el tratado como en el acuerdo, que vulnere la soberanía del país ni del territorio nacional. Debe indicarse que se ha cumplido con un propósito histórico de acercamiento entre ambos países y que se han eliminado vulnerabilidades, puntos indefinidos, por lo cuales se produjeron infiltraciones en el pasado.

Debemos estar seguros de que los objetivos del Perú han sido alcanzados y que en los acuerdos no hay ganadores ni perdedores, porque el Protocolo de Río de Janeiro es del Perú y también del Ecuador.

Los países garantes no son garantes de una eventual violación de la frontera; son garantes de la demarcación.

Por eso, la fórmula que se ha adoptado ahora se desenvuelve íntegramente dentro del Protocolo de Río de Janeiro, porque la finalidad era demarcar.

Existían tres tramos, de los cuales dos no se podían demarcar; esto, a partir de 1952. Lo que se ha hecho es culminar lo más importante, que es la demarcación y respetar la soberanía. El objetivo principal ha sido alcanzado.

En el Tratado de Comercio y Navegación y en el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad no existe una situación de privilegio que beneficie al Ecuador. Lo que se establece es un trato no discriminatorio, que no implica ningún beneficio de orden arancelario o tributario; nada que no se haya dado a Colombia o Brasil en materia de comercio y navegación se ha concedido a Ecuador.

No se puede impugnar un conjunto de tratados por una cuestión de régimen económico, que puede modificarse a través de leyes u otros dispositivos. No se puede tirar abajo la demarcación por aranceles, tarifas o impuestos. Eso no es tener medida de las proporciones.

En el Perú hemos vivido horas muy difíciles y hasta trágicas, tanto en lo político como en lo económico y en lo social.

Para nadie es un secreto el sensible estancamiento por años de la amazonia peruana, que gracias a los esfuerzos y al abnegado sacrificio de su pueblo siempre ha podido de una u otra forma salir adelante.

Sin embargo, con la firma del Tratado de Comercio y Navegación y el Acuerdo de Integración se conseguirán en estas zonas la construcción y mejoras de infraestructura vial, de transporte fluvial y otras, mejor calidad de vida para ambas poblaciones y sobre todo el fortalecimiento de la cooperación bilateral; es decir, se avizora una serie de perspectivas muy alentadoras para un futuro cercano.

No olvidemos el ahorro que significará para el Perú y el Ecuador dejar de gastar en armas, en virtud del término de la demarcación fronteriza y de la consolidación de la paz, para avanzar en un plan de desarme conjunto y cancelar así las costosas adquisiciones de equipos bélicos sofisticados, a las que muchas veces se ha dado prioridad en perjuicio de los gastos que combaten a la pobreza.

Finalmente, hoy existe una línea cierta de frontera, una línea firme e indubitable, razón por la que todo concepto de agresión desaparece. Los temores sobre hechos futuros deben basarse en hechos concretos y no en suposiciones.

Hemos alcanzado la tan anhelada paz y estamos legando a las generaciones futuras la tranquilidad necesaria que permitirá el desarrollo de dos pueblos hermanos con un destino común.

Por lo expuesto, señor Presidente, votaré en favor de la aprobación del Tratado de Comercio y Navegación y del Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo, Vecindad y sus Anexos, y, por supuesto, por la paz duradera para ambos países.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra la señora Fernández Baca de Valdez.

La señora FERNÁNDEZ BACA DE VALDEZ (UPP).— Señor Presidente: Durante el proceso de conversaciones en búsqueda de la paz definitiva entre Perú y Ecuador, a través de la demarcación definitiva de nuestras fronteras, se nombró una Comisión Binacional de Integración Fronteriza en la que participaron expertos ecuatorianos y peruanos.

Esta Comisión, después de un intenso trabajo, presentó en mayo de este año un documento con un nombre sugerente, que de sólo escucharlo invita a reflexión: "Ecuador y Perú, la construcción de un nuevo futuro", y con este nombre entregaron el proyecto de Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad.

Este Acuerdo, junto con el Tratado de Comercio y Navegación, cuyas aprobaciones se debaten hoy en este Pleno, son dos instrumentos fundamentales para la plena vigencia de los acuerdos alcanzados en el Acta Presidencial de Brasilia, el 26 de octubre último, día inolvidable para Perú, Ecuador y América Latina.

El aprobar los dos tratados representará no sólo ventajas para nuestro país, sino también para América Latina, porque están encontrándose caminos libres para el desarrollo político, económico y social; y promoverá la integración, en la que creo, dentro de un panorama de paz.

Cabe recordar que el tratado y el acuerdo sólo entrarán en vigencia cuando se haya colocado el último hito fronterizo, de conformidad con el cronograma de Río de Janeiro del 19 de enero de 1998.

Por ello, señor Presidente, es necesario que la colocación de los hitos fronterizos se inicie y termine en el más corto plazo, y que los hitos de la paz sean permanentes.

Una vez que entren en vigencia los tratados, se podrán promover activamente las condiciones necesarias para ejecutar los proyectos de desarrollo que ya están programados y que beneficiarán a los dos países, dinamizando nuestras economías, generando puestos de trabajo y mejorando la calidad de vida de las poblaciones fronterizas.

En el Acuerdo de Integración están considerados diversos proyectos nacionales y binacionales a los cuales ya se ha hecho referencia el día de ayer, esta mañana y esta tarde. Particularmente, quiero referirme al proyecto de interconexión de oleoductos.

Quiero recordar que en los años 70 se construyó en nuestro país el oleoducto Nor Peruano, gracias a la decisión de quienes entonces dirigían Petróleos del Perú. El costo fue alto, naturalmente; pero para ello se consiguieron préstamos blandos, y se programó una obra gigante, con visión de largo plazo y dentro del llamado modelo peruano. Gracias a esa visión de futuro es que hoy el Perú podrá entrar en igualdad de condiciones con el país vecino, para captar inversiones que permitan lograr esa interconexión de oleoductos que potencializará el sector de hidrocarburos.

Señor Presidente, quiero manifestar y dejar constancia de que tenía fundada expectativa en aprobar previamente a estos tratados una ley que demanda, requiere y necesita nuestra amazonía y la zona fronteriza. Ya que ello no ha sucedido, exhorto a mis colegas para que la Ley de Desarrollo de la Amazonía y Frontera ocupe un lugar preferente en la agenda de los próximos días de trabajo y que dicha ley salga antes de terminar la primera legislatura de su mandato.

Entiendo que el proyecto está ya elaborándose en el Ejecutivo, y el detalle del mismo estamos conociéndolo a través de medios de comunicación. ¿Es eso justo, Presidente? ¿Acaso no debimos tener aquí por lo menos los anteproyectos de esa ley?

Voté a favor de la resolución legislativa que autorizó el procedimiento propuesto para los países garantes; consecuente con aquella decisión, y después de estudiar detenidamente los dos tratados, sus anexos y sus apéndices, hoy también votaré a favor de la aprobación de los mismos, con visión de futuro, porque creo en la paz y porque creo que ello es positivo para mi país.

Finalmente, Presidente, quiero solicitar a través de usted, al Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, para que, dando cumplimiento a la Ley Nº 26889, se incluyan como nombres de las resoluciones que están en debate los siguientes: a la que aprueba el tratado, el de Resolución Legislativa que aprueba el Tratado de Comercio y Navegación suscrito entre las Repúblicas de Perú y Ecuador; y a la que aprueba el acuerdo, el de Resolución Legislativa que aprueba el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad suscrito entre las Repúblicas de Perú y Ecuador. Asimismo, para las dos sumillas sugiero que se diga: Objeto de la Resolución Legislativa.

Hago entrega de los textos al señor Presidente de la Comisión.

El tiempo que me queda lo cedo al congresista Harold Forsyth.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra la señora Townsend Diez Canseco.

La señora TOWNSEND DIEZ CANSECO (UPP).— Señor Presidente: Efectivamente, la sesión de hoy día, que se ha declarado continua, es decir sin suspenderla, hace que no todos participemos a la vez para escuchar los distintos puntos de vista. Pero, en general, creo que la ciudadanía conoce que entre ayer y hoy día la decisión está tomada, hay que decirlo, no solamente por los miembros del gobierno, sino por miembros de la oposición, que han reiterado van a mantener —algunos de ellos expresamente, algunos otros sin manifestarlo claramente— un voto de apoyo al Tratado de Comercio y Navegación y al Acuerdo de Integración.

Creo que, básicamente, se está dando un contraste, que no creo justo, entre una posición y otra: entre quienes se declaran a favor de la paz y critican a los que expresamos oposición a la manera en que este Gobierno ha tratado un acuerdo que todos deseamos y quienes creemos que tenemos todo el derecho a discrepar —como ya lo ha dicho un colega antes— y todo el derecho a exigir una integración nacional y una descentralización verdadera previa a cualquier otra situación que en el fondo puede ser, evidentemente, positiva respecto a lo que significa el anhelo de integración latinoamericana.

Creo injusto que en este propio Congreso el Ministro del Interior haya venido a acusar a parlamentarios, y no importa tanto de manera individual, pues lo que interesa es el querer recortar el derecho de los representantes a expresarse dentro y fuera del Parlamento, a recoger fuera de estos recintos lo que muchos peruanos piensan y la mayoría de las encuestas señalan; y aunque sé que las encuestas no deben normar nuestras decisiones, es cierto que ellas dan una referencia de la situación y el ánimo ciudadano, y nosotros debemos recoger esos intereses y esas exigencias.

Hoy día, en el diario El Comercio, se publican tres artículos referidos a Loreto, escritos por el Padre Joaquín García, por el Alcalde Jorge Chávez Sivina y por el Almirante en retiro Alfonso Panizo. En estos artículos, aunque estas tres personas no necesariamente piensen igual respecto al tratado en mención, se habla de la larga historia de olvido, de un Loreto que hoy se pone de moda y de una exigencia de mirar hacia el interior del país. Tres personas representativas de la región y ligadas a ella exigen una atención urgente. El Padre García se refiere a una infraestructura inexistente para el desarrollo, a un Iquitos que está a 700 kilómetros de la primera carretera más cercana, a unos fletes costosísimos y a una ausencia de participación coherente y certera del Estado; a una globalización que —él señala— marca identidades, pero que debe marchar hacia a un Estado multicolor y caleidoscópico. Es decir, desde el punto de vista de un militar —un marino en retiro—, de un sacerdote ligado a la región y de un alcalde, se exige el fin de
la marginación de Loreto; y creo que este fin de la marginación no tiene que ver con declaraciones altisonantes del propio Presidente de la República, calificándolos de antipatriotas cuando dan su opinión, o del Ministro del Interior, que no quiere ni quiso reconocer la provocación de quien ha malversado —según todos los indicios y según los propios informes de la Contraloría— los recursos del Estado a través de la Región Loreto, esto es, el actual Ministro de la Presidencia.

Todos estos ingredientes —dirán ustedes locales, internos— no deberían afectar un proceso de paz externo. Yo creo, por el contrario, que la paz interna debe ser la base para esa paz externa; y la paz interna no solamente tiene que ver con haber derrotado militarmente al terrorismo, sino también con derrotar la desconfianza y la falta de participación política del pueblo peruano, que es pacífico, pero no necesariamente un pueblo que permite que sus decisiones y sus anhelos respecto a la patria sean tomados con afán electoral, como creo yo que así está ocurriendo.

Hablaba el colega Dennis Vargas —no está en este momento aquí— de escuchar al pueblo y no mentirle, así como de que los pobres del Perú y sus hijos son los que van a la frontera. Esos mismos hijos de los pobres son los viejitos del 41, cuyos derechos no son reconocidos hasta el día de hoy, que mueren antes de lograr una pensión; o quizá los que fueron al Cenepa y a los que se les exigió tomar Tiwinza, en una falsa victoria que hemos conocido después, y que hoy en día no tienen ni siquiera la medalla de este Congreso. Esos jóvenes que no estaban bien alimentados en el 95 en el frente de batalla, que en una situación muy difícil combatieron en la selva en condiciones disímiles, tuvieron que asumir la defensa del territorio cuando el Servicio de Inteligencia Nacional, habiendo una campaña electoral, no trabajó de la manera adecuada por estar dedicado más a fines políticos que a fines de defensa y de prevención de la infiltración.

Ese año 95 marcó la muerte de jóvenes y también el sacrificio de quienes quedaron mutilados y de hoy oficiales, sobre los cuales he recibido información que estoy canalizando justamente a través del Congreso; ellos no han percibido la compensación económica necesaria. Aquí vino el Ministro de Defensa y dijo que todo estaba correcto respecto a la Ley de Defensores de la Patria. Sin embargo, en Piura y en otras zonas del país he detectado que no ha sido así; es gente que ya perdió la esperanza de ser reconocida; y en este momento, cuando se festeja la paz por adelantado y cuando se dice que no va a haber más gastos militares, hay miembros de nuestras Fuerzas Armadas que tienen que ser atendidos y reconocidos.

Es lamentable que el Presidente de Ecuador, en un gesto que lo enaltece para su patria, haya mencionado a un ex combatiente con una cantimplora en la mano; pero que el Presidente Fujimori no se haya hecho presente en los actos fúnebres de los muertos de agosto, o tal vez visitado a los mutilados en el Hospital Militar, hace que la validez y la legitimidad de una decisión como ésta sea recortada y no exista el consenso necesario que debería haber en cualquier país que quiera ir hacia esa integración, o que posibilite un Loreto que no se sienta abandonado por la capital y hoy conectado a la capital de otro país.

Reitero que nuestra vocación —creo que de un lado y otro— debería ser justamente buscar una paz duradera sobre bases sociales y bases económicas reales. Acaba de mencionar Graciela Fernández Baca que es lamentable que a través de los periódicos nos enteremos de estas iniciativas del Ejecutivo y que otras iniciativas, añado, que no son mías pero que ha habido dentro de la oposición y también dentro de la bancada de gobierno —como creo haber leído en algún artículo de Luis Campos Baca sobre el desarrollo de la amazonía—, no hayan sido atendidas.

Entonces, en una situación de injusticia para un departamento tan vasto y diverso como es Loreto, vamos a la sanción de una realidad económica que significa para su pueblo una nueva marginación y una nueva sensación de abandono, una nueva sensación de no ser importante para la capital del Perú, para la clase política peruana y para lo que podríamos llamar el sistema establecido, nacional o internacional; porque, efectivamente, todos los que representan a los cuerpos diplomáticos en el Perú, los funcionarios internacionales, economistas e historiadores, es decir un sector, diríamos, de lo establecido en lo que es la vida política y financiera en el país, prefieren efectivamente apoyar; pero muchos reconocen la debilidad de la forma de trabajar en una situación de imposición, no de convencimiento, no de invitación.

Creo que habría sido un gesto muy importante el que la Comisión de Relaciones Exteriores se dirigiera a Loreto y efectivamente le diera por lo menos esa muestra de interés a un sector que marcha todos los 28 de julio y recuerda a sus héroes, sus sacrificios y decisiones como éstas que no le fueron consultadas en el pasado en muchas ocasiones.

Así que mi voto será consecuente con el inicial, el de octubre pasado, cuando veintiséis legisladores nos negamos a entregar lo que consideramos "un cheque en blanco" y un arbitraje no contemplado en el Protocolo de Río de Janeiro.

Creo que la soberanía popular y la soberanía nacional tienen una importancia equivalente; y espero, eso sí, que la rectificación en cuanto a escuchar a los pueblos del Perú se logre a futuro, aunque en este gobierno no podemos confiar respecto a esa decisión.

Creo que es una obligación de parlamentarios, grupos políticos y también grupos económicos, estar imbuidos y enterado de qué es lo que ocurre en nuestro país y cuáles son las verdaderas marginaciones que llevan a la juventud a una frustración, como es obviamente el desempleo y la falta de acceso a la educación, cosas que se logran con la paz, efectivamente; pero con la paz basada en la transparencia, en la investigación y en la fiscalización de lo que han sido, por ejemplo, los gastos militares en los últimos años y la implicancia de ciertos grupos y sectores que no deben mantenerse en la impunidad.

Gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Ferrero Costa. No se encuentra.

Puede hacer uso de la palabra el señor Velásquez Quesquén.

El señor VELÁSQUEZ QUESQUÉN (PAP).— Señor Presidente: Quisiera advertir de algo que creo debemos zanjar definitivamente al inicio de esta intervención. Es el hecho de que porque el 26 de octubre tuvimos una posición contraria a la de facultar a los garantes el cambio de su status jurídico por el de árbitros, ahora se nos quiere hacer aparecer ante el país —ya un congresista de la mayoría dijo a temprana hora que los que votaron por el no son congresistas irresponsables— como que somos belicistas, que no queremos la paz y que en todo caso somos antipatriotas.

Quiero recordar, señor, que hay un aforismo muy criollo que dice que "Malas formas borran buenas acciones". ¿Cómo podíamos suscribir una autorización cuando no conocíamos el fondo de los acuerdos a que se ha arribado con el Ecuador y que sólo ahora ha podido ser revelado? Eso dijimos, porque durante 50 años el Ecuador ha venido desarrollando una cultura del incumplimiento, una estrategia que los americanos llaman "de la lonja", que consiste en ir ganando por partes en estas batallas diplomáticas; y qué garantía nos podían dar los señores que nos pedían cambiar su status jurídico de garantes a árbitros, cuando durante 50 años han tenido una actitud complaciente ante esa voluntad expansionista e injustificada de los ecuatorianos.

Es por eso que nosotros votamos en contra de ese acuerdo, porque creíamos que había escasa información no solamente en el país, sino en la propia representación parlamentaria; y ahora se nos pretende decir que porque no vamos a votar a favor de estos dos acuerdos somos antipatriotas, cuando ha sido esta mayoría oficialista la que se ha encargado de excluir a las minorías de decisiones importantes e históricas. Ahora se nos quiere llamar para convalidar estos acuerdos que se han hecho bajo la mesa y que lo único que logran es que este Congreso se siga deslegitimando.

El día de ayer, por ejemplo, escuché hablar al congresista Torres y Torres Lara cuando sostenía dos cosas que me han dejado totalmente preocupado y que han ratificado mi convicción de votar esta tarde por la desaprobación de estos dos acuerdos. La primera de ellas es la siguiente: el congresista Torres y Torres Lara ha dicho el día de ayer que el año 91, cuando se firmó el Pacto de Caballeros, el Perú no estaba en condiciones militares de afrontar el conflicto con el Ecuador. ¿De quién es responsabilidad eso, señor Presidente? ¿Qué se hizo con los fondos de defensa para poder afrontar una circunstancia de esa naturaleza?

Señor Presidente, por favor, quisiera que pusiera orden en la Sala; creo que sigue cundiendo la intolerancia de algunos colegas de la mayoría oficialista que no quieren que les digan sus verdades.

La segunda cosa que me ha preocupado, señor Presidente, se refiere a lo siguiente: el congresista Torres y Torres Lara ha dicho que habían sido informados de un Acta de 1948, suscrita en el gobierno de Bustamante y Rivero; luego, de la instalación, en 1979, de la Base Ecuatoriana Teniente Ortiz en la zona del conflicto, durante el gobierno del general Morales Bermúdez; y finalmente, de que a solicitud del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú, en coordinación con la Cancillería, se había instalado, en 1987, la base peruana de Pachacútec en la zona del conflicto; reconociendo con estos actos —según decía el congresista Torres y Torres Lara, y estoy en total desacuerdo con él— que el fallo arbitral de Dias de Aguiar era inejecutable; es decir, que la interpretación peruana sostenida por más de 50 años era incorrecta. Yo estoy totalmente en desacuerdo con ese criterio, el cual me llevaría a hacer algunas reflexiones.

La primera de ellas es que existe una responsabilidad política de todos los gobiernos que ha habido durante 50 años, en caso tuviera validez la tesis del congresista Torres y Torres Lara; porque habrían engañado al país al hacernos creer que la interpretación nuestra sobre la delimitación y demarcación peruana en la zona en conflicto era aplicable, cuando se sabía, supuestamente, desde 1948, que no era así. Es decir, se han sacrificado vidas peruanas.

Y hay una mayor responsabilidad de este gobierno, si tuviera validez la tesis del congresista Torres y Torres Lara, ya que desde 1991, supuestamente, se sabía que la posición peruana, sobre la base de la documentación secreta que se manejaba en la Cancillería, era endeble; y, no obstante ello, no se apresuró una solución a este conflicto y se permitió que se sacrificaran vidas humanas en el conflicto del Cenepa.

Entonces, hay una responsabilidad política, señor Presidente, y no se nos puede venir a decir que somos irresponsables y que somos antipatriotas por el hecho de que tenemos una posición en defensa de la intangibilidad de nuestro territorio nacional.

Cualquier proceso de integración —que saludamos— cualquier proceso de paz, tiene que pasar necesariamente porque el país demuestre que está en capacidad de hacer respetar la intangibilidad de su territorio. Los procesos de integración en el mundo nunca han sido viables cuando ha habido sacrificios o cuando ha habido entregas o cesiones como las que hoy día está haciendo el país.

Yo espero, señor Presidente, estar equivocado; pero ayer escuché también a un colega, a un compañero de mi bancada —cuya opinión respeto porque creo que es un acto de fe, de buena voluntad— decir que con este Acuerdo de Paz iba a haber la posibilidad de que mejorasen las condiciones de vida de los mutilados, de aquellos soldados que han sido golpeados, por ejemplo, en Tacna. Esto, señor Presidente, me lleva a hacer una profunda reflexión.

Hemos visto el Presupuesto para el año 99, y los gastos de Defensa siguen siendo ocho o diez veces más que los gastos que se orientan para Agricultura; y no hay posibilidad de que acá se nos pueda decir responsablemente que el Estado está reasumiendo la posición de generar riqueza y promover que ella se distribuya mejor en el país, en forma más equitativa.

El ahondamiento de los enfrentamientos sociales obedece a que la política de este gobierno es una política sesgada, orientada exclusivamente a favorecer a unos cuantos y a ahondar la crisis económica en el país.

Por eso creemos que la protesta de los loretanos no significa una actitud separatista estéril, sino la voz y la reivindicación de un pueblo que exige que así como se da un tratamiento especial a los hermanos vecinos del Ecuador, también a ellos se les atienda en su problemática con la prioridad del caso.

Nosotros estamos con ellos, no por un afán politiquero de cálculo partidario, sino porque creemos —como lo planteó ayer el colega César Zumaeta— que así como se ha dado atención, así como se ha apresurado en la Comisión de Relaciones Exteriores la aprobación de estos dos acuerdos, así también se ha debido tratar, con prioridad, los acuerdos para beneficio de la amazonía.

Por eso, esta tarde, siendo coherente con mi posición, voy a votar por la desaprobación de ambos acuerdos.

Gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Zevallos Ríos.

El señor ZEVALLOS RÍOS (C90-NM).— Señor Presidente: El 26 de octubre de 1998 figura como la página que abre una nueva etapa en la historia del Perú y del Ecuador. En esa fecha, ambos países lograron ponerse de acuerdo con el fin de mantener una relación armoniosa, sólida y estable que les permita concentrar sus esfuerzos y recursos en el desarrollo de sus pueblos, en lugar de malgastarlos en protegerse uno del otro.

Tres años y ocho meses de intensas conversaciones, acuerdos parciales y crisis superadas, algunas al borde de un nuevo conflicto bélico, dieron al fin su fruto: la paz. Esa paz que empezó a cristalizarse con la suscripción del Acta Presidencial de Brasilia, poniendo punto final a las suspicacias y sospechas mutuas que caracterizaban a los países del Perú y del Ecuador, y que acaba con los riesgos de guerra para empezar a trabajar juntos por un futuro de integración que ofrezca posibilidades concretas de desarrollo para las poblaciones de ambas Repúblicas.

El Tratado de Comercio y Navegación, suscrito entre el Perú y el Ecuador, es un primer paso hacia la aplicación del Acuerdo de Paz entre ambos países, que regirá nuestras relaciones bilaterales y cuya base legal se sustenta en el artículo sexto del Protocolo de Paz, Amistad y Límites suscrito con el Ecuador en 1942, el cual establece facilitar la navegación libre y gratuita de naves ecuatorianas por el río Amazonas y sus afluentes septentrionales.

Es importante remarcar que los terrenos destinados para el funcionamiento de los Centros de Comercio y Navegación son y siempre serán de propiedad del Estado peruano, y serán regulados por el tratado y las leyes peruanas, lo que no implica bajo ninguna forma cesión de soberanía; en tal sentido, no pueden ser considerados enclaves ecuatorianos.

Además del comercio, tenemos la integración entre los pueblos fronterizos, que comprende diversos aspectos y requiere de gruesas cantidades de dinero. Al respecto, hay un plan de inversión a mediano y largo plazo, en el que se piensa invertir más de tres mil millones de dólares con apoyo, claro está, de países amigos y organizaciones financieras internacionales.

Para comenzar, el Banco Interamericano de Desarrollo, con su Presidente el señor Enrique Iglesias, no se quedó atrás; y es así que, en vísperas de la suscripción del acuerdo definitivo, en la misma ciudad de Brasilia anunció el aporte de una partida inicial de 500 millones de dólares destinada al Fondo Binacional para la Paz y el Desarrollo del Perú y Ecuador.

Con ello debemos resaltar la importancia de la región fronteriza, que tiene una longitud de 1 700 kilómetros y una población aproximada de 4 millones de habitantes. Debe darse a esa región el impulso necesario, con el suficiente apoyo financiero, para que los pueblos fronterizos logren su desarrollo.

En síntesis, la política de fronteras vivas es la solución más económica, más práctica y más duradera para enfocar con realismo nuestra situación fronteriza con una estrategia integral de desarrollo de la amazonía.

Éste es el desafío nacional del momento, para revertir la situación de extrema pobreza.

Señor Presidente, en ambos países ha habido voces discrepantes, como era lógico esperar; pero la sensatez generalmente ha sido la norma, y no sólo en nuestras clases gubernamentales, sino también en nuestros pueblos.

Nuestro gobierno, que preside el ingeniero Alberto Fujimori, ha tenido el mérito y el empeño de lograr lo que pocos estimaban posible y lo que durante 58 años otros gobiernos no hicieron: la renuncia del Ecuador a sus aspiraciones soberanas a la amazonía y, por ende, la aceptación del Protocolo de Río de Janeiro.

Por ello, vaya para él mi felicitación y reconocimiento, y el de todo el pueblo peruano.

Gracias también a la firme decisión y sensatez del Presidente del Ecuador, Jamil Mahuad, y la participación decisiva de los Presidentes de los países garantes, Carlos Saúl Menem de Argentina, Eduardo Frei de Chile y Fernando Henrique Cardoso de Brasil, así como del representante del Presidente Bill Clinton, se ha llegado a culminar este proceso, contando además con la venia del Santo Padre.

Hoy nos encontramos ante un acuerdo que no se circunscribe sólo al campo político y militar, sino también a las perspectivas de desarrollo económico y
social que ambos Congresos, el peruano y el ecuatoriano, deberán atender a la altura de las circunstancias, puesto que la mejor garantía de la paz es la globalización económica; y de ello han sido conscientes los equipos negociadores, que han hecho de los tratados de Integración Fronteriza y de Comercio y Libre Navegación un eje fundamental de la negociación.

Señor Presidente, debo señalar que el desarrollo económico y social de nuestras fronteras, y en especial de nuestra economía, está profundamente ligado a la demarcación final de la frontera común con el Ecuador y a la operatividad del Tratado de Comercio y Navegación, así como del Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad con el país del norte.

Por esa razón, doy mi respaldo al dictamen que aprueba el Tratado de Comercio y Navegación suscrito entre el Perú y el Ecuador, sin dejar de reconocer y compartir la invocación que hiciera nuestro Presidente, Alberto Fujimori, diciendo: "Demósle con regocijo la bienvenida a la paz".

Gracias.

—Reasume la Presidencia el señor Ricardo Marcenaro Frers.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Avendaño Valdez.

El señor AVENDAÑO VALDEZ (UPP).— Señor Presidente, señores congresistas: En realidad, es muy poco lo que se puede agregar después de tan largo y fructífero debate. Sin embargo, creo que tengo la obligación de decir mi palabra con relación a este importantísimo tema, por una razón, para dar mi punto de vista sobre aspectos de carácter jurídico que tienen que ver con temas relacionados con la propiedad, el usufructo y otros derechos reales que presumo son de mi competencia.

En primer lugar, ¿qué es lo que pretende el tratado? El tratado pretende la libre navegación, la navegación pacífica y el comercio en el Amazonas y sus afluentes. Lo dice el artículo 1º.

Esto permitirá la navegación y el comercio, para que Ecuador utilice los ríos que desde la frontera con el Perú le permitan usar también una vía fluvial que lo conecte directamente con el Amazonas.

Es importante destacar que la navegación se producirá desde el Ecuador, a través del Perú, con destino a terceros países; y hacía al Ecuador, a través del Perú, desde terceros países.

De manera que no es una navegación hacia el Perú ni desde el Perú, sino a través del Perú, desde terceros países hacia el Ecuador y desde el Ecuador hacia terceros países.

El paso por el Perú es un tránsito; ello es importante dejarlo establecido para los efectos de que no se diga que ésta es una penetración dentro del Perú, ya que es un tránsito por las aguas del Perú.

Se ha mencionado también aquello del régimen de las naves de guerra. El asunto está suficientemente claro, pues el artículo 4º del tratado dice que "La navegación de cabotaje y la de las naves de guerra —ojo, la de las naves de guerra— se regirán por la legislación nacional correspondiente y por la práctica usual internacional."

Eso quiere decir que la legislación pertinente en este caso es la peruana. Cuando un buque de guerra pase, haga tránsito, se regirá por la legislación peruana exclusivamente y estará sujeto a los permisos y a las autorizaciones que le conceda la legislación peruana.

Dicho sea de paso, éste no es un tratado que se origine hoy; es un tratado que tiene su origen —como ya se ha señalado extensamente el día de ayer— en el artículo sexto del Protocolo de Río; en otras palabras, Perú y Ecuador no están celebrando este tratado porque se les haya ocurrido hoy día celebrarlo, sino que lo celebran en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo sexto del Protocolo de Río. De manera que este tratado es una suerte de desarrollo del artículo sexto del Protocolo de Río; si se quiere, el Protocolo de Río es la carta magna y dicho tratado es una especie de norma reglamentaria del artículo sexto de esa carta magna, por el cual se estableció que los dos países celebrarían un Tratado de Navegación. Éste es el Tratado de Navegación, precisamente, que se enmarca dentro del Protocolo de Río.

Otro punto importante y sumamente controvertido es el de los famosos Centros de Comercio y Navegación
a los cuales se ha llamado enclaves. Se ha pretendido sugerir, ante la opinión pública, que se trata de centros ecuatorianos dentro del territorio peruano.

A este respecto, yo me permito señalar lo dispuesto en el artículo 22º y siguientes del tratado.

Se trata de terrenos de propiedad peruana. Eso expresamente está dicho en el artículo 25º: "Los terrenos en los que se establezcan dichos Centros son propiedad del Estado peruano", es decir, todos los derechos corresponden al Estado peruano: de soberanía con arreglo al derecho internacional y de propiedad privada con arreglo al derecho privado. Son, pues, de propiedad del Estado peruano.

Ahora bien, el Estado peruano los concede en administración, según dispone el artículo 22º, por un plazo de 50 años prorrogables, que puede ser por otros 50; los concede a una empresa privada ecuatoriana registrada en el Perú y que se somete a la jurisdicción y a las leyes del Perú.

De manera que no se trata de un enclave, no se trata de la presencia ecuatoriana en el Perú; se trata de la presencia de una empresa ecuatoriana registrada en el Perú, que es concesionaria de un terreno de propiedad del Perú en el cual aquella tiene que hacer edificaciones.

Al vencimiento de los 50 años o de la prórroga, si la hubiere, por otros 50 más, revierte todo al Estado peruano que es el propietario del suelo. Esto, señor Presidente, como usted lo sabe y lo sabe la mayoría de los señores congresistas, es una suerte de derecho de usufructo o de derecho de superficie al que en este caso se ha llamado concesión.

Dentro del área del respectivo centro, que son 150 hectáreas en uno y 150 hectáreas en otro, opera esta empresa ecuatoriana inscrita en el Perú, y sus actividades y facultades se circunscriben exclusivamente a actuar dentro del área del respectivo centro conforme dice el artículo 26º.

Éstas son las modalidades, señor Presidente, de dichos centros de comercio y navegación, que no constituyen, repito, una influencia del Ecuador como persona de derecho público, ni afectan en modo alguno la soberanía del Perú. Existen casos semejantes, y no viene al caso mencionarlos; pero por lo menos cito el hecho de concesiones otorgadas por el Perú en la metrópoli urbana en favor de empresas extranjeras registradas en nuestro país, por un cierto plazo y dentro de determinadas condiciones. Semejante es el caso de este centro de navegación.

Para terminar, señor Presidente, quiero referirme a la famosa tesis de los 80 votos que yo he sostenido.

Esto tiene que ver con el artículo 28º, que dice: "Las empresas privadas instaladas en los Centros que destinen su producción al Ecuador o a terceros países, estarán exoneradas de todo impuesto, incluyendo el impuesto a la renta."

He citado la norma constitucional, que dice que las leyes que exoneren de impuestos temporalmente y en una determinada zona del territorio nacional requieren del voto de 80 congresistas.

Se me ha dicho que ese número es de los 80 presentes. Es verdad, hay dos interpretaciones; la Constitución no dice si es del número legal o si es de los congresistas presentes. Sería pintoresco que fuese de los presentes en este momento; pero, en fin.

Digamos que es de los 80 presentes en la sesión de hoy. Me niego a esa interpretación, señor Presidente. Les voy a explicar: de las dos interpretaciones posibles, y tenemos que ser particularmente rigurosos, yo personalmente me inclino por la interpretación más estricta, la más rigurosa. Éste es un acuerdo que vamos a adoptar hoy, llamado a tener una vigencia de 50 ó 100 cien años en el Perú; no nos podemos exponer a que en el futuro otro Congreso de la República cuestione la validez del acuerdo que hoy día vamos a adoptar.

Por esa razón, señor Presidente, y porque estoy a favor del acuerdo y porque voy a votar a favor de la aprobación del tratado, pido y deseo que tengamos por lo menos 80 votos.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Flores Flores.

El señor FLORES FLORES (C90-NM).— Presidente: Ojalá que los votos sean muchos más, que sean más
de 80; pero eso no depende de nosotros, sino de muchos de los colegas que no quieren escuchar.

Sin embargo, estas discusiones e intervenciones van a quedar para la historia; la historia nos juzgará por haber decidido hoy y en sesiones pasadas por la paz, por el desarrollo y por la confraternidad.

Presidente, la Comisión de Relaciones Exteriores, por muchas horas y con muchos personajes, ha analizado este tema y ha discutido y expuesto sus puntos de vista y sus pareceres sobre todo lo que se viene haciendo. No nos hemos salido del Protocolo de Río de Janeiro, no nos hemos salido del laudo arbitral ni de los pareceres de los garantes; estamos actuando correctamente, y el pueblo peruano tiene que escuchar, tiene que ver, tiene que razonar, tiene que entender que la actuación de este Congreso —actuación muy difícil— tiene el más sano propósito; y creo que se está logrando el objetivo que desde niños, por muchos años, hemos perseguido en este país, así como en Ecuador: la paz.

Han sido invitados profesionales y personajes conocedores del tema; ha sido invitado el Alcalde de Iquitos, ha sido invitado el Presidente del Frente Patriótico, que debe estar viendo ahora esta transmisión, y ojalá la esté viendo también el pueblo de Iquitos; pero ellos no han venido. ¿Qué pasa? ¿Solamente hay líderes para las plazas y las calles y no para exponer sus razones aquí en el Congreso? La historia se les va, porque la historia se está construyendo, en este momento, en el recinto del Congreso.

