Relaciones Exteriores

Periodo Parlamentario 1995-2000

Perú-Ecuador

Sesión del Pleno del Congreso de la República,
de fecha jueves 12 de noviembre de 1998, en la que el Congreso continuó el debate sobre el Tratado de Comercio y Navegación y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad.


El señor Presidente Víctor Joy Way Rojas.— Señores congresistas, vamos a verificar el quórum mediante el sistema electrónico, para cuyo efecto les pido se sirvan presionar cualquiera de los tres botones instalados en sus respectivos escaños, para lo cual se concederá un tiempo máximo de dos minutos.

—Además de la llamada oral de lista, los señores congresistas registran su asistencia mediante el sistema electrónico.

El señor PRESIDENTE.— Vamos a proceder a cerrar la asistencia.

Han registrado su asistencia 73 señores congresistas.

En consecuencia, con el quórum reglamentario, se reabre la sesión.

Continúa el debate de los proyectos de resolución legislativa contenidos en los dictámenes por unanimidad de la Comisión de Relaciones Exteriores, recaídos en los Proyectos Núms. 4166/98-CR y 4166-A/98-CR, del Poder Ejecutivo, en virtud de los cuales se aprueban el Tratado de Comercio y Navegación y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus Anexos, suscritos con el Ecuador

 

El señor PRESIDENTE.— Continúa el debate de los proyectos de resolución legislativa contenidos en los dictámenes por unanimidad de la Comisión de Relaciones Exteriores, recaídos en los Proyectos Núms. 4166/98-CR y 4166-A/98-CR, en virtud de los cuales se aprueban el Tratado de Comercio y Navegación y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus Anexos, suscritos con el Ecuador.

La Presidencia recuerda que, de conformidad con lo acordado por el Consejo Directivo en la sesión del día martes 10 de noviembre último, el tiempo solicitado expresamente por los grupos parlamentarios para el presente debate es el tiempo máximo que le corresponde a cada grupo para cada uno de los proyectos, pudiendo, en consecuencia, cada congresista hacer uso de la palabra hasta por un tiempo máximo de diez minutos.

Puede hacer uso de la palabra el señor congresista Luis Delgado Aparicio.

El señor DELGADO APARICIO (C90-NM).— Muchas gracias, señor Presidente.

Esta mañana, el Congreso ha escuchado con atención una notable intervención del Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, el señor Oswaldo Sandoval Aguirre, cuyo contenido técnico-jurídico ha dado al Congreso y a la ciudadanía —se ha visto por televisión— un detallado estudio de los tratados para aprobación el día de hoy, contenido en los dictámenes de los congresistas que somos portadores.

Yo deseo, señor Presidente, manifestar que estoy de acuerdo con tan exquisita intervención de esta mañana, pero sobre todo quisiera manifestar lo importante que ha sido que la ciudadanía reciba el día domingo el suplemento del diario El Sol, que contiene la intervención de ciento veinte distinguidos personajes, a quienes puedo llamar una "Junta de Notables"; y solamente recojo lo que posteriormente el señor Reggiardo, seguramente, va a tratar con mayor énfasis: las declaraciones del secretario general de la Comunidad Andina, Sebastián Alegrett, cuando señala en dicho suplemento que este Acuerdo es la "noticia del siglo".

Y también debo resaltar, señor Presidente, que el sábado pasado, un patricio, don Enrique Miró Quesada Laos, en la página 3 del diario El Comercio, expresa que en los largos años que tenemos de conflictos con el Ecuador, ningún presidente nuestro se había atrevido a resolverlos; se necesitaba un hombre como Fujimori para poder llegar a la firma de este Tratado de Paz, realizando el cabal cumplimiento y la ejecución del Protocolo de Río de Janeiro. Frases que yo agradezco al primer mandatario del señor Enrique Miro Quesada Laos.

Sin embargo, señor Presidente, debo decir que el Acta presidencial de Brasilia concluyó el acuerdo global y definitivo con Ecuador, dentro del marco del Protocolo y los instrumentos complementarios.

Se logra cerrar la frontera en términos favorables a nuestros intereses, concretándose un objetivo prioritario de la política exterior del Perú. Y en la medida en que se trata de un acuerdo global, se debe contar con la aprobación de todos los convenios que la componen.