Presidente, muchos han sido invitados para participar, pero no quieren participar; solamente se arroja la piedra y se esconde la mano, ¿por consejo de quién? Yo no sé quiénes les aconsejan a estas autoridades que no participen, que no vengan aquí. Yo solamente les digo: "Dime con quién andas y te diré quién eres".

Quienes se sonríen no han comprendido todavía lo que es confraternidad, lo que es unión. Ellos no saben qué es sinergía. Por ejemplo, dos más dos no son cuatro, Presidente; dos más dos es cuatro y algo más, porque eso es la unión. Estas personas quieren mofarse porque no tienen otros argumentos, porque se han llenado de patrioterías y vociferan solamente mentiras para repetir y repetir y decir acá que Tiwinza no es nuestro. Ésa es una gran mentira y a los mentirosos les crece la nariz. Y que el pueblo escuche, que todos escuchen: Tiwinza es nuestro, Tiwinza pertenece al Perú y seguirá perteneciéndole. Se ha cerrado la demarcación de la frontera y se están cerrando las heridas para que ya no sangren más.

Han llegado a decir aquí que sus profesores y sus madres les han enseñado a amar a la patria, ¿y no les han enseñado a amar al prójimo?, ¿no les han enseñado a amar a sus vecinos?, ¿no les han enseñado a cooperar, a trabajar en forma conjunta?, ¿no les han enseñado a unir esfuerzos?

¿Por qué confundimos los conceptos? ¿Por qué en Europa tenemos ya la Comunidad Europea uniendo a los pueblos? Éste fue el gran Tahuantinsuyo, que se dividió, con los años, en la época republicana.

¿Qué nos han enseñado, entonces?, ¿a dividir? No nos han enseñado a unir, aparentemente. Nos han dicho que no se puede firmar la paz a cualquier precio. Eso es pura demagogia, puro bla, bla, bla, puro cartelito; lo que quieren es salir en televisión, aparecer con mapas; quieren, pues, salir y ser personajes de primera.

No se ha cedido; no se ha cambiado; estamos demarcando dentro de lo que dice el Protocolo de Río de Janeiro. Todo lo demás es demagogia. No hay "a cualquier precio", porque no es a cualquier precio.

Han dicho que vamos a bailar la cumbia o que podemos escuchar los pasillos. Está bien, pues, ¿por qué no podemos bailar la cumbia y por qué no podemos escuchar los pasillos? ¿Y por qué los ecuatorianos no pueden escuchar el vals? Nosotros, los que vivimos en Puno, danzamos los bailes bolivianos, ¿y qué pasa? No pasa nada, porque los bolivianos también entonan nuestros sicuris; hace muchos años la saya boliviana se baila aquí en Lima. ¿Qué pasa con esas patrioterías? Son realmente infantiles, a mi entender. Nosotros estamos en un mundo globalizado donde no vamos a tener fronteras ni para la cultura ni para el folclor ni para las líneas eléctricas, ni nada por el estilo.

Señor, un ecuatoriano puede vivir aquí, en Lima, y un peruano puede vivir en Quito, en Loja, en cualquier otra parte del territorio ecuatoriano; podemos vivir también en los Estados Unidos o en Brasil. Para eso se es libre; sin embargo, hay gente que no entiende y sigue gritando. Pero esos siempre existen: los hay en Ecuador, los hay en el Perú, los hay en Bolivia, los hay en los Estados Unidos. Es cierto, en el mundo tiene que haber, como si fuera una necesidad, esas personas que no entienden. Tienen derecho a existir, tienen derecho a hablar y a opinar; está bien, eso es parte de la democracia. Los escuchamos, pero no tienen razón.

Yo espero y anhelo que algún día las líneas eléctricas, gracias a las interconexiones, puedan llegar al Ecuador; que la energía que se genera en el Mantaro, que se genera en Charcani, que se va a generar en San Gabán, que se genera en Carhuaquero y en todas las centrales del sistema interconectado del Perú, pueda llegar a Ecuador. Ya existe una línea de transmisión hasta Piura y Tumbes; podemos extender la línea a Loja, por qué no. Pensamos llevar una línea de Madre de Dios a Brasil, por qué no. Ésa es la integración que se da en Europa y que tiene que darse en Latinoamérica; y aquí no va a venir ningún político a decirnos que no, que estamos entregando la energía del Mantaro a los ecuatorianos. Ésa es pura demagogia.

Quiero terminar, Presidente, porque el tiempo se nos va, con un mensaje final, en un idioma que no van a entender los peruanos que defienden a los peruanos. Aquí han hablado en quechua; yo quiero hablar en aimara:

"Jilatanaka, kullakanaca: Aca jach'a orakej juteja pasto markata (jichaura ecuadoranqui) araukmarcaru (jichaj chilinqui), janiwa inca maranakanja, jal jatacanati.

Jiwas jak'eja, uca jach'a orak'en utjireja, maya muna ñaru puritayna: Wiñay wiñay jakaña, maya marjana."

El señor PRESIDENTE.— Congresista, se ha vencido su tiempo. Le otorgamos un minuto para poder concluir, por favor.

El señor FLORES FLORES (C90-NM).— "Quepat españolanaca, purisitai ni, uca jácha orakejj y uca jach'a markay, jalajapjje quimsa estadonacaru: Bolivia, Perú, Ecuador, sutichapjje.

Ucata uñisiñanac kalltaujje.

Ichacuchapí, jani nuasiña mara juti jihuascama suma sarnakkañani, tawantinsuyo amuyasna, ampara lokktañani, ecuatoriano hilatanakaru."

Presidente, medio minuto más —si alguno de mis colegas me puede dar un poco de tiempo—, que voy a traducir lo que he dicho, porque estoy seguro que casi ninguno de mis colegas ha podido entender este mensaje:

Esta tierra grande viene desde el pueblo de Pasto en el Ecuador hasta Arauca en Chile.

En tiempos del Inca era un solo pueblo. El pueblo que habitaba en este gran territorio había decidido ser uno solo, y después vinieron los españoles y dividieron este territorio en tres países: Bolivia, Perú y Ecuador.

Ichacuchapí, ahora sí, han venido nuevos tiempos, han venido los años de la unión, han venido los años de la confraternidad.

Ahora sí, hermanos, tenemos que dar la mano a todos nuestros hermanos ecuatorianos.

Muchísimas gracias, Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Urrelo Guerra.

El señor URRELO GUERRA (C90-NM).— Señor Presidente: Como representante de la amazonía quiero dirigir mis palabras, en especial, a los habitantes de esta región.

La paz es un estado de armonía de la conciencia individual y colectiva, que permite a los hombres construir un destino común de prosperidad y bienestar. Siendo consustancial a la naturaleza humana, el estado de paz obedece a las experiencias o vivencias que asimilamos a lo largo de nuestra existencia.

La paz interna que corresponde a cada persona es una expresión que resume una multiplicidad de interacciones humanas. Por ello puede decirse que las personas por naturaleza son violentas o violentistas, o pacíficas o pacifistas.

Si no se puede sostener una paz interna, es decir, la tranquilidad de la conciencia, entonces aflorará la conducta violenta. Esto es lo que observo en algunos de mis colegas. Su paz interior está alterada, su conciencia está intranquila, porque saben que están utilizando las bondades del acuerdo y del tratado para negar un triunfo diplomático y jurídico del Perú.

Las alteraciones de los estados de paz, individual o colectiva, tienen su origen en mentes alteradas.

Cuando Hitler quiso dominar el mundo utilizando la hegemonía de la raza aria, porque pensó que esta raza era superior a las demás, mandó a eliminar a un médico alemán que había descubierto que la sangre judía era idéntica a la de los arios.

Todos sabemos cuál fue el resultado final de la conflagración desatada por ese tirano.

Para el Perú, señor Presidente, el objetivo superior en su relación con el Ecuador ha sido el cierre definitivo de la frontera en la zona de la Cordillera del Cóndor.

La pretensión del Ecuador del acceso soberano al Amazonas, con su secuela de infiltraciones de tropas y establecimiento de puestos de vigilancia en nuestro territorio, ha producido conflictos bélicos, poniéndonos en un estado de guerra no declarada.

La paz armada que hemos vivido ambos países por muchos años, al final ha hecho irrelevante estos conflictos, pero muy relevante lo que hemos dejado de hacer y ganar durante todo ese tiempo a favor de nuestro pueblos, cada vez más pauperizados; porque en vez de orientar recursos para mejorar nuestro bienestar, hemos destinado ingentes recursos para armarnos y mantener nuestras tropas en permanente entrenamiento para la guerra.

Cuánto hubiéramos podido hacer por los pueblos fronterizos, pero en especial por los pueblos amazónicos, si esos miles de millones de dólares gastados en esa paz armada los hubiéramos dedicado a construir la paz.

Este dejar hacer y dejar pasar oportunidades para resolver nuestros problemas con los países vecinos, en especial con el Ecuador, es lo que debemos recriminar a los gobernantes anteriores.

En cada momento hubo quizás una oportunidad para dejar zanjadas nuestras diferencias; pero las dejamos pasar, constituyendo nuestro secular conflicto con el Ecuador un elemento de discordia no solamente entre dos pueblos, sino entre los países del continente.

Nadie puede negar que la demarcación inconclusa de nuestra frontera con el Ecuador —la última en su clase en nuestra América— ha significado que desde el exterior nos miren como dos países incapaces de resolver sus diferencias por la vía pacífica, es decir, como países civilizados.

En vez de ello, nos han mirado como países dispuestos a autoinfligirse severos daños en cuanto a sus respectivas economías, a desmejorar su calificación de riesgo-país, a ahuyentar la inversión extranjera, a autoaislarse de la comunidad internacional y a aumentar la brecha entre pobres y ricos.

Yo me pregunto, ¿será de valientes negarse la oportunidad de desarrollo? ¿Será de inteligentes pauperizar a la población? ¿Será de visionarios procurar el aislamiento de un pueblo cuando estamos próximos a entrar al tercer milenio? ¿Será de gente sensata oponerse a la paz, la integración y la hermandad? ¿Será de gente prudente azuzar los sentimientos nobles de un pueblo, para transformarlos en sentimientos de odio o de rencor, tergiversando el sentido patriótico de una decisión histórica de este Congreso y del señor Presidente de la República? ¿No será más bien un refinado cálculo político?

Señor Presidente, yo estoy seguro de que todos los congresistas que hemos votado por la aprobación del mecanismo solicitado por los países garantes para que su propuesta tenga carácter vinculante, y todos los ciudadanos peruanos que han manifestado su aprobación, lo hemos hecho convencidos de que estábamos aportando nuestra cuota a la solución definitiva de un viejo problema que ha causado enormes daños materiales, morales y espirituales a nuestra población.

No estoy preocupado, señor Presidente, por el voto que he emitido para facilitar la firma del Acta Presidencial de Brasilia, ni tampoco por el voto aprobatorio que voy a emitir el día de hoy, porque los hechos trascendentes de Estado los juzga la historia con el concurso de los historiadores, no las personas que no tienen formación de historiadores ni se han zambullido en la historia ni en el porvenir para juzgarnos.

A mis conciudadanos de la amazonía quisiera decirles que la inteligencia amazónica está puesta en muchos de los documentos que se han trabajado. Tengo a la mano uno de los documentos que se ha trabajado con esa inteligencia amazónica; se llama "El plan de desarrollo sostenible del ámbito fronterizo amazónico peruano". Este plan comprende a los tres departamentos amazónicos: Loreto, Amazonas y Cajamarca, que tienen ciudades fronterizas. Están comprendidos en este plan 46 distritos y 8 provincias. A ellos quiero dirigirme.

Hay 46 proyectos de desarrollo fronterizo en este plan, que incluyen, muy bien desarrollados, los cuatro aspectos que ha mencionado nuestro colega Oswaldo Sandoval. Es la primera vez que se presenta un plan tan bien estructurado para apoyar a los pueblos fronterizos de nuestro país. Yo estoy seguro de que también el Ecuador ha hecho lo mismo.

Esto, señor Presidente, nunca antes se ha trabajado, y gracias a Dios, gracias a este acuerdo, es que se ha elaborado con la inteligencia amazónica. Aquí está el concurso de muchos científicos y muchos técnicos profesionales amazónicos. Nadie ha aportado otra cosa que no sea su inteligencia y su experiencia para poder decir: esto es lo que queremos para nuestra amazonía

Yo les invito, señores, a dar un repaso a este documento que es de lo más importante.

Por lo demás, señor Presidente, aquí se han dicho ya muchas cosas y creo que está demás abundar, porque todos estamos convencidos de que lo que estamos haciendo hoy día es parte de nuestra historia, de la historia del Perú.

Y yo quiero ser parte de esa historia, para que más tarde mis hijos y mis nietos puedan decir que alguien de su entorno ha logrado contribuir a una paz para el bienestar de ellos.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Ferrero Costa.

El señor FERRERO COSTA (C90-NM).— Presidente, solamente en la medida que sea necesario utilizaré, además de mi tiempo, aquellos que corresponden al señor Umezawa, al señor Vilchez, al señor Reynafarje y al señor Lam; y parcialmente, el tiempo del señor Sato y el del señor Villasante.

El señor PRESIDENTE.— Señor Ferrero, para tomar el tiempo de un congresista éste tiene que estar presente.

El señor FERRERO COSTA (C90-NM).— Lo sé, señor. A los que están presentes usted los puede computar, y el resto seguramente llegará. Trataré de que no sea eso necesario.

En primer lugar, me gustaría decir que nosotros no hemos cambiado de opinión. El día que se aprobó acá mismo el sometimiento al arbitraje vinculatorio, anticipamos que estábamos de acuerdo con el Tratado de Comercio y Navegación, y así consta con toda precisión en los registros de las transcripciones.

Pero la decisión de hoy, fundamentalmente, se refiere a que el Congreso resuelva si el país va a retroceder del estado en que se encuentra ahora, o si el país va a avanzar. Eso significaría analizar necesariamente las consecuencias de un retroceso en este momento, es decir, las consecuencias de que en las actuales circunstancias el país dijera: "Como el Tratado tiene imperfecciones o como el tratado no nos gusta o como no estamos satisfechos con las medidas de integración, hemos resuelto como congresistas que vamos a desaprobar los tratados".

¿Cuáles serían las consecuencias de un acto así hoy día?

Las consecuencias serían, primero, que nos quedamos con la frontera abierta, o sea, igual a como estamos desde el año 42; y eso, por supuesto, significaría debilitar el propio Protocolo, porque el Protocolo, que es la base de todo aquello que está sirviendo para estos acuerdos, al no haberse cumplido completamente, quedaría severamente perjudicado por nuestra propia decisión de retroceder.

Pero, además, es difícil que se presente una nueva oportunidad como la que ahora estamos viviendo, dado que en el Ecuador se han producido actitudes que antes no había habido. Hay que reconocer que esa modificación en el pensamiento político de los gobernantes del Ecuador en relación a su política exterior es provechosa y concuerda con lo que en este momento son los intereses políticos del Perú.

Pero, además, mantener la frontera abierta y retroceder, rechazando el tratado, significaría generar una inestabilidad, que en mi opinión es inconveniente para nuestro país. Por lo cual pienso que primeramente deberíamos tratar de ponernos de acuerdo sobre si retroceder no sería, aun para aquellos que están en desacuerdo con las formas como se han hecho las cosas, muchísimo peor que escoger el camino del futuro y avanzar hacia adelante.

La segunda cuestión es en realidad saber qué es lo que el Perú pierde, si así se quiere decir, con los acuerdos y con las decisiones que hoy vamos a tomar. Sí, hay cosas que hemos perdido, y conscientemente lo reconozco así. Hemos perdido, primero, maneras democráticas y formas de hacer las cosas, que difícilmente podrán borrarse y que afectan la institucionalidad del país, por la ausencia de información, por la falta de consulta previa y por la rapidez con que se tomaron decisiones. Ésa es una pérdida, y es una pérdida importante.

También se pierde, y creo que es una pérdida, con haber entregado Tiwinza, lo cual —según estimo yo— no era realmente necesario; y también se pierde, aunque esto es menos grave, con haber aceptado la existencia de parques, que en la práctica obedecen a una solicitud de los garantes y que no guardan proporción ni con las necesidades ni con el interés ni con la iniciativa del gobierno peruano.

Siendo sin embargo eso así, más importante creo yo es lo que ganamos. Ganamos, primero, porque hace tiempo que tenemos una parte de la frontera que un vecino nuestro no la reconoce; y, mediante este tratado, el Ecuador reconoce la frontera, y reconoce la frontera con la misma línea que nosotros habíamos sostenido.

Y, en segundo lugar, la aprobación del tratado abre la posibilidad de un proceso de integración distinto, mucho mejor que el que hemos venido teniendo no sólo con los países vecinos sino con el Ecuador.

Cuando vino el representante de la Comunidad Andina a la Comisión de Relaciones Exteriores dijo acá, en esta Sala, que una de las razones por las cuales el Grupo Andino o la Comunidad no había podido prosperar era las dificultades existentes entre el Perú y el Ecuador.

Pero, además —y ésta es una ventaja muy grande, ya dicha por el señor Presidente con toda claridad—, el Perú dejará de concentrar parte importante de sus recursos en la compra de armamentos.

Más importante que todo esto, creo yo, es la ventaja que significa descargarnos de un lastre. El Perú carga con un peso muy grande, enorme, que es tener una parte de su frontera no reconocida por un país vecino. Con esta decisión de hoy, aprobando el tratado, contribuimos nosotros a que ese lastre, a que ese peso muy grande, lo descarguemos y podamos caminar mejor y con más libertad hacia el futuro.

Por último, en esta parte yo diría, ¿cuál es el interés del Perú?

¿El interés del Perú es que nosotros dejemos las cosas como están por un tiempo más o que tomemos esta coyuntura y las resolvamos?

¿Cuál es el interés del Perú?

¿El interés del Perú es que el tratado se cumpla aceptando facilidades de navegación para el Ecuador aprobadas por el artículo sexto del Protocolo? ¿O que nosotros, mediante interpretaciones sesgadas y reduccionistas, evitemos que el Ecuador llegue al Marañón, para que —sin llegar al Marañón— no llegue al Amazonas, y al no llegar al Amazonas —ojo, sin soberanía— no acepten los ecuatorianos cerrar la frontera?

¿Cuál es el interés del Perú?

¿Quiere el Perú retrasar el proceso de integración y que esto sirva para que se estanque nuevamente? ¿O quiere el Perú tomar esta coyuntura favorablemente e incorporarse con el Ecuador en un proceso más completo de integración?

Eso es lo que nosotros debemos preguntarnos hoy día. Además, señores congresistas, nos parece necesario tener muy claro que en esta situación el Ecuador, evidentemente, ha tenido que respetar lo que a nosotros más nos interesaba.

Recordemos cómo ha quedado la frontera. El Ecuador primero dijo que, hasta Iquitos, 200 mil kilómetros cuadrados eran suyos para siempre; y reclamaba además supuestos títulos virreinales al amparo de los cuales casi la cuarta parte de nuestro territorio pasaba al Ecuador.

Esos 200 mil kilómetros cuadrados se reducen hoy a un kilómetro cuadrado, que no es cesión territorial y se reducen además —no para quienes sostienen la posición que ahora voy a explicar, sino incluso para los maximalistas— en 34 kilómetros cuadrados, que en realidad son 29 y que nunca fueron aceptados ni por el fallo mismo, porque no llegó a ejecutarse en esa parte, ni tampoco por quienes tenían que consentir la colocación de los hitos, y me refiero a la zona del Yaupi y el Santiago.

Si la frontera queda cerrada por la Cordillera del Cóndor, es de interés del Perú que se cierre hoy. Y si la frontera confirma que en la zona de Lagartococha el límite lo marca la naciente occidental de la quebrada norte, tesis que es recogida por el arbitraje, le conviene al interés del Perú que también en ese caso aceptemos el tratado para que ésa sea la demarcación que valga.

Y sobre el tercer punto, el famoso Yaupi-Santiago, voy a tener que recurrir a un mapa.

El doctor Torres y Torres Lara explicó una primera parte muy importante ayer, y por razón de tiempo sin duda no pudo explayarse en la segunda, porque tenía mucho que decir; y la segunda es la siguiente:

Siempre estuvo en discusión dónde terminaba el contrafuerte que está aquí, en Cusumaza-Bumbuiza, en esta zona. Como ustedes ven, ésta es una observación que corresponde a dibujos orográficos, de cerros. Quiere decir que originalmente estaba en discusión desde donde se trazaba y según el lugar de donde se trazara la línea, entonces la frontera quedaba un poco más para el Ecuador o un poco más para el Perú, como se ve en esta línea. ¿Qué ocurrió? Ocurrió que la tesis del Perú, conforme a la cual sostenía que estas montañas (Cusumaza) y éstas (distintas) eran las mismas, no fue aceptada. Y la tesis ecuatoriana, según la cual había que partir de esta zona inicial del Cusumaza, tampoco fue aceptada. En consecuencia, lo que han dicho los garantes es que, como nunca nos pusimos de acuerdo —dado que éste es el punto más bajo, porque aquí se ve que no hay cadenas orográficas, no hay montañas, sino un espacio intermedio más bien plano—, de ahí debe salir la línea y no tomar esta nueva cadena orográfica.

En consecuencia, la línea sale del punto a y llega al punto b, porque éste es el río Santiago, y el río Santiago —como ustedes saben— en su parte este está en Ecuador y en su parte sur está en el Perú, por lo cual la confluencia del Santiago con el Yaupi es ésta, el codo a partir del cual se divide la frontera del Perú y del Ecuador.

Lo que quiere decir entonces que los garantes, al haber resuelto que el punto sale de aquí y no de acá y tampoco de acá, no han dado la razón a ninguno de los dos. Se dice que nosotros hemos perdido esta zona que corresponde a 34 kilómetros cuadrados, aunque en realidad son apróximadamente 26 kilómetros cuadrados; pero no la hemos perdido, porque nunca fue formalmente reconocida como frontera legal y formal entre los dos países; y no la hemos perdido, porque el propio fallo en esa parte no permitió llevar adelante la línea debido a que los países no estaban de acuerdo donde terminaba el Cusumaza-Bumbuiza, ya que los ecuatorianos sostenían que esa línea salía de un punto y los peruanos que partía de punto distinto.

Y como no hubo esa decisión es que han resuelto trazar una línea recta que acá sube, y cuya subida voy a explicar de una vez mientras pido que pongan el mapa de las carreteras.

Por favor, en la otra pizarra.

De una vez hay que explicar esto, porque después va a ser tarde, Éste es el Santiago en la parte del Ecuador y éste es el Santiago en la parte del Perú; ésta es una isla y estos son dos brazos del mismo río que es el Santiago. La posibilidad era que la línea llegara al punto exacto del codo; pero, considerando que esto también es el Santiago, la inflexión propia del codo se considera que es acá y es ahí donde debe llegar la línea, para no tocar además la isla, con lo cual se observa que hay una pequeña inflexión, para seguir marcando que toda la vertiente sur del Santiago es peruana y que toda la vertiente este del Santiago con sus dos ramales es ecuatoriana.

Exactamente la figura de un codo, que no puede partirse sino exactamente a la mitad donde se encuentra el hueso, para no tocarlo.

De tal manera que en la cordillera de El Cóndor, en Lagartococha y en el Yaupi, el Perú no ha perdido; en los dos primeros casos se confirma el fallo de Dias de Aguiar, y en el tercero hay una interpretación que recoge el parecer de los garantes, el cual ha sido aceptado anticipadamente por el Perú mediante su sometimiento al arbitraje.

Veamos ahora el caso del Marañón, porque muchos han dicho que nosotros hemos regalado el Marañón a los ecuatorianos. Yo acepto que son dos tesis, es verdad; y es verdad que quienes enseñan un mapa del Perú ven el Marañón y después ven el Ucayali, y en Nauta ambos se juntan y forman el Amazonas, eso es cierto; pero no es toda la verdad, porque la verdad es que también existió siempre la otra tesis.

Pero más aún, la otra tesis según la cual el Marañón y el Amazonas son la misma cosa, o según la cual el Marañón es la primera parte del Amazonas, es muy antigua; esa tesis estaba vigente cuando se firmó el Protocolo en el año 42 y ésa es la tesis que el Perú hoy día ha aceptado.

Desde los informes jesuitas sobre el Amazonas, del siglo pasado, en que se menciona la identidad entre el río llamado del Amazonas y el río llamado del Marañón, desde estos informes, se ve esto con precisión, y voy a encontrar una cita más exacta.

En esta enciclopedia ilustrada peruana, página 1267, se lee: "Gonzalo Pizarro al capitán dijo que hay una maraña, a lo que este replicó: maraña no, señor, es en realidad un marañón, o sea una gran maraña, y debe llamarse Marañón". Desde la época de Pizarro tenemos esta cita, bastante antigua.

Los franciscanos fueron los primeros que salieron de Maynas, y tenían enclavada su misión en Borja. Este libro es de la orden franciscana, que data de 1861, en donde se cita lo siguiente: "El franciscano Girbal, peregrinando los ríos Marañón y Ucayali, dice: Parece que nosotros podemos terminar la disputa geográfica sobre cual de los ríos que componen el Marañón (así se llamaba entonces el Amazonas), etcétera, etcétera, etcétera". Tenemos las noticias de Auténtica sobre el famoso río Marañón, cuando dice, y se refiere además a propios testimonios portugueses, en la página 92: "Los geógrafos antiguos como modernos le llaman Orellana y más comúnmente río de las Amazonas". O sea que Orellana y Marañón eran el mismo nombre, y para muchas personas las tres cosas eran exactamente lo mismo.

Ya dije que McBride, que fue el asesor norteamericano para la demarcación y que citáramos nosotros en distintas oportunidades, establece textualmente lo que él llamaba el Marañón o Amazonas, pagina 140 de la edición hecha por el gobierno del Perú: "Aunque la zona oriental que involucra el enorme territorio entre el río Marañon-Amazonas y los andes ecuatorianos, etcétera, etcétera, etcétera". El propio McBride, página 143, dice: "De mala gana el Perú no quería ofrecer a su vecino del norte el derecho de navegación libre y gratuita en el Marañón-Amazonas."

Estas citas, que nosotros hemos logrado reunir y que ahora por supuesto el tiempo no va a permitir que las pueda ampliar, se hacen muy extensivas incluso en la cartografía.

Si pudieran preparar, por favor, dos planos del siglo XVI, un plano del siglo XVII y un plano del siglo XVIII, que demuestran que para muchos estudiosos era lo mismo el Marañón que el Amazonas.

Mientras eso ocurre, quiero referirme a citas bibliográficas en el mismo sentido.

En el Diccionario Enciclopédico Salvat, página 151: "Amazonas.— Río que corre entre las cordilleras occidental y central (Marañón)". Enciclopedia Universal Ilustrada Europea, página 54: "Amazonas.— El curso principal del Amazonas lleva diferentes nombres según sus partes, el nombre de Marañón se limita a la parte superior del río que corre al noroeste".

En ese mapa antiguo que acaban de colocar, para que pueda observarse, y acá tengo la reproducción gráfica, se considera que el Marañón y el Amazonas son un mismo río. (Ver cuadro 2)

(Cuadro 2)



PERUVIAE AURIFERAE
REGIONES TIPUS

Mapa que data de 1574, Didaco Mendezio es el autor de este primer mapa del Perú levantado in situ como fruto de una experiencia local reflejando mayor fidelidad y precisión geográfica que las cartas europeas de la época.
Nombrado por Paz Soldán en su Biblioteca Peruana como Mapa de la Región Aurífera del Perú.
Utilizado en el Alegato del Perú en la cuestión de límites con Bolivia sobre la frontera de Chunchos (lámina III del Atlas de Pruebas Cartográficas).
Obtenido del Atlas Histórico, Geográfico y de Paisajes Peruanos, editado por el Instituto Nacional de Planificación en 1969.

 


Por favor, cambien el otro gráfico, que voy a repartirlo a mis colegas para no quitarles el tiempo. (Ver cuadro 3)

 

(Cuadro 3)


PERUANI REGNI DESCRIPTIO

Mapa sobre la descripción del Reino del Perú, impreso en Douay, data de 1597, es atribuido al cartógrafo Cornelio Wytfliet y fue reproducido en la segunda serie de cartas geográficas que el Perú presentó ante el árbitro que debía dirimir la cuestión limítrofe con Bolivia (1906).

Proviene de referencias orales de viajeros y funcionarios españoles.

Obtenido del Atlas Histórico, Geográfico y de Paisajes Peruanos, editado por el Instituto Nacional de Planificación en el año 1969.


En ése, en la parte alta, dice: "Amazonas o Marañón". En ese mapa, que si no me equivoco fue hecho con ayuda de los portugueses y tiene una serie de inexactitudes; sin embargo, también se pone Marañón-Amazonas.

El último mapa, por favor. (Ver cuadro 4)

En ése, finalmente, observen la flecha: todo el recorrido era el Marañón o el Amazonas.

 

Cuadro 4

MAPA DEL PERÚ

Mapa que data de 1810 elaborado en Londres por la firma Cadell & Davies Strand & Longman, Hurst, Rees & Orm.

El cartógrafo a cargo fue John Pinkerton.

En el recuadro se muestra parte de Chile, Bolivia y Argentina.

Mapa ubicado en la Mapoteca de la Sala de Materiales Especiales de la Biblioteca Nacional del Perú.


 


Prosigo.

La Enciclopedia Vergara: "Marañón o Amazonas". La Enciclopedia Universal Ilustrada, letra A: "Amazonas.— Nace en Lauricocha hasta su confluencia con el río Ucayali y se denomina Marañón o Alto Amazonas."

No quiero aburrir a mis colegas. Tengo más de 50 citas que demuestran que el Marañón y el Amazonas fueron considerados durante mucho tiempo el mismo río y que en el año 42, cuando se fijan los límites mediante el Protocolo, muchos peruanos estaban entendiendo eso. Pero las más importantes, a que me refiero de inmediato, son éstas: la de la sesión secreta del Congreso del Perú del 25 de febrero de 1942, cuando se habla del informe que presenta el senador por el Callao y presidente de la Comisión Diplomática, Carlos Concha, en que se sostiene que la libre determinación incluía la posibilidad de navegar por todos aquellos ríos que llegaban al Amazonas, es decir, incluyendo el Marañón; y la del canciller Alberto Ulloa —me parece citada por el señor Oswaldo Sandoval el día de ayer—, diciendo que "Ha sido debido a la generosidad del Perú y a la concesión voluntaria que se ha hecho al Ecuador del acceso a la hoya amazónica, por la navegación y el comercio en los afluentes septentrionales del Marañón y del Amazonas". Quiere decir que, para Alberto Ulloa, la navegación concedida era por los afluentes septentrionales del Marañón y del Amazonas. No voy a explicar, por supuesto, quién es Alberto Ulloa.

Pero, además, el concepto de la navegabilidad de los mares, o sea, el principio según el cual los ríos deben poder ser utilizados por aquellos Estados que se encuentran cerca de los mismos, es un principio que no ha inventado el Perú. Desde 1815, y confirmado un siglo después en 1921, existe el principio de que se consideran ríos internacionales a aquellos que cruzan varios Estados o son paralelos a las líneas de frontera; y al considerárseles ríos internacionales se propicia la libertad de navegación en ellos.

El Perú firmó el Tratado de Cooperación Amazónica, reconocido por ustedes varias veces en las menciones que han hecho, y en ese tratado se dice que nosotros entendemos que lo que se debe permitir es el acceso por todo aquello que lleve al Amazonas; y como el
Marañón es uno de los que lleva al Amazonas, por el Tratado de Cooperación Amazónica ya el Perú, desde el año 78, había aceptado que la navegación en el Amazonas incluía llegar por el Marañón. Precisamente por eso, mientras no se arreglaran asuntos pendientes con el Ecuador, es que el Perú no llegó a firmar la reglamentación del Tratado de Cooperación Amazónica.

Ahora sí ya estamos en condiciones de regularizar el proceso, para la amplia libertad de navegación que prevé el Tratado de Cooperación Amazónica, mucho más amplia que la señalada en el Protocolo, mucho más amplia que por la zona del Marañón que ahora nos preocupa. Ese principio de la navegabilidad va a ser regularizado de tal forma que desborde y supere incluso las facilidades que el Ecuador recibe mediante este Protocolo.

El Tratado de Cooperación Amazónica permitirá lograr lo que soñaron los estudiosos, los peruanistas de los siglos XVII y XVIII: unir el Orinoco con El Plata a través del Amazonas, que es el gran sueño de la integración fluvial del continente.

Pero, además, ese Tratado de Cooperación Amazónica permite también al Perú llegar al Brasil, no por el Yavarí, sino incluso, penetrando al territorio brasileño, por el Amazonas —a lo que ya tenemos derecho—; y permite a los brasileños por el Madeira llegar a Bolivia y nos permite a nosotros por el río Negro subir a Venezuela. De tal manera que hay que ver eso en la perspectiva histórica que representa y no quedarnos pensando, con mirada miope, solamente en lo que es inmediato.

Por lo demás, señores, quiero reconocer una cosa. Como dijo Fernando Olivera de alguna manera, es verdad que la posición del Perú no fue la misma cuando comenzó a negociar que al terminar. Es cierto, lo ha dicho el ex canciller Tudela el otro día, al referirse a que cuando recién empezaban las conversaciones y Ecuador sale con lo de Marañón-Amazonas, dijo: "Esa toponimia no la aceptamos". Y dice Tudela después: "Nosotros por razones políticas no lo hemos sostenido durante más de 50 años, y por razones políticas el Ecuador ha sostenido lo contrario"; y añade que esa posición peruana varió. Efectivamente, varió; y nosotros hubiéramos deseado quizás, como hace 57 años, que lo perfecto hubiera sido —quizás digo, porque no estoy seguro de si es bueno para la integración que a todos nos favorece— que el Ecuador llegara al Amazonas únicamente por el Napo y el Putumayo; y ahora estamos aceptando que llegue por el Pastaza, por el Morona, por parte del Santiago (que no es muy navegable), por el Tigre, quizás por el Corrientes, y que llegue al Marañón, para que a través de éste arribe al Amazonas.

Pero es verdad que en el Perú nosotros sostuvimos esa tesis. ¿Qué es lo que ha ocurrido? Aquí quiero ser muy claro. En la práctica lo que ha ocurrido es una negociación, en la cual hemos ido viendo con el Ecuador qué cosas podían interesarle, sin perjudicar el interés del Perú, que permitieran se animara a abandonar su tesis del acceso soberano. Ése es el problema.

O sea, ¿qué se podía ofrecer al Ecuador para que renunciara al acceso territorial al Amazonas y aceptara sólo el acceso fluvial? Para que el Ecuador aceptara el acceso fluvial y renunciara al acceso territorial, nosotros comenzamos con el Putumayo, seguimos con el Napo; y como Ecuador no aceptaba y por consiguiente no habría cierre de la frontera, terminamos aceptando, conforme a lo que había sido en un sentido el espíritu del Protocolo, que pudiera el Ecuador ingresar al Marañón a través de los afluentes septentrionales del Amazonas, del Marañón-Amazonas o del Marañón, que para efectos concretos es lo mismo.

Me solicita una interrupción el señor Del Castillo; con su venia la concedo, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede interrumpir, señor Del Castillo.

El señor DEL CASTILLO GÁLVEZ (PAP).— Es con la finalidad de hacer una pregunta con respecto a esta ilustrada intervención.

A través de la Presidencia, ¿cree el señor Ferrero que estas concesiones que se dan en el marco de una negociación eran más que suficientes y no justificaban la entrega de Tiwinza y de la servidumbre de paso que ha implicado dicha entrega, y que entendemos fue la razón fundamental de su voto negativo en la aprobación del acta de carácter vinculante de la propuesta de los garantes?

Esta pregunta es muy importante. Comprendo los fundamentos de lo que nos está explicando ahora, pero también creo entender que esas concesiones eran suficientes para no dar una más como la que constituye Tiwinza. Quisiera conocer el concepto del señor Ferrero.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede continuar, señor Ferrero Costa.

El señor FERRERO COSTA (C90-NM).— Lo he dicho en repetidas oportunidades y lo voy a decir nuevamente.

Para mí eran suficientes estas concesiones y no era necesario lo de Tiwinza; pero no voy a hacer que eso detenga los acuerdos de paz: ése es el tema central para muchos o para algunos de nosotros esta noche. Estando en desacuerdo con lo que se hizo, hoy es mejor, para los intereses del Perú, seguir adelante; porque es mucho peor retroceder, y más bien hay que sacarle provecho al proceso de integración y a la demarcación final de la frontera, ya que ello es favorable a lo que el Perú siempre ha defendido; y no por pensar en Tiwinza y en que se dio mucho detener los avances que significan un proceso de paz que permite consolidar el desarrollo futuro de nuestros países.

Señor Presidente, el colega Flores Flores me solicita una interrupción; con su venia se la concedo.

El señor PRESIDENTE.— Ésta es la última interrupción y no se va a conceder ninguna otra.

Puede interrumpir, señor Flores Flores.

El señor FLORES FLORES (C90-NM).— Efectivamente, Presidente, ésta es la última y muy pequeña interrupción.

Se ha repetido muchas veces, y el congresista Del Castillo lo ha dicho y lo ha vuelto a decir el congresista Ferrero, que es Tiwinza lo que se hubiera cedido.

Que quede claro, Presidente, y a través suyo, colegas: Tiwinza es un amplio territorio; una cosa es un kilómetro cuadrado y otra es todo Tiwinza. No vayan a confundir y piensen que Tiwinza se ha entregado al Ecuador.

Yo quisiera que esto quede claro y quisiera conocer también el punto de vista del colega Ferrero.

Gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede continuar, señor Ferrero Costa.

El señor FERRERO COSTA (C90-NM).— Concuerdo con mi colega.

Efectivamente, no es entrega de territorio sino una cesión que el Perú hace de manera gratuita, para que tenga carácter ceremonial, conservando el Perú en ella su soberanía.

Pero quisiera regresar al tema central donde me había detenido.

Siempre se habla de las Fuerzas Armadas, y las Fuerzas Armadas tienen una definición de nuestros ríos conforme a lo que llaman el derrotero; y en el documento oficial de las Fuerzas Armadas, respecto al derrotero de los ríos del Perú se dice que la hoya del Amazonas comprende el Marañón y el Ucayali; son la misma cuenca.

Eso no es una novedad, si no fuese porque demostraría que conforme al Tratado celebrado con Brasil en 1909, que confirma el anterior del siglo XIX, de 1851, a Brasil se le dijo: "acceso a la hoya", hoya amazónica; es decir, a la cuenca del Amazonas, y la cuenca del Amazonas comprende el Marañón.

De tal manera que queda así confirmado que tanto para las propias definiciones de las Fuerzas Armadas como para los tratados firmados por el Perú, el Marañón es parte de la cuenca del Amazonas; y los afluentes septentrionales del Amazonas son también aquellos que confluyen en el Marañón.

Cinco puntos finales.

Primero, sobre la necesidad de que haya 80 votos. La Constitución, señores, sólo pide los dos tercios de mayoría calificada para la aprobación de tratados que afectan disposiciones constitucionales, motivo por el cual yo diría —y ahora no voy a extenderme más— que no procede exigir que para esto haya 80 votos. Me extenderé en ello si se plantea una cuestión previa; pero yo quisiera sugerir a la Presidencia que antes de la votación calculase los votos, aunque fuera de manera informal, porque tengo la casi certeza que serán más de 80 y que eso permitirá evitar una discusión inútil de dos horas sobre si seremos necesarios 80 o no.

Ha dicho un congresista que nuestra pertenencia a un centro de arbitraje nos obligaría a llevar las discrepancias relacionadas con estos convenios al arbitraje. Eso no es cierto, porque lo que nosotros estamos aprobando establece que sólo se puede recurrir a la vía diplomática. Quiere decir que después del informe técnico y de la vía diplomática no cabe ninguna otra, salvo que las dos partes estuviesen de acuerdo; pero una sola no puede recurrir a esa vía. Y no puede tampoco recurrir al centro internacional de arbitraje, porque para eso habría tenido que firmar Perú con Ecuador un tratado o un convenio de protección de inversiones; y como ese convenio no existe, se equivocan quienes dicen que sí nos pueden llevar a la fuerza al arbitraje, a pesar de lo que el tratado establece con claridad: exclusivamente la vía diplomática bilateral.

Señor, yo no quería dejar de mencionar una materia que tiene que ver con los agravios y los insultos que hemos venido recibiendo, algunos o todos aquellos que estamos en desacuerdo con que el Perú retroceda.

Ayer nomás, en ese balcón del lado izquierdo, a las 10 y 15 de le noche, el señor Olivera, en una entrevista, muy orondo él... No sé si está, no lo veo, o quizás está; no quisiera hablar en su ausencia. Bueno, entonces voy a reservarme referir el episodio para regresar al mismo cuando él esté presente.

Pero decía que, en general, hemos recibido muchos agravios o insultos respecto a entreguismos, a que cedemos soberanía, de que acá somos malos peruanos, etcétera, etcétera.

Pero el más grave ha sido el de esta mañana, cuando un congresista ha dicho que a todos nosotros nos va a acusar constitucionalmente de traición y al Presidente de la República también. Yo creo que esto no se puede dejar pasar así nomás, porque, en primer lugar, no hay nada de lo que se haya hecho que tenga que ver con el delito de traición.

La gente que está escuchando y que también sabe leer debe saber qué cosa es traición: "El que practica un acto dirigido a someter a la República a la dominación extranjera". Pregunto, ¿éste es un tratado que somete a la República a la dominación extranjera? ¿Cuál dominación?

También, "El que forma parte de un grupo armado, organizado dentro o fuera del país para actuar en el territorio nacional".

El señor congresista ha intentado decir que nosotros, o el Presidente, estamos manejando grupos armados; para actuar en el territorio nacional. ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo pueden probar eso? ¿Con qué derecho hacen acusaciones de este tipo que son agraviantes y que deshonran además a quien las pronuncia?

Y además: "El que destruye o altera las señales que marcan los límites del territorio". ¿Qué señales, qué límites hemos destruido nosotros o el Presidente Fujimori? Al contrario, el Presidente Fujimori y este Congreso están permitiendo que esas señales que no estaban, esas señales que no había, las haya, estén, es exactamente al revés; pero más que nada, señores, lo que esto demuestra es que cuando uno carece de argumentos quiere agraviar. De este lado, de aquí, no ha salido una sola frase de ofensa a quienes piensan distinto, no les hemos dicho nada; al contrario, hemos sostenido que la manera de entendernos es aceptando que quienes están en contra de los tratados actúan de buena fe y que quienes están a favor de los tratados también actúan de buena fe. Porque la desgracia para nosotros ha sido pasarnos tantos años, casi más de 200, permanentemente divididos en luchas fratricidas que han terminado destruyéndonos.

Ayer se refería el doctor Torres Lara a un ejemplo que no se quiso entender: 20 años luchando contra Sendero Luminoso. Cómo nos íbamos a preocupar de proteger nuestras fronteras de la manera que hubiéramos querido cuando por dentro nos estaban corroyendo. Éste es un argumento de carácter histórico que no ha sido analizado debidamente y que merece toda la atención de aquellos que quieran recurrir al pasado para aprender a no repetir en el futuro los mismos errores.

Como no está presente el congresista, tendré que decirlo. Él escuchará. En ese balcón, ante miles de miles de peruanos, mirando a todos nosotros, dijo textualmente lo siguiente: "Y estos congresistas —y nos señalaba— que no merecen llamarse peruanos". O sea que nosotros, porque no estamos de acuerdo con el señor Olivera, no merecemos llamarnos peruanos. Él es quien define quién puede ser peruano y quién no.

Yo no le voy a contestar con agravios, no voy a proferir un solo insulto; voy a preguntar al pueblo, para que quede en su conciencia, si a los representantes que elige les concede el poder de abusar con su palabra agraviando a todos los que nos eligieron, a todas nuestras familias, a los intereses que defendemos, a la política de quienes vienen gobernando y a quienes pensando distinto votaron a favor; sí es justo y humano que quien pregona democracia no respete el derecho ajeno. Quienes hablan de los derechos humanos tienen que empezar a respetarlos con aquellos con los que discrepan, no con aquellos con los que están de acuerdo, porque eso significa ser demócrata.

De tal manera, señor, que sin dar un solo agravio, un solo insulto, en nombre de muchos de mi bancada, quizás de otros también que no lo son, pido que esta discusión se realice con la altura y con la responsabilidad que es obligación de los representantes parlamentarios que sólo buscan el interés del Perú.

Como dijo el congresista Urrelo, la preferencia de los seres humanos por la paz es innata a la condición de la persona. Sí, señor, es innata, y a pesar de ser innata nos hemos pasado siglos y siglos matándonos unos a los otros; y muchas veces, entre la guerra y la paz, hemos escogido la guerra; muchas veces porque la guerra era inevitable, y la escogíamos a disgusto y con desagrado. Aunque habría que leer a Basadre para saber cuántas veces la guerra fue consecuencia de nuestras propias divisiones y de nuestras propias intolerancias.

Los asirios despellejaban a sus enemigos y los pegaban en los muros; los moros cogían a los cristianos y los empalaban colgándolos en la punta de los barcos; los chilenos hacían el repase con el cuchillo curvo a los soldados peruanos moribundos en el campo de Chorrillos. Todo eso han sido las guerras. Cuántas de esas guerras quisiera evitar el mundo en el futuro, y lo quisiera porque pide paz. Paz pide cuando hace que los irlandeses, después de décadas y décadas de odiarse, se sienten en una mesa buscando un arreglo. Y, en el Medio Oriente, con la guerra que comenzó en el 47, cuántos años han combatido los judíos y los árabes, que están ahora en el camino de la paz.

Señor, pido que le conceda la interrupción al señor Olivera, a pesar de que ya he dado dos. Si de mí depende, yo la concedo. Usted verá, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Como una excepción, y a su pedido, señor Ferrero Costa, concedemos la interrupción.

Puede hacer uso de la interrupción, señor Olivera Vega.

El señor OLIVERA VEGA (FIM).— Agradezco se me haya concedido la interrupción, señor Presidente, y agradezco también la alusión del señor Ferrero, porque lo que él ha dicho es totalmente cierto.

En efecto, yo desde ese balcón y ante las cámaras de televisión, transmití el sentimiento que deben compartir muchos peruanos y, estoy seguro, más de un congresista aquí presente.

En más de un momento, en la sesión de ayer, yo me sentía no en el Congreso del Perú sino en el Congreso del Ecuador, sobre todo cuando escuché a Carlos Torres y Torres Lara sosteniendo la tesis de la inejecutabilidad del Protocolo de Río de Janeiro y la no aplicación del Fallo Arbitral de Braz Dias de Aguiar, traicionando la posición peruana por décadas. Sentía lo mismo cuando escuchaba a los representantes del oficialismo fundamentar las tesis del Marañón-Amazonas como que fueran las tesis peruanas. Ahora, el congresista Ferrero siquiera ha tenido la honestidad de reconocer que ha cambiado la posición peruana y que, efectivamente, cuando se iniciaron las negociaciones, la posición peruana que llevaba el entonces Canciller Tudela era que el Marañón-Amazonas era un río inexistente, un caso de toponimia, un caso que definitivamente no estaba ni en el espíritu ni en la letra del Protocolo de Río de Janeiro.

Entonces, cuando digo, señor, que efectivamente aquí hay más de uno que no merece ser congresista peruano y ni siquiera peruano porque está ofendiendo la peruanidad, es un concepto en el cual me ratifico; y lo sostengo plenamente aquí y en cualquier parte.

El señor PRESIDENTE.— Continúe, señor Ferrero Costa.

El señor FERRERO COSTA (C90-NM).— La fobia al adversario y el agravio a quien piensa distinto ha dividido tanto a los peruanos, señor Presidente, que nosotros no queremos repetir ese error; y yo no le voy a contestar ninguna ofensa. Desde Huáscar y Atahualpa, que permitieron la entrada fácil de los españoles, hasta el fracaso de la Confederación Peruano-boliviana, en que peruanos ayudados por chilenos se la trajeron abajo, y la propia Guerra con Chile, se demostró que cuando nos hemos dividido siempre hemos salido perdiendo; y, en consecuencia, la obligación de los políticos responsables no es ahondar la diferencia, sino preconizar el entendimiento y el diálogo que fortalece la unidad nacional.

Sí, señor, el tiempo dirá si dentro de 50 años nuestros hijos y nuestros nietos, con las fronteras cerradas, con la integración que camina, habrán sido capaces o no de aprovechar la ventaja que hoy nosotros iniciamos.

En ese plano que habíamos puesto, quería referirme a la última afirmación formulada contra el Tratado de Integración y voy al mapa.

El rojo es la frontera peruana, ahí está la frontera peruana. La línea amarilla, un eje vial, el otro, el tercero, el cuarto y el quinto.

La tesis que sostienen algunos es que porque las carreteras de acá se unen con las carreteras de allá, entonces los que están acá van a invadir a los que están abajo.

Yo pregunto, si los ecuatorianos tienen hechas ya sus carreteras en estos puntos —acá, acá, aquí, acá y acá—, por qué los peruanos no podemos completar lo que nos falta en este pedazo, en este y en este otro, para que asimismo todo ello pueda repercutir en beneficio no sólo de la integración, sino del Perú entero, como en el caso del Santiago. ¿Qué temor existe para que los peruanos piensen que los de arriba, porque les abrimos una puerta, van a conquistar a los de abajo? ¿Qué somos nosotros? ¿Incapaces? ¿Inútiles? ¿Acaso los chilenos después de la guerra se han apropiado de Tacna? ¿Acaso los bolivianos son dueños de Puno? ¿Acaso en Aguas Verdes y Huaquillas hay una situación como para que pueda decirse que los ecuatorianos dominan nuestra economía? ¿Cuál es el temor, congresistas? Cuál es el temor si la carretera por donde se baja también se puede subir. Nosotros no estamos más que completando aquellos tramos que permiten la integración. ¿Qué futuro hay para el mundo si no empujamos la integración que a todos nos beneficia?

¿Cuál es la meta principal? ¿La meta principal del Perú es acaso ver que los hitos se colocan para que les tomen fotos? ¿La meta principal del Perú es tener una Armada poderosa que vaya por el Putumayo, por el Napo, baje al Marañón, regrese al Amazonas y vaya al Yavarí? ¿La meta es que los políticos sean constantemente reelegidos? ¿Cuál es la gran meta del Perú? La gran meta del Perú debe ser terminar con la pobreza y la injusticia que agobian al pueblo; y para que eso sea menos difícil, para que el gran enemigo que es la pobreza y la injusticia puede ser atacado como debe, se requiere que estemos unidos en los grandes propósitos nacionales y que seamos capaces de descargar el lastre que significa una frontera abierta, para dedicarnos al cumplimiento de los objetivos mayores que son el bienestar y la grandeza de las inmensas mayorías nacionales.

Gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el ingeniero Rafael Rey.

El señor REY REY (Ren).— Señor Presidente, ¿Sabe qué? Si bien entre la población quizá todavía no, aquí, en el Congreso, ya todo está dicho, ya todo está repetido, ya todo está explicado, ya todo está aclarado.

Después de todo el debate periodístico, radial y televisivo; después de todas las audiencias públicas en la Comisión de Relaciones Exteriores, en las que algunos no han querido participar; después de todas las explicaciones de personalidades jurídicas, diplomáticas, académicas, profesionales, militares, gremiales, eclesiásticas, etcétera; algunos no quieren aceptar ni el acuerdo ni los tratados ni los convenios.

Señor, no es que no entiendan; sí entienden, porque no son tontos. No es que no sepan; sí saben, porque no son ignorantes. Simplemente no quieren apoyar. ¿Qué vamos a hacer?

Si quieren esas personas una nueva oportunidad de meditar su posición, yo les recomiendo que lean el artículo del embajador Antonio Belaunde Moreyra, quien ha estado en desacuerdo con el procedimiento que se adoptó, y que el diario Expreso publicó en su edición del día de ayer.

De ese artículo, quiero leer dos párrafos:

"... en el diferendo fronterizo peruano-ecuatoriano. El Perú ha ganado en toda la línea, puesto que el laudo ha confirmado la delimitación de la frontera de acuerdo con el artículo 8º del Protocolo de Río de Janeiro, 1942, y al hacerlo ha reiterado el contenido esencial del fallo de Dias de Aguiar. Es evidente: lo que el Perú ha ganado, en tanto que reconocimiento de su derecho, el Ecuador lo ha perdido, ha perdido su infundada pretensión de que se revisase el Protocolo. El hecho de que esa pretensión fuera infundada en nada modifica el otro hecho, no menos real, que el Ecuador la mantuvo hasta el final y la ha perdido. ¡Qué más queremos! Eso y no otra cosa es lo que ha estado en discusión, por lo menos desde 1950, pero —aquí Belaunde Moreyra usa un término que yo no deseo usar— la oposición parece olvidarlo".

"Se dice con razón que el Perú y el Ecuador hemos ganado la paz. Pero no cualquier paz, que eso podría no ser bueno: hemos ganado la paz de la verdad, por de pronto la verdad jurídica".

"Esto por cierto no lo pueden entender los que tienen el hábito de la mentira, la desinformación y el ocultamiento".

Y también sería útil, señor Presidente, que leyeran el editorial de ayer, del mismo diario Expreso. Leo, de él, unas pocas líneas:

"... negarse a ver, en el conjunto de estos acuerdos, la realización del más importante objetivo geopolítico nacional del último siglo, revela incapacidad de poner el más alto interés nacional por encima del pequeño encono político personal. Una actitud que se despliega, sin vergüenza alguna y con irresponsabilidad digna de escenarios más banales, todos los días en la pantalla".

"Los congresistas que aún no están convencidos tienen hoy la posibilidad de poner de lado toda mezquindad personal y colocarse a la altura de los más altos designios de la nación. Porque no saber reconocer los triunfos cuando éstos se producen, es una manera de socavar la construcción del espíritu nacional, algo quizá aún más importante que la propia consolidación territorial que hemos logrado. Es una manera de derrotarnos a nosotros mismos, como si fuéramos nuestro peor enemigo".

Así dice Expreso, señor. Y yo creo que no tengo nada que añadir.

Termino citando a Jorge Basadre, ese peruano ilustre y visionario al que todos admiramos: "Como individuo y como conjunto, finalmente, el hombre necesita tener un ideal que perseguir, una esperanza que realizar. Por ese ideal y conforme al que se trazan, se hacen los hombres y los pueblos. Cuando carecen de él se arrastran (...) perezosos, desalentados, perdidos en el desierto, sin luz en los ojos ni esperanza en el corazón. Crearlo digno y levantado y mantenerlo siempre viviente para los individuos y para el conjunto es suprema necesidad de todo pueblo y misión encomendada a los que lo guían".

Ése es el deber que yo siento que tenemos hoy los políticos en un tema de tanta importancia para nuestra patria.

Por eso, la bancada de Renovación va a votar absolutamente a favor de la aprobación de los tratados.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, señor Rafael Rey.

Tiene la palabra el señor César Zumaeta.

El señor ZUMAETA FLORES (PAP).— Señor Presidente: El congresista Ferrero hoy día ha levantado la voz más de lo necesario, quizá para hacer creer al país que el Tratado de Comercio y Navegación y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus Anexos son favorables cien por cien al Perú.

Pero es verdad también que ha admitido que cuando en principio se decía que ésta era una simple conversación, hoy día se acepta que esto fue una negociación entre el Ecuador y el Perú.

Y como el Perú siempre ha actuado a la defensiva en estos temas, en este caso también ha sido así. Y siempre bajo un sentido de chantaje: Si quieres que cierre la frontera, dame todo lo que yo quiero en el Tratado de Comercio y Navegación.

Yo reto a cualquier congresista, a cualquier colega: ¿en qué artículo, de los 39, de este texto hay algo a favor del Perú? Lógico, van a decir que hay un artículo que dice que es recíproco. ¡Eso es letra muerta!

¿Qué ríos ecuatorianos son navegables, para aplicar el principio de la reciprocidad? El Perú le entrega la cuenca del Marañón y la cuenca del Amazonas. No hay principio de reciprocidad en este tema. O sea, el Ecuador chantajea al Perú: Mira, vamos a cerrar la frontera a cambio de que me des todo en el Tratado de Comercio y Navegación.

Y hoy día el Gobierno chantajea al pueblo loretano y a la Amazonía: Acepta el Tratado de Comercio y Navegación a cambio de los 3 mil millones de dólares del Acuerdo de Integración Fronteriza. Con una crisis financiera internacional en el mundo, que provocó que se fueran un millón de dólares del mercado de capitales, ¿de dónde me vienen que va a haber 3 mil millones de dólares?; cuando ésa es toda la ilusión que se viene vendiendo a los pueblos de la Amazonía.

Ésta la reacción de un congresista que nos quiere convencer de que esto es así...

¡Dónde queda el atlas del Perú!, ¡dónde queda el atlas del Perú del Instituto Geográfico Nacional, que es lo que estudian en las universidades, en los colegios públicos! ¿De dónde nace el Amazonas, si no es de la confluencia de los ríos Marañón y Ucayali, de la unión del Marañón y del Ucayali? ¿Y por qué se lee sesgadamente el Tratado de Cooperación Amazónica, cuando dice que permite la libertad de navegación, según el artículo 3º del Tratado de Comercio y Navegación? Pero, más allá, hay otro artículo, el artículo 19º del mismo Tratado de Cooperación Amazónica, que dice lo siguiente: "Ni la celebración del presente Tratado, ni su ejecución tendrán efecto alguno sobre cualesquiera otros tratados...". Esto mata la aplicación en este Tratado de Comercio y Navegación.

Entonces, la situación es clara. No se trata de ser necio, en aceptar o no esto. Esto indudablemente va a afectar el desenvolvimiento de la seguridad nacional, no ahora, sino en el conjunto de la ejecución y de la implementación de estos tratados. Van a salir al Marañón, van a navegar por el Marañón, va a navegar en toda la cuenca. En consecuencia, hay que aceptar, pues, estas realidades. Y ante esta evidencia, ahí está el pueblo loretano, señor Presidente.

Hoy día, en Iquitos, se está convocando al pueblo a la Plaza 28 de Julio; todas las casas están con las banderas negras, porque ellos creen que debían haber sido escuchados antes, y se preparan para una consulta popular el domingo 6, con la finalidad de ver si avalan o no estos acuerdos, especialmente el Tratado de Comercio y Navegación. De manera que no está bien traer a los alcaldes respetuosos de Tumbes y Piura a exhibirse en las galerías.

Ecuador no quiere saber nada con Tumbes ni con Piura; no nos engañemos, pues. Ellos lo que quieren es salir al Amazonas, a la cuenca. Allá es el tema, ahí es el tema. Y la tesis de la carretera no tiene otro sentido que llegar de Guayaquil a Borja, porque de Borja a Paita es más largo el tramo.

Entonces, el Ecuador está pensando en convertir a Guayaquil en el puerto más grande de toda la cuenca del Pacífico. ¿Por qué? Porque en el Brasil hay 20 mil millones de dólares que salen por el Canal de Panamá para toda la cuenca del Pacífico.

Por lo tanto, hay un problema geopolítico de fondo, señor Presidente, que indudablemente va a afectar el desenvolvimiento de las relaciones del Perú con el Ecuador. Tal vez estamos ante la evidencia de lo que dice el alcalde de Iquitos. Dice que Fujimori en algún momento habría comentado: Nos hemos salido de un problema los peruanos. Allá los loretanos; que ellos se entiendan con los ecuatorianos. Ellos verán qué hacen. Como son campeones ganando guerras, como han ganado todas las guerras, ya verán. Ellos se entenderán con los ecuatorianos.

Entonces, creo que las cosas están absolutamente definidas. Hay que aceptar que nos hemos extendido más allá del artículo 6º del Protocolo de Río de Janeiro, el cual no contempla el Marañón. Inclusive, nos hemos ido hasta Balta. Es cierto que aquí está el decreto de Balta. ¿Y dónde está que en el decreto de Balta se habla de naves de guerra?

El decreto de Balta dice lo siguiente: Queda abierta la navegación de todos los ríos de la República a los buques mercantes, cualesquiera sea su nacionalidad. Y ojo que esta ley nunca ha sido implementada, exactamente igual que CETICOS. Se creó CETICOS Loreto, pero ¿dónde está el reglamento para implementarlo? Nunca funcionó esta ley. Ha quedado como letra muerta en El Peruano: Por los respectivos ministerios, se expedirán las órdenes y reglamentos necesarios.

Entonces, creo que hay algunas falacias que se han estado diciendo hoy día y ayer para tratar de justificar que de nuevo hemos actuado a la defensiva; que hemos sido empujados por el chantaje de Ecuador a darle concesiones en la cuenca del Amazonas a través del Tratado, para que acepte cerrar la frontera. ¡Y en qué condiciones! Ya veremos cuando Fujimori firme el decreto supremo entregando Tiwinza. ¡Vamos a ver!, ¡vamos a ver!

Entonces, hoy día se le dice a Loreto: Mira, acepta el Tratado de Comercio y Navegación, porque aquí hay 3 mil millones de dólares que no sabemos ni de dónde van venir; porque todas son buenas intenciones; habrá estudios, habrá una Comisión Binacional, un Fondo Binacional para promover la inversión privada; cuando lo más importante de este Tratado es el artículo 21º, porque permite, sí, el acceso vía carretera a Borja-Marañón.

Entonces, señor Presidente, yo advierto, una vez más —no es una amenaza—, que el pueblo de Loreto y los pueblos de la Amazonía están pidiendo un diálogo directo —no se niegan al diálogo— que permita darles una salida. No se quieren ir del Perú cuando quieren autonomía. Quieren un gobierno autónomo; quieren una ley de desarrollo integral de la Amazonía; quieren que su canon no se recorte; quieren un compromiso para que el Estado deje de tener presencia en nuestra frontera.

Entonces, ¿no deberíamos estar orgullosos de estos peruanos? ¿Es que hoy día estorba esa gente, porque defiende la patria? Como dicen en algunos círculos sociales: Estos "charapas" han venido a malograr el negocio. ¿Es que acaso no deberíamos estar orgullosos de su voluntad patriótica de defender la soberanía, de haber ganado todas las guerras, de haber recuperado? ¿Y hoy día son un estorbo, porque están en contra de esto?

Entonces, yo creo que son perfectamente atendibles los problemas que hoy sufre Loreto y la Amazonía. Va a haber un referéndum, una consulta popular que está en camino. Hubiésemos podido esperar la respuesta de ese pueblo, pero lamentablemente ustedes han llevado a este encasillamiento al país. Yo responsabilizo al Gobierno de no haber atendido, de no haber querido dialogar con los pueblos de Loreto, que hoy día, más que nunca, defienden la soberanía.

Basta de chantaje ecuatoriano para permitir la presencia de estas concesiones del Ecuador en la cuenca del Amazonas; y basta de estar chantajeando a los pueblos de la Amazonía para que acepten un Tratado de Comercio y Navegación a cambio de 3 mil millones de dólares, que no se sabe ni de dónde van a venir.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra la arquitecta Carmen Lozada de Gamboa.

La señora LOZADA DE GAMBOA (C90-NM).— Muchas gracias, señor Presidente.

Nosotros, desde este escaño, diríamos basta ya de mentirle al pueblo de la Amazonía peruana. Porque desde la suscripción de los tratados y del Acuerdo de Paz, hay un grupo de personas al que yo ya no lo califico como la oposición. Porque, felizmente, señor Presidente, en este tema oposición y mayoría hemos actuado con absoluta responsabilidad, muchos deponiendo hasta los intereses partidarios. Las consignas partidarias, las expulsiones y la suspensión de los derechos partidarios se han dejado a un lado, señor Presidente, cuando se ha tratado de meditar y de hablar con responsabilidad. El grupo al que me refiero es un grupo de congresistas que —como muy bien lo dijo el congresista Rey— no es que no entiende, sino que no quiere entender.

Nosotros el día de hoy debemos agradecer el honor —porque es un honor— de participar en uno de los debates más importantes de la historia del país y de las últimas décadas. El día de hoy quedará en la historia, en esa historia escrita con sangre, con la sangre de nuestros héroes, de aquellos peruanos que murieron defendiendo la letra y el contenido del Protocolo de Río de Janeiro; de aquellos peruanos que entregaron su vida porque nuestra frontera sea demarcada allí, en los lugares que dentro de muy poco serán el cimiento de los hitos que la dejarán sellada para siempre.

El Acuerdo de Paz firmado con el Ecuador y la ratificación de los tratados de Comercio y Navegación, y de Integración Fronteriza pondrán punto final a una etapa de enfrentamiento y desconfianza; pondrán punto final, señor Presidente, a un período en el que las relaciones peruano-ecuatorianas se desarrollaban en el marco de una "paz armada", que jamás excluyó el uso de la fuerza.

El Acuerdo de Paz, como muchos ya lo han dicho acá, da inicio a una nueva era. El Perú y el Ecuador ingresarán al próximo milenio con las perspectivas y posibilidades de un desarrollo sostenido. El Perú sigue siendo íntegro, soberano e independiente, afronta los nuevos retos y da paso, por fin, al sueño de antepasados nuestros: la búsqueda de la integración con sus países vecinos; y, por qué no, a partir de ahora la búsqueda de la integración latinoamericana.

A nuestros antepasados, señor, hay que honrarlos con hechos. Líderes de partidos políticos acá hablaron de la patria grande, hablaron de la integración latinoamericana, hablaron de la integración indoamericana, como es el caso de Víctor Raúl Haya de la Torre.

Lamento que hace un momento el congresista que me ha antecedido en el uso de la palabra haya olvidado los postulados de Víctor Raúl Haya de la Torre cuando hablaba de la integración y de la unión de los pueblos. Lamentablemente, se anteponen intereses ya no partidarios; se interponen intereses, yo diría, de carácter personal o quizá regional.

Es necesario resaltar que estos acuerdos de paz se derivan de una decisión gubernamental, la política de buena vecindad y la palabra empeñada del Presidente Fujimori, que se propuso desde el año 1990 ir solucionando uno a uno los problemas que aquejan al Perú. Éste ha sido uno de los problemas que durante décadas han aquejado al Perú. Y ha sido una decisión política muy bien tomada de nuestro Presidente la de concluir con este problema que día a día trababa nuestro desarrollo.

Es que hoy, más que nunca, señor Presidente, tenemos que estar convencidos que la paz va de la mano con el desarrollo de los pueblos. Cómo podemos negar que la Comisión de Vecindad, que el Fortalecimiento de la Cooperación Bilateral, que el Régimen Fronterizo, el Plan Binacional de Desarrollo de la Región Fronteriza vislumbran el desarrollo sostenido de los pueblos de la Amazonía.

Cómo podemos negar —por su intermedio, señor Presidente, al congresista que me ha antecedido en el uso de la palabra— que éstas sean palabras con sustento. Acá no hay chantaje. Las relaciones bilaterales y el Acuerdo de Paz permitirán, como ya se han manifestado en forma concreta el Banco Interamericano de Desarrollo y la AID, el envío de recursos frescos para que se puedan destinar a la zona. No son falacias, son hechos concretos.

Cómo podemos cerrar los ojos y no aceptar que trabajar mancomunadamente en la prevención de la salud, en el saneamiento ambiental, en el aprovechamiento de la infraestructura y la implementación de los servicios básicos en la zona de frontera no va a ser beneficioso para esos pueblos.

Cómo es posible, señor Presidente, que haya un grupo tan pequeño —felizmente, pero grupo al fin— en el Congreso que esté a favor de que neguemos la posibilidad a que países hermanos, afectados hasta por los mismos fenómenos naturales, como El Niño, por ejemplo, puedan acceder juntos a la cooperación internacional para la reconstrucción de sus zonas afectadas.

Los tratados en mención no hacen más que delinear estrategias de desarrollo para ambos países, no hacen más que cambiar las discrepancias por acuerdo de partes, los gastos en armas por gastos en infraestructura para los pueblos, las posibilidades de enfrentamiento por las de la paz duradera.

Los pueblos de la Amazonía tienen a la fecha una gran oportunidad, oportunidad negada durante tantos años por la situación de zozobra y la inestabilidad.

A los pueblos de la Amazonía no hay que mentirles más; no hay que decirles que se está entregando el territorio, no hay que decirles —ya se dijo mucho de esto el día de hoy acá— que hay enclaves en el corazón de Loreto; no hay que decirles que los buques y aviones de guerra ecuatorianos llegarán hasta nuestro territorio, porque eso es mentira. Aquellos que están diciendo eso a los pueblos de la Amazonía, señor Presidente, actúan por ignorancia, por mala fe o por intereses subalternos.

Ojalá que aquellos que calificaron estos acuerdos de "traición a la patria" hayan puesto alguna vez el pecho cuando hubo enfrentamientos en la frontera. Ojalá que los hijos de aquellos que hoy dicen que estos acuerdos son traición a la patria por lo menos hayan cumplido con el servicio militar obligatorio. Yo estoy segura que no. Que se pare el congresista cuyo uno de sus hijos haya cumplido con el servicio militar obligatorio.

No es, pues, señor Presidente, cuestión de hablar de patria desde un escaño como a uno se le antoja, no hay que hablar de democracia como uno cree. Hay personas que tienen dos escaños acá y quieren gobernar el país a su antojo. No es así, señor Presidente. No es así como se habla de patria. Hablar de patria es hablar de desarrollo, hablar de patria es hablar de esperanza, hablar de patria es luchar por levantar todos aquellos problemas que hoy nos aquejan; no es venir a decir, con mucha sutileza, con mucha ligereza, que hablar de patria es solamente hablar de soberanía.

La soberanía de nuestro Perú, el atlas al que hace referencia el congresista César Zumaeta queda intacto; ni un centímetro cuadrado se mueve de nuestro atlas. Los que dicen lo contrario, están mintiendo al país.

Yo creo que no debemos tomar una gran decisión, como las que estamos en las puertas de tomar hoy, sobre la base de las encuestas. Las grandes decisiones se deben tomar sobre la base de objetivos claros, de objetivos concretos, de metas por alcanzar.

Yo quisiera, señor Presidente, que aquellas personas...

No tengo tiempo, lamentablemente, de poder dar interrupciones.

El señor PRESIDENTE.— Señor Zumaeta, le pedimos, por favor, que así como usted fue respetado en su exposición, tenga usted...

Señor Zumaeta, por segunda vez se le dice que, por favor, mantenga el orden en esta sala.

La señora LOZADA DE GAMBOA (C90-NM).— Entendemos la desesperación, pero ojalá alguna vez tuviera el recuerdo de haber puesto el pecho cuando hubo enfrentamientos con el Ecuador en la zona fronteriza. Allí no, señor Presidente; allí se está en los despachos.