En cuanto al Tratado de Comercio y Navegación, que consta de 39 artículos, los que esta mañana hemos examinado con el Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, debo señalar lo siguiente:

El artículo 22º señala que se crearán "(...) dos Centros de Comercio y Navegación, destinados al almacenaje, transformación y comercialización de mercancías en tránsito". Estos aspectos tienen una vital importancia. Este tratado ha sido estudiado meritoria y acuciosamente por la Comisión que presidió el doctor Alfonso de los Heros.

Dichos centros no afectan la soberanía ni la jurisdicción del Perú. Tienen carácter temporal. Los centros implicarán incremento de la inversión privada, la producción y venta de servicios, lo cual incidirá en la generación de empleo, sobre todo a favor de la población de la región amazónica.

La administración de los centros corresponderá a una empresa privada registrada en el Perú, que tiene que ser una filial o constituida en el Perú. Esta empresa que administre contratará con otra, igualmente registrada en el Perú.

En cuanto al Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad, es necesario explicar lo siguiente:

El ámbito de aplicación del acuerdo son los departamentos de Tumbes, Piura, Cajamarca, Amazonas y Loreto.

La duración del plan es de una década y se invertirán 3 mil millones de dólares, que implica 1 mil 500 dólares por cada país para los próximos 10 años, es decir, un promedio de 150 millones de dólares al año para el Perú.

El Fondo Binacional para la Paz y el Desarrollo tiene por finalidad financiar programas y proyectos medianos y pequeños, a través de Certificados de Paz y Desarrollo, con un capital de 60 millones de dólares por año, que en 10 años puede alcanzar los 600 millones de dólares.

Se financiará a la pequeña, mediana y microempresa, así como proyectos de promoción de la inversión privada, en toda la región fronteriza.

Ello contribuirá a mejorar el nivel y la calidad de vida de la población, y reducirá de manera efectiva los índices de pobreza, en razón a la inevitable generación de empleo productivo por el crecimiento de la actividad económica y comercial en dicha región.

Debo manifestar, señor Presidente, que el ingeniero Joy Way, en un Foro en la Universidad del Pacífico, sentenció contundentemente las condiciones internas básicas para participar exitosamente en un proceso de integración; ellos son: la paz, la estabilidad económica, la estabilidad jurídica y la calidad de la administración y sus instituciones.

Es así que los vínculos de integración tienen una orientación a la apertura comercial y libre flujo de capitales. Y como decía esta mañana el señor Sandoval, esto ampliará la Comunidad Andina, el Mercosur, el ALCA y el APEC.

Voy a referirme a los efectos de la paz alcanzada.

Diversos analistas económicos sostienen que uno de los efectos más importantes para Perú y Ecuador es abrir un paso a una economía de la paz.

Cuando Colombia y Venezuela resolvieron sus diferendos territoriales se incrementó el comercio de ambos países en un 20% de manera inmediata.

Se desviará, sin descuidar la defensa nacional, mayores recursos a la lucha contra la pobreza y mejora de la calidad de vida, no sólo de la población sino también de todas las zonas de frontera.

También, la aceleración y profundización del libre comercio entre Perú y Ecuador duplicará las relaciones comerciales entre ambos países.

La integración peruano-ecuatoriana fortalecerá no solamente a ambos países, sino también a toda la región, lo cual nos permitirá acceder a los beneficios de la globalización, resistir sus embates y minimizar sus riesgos.

Tenemos que recordar, señor, que el modelo europeo es un paradigma mundial. El siglo XXI exige hoy a todos los países "jugar en equipo" para poder ser alguien en la esfera mundial. Y como dice el científico nuclear peruano Modesto Montoya: "no sólo codo a codo, sino cerebro a cerebro".

Así, señor, quince Estados soberanos del corazón de Europa han desmantelado de la noche a la mañana sus impedimentos y han creado un mercado único donde el principal mandamiento se llama "libertad de movimientos de bienes, servicios, personas y capitales".

Hay que evitar los fundamentalismos, sean éstos religiosos, étnicos u otros. Las minorías regionales y nacionales nunca deben prevalecer en un país.

Las hipotecas que pendían sobre nuestros países, por fin han sido levantadas. Ahora sólo queda cerrar las fronteras con los hitos de la paz y aprobar en esta trascendental y célebre sesión de fines de siglo los Tratados de Comercio y Navegación y de Integración Fronteriza.

¡Que la paz reine para siempre entre los pueblos!