Es muy sencillo hablar y criticar lo que se hace hoy, cuando a la hora de la verdad nos corremos y somos incapaces de asistir a los soldados que sí estuvieron en el borde de la frontera.

Por lo tanto, estas decisiones no se tomarán sobre la base de las encuestas. Pero estamos seguros de que el pueblo peruano nos apoya. Y si no nos apoya ahora, nos apoyará mañana, cuando vea en esa Amazonía el desarrollo que todos los peruanos hemos querido.

Al final, yo voy a citar a dos personajes muy enlazados en esta coyuntura: Víctor Raúl Haya de la Torre y Andrés Townsend. Ambos lucharon por la integración latinoamericana. Pues, hoy, señor Presidente, hay que rendirles homenaje aprobando lo que ellos siempre hubieran querido. Estos tratados de integración no son más que parte de la unión que debe existir en Latinoamérica en vías al desarrollo del próximo siglo.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Queremos extender un cordialísimo saludo a la delegación de profesores de Cusco y Ancash que se encuentra en nuestra galería.

Bienvenidos, señores.

(Aplausos.)

Puede hacer uso de la palabra el señor Róger Amurúz.

El señor AMURÚZ GALLEGOS (C90-NM).— Gracias, Presidente.

El día de hoy estamos consolidando la parte accesoria de lo fundamental. Lo fundamental, la parte sustantiva —ya todos estamos de acuerdo— se discutió la vez pasada, y es la demarcación definitiva de la frontera.

Ahora estamos discutiendo la parte accesoria, pero muy importante, sin la cual no podríamos hacer la parte principal, que es la demarcación de la frontera: el Tratado de Comercio y Navegación y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza.

Respecto a eso, señor Presidente, quisiera referirme a algo que tanto la mayoría —algunos— como la minoría han aceptado: que necesitamos dos tercios de la votación. Yo creo que allí hay un error garrafal, porque la Constitución en el artículo 79º se refiere a que debe haber dos tercios de la votación para aprobar leyes de carácter tributario. Ésta no es una ley de carácter tributario, éste es un tratado que viene del Ejecutivo y que se aprueba en forma global. Porque si estuviésemos supeditándolo a la aprobación de 80 votos o dos tercios de los que existen, podría estar un magnífico tratado sometiéndose a manipulaciones políticas.

Es por eso que, constitucionalmente, yo no estoy de acuerdo con que necesitamos los dos tercios. Necesitamos mayoría simple.

También se ha dicho, con desconocimiento lógicamente, que el acuerdo resultaría nulo, puesto que la carta suscrita por los presidentes de Perú y Ecuador solicitando opinión de los garantes en la ejecución del Protocolo de Río de Janeiro no ha contado con el aval del Canciller de la República; eso se dijo, muy orondamente. Qué falso, señor Presidente, y qué desconocimiento.

La carta dirigida a los garantes por los presidentes no es un instrumento jurídico. La citada carta es un derecho de petición para que se aplique el artículo 6º del Protocolo de Río de Janeiro; un derecho de petición que ejerce el Presidente de la República en virtud de que él es el que dirige la política exterior del Gobierno, conforme al artículo 118º, inciso 11), del texto constitucional. O sea, no es instrumento jurídico, pues, la petición que hacen los presidentes.

Quisiera referirme a los beneficios. Ya se ha hablado mucho de ellos, pero quisiera referirme más que todo a los beneficios que resultarán de esto. Hay muchos beneficios, pero principalmente para las comunidades nativas, señor Presidente.

El Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza tiene una misión noble que revolucionaría la vida de los nativos, de los que viven ahí, en el Cenepa, al obligarse a desarrollar estudios y proyectos ambientales sostenibles para el mejoramiento de vida de las comunidades nativas, contando con la activa participación de los pobladores. Eso es muy importante.

Es vital, señor Presidente, fortalecer una conciencia humanista, solidaria, promoviendo la liberación del nativo, transformando el sistema socioeconómico injusto, incentivando la educación. Urge integrar a las sociedades nativas como agentes activos —y no como ahora, pasivos— en el proceso de desarrollo fronterizo, en lo social, en lo económico, en lo político, en lo educativo, en lo religioso.

Señor Presidente, el Acuerdo pretende una historia moderna de la selva en la que el Estado, los empresarios, pioneros, comerciantes, todos asuman en definitiva el protagonismo y la incorporación de la Amazonía al desarrollo de la nación.

El Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus Anexos abarca territorialmente los departamentos de Tumbes, Piura, Amazonas y Loreto. Hay muchos beneficios, como por ejemplo mejoramiento de la viabilidad, mejoramiento de la calidad de vida, reducción de los índices de pobreza, crecimiento económico, estabilidad jurídica, libre flujo de capitales, fomento de la integración y globalización.

Señor Presidente, los resentimientos nacionales no pueden estar guardados por años o siglos. La incultura del conflicto debe ser desechada, para abrir paso a la "cultura de la paz". Europa es un ejemplo de ello. No hace sino 53 años atrás millones de muertos franceses, ingleses, alemanes hubieran culminado con la desarticulación europea. Hoy es un ejemplo de unión económica, cultural y social. Hay que aprender de los que nos adelantaron.

Quisiera tocar dos puntos a los que le voy a poner su paralelo, y que se podrían aun mejorar sin tocar, lógicamente, un ápice de los tratados. En cuanto al kilómetro cuadrado —que hasta yo diría que ennoblece al pueblo peruano— para que los ecuatorianos entierren a sus muertos, es algo que hay a nivel nacional e internacional. Acá, en Lima nomás, hay cementerios extranjeros, por ejemplo, para británicos. Esto ennoblece al pueblo peruano, pero así como los soldados ecuatorianos, también los soldados peruanos deberían tener esa reverencia. Es muy fácil para el Gobierno peruano poner, colindante al kilómetro cuadrado de Tiwinza, un kilómetro cuadrado para todos nuestros muertos peruanos, y hacerle también una carretera de introducción. Porque si ellos van a honrar a sus muertos en un cementerio, también los peruanos necesitan hacerlo al costado. Así no estén sepultados ahí, se les pone su nombre, se les hace su mausoleo y constantemente estaríamos dando reverencia también a nuestros muertos.

En cuanto a que se creen los centros de comercio y navegación, a los que yo les he llamado Cecona, leyendo exactamente vienen a ser los CETICOS, con alguna modificación. Entonces, señor Presidente, sería muy fácil, y todavía sería muy ventajoso para el pueblo peruano, que al costado de las 150 hectáreas de los Cecona, que se van a dar con administración privada, se creen CETICOS peruanos, con mucha ventaja también para los peruanos. Eso es muy fácil, y no estaríamos rompiendo de ninguna manera ningún tratado ni ningún convenio.

Por último, señor Presidente, para culminar en este minuto, quisiera referirme a que gracias a esta paz que se está viviendo, y a esta inversión y gente que va a venir a las zonas colindantes, han visitado mi oficina representantes de la zona de la frontera; no representantes de las capitales, en donde lógicamente no tienen contacto con la frontera y se puede hablar lo que sea cuando no se conoce.

Los representantes del Cenepa, el alcalde de Cenepa, en donde está Tiwinza; representantes de Río Santiago, Nieva e Imaza, de esos distritos colindantes; en conjunto con la Federación Nacional Amázonica del Perú, el Consejo Aguaruna-Huambisa y la Federación de Comunidades Nativas de Río Santiago, tuvimos una reunión y coordinamos inmediatamente con el Vicepresidente de la República, el ingeniero Márquez, y se ha conseguido una serie de beneficios.

Por ejemplo, uno de esos beneficios es la ejecución de un proyecto de desarrollo sostenible y de protección ambiental Condorcanqui-Imaza, en Amazonas, elaborado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura en convenio con el Ministerio de la Presidencia en un área de 22 700 kilómetros cuadrados, que beneficiará a una población nativa aguaruna-huambisa de 60 mil habitantes que viven ancestralmente en dicha zona fronteriza. La inversión final del proyecto es de 35 millones de dólares.

El señor PRESIDENTE.— Señor Amurúz, se le ha vencido su tiempo, por favor, concluya su intervención.

El señor AMURÚZ GALLEGOS (C90-NM).— Este proyecto es algo que se puede hacer con el Ministerio de la Presidencia, con el Ministerio de Salud, porque ya hay tranquilidad, hay paz.

No desalentemos a los verdaderos habitantes. Aprobemos hoy día esta situación accesoria, para que lo fundamental, los hitos, de una vez se coloquen en la frontera con nuestro hermano país de Ecuador.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Alejandro Santa María.

El señor SANTA MARÍA (PAP).— Gracias, señor Presidente.

Es cierto que Haya de la Torre al igual que Townsend Ezcurra han sido uno de los más importantes apóstoles de la integración latinoamericana del siglo XX. Pero los apristas recusamos que agentes enemigos de la democracia enarbolen el nombre de Haya de la Torre; que representantes de un gobierno que atropella el derecho de los trabajadores enarbolen el nombre de Haya de la Torre. Recusamos que sea enarbolado el nombre de Haya de la Torre por representantes que denigran la dignidad de los pueblos y, sobre todo, que entregan el Perú al capital extranjero.

Hay que tener mucho cuidado para enarbolar a Haya de la Torre, sobre todo sabiendo que si Haya de la Torre y Andrés Townsend Ezcurra estuviesen vivos, serían combatientes en primera fila para acabar con el actual régimen fujimorista.

Señor Presidente, hay algo esencial que ahora estamos debatiendo. Yo quiero reparar, para poder dar curso a mi exposición, en que si hay algo sustantivo, tanto en esta discusión como en la que tuvimos hace dos semanas, es el asunto de la demarcación de nuestra frontera. Eso es lo sustancial. Los tratados que ahora estamos discutiendo hubiesen tenido sentido de haberlos discutido como ahora lo hacemos, inclusive hubiesen tenido un sentido previsor, si ésta discusión se hubiese realizado hace 50 años, como debió haberse hecho.

En verdad ahora estamos discutiendo en la letra misma de los tratados algo accesorio, algo inocuo. Lo trascendente es que los tratados, como muy bien lo han señalado algunas de las personas que han venido aquí a explicar las negociaciones en torno a ello, sólo tienen sentido si se aplicaran en un país que cumpliese cuatro requisitos: si fuera un país en donde primara una política descentralista; un país que tuviese una auténtica y efectiva política de fronteras; un país que hubiese podido llevar adelante una política de desarrollo sostenido de la Amazonía; y un país en el cual se predique y se promueva una real política integracionista.

Ésos son los temas que en verdad vamos a sancionar hoy día; no si aprobamos o no los tratados. Todos sabemos que los tratados serán aprobados hoy día. Pero lo que no sabemos, y no hemos discutido, es cuáles van a ser las repercusiones de estos tratados en el futuro del país; y si estos tratados van a basarse en estos requisitos; o si este Gobierno es capaz de resolver el problema de la descentralización del país, el problema de la política de fronteras, el problema del desarrollo sostenido de la Amazonía; y si este Gobierno tiene realmente una convicción integracionista.

Entonces, caben estas preguntas, señor Presidente: ¿es éste un gobierno descentralista? ¿Es acaso descentralización haber liquidado los gobiernos regionales? ¿Es acaso descentralización asfixiar a los municipios y postrarlos en sus responsabilidades que tienen para con el país y con su pueblo? ¿Es acaso descentralización haber incumplido el mandato constitucional del derecho de las provincias a elegir a sus gobernantes? ¿Es acaso descentralización el nefasto distrito único que impide, cercena y mutila el derecho de las provincias a tener genuinos, auténticos y propios representantes en el Congreso de la República? ¿Es acaso verdad que este Gobierno, que va a ser el gobierno más largo de los últimos 50 años en este país, ha llevado una política de fronteras? ¿Es acaso una política de fronteras que en la provincia de Condorcanqui el 73% de la población sufra de desnutrición crónica mientras en el otro lado de la frontera este índice es tres veces menor? ¿Es acaso una política de fronteras el que la zona fronteriza de la provincia de Maynas esté controlada política y militarmente por el narcotráfico y la guerrilla colombiana?; ¿es acaso una política de fronteras la tremenda desigualdad que existe, por ejemplo, en el intercambio comercial entre Aguas Verdes y Huaquillas? El movimiento comercial de Huaquillas con relación a Aguas Verdes es de nueve a uno.

Y así podríamos hablar de lo largo y ancho de la frontera del país, de Caballococha, Sullana, de Namballe, Iñapari, Desaguadero y de Tacna.

¿Es acaso verdad que este Gobierno en los ocho años que ha tenido gobernando ha llevado adelante una política de desarrollo sostenible de la Amazonía? ¿Podemos decir que el Gobierno tiene una política de desarrollo sostenible, porque ahora precipitadamente trae una ley diz que de desarrollo integral de la Amazonía? ¿Es verdad que este Gobierno ha llevado adelante en sus ocho años de gestión una política de integración, poniendo trabas a la posibilidad de la incorporación plena de Perú a la Comunidad Andina? ¿Es cierto que este país tiene una política integradora, cuando se niega a suscribir la declaración de presidentes en la Cumbre Iberoamericana de Portugal? ¿Es cierto que este país tiene una vocación real de integración con la comunidad internacional, cuando se niega a suscribir el tratado de una corte internacional penal para perseguir los delitos de genocidio, torturas y desapariciones?

Este Gobierno, señor Presidente, está incapacitado para poder hacer de estos tratados una cosa provechosa para el país; porque no es ni descentralista ni tiene política de fronteras ni ha llevado adelante una política de desarrollo sostenible de la Amazonía; y porque no tiene de ningún modo una política de integración, ni con la Comunidad Andina ni con el concierto de los países latinoamericanos.

Entonces, señor Presidente, ¿qué cosa estamos acá discutiendo? ¿Firmar un tratado y dejarlo en manos de este Gobierno? o ¿firmar un tratado y dejarlo en manos de un nuevo gobierno que, además de restaurar la democracia en este país, sea capaz de dar las bases indispensables y necesarias para que estos tratados puedan significar un real provecho para el país? Ése es el quid del asunto. Ésa es, en verdad, la tarea que tenemos que asumir hoy y la proclama que tenemos que hacer del Perú a los países.

Yo le pido, señor Presidente, que me dé un minuto, para culminar.

El señor PRESIDENTE.— Tiene usted el minuto, señor Santa María.

El señor SANTA MARÍA (PAP).— En el fondo, creo que no es que el pueblo peruano tenga un complejo de inferioridad con relación a la aplicación de los tratados. Lo que el pueblo tiene es una profunda desconfianza porque estos tratados estén en manos del actual régimen.

Por lo tanto, lo que tiene que decirse al país, lo que tiene que proclamarse al pueblo peruano es la tarea y la concertación de las fuerzas democráticas; para darle a este país las condiciones y los requisitos fundamentales para que la aplicación de estos tratados pueda significar el desarrollo de los pueblos, el desarrollo de las fronteras y, fundamentalmente, una auténtica y verdadera integración de nuestros pueblos.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, señor Santa María.

Tiene la palabra el doctor Carlos Chipoco.

El señor CHIPOCO CÁCEDA (UPP).— Muchas gracias, Presidente.

En primer lugar, quisiera empezar esta presentación señalando que, como dije en la ocasión anterior en que discutimos el tema que terminó en Tiwinza, no creo que ésta sea una discusión entre pacifistas y guerreristas, ni tampoco creo que sea una discusión entre patriotas y antipatriotas; sino que creo que es una discusión entre representantes del pueblo que —todos con muy buena voluntad— buscan lo mejor para su país.

Tengo el máximo respeto por muchas de las posiciones que se han expuesto acá, por la gran mayoría, Presidente. Por lo tanto, quería dejar constancia clara de ello.

Creo que quienes dicen "no", quienes dicen "sí", quienes dicen "abstención", han hecho un profundo examen de conciencia —técnico, muchas veces—, que ha generado efectivamente una decisión que debe ser respetada.

Quería empezar, Presidente, planteando algunas dudas. Yo creo que acá hay una primera falacia que me gustaría desmontar, y es la falacia de que la entrega de Tiwinza al Ecuador y los llamados por el tratado "Centros de Comercio y Navegación" no tocan la soberanía nacional.

Yo quisiera leer a Michael Akhurst, "Introducción al Derecho Internacional", uno de los importantes tratadistas sobre el tema. ¿Qué dice sobre la soberanía?: "La soberanía sobre el territorio equivale al derecho al ejercicio sobre el mismo de las funciones del Estado, con exclusión de cualquier otro Estado". Quiero repetir, Presidente, esto: "... ejercicio (...) de las funciones del Estado, con exclusión de cualquier otro Estado".

Cuando le damos a un Estado a perpetuidad una hectárea, Presidente, no excluimos a un Estado, lo incluimos. Por lo tanto, si no perdemos la soberanía sobre esa hectárea, por lo menos hay una soberanía limitada; y hay que aceptarlo, Presidente. Quienes votaron por el "sí", que digan claramente que sobre ese territorio se perdió la soberanía absoluta que tenía el Perú y que se pasó a tener una soberanía limitada, si somos benévolos. Pero, en mi opinión, el Perú perdió la soberanía, porque esa hectárea es a perpetuidad. Y por eso tengo en la boca el sabor amargo de Tiwinza, el sabor de haber perdido la soberanía. Porque cuando decimos que damos una hectárea del territorio peruano a perpetuidad —es decir, para siempre, por los tiempos de los tiempos—, perdemos la soberanía de ese territorio.

Y qué pasa, Presidente, sobre los otros actos de soberanía, de acuerdo al propio Tratado de Comercio y Navegación. ¿Hay o no restricciones a la soberanía en el Tratado que firmamos sobre la creación de centros de comercio y navegación? ¿Hay o no una expresión de la limitación de la soberanía? Por favor, acéptenlo. Quienes lo proponen, acéptenlo, díganme la verdad, porque yo ya estoy muy preocupado con esta lógica de que hay cosas que se pueden decir y cosas que no se pueden decir.

Y hago acá un alto para citar al doctor Torres y Torres Lara, por quien tengo el mayor respeto, quien dijo: Pachacútec se retira cumpliendo el propósito de la distensión y de la separación de fuerzas que los propios garantes han pedido. Pero las últimas constataciones que han hecho en el Ministerio de Defensa han determinado que el puesto Teniente Ortiz estaría dentro de la zona precisamente que consideramos nosotros, con toda justicia, peruana.

Teniente Ortiz en zona peruana, lo dicen las actas de la sesión secreta del Congreso de la República,
Presidente. Acá no había que engañar a nadie. Sin embargo, se tuvo que decir algo que, al parecer, luego lo dicen en sus declaraciones. El señor Torres y Torres Lara luego dice: El problema Cusumaza-Bumbuiza. Estos 12 kilómetros y medio se basan en un planteamiento totalmente dudoso del fallo de Dias de Aguiar.

Torres y Torres Lara contra Torres y Torres Lara, es cierto. Yo recuerdo que en la discusión sobre la reelección tuvimos el mismo problema: Torres y Torres Lara contra Torres y Torres Lara. Y lo digo con el mayor respeto por quien considero mi amigo, el Presidente de la Comisión de Constitución.

Entonces, ¿es cierto esto, Presidente? Hay que aceptar las cosas de verdad y decirlas claramente.

Digo un alto, Presidente...

No puedo conceder interrupciones, señor Ferrero, porque lamentablemente no tengo suficiente tiempo. Lo lamento, porque me hubiera gustado, encantado escuchar su opinión.

No puedo, señor Marcenaro, a menos que sea fuera de mi tiempo, porque yo no dispongo de 40 minutos o 50 minutos.

Presidente, entonces, hay acá dos versiones encontradas. Que se diga la verdad. Porque, además, dijimos en una ocasión que ese territorio que está allí era nuestro; y después decimos: No, no era tan claro en el fallo de Dias de Aguiar. No era nuestro. Hemos perdido la mitad, pero en realidad no lo hemos perdido.

Presidente, decir eso en este Congreso pone en riesgo todas las fronteras del Perú. Porque yo me pregunto: ¿hasta dónde será cierta nuestra frontera con Brasil? ¿Quién dirá consistentemente que la frontera con Brasil es una y no otra? Ése es un tema grave, peligroso y delicado.

A mí me enseñaron en una escuela de Derecho Internacional, en la que estuve, que la consistencia, el decir siempre lo mismo, en política exterior, es el elemento fundamental de la afirmación de los derechos de un país. Y en un momento decimos: Nuestro territorio va hacia acá; y después decimos: No, no es cierto, lo tuvimos que decir por propaganda, por ser maximalistas; en realidad, iba un poco más abajo. ¿Qué consistencia es ésa, Presidente? ¿Cómo es posible que tengamos ese tipo de política exterior en la cual decimos una cosa y luego otra? Es absolutamente incoherente, Presidente.

Pero sigamos adelante. Se dice, por ejemplo, comentando el Tratado de Comercio y Navegación, y ésta es una duda que la transmito directamente: Por si acaso, habrá limitación laboral. Solamente habrá el porcentaje de trabajadores extranjeros que señala la ley laboral peruana. Pero si el artículo 23º del Tratado de Comercio y Navegación dice: "Las obligaciones contractuales privadas podrán regirse por la ley libremente pactada por los contratantes". Y, hasta donde yo sé, el contrato de trabajo es una obligación contractual privada, no es una obligación contractual estatal o pública; es una obligación contractual privada. Y si, en el Ecuador, las partes —el obrero y el empleador— deciden aplicar la legislación laboral ecuatoriana, la aplican en esta zona. ¿Es o no es ésa una limitación de la soberanía? Lo es, Presidente, porque vamos a tener zonas del Perú donde se aplique otra ley.

Por último, creo, además, que cuando se plantea la exoneración tributaria absoluta y la exoneración del impuesto a la renta hay una violación del principio de igualdad y del principio de no-discriminación. ¿Por qué sólo los que trabajan en esa zona van a ser exonerados del impuesto a la renta y de impuestos, y no las personas que, haciendo lo mismo, trabajan en otras zonas de la Amazonía? ¿Por qué esa discriminación contra los loretanos, contra los cajamarquinos, los de Huánuco, contra las personas que viven en Bagua, en Jaén?, ¿Por qué esa discriminación? Eso es algo que viola la Constitución y viola los derechos humanos. No es posible discriminar. Este Tratado tiene un punto de discriminación total.

Y termino diciendo lo siguiente: para mí, hay un punto importante, que también hay que decirlo, cual es que hay que alentar el comercio y hay que alentar las relaciones con los países. Sin embargo, esto, que es bueno y que es positivo como aspiración en el Tratado, tiene estos puntos oscuros, que es necesario decir y aclarar frente al país.

Quiero decirle, finalmente, Presidente, que yo me temo que estos centros de comercio se conviertan en centros
poblados ecuatorianos y que tengamos ciudades de 10 mil, 20 mil o 3 mil ecuatorianos, con cónsul, con registros, con nacimientos, con matrimonios dentro del territorio peruano; no ahora, sino en 20 o 30 años.

Presidente, les estamos dejando a las generaciones futuras una bomba de tiempo a través de esos bolsones donde puede habitar la población ecuatoriana.

Presidente, ¿me permite unos segundos?

El señor PRESIDENTE.— Por favor, puede usted terminar, doctor Chipoco.

El señor CHIPOCO CÁCEDA (UPP).— Le agradezco mucho, Presidente.

Mi preocupación es que, en el largo plazo, como decía Keynes, en el que todos estaremos muertos —pero estará vigente este Tratado—, le estamos dejando a nuestras generaciones posteriores una bomba de tiempo: posibilidades de ciudades ecuatorianas dentro del territorio peruano, con registro civil, con bandera, con nacimientos, con posibilidades de registrar matrimonios, que son las facultades del Registro Civil. Eso es lo que estamos haciendo y en realidad, tal vez por omisión, por no ser más precisos —aunque deberíamos ser más precisos—, estamos malogrando la posibilidad que todos ansiamos, que es la de una paz duradera y permanente no sólo con el Ecuador, sino con todos nuestros vecinos.

Muchas gracias, Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, doctor Chipoco.

Tiene la palabra el señor Luis Chang Ching.

El señor CHANG CHING (C90-NM).— Gracias, Presidente.

Quiero, en primer lugar, señalar lo siguiente: se dice que nosotros no firmamos una carta internacional para atender el tema del genocidio; sin embargo, nosotros podemos destacar cuál fue el caso más grande de genocidio en el Perú, y sabemos que ese genocidio fue en la década pasada. Quizá poco nos acordamos de lo sucedido en El Frontón.

Posiblemente, todos queremos tener...

El señor FERRERO COSTA (C90-NM).— ¿Me permite una interrupción, señor Chang Ching?

El señor CHANG CHING (C90-NM).— Presidente, el congresista Ferrero me solicita una interrupción.

El señor PRESIDENTE.— Sí, doctor Ferrero, tiene usted la interrupción que ha solicitado.

El señor FERRERO COSTA (C90-NM).— El congresista Chipoco no estuvo presente, por lo que le voy a repetir el tema Yaupi-Santiago, porque tiene que estar muy claro para todos los colegas.

La duda era en el tramo de Yaupi-Santiago a Cusumaza-Bumbuiza. Éste es Yaupi-Santiago y éste es Cusumaza-Bumbuiza (Ver cuadro 5). La duda era de dónde sale el punto que aquí traza una línea donde termina el contrafuerte del Cusumaza-Bumbuiza, en qué momento sale ese punto para llegar a la confluencia del Yaupi y del Santiago.

Cuadro 5

Y eran dos tesis. La primera, la tesis de los ecuatorianos, era que el contrafuerte terminaba acá abajo, a fin de que ellos pudieran tomar posesión como Ecuador de toda esta zona. Y la tesis peruana era que estas montañas, que ustedes ven acá, no terminaban en el Cusumaza-Bumbuiza, que es éste; sino acá, lugar que los ecuatorianos llamaban Kaputna y nosotros
Huinchinguen—, la línea debía venir así y después correr recta.

Como los peruanos y ecuatorianos pensaban distinto, no se pudo poner hitos, pues; porque para poner hitos, ambos tienen que estar de acuerdo. Y como no estuvieron de acuerdo, cada uno firmó un acta diciendo: No firmo, porque no estoy de acuerdo. Por lo tanto, el Perú dijo: No firmo; y el Ecuador dijo: No firmo. Y ahí nos quedamos.

Entonces, vino el parecer técnico-jurídico de los países garantes...

Luis (se dirige a Chang Ching), no te preocupes, porque hay una persona que ya ha ofrecido dar su tiempo; en un minuto voy a hacer que te devuelva el uso de la palabra.

La doctora Mellado está levantando la mano. Le ruego, señor Presidente, que le transfiera esos minutos de la doctora Mellado que yo le estoy quitando al señor Chang Ching.

Entonces, colegas, el problema es que los garantes han dicho que el contrafuerte no termina donde dice el Perú, y tampoco termina donde dice Ecuador. Para ellos, termina acá, aquí. ¿Por qué? Porque, a diferencia de lo que pensaba Ecuador, los garantes dicen que éste, el Huinchinguen, es un cerro diferente, que éste y que acá termina el Cusumaza-Bumbuiza; y, por tanto, el punto recto debe surgir de acá, y no de donde sostenía la tesis peruana ni la tesis ecuatoriana.

¿Cuál es la cuestión de fondo? Que el contrafuerte divisor de aguas es el que debe marcar la frontera. Y como el contrafuerte tiene que ir a partir de un momento en que las aguas se separen, ésas empiezan a separarse desde acá. Por eso es que la línea se traza del punto "A" al punto "B", donde así queda cerrado el tramo del Cusimaza-Bumbuiza al Yaupi-Santiago, que nunca había estado cerrado y que, conscientemente, nosotros aceptamos que había quedado abierto por desacuerdos con Ecuador. Ése es el tema.

El señor PRESIDENTE.— Señor Chang Ching, ¿sería tan gentil, tan amable de concederle su segunda interrupción al doctor Chipoco, que desea también hacer un comentario?

El señor CHANG CHING (C90-NM).— Con todo gusto, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, señor Chang Ching.

Siga usted, doctor Chipoco.

El señor CHIPOCO CÁCEDA (UPP).— Muchas gracias, señor Chang Ching.

Muchas gracias, señor Presidente.

Estamos acá en una lógica que tal vez la población no entiende, pero que es importante aclarar. En la versión de la mayoría, Presidente, teníamos una posición maximalista. Y esa posición maximalista suponía que Teniente Ortiz estaba en territorio peruano, para decirlo de modo sencillo. O sea que durante 50 años le hemos mentido a la comunidad internacional y al país. Y resulta que ahora, 50 años después del Protocolo de Río de Janeiro, descubrimos la verdad y decimos que la verdad es lo equitativo: ni para el Ecuador, ni para el Perú. Y nos quedamos contentos con esto.

Presidente, en política internacional hay que ser consistente. Yo creo que nuestros antepasados en la Cancillería, en el Ministerio de Defensa decían la
verdad: que Teniente Ortiz era peruano, y es peruano. Pero, lamentablemente, el fallo de los garantes nos lo quitó. Y los que votaron para que haya un fallo de garantes, tienen que aceptarlo.

Hay que ser honesto. No se puede tener doble estándar: decir durante 50 años que Teniente Ortiz era peruano; y decir ahora —porque se está al garete— que ya no, y que lo justo es el término medio.

Consistencia. El señor Torres Lara, en sesión secreta, le decía al Congreso que Teniente Ortiz era peruano; luego, en sesión pública, dice que éramos maximalistas, que pedíamos demasiado. Esto no se entiende, Presidente.

Quién sabe si dentro de dos semanas nos dirán —y con eso termino— que en el caso de Tumbes, Jaén y Maynas también son maximalistas. Tal vez podemos ponerlo en duda. Quién sabe qué nos dirán de nuestra frontera en Madre de Dios con Brasil.

Yo reclamo, con seriedad, consistencia en la política exterior del Perú, porque es la única manera de defender nuestra historia, nuestros antepasados y nuestro territorio.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Continúe, por favor, señor Chang Ching.

El señor CHANG CHING (C90-NM).— Gracias, Presidente.

Obviamente, ha sido...

El señor TORRES Y TORRES LARA (C90-NM).— Permítame una interrupción.

El señor CHANG CHING (C90-NM).— Por favor, Presidente...

El señor PRESIDENTE.— Tal como hicimos en la vez anterior, que por una excepción otorgamos una tercera interrupción a un miembro de la minoría, le otorgaremos una interrupción, por excepción, al doctor Carlos Torres y Torres Lara.

Puede interrumpir, doctor Carlos Torres.

El señor TORRES Y TORRES LARA (C90-NM).— Colega Chang Ching, muchas gracias.

Señor Presidente: Estoy trabajando en la oficina y siguiendo, por supuesto, el debate. Y encuentro una intervención que ha perdido el nivel de ecuanimidad, de mi distinguido amigo Chipoco.

... La retiro... No he querido ofender... Por favor, señor Chipoco, no he querido ofender.

El señor PRESIDENTE.— Ya ha dicho que ha retirado las palabras; por lo tanto, han quedado retiradas, señor Chipoco.

El señor TORRES Y TORRES LARA (C90-NM).— Retiro la frase. Mil disculpas, señor.

Quería decir que nuestro amigo Chipoco confunde las informaciones y va a crear un nuevo problema. Confunde las informaciones porque no tiene los documentos en la mano. Esos documentos se van a publicar.

... Correcto. Tiene usted parcialmente información, tiene usted parcial información, y le voy a decir...

El primer punto que usted señala es que el puesto Teniente Ortiz era de los peruanos. Eso nunca ha sido así.

... Por favor, Presidente, que me permita hablar.

El señor PRESIDENTE.— Señores, por favor, el doctor Torres está exponiendo.

Usted, doctor Chipoco, fue escuchado oportunamente, se le permitieron las interrupciones, se le dio una extensión de tiempo, todas las facilidades.

... Por favor, para que el doctor Torres se explique.

El señor TORRES Y TORRES LARA (C90-NM).— Hay que distinguir el territorio del puesto. Son dos cosas que hay que distinguir.

El puesto Teniente Ortiz es y fue de los ecuatorianos; nunca fue un puesto peruano. El territorio dentro del cual está era la zona en discusión, que nosotros públicamente sosteníamos que correspondía al Perú sobre la base de la línea máxima. Correcto.

Por eso decíamos: "Teniente Ortiz está dentro del territorio peruano". Lo llegamos a sustentar en un momento determinado; pero el puesto, que era de los ecuatorianos, ubicado en esa franja que era... peruana, por supuesto, como reclamación, como opinión del teniente que fue ha hacer las observaciones del caso.

Pues bien, entonces, distingamos: una cosa es el puesto, el puesto siempre ha sido ecuatoriano; otra cosa es esta zona en discusión.

Ahora, como muy bien ha dicho el doctor Ferrero, esa zona tenía dos puntos de vista que fueron establecidos en un Acta en el año 48, durante el gobierno del presidente Bustamante y Rivero, en donde se dejó constancia de que aun dentro del Protocolo, en esos doce o doce kilómetros y medio, no se ponían de acuerdo, y que, en consecuencia, quedaba pendiente de fijación.

Por lo tanto, quedaron señaladas, dentro de esos doce kilómetros y medio, dos opiniones, así en abstracto, de dónde pueden pasar las marcas entre esos dos hitos. Correcto.

Sobre la base de esas dos opiniones, el Instituto Geográfico Militar —llamado así antes— elaboró una primera propuesta, diseñando lo que había opinado nuestro representante. Esa propuesta la remitió al Ministerio...

Le ruego que me escuche, por favor, encarecidamente, porque es un programa muy importante.

El gráfico que diseñó el Instituto Geográfico Militar fue remitido en consulta al Ministerio de Relaciones Exteriores. Esto es en los años cincuenta y tantos. Se consultaba la nueva conformación y algunos detalles —por lo menos quince o veinte detalles—.

El Ministerio de Relaciones Exteriores se expresó de la siguiente manera: "Hay errores en los puntos 6, 8, 10,...", etcétera. Entre esos puntos de errores estaba precisamente esta zona a la que nos estamos refiriendo. Corrigió y dijo que la línea tenía una segunda alternativa —desde la mitad, más o menos—. Entonces, ya teníamos dos líneas en base a la opinión del teniente.

Lo mismo sucedió con el caso del Ecuador: ellos tuvieron dos líneas también, en base a lo que había opinado su representante.

De tal manera que esa zona lógicamente era reclamada por las dos partes, tanto por el Perú, en su lineamiento máximo, como por Ecuador, en su lineamiento máximo, y, por lo tanto, quedó una especie de triángulo indefinido.

Ahora, acá viene lo más importante.

Como el puesto Teniente Ortiz de los ecuatorianos había penetrado en esa zona, se supone —según los informes militares— entre los años 79 y 80, es que el Comando Conjunto, en el año 87, dirige una comunicación al Ministerio de Relaciones Exteriores indicándole que, si en esa zona en discusión han puesto los ecuatorianos una estación militar,... consultan si podemos penetrar. Y el Ministro de Relaciones Exteriores, señor Chipoco, contesta que tenemos el mismo derecho, porque, si es una zona en discusión que todavía no está definida en esos doce kilómetros —pequeños, pero son doce kilómetros y medio, ahora calculados así, porque antes pensábamos que eran alrededor de dieciocho o veinte kilómetros—, en esos doce kilómetros y medio, si los ecuatorianos han puesto una guarnición militar —o sea, Teniente Ortiz—, el Perú tiene todo el derecho de poner también el puesto Pachacútec, con lo cual —dice el Ministro de Relaciones Exteriores del año 1987— se logrará un equilibrio entre los dos países, porque la zona estaba en discusión.

Ahora bien, una cosa es el lenguaje que tenía que utilizar el Perú públicamente, y otra cosa es lo que se informaba internamente en las sesiones secretas. Y, en las sesiones secretas, esto se informó exactamente como lo estoy diciendo. El propio presidente Belaunde y toda la gente que asistió a las reuniones reconoció que efectivamente había varias líneas posibles; pero, obviamente, nosotros teníamos que defender la posición mejor para el Perú.

Por eso, a través de la Presidencia, me dirijo al doctor Chipoco diciéndole lo siguiente: no creemos más conflictos sobre esta materia, porque fueron doce kilómetros y medio que estuvieron por ser definidos. Hay actas —es el único sitio donde hay actas— del período de Bustamante y Rivero en donde se dice: no nos ponemos de acuerdo sobre esto; pasemos a otro lugar para poner los hitos.

En base a eso, dentro de esa pequeña zona, penetra el Ecuador. Nos damos tiempo, después de observar esa situación, y el Perú, mucho antes del gobierno de Fujimori, también coloca el puesto Pachacútec.

Entonces, creo haber aclarado lo siguiente. Y me remito a los documentos y, por supuesto, a las actas secretas, pero con documentación completa. No es cuestión de que la gente encuentre un texto y crea que eso es todo: no, hay actas.

Yo espero que se informe y que las actas sean, como se ha aprobado, publicadas; no que las veamos una por una, sino que sean publicadas, para que toda la comunidad interesada pueda tener acceso a esas actas y, además, a las discusiones que hubieron, porque ya esto es historia.

Pues bien, en esa historia que estoy diciendo está clarísimo y documentado que el puesto era y es del Ecuador. En ese puesto incluso se han hecho muchas actividades de reconocimiento de los ejércitos. Ese terreno era reclamado por el Perú y ese terreno también era reclamado —el territorio era reclamado— por el Ecuador.

Y termino diciendo lo siguiente, que es una aclaración muy importante, una aclaración vital:

El fallo de Dias de Aguiar dice que, a partir de la conclusión del contrafuerte, se tira una línea recta. Entonces, la discusión técnica era dónde termina el contrafuerte.

Aquí no ha habido una división del terreno "la mitad para cada uno", no ha sido así; el documento que tienen ustedes está claro... con el que nosotros aprobamos esto. En el documento se dice que a partir del contrafuerte, como dice Braz Dias de Aguiar, se tira una línea recta.

Muy bien. Entonces, los garantes han determinado dónde termina el contrafuerte, y ese contrafuerte termina —como lo ha dicho muy bien el doctor Ferrero— no en el punto que dijo el Perú ni en el punto que dijo Ecuador, sino que han encontrado la base, que es la más baja de los cerros, en donde, obviamente, termina el contrafuerte.

El señor PRESIDENTE.— Doctor Torres, disculpe usted, pero se le ha vencido el tiempo al señor Chang Ching, y me informa que el señor Díaz Bringas le ha otorgado sus diez minutos, para lo cual solicito que se vuelva a anotar diez minutos.

El señor TORRES Y TORRES LARA (C90-NM).— ... Bueno, si vamos a entrar en el asunto, magnífico.

Con lo cual, terminó el problema, porque ellos han logrado encontrar el punto donde termina precisamente este punto de apoyo a la cordillera.

Presidente, por ser un punto tan importante, le ruego conceder dos interrupciones. Yo las contesto rápidamente y termina esta parte del debate.

El señor PRESIDENTE.— No, doctor Torres. Discúlpeme usted. No podemos, porque el señor Chang Ching hace veinte minutos ya ha tenido la gentileza de otorgar dos interrupciones. Estas interrupciones han durado veinte minutos.

Solamente le quedan diez minutos más; por lo tanto, le ruego a usted, doctor Torres, concluir para poder continuar con la sesión, en vista de que todavía existe una lista de oradores inscritos.

Le pido a usted terminar para que el señor Chang Ching pueda concluir.

Mire usted, de los treinta minutos que tiene el señor Chang Ching, le quedan solamente ocho minutos.

El señor TORRES Y TORRES LARA (C90-NM).— Tiene usted toda la razón.

Simplemente solicito que se cumpla con publicar las actas y los debates de aquellas sesiones secretas, para que todos conozcan íntegramente sobre esta situación y todos vean qué se discutió en las sesiones secretas, cómo se trató el tema en forma reservada, porque ahora ya es historia. ¿Correcto?

Gracias, Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Señor Chang Ching, puede usted concluir.

El señor CHANG CHING (C90-NM).— Muchas gracias, señor Presidente.

Quisiera ser muy breve, Presidente, para señalar lo siguiente:

Quisiera que muy pronto en el Perú, tanto como en el Ecuador, lo que hoy conversamos sea parte del pasado y que nuestro presente y nuestro futuro esté signado más bien por la amistad, la cooperación y el desarrollo de los dos pueblos.

Quiero, en primer lugar, señor Presidente, si me lo permite, mencionar algunas cuestiones que están referidas al Tratado de Comercio y Navegación y a las facilidades que da Ceticos Loreto.

En primer lugar, señor Presidente, desde el punto de vista tributario, los beneficios que otorga el Tratado de Comercio y Navegación no son, en modo alguno, superiores a los que tiene Ceticos Loreto.

El tratado limita los beneficios tributarios a las empresas privadas instaladas en esos centros que ha señalado el acuerdo global y definitivo; en cambio, Ceticos no señala restricción respecto al tipo de empresa. Es decir, si nosotros revisamos el tratado y Ceticos Loreto, el tratado no tiene mayores beneficios a los ya señalados en lo que corresponde a la legislación de Ceticos Loreto. (Ver cuadro 6)

 

(Cuadro 6)


Sujetos Beneficiados

TRATADO :

Limita los beneficios tributarios a las empresas privadas instaladas en los Centros

CETICOS – LORETO :

no señala restricción respecto al tipo de empresa



En cuanto a las exoneraciones a las empresas, es un tema muy importante, señor, reconocer que en Ceticos Loreto de todo impuesto, tasa, aportación o contribución tanto al gobierno central como al municipal se está exonerando; en cambio, textualmente en el tratado solamente se señala los impuestos como parte de las exoneraciones y no se incluyen las contribuciones, los aportes o las tasas. No existe, por lo tanto, en el tratado, un otorgamiento de mayores facilidades que en los Ceticos. (Ver cuadro 7)

(Cuadro 7)


EXONERACIÓN A LAS EMPRESAS

CETICOS – LORETO :

Todo impuesto,tasa, aportación o contribución, tanto del Gobierno Central como del Municipal

TRATADO :

Sólo los impuestos No incluye contribuciones, aportes o tasas

 

Las actividades que gozan de los beneficios tributarios:

En los Ceticos Loreto, obviamente, es la transformación; y en los centros señalados por el tratado también es la transformación. En el caso de Ceticos Loreto es la comercialización, al igual que en el tratado. En el Ceticos Loreto son los servicios, sin hacer mención a qué tipo de servicios, es decir, cualquier tipo de servicio se puede instalar en Ceticos Loreto; en cambio, en el tratado se habla de almacenamiento. Además, en el Ceticos Loreto se habla de industria y exportación; en cambio, en el tratado se habla de que la producción que se realice en ese centro al que hace mención el tratado debe destinarse al Ecuador o a terceros países. (Ver cuadro 8)

(Cuadro 8)

Actividades con beneficios tributarios

CETICOS – LORETO :

a) Transformación
b) Comercialización
c) Servicios
d) Industria
e) Exportación

TRATADO :

a) Transformación
b) Comercialización
c) Almacenamiento

La producción debe Exportación destinarse al Ecuador o a terceros países

Siguiente cuadro. (Ver cuadro 9)

(Cuadro 9)

DURACIÓN DEL BENEFICIO

CETICOS LORETO:

50 años

TRATADO: 50 años

La duración del beneficio en Ceticos Loreto es de cincuenta años, al igual que en el tratado. Cincuenta años para el tratado y cincuenta años para Ceticos Loreto.

Siguiente cuadro. (Ver cuadro 10)

(Cuadro 10)

BENEFICIOS ARANCELARIOS

CETICOS y TRATADO: la mercancía que ingresa al Ceticos Loreto y a los Centros de Comercio y Navegación, no está afecta al pago de derechos arancelarios, salvo que se haga con carácter definitivo.


Los beneficios arancelarios:

La mercancía que ingresa al Ceticos Loreto y a los centros de comercio y navegación no está afecta al pago de derechos arancelarios, salvo que se haga con carácter definitivo y salvo que ingrese de los Ceticos o ingrese de los centros del tratado para ser consumidos como régimen general en el Perú.

Es decir, no estamos nosotros dando mayores beneficios al tratado que a los Ceticos de Loreto.

Siguiente cuadro. (Ver cuadro 11)

(Cuadro 11)


Para obtener los beneficios...

CETICOS:

No menos del 80% de los bienes que produce, debe ser exportado. El otro 20% está gravado con los impuestos vigentes en nuestra legislación.

TRATADO:

La mercancía debe ser tránsito. Si es internada definitivamente en el Perú, se aplicará los derechos e impuestos que corresponden de acuerdo a la ley peruana.




En los Ceticos Loreto no menos del ochenta por ciento de los bienes que se producen deben ser exportados, el otro veinte por ciento está gravado con los impuestos que corresponden —vigentes— a nuestra propia legislación.

En el tratado la mercancía debe ser en tránsito; es decir, debe ingresar al centro para poder ser reexpedida. Si se internara definitivamente en el Perú, se aplicarán los derechos e impuestos que corresponden a las leyes peruanas.

Como se puede apreciar, señor Presidente, por lo expuesto, después de hacer un análisis tributario tanto de Ceticos Loreto como del Tratado de Comercio y Navegación, encontramos nosotros que no se está dando en el Tratado de Comercio y Navegación ningún beneficio adicional ni superior al que ya tienen los Ceticos Loreto.

Con lo cual, desde el punto de vista técnico, cae cualquier falacia que quisiese decir que en el tratado estamos cometiendo el entreguismo al que se supone que estamos acostumbrados.

Gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, señor Chang Ching.

Tiene la palabra el señor Gilberto Siura.

El señor SIURA CÉSPEDES (C90-NM).— Señor Presidente, el congresista Rey me está pidiendo una interrupción. Con su venia, se la concedo.

El señor PRESIDENTE.— Puede interrumpir, señor Rey.

El señor REY REY (Ren).— Señor Presidente: Como no bastan los argumentos, sino que también depende de quién dice las cosas para que determinadas personas le crean o le hagan caso, yo quiero comentarles, a quienes siguen sosteniendo que el Perú en la zona del Cusumaza-Bumbuiza y Yaupi-Santiago perdió terreno con la opinión de los países garantes, que a mí personalmente me lo explicó en el Congreso del año 90 al año 92 Víctor Andrés García Belaunde, quien había conversado con el presidente Belaunde en innumerables veces sobre este tema, y es exactamente como lo ha explicado Carlos Ferrero y como lo ha reiterado Carlos Torres y Torres Lara.

Por tanto, sí ha habido coherencia. En efecto, era una posición del Perú, pero que la diplomacia peruana sabía que era una posición maximalista que probablemente nunca podría ser reconocida por el Ecuador. Eso se lo he preguntado hace unos días —dicho sea de paso, para saber si mi memoria era segura— y me lo ha confirmado nuevamente Víctor Andrés García Belaunde.

En esa zona, como constaba en actas, no había, en efecto, una determinación del territorio de cada país.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— La interrupción que le ha concedido al doctor Del Castillo, señor Siura, es la segunda interrupción.

El señor SIURA CÉSPEDES (C90-NM).— Señor Presidente, no he concedido la interrupción.

El señor PRESIDENTE.— Disculpe usted.

El señor SIURA CÉSPEDES (C90-NM).— Le agradezco.

Señor Presidente, permítame continuar.

Nunca antes los congresistas o parlamentarios de ningún Congreso del Perú tuvimos tan alta responsabilidad ante el país.

Los congresistas tenemos hoy frente a nosotros la obligación de cumplir como auténticos representantes del pueblo peruano; tenemos que cumplir como representantes del pueblo peruano.

Cincuenta y siete años de enfrentamientos tienen hoy la oportunidad de convertirse en paz, pero paz con desarrollo.

O continuamos con los rencores, amarguras, odios, enfrentamientos, mutilados, muertos, viudas, huérfanos o aprobamos el Tratado de Comercio y Navegación, así como el Acuerdo de Integración Fronteriza.

No debemos olvidar que estos enfrentamientos han sido entre seres humanos que tenemos un mismo origen. Desde Huáscar y Atahualpa y desde mucho antes, hemos venido derramando mucha sangre en luchas fratricidas, sangre roja como la de los colores de nuestra bandera. Pero felizmente, como ella misma, queda el color blanco que nos recuerda el camino de la paz.

Hasta cuando, hasta cuando seguiremos enfrentándonos como hermanos. Ahora es tiempo, ahora es la oportunidad histórica para los congresos del Ecuador y Perú, oportunidad de sembrar la paz.

Pero la paz, señor Presidente, nunca ha sido gratuita. Sí, señores, la paz siempre ha tenido su costo, pero la guerra tiene un costo mucho mayor, porque, cuando la paz es con desarrollo, el costo de la paz se transforma en beneficio para todos los peruanos.

A los que buscan y quieren continuar con el rencor y el odio contra los hermanos ecuatorianos, ofreciendo a gritos el desafío de la posibilidad de la guerra para defender —dicen— su dignidad o su paz armada; a los que no creen en los tratados y acuerdos entre patriotas civilizados; a los que nunca han creído en los acuerdos democráticos ni dentro ni fuera del país ni al interior de sus propios partidos políticos; a los valientes que abusivamente ofenden a los miembros del Ejército Peruano cuando vienen al Congreso a dar sus informes; a los palabreros que para ganar réditos políticos tratan de ofendernos diciéndonos "traidores a la patria", llamándose ellos mismos "patriotas", debo decirles que aquí estamos, liderados sí por el ingeniero Alberto Fujimori, Presidente del Perú. Aquí estamos los que hace algunos años venimos trabajando por la paz integral de nuestro país, rescatándolo del hoyo de la debacle económica, del terror y del atraso. Aquí estamos los que soportamos y enfrentamos a los terroristas que tuvieron al país en zozobra, viviendo en el miedo y la miseria.

Yo mismo, junto a otros peruanos, y el país experimentamos sus abusos y sus locuras en la residencia japonesa. Ni a estos malos peruanos ni a sus amigos les vamos a aceptar tildarnos de traidores a la patria; es decir, diablos vendiendo cruces.

A estos malos peruanos no tenemos que pedirles ningún permiso para buscar la paz con desarrollo para el Perú; pero a ellos quiero decirles que es necesario ser más valientes que todo lo que han hecho, que todo lo que han dicho, para sembrar la paz con desarrollo. Es difícil y es duro sembrar paz con desarrollo, como lo quiere hacer el gobierno peruano.

Tengan por seguro que la nueva palabra para el próximo siglo será la palabra "integración"; sí, integración sin egoísmos ni mezquindades ni
resentimientos; integración que en el futuro será sin fronteras, sin guerras ni economías nacionales, sin pesimismos, confiados en la fuerza que nos da la historia de nuestros pueblos en busca de la paz con desarrollo.

En homenaje a ellos, señor Presidente, por ellos y para ellos, mi voto será aprobando el Tratado de Comercio y Navegación suscrito entre Perú y Ecuador, y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus anexos.

Gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Anselmo Revilla.

El señor REVILLA JURADO (C90-NM).— Muchas gracias, Presidente.

Indudablemente que este debate es el más importante de la historia republicana del Perú. Hoy día la Representación Nacional, indudablemente, está esgrimiendo sus argumentos para ratificar estos tratados de paz y amistad, de integración y de desarrollo.

También existe una confrontación con la miseria de las ideas que están contra la historia, que están contra la patria.

Jamás, nunca, como hoy, puede la Representación Nacional decirle al país que está debatiendo el futuro del Perú, el futuro de las nuevas generaciones de peruanos que quieren un mundo de paz, un mundo de desarrollo, un mundo viable, un mundo justo.

¡Basta de argumentos mezquinos cuando se dice que estos tratados son buenos, pero lo malo es que está en manos de un hombre en el que el pueblo peruano no confía, en manos de Alberto Fujimori! ¡Qué tal miseria conceptual!

¡No es posible, señor Presidente, decir precisamente que el estratega, el hombre que a partir de 1991 trazó una línea lógica, un objetivo estratégico para desembocar en este entendimiento, superando los problemas y esta confrontación con un pueblo hermano, pobre como el nuestro, para superar estas divergencias y poner definitivamente los hitos para demarcar nuestras fronteras!

¡No es posible, señor, que por ambigüedad política, por mezquindad política, tengamos que reconocer los hechos que la historia tendrá que coronar de gloria!

¡No es posible, Presidente, que se tenga que desconocer y olvidar la sangre derramada de peruanos heroicos que nos legaron este territorio! ¡Y la tierra es consustancial con la vida, con el hombre!

¡No es posible que no rindamos homenaje a los intelectuales, a los periodistas, a los cancilleres, a los diplomáticos de esta patria por haber sostenido permanentemente y defendido nuestra soberanía en forma total y absoluta e irrestricta!

¡Cómo no reconocer al pueblo uniformado, a los soldados de la patria, a los oficiales de la patria, quienes, al vestir el uniforme, hacen un pacto con la patria, y ese pacto no es más que ofrendar su vida en defensa de nuestro territorio, de nuestra integridad territorial, en defensa de la soberanía nacional, en defensa del orden, en defensa de la paz!

¡¿Por qué tanta mezquindad?! ¡¿Por qué queremos engañar a nuestro pueblo con cálculos políticos mezquinos?! ¡¿Por qué queremos ponernos en contra de la historia, como si el pueblo peruano en estos momentos no estuviese atento al debate de cada uno de nosotros?! Está atento; sin embargo, aquí existen sus representantes que dicen: el pueblo no entiende la lógica de los argumentos maximalistas. ¿A qué pueblo se refieren, señores, si es que realmente le representan? Por supuesto, se refieren a un pueblo ignorante, seguro, no es al que ellos representan. ¿Cómo es que el pueblo no va a entender?; ¿cómo es que entendió para elegir como sus representantes a esos personajes?

Y, si es así, ¿por qué no son respetuosos con las aspiraciones nacionales? Por qué no dicen con franqueza: porque yo no hago este tratado, por eso no vale, porque, si fuera yo, esto sí vale.

Lamentablemente, no han remado en la dirección de la historia, siempre han estado en contra de la historia.

Por esas razones, señor Presidente, es este debate importante; aunque ayer se decía: "no hay necesidad de debatir"; "si es que la mayoría dice que no se va a cambiar ni una coma, ni un punto de este tratado, ¿para qué vamos a debatir?, ¿qué sentido tiene debatir?"

Pues hay que decirle a nuestro pueblo: sí tiene sentido que debatamos, porque aquí está representado el pueblo peruano, en mayorías y en minorías. Y tiene derecho el pueblo de saber el argumento de cada uno de sus representantes; nuestro pueblo tiene el derecho de saber cuál es el contenido de estos documentos, por eso es que se debate.

¿Y por qué no se puede variar este documento? Porque es elaborado entre dos partes en contienda, es un contrato. ¿Por qué, señores? Porque en un contrato una de las partes no impone todo su deseo, toda su aspiración, todas sus necesidades, porque tiene que ir a un entendimiento entre las dos partes. Entonces, esa lógica sí la entiende el pueblo peruano. ¿Qué más entiende el pueblo peruano? Que había una franja del territorio que no estaba demarcada. Entonces, ¿qué pasa?, ¿quién reclama derecho absoluto?

Ecuador decía que era país amazónico, y hoy dice que ya no lo es. Reconoce la razón de la historia del Perú, reconoce la razón jurídica, y, si eso es así, ¿por qué nosotros tenemos que ser mezquinos y no reconocer?; ¿por qué hace un momento un representante del pueblo dijo que habíamos sido traicionados por los países garantes? ¡Qué tal irresponsabilidad de este personaje!

¿Cómo no agradecer al pueblo chileno, a su gobierno? ¿Cómo no agradecer infinitamente al pueblo argentino y a su gobierno? ¿Cómo no agradecer al pueblo brasileño y a su gobierno? ¿Cómo no agradecer al pueblo de Estados Unidos y a su gobierno? ¿Cómo no reconocer a la comunidad latinoamericana, a la comunidad internacional por su deseo de paz y entendimiento entre dos pueblos? ¿Cómo no valorar que el Perú y Ecuador, dos países hermanos, le dan ejemplo al mundo cuando sí pueden superar por el diálogo su controversia y evitar la guerra, evitar la sangre? ¿Cómo no entender, señor Presidente?

Lo que pasa es que sí entienden, sí saben; pero, en realidad, hay mezquindad. Ésta es la realidad, y nosotros sí le decimos que reconocemos a la comunidad internacional; reconocemos a nuestros militares patriotas, a los soldados y oficiales; reconocemos a nuestra diplomacia; y, sobre todas las cosas, al conductor de este hecho histórico: Alberto Fujimori. Les guste o no les guste, el pueblo peruano sabe que, superando este problema, tendrá más posibilidades de desarrollo.

Éste es la razón, Presidente, por la cual ha llegado el momento de decir sí a la historia, de decir sí al desarrollo, de decir sí a la integración y de decirle sí a la patria.

En ese sentido, señor Presidente, permítame concluir mi intervención diciendo que, con mucho amor patriótico, voy a votar a favor de estos tratados y de cuanto tratado y entendimiento exista para que los pueblos de América Latina vivamos en paz.

Si me queda tiempo, señor Presidente, le cedo la intervención...

... Bueno, muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Señores, quiero dar muy cordial saludo y una gran bienvenida a un grupo de docentes de Cajamarca que se encuentran aquí presentes.

(Aplausos.)

Tiene la palabra el señor congresista Freddy Ghilardi.

El señor GHILARDI ALVAREZ (PAP).— Me pide una interrupción el señor Del Castillo, con su venia, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede interrumpir el doctor Jorge del Castillo.

El señor DEL CASTILLO GÁLVEZ (PAP).— La teoría del contrafuerte del Cusumaza-Bumbuiza y que termina acá (señala el punto correspondiente en el mapa) yo la quiero contradecir de la siguiente manera.

Acá es el contrafuerte (señala otro punto en el mapa): Kaputna.

Y vayamos a la definición de lo que significa un contrafuerte: es una cordillera secundaria, es un fuerte frente a otro.

Acá hay un llano al medio (señala un punto en el mapa), pero la continuación natural era ésta; por eso no estaba equivocado el teniente, y luego almirante, Villa Salcedo cuando decía que la cordillera tenía que seguir hasta este cerro y de ahí recién bajaba la recta a Yaupi-Santiago.

Y segundo tema:

Si esto es así, señor Presidente, y como creo yo que aquí ha habido de todas maneras una pérdida territorial, yo quiero hacer la siguiente pregunta para que alguien la responda formalmente.

De acuerdo a los documentos oficiales del Perú, nuestro país tiene un territorio de 1 millón 285 mil 216 kilómetros cuadrados. Después de este acuerdo, tiene alguien que contestarle al Congreso de la República cuánto es la nueva extensión territorial de la República del Perú.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede continuar, señor Freddy Ghilardi.

El señor GHILARDI ALVAREZ (PAP).— Muchas gracias, señor Presidente.

Voy a hacer uso del tiempo disponible del señor Agustín Mantilla.

Me pide medio minuto el congresista Grados. Con su venia, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Tiene usted su segunda interrupción para el doctor Alfonso Grados Bertorini.

El señor GRADOS BERTORINI (UPP).— Usaré el tiempo de mi querido colega Ghilardi, porque ayer, en mi exposición y ante el doctor Torres y Torres Lara, reconociéndole la angustiosa circunstancia en la que se encontró, le dije que en la sesión secreta de la Comisión Consultiva de Relaciones Exteriores que yo integraba entonces, designada por el canciller Marchand, porque renuncié el 5 de abril siguiente, todos los ex cancilleres estuvieron de acuerdo en que aceptar que el puesto Ortiz estaba sobre territorio indefinido era debilitar la posición peruana, y, en consecuencia, en que teníamos que seguir sosteniendo —ahora se dice que exageradamente, pero creíamos con convicción lo que ha dicho el señor Del Castillo— que ésa era la línea de la frontera.

Nada más, señores.

El señor PRESIDENTE.— Puede continuar, señor Ghilardi Alvarez.

El señor GHILARDI ALVAREZ (PAP).— Señor Presidente, le reitero que voy a hacer uso del tiempo del congresista Mantilla.

Hace algunas semanas votamos, en este Congreso, a favor de la demarcación de la frontera con Ecuador, y ese voto era para que tenga carácter vinculante —obviamente, obligatorio— la aplicación del Protocolo de Río de Janeiro, del arbitraje de Braz Dias de Aguiar y de los pareceres técnico-jurídicos.

Luego, debo expresar que los instrumentos adicionales que se nos presentó, tales como la cesión de un kilómetro cuadrado en propiedad privada, inversiones en carreteras, los parques ecológicos binacionales y los proyectos de inversión son decisiones que constitucionalmente le corresponden al Presidente de la República. Él es quien dirige la política exterior.

En consecuencia, señor Presidente, dejo esclarecido que voté por el cierre de la frontera, por que mi país esté totalmente demarcado, por un territorio de paz con sus vecinos, por la gran patria continental de la Indoamérica ilusionada por los mártires de mi partido en el altar de la patria enarbolada visionariamente por Haya de la Torre. Lo hice por hacer realidad el sueño de los patriotas que ofrendaron sus vidas para legarnos la herencia que hoy orgullosamente ostentamos.

Creo, señor Presidente, haber logrado mi objetivo de responder en función del Perú al tener ahora no dos instrumentos, ahora tenemos cuatro instrumentos que definen claramente cuál es nuestra frontera.

Ahora podemos decir que tenemos el Protocolo de Río de Janeiro, que tenemos el arbitraje de Braz Dias de Aguiar, que tenemos la resolución de los garantes del mes de mayo y que tenemos la resolución de los garantes de octubre de este año.

Ahora, señor, el Perú puede decir que está enmarcada su frontera en base a cuatro documentos totalmente respaldados por las instancias internacionales.

Tres de estos documentos, señor, fueron conocidos por este Congreso antes de que se votara, y nadie, por lo tanto, puede llamarse a asombro, a rechazo o aprobación tardíamente de los alcances de estos tres documentos.

Ninguno, entonces, en este Congreso, dijo que faltarían 32 kilómetros, como nadie tampoco dijo que íbamos a ganar 74. En consecuencia, ni lo que dicen unos ni lo que dicen otros es cierto cuando todos conocen los informes técnicos que nos hicieron llegar.

De modo que estas posiciones antagónicas a favor o en contra de dicho documento responden a argumentos totalmente ajenos al debate que hoy nos lleva.

Hoy nos encontramos ante dos tratados que constitucionalmente debemos ratificarlos o no, naturalmente teniendo conocimiento de que el Ejecutivo ha suscrito un acuerdo de paz que no precisa la aprobación de este Congreso, pero que implica la demarcación, por la cual votamos se resuelva en forma global conforme a los tratados.

Queda claro que ellos no tienen categoría vinculante, porque no hemos votado para eso. Hemos analizado los tratados que se nos puso en las manos, y lo hemos hecho analizando desde distintos ángulos y de distintas ópticas.

Desde el punto de vista de inversión en la zona amazónica para determinar las zonas especiales con tratamientos tributarios preferenciales, éstos son asuntos que implicarán una promoción a la inversión y un desarrollo de la zona.

Y queda plenamente aclarado que, en lo concerniente a las 300 hectáreas a fijarse para las zonas especiales, las empresas ahí formadas se someterán a las leyes peruanas, y con ello garantizamos que este tratamiento no será de exclusividad del Ecuador.

Señor Presidente, nosotros contamos con una ley marco a la inversión privada en el sentido de otorgar estas mismas condiciones a las empresas de otros países, como las concedidas a Bolivia en el acuerdo que se le otorga una salida al mar por los puertos de Ilo y Matarani, y con una vigencia de 99 años, acuerdo por el cual nadie dijo nada; por lo tanto, asistimos a escenarios donde se mide con distinta vara un tema referido a acuerdos binacionales de desarrollo.

Al parecer, hay quienes se olvidan, con buena o con mala intención, de las facilidades tributarias otorgadas a la Shell en la zona de Camisea mediante ley promulgada en este Congreso; y de las idénticas facilidades que gozan todas las inversiones de Ceticos en el sur, donde también puede haber inversión extranjera y que ahora se combate con un nuevo acuerdo.

Por supuesto que es lamentable el abandono al cual está sometida la amazonía peruana. Desde el año 90 a la fecha, todas las facilidades tributarias fueron dejadas de lado para la selva. Ha sido un abuso restituir el impuesto general a las ventas a una zona totalmente deprimida. En lo que es infraestructura, solamente el dos por ciento de sus carreteras están asfaltadas, y existe un alarmante déficit de energía, que hace que esa zona tenga un costo de energía eléctrica treinta por ciento más caro que lo que pagamos en Lima.

Por ello, el Gobierno y el Congreso tienen la obligación de aprobar facilidades para la inversión en la zona en forma inmediata, pues es injusto que hoy estemos tratando de otorgar facilidades tributarias para el capital extranjero cuando por años en este Congreso se ha exigido facilidades tributarias para la zonas amazonenses.

Este error se tiene que corregir, señor Presidente, y las comisiones pertinentes deben estar dispuestas a aprobar las leyes necesarias para el desarrollo sostenible y sustentable de la selva peruana.

En lo referente a la ubicación geográfica de estas zonas especiales, considero importante que éstas sean determinadas con la opinión favorable del Ministerio de Industria y del Ministerio de Defensa, puesto que el primero tiene competencia para que la fabricación de los productos que se hagan contengan partes peruanas; y el segundo, el Ministerio de Defensa, debe opinar para que, por razones de seguridad, no puedan estar estas zonas ubicadas geopolíticamente en los lugares que contravengan los intereses del país.

Por ello, señor Presidente, he presentado un proyecto de ley que dice que las áreas de terreno donde estarán ubicados los lugares de operaciones de zonas especiales de la amazonía serán aprobados por este Congreso de la República, debiendo tener, para tal efecto, la opinión previa favorable del Ministerio de Defensa.

Después del análisis queda claro, señor, que los conceptos de soberanía para el tránsito aéreo, fluvial y terrestre estarán bajo las leyes peruanas.

El Tratado de Integración Fronteriza lo entendemos como una inversión binacional comprometida sujeta a un plan de diez años para la lograr la captación de 3 mil millones de dólares que vendrán de la cooperación internacional.

Existen proyectos binacionales, entre ellos el Puyango-Tumbes, sobre el cual el Canciller ha dicho que se estudiará su viabilidad.

Es bueno recordar, señor Presidente, que dicho proyecto tiene 108 años de estudio, ¿hasta cuándo se va a seguir y se va a continuar estudiando?

En consecuencia, que sea objeto de estudio en términos de un proyecto binacional no escapa a la responsabilidad que tiene el Estado peruano para desarrollar la parte peruana que le corresponde.

Asimismo, como en Chinecas, Chavimochic, Chira-Piura, no es posible que este Gobierno reduzca el presupuesto del proyecto Puyango-Tumbes, de 38 millones, a 17 millones para el presupuesto del 99. Éste es un tema en el cual el Gobierno tiene que asumir su responsabilidad y desarrollar la parte peruana, que es la irrigación de la margen derecha del río Tumbes, el Guanábano y las cuencas vecinas del Faical y Averías, lo que representaría 41 mil nuevas hectáreas, que, con estudios terminados, rentables y aprobados por la subcomisión peruana, esto se tiene que hacer al amparo y al margen de lo que aprueben los estudios de desarrollo binacional.

Sobre el tema de integración fronteriza, donde el Estado peruano tiene que hacer esfuerzos financieros, queda claro y plenamente establecido que ese fondo saldrá de la mesa de financiamiento de los 3 mil millones de dólares de la cooperación internacional y que no va a ser un desembolso de la caja del Tesoro Público inmediato, financiamiento que debe ser a largo plazo con tasas de interés preferenciales y años de gracia para el inicio del pago correspondiente.

Asimismo, sería injusto que la carretera Borja-La Frontera sea utilizada para que por allí el Brasil pueda exportar sus productos hacia el Pacífico a través del puerto de Guayaquil, como lo está planificando hacer también el Brasil a través del megapuerto de Mejillones, en Chile, hoy en actual construcción.

Es necesario que el Gobierno dé una salida de Borja hacia la costa peruana, para que los productos brasileros puedan acceder al Océano Pacífico a través de un importante puerto peruano.

Por ello, hoy también he presentado un proyecto de ley que declara de necesidad y utilidad pública la construcción de una red ferroviaria de Borja al puerto de Chimbote, pasando por los departamentos de Cajamarca, La Libertad y Ancash, recogiendo la iniciativa del ex senador, y hoy congresista, Javier Alva Orlandini y del ex senador Moisés Woll.

Sería injusto, indebido y geopolíticamente inconveniente que el Perú construya una carretera para que por ella se exporten productos brasileros por un puerto ecuatoriano.

La conveniencia económica hace que, igual que Chile, que desarrolla su megapuerto, el Perú también deba desarrollar su magapuerto en forma descentralizada —en este caso, un megapuerto en el puerto de Chimbote—, integrando, a su vez, pueblos andinos y contribuyendo a evacuar la producción de las zonas del Amazonas, de la sierra de Cajamarca, La Libertad, Ancash.

Señor Presidente, muchos tratados se han suscrito y no se han cumplido. Tenemos fresco el tratado con Chile respecto de Arica, así como el acuerdo con Bolivia. Por eso, queremos que las inversiones se hagan en la zona de frontera de la parte peruana, para que se hagan realidad las llamadas fronteras vivas. Ello sólo es posible, señor, restituyendo el Consejo Nacional de Fronteras como un órgano permanente que vele por el desarrollo de las fronteras vivas y la implementación de éstos y otros tratados que tengamos con países vecinos.

Para eso, señor Presidente, el Consejo debe estar presidido por el Presidente del Consejo de Ministros; pero debe estar integrado por los representantes de las municipalidades de la zona de frontera. Nada se puede hacer de espaldas a ellos.

Por todo ello, asumiendo las responsabilidades que implica aprobar estos tratados, y con la convicción que tengo, después de haberlos estudiado, de que son favorables para nuestro país, voy a tomar una decisión que puede no ser entendida en la hora presente o que puede ser distorsionada. Vengo a votar con plena vista al futuro y dejando atrás odios y rencores. Fomentando como nunca el viejo principio aprista de una indoamérica unida, recojo en mi voz la quebrada emoción de los miles de mártires de Chan Chan, entonando La Marsellesa, canto revolucionario de mi partido que lo hicieron defendiendo la unidad continental.

Tengo presente el mensaje del `pueblo continente' de Antenor Orrego, que mantiene su vigor en esta América aún no concluida. No es una decisión de coyuntura para el aplauso pasajero, no sirve para traficar con el sentimiento colectivo. Sé que podrá serme ingrato y que, por lo mismo, estaré expuesto a recibir muchas incomprensiones; pero es el rol que me toca vivir en esta parte de la historia de mi patria y lo asumo con el riesgo que ello implica.

Resalto que decisiones como la que voy a tomar en la hora presente no favorecerán a mis proyectos especiales; en cambio, sirven a nuestras futuras generaciones, a la de mis hijos y a la de vuestros hijos, porque tenemos que asumir responsabilidades con conciencia.