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, doctor Delgado Aparicio.

Tiene la palabra el doctor Henry Pease.

El señor PEASE GARCÍA (UPP).— Señor Presidente: Como todos esta tarde, vamos a expresar nuestra posición, y lo único que digo en nombre de la bancada de la UPP es que cada uno de nosotros tiene libertad de acción por tratarse de un asunto de Estado, de un asunto nacional. Y, obviamente, todos volvemos sobre lo que hicimos o dejamos de hacer en las sesiones pasadas del 15 y 16 de octubre.

Yo tengo que decirles con sencillez que tengo atracada en la garganta la idea de Tiwinza, de ese kilómetro cuadrado o 100 hectáreas, tamaño de Lima cuadrada o de lo que se llama "centro histórico", que se nos ha obligado a regalarle al Ecuador.

Al igual que la mayoría de los peruanos, este asunto no me pasa y no importa que vengan calificativos, que me digan "dinosaurio" o cualquier otro nombre, como he estado escuchando y viendo en algunos editoriales. Estos son sentimientos y son razones.

En ese lugar va a flamear la bandera ecuatoriana, en el lugar donde nuestros muertos cayeron, aunque no se hayan quedado ahí. En esa zona hay un pedazo del Perú que se ha dado al margen del Protocolo.

Esto demuestra que lo que les decía, de que había un margen de discrecionalidad, era real, pues no existe arbitraje sin margen de discrecionalidad. Y esto demuestra que, para ese efecto, los garantes se han salido de los términos del Protocolo. Los garantes han dejado de ser —valga la redundancia— garantes; han actuado como árbitros.

También soy un convencido —como muchos peruanos— que estamos perdiendo territorio en el área ubicada entre Cusumaza-Bumbuiza y Yaupi-Santiago. Y eso era ya una concesión previa que se hizo al aceptar los pareceres jurídico-técnicos, pero que no ha sido suficiente. Y no ha sido suficiente porque, además de eso, se ha dado lo de Tiwinza.

He visto los debates llevados a cabo en la Comisión de Relaciones Exteriores, los que he leído después. He visto, por ejemplo, muy inconsistentes las respuestas del Canciller cuando, ante una pregunta de Graciela Fernández Baca, sostuvo "que no se puede medir, que no se puede hablar de tantos kilómetros cuadrados". La Carta Nacional, entonces, es inservible, señor Presidente, y esa nueva teoría no creo que la acepte ningún geógrafo.

Señor Presidente, también, el 16 de octubre sostuve y ahora sostengo que este Congreso abdicó de su función constitucional de aprobar tratados después de la firma de los mismos. El acto de aprobar exige libertad. Acá no hay libertad porque eso está contemplado en forma vinculante en un acuerdo ya firmado y si hay respeto por la palabra empeñada, no se puede ejercer esa libertad.

¿Se han puesto a pensar por qué lo manda así la Constitución? ¿Por qué la Constitución hace que la Representación Nacional actúe después de la firma? La razón, fundamentalmente, es ésta: es una razón de estabilidad política.

Si hay una protesta, si hay una demanda o un rechazo popular por alguna acción, quien tiene la obligación de corregir al Ejecutivo es el Congreso y por eso actúa a posteriori. Pero en este caso el Congreso no actúa a posteriori, ya adelantó su actuación. Hoy día, los que votan por el "Sí" van a votar contra la voluntad popular, porque la voluntad popular se ha expresado de diferentes maneras, todas con mayoría absoluta en contra.

Pero algo más, señor Presidente, estamos actuando bajo chantaje. Miren un titular: Guerra o Paz, lo mismo que varias intervenciones de ustedes en la sesión pasada. Se nos quiere poner el estigma de belicistas a quienes simplemente discrepamos de una cuestión y pensamos que había que hacer las cosas de otra manera; y no en todo, sino por lo menos en parte. Éso no es otra cosa que solamente la sinrazón.

Hoy día, el ponderado Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores ha dicho que no se calificará de menos o más patriota por votar por el "Sí" o por el "No". Yo, con la autoridad de no haber calificado a nadie en ninguna de mis intervenciones, quiero decir que lo felicito. Pero quiero decir también que su jefe, el Jefe del Estado, calificó de "antipatriotas" a los loretanos y eso me ha producido indignación absoluta. Por eso se va ahora a Malasia, pero no puede ir a Iquitos. Es inadmisible la forma en que se ha tratado a un pueblo del Perú. Los peruanos, sobre todo los representantes al Congreso, tenemos obligación de ser respetuosos del pueblo al que representamos.