Lo hago, además, con el perfecto conocimiento de que, cuando la ciudadanía peruana conozca realmente los alcances de estos tratados, van a entenderlo.

Mi voto no tiene ningún afán subalterno con fines inconfesables; por ello, digo que el futuro no es propiedad de este Gobierno, sino de todos los peruanos.

Mi voto es un voto de conciencia, como lo consagra la Constitución en su artículo 2º. Éste es un voto igual al que tuvo que asumir la célula parlamentaria aprista en el año 79, cuando Víctor Raúl dispuso, en el tema de la pena de muerte, que los constituyentes de la célula parlamentaria aprista emitieran un voto de conciencia.

Mi voto, conciudadanos, es un voto a favor de la suscripción de los tratados. Mi voto será en la ruta de Víctor Raúl Haya de la Torre, el más grande líder de este continente.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Alfonso Baella Tuesta.

El señor BAELLA TUESTA (I).— Señor Presidente, señores congresistas: Hace un mes el Congreso acordó, por una mayoría sin precedentes, dar carácter vinculante a las opiniones técnico-jurídicas de los países garantes. Ése es un acuerdo perfecto en cuanto, señor, a la forma y al fondo de lo que se acordó.

En esa oportunidad yo voté por el "no". Voté por el "no" por dos razones: primero, porque no habíamos tenido suficiente información en torno a los documentos que íbamos a aprobar; y, en segundo lugar, porque no tenía yo la opinión de los ciudadanos del departamento de Amazonas, del cual yo soy oriundo y en cuyo territorio se han realizado los sucesos más importantes del presente siglo con respecto al conflicto con el Ecuador.

Hoy conocemos los documentos que se han suscrito y tengo también la opinión de los ciudadanos de Amazonas, opinión que ha sido expresada por sus alcaldes, los que han sido reelectos y los que todavía están por concluir su mandato, que no pertenecen a una sola agrupación, sino que pertenecen a varias agrupaciones —son siete alcaldes, y los siete pertenecen a agrupaciones diferentes—.

Ellos están de acuerdo con lo que yo voy a expresar; es decir, con mi voto en favor de la aprobación de los documentos que estamos discutiendo.

Pero permítanme agregar algunas palabras sobre este asunto.

Al haber aprobado que las conclusiones de los garantes tienen carácter vinculante, quiere decir que los documentos secundarios, que son estos tratados que estamos viendo ahora, tienen que seguir la misma suerte.

De tal manera que, con todo respeto, me atrevo a decir que, no obstante la elocuencia que han demostrado quienes están en favor y en contra de estos puntos de vista, estamos un tanto ya fuera del cronograma, puesto que en la reunión de Brasilia los presidentes del Perú y del Ecuador, respaldados por estos acuerdos tanto del Parlamento ecuatoriano como del Parlamento peruano, ya suscribieron un tratado de paz que ha merecido la aprobación de la comunidad internacional y la aprobación también de los más importantes medios de información del Perú.

Quiero referirme brevísimamente, señor Presidente, a las opiniones vertidas por los sectores de la oposición y por los sectores de la mayoría.

Yo respeto profundamente la opinión de los grupos de minoría. A través de mi experiencia personal como periodista, sé que las opiniones de las minorías deben ser tenidas en cuenta, señor Presidente, y deben ser respetadas en todo momento, porque las minorías siempre tienen un carácter emergente, un carácter de rebeldía, un carácter de coraje para imponerse o para oponerse a los que son la mayoría.

De tal manera que, sin participar de las ideas de la minoría, sí deben respetarse estas opiniones en la misma medida como deben respetarse las opiniones de la mayoría.

Debo decir, señor Presidente, que en esta Cámara ha habido debates múltiples, a través de la historia, sobre las cuestiones limítrofes; pero este debate de hoy tiene una característica singular en la historia parlamentaria: jamás se han tenido reunidos en documentos incontrovertibles, con toda su fidelidad, las opiniones de todos los parlamentarios que se han expresado hasta hoy en este debate.

No habrá dudas en el futuro sobre la posición que frente a este acuerdo de paz con el Ecuador tuvo cada grupo político del Congreso peruano, cada parlamentario de este Congreso. Cuando se estudie en el futuro qué cosa ocurrió durante este lapso aquí en el Congreso del Perú, no habrá la menor duda sobre el rol que cada peruano, cada representante, cada congresista, jugó en este histórico debate.

De tal manera que nadie podrá interpretarnos, sino que tendrán exactamente las opiniones que nosotros estamos vertiendo, tanto de la minoría como de la oposición.

De tal modo que, si nosotros sabemos que la historia juzgará a este Congreso, debemos estar seguros de que ese veredicto va a ser auténtico y respetable, porque los elementos de juicio no podrán ser alterados por nadie. Y ese veredicto, en el futuro, dirá quién tuvo razón y quién no la tuvo.

Sentado este principio de respeto, señor, y de la necesidad de conservar todos los pronunciamientos, incluso de las instituciones de Loreto, que han sido durísimas en sus calificativos pero que así deben respetarse, creo yo que podemos avanzar en algunas otras consideraciones.

¿Qué hemos tenido como resultado final de todo este debate y de todos estos sucesos que se están registrando en las últimas semanas? Que después de muchos años, señor Presidente, señores parlamentarios, el Ecuador, a través de su Presidente de la República, a través de sus fuerzas armadas, de sus periodistas, de todos los sectores antiperuanos tradicionalmente de este país, han reconocido la vigencia, en su integridad, del Tratado de Río de Janeiro.

Solamente una pregunta brevísima: ¿en qué circunstancias suscribió el Ecuador el Tratado de Río de Janeiro de 1942? Lo suscribió, señor Presidente, después de haber sido derrotado por el Perú en una guerra. Ese mismo documento, que fue suscrito el año 42, hoy es reconocido en toda su extensión por el pueblo y por el Gobierno ecuatoriano, pero no ha habido ninguna guerra; mejor dicho, no hemos vencido al Ecuador ni el Ecuador nos ha vencido a nosotros, pero el Tratado de Río de Janeiro en este momento tiene una vigencia incontrovertible.

Acaba de decir el señor Ghilardi que ya hay casi cuatro documentos incontrovertibles que respaldan la posición peruana, teniendo como base el Protocolo de Río. Es exacto. En este instante, aun como está la situación, aun cuando ya no se aprobara lo que debemos aprobar, lo que ya hemos aprobado, la posición del Perú con respecto del Tratado de Río de Janeiro, es prácticamente invulnerable. Tenemos una posición sólida y precisa. Solamente nos falta avanzar, avanzar paralelamente con el Ecuador.

El Congreso ecuatoriano a veces da pasos posteriores al que nosotros vamos adoptando; pero, al fin y al cabo, tiene que terminar aceptando lo que ya está aceptado desde el momento en que aprobó un documento parecido reconociendo el carácter vinculante de los acuerdos de los países garantes. De tal manera que nosotros tenemos que seguir adelante.

Ecuador en este momento, según las últimas informaciones cablegráficas, está por privatizar su industria petrolera; en este momento está reorganizando su sistema tributario; la situación
económica del Ecuador no tiene paralelo, por su crisis y por su gravedad, con todo lo que ha tenido en el pasado este país vecino nuestro. De modo que para ellos es de vital importancia y es de importancia traumática el saber que en estas circunstancias deben trazar nuevamente su sistema cartográfico. Deben reconocer que la historia que ellos han enseñado estaba equivocada, deben desdecirse de todo lo que han dicho durante 78 años.

Y nosotros consideramos que el Perú está derrotado, que el Perú tiene que dar marcha atrás. Creo que en esto debemos nosotros tener bastante frialdad y razonar con mucha humildad, no obstante la elocuencia que demuestran los que están en favor y los que están en contra de esto, para saber que el justo medio nos aconsejaría —como nos está aconsejando— aprobar los documentos. ¿Y hacer qué, señor Presidente? Sustituir ya el tema de discusión en el Congreso por el debate en torno a la "Ley de Fomento de la Amazonía", y aquí hablo sí en representación del pueblo de Amazonas.

El pueblo de Amazonas, que ha sido secularmente abandonado desde la creación de la independencia, hoy tiene buena parte de sus problemas ya en camino de solución por obra del Gobierno de los últimos años —de este Gobierno— y también de los regímenes pasados, que han ido haciendo, poco a poco, algo que permite enmendar algunos viejos juicios y decir que, efectivamente, hay una obra ya empezada. Pero lo que nos falta es tener exactitud sobre qué es lo que tenemos realmente en la amazonía, qué es la amazonía para nosotros.

... Voy a terminar, señor Presidente, y me permito solicitarle un minuto o algo más de tolerancia, porque voy a concluir.

Si no conocemos exactamente qué es lo que tenemos en la selva, no vamos a poder adoptar medidas adecuadas para cosechar los frutos de la paz.

Se entiende que los países garantes y la MOMEP son organismos técnicos que funcionan de acuerdo a opiniones técnicas; pero acabamos de enterarnos, por ejemplo, de que ellos a ese nivel ignoraban las temporadas de lluvia que ocurren —no se sabe de cuántos años atrás— en la Cordillera del Cóndor, y recién hoy, cuando estaban en la urgencia de colocar los hitos, saben que no pueden operar hasta finales de marzo, porque recién termina la temporada de lluvia. Y lo mismo se puede decir de diez, veinte casos parecidos. Debemos empezar, entonces, por hacer un inventario de lo que tenemos en la selva.

Finalmente, todo lo que se va a hacer en este momento en favor de la amazonía peruana —debe entenderse esto muy bien— va a ser una política que se va a extender a lo largo de los 7 mil kilómetros de las fronteras terrestres que tiene el Perú; o sea que va a beneficiar y va a propender al desarrollo de todos los departamentos desde Tumbes hasta Tacna, y entonces toda la amazonía, sin excepción, se va a beneficiar.

Digo esto porque un periodista me acaba de dar la noticia que en Huánuco hay una huelga pidiendo que se considere a este departamento dentro de los departamentos beneficiados por la "Ley de Fomento a la Amazonía". Yo he dicho que estoy de acuerdo con la huelga, porque en realidad, si algún departamento de la selva no va a ser comprendido en esto, tiene derecho a hacerse oír; y, si no se hace oír sino a través de una huelga, pues que se declare en huelga.

Dicho esto, señor Presidente, le agradezco mucho por la tolerancia y la atención de los congresistas.

Gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, doctor Baella.

Tiene la palabra el congresista Francisco Ramos.

El señor RAMOS SANTILLÁN (C90-NM).— Gracias, señor Presidente.

Señor Presidente, como es conocido, yo he nacido en el departamento de Amazonas. Desde que tengo uso de razón, hemos tenido el trauma de ver que se repita todos los años una posible guerra, con amenazas permanentes, con amenazas de que podrían bombardear las principales ciudades del departamento de Amazonas.

En ese sentido, nosotros en esta mañana nos hemos reunido conjuntamente con el congresista que también es del departamento de Amazonas, el doctor Alfonso Baella Tuesta, y los alcaldes del departamento de Amazonas, entre ellos el alcalde provincial de
Chachapoyas, el alcalde de la provincia de Utcubamba, el alcalde de la provincia de Luya y el alcalde de Condorcanqui, así como con representantes del periodismo en el departamento de Amazonas, y ellos, señor Presidente, me han hecho el encargo de dar lectura al siguiente pronunciamiento, que el día de hoy lo hemos firmado conjuntamente con los alcaldes y los congresistas del departamento de Amazonas.

"Pronunciamiento

Las autoridades municipales del departamento de Amazonas, reunidos en sesión extraordinaria, con la presencia de los congresistas doctores Alfonso Baella Tuesta y Francisco Ramos Santillán, y con la participación del señor prefecto del departamento, profesor Juan Palacios López, acordaron:

1.— Expresar su reconocimiento y felicitación al excelentísimo señor Presidente Constitucional de la República, ingeniero Alberto Fujimori Fujimori, por la firma del Acuerdo de Paz, suscrito el pasado 26 de octubre de 1998 entre Perú y Ecuador, formulando los mejores votos por que esta paz traiga el desarrollo integral del departamento de Amazonas, corazón herido de nuestra patria.

2.— Nuestro agradecimiento a Su Santidad Juan Pablo II y a los presidentes de los países garantes por su valiosa contribución en la consolidación de la paz entre Perú y Ecuador.

3.— Nuestra eterna gratitud a quienes derramaron su sangre en defensa de nuestra patria rica heredad patria. Su sacrificio constituye un paradigma para las futuras generaciones de este Perú que hoy, protagonista de su propio destino, enrumba a convertirse en la nación libre y soberana que todos aspiramos.

4.— Confiados en que una nueva aurora brillará para el departamento de Amazonas, porque este Gobierno atenderá por fin a las necesidades y reclamos tantas veces postergados de un pueblo aguerrido y valiente que en los momentos más difíciles ha sabido dar pruebas de su profundo amor al Perú, nos suscribimos, a nombre del pueblo de Amazonas,

Muy atentamente,

Juan Palacios López, prefecto del departamento de Amazonas; Alfonso Baella Tuesta, congresista de la República; Francisco Ramos Santillán, congresista de la República; Doris Vilcarromero de Malqui, teniente alcaldesa de la provincia de Chachapoyas; Milecio Vallejos Bravo, alcalde de Utcubamba; Walter Torrejón Rodríguez, teniente alcalde de Luya; Ramón Sensejat Sencuan, alcalde de Condorcanqui; David Reina Noriega, de Radio Reyna de la Selva; Victoria Terán Reátegui, de la Asociación Nacional de Periodistas, Filial Amazonas."

Señor Presidente, este mensaje resume lo que nosotros los amazonenses sentimos en estos momentos, y por eso damos nuestro amplio respaldo a este Acuerdo de Paz que se ha firmado y nuestro voto será a favor de este proyecto.

Le agradezco por la oportunidad.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Harold Forsyth.

El señor FORSYTH MEJÍA (UPP).— Gracias, señor Presidente.

Hay una enormidad de temas técnicos relacionados con los centros, relacionados con los hitos Cusumaza-Bumbuiza y Yaupi-Santiago y relacionados con muchos otros aspectos del Acta de Brasilia y de los dos tratados que estamos aquí discutiendo, que fueron firmados el pasado 26 y sobre los cuales me gustaría hacer algunos comentarios, no obstante que ya muchos colegas, tanto de la mayoría como de la oposición, han vertido opiniones y que es realmente poco lo que yo podría agregar.

Creo que la Representación Nacional y el país, que nos está observando a través de la televisión, pueden ya tener más o menos una idea formada. En todo caso, el no tener mucho tiempo me impide incidir en estos temas técnicos sobre los cuales me hubiera gustado concentrarme.

Hay un tema en el cual probablemente no se ha reparado lo necesario, y es que el día 26 de octubre, en Brasilia, señor Presidente, entre las personalidades que asistieron,... entre los jefes de Estado, estuvieron presentes, además de los jefes de Estado de los países garantes y el representante personal del Presidente de los Estados Unidos, estuvieron los reyes de España.

Yo no he visto que haya habido una elucubración en nuestro país sobre el porqué de esta presencia —que naturalmente tiene un significado—, y yo me atrevo a compartir simplemente con ustedes lo que puede ser una apreciación personal. No pasa de eso, una apreciación personal de la presencia del rey Juan Carlos, del porqué de su presencia en Brasilia, una presencia inopinada. Es un tema que sorprendió a muchos; personalmente, yo nunca había leído que él pudiera, como cabeza del Estado español, estar presente ahí.

Y probablemente, digo, la razón sea ésta: en el año 1717, señor Presidente, la audiencia de Quito se incorporó al virreinato de Nueva Granada; anteriormente, probablemente remontándonos incluso a las culturas precolombinas, al incanato, al virreinato, la estructura continua geográfica, cultural, social, ancestral y telúrica del Perú y del Ecuador eran exactamente las mismas.

Probablemente a algunos les sorprenda saber que en Quito estuvo Atahualpa y es considerado el sitio de Atahualpa, que en Quito se celebra el Inti Raymi y que Quito fue una de las bases fundamentales del incanato, indiscutiblemente base también de la peruanidad.

Esa continuidad histórica, geográfica y cultural fue rota intempestivamente cuando la corona española decide, en 1717, fracturar aquello e incorporar la audiencia de Quito al virreinato de Nueva Granada, iniciándose entonces en nuestro país esta secular división que, dentro de poco, podría tener 200 ó 300 años... Esto empezó en 1717... Perdón, son 280 años aproximadamente.

Pero, ¿cuál fue el rey español que firmó esa real cédula? ¿A quién nosotros tenemos que responsabilizar por esto, por esto que, en una u otra forma, causó tanto daño a nuestro país no sólo porque nos hizo perder territorio importantísimo, sino porque rompió la unidad étnica y cultural que existe entre los dos pueblos? Porque fundamentalmente cualquier peruano que haya ido al Ecuador, cualquier peruano que visite Quito, por ejemplo, lo va a comprobar muy fácilmente: el pueblo es exactamente el mismo, al margen del detalle administrativo de la división política originada por la decisión de la corona española en 1717.

La decisión la tomó el rey Felipe V. ¿Y quién fue el rey Felipe V? El primer rey de la dinastía borbónica, nieto de Luis XIV, antecesor directo, uno de los tatarabuelos del actual rey Juan Carlos de España. En consecuencia, señor Presidente, yo —ésta es una interpretación libre— interpreto que la presencia del Rey y de la Reina de España ahí en el Acta de Brasilia implica reparación de lo que fue un error histórico de la corona española: la partición absurda de territorio indiscutiblemente peruano, la división, el desgaje, la ruptura histórica. Y esa ruptura histórica, en una u otra forma, con mucha lentitud la hemos empezado a reparar.

Entonces, tenemos que hacer un esfuerzo todos por respetuosamente mirar el bosque y no mirar el árbol, y empezar reconociendo también que la presencia del rey Juan Carlos tiene un significado que nosotros como peruanos tenemos que agradecer, porque, al margen de lo que significó la colonia española, de lo que significó la ruptura de territorio indiscutiblemente peruano y la partición de una parte fundamental de nuestra continuidad geográfica y cultural, hay hoy un reconocimmiento implícito con esa presencia. Me parece que este hecho es importante, señor Presidente.

Hay una frase de un ilustre peruano, el más ilustre de todos los peruanos —por lo menos para mí—, don Nicolás de Piérola, a quien yo leí cuando era un escolar. Dijo "El Califa", señor Presidente, que "el amor a la patria está tanto más lejos de los labios cuanto más hondo está en el corazón".

Nunca en mis intervenciones en este Congreso, ni en mis artículos periodísticos, ni en mi actividad como político, como diplomático, he mencionado lo que significa el amor a la patria. Nunca me he referido verbalizándolo, primero, por una convicción personal: no creo que el amor a la patria esté en los labios; y segundo, por respeto a don Nicolás de Piérola, porque creo fundamentalmente en su admonición. Por eso es que yo no hablo del amor a la patria, porque lo doy por sobrentendido, doy por sobrentendido que los ciento veinte congresistas aquí presentes amamos profundamente al Perú.

Es por eso, señor Presidente, que en este tema he tratado de conducirme guardando las formas, la cortesía y el respeto, como muchos congresistas con los cuales hemos tenido posiciones discrepantes: la señora Anel Townsend, el señor Velásquez Quesquén, el señor Del Castillo y muchos otros,... el ingeniero Gustavo Mohme. Hemos podido hacerlo porque damos por sobrentendido y por sentado que el amor al Perú está por encima de toda sospecha y fuera de toda discusión. Es malo repetir aquello del amor a la patria; Piérola lo advirtió con claridad meridiana: "tanto más cerca está del corazón cuanto más lejos está de lo labios".

Está ya claro, para todos, señor Presidente, que este tema cruza y atraviesa el espectro de la política peruana. Éste no es un tema del Gobierno o de la oposición, ni enfrenta al Gobierno con la oposición ni viceversa; es un tema definitivamente nacional en el cual todos, en una u otra forma, hemos ido fijando posiciones a lo largo del tiempo.

Tan es así, señor Presidente, que distinguidísimas figuras que pertenecen a un pensamiento político opositor, como el doctor Jorge Avendaño —ex decano del Colegio de Abogados de Lima—, Graciela Fernández Baca, Lourdes Flores, José Barba, el ex vicepresidente San Román y muchos otros, como la mayoría absoluta de la célula parlamentaria aprista, señor Presidente, están claramente a favor de estos acuerdos y de todo el proceso que eso significa, habiendo tenido muchos, naturalmente, que asumir costos gratuitos, agravios, insultos, ofensas que seguramente, señor Presidente, deberíamos empezar a considerar como gajes del oficio, gajes costosos para algunos parlamentarios incluso, como el congresista Mantilla y otros, de un ilustre partido, el Partido Aprista Peruano, el partido más antiguo del Perú, fundado por Haya de la Torre en México en 1924 y en el Perú en 1931, símbolo del panamericanismo, símbolo de lo que él llamó "La América Morena", de lo que él llama en su programa máximo "La Unidad Continental de la América Latina".

Ni siquiera la mayoría oficialista ha procedido a sancionar, por ejemplo, al congresista Carlos Ferrero, que hace tres semanas tuvo una posición contraria a lo que era la propuesta vinculante de los países garantes. Entonces, ¿cómo podríamos criticar o cuestionar el autoritarismo de la mayoría si tenemos nosotros procederes autoritarios? ¿Cómo podríamos cuestionar la intolerancia cuando nosotros mismos somos intolerantes? ¿Y cómo podríamos hablar de procederes democráticos cuando no somos capaces, entre nosotros mismos, de gestionar desde nuestra propia base procederes democráticos en nuestra conducta pública, señor Presidente?

Pero, aparte de las personas que he mencionado, atraviesa también el espectro de la política peruana no sólo en el Congreso. Personalidades ilustres del país, como por ejemplo Enrique Zileri, con quien ayer mismo conversaba y sin ambages me dijo que estábamos hablando de un éxito diplomático, y creo que nadie en el Perú podría negar la vertiente claramente crítica y opositora que tiene el director de la revista Caretas.

Y en esa misma estructura o línea de pensamiento incluyo al Alcalde de Lima, Alberto Andrade, que oficialmente ha señalado su apoyo; al señor Cardenal, cuya relación personal con el Gobierno no es, posiblemente, de las más cercanas; a todos los obispos del Perú; a monseñor Irízar, que no nació en el Perú pero que lo queremos como si fuera peruano, porque es un verdadero símbolo de fe; y, al mismo tiempo, señor Presidente, al Defensor del Pueblo, un hombre de conducta intachable, inmaculada; al fiscal general —no me refiero a la secretaria de la Comisión Ejecutiva de la Fiscalía sino al fiscal, al doctor Aljovín—; y, en fin, a muchísimos otros.

Con esto, ¿qué cosa es lo que quiero decir? Que este tema atraviesa, cruza, señor Presidente, todo el espectro de la política peruana, no sólo en el Congreso, sino en el país. Y lo importante...

... El congresista Rey me recuerda a un hombre extraordinario como el doctor Manuel Moreyra Loredo.

Pero esto, señor Presidente, lo quiero decir en qué sentido. No, en ningún caso para deslegitimar a los que tienen posiciones contrarias, sino para señalar hasta qué punto el tema no es ni puede verse como un tema entre Gobierno y oposición. El Gobierno tiene su propia situación y su propio dilema ante el país por este tema, ya que es el responsable principal y, naturalmente, por muchas otras cosas. El Gobierno verá cómo lo resuelve ante el pueblo y ante la historia.

Yo creo que el Gobierno tiene un ciclo de vida que termina el 28 de julio del año 2000 —ésa es, en todo caso, mi opinión personal—; pero los eventuales méritos que el Gobierno pudiera tener en esto —no debemos, naturalmente, ser mezquinos en reconocerlo— son méritos que interesan y se vinculan con la nación en su conjunto.

Pero no es solamente un éxito del Gobierno, es un éxito de los veteranos del 41, del 81 y del 95. Hay una enorme cantidad de peruanos que perdieron la vida en esos conflictos. Ellos también, desde donde están en estos momentos, miran y saludan nuestra acción. Hay quienes perdieron miembros mutilados por esas minas antipersonales, hay viudas, hay huérfanos.

En fin, las provincias, los distritos, los departamentos fronterizos, que son los que más cerca han vivido esa situación de tensión y complejidad, son ellos también los tributarios directos de ese éxito, porque finalmente, señor Presidente, yo ni ninguno de los aquí presentes, ni los que estamos a favor ni los que estamos en contra, íbamos a ir a la guerra; es más, señor Presidente, probablemente ninguno de nuestros hijos.

El señor PRESIDENTE.— Señor Forsyth, se le venció el tiempo. Le habíamos agregado ya los tres minutos de la doctora Graciela Fernández Baca.

Tiene un minuto más para poder concluir.

El señor FORSYTH MEJÍA (UPP).— ... y del congresista Santos Reto, en los tiempos que no utilizaron; pero, en todo caso, espero no tomar todo ese tiempo.

Un ilustre diplomático peruano, Carlos García Bedoya, recordado por muchos, el maestro inolvidable, sostuvo una tesis, señor Presidente, a comienzos de los años 70, que él denominó "La tesis de las hipotecas territoriales del Perú".

Consideraba el maestro García Bedoya que el Perú no podía vivir tranquilo si teníamos que dormir con un ojo abierto pensando en la problemática fronteriza, que era necesario, para visualizar nuestro proyecto de desarrollo futuro, solucionar los problemas limítrofes pendientes. Ésa ha sido, en todo caso, una visión relativamente antigua —el presidente Leguía la tuvo en su programa de gobierno cuando llegó el año 19—. Tres temas: explotar recursos naturales, mejorar el optimismo de la raza y solucionar los problemas limítrofes.

Leguía avanzó muchísimo en eso, a un costo inmenso, porque en el año 29 se generó en el país una situación muy parecida a la actual, un debate muy tenso, señor Presidente, y, además, con una gravedad mucho mayor. Ante la imposibilidad de ejecutarse el Tratado de Ancón con el plebiscito que decidiera qué pasaba con Tacna y Arica, el presidente Leguía optó por una actitud practicalista: o perdemos las dos provincias o por lo menos recuperamos una. Y Tacna, por lo menos, recuperó su membresía plena en la heredad nacional.

Allí perdimos un territorio indiscutiblemente peruano como Arica; pero en esta oportunidad, cuando cincuenta o más años después estamos logrando la plena ejecución del Protocolo de Río de Janeiro, no lo estamos haciendo con costo de territorio peruano, y más bien estamos pensando fundamentalmente en salvar vidas y en solucionar lo que el embajador García Bedoya llamaba "la hipoteca territorial". Hipoteca territorial gravosa y costosa, señor Presidente.

No se ha relievado lo suficiente lo que significa el rol del papa Juan Pablo II en este proceso. Y algunos pudieran creer que la denominada bendición papal es comparable, por ejemplo, a la bendición que el Santo Padre puede dar en un matrimonio o cuando un grupo de fieles se congrega. No es así, señor Presidente. En este caso específico, lo que ha hecho el Papa obedece a lo que se llama un canon en la liturgia pontificia, con un numeral específico que faculta al Soberano de la Santa Sede, que es él, a emitir pronunciamientos de carácter político.

El Papa es infalible en materia de fe; en materia internacional, por supuesto que no es infalible, pero está autorizado por el Código de Derecho Canónico para pronunciarse institucionalmente, y la opinión institucional de la Santa Sede debería relievarse por lo menos un poquito más.

Dice el papa Juan Pablo II: "Me uno a la alegría de vuestros nobles pueblos, tan queridos por mí, que están unidos por muchos vínculos comunes de fe cristiana y de cultura, los cuales ven hoy cómo se cierra un capítulo doloroso de la historia de sus relaciones y se abren perspectivas duraderas de paz.

El Acuerdo tiene un alto significado, tanto para el Continente americano, a la búsqueda de una
integración cada vez mayor, como para toda la comunidad internacional".

Esto no es una palabra del Papa de motu proprio, porque el Papa no es un dictador por más que sea el Vicario de Cristo, es una actividad y una acción institucional, señor Presidente, de la Santa Sede.

El señor PRESIDENTE.— Señor Forsyth, nuevamente se le ha vencido el tiempo. Le agradecería concluir. Ya le hemos dado todos los tiempos y le hemos ido agregando más de diez minutos.

Le agradecería, por favor, concluir.

El señor FORSYTH MEJÍA (UPP).— Voy a concluir de inmediato, señor Presidente, quedándose, lamentablemente, otras cosas interesantes que quería decir; pero, en todo caso, muchos colegas pueden hacerlo mucho mejor que yo.

Creo que los últimos años de este siglo, señor Presidente, han sido muy dolorosos, a pesar de que García Calderón, en 1907, creía en el futuro del Perú, como lo creyeron Mariátegui y Haya de la Torre, como lo creyó Basadre cuando dijo que el Perú era una gran promesa aún no cumplida; pero creo, señor, que lo seguimos siendo, creo que sólo debemos tenerle miedo al miedo mismo, y no tenemos por qué dudar ni un solo instante en apoyar estos tratados en la medida en que podemos construir, a partir de ello, la cultura de paz que nos debe llevar a la unidad de los pueblos andinos.

Señor Presidente, como dijo un gran peruano, y esto tendría que ser verbo común: "hay, hermanos, muchísimo que hacer".

Gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, doctor Forsyth.

Tiene la palabra la doctora Martha Hildebrandt.

La señora HILDEBRANDT PÉREZ TREVIÑO (C90-NM).— Muchas gracias, señor Presidente.

Al final de este importantísimo debate, quiero referirme sólo a un punto, ya más que suficientemente esclarecido por el congresista Oswaldo Sandoval, Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, en su seria y exhaustiva intervención de ayer. Se trata de lo siguiente:

El Marañón-Amazonas no es un invento ecuatoriano al que el Perú ha otorgado tardía legitimidad por entreguismo de última hora.

Si bien es verdad que la geografía escolar peruana ha repetido durante décadas que el río Marañón y su confluente el Ucayali, al unirse en el punto llamado Nauta, dan origen al río Amazonas, también es verdad que siempre ha estado paralelamente vigente en el Perú la tesis de que en realidad es el Marañón el que recibe como afluente al Ucayali y simplemente cambia de nombre en Nauta.

Ya Oswaldo Sandoval ha citado, entre muchos otros, a Raúl Porras Barrenechea como autoridad para este concepto y este uso. Yo quiero ahora refrendarlo, en este Congreso a veces tan prosaico, con la poesía de José Santos Chocano como prueba de lo mismo.

El autor de Alma América titula La tierra del Sol un poema compuesto de cuatro sonetos titulados respectivamente Imperio, Conquista, Coloniaje y República.

Pero es el cuarto soneto, titulado República, el que directamente interesa para demostrar que aun poetas tan peruanos y tan americanos en sus temas, como lo fue José Santos Chocano, consideraban tradicionalmente que el Marañón y el Amazonas eran un solo y mismo río. Dice el soneto de Chocano que se refiere al Perú como república:

"Por el Canal un día, cual desbandada tropa,
a las incaicas tierras vendrá la inmigración;
y el árbol de sus razas transplantará la Europa
al bosque en que sus flecos sacude el Marañón.

La sed de las grandezas se saciará en la copa
de esa —que fue el Dorado— fantástica región,
si el tren llega a la margen del río que galopa
como un titán que empuña la cola de un dragón...

Será el Perú amazónico el pueblo sin rencores,
que enjugará los llantos de todos los dolores
y partirá entre muchos las hostias de su altar;

porque la Raza al borde del Marañón nacida
penetrará cien años en la futura vida,
como penetra el río cien leguas en el mar."

Este último terceto es definitivo para probar que en la mente y en el sentimiento peruano de Chocano el Marañón era sólo el nombre de la fase inicial del curso del río Amazonas.

El río que "penetra cien leguas en el mar" es, obviamente, el río más caudaloso del mundo, el Amazonas. Y es, por cierto, "la raza al borde del Marañón nacida", es decir, la raza nacida a las orillas del río Amazonas, la que "penetrará cien años en la futura vida, como penetra el río cien leguas en el mar".

Queda demostrado, pues, que, hasta en la poesía sin ningún interés político ni de ninguna otra clase, el río Marañón-Amazonas no es una creación ecuatoriana y no se le ha otorgado tardía legitimidad en el Perú por un entreguismo de última hora.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Salazar Larraín.

El señor SALAZAR LARRAÍN (Ren).— Muchas gracias, señor Presidente.

Quisiera, por su intermedio, señor Presidente, hacer presente a los señores congresistas, especialmente a los que están a mi izquierda, lo siguiente:

Mi abuelo paterno, don Agustín Salazar y Salcedo, fue combatiente de la Guerra del Pacífico y mantuvo, de su peculio, un regimiento. Fue reconocido, por tal, por la Sociedad Fundadores de la Independencia y Defensores Calificados de la Patria.!

El primo hermano de mi padre, el general César Salazar Cartagena, fue comandante en jefe de la división que penetró en el Ecuador, en Machala, hasta el punto en el que le ordenaron pararse cuando ya estaba a punto de invadir Guayaquil.

Y finalmente, señor Presidente, mi primo, el alférez de Aviación Alfredo Salazar Southwell, pues prefirió quemarse que inmolar algunas vidas en Miraflores.

De modo que, entonces, esos cartelitos de ahí no me conciernen en absoluto. De ninguna manera puedo admitir que haya entreguismo en el voto que yo di y que voy a dar ahora.

Señor Presidente, es muy sencillo: nosotros en América Latina tenemos todos los países hermanos; pero con Ecuador somos siameses, hermanos siameses. Me consta, tengo la experiencia de haber sido... No existe más que, como dice o ha dicho Harold Forsyth, un capricho real que hizo una división; pero no existe ninguna diferencia, es un solo pueblo con dos nombres distintos. Esto, para fijar la posición.

Aquí se nos ha dicho, señor, que muchas cosas de carácter jurídico y muchas cosas de carácter técnico están sumamente claras. Para mí no hay ninguna duda de que las cosas son suficientemente claras como para que el voto que yo voy a dar sea un voto de conciencia.

Y, a propósito de eso, sobre voto de conciencia, que es lo deberíamos analizar, yo me he dado el trabajo de averiguar qué cosa es conciencia, porque de repente en esto nos podemos ilustrar.

Fíjense ustedes lo que dice el diccionario: "Conocimiento exacto y reflexivo de las cosas". Hay una sobredosis ahora de argumentos técnicos y jurídicos que nos permiten realmente tener conciencia sobre este punto.

Y la segunda, que me parece que es más interesante, dice: "Noción interior del bien que debemos hacer —la paz, la integración, el desarrollo de dos pueblos— y del mal que debemos evitar".

¿Cuál es el mal que debemos evitar, señor Presiente? El odio entre hermanos, la separación de dos pueblos que en realidad no deberían estar separados y la demagogia, que es un subconsciente que hay en medio de todo esto.

Finalmente, en mi exploración de lo que es la conciencia me tropecé con que resulta que Sócrates dice que la conciencia es uno de los aspectos del demonio; y yo creo que en esto es parte del subconsciente que está obrando como demagogia en este Pleno. Es uno de los aspectos del demonio, y ese demonio es el que debemos exorcizar, señor, por una sencilla razón, porque está de por medio no solamente el futuro de nuestros hijos sino el futuro de dos pueblos que son esencialmente hermanos y siameses.

Señor Presidente, yo creo que votar a favor de estos convenios es votar a favor del Perú.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Vito Aliaga.

El señor ALIAGA ARAUJO (C90-NM).— Señor Presidente, con su venia, me pide una interrupción el congresista Ferrero.

El señor PRESIDENTE.— Doctor Ferrero, tiene usted la interrupción.

El señor FERRERO COSTA (C90-NM).— Presidente, solamente para responder la afirmación del señor Del Castillo.

El señor Del Castillo, que ahora también es geógrafo, dice que estos dos cerros (hace indicación en el mapa), que son el Cusumaza-Bumbuiza y el Kaputna, son lo mismo. Es una opinión respetable; pero lamentablemente, señor, no es la opinión de los geólogos que han sido consultados por los países garantes para emitir su parecer.

Y esos señores han dicho lo siguiente...

... Señor Presidente, quisiera poder hablar sin ser interrumpido. Por favor.

Señor Presidente, las razones por las cuales el punto sale del llano —o sea de aquí (señala punto en el mapa), del llano— es porque entre este cerro el Cusumaza y este cerro el Huinchinguen se distinguen tres cosas:

Uno, la altura. Señor, acá en el Cusumaza hay 1 mil 400 metros promedio; aquí en el Kaputna hay 600 metros promedio (hace indicación en el mapa).

Segundo, porque este cerro Cusumaza está separado de este cerro Huinchinguen o Kaputna por un llano en el medio (hace la referencia mostrando el área en el mapa).

Y tercero, porque geológicamente la composición es diferente. En consecuencia, señor, la línea no podía
—esta línea (hace indicación en el mapa)— ser como quería Ecuador... Y la voy a marcar.

Esto quería Ecuador, señor Presidente. ¿Por qué? Porque de esa manera esto, que dice "Perú", se convertía en ecuatoriano, por eso querían que la línea saliera de aquí, pero ésta es una altura, señor Presidente. Entonces, los garantes dijeron: "No, señor. Baje usted al llano y, donde termine el ramal, que quiere decir "contrafuerte", de ahí, señor, corra la línea hasta la confluencia del Yaupi con el Santiago".

El señor PRESIDENTE.— Puede continuar, señor Vito Aliaga.

El señor ALIAGA ARAUJO (C90-NM).— Señor Presidente, por si acaso, de faltarme algunos minutos, tengo el tiempo del congresista Barbarán Rengifo.

Cuando el ser humano ha superado la vía de la rebelión anárquica, le quedan dos caminos: la mera educación egoísta a las normas y costumbres de los demás con el propósito exclusivo de obtener un provecho eminentemente personal a expensas de los otros; o el camino de la cooperación y el respeto recíproco en busca de un beneficio común.

El respeto mutuo hay que hallarlo, y la educación puede hacer mucho para lograrlo. Lo esencial, señor Presidente, de todo esto es que la persona se ponga en la situación mental de las otras personas.

Dijo el presidente Mahuad: "Todo tiene su tiempo debajo del cielo: un momento para nacer y un momento para morir; un momento para la guerra y un momento para la paz; un momento para el individualismo y protagonismo y un momento para el cooperativismo. Ahora toca la paz, el amor, la prosperidad compartida como un verdadero equipo humano".

Por ello, señor Presidente, la alternativa dentro del desarrollo empresarial, dentro del desarrollo de los países a nivel del mundo que buscan el beneficio mutuo, es una filosofía de interacción humana, es una estructura de la mente y del corazón que constantemente procura el beneficio mutuo en todas las interacciones humanas.

Significa, señor Presidente, también que los acuerdos o soluciones son mutuamente benéficos, mutuamente satisfactorios.

Con esta solución todas las partes se sienten bien por la decisión que se tome, y se comprometen con el plan de acción. Se enfoca la vida como un escenario cooperativo.

Se basa también, señor Presidente, en el paradigma de que hay mucho para todos, de que el éxito de una persona no se logrará nunca a expensas o excluyendo el éxito de los otros.

Esta filosofía se basa fundamentalmente en la creencia de que existe una tercera alternativa. No se trata de tu éxito ni del mío, sino de un éxito mejor, de un camino superior, que es la integración.

Por otro lado, señor Presidente, y lo que siempre se hace en forma común, es aquella alternativa de que los que ganan siempre buscan que existan perdedores. Es el enfoque autoritario tradicional. Por ejemplo, dicen: si yo consigo lo que quiero, tú no consigues lo que quieres.

Eso es lo que muchos acá, en esta oportunidad, señor Presidente, quieren negarlo. Quieren sacar ventajas a título personal para satisfacer su ego, sin interesarles el bien común, sin interesarles el bien del país en general. Estas personas, señor Presidente, son proclives a utilizar la posición, el poder, los títulos, las posesiones o la personalidad para lograr lo que persiguen; es lo que llamaron, en el último CADE, "la posición de los dinosaurios", de aquellos que ya no tienen en este momento lugar, de aquellos que están desfasados en la historia del Perú.

Cabe preguntarnos, señor Presidente, también qué sucede en la mente y en el corazón de nuestros jóvenes, sumamente vulnerables y dependientes del apoyo y de la afirmación emocional de todos y cada uno de sus semejantes frente a un amor que estamos dándole en forma totalmente condicional. Los jóvenes son moldeados, conformados y programados con la mentalidad de ese egoísmo personal de que "para ganar, tienen que existir personas que pierden"; "si soy mejor que mi vecino ecuatoriano, pues mejor me van a estimar"; "ellos son malos, nosotros somos los buenos", así como otro tipo de frases.

La mayor parte de la vida es una realidad interdependiente y no totalmente ni en forma absoluta independiente. La mayoría de resultados a los que uno aspira, señor Presidente, dependen de la cooperación de otros; y la mentalidad de ganar contra el hecho de que otros pierdan no conduce a algún tipo de cooperación. Algunas personas actúan todo lo contrario, y éstas buscan sólo ganar y, sobre todas las cosas, aman a las personas que pierden, porque pueden chuparles la sangre como vampiros; aman sus debilidades, se aprovechan de ellas, ya que estas debilidades complementan sus propias fuerzas.

Aquellos que defienden la guerra, señor Presidente, buscan la alternativa de perdedores en general. Ésa es la filosofía del conflicto, la filosofía de la guerra, la actitud de las personas altamente dependientes sin dirección interior, sin ningún principio, sin ningún valor humano. Son desdichados y piensan que todos los demás también deben serlo. Si nadie gana nunca, tal vez ser un perdedor no sea tan malo; y eso es lo que muchas veces busca esta situación, señor Presidente.

De hecho, la mayoría de las situaciones forman parte de una realidad interdependiente, y, entonces, el beneficio mutuo es una realidad como una única alternativa viable de las existentes en el mundo entero. Así, por ejemplo, a largo plazo, si no ganamos ambos, ambos perdemos. Por ello, señor Presidente, esta alternativa es la única real en la realidades interdependientes aplicadas en la solución del problema entre Perú y Ecuador.

Pensar en esta filosofía implica el ejercicio de las dotes humanas más singulares, como la autoconciencia, la imaginación, la conciencia moral y la voluntad interdependiente en nuestras relaciones con los demás. Supone también aprendizaje recíproco, influencia mutua y beneficios compartidos. Éstas son las personas telenautas que andan a nivel nacional y en el mundo globalizado también, señor Presidente.

En este mundo hay mucho para todos. La mayor parte de las personas tienen profundamente grabado en su interior el guión de lo que se denomina la mentalidad de escasez; ven la vida como si hubieran pocas cosas, como por ejemplo: sólo existe una sola torta, y, si alguien consigue un trozo grande, necesariamente otro se quedará con menos. La mentalidad de escasez es el paradigma de suma cero de la vida. No avanzan, porque siempre se mantienen en equilibrio.

Las personas con esta mentalidad, señor Presidente, se sienten mal si tienen que compartir reconocimiento y mérito, si tienen que compartir poder o beneficios, incluso con aquellos con quienes les ayudan en la producción y en sus actividades cotidianas. También se sienten muy mal ante los éxitos de las otras personas, especialmente cuando se trata de miembros de su propia familia o de sus propios compatriotas, de sus amigos íntimos, asociados o compañeros de estudios. Cuando alguien recibe un reconocimiento especial, una ganancia inesperada, tiene un éxito notable o alcanza una meta, casi les parece que les han arrebatado algo a ellos. Por eso es que ahora hemos escuchado, de algunos congresistas, falsos argumentos tratando de disfrazar la verdad.

Para esas personas con mentalidad de escasez, es difícil ser miembros de un equipo con miembros complementarios; consideran las diferencias como signos de insubordinación y deslealtad...

El señor PRESIDENTE.— Señor congresista, le hemos puesto su tiempo. ¿Podría usted concluir su intervención?

El señor ALIAGA ARAUJO (C90-NM).— Gracias, señor Presidente.

La mentalidad de abundancia surge, pues, de una profunda sensación interior de valía y seguridad personales. Se trata del paradigma de que en el mundo hay lo bastante como para que nadie se quede sin lo suyo.

El resultado es que compartan el prestigio, el reconocimiento, las utilidades, la toma de decisiones, se generen posibilidades, opciones, alternativas y creatividad; es decir, de una gran familia globalizada.

La firma de la paz es una victoria pública y humana, lo que no significa victoria sobre otras personas sino el éxito en la interacción efectiva que genera resultados beneficiosos para peruanos y ecuatorianos, victoria pública que significa trabajo conjunto, comunicación conjunta, optimización del sinarquismo, solidaridad, lograr juntos que sucedan las cosas imposibles de obtener mediante esfuerzos independientes y aislados; y tiene sus raíces en el paradigma de la mentalidad abundante.

El señor PRESIDENTE.— Señor Aliaga, ahora se le ha vencido la prórroga que le hemos otorgado. Por favor, le agradecería poder concluir a fin de continuar con otros oradores que también desearían tener la oportunidad.

El señor ALIAGA ARAUJO (C90-NM).— Señor Presidente, yo he tomado los diez minutos del congresista Rengifo, por eso le he dado una interrupción de seis minutos al congresista Ferrero. Le agradecería por lo menos que mi tiempo se considere. Faltan dos o tres minutos, señor Presidente.

Solamente quiero enfatizar esto, que es importante, señor Presidente: ¿cuántos niños son maltratados y engañados a vivir con rencor y violencia en las fronteras, sin tener culpa alguna, distorsionando la verdad de las relaciones humanas? Ellos crecen odiándose unos a otros, y mañana más tarde no podrán ser útiles para aportar un valor efectivo a la sociedad.

Los niños, los jóvenes, señor Presidente, y los hijos en general constituyen el mejor argumento que les puedo proporcionar ahora de por qué tenemos que apoyar este acto histórico que revolucionará y cambiará la historia del Perú para construir un nuevo orden económico más justo sobre la base y experiencia de más de cincuenta y seis años de luchas permanentes entre ambos países.

Tenemos la obligación de devolver a nuestros hijos su derecho a desarrollarse en paz; su derecho inalienable a jugar en forma libre, sin tensiones; a soñar; a una felicidad compartida; en otras palabras, a realizarse como seres humanos libres, sin odios ni rencores.

Como dijo el presidente Fujimori, señor Presidente, pasamos el umbral de un pasado negativo a un futuro próspero donde la historia del mundo se ha enriquecido con este acuerdo suscrito de paz, amistad, límites e integración.

Por eso, termino diciendo, señor Presidente, esta frase que dice: si continúas haciendo lo que siempre has hecho, seguirás recibiendo lo que siempre has recibido; desafiamos la vida, señor Presidente; no digas que no puedes hacer nada por el bien de los demás; cuántos pagarían una fortuna para poder hablar como tú; cuántos paralíticos quisieran poder dar los pasos que
tú das; cuántos millonarios entregarían sus riquezas para tener la décima parte de tu fe; no digas que no puedes hacer nada; comparte los bienes físicos, morales y espirituales que Dios te dio con actitudes de valor, amistad y solidaridad.

Por ello, señor Presidente, aprobemos con dignidad, orgullo y satisfacción estos tratados por unanimidad, para que mañana más tarde digamos: no hemos vivido por gusto, sino hemos dado nuestro máximo esfuerzo para beneficio de nuestras futuras generaciones.

Muchas gracias.

—Reasume la Presidencia el señor Víctor Joy Way Rojas.

El señor PRESIDENTE.— Tenemos una visita de ilustres representantes de los aguarunas-huambisas de la etnia jíbaros, de Condorcanqui, Amazonas.

Está el señor Secretario General del Movimiento Indígena del Perú, está el líder de la Organización de la Central de Comunidades Aguarunas del Alto Marañón, el Presidente de la Organización de Desarrollo de Comunidades Indígenas Fronterizas del Cenepa, y también el Presidente de la Federación de las Comunidades Nativas del Río Santiago.

Bienvenidos.

(Aplausos.)

Señor Jorge del Castillo.

El señor DEL CASTILLO GÁLVEZ (PAP).— Señor Presidente, le ruego un minuto. Hubo una alusión personal del señor Ferrero, solamente permítame contestarla en el más breve tiempo.

El señor PRESIDENTE.— Le pido, por favor, un minuto.

El señor DEL CASTILLO GÁLVEZ (PAP).— Este "falso geógrafo" le quiere contestar a un "verdadero geógrafo" como el doctor Ferrero, que no sé qué título tendrá para asumir ser un perito sobre la materia.

Yo me quiero referir a una cuestión que es netamente histórica.

Llevar la frontera por acá (señala punto en el mapa) no ha sido ningún capricho de quien habla, ésta ha sido la tesis del Perú durante más de cincuenta años. Fue planteada por la comisión demarcadora que el Perú tenía, a cargo en ese entonces del teniente Villa Salcedo —luego almirante de nuestra Armada—; y sostenida por la Cancillería durante muchísimos años.

Así es que yo quiero dejar muy en claro que este elemento de acá, Kaputna, de acuerdo a la propia definición del Diccionario de la Lengua constituye lo que se denomina un contrafuerte.

Contrafuerte no es donde acaba la cordillera, sino la cordillera secundaria opuesta a la cordillera original...

... Perdón, señor, le ruego, por favor...

El señor PRESIDENTE.— Lo lamento, señor Del Castillo.

El señor DEL CASTILLO GÁLVEZ (PAP).— Diez segundos, por favor.

El señor PRESIDENTE.— No podemos entrar nuevamente a un tema que puede demandar muchísimo tiempo.

... Le pido que concluya.

El señor DEL CASTILLO GÁLVEZ (PAP).— Durante la presidencia del doctor Torres y Torres Lara, en los pasillos del Congreso colocaron unos mapas del Perú, de la frontera del Perú. Entre esos cuadros está exactamente el mapa de la Cordillera del Cóndor, que concluye acá (señala punto en el mapa); y, de ese mapa levantado por la Dirección General de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú, que es el que se exhibe en el Congreso de la República por disposición del ex presidente, el doctor Carlos Torres y Torres Lara, consta que sigue efectivamente aquí (señala punto en el mapa) el contrafuerte, y que de allí para acá continuaba la frontera. Esa línea ha sido tachada en ese mapa; pero lo que no han podido tachar es la existencia del contrafuerte.

Yo solamente insisto de la manera más modesta, porque no aspiro absolutamente a ningún conocimiento técnico sobre la materia, pero sí a refugiarme en lo que fue la tesis del Perú durante
más de cincuenta años. Si eso es materia de burla por el señor Ferrero o por alguien, yo lo lamento mucho; pero ésta fue la posición oficial de nuestro país.

El señor PRESIDENTE.— Invito a los señores congresistas que les falta hacer uso de la palabra a no hacer alusiones, porque eso obliga necesariamente a conceder la palabra a quien se siente aludido.

Puede hacer uso de la palabra el señor Carlos León Trelles.

El señor LEÓN TRELLES (C90-NM).— Muchas gracias, señor Presidente.

Inicio mi intervención indicando que la paz y la seguridad son condiciones indispensables para el cabal ejercicio de la libertad y la democracia.

La paz entre el Perú y Ecuador constituye todo un desafío para la creatividad y la acción empresarial conjunta de ambos países.

Se concluyó recientemente con la firma del Acta de Brasilia realizada el 26 de octubre en Itamaraty.

La energía y el esfuerzo desplegados durante tantas décadas para conseguir la paz deberán transformarse en un impulso constructivo que incremente el comercio y riqueza para ambos pueblos.

Sin duda, estamos nuevamente ante una decisión histórica y de trascendental importancia que debemos asumirla con absoluta responsabilidad, particularmente en mi caso, por ser representante de un departamento fronterizo con el Ecuador, como es Piura.

El Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad, así como el Tratado de Comercio y Navegación suscritos entre el Perú y el pueblo de Ecuador son instrumentos jurídicos internacionales que normarán, en el largo plazo, nuestras relaciones bilaterales.

Si hablamos de los resultados del Acuerdo de Paz, debo precisar que recientemente, el 5 de noviembre, más de cuatrocientos empresarios de las localidades fronterizas del norte del Perú y del sur de Ecuador se han reunido en el departamento de Piura con la finalidad de conformar la Asociación de Cámaras de Fronteras (ACAFEP), con las firmas del ingeniero Oscar Iturrino, representante de la Cámara de Comercio de Piura; y del señor Jarme Villavicencio, de la Cámara de Comercio de Loja.

Este hecho constituye el primer esfuerzo privado para la integración económica y comercial de las zonas fronterizas con el fin de impulsar los sectores comercial, agrícola y turístico.

Uno de los retos en esa firma ha sido incrementar el comercio que tenemos actualmente con el Ecuador, que llega a 270 millones de dólares. Pensamos que fácilmente podemos llegar a unos mil millones, y así superar el actual comercio que tiene Ecuador con Colombia, que llega a 900 millones.

Señor Presidente, como lo he dicho, provengo de un departamento fronterizo como el Ecuador. Sabemos lo que es vivir en angustia en una guerra latente; por eso, ahora saludamos con gratitud la paz. Y no comprendo realmente cómo otros conciudadanos se niegan a aceptar esta paz. Debe ser porque no viven realmente en la frontera —como muchos han hablado, y creo que ni siquiera la conocen—, y, por lo tanto, no sufren los riesgos y temores de los pueblos que viven en esta condición.

A aquellos no los culpo de antipatriotas. Es gente de oposición al Gobierno; ése es su papel; ésa es la democracia: tratar de opacar el gran triunfo del Gobierno por el que en este momento estamos pasando.

Es por esta paz, señor Presidente, que hoy, el dinero destinado por muchos años a un armamentismo absurdo,... a partir de este momento la plata será canalizada en el desarrollo del país, permitiendo la atención de otras demandas y necesidades prioritarias que redundarán en beneficio de nuestra nación.

Pienso que habrá la posibilidad y oportunidad del apoyo a sectores que hoy se encuentran marginados —como es, desgraciadamente, la agricultura— y que tanto necesita el país para poder hacer un país fuerte.

Por lo dicho, señor Presidente, y convencido una vez más de que la paz acordada con el Ecuador será el arma fundamental que impulsará el desarrollo y un futuro promisorio para nuestras generaciones futuras, votaré a favor.

Muchísimas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Juan Hermoza.

El señor HERMOZA RÍOS (C90-NM).— Gracias, Presidente.

En este amplio debate, señor, aún hemos escuchado posiciones discordantes de quienes se oponen a la ratificación del Tratado de Comercio y Navegación y al Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad suscritos por el Perú y el Ecuador luego de más de ciento sesenta años de malentendidos y tensiones que mantuvieron separados a dos pueblos hermanos.

Este histórico proceso culminado por los presidentes Fujimori y Mahuad ya ha sido desarrollado dentro de los lineamientos establecidos en el Protocolo de Río de Janeiro, suscrito en el año 42, y sus demás instrumentos complementarios.

Quienes se oponen a la aprobación de los tratados, en su momento también exigían información sobre las conversaciones que se llevaban a cabo entre los representantes diplomáticos del Perú y del Ecuador y que han sido plasmados en los documentos que hoy debatimos.

Al haber de por medio el compromiso de una moratoria informativa, ésta no podía ser proporcionada en su totalidad, por ser un elemento importante en las negociaciones demarcatorias, compromiso que nosotros sí cumplimos para no perturbar el avance de dicho proceso.

Lamentablemente, señor, como siempre, no faltaron algunos grupos políticos y personajes de la oposición que aprovecharon esta moratoria para desinformar a la opinión pública distorsionando el contenido de estos acuerdos, confundiendo así a la población.

Recordemos que esta posición ya se había manifestado con ocasión del debate que se llevó a cabo en este Congreso para aprobar la autorización que habían solicitado los países garantes a efectos de que su opinión tuviera carácter vinculante para ambos países. Dicha autorización se aprobó por 86 votos en histórica sesión.

El proceso de paz global y final llevado a cabo por ambos países ha merecido el reconocimiento de la comunidad internacional, pues significa un magnífico ejemplo de cómo las naciones civilizadas deben resolver sus diferencias aportando para ello su voluntad de paz, las inteligencias de sus hombres y el respeto a las normas del derecho internacional público.

Esto refleja y permite el cabal logro de una paz auténtica y facilita las vías del desarrollo para los países involucrados. Las naciones del mundo han sido mudos testigos de la suscripción del Acta Presidencial de Brasilia. La televisión y demás medios informativos lo han transmitido al mundo entero y, en cierta forma, este testimonio es una garantía para su cumplimiento.

Es necesario resaltar también, señor, que el Tratado de Comercio y Navegación tiene un fundamento jurídico e histórico en el artículo sexto del Protocolo de Río de Janeiro, el cual establece que el Ecuador gozará de facilidades para la navegación similares a las de Brasil y Colombia, más aquellas que fueran convenidas en un tratado de comercio y navegación, que es uno de los instrumentos que hoy debatimos.

Es decir, es un aspecto considerado desde el año 1942 y que nuestro país, respetuoso de sus compromisos, está en la obligación de asumir.

Con respecto al Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza y Desarrollo, decimos que este instrumento bilateral encuentra sustento en el hecho de que en la actualidad el desarrollo de los países no se da de manera aislada. Prima hoy en el mundo la idea de las integraciones regionales, que permiten un desarrollo conjunto de acuerdo a los objetivos y necesidades comunes de las poblaciones y que sus gobernantes están en la obligación de lograr.

A los que se oponen, les decimos: no podemos marchar contra la historia y un nuevo rumbo de las sociedades civilizadas.

¿Será acaso que, en su miopía política, estos —felizmente, pocos— miembros de la oposición no ven la trascendencia de los tratados que debatimos y el éxito que significan para todos los peruanos, y sólo reducen su percepción al hecho de que ha sido el presidente Fujimori su gestor, y, por lo tanto, dicen: hay que oponerse?

Olvidan que, luego de la firma del Acta Presidencial de Brasilia, estos tratados han sido ampliamente debatidos en la Comisión de Relaciones Exteriores, en la cual hay que resaltar la ponderación, el acierto, la eficiencia de su presidente, el congresista Oswaldo Sandoval, quien ha sabido convocar a diversas personalidades e instituciones que en sus opiniones han argumentado a favor de la aprobación de estos tratados por no contener en sus textos artículo alguno lesivo a los intereses del país.

Ha quedado claro, entonces, para la opinión pública, para los que hoy siguen el debate a través de la televisión y la radio, que no se ha perdido soberanía y no se ha cedido territorio o permitido enclaves.

¿Será que los opositores asumen una actitud mezquina y ven el éxito del Perú sólo como el éxito del presidente Fujimori?

¿Será acaso que hay un cálculo político de la oposición porque su agenda se les acabó?

Recordemos que en otras oportunidades se opusieron a las medidas para luchar contra el narcotráfico o el terrorismo, y que luego han terminado por aceptar estos logros. Asimismo, se han opuesto a las acciones adoptadas respecto a la seguridad ciudadana, y hoy ya se advierten importantes resultados.

Culminado el proceso de paz definitivo con el Ecuador, ahora el Presidente ha dirigido nuevamente su vista hacia el interior del país, preocupándose por los urgentes problemas y las nuevas medidas que el Gobierno adoptará para su solución, como por ejemplo las anunciadas por el señor Presidente en el CADE 98, las cuales tienen la intención de reducir los sobrecostos y promover la inversión y la competitividad de las empresas.

Por último, debemos destacar la significativa inversión en las zonas aledañas a la frontera común con el Ecuador de unos mil millones de dólares —500 millones aportados por el BID y 500 millones por la CAF—, independientemente, claro está, del proyecto que prepara el Ejecutivo para el desarrollo integral de la amazonía, el cual crearía condiciones especiales y beneficios tributarios para promover la inversión privada tendiente a generar empleo y combatir la pobreza.

Para terminar, señor Presidente, me permito hacer un público reconocimiento a nuestros cancilleres Francisco Tudela, Eduardo Ferrero y Fernando de Trazegnies; a nuestras Fuerzas Armadas, que en los últimos años han sabido dar el total respaldo para que puedan darse las conversaciones necesarias en este proceso de paz; al ex presidente Morales Bermúdez; a historiadores como Pons Muzzo y Denegri; a Fernando Schwalb, así como a connotados miembros de la Iglesia Católica como Luis Bambarén y Juan Luis Cipriani; a Bravo Kisic; a los congresistas Lourdes Flores, José Barba, Agustín Mantilla, Lastenio Morales.

También, señor, a los medios de comunicación como Expreso, El Comercio y el diario El Sol, a todos los canales de televisión y a Radio Programas del Perú y a todas las personas e instituciones que de una u otra manera han contribuido a la culminación de este proceso de paz.

Merecen un especial reconocimiento también, señor, los cuatro países garantes del Protocolo de Río de Janeiro, a través de sus presidentes Fernando Cardoso, Eduardo Frei, Bill Clinton y Carlos Saúl Menem, así como la preocupación de nuestro Santo Padre.

Por último, señor Presidente, cerrada nuestra frontera, queda a todos los peruanos, dentro y fuera del Congreso y en cada una de las actividades que realice, trabajar por un país más unido y con bienestar para todos.

Mi voto será por la paz y el desarrollo.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias.

Tiene la palabra el señor José Barba.

El señor BARBA CABALLERO (CODE-AP).— Señor Presidente: Hace apenas unos días, expresó el embajador Arias Schreiber que probablemente ha de pasar un buen tiempo para que los ciudadanos del Perú y del Ecuador puedan tener una visión objetiva de los resultados alcanzados.

Contra esos resultados, sin duda altamente positivos para ambos países, conspiran elementos adversos, como son la desinformación, factores emocionales, distintas percepciones y comprensibles intereses políticos, que son los que dificultan el consenso interno en el Perú.

Pero esta falta de consenso interno, aunque parezca una paradoja, ha contribuido notablemente al proceso de paz, pues, si todo hubiese sido uniformidad y alegría en este lado de la frontera, es evidente que el Ecuador no habría llegado a donde está. Honor, pues, a aquellos que con su radicalismo han contribuido también a que este proceso de paz esté llegando a su final.

El Tratado de Versalles, señor Presidente, que puso fin a la Primera Guerra Mundial, fue, desde todo punto de vista, una victoria por "goleada" para los países vencedores; pero ese mismo tratado fue la causa de la Segunda Guerra Mundial. Y es que, en asuntos de frontera, la alegría y alborozo en un país suelen ser frustración y odio en la otra parte.

Dicen los expertos en psicología social que, para que una paz sea duradera, se requiere que los pueblos perciban que lo que ha sucedido y lo que ha concluido es lo que más se parece a un empate.

Por supuesto, éste no es el caso del Perú, que no tendrá que cambiar ni su mapa ni su historia; pero bien actuamos como país al no ufanarnos de esta victoria diplomática, pues de lo que se trata no es de abrir, sino de cerrar las viejas heridas.

Para lograr esta meta, señor Presidente, se requiere de prudencia, de tacto y de un sentido de trascendencia histórica, que lamentablemente no tienen todos los seres humanos.

Afortunamente, señor Presidente, somos parte de un pueblo viejo, sabio y milenario, que le basta escuchar a sus políticos para saber de qué lado está la verdad.

Por estas razones, no me preocupan los profetas de mal augurio que sueñan con repetir en todo el Perú la tragedia del noble pueblo loretano.

A lo largo de todo este debate, de este intenso debate, señor Presidente, yo he escuchado decir, y comparto en alguna medida estas críticas, que Tiwinza no es un asunto, por ejemplo, de kilómetros, sino de principios; y que el Perú debió de haber rechazado en principio esta pretensión ecuatoriana con fundamento y con firmeza; que los parques ecológicos no guardan proporción; que el puesto Teniente Ortiz es una concesión inaceptable; que el Tratado de Libre Comercio y Navegación va más allá del Protocolo de Río.

Aun así, señor Presidente, creo que, si evaluamos sin pasión lo positivo y lo negativo, creemos que el balance va a ser a favor. El solo hecho de que vayamos a cerrar definitivamente nuestra frontera y que tanto el Perú como el Ecuador inauguren una nueva etapa histórica basada en los ideales de la paz, la integración y la cooperación, es infinitamente superior a ese conflicto bélico o a esa paz armada a la que parece que quieren conducirnos algunos con sus discursos.

A mí, señor Presidente, no me preocupa que el señor Fujimori suba cuatro o cinco puntos en las encuestas. Igual los perderá, creo, porque, cuando la tendencia histórica a la baja de un gobierno se inicia, no hay nada que lo detenga. Y si no los pierde, pues bien ganados, señor Presidente.

A mí, señor Presidente, no me preocupa la prensa amarilla, no me preocupan los gritos de las turbas ni las amenazas de un pequeño demagogo, venga de donde venga. Estos tipos, señor Presidente, que posan como guerreros para la foto y que acostumbran gritar como si estuviesen en medio de una guerra civil, a lo máximo que se han enfrentado en la vida real es con una gallina, y tenga usted la seguridad, señor Presidente, que, si se topasen con un ratón, huirían despavoridos. No hay, pues, que tomarlos tan en serio, como no los ha tomado en serio el pueblo peruano.

En suma, señor Presidente, yo quiero decir, en nombre de nuestra agrupación política, que nos sentimos muy satisfechos de haber participado en este largo camino, en este largo proceso que va a ser coronado por la paz.

En líneas generales, y como es evidente, no es un final con paisaje de estrellas, pero es un final aceptable. Ahora lo que sigue, ahora lo que resta es afirmar la paz en nuestras conciencias y en ver a los ecuatorianos no como enemigos, sino como hermanos con un destino común.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra la doctora Martha Chávez.

La señora CHÁVEZ COSSÍO DE OCAMPO (C90-NM).— Señor Presidente, me ha solicitado una interrupción de un minuto el señor congresista Ferrero.

Con su anuencia, Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede interrumpir, doctor Ferrero. Le pido, por favor, con la mayor brevedad posible.

El señor FERRERO COSTA (C90-NM).— Para responder una última intervención sobre el famoso tramo de Cusumaza-Bumbuiza al codo del Yaupi con el Santiago, y decir lo siguiente:

Primero, la frontera con el Ecuador tiene casi 2 mil kilómetros. De todo ese tramo, esos 12 rectos son los únicos en los que hay un acta en la que Ecuador dice: para mí la línea es por acá; y el Perú dice, en la misma acta: para mí, la línea es por allá. Es el único tramo. Desde esa época, desde el año 47, la diferencia estuvo siempre reconocida por los dos países.

Ahora, ¿cómo lo resolvieron? En el 50, nada; en el 60, nada; hasta el 98. El 98 les pidieron la opinión a los técnicos de los países garantes, y los técnicos de los países garantes dijeron: por ahí va la línea. Y, cuando este Congreso dijo: "ahora, la decisión de los garantes que sea vinculante", entonces eso, que era una opinión, se convierte en una obligación; por lo tanto, el Perú debe cumplirla.

El señor PRESIDENTE.— Puede continuar, doctora Martha Chávez.

La señora CHÁVEZ COSSÍO DE OCAMPO (C90-NM).— Gracias, Presidente.

Señor Presidente, se ha dicho...

... Desafortunadamente, no voy a conceder más interrupciones, porque, si no, no tengo... Me sabrán excusar, pero no voy a tener el tiempo necesario.

Señor Presidente, no voy a abundar en los aspectos técnicos, que han sido brillantemente expuestos por las personas que me han antecedido y que además han sido y serán sustentados adecuadamente por una serie de personalidades, las que incluso, sin tener un cargo público, por un deber patriótico han contribuido en este largo proceso de conversaciones.

Presidente, a la patria hay que servirla como ella necesita ser servida, y no servirse de ella para fines que quizás en otro contexto pudieran ser legítimos y hasta apreciables, pero que hoy resultan menudos y pequeños.

En momentos como éste, Presidente, deben dejarse atrás intereses personales y de grupo para abrir, al país entero y a su gente, y por qué no, al país del norte y a su propia gente, una oportunidad de progreso real y permanente.

Cumplir una obligación cuesta. Claro que cuesta. Cómo quisiéramos que sólo exigiéramos que se cierre la frontera, que se coloquen los hitos que faltan y no tener que cumplir con las obligaciones que nos impone el Tratado de Paz, Amistad y Límites suscrito por el Perú el año 1942.

Nos hemos quejado, señor Presidente, por las múltiples ocasiones en que nuestro país ha sido víctima de agresiones debido al espejismo creado en el país del norte por políticos interesados en ocultarle a su pueblo la realidad de su situación, derivada, entre otras cosas, de instrumentos internacionales perfectamente válidos.

Sin embargo, aquí hoy vemos cómo políticos —quiero pensar que no son irresponsables, quiero pensar que son inadvertidos y que quieren permanecer en esa condición— pretenden también crear un espejismo, ocultando que nuestro país, el Perú, tiene obligaciones que cumplir derivadas de esa misma norma internacional que le permite exigir el cierre de sus fronteras.

Ésta es la razón, señor Presidente, por la cual nuestro primer mandatario, el ingeniero Fujimori, insistió ante cinco mandatarios ecuatorianos iniciar, mantener, perseverar y llevar a buen término un proceso de conversaciones que resultaba difícil, incierto, incomprendido y muchas veces criticado.

Y es por esa misma razón, señor Presidente, que hoy estamos reunidos, continuando con la sesión del día de ayer, para analizar dos acuerdos que, conforme a nuestra Constitución, deben ser sometidos a la aprobación del Congreso. Ello, a pesar de los creadores de espejismos que aquí en el Perú, señor Presidente, quieren obtener réditos políticos.

Se ha dicho que no podemos modificar nada de los tratados que han sido sometidos a nuestra consideración, y presentan ese alegato como si ello fuera negativo.

Se olvidan, sin embargo, que son múltiples los casos, diría yo, es uniforme la experiencia del Congreso cuando, tratándose de aprobar convenios internacionales ya suscritos por el Ejecutivo, no se mueve ninguna coma. ¿Y ello por qué? No solamente por la naturaleza misma de los tratados, sino por qué. Porque la decisión del Parlamento va a ser sobre la aprobación o no aprobación de esos tratados.

Entonces, no hay nada negativo en que aquí, como corresponde, se venga con dos tratados ya suscritos por el Poder Ejecutivo y negociado en base a arduas jornadas en las que, como repito, ha participado gente del más alto nivel que incluso no tendría obligación de haber participado, pero por un esfuerzo patriótico y sometiéndose a los riesgos de las críticas y de los ataques e incluso insultos que de personas irresponsables podían haber sufrido.

Puedo citar las convenciones americanas de derechos humanos, el Tratado Antártico, todos los convenios internacionales de trabajo que han sido aprobados en este Parlamento y en los cuales no se ha movido una coma; y eso no nos quita, como Parlamento ni como poder del Estado, potestad alguna ni tampoco dignidad alguna.

Señor Presidente, se ha hablado igualmente de Tiwinza, como si fuera un elemento que por sí mismo fuera suficiente para negar la aprobación a todo este proceso de conversaciones con el Ecuador.