Señor Presidente, ustedes están actuando contra la opinión pública. Aquí tengo todas las encuestas. La última, del 6 de noviembre, es de Analistas y Consultores, que señala que el 62.8% de la población está en desacuerdo. Sólo la encuesta realizada por la Universidad de Lima el 28 de octubre indica que están a favor 53% y en contra 42%. Pero Imasen, desde antes, señalaba que estaban en contra mas del 60%; Apoyo, en el 52%; Datum, en el 51%. Es decir, como puede verse, el país se expresa en contra; y su Congreso, sus representantes, lo sustituyen y dicen "No", nosotros pensamos que esto es lo que vale, esto es lo que interesa, pero ni siquiera se entabla un diálogo con los que están en la situación más polarizada. Eso, señor Presidente, me parece mal, me parece que daña lo actuado.

No sólo se trata de estar convencido de que el establishment del Perú está de acuerdo. ¿Pero qué piensa ese establishment sobre la democracia y la representación y sus respectivos significados? Muy bien las personalidades que salen en ese diario que se ha citado o las que han ido a la Comisión; pero analicen: van a ver que se ha marginado, que se ha dejado muchas veces en silencio a quienes piensan lo contrario.

Hay una situación que tiene que reiterarse: hay una vergonzosa exclusión de Loreto y Amazonas. Son aquellos pueblos donde se ejecuta todo el Tratado de Comercio y Navegación. Justamente, son ellos los que no han recibido atención, ni antes —como lo demandé varias veces—, ni tampoco después.

No voy a detallar observaciones a los tratados, aunque las tengo, sólo quiero desarrollar una que otra cuestión. No hay manera de pronunciarse sobre obras de un buen tratado, que me parece es el Acuerdo de Integración, porque no hay una estrategia global, como voy a demostrar. Y en el caso del Tratado de Comercio y Navegación, me parece que concede mucho más de lo que se preveía en el Protocolo.

Ustedes me podrán explicar las cosas al revés hoy día, pero aquí, en sesión secreta, el canciller Tudela dijo que era una barbaridad lo del Marañón y el Amazonas, y eso lo ha sostenido muchas veces nuestra Cancillería. Más aún, creo que la Comisión de Relaciones Exteriores desconoce que la noción de enclave no sólo es jurídica, sino también económica y sociológica. Toda economía con reglas propias dentro de otra economía tiende a generar un enclave y tiene una serie de consecuencias económicas y comerciales. También podemos decir lo mismo en relación a población y también....

No tengo tiempo, señor.

Señor Presidente, no voy a permitir que me interrumpa porque no tengo tiempo.

Como decía, lo central de los dos tratados son la ausencia...

Señor Presidente, ponga orden, por favor, y me descuenta el tiempo que me está quitando.

El señor PRESIDENTE.— Doctor Chirinos Soto, el doctor Pease ha manifestado que no va a dar interrupción.

El señor PEASE GARCÍA (UPP).— Que no sea cargoso, por favor.

El señor PRESIDENTE.— Continúe, señor Henry Pease.

El señor PEASE GARCÍA (UPP).— Señor Presidente: Lo que quiero decir sobre los tratados es una preocupación fundamental que ojalá la compartan incluso los que votan por el "Sí".

Es un hecho evidente que Ecuador logra los objetivos estratégicos y geopolíticos que se ha propuesto: consolidar y fortalecer su presencia en la Cuenca del Marañón y promover el desarrollo de poblaciones importantes en el área. Este último punto lo va a tratar Róger Guerra-García, por eso no lo desarrollo; pero lo real es que Ecuador nos lleva mucha ventaja en este aspecto.

Esos objetivos se enfrentan a una realidad: un país como el Perú que no tiene una estrategia en la zona, que carece de una estrategia global en la amazonía. Nosotros no tenemos precisados los objetivos estratégicos en la región y, por tanto, es muy difícil priorizar y evaluar los aspectos incluso positivos de los tratados, porque no tienen referencia a eso y muchos aspectos tendrían que ser de otra manera.

Por eso es la demanda de un plan en la amazonía. Por eso reclamamos algo que no tiene por qué ofender a los loretanos, porque no es un toma y daca, sino hacer las cosas como se debe. Un país tiene primero una estrategia global y luego ubica dentro de ella sus acciones de relaciones exteriores, no se trabaja al revés.

Acá, la Comisión de Relaciones Exteriores no ha sido capaz de mostrar que hay una estrategia global, que tenemos objetivos bien trazados y que los podemos desarrollar en la amazonía. Pues bien, señor, aunque sea tarde, hay que hacerlo, pero lo que tememos es que después muchos de ustedes, que ahora gritan, se van a olvidar del asunto y no...

El señor PRESIDENTE.— Disculpe, doctor Pease, pero no se le estaba escuchando. Para que concluya, vamos a disponer que se normalice el audio.

Prosiga, señor Pease.

El señor PEASE GARCÍA (UPP).— A los que nos oponemos nos tratan así, señor, nos interrumpen. Gracias por el minuto, pero he perdido mucho más en un minuto por la acción de ese señor (señala al señor Chirinos).

Señor Presidente: El sentido de la demanda de una estrategia global es justamente que haya cuidado de nuestros objetivos nacionales. Precisamente, con Graciela Fernández Baca, ayer he presentado un proyecto de ley, con el Nº 4217/98-CR, que establece un marco institucional para el desarrollo fronterizo. Todos queremos concurrir en esa dirección, pero estamos actuando al revés de lo que manda la razón.

Por eso, señor, desapruebo lo actuado, no puedo votar a favor, no voy a votar a favor, voy a votar en contra; pero les digo que la historia sigue y hagamos que no se cumplan los temores que tenemos la mayoría de los peruanos, los temores que significan ver un país sin rumbo que puede ser hasta inundado en términos de población; porque cuando uno no tiene rumbos simplemente concede, concede y concede. Eso es lo que nos dice la historia, lean a Basadre.

En ese sentido, señor Presidente, por elemental conciencia histórica, yo tengo que decir "No".

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el doctor Jorge del Castillo.

El señor DEL CASTILLO GÁLVEZ (PAP).— Señor Presidente: No cuente mi tiempo, por favor, que he sido interrumpido de facto por el señor Chirinos Soto.

El señor PRESIDENTE.— Doctor Del Castillo, vamos a volver a computar el tiempo. Tiene usted el uso de la palabra por diez minutos.

El señor DEL CASTILLO GÁLVEZ (PAP).— Señor Presidente, estoy a punto de pedirle un dosaje al doctor Chirinos.

El señor CHIRINOS SOTO (Ren).— Señor Presidente, ¡que retire la palabra!

El señor PRESIDENTE.— Doctor Del Castillo, por favor, el congresista Chirinos Soto le pide que retire usted las palabras.

El señor DEL CASTILLO GÁLVEZ (PAP).— Yo, a través de la Presidencia, le pido al señor Chirinos que sea cortés y educado y me deje hablar, porque ya van dos veces que me interrumpe sin ningún motivo.

Yo retiro todo, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, doctor Del Castillo, puede usted continuar.

El señor DEL CASTILLO GÁLVEZ (PAP).— No he empezado siquiera.

Señor Presidente, yo lamento que una persona no tenga la ecuanimidad que merece el Congreso de la República.

Señor Presidente, yo no he insultado a nadie.

El señor PRESIDENTE.— Así es.

Doctor Chirinos, por favor, le pido que se comporte de acuerdo a las reglas parlamentarias.

El doctor Del Castillo ha retirado las palabras y, en consecuencia, no ha quedado absolutamente ningún insulto registrado en esta Sala.

Puede usted seguir, doctor Del Castillo.

El señor DEL CASTILLO GÁLVEZ (PAP).— Gracias, señor Presidente.

Quiero hacer un recuento muy breve de los acontecimientos que marcan estas trascendentes decisiones.

Nace de un pedido al final de unas negociaciones bilaterales. Ambos Presidentes de la República solicitan a los garantes que asuman una posición para poder arribar a una solución. Esto se transforma en la carta del 8 de octubre del presente año, en la que tanto el presidente Fujimori como el presidente Mahuad, en carta dirigida al señor Cardoso, le piden la intervención de los garantes.

Dejo nota expresa que esta carta, que es un acto jurídico presidencial, carece del refrendo ministerial que exige el artículo 120º de la Constitución. Cuando se hizo esa observación en el Congreso, el señor Canciller, sin ningún fundamento legal, dijo que la misma no era un acto jurídico de política nacional. Señor, cómo no lo va a ser si comprende y compromete el interés, la integridad territorial y la soberanía nacional y nos lleva a asumir compromisos que son fundamentales para el país.

Así es que esa falta de refrendo ministerial es insubsanable, porque hacia el 8 de octubre y hacia el viaje a Brasilia el señor Ferrero no era más Canciller de la República. Creo ver en su renuncia, en su ausencia, precisamente su protesta ante lo que él consideraba una concesión innecesaria e ilegítima, opinión que bien hubiera sido posible conocerla antes de la votación y no después cuando las cosas estaban hechas; en todo caso, eso quedará en la responsabilidad individual del señor Ferrero, por quien tengo el mejor de los aprecios.

Pero esa falta de refrendo ministerial, que de acuerdo a la Constitución hace nulo los actos del Presidente de la República, es muy importante, ¿por qué? Porque la estabilidad de las decisiones que se están tomando en nuestro país respecto a este punto requieren ser impecables e intachables desde el punto de vista constitucional, desde el punto de vista de las normas, tratados y documentos que se están aprobando.

Entonces, el documento que da nacimiento a toda esta relación es un documento nulo constitucionalmente.

Después viene el acuerdo del Congreso, pero sucede que el documento de carácter vinculante que es aprobado aquí, en el Acta de Brasilia por los Presidentes, en el punto dos, dice: "Que declara que con el punto de vista vinculante emitido por los jefes de Estado de fecha 23 de octubre...". Ese documento vinculante de los garantes contiene aspectos que van más allá de lo que este Congreso aprobó. Este Congreso aprobó el carácter vinculante para la definición de los tramos que faltaban demarcar, ninguna cosa más, y así se dijo expresamente.

Pero acá se nos ha embarcado en Tiwinza, se nos ha embarcado en las áreas ecológicas y, por ejemplo, en la larga servidumbre de paso de 5 ó 6 kilómetros de territorio ecuatoriano hasta lo que es el área de Tiwinza.

Dicen que 1 kilómetro no es nada, pero lo real es que 1 kilómetro es igual a 1 millón de metros cuadrados, es bastante. Puede parecer nada dentro de la inmensidad de la selva, pero creo que, a la luz de la historia de lo surgido en los diversos lugares del mundo cuando ha habido este tipo de enclaves o de presencia de extranjeros dentro de un territorio, para lo único que han servido es para ser una fuente de penetración, una fuente de problemas a futuro. Dios quiera que esa larga carretera, esa servidumbre de paso que puede constituirse en lugares de asentamientos subrepticios que después sabe Dios cómo se podrán resolver y la presencia de elementos ecuatorianos dentro de territorio peruano puede ser en el futuro un factor de fricción y de confrontación, no sirva para estos objetivos, que no se den nunca; pero me temo que sí se va a dar.

Entonces, dejo constancia que la Representación Nacional, en cierta forma, hoy ha sido sorprendida, engañada. Acá se nos trajo a aprobar un asunto y al final concedieron más de lo que este Congreso aprobó.

Debo señalar que la zona de Tiwinza está dentro de un área que está prohibida por la Constitución, los 50 kilómetros de frontera a que hace referencia el artículo 71º de la Carta Política. Esta prohibición constitucional no ha sido salvada hasta ahora. A pesar que el documento fue firmado ya hace varios días, hasta ahora no sale publicado el decreto supremo que exceptúa la concesión de esa propiedad. De tal manera que —repito— en este caso hay una severa omisión constitucional que hasta ahora no ha sido resuelta.

En consecuencia, hoy en el Congreso estamos aprobando nuevos tratados sin que hayan sido subsanados, resueltos ni superados estos impasses serios de orden constitucional, que es indispensable que se den. Me parece que primero ha debido zanjarse y resolverse estos aspectos, para darle precisamente estabilidad a las decisiones que estamos tomando.

En este contexto, los principales voceros de la mayoría parlamentaria —votos del Gobierno— han dicho que los tratados vienen al Congreso y que no se cambiará ni una coma en los mismos. Entonces, el pueblo se pregunta con razón qué sentido tiene este debate si no vamos a cambiar ni una coma y, más aún, si como vemos en el tema demarcatorio, hemos sido sorprendidos con la entrega de un área de terreno que, en concepto del ex canciller Ferrero, no era necesario entregarla por ningún motivo. Precisamente, esta cesión de territorio, conforme lo dicen las encuestas, constituye una ignominia y algo indigno que no lo acepta el 82% de los peruanos.

Habrán muchos que dirán: bueno, sí, ése es el precio, está bien. Yo, realmente, no lo sé. Para mí no había que pagar ni un precio, porque una de las cosas más gratas que como peruano hemos podido encontrar a lo largo de estos más de cincuenta años de discusión, es que la posición que Torre Tagle mantuvo en el tema demarcatorio es exactamente la misma que se ha resuelto finalmente. Entonces, si el Perú tuvo la razón todo el tiempo, ¿por qué teníamos que dar concesiones adicionales más allá inclusive de las que vienen en el Tratado de Comercio y Navegación y en el Acuerdo de Integración Fronteriza?

Esto me lleva a mí a un planteamiento: creo que mientras no se resuelvan estas cuestiones constitucionales el Acta de Brasilia puede ser atacada de nulidad en cualquier momento, porque, efectivamente, el punto inicial del Acta de Brasilia, la carta de los Presidentes, carece de refrendo ministerial. Es un acto nulo; por tanto, todas sus consecuencias son nulas.

Hay una cuestión que yo hice notar en mi presentación anterior, cuando justifiqué por qué no votaba a favor o en contra de esta posición. Era porque nos faltaba elementos de juicio. Al final, creo que tuvimos la razón. Fue un error no saber la verdaderas razones de la renuncia del canciller Ferrero, fue un error no esperar el pronunciamiento del Congreso ecuatoriano.

Pero hoy día —y tengo aquí la publicación, señor Presidente—, en el diario Hoy de Ecuador, el señor Heinz Moller, que es uno de los líderes del Congreso ecuatoriano, ha dicho que el Tratado de Comercio y Navegación no va a ser materia de aprobación por su Congreso, y se ampara en el artículo 161º de la Constitución del Ecuador. El Congreso ecuatoriano ha suspendido el debate de estos temas esperando que nosotros nos pronunciemos; o sea, otra vez el Congreso ecuatoriano nos juega un out side. Nosotros estamos aprobando algo que ellos están diciendo que no lo van a considerar; dicen que solamente van a votar el Acuerdo de Integración, mas no el Tratado de Comercio y Navegación.

Me pide una interrupción el congresista Sandoval, señor Presidente, con su venia.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la interrupción, señor Sandoval.

El señor SANDOVAL AGUIRRE (C90-NM).— Quería entregarle al congresista Del Castillo una copia del artículo 161º de la Constitución del Ecuador.

En el Ecuador, al igual que en el Perú, la Constitución establece qué tratados son aprobados por el Congreso y qué tratados no. El caso que menciona el señor Del Castillo está referido, efectivamente, al artículo 161º de la Constitución ecuatoriana.

De modo que no sería un asunto sobre el cual realmente deberíamos preocuparnos, por lo menos en mi modesta opinión.

El señor PRESIDENTE.— Puede continuar, señor Jorge del Castillo.

El señor DEL CASTILLO GÁLVEZ (PAP).— Bueno, le agradezco, señor Sandoval, pero no es necesario porque yo también lo tengo.

El artículo 161º, inciso 3) de la Constitución del Ecuador, dice: "Los que comprometan al país en acuerdo de integración".

¿El Tratado de Comercio y Navegación también no tiene el carácter de un acuerdo de integración? ¿Y acaso la Constitución del Perú dice que un acuerdo de comercio e integración tenga que ser aprobado por este Congreso?

Yo hago notar esta omisión del Congreso ecuatoriano, que me parece importante y sintomática, señor Presidente.

Es más, nos va a faltar tiempo para hacer una crítica a estas reminiscencias históricas que hizo el señor Sandoval a fin de hacernos creer a todos los peruanos que Marañón es lo mismo que Amazonas.

El señor PRESIDENTE.— Señor Del Castillo, se le ha vencido su tiempo; sin embargo, le damos unos segundos más para que pueda concluir.

El señor DEL CASTILLO GÁLVEZ (PAP).— Señor, se nos ha querido convencer que Marañón es lo mismo que Amazonas.

Una vez, el señor Tudela, acá en el Congreso, recusó esa opción. Yo no sé cuál será la estrategia del Gobierno en este momento, pero todos los peruanos hemos sido educados toda la vida que el río Amazonas nace en la confluencia del Marañón y el Ucayali en Nauta, y a partir de allí se llama Amazonas; antes es Marañón.

Si Yáñez Pinzón lo nombró Marañón cuando no sabía ni de dónde venía, ésas son historias que no vienen al caso; lo cierto es que el Marañón llega hasta un sitio y el Amazonas es a partir de ahí para adelante.

Entonces, creo que esas tesis no son tan razonables y el pueblo no se las va a pasar así nomás.

Una cuestión más para concluir, señor Presidente.

De acuerdo al artículo 79º de la Constitución, el Tratado de Comercio y Navegación, en virtud de que contiene normas de carácter tributario especiales para una zona determinada del país, como es ésta, requiere para su aprobación una votación de dos tercios.

Por lo tanto, señor Presiente, solicito que se sirva disponer que, al término de mi intervención, se dé lectura al artículo 79º de la Constitución, a efectos de que al momento de votar —en votación que seguramente será nominal— la Presidencia tenga en cuenta que para aprobar el Tratado de Comercio y Navegación se requiere una votación aprobatoria de dos tercios.

Por estas consideraciones, mi voto, definitivamente, va a ser por la no aprobación de los tratados que nos somete el Ejecutivo a nuestro conocimiento.

Gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Se va a dar lectura al artículo 79º de la Constitución Política del Estado, a pedido del doctor Del Castillo.

El RELATOR da lectura:

"Constitución Política del Perú

Artículo 79º.— Los representantes ante el Congreso no tienen iniciativa para crear ni aumentar gastos públicos, salvo en lo que se refiere a su presupuesto.

El Congreso no puede aprobar tributos con fines predeterminados, salvo por solicitud del Poder Ejecutivo.

En cualquier otro caso, las leyes de índole tributaria referidas a beneficios o exoneraciones requieren previo informe del Ministerio de Economía y Finanzas.

Sólo por ley expresa, aprobada por dos tercios de los congresistas, puede establecerse selectiva y temporalmente un tratamiento tributario especial para una determinada zona del país."

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Fernando Olivera.

El señor OLIVERA VEGA (FIM).— Señor Presidente: Hace diecisiete días, el 26 de octubre, en Brasilia, Fujimori y Mahuad se abrazaban. Fujimori entregaba Tiwinza a los ecuatorianos a cambio de una cantimplora y rendía homenaje a los combatientes del 41, pero no a los combatientes peruanos sino a los combatientes ecuatorianos representados por la madre del señor Mahuad.

Esos combatientes ecuatorianos homenajeados por el Presidente del Perú eran los que habían sido derrotados por los valientes combatientes peruanos el año 1941, que veían con verdadero furor e indignación lo que el Presidente del Perú hacía en Brasilia.

Y mientras esto sucedía ese 26 de octubre en Brasilia, mientras Fujimori celebraba con Mahuad, en Iquitos, señor, se enterraba a los mártires de la peruanidad: a la profesora Coral, a la niña de tres años Katherine Echevarría y al joven Jorge Valles, muertos por cobardes que quisieron acallar su voz de protesta en defensa de la patria.

Los peruanos no tenemos nada que celebrar. Por eso, en Iquitos, ese 26 de octubre, junto a cada bandera peruana había una bandera negra. El Perú está de luto.

Y cómo no va a estar de luto, señor Presidente, si además de haber entregado a los ecuatorianos Tiwinza como símbolo de humillación a la patria, han entregado territorio peruano entre los hitos Cunhuime Sur y 20 de noviembre, en la zona de Teniente Ortiz. En esta zona, señor, que aparece registrada como peruana según las cartas geográficas oficiales del Perú, está Teniente Ortiz, el puesto ecuatoriano en territorio peruano. Y esta Carta oficial, con tomas aerofotográficas del año 1984, publicada por el Instituto Geográfico Nacional, establece esta línea de frontera, que es la línea del Protocolo de Río de Janeiro y que es la línea del fallo arbitral de Braz Dias de Aguiar. Ésta es la línea de los países garantes. Ésta es la línea de la traición, señor. Ésta es la línea con la que se entregan 34 kilómetros cuadrados a los ecuatorianos. Éstos son los mapas que se ocultan, señor Presidente.

Aunque veo