Es cierto, tenemos que admitir, nos hubiera gustado que no hubiera, pues, un kilómetro dentro de esa amplia zona en la que se produjeron... que fue el escenario de la guerra del Cenepa en el año 1995. Nos hubiera gustado que ni un kilómetro de esa área tuviera que ser transferida al Ecuador; aun cuando, señor Presidente, esa trasferencia fuera, como lo ha sido, sujeta a las leyes peruanas en condición de propiedad privada; propiedad, además, restringida al uso para determinados fines compatibles siempre con nuestra ley y que no puede ser transferida.

Nos hubiera gustado; sin embargo, señor Presidente, no podemos dejar de hacer un juicio de valor, de poner en una balanza, por un lado, la paz, el progreso, la tranquilidad; y, en el otro, esa extensión de cien hectáreas y llegar a la conclusión de que, aunque no nos guste esa transferencia, conviene, señor Presidente, aceptarla, porque, además, ni pone en peligro la viabilidad de nuestro país ni colisiona con nuestra Constitución ni con nuestras leyes.

En efecto, pregunto, señor Presidente: ¿alguien puede poner en duda que hoy en el Perú cualquier persona puede comprar cualquier cantidad de terreno, sea de cien, doscientas, trescientas, mil hectáreas, tres mil hectáreas? Además, ¿que esa misma propiedad pueda ser destinada a cualquier uso también compatible con las leyes peruanas y pueda, sin embargo, ser transferida, regalada, vendida a cualquier nacional o extranjero, e incluso a cualquier estado extranjero? ¿Alguien podría decir, sobre todo los abogados que han asesorado, asesoran o quisieran asesorar a particulares, que no pueden comprarse una propiedad aquí y venderla, incluso regalarla, a un país, a un estado americano, a un estado europeo o africano?

¿No saben acaso, señor Presidente, que nuestra Constitución prevé también que la limitación a la propiedad privada de extranjeros a los cincuenta kilómetros de nuestra frontera puede ser eliminada o levantada con sólo un decreto supremo, tal como lo prevé expresamente nuestra Constitución?

Creo, señor Presidente, que los políticos aquí presentes —sean o no abogados, pero sobre todo ellos— se oponen a este proceso y a estos acuerdos por razones no elevadas. Ven, en la negativa, en la oposición, a esto como un vehículo para conseguir la presencia que no tienen, que han perdido o que quisieran tener.

No sólo resulta patético, Presidente, ver que parlamentarios que están obligados a conocer la Constitución hoy afirmen que van a propiciar un referéndum en una determinada localidad del Perú, sabiendo que, si quisieran promover un referéndum, tendrían que promoverlo a nivel nacional, porque la Constitución —que solamente puede ser reformada conforme ella señala, y entre ellas la del referéndum— exige y prevé que el Perú es una república unitaria; y que para cambiar ese sistema tendría que modificarse la Constitución a través de un referéndum, que no puede ser un referéndum realizado en la localidad, por más querida que sea para cualquiera de nosotros, sino tiene que ser un referéndum a nivel nacional.

Entonces, ¿no resulta patético eso, Presidente, que aquí los parlamentarios olviden lo que hasta la propia Constitución dice? ¿No resulta patético acaso que sean esos parlamentarios los que hagan creer a los ciudadanos que es verdad lo que dicen, no obstante que saben ellos que la Constitución dice otra cosa?

Señor Presidente, creo que es conveniente también señalar que no es justo identificar al pueblo de Loreto con algunos vándalos o con algunas personas que, sin tolerar la opinión ajena, han causado, eso sí, destrucción irrecuperable de riqueza documentaria que pertenece no solamente a su localidad, sino a todo el Perú.

No es justo tampoco identificar a todas aquellas personas que están en desacuerdo con lo que se ha hecho con aquellos políticos que, queriendo tener —como he dicho— presencia, atacan estos acuerdos, a pesar de que saben que son positivos para el país. No metamos a todas las personas en un mismo saco, señor Presidente, porque no es así.

Quien habla —ya que algunos parlamentarios se han permitido esa licencia—, es descendiente directa, bisnieta de una persona que peleó precisamente en el Cenepa a inicios de este siglo, a quien conocí sólo por las cartas cariñosas que cursó a sus familiares directos y por lo que dice el historiador Basadre de sus hazañas, que le han valido ser reconocido como defensor calificado de la patria y que una guarnición y una localidad en la provincia de Condorcanqui, en el departamento de Amazonas, precisamente al pie de la Cordillera del Cóndor, lleve su nombre, lleve su apellido. Es el teniente coronel Juan Francisco Chávez Valdivia, Presidente, cuyo ancestro, para mí, es cierto, es gratuito; viene no por mis méritos, viene debido a que así ha querido la vida.

En nombre de ese ancestro, señor Presidente, y recordando lo que una madre, la señora Martha Tirado de Robledo, madre que ha perdido a sus dos hijos, madre cuya sangre está derramada en el Cenepa y quien felicita estos acuerdos, en nombre de ellos, señor Presidente, debemos decir que hay que mirar al futuro, que se honra a quienes dieron su vida, a quienes dieron su salud en defensa de la patria buscando la viabilidad de la misma, buscando, señor Presidente, que haya futuro.

Nuestros héroes no murieron por el pasado, nuestros héroes no murieron para que el país se quedara anquilosado, nuestros héroes murieron y dieron su vida para que el Perú saliera adelante. Y eso es lo que estamos tratando de hacer ahora, señor Presidente.

Digo: obras son amores y no buenas razones, Presidente.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, doctora Martha Chávez.

Con esto hemos cerrado la lista de oradores.

Vamos a pedirle al señor Oswaldo Sandoval una intervención final.

El señor SANDOVAL AGUIRRE (C90-NM).— Muchas gracias, señor Presidente.

En primer lugar, y en esta una muy breve y final palabra, permítanme primero agradecerles por los elogiosos comentarios de algunos de los colegas; comentarios y elogios que, obviamente, los acepto en nombre de todos los miembros de la Comisión.

Señor Presidente, la señora Graciela Fernández Baca, en su intervención, propuso algunas modificaciones a la fórmula legal incluida en los dictámenes de la Comisión. Aceptamos esas modificaciones, porque tiene razón la doctora Fernández Baca: las sugerencias de ella hace que éstas sean mejores. Hemos hecho ya llegar a la Mesa, señor Presidente, la fórmula legal con nuestras firmas.

Deseo también, señor Presidente, proponer que usted, al momento de pasar a la votación, lo haga dictamen por dictamen; es decir, que se vote el Tratado de Comercio y Navegación y luego el Tratado de Integración Fronteriza en el orden que usted así lo indique.

Asimismo, señor Presidente, deseo proponer que la votación sea nominal.

Señor Presidente, a lo largo de estas casi dieciocho horas que ha durado esta sesión, que se inició ayer, todos los argumentos han sido dichos. Todos los temas relacionados con los tratados, e incluso el del acuerdo global y definitivo, han sido mencionados, unos para apoyarlos y otros para rechazarlos. Pero tanto unos como otros, señor Presidente, y así lo reconocemos, les reconocemos a todos su peruanidad y su patriotismo, porque no es a través de las diferencias de opiniones sobre materias de esta naturaleza como se deba calificar a las personas. Nadie, señor Presidente, por haber dado un punto de vista es menos peruano que otro. Y yo estoy seguro de que, en la serenidad del hogar, cada uno de nosotros seguramente podríamos y deberíamos admitir tal realidad.

Es por ello, señor, que sólo podríamos explicarlo, y no, obviamente, justificarlo, que en el fragor de los debates que se han llevado a cabo ayer y hoy se hayan usado algunos calificativos y algunos adjetivos que creo que son inapropiados, sobre todo en consideración de la circunstancia de la decisión histórica que tenemos que tomar el día de hoy.

Los votos que emitiremos en los breves minutos próximos, señor Presidente, son, pues, votos calificados todos como votos patrióticos y votos de conciencia, con la acepción muy adecuada que le dio nuestro muy querido y distinguido amigo el congresista Salazar Larraín.

Es por ello, señor, que creo que es el momento de hacer una abstracción y remitirnos a esa conciencia y votar más allá de nuestras condiciones políticas, de nuestras creencias de partido, y pensar que la decisión que estamos por tomar hoy es una decisión que es para toda la vida.

Al terminar, señor Presidente, solamente quiero reiterar mi agradecimiento a los miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores por el extraordinario trabajo que han realizado, por la dedicación y el tiempo que le han dedicado a las sucesivas reuniones que hemos tenido; a los asesores de la Comisión de Relaciones Exteriores también, señor Presidente, por el invalorable apoyo que nos han brindado.

Reiterar nuestro agradecimiento a las sesenta personalidades que nos acompañaron durante las veintiséis horas que duró la sesión permanente en la que se reunió la Comisión de Relaciones Exteriores a efecto de tomar información sobre los puntos de vista de estas personalidades.

Y finalmente, señor, y no porque esto sea menos importante, agradecer a los medios de comunicación. Todos ellos, señor, los medios televisivos, radiales, escritos, las revistas, han sido muy importantes al difundir todas estas sesiones, la de hoy, la de ayer y la de las dos semanas anteriores, cuando la Comisión se reunió mañana y tarde.

Nuestro agradecimiento profundo a los medios de comunicación que, a través de esta acción, han colaborado de una manera muy importante al desarrollo de estos debates.

Y finalmente, señor, sólo una invocación, una invocación, señor Presidente, a todos nosotros, a todos los congresistas y a todos los peruanos, que seguramente continuarán en el debate aun después de esta votación, porque, seamos realistas, señor, hoy día tomaremos una decisión, pero el debate continuará; y la invocación, señor Presidente, es que, en este debate que continuará, usemos más sustantivos que adjetivos, debatamos con argumentos y no con insultos. Creo que ésta será la manera más adecuada de realmente contribuir a que en nuestro país, además de la paz que comenzamos con el Ecuador, se inicie una paz interna en la que los sustantivos sean los que predominen y en la que los adjetivos sigan estando de más.

Reitero, pues, señor Presidente, nuestro pedido de la votación nominal de estos dictámenes.

Muchas gracias, señor.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Fernando Olivera para una cuestión de orden.

El señor OLIVERA VEGA (FIM).— Sí, señor Presidente, muy puntual.

Las autoridades del Congreso ecuatoriano han anunciado que ese poder del Estado de Ecuador se va a eximir de aprobar el Tratado de Comercio y Navegación según su orden constitucional.

... Permítanme, por favor, señor Presidente, concluir.

El artículo 36º del Tratado de Comercio y Navegación señala que las partes tendrán igualdad de trato y reciprocidad. El Tratado de Comercio y Navegación establece los centros de comercio y navegación donde hay exoneraciones tributarias, que incluyen el impuesto a la renta, que, según la Constitución ecuatoriana, en su artículo 171º, debe ser aprobado por el Congreso Nacional de Ecuador; el artículo 130º de la Constitución Política del Ecuador señala como deber y atribución del Congreso Nacional establecer, modificar o suprimir mediante ley impuestos, tasas u otros ingresos públicos; el artículo 141º señala que se requerirá de la expedición de una ley para crear, modificar o suprimir tributos.

Señor Presidente, si la reciprocidad que se establece en el Tratado de Comercio y Navegación, en su artículo 36º, es real, debería, entonces, cumplirse con que el Congreso ecuatoriano apruebe este Tratado de Comercio y Navegación, de lo contrario no habría una voluntad política real de querer cumplir la reciprocidad anunciada y acordada.

El señor PRESIDENTE.— Señor Olivera, ¿cuál es la cuestión de orden?

El señor OLIVERA VEGA (FIM).— En consecuencia, señor Presidente...

El señor PRESIDENTE.— Perdón, le pido, por favor, precisar la cuestión de orden.

El señor OLIVERA VEGA (FIM).— La cuestión de orden, señor, en realidad, es una cuestión previa: que se suspenda el debate del Tratado de Comercio y Navegación hasta que el Congreso de la República del Ecuador adopte una determinación, señor Presidente.

"Lima, 15 de noviembre...". Le alcanzo, señor.

Pido que se consulte. Está firmado por todos los congresistas de la oposición.

El señor PRESIDENTE.— Señor Olivera, quiero recordarle lo siguiente...

... No voy a abrir ningún debate.

La consideración de los tratados se está haciendo de acuerdo a la Constitución y las leyes peruanas. Cada país velará para que la ratificación o aprobación de los tratados se haga de acuerdo a su Constitución y a sus leyes. En consecuencia, no hay nada, no hay ninguna cuestión previa que tratar; sin embargo, a efecto de tramitar la cuestión previa, vamos a consultarle al Pleno.

—Al voto, se rechaza la cuestión previa planteada por el señor Fernando Olivera.

El señor PRESIDENTE.— Vamos a darle gusto al señor Olivera.

Se va a rectificar la votación.

—Rectificada la consulta, el Pleno mantiene su determinación por 78 votos en contra y 19 a favor.

El señor PRESIDENTE.— Antes de pasar a la votación, quiero destacar un punto importante:

Hemos concluido el debate de los tratados de Comercio y Navegación y de Integración Fronteriza, que son complementarios al acuerdo de paz suscrito en Brasilia.

En todo este debate ha habido argumentaciones, de casi la gran mayoría de los congresistas, en donde se ha tocado casi todos los ángulos —históricos, técnicos, jurídicos, políticos, de desarrollo y de futuro—. Creo que se han visto los tratados con el más absoluto detalle y con la mayor libertad de expresarse cada uno de los señores congresistas, y con esto cerramos una etapa histórica en el Congreso iniciada con el debate de los días 13 y 14 de octubre, continuada en la Comisión de Relaciones Exteriores y finalizada con el debate efectuado ayer y hoy.

Ahora nos encontramos listos para efectuar una votación histórica en la que, al igual que durante el debate, deberán primar el interés nacional y la visión de futuro para nuestro país.

La responsabilidad de decidir está en nuestras manos. Nos fue confiada por la nación y ella nos exige lo mejor de nosotros para el futuro del país. Sólo puedo recordarles este hecho que todos conocemos e invocar que lo tengamos presente al momento de votar.

Conforme lo planteado, vamos a hacer una votación nominal.

Vamos a pasar lista, a través del Relator, y vamos a votar por separado, en primer lugar, el Acuerdo Amplio
de Integración Fronteriza; y posteriormente, en una segunda votación, el Tratado de Comercio y Navegación.

Le pido al señor Relator pasar lista.

El RELATOR pasa lista.

El señor PRESIDENTE.— Han contestado a la lista 108 señores congresistas.

Antes de votar, vamos a dar lectura al proyecto de resolución legislativa relacionado al Acuerdo Amplio de Integración.

El RELATOR da lectura:

"Resolución Legislativa Aprobatoria del Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus Anexos, entre las Repúblicas del Perú y del Ecuador

El Congreso de la República;

Ha dado la Resolución Legislativa siguiente:

Artículo Único.— Objeto de la Resolución Legislativa

Apruébase el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus Anexos, suscrito entre las Repúblicas del Perú y del Ecuador el 26 de octubre de 1998, remitido al Congreso de la República para su aprobación."

El señor PRESIDENTE.— Como acordamos, se va a votar nominalmente.

Los señores congresistas que estén de acuerdo se servirán manifestarlo pronunciando "sí"; los que estén en contra, "no"; y quienes se abstengan lo harán saber expresando su decisión en ese sentido.

El RELATOR pasa lista para efectos de la votación.

El señor PRESIDENTE.— Para que no haya malos entendidos, el voto del doctor Enrique Chirinos Soto no ha sido registrado en esta votación.

El resultado de la votación es el siguiente: han votado por el SÍ, 85 señores congresistas; por el NO, 21 señores congresistas; y 3 señores congresistas se abstuvieron.

En consecuencia, ha sido aprobado el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus anexos, suscritos entre la República del Perú y la República del Ecuador.

—Señores congresistas que votaron por el SÍ: Marcenaro Frers, Blanco Oropeza, Salgado Rubianes de Paredes, Abanto Pongo, Aliaga Araujo, Amorín Bueno, Amurúz Gallegos, Avendaño Valdez, Baella Tuesta, Barba Caballero, Barbarán Rengifo, Campos Baca, Ciccia Vásquez, Colchado Arellano, Chang Ching, Chávez Cossío de Ocampo, Chávez Serrano, Chiroque Ramírez, Delgado Aparicio, Díaz Bringas, Díaz Díaz, Espichán Tumay, Espinoza Matos, Ezquerra Cáceres, Fernández Baca de Valdez, Fernández Bustinza, Ferrero Costa, Figueroa Vizcarra, Flores Flores, Forsyth Mejía, Ghilardi Alvarez, Gutiérrez Mercedes, Heresi Abdelnour, Hermoza Ríos, Hildebrandt Pérez Treviño, Jhong Junchaya, Lam Alvarez, Larrabure Gálvez, León Trelles, Lozada de Gamboa, Mantilla Campos, Martorell Flores, Matsuda Nishimura, Medelius Rodríguez, Mellado Céspedes, Morales Costa, Muñiz Ziches, Noriega Febres, Núñez Román, Pando Pacheco, Pardo Mesones, Patsías Mella, Pulgar Lucas, Quicaña Avilés, Ramos Santillán, Reátegui Trigoso, Reggiardo Sayán, Revilla Jurado, Rey Rey, Reynafarje Abensur, Rodas Díaz, Ruiz Caro Alvarez, Ruiz Dávila, Salazar Larraín, Samalvides Dongo, Sánchez Vega, Sandoval Aguirre, Santa María, Sato Abe, Siura Céspedes, Torrejón Riva de Chincha, Torres y Torres Lara, Trelles Montero, Umezawa Yokoyama, Urrelo Guerra, Vargas Marín, Vega Ascencio, Velásquez Ureta, Velit Núñez, Vicuña Vásquez, Vidarte Correa, Vilchez Malpica, Villasante Chambi y Zevallos Ríos.

—Señores congresistas que votaron por el NO: Alva Orlandini, Breña Pantoja, Cáceres Velásquez, Cardoso Romero, Cerro Moral, Coral Pérez, Chipoco Cáceda, Del Castillo Gálvez, Donayre Lozano, Estrada Choque, Gamarra Olivares, Guerra-García, Lajo Lazo, Llerena Marotti, Mohme Llona, Olivera Vega, Pease García, Salazar Vargas, Townsend Diez Canseco, Velásquez Quesquén y Zumaeta Flores.

—Señores congresistas que se abstuvieron: Estrada Pérez, Grados Bertorini y Reto Neyra.

—El texto aprobado es el siguiente:

"Resolución Legislativa Aprobatoria del Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus Anexos, entre las Repúblicas del Perú y del Ecuador

El Congreso de la República, en uso de las atribuciones que le confieren los artículos 56º y 102º, inciso 3) de la Constitución Política del Perú y el artículo 4º de su Reglamento;

Ha dado la Resolución Legislativa siguiente:

Artículo Único.— Objeto de la Resolución Legislativa

Apruébase el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus Anexos, suscrito entre las Repúblicas del Perú y del Ecuador el 26 de octubre de 1998, remitido al Congreso de la República para su aprobación.

Comuníquese, etc."

El señor PRESIDENTE.— Señor Relator, dé lectura al proyecto de resolución legislativa sobre el Tratado de Comercio y Navegación.

El RELATOR da lectura:

"Resolución Legislativa Aprobatoria del Tratado de Comercio y Navegación Suscrito entre las Repúblicas del Perú y del Ecuador

El Congreso de la República;

Ha dado la Resolución Legislativa siguiente:

Artículo Único.— Objeto de la Resolución Legislativa

Apruébase el Tratado de Comercio y Navegación, suscrito entre las Repúblicas del Perú y del Ecuador el 26 de octubre de 1998, remitido al Congreso de la República para su aprobación."

El señor PRESIDENTE.— Se va a votar nominalmente.

Los señores congresistas que estén de acuerdo se servirán manifestarlo pronunciando "sí"; los que estén en contra, "no"; y quienes se abstengan lo harán saber expresando su decisión en ese sentido.


El RELATOR pasa lista.

El señor PRESIDENTE.— El resultado de la votación es el siguiente: han votado por el SÍ, 85 señores congresistas; por el NO, 21; y 3 abstenciones.

En consecuencia, ha sido aprobado el Tratado de Comercio y Navegación suscrito con la República del Ecuador.

(Aplausos.)

—Señores congresistas que votaron por el SÍ: Marcenaro Frers, Blanco Oropeza, Salgado Rubianes de Paredes, Abanto Pongo, Aliaga Araujo, Amorín Bueno, Amurúz Gallegos, Avendaño Valdez, Baella Tuesta, Barba Caballero, Barbarán Rengifo, Campos Baca, Ciccia Vásquez, Colchado Arellano, Chang Ching, Chávez Cossío de Ocampo, Chávez Serrano, Chirinos Soto, Chiroque Ramírez, Delgado Aparicio, Díaz Bringas, Díaz Díaz, Espichán Tumay, Espinoza Matos, Ezquerra Cáceres, Fernández Baca de Valdez, Fernández Bustinza, Ferrero Costa, Figueroa Vizcarra, Flores Flores, Forsyth Mejía, Ghilardi Alvarez, Gutiérrez Mercedes, Heresi Abdelnour, Hermoza Ríos, Hildebrandt Pérez Treviño, Jhong Junchaya, Lam Alvarez, Larrabure Gálvez, León Trelles, Lozada de Gamboa, Mantilla Campos, Martorell Flores, Matsuda Nishimura, Medelius Rodríguez, Mellado Céspedes, Morales Costa, Muñiz Ziches, Noriega Febres, Núñez Román, Pando Pacheco, Pardo Mesones, Patsías Mella, Pulgar Lucas, Quicaña Avilés, Ramos Santillán, Reátegui Trigoso, Reggiardo Sayán, Revilla Jurado, Rey Rey, Reynafarje Abensur, Rodas Díaz, Ruiz Caro Alvarez, Ruiz Dávila, Salazar Larraín, Samalvides Dongo, Sánchez Vega, Sandoval Aguirre, Santa María, Sato Abe, Siura Céspedes, Torrejón Riva de Chincha, Torres y Torres Lara, Trelles Montero, Umezawa Yokoyama, Urrelo Guerra, Vargas Marín, Vega Ascencio, Velásquez Ureta, Velit Núñez, Vicuña Vásquez, Vidarte Correa, Vilchez Malpica, Villasante Chambi y Zevallos Ríos.

—Señores congresistas que votaron por el NO: Alva Orlandini, Breña Pantoja, Cáceres Velásquez, Cardoso Romero, Cerro Moral, Coral Pérez, Chipoco Cáceda, Del Castillo Gálvez, Donayre Lozano, Estrada Choque, Gamarra Olivares, Guerra-García, Lajo Lazo, Llerena Marotti, Mohme Llona, Olivera Vega, Pease García, Salazar Vargas, Townsend Diez Canseco, Velásquez Quesquén y Zumaeta Flores.

—Señores congresistas que se abstuvieron: Estrada Pérez, Grados Bertorini y Reto Neyra.

El señor PRESIDENTE.— Señores congresistas, la Presidencia aclara, por información que me acaban de entregar, que el resultado de la primera votación, con relación al Acuerdo Amplio de Integración, ha sido de 84 por el Sí, 21 por el No y 3 abstenciones. Estamos haciendo la corrección del caso.

—El texto aprobado es el siguiente:

"Resolución Legislativa Aprobatoria del Tratado de Comercio y Navegación suscrito entre las Repúblicas del Perú y del Ecuador

El Congreso de la República, en uso de las atribuciones que le confieren los artículos 56º y 102º, inciso 3) de la Constitución Política del Perú y el artículo 4º de su Reglamento;

Ha dado la Resolución Legislativa siguiente:

Artículo Único.— Objeto de la Resolución Legislativa

Apruébase el Tratado de Comercio y Navegación, suscrito entre las Repúblicas del Perú y del Ecuador el 26 de octubre de 1998, remitido al Congreso de la República para su aprobación.

Comuníquese, etc."

Se aprueban dos mociones de orden del día por las que se saluda y se felicita al diario El Sol por la publicación del documento Llegó la Paz, relativo al proceso de conversaciones con el Ecuador; y una moción de orden del día por la que se expresa solidaridad al Secretario General de la Comunidad Andina por los infaustos sucesos acaecidos el 11 de noviembre de 1998 en la sede de dicho organismo

El señor PRESIDENTE.— Hay un punto importante que no debemos olvidar. Hay un consenso muy grande aquí en el Pleno para dar lectura a una moción.

... Les pido sólo un minuto.

El RELATOR da lectura:

"Lima, 12 de noviembre de 1998

Oficio Nº 403-CR-DL-D

Señor

Andrés Marsano Porras

Presidente de "La Gaceta"

Editora del Diario "El Sol"

Tengo el agrado de dirigirme a usted, con la finalidad de remitir, adjunto al presente, la Moción de Felicitación suscrita por los señores Congresistas don Víctor Joy Way Rojas, Presidente del Congreso de la República, don Ricardo Marcenaro Frers, don Carlos Blanco Oropeza, doña Luz Salgado Rubianes de Paredes, don Segundo Vito Aliaga Araujo, doña Martha Hildebrandt Pérez Treviño, don Elferes Vidarte Correa, don Carlos Torres y Torres Lara, don Jorge Ruiz Dávila, don Alberto Sato Abe, don Víctor Fernández Bustinza, don Miguel Quicaña Avilés, don Daniel Zevallos Ríos, don Gamaniel Chiroque Ramírez, don Alejandro Abanto Pongo, don Erland Rodas Díaz, don Oscar Medelius Rodríguez, don Juan Jhong Junchaya, don Jubert Chávez Serrano, don Juan Carlos Lam Alvarez, don José Barba Caballero, don Edilberto Díaz Bringas, don Dennis Vargas Marín, don Luis Umezawa Yokoyama, don Miguel Velit Núñez, don Rigoberto Ezquerra Cáceres, don Cristóbal Villasante Chambi, don Virgilio Gutiérrez Mercedes, don Oswaldo Sandoval Aguirre, don Daniel Espichán Tumay, don Gilberto Siura Céspedes, doña Edith Mellado Céspedes, don Gustavo Flores Flores, don Andrés Reggiardo Sayán, don José Sánchez Vega, don Francisco Pardo Mesones, don Luis Delgado Aparicio, don Adolfo Amorín Bueno, don Samuel Reynafarje Abensur, don Helbert Samalvides Dongo, don Víctor Ruiz Caro Alvarez, don Anselmo Revilla Jurado, don Eusebio Vicuña Vásquez, don Arturo Salazar Larraín, don Máximo San Román Cáceres, don Edgar Núñez Román, don Aldo Estrada Choque, doña Lourdes Flores Nano, don Alfonso Grados Bertorini, don Luis Campos Baca, don Genaro Colchado Arellano, doña María Jesús Espinoza Matos, don Jorge Figueroa Vizcarra, don Juan Bosco Hermoza Ríos, don César Larrabure Gálvez, don Carlos León Trelles, don Oscar Martorell Flores, don Samuel Matsuda Nishimura, don Jorge Muñiz Ziches, don Javier Noriega Febres, don Demetrio Patsías Mella, don Enrique Pulgar Lucas, don Francisco Ramos Santillán, doña Aurora Torrejón Riva de Chincha, don Rafael Urrelo Guerra, don Anastasio Vega Ascencio, don Pedro Vilchez Malpica, doña Martha Chávez Cossío de Ocampo, don Javier Alva Orlandini, don Lastenio Morales Costa, don Rafael Rey Rey, don Alejandro Santa María, doña María del Carmen Lozada de Gamboa, don Carlos Reátegui Trigoso, don Jorge Velásquez Ureta, don Miguel Ciccia Vásquez, don Freddy Ghilardi Alvarez, don Agustín Mantilla Campos, don Róger Amurúz Gallegos, don Jorge Trelles Montero, don Luis Chang Ching, don Moisés Heresi Abdelnour, mediante la cual se saluda al Diario "El Sol" por la exitosa publicación del documento "Llegó la Paz", relativo al proceso de conversaciones con el Ecuador, destacando su esfuerzo en la difusión de los documentos, mapas y opiniones vertidas en el proceso de conversaciones con el Ecuador.

(...)"

"Moción de Felicitación

Primero.— Expresar su más sincera felicitación al señor Presidente de la Empresa Editora La Gaceta S.A. - Diario "El Sol", señor Andrés Marsano Porras, por la publicación del libro "Llegó la Paz", que constituye un valioso material de consulta al alcance de todos los peruanos.

Segundo.— Hacer extensiva la presente felicitación a los directivos, periodistas y personal de la Empresa Editora La Gaceta S.A. - Diario "El Sol" que hicieron posible la edición de esta trascendente publicación.

Tercero.— Transcribir la presente Moción al señor Andrés Marsano Porras, Presidente de la Empresa Editora La Gaceta S.A. - Diario "El Sol".

Víctor Joy Way Rojas.— Martha Chávez Cossío de Ocampo.— Carlos Torres y Torres Lara.— Oswaldo Sandoval Aguirre.— Luis Chang Ching."

"Moción de Solidaridad

1. Expresar su solidaridad y preocupación por los infaustos sucesos acaecidos el día de ayer 11 de noviembre de 1998 en la sede de la Secretaría de la Comunidad Andina en la persona del Dr. Sebastián Alegrett, Secretario General de la Comunidad Andina.

2. Lamentar la pérdida de mobiliario y acervo documentario ocurrida en la sede institucional de la Comunidad Andina.

3. Manifestar el apoyo incondicional en la tarea de reconstrucción y reparación de los daños ocurridos.

4. Remitir la presente Moción de Solidaridad al Secretario General de la Comunidad Andina.

Víctor Joy Way Rojas.— Ricardo Marcenaro Frers.— Carlos Blanco Oropeza.— Luz Salgado Rubianes de Paredes.— Andrés Reggiardo Sayán.— Luis Delgado Aparicio."

El señor PRESIDENTE.— Se van a votar las mociones leídas.

—Al voto, se aprueban, por unanimidad, las mociones de orden del día que han sido leídas.

—Los textos de las mociones aprobadas son los siguientes:

"El Congreso de la República;

Acuerda:

Primero.— Expresar su felicitación, gratitud y saludo al Diario "El Sol" por la exitosa publicación del documento "Llegó la Paz", relativo al proceso de conversaciones con el Ecuador, destacando su esfuerzo en la difusión de los documentos, mapas y opiniones vertidas en el proceso de conversaciones con el Ecuador.

Segundo.— Destacar la importancia y trascendencia de este tipo de esfuerzos en beneficio de la ciudadanía en general, la que de esta manera puede acceder a la información más completa sobre el referido proceso de conversaciones.

Tercero.— Comunicar el texto de la presente Moción de felicitación al señor Andrés Marsano Porras, Presidente de "La Gaceta", editora del Diario "El Sol".

Lima, 10 de noviembre de 1998."

"El Congreso de la República;

Acuerda:

Primero.— Expresar su más sincera felicitación al señor Presidente de la Empresa Editora La Gaceta S.A. - Diario "El Sol", señor Andrés Marsano Porras, por la publicación del libro "Llegó la Paz", que constituye valioso material de consulta al alcance de todos los peruanos.

Segundo.— Hacer extensiva la presente felicitación a los directivos, periodistas y personal de la Empresa Editora La Gaceta S.A. - Diario "El Sol", que hicieron posible la edición de esta trascendente publicación.

Tercero.— Transcribir la presente Moción al señor Andrés Marsano Porras, Presidente de la Empresa Editora La Gaceta S.A. - Diario "El Sol".

Lima, 12 de noviembre de 1998."

"El Congreso de la República;

Acuerda:

Primero.— Expresar su solidaridad y preocupación por los infaustos sucesos acaecidos el día de ayer 11 de noviembre de 1998 en la sede de la Secretaría de la Comunidad Andina, en la persona del Doctor Sebastián Alegrett, Secretario General de la Comunidad Andina.

Segundo.— Lamentar la pérdida de mobiliario y acervo documentario, ocurrido en la sede institucional de la Comunidad Andina.

Tercero.— Manifestar el apoyo incondicional en la tarea de reconstrucción y reparación de los daños ocurridos.

Cuarto.— Remitir la presente Moción de Solidaridad al Secretario General de la Comunidad Andina.

Lima, 12 de noviembre de 1998."

El señor PRESIDENTE.— Se va a consultar al Congreso el pedido del señor Martorell en el sentido de tramitar los asuntos tratados en la presente sesión sin esperar la aprobación del Acta.

—Se acuerda tramitar los asuntos tratados en la presente sesión sin esperar la aprobación del Acta.

De conformidad con el acuerdo adoptado por el Pleno el 21 de mayo de 1998, se inserta la lista de congresistas que se encuentran presentes al finalizar la sesión

Presentes: Los señores congresistas Joy Way Rojas, Marcenaro Frers, Blanco Oropeza, Salgado Rubianes de Paredes, Abanto Pongo, Aliaga Araujo, Alva Orlandini, Amorín Bueno, Amurúz Gallegos, Avendaño Valdez, Baella Tuesta, Barba Caballero, Barbarán Rengifo, Breña Pantoja, Cáceres Velásquez, Campos Baca, Cardoso Romero, Cerro Moral, Ciccia Vásquez, Colchado Arellano, Coral Pérez, Chang Ching, Chávez Cossío de Ocampo, Chávez Serrano, Chipoco Cáceda, Chirinos Soto, Chiroque Ramírez, Del Castillo Gálvez, Delgado Aparicio, Díaz Bringas, Díaz Díaz, Donayre Lozano, Espichán Tumay, Espinoza Matos, Estrada Choque, Estrada Pérez, Ezquerra Cáceres, Fernández Baca de Valdez, Fernández Bustinza, Ferrero Costa, Figueroa Vizcarra, Flores Flores, Forsyth Mejía, Gamarra Olivares, Ghilardi Alvarez, Grados Bertorini, Guerra-García, Gutiérrez Mercedes, Heresi Abdelnour, Hermoza Ríos, Hildebrandt Pérez Treviño, Jhong Junchaya, Lajo Lazo, Lam Alvarez, Larrabure Gálvez, León Trelles, Lozada de Gamboa, Llerena Marotti, Mantilla Campos, Martorell Flores, Matsuda Nishimura, Medelius Rodríguez, Mellado Céspedes, Mohme Llona, Morales Costa, Muñiz Ziches, Noriega Febres, Núñez Román, Olivera Vega, Pando Pacheco, Pardo Mesones, Patsías Mella, Pease García, Pulgar Lucas, Quicaña Avilés, Ramos Santillán, Reátegui Trigoso, Reggiardo Sayán, Reto Neyra, Revilla Jurado, Rey Rey, Reynafarje Abensur, Rodas Díaz, Ruiz Caro Alvarez, Ruiz Dávila, Salazar Larraín, Salazar Vargas, Samalvides Dongo, Sánchez Vega, Sandoval Aguirre, Santa María, Sato Abe, Siura Céspedes, Torrejón Riva de Chincha, Torres y Torres Lara, Townsend Diez Canseco, Trelles Montero, Umezawa Yokoyama, Urrelo Guerra, Vargas Marín, Vega Ascencio, Velásquez Quesquén, Velásquez Ureta, Velit Núñez, Vicuña Vásquez, Vidarte Correa, Vilchez Malpica, Villasante Chambi, Zevallos Ríos y Zumaeta Flores.

Ausentes con licencia: Los señores congresistas Barrón Cebreros, Bartra Gonzáles, Flores-Araoz Esparza, Flores Nano, Huamanchumo Romero y Merino Lucero.

Ausentes con aviso: Los señores congresistas Castillo Chirinos y Chu Rubio.

Ausente: El señor congresista San Román Cáceres.

Suspendido: El señor congresista Diez-Canseco Cisneros.

El señor PRESIDENTE.— Se levanta la sesión.

—A las 20 horas y 11 minutos, se levanta la sesión.



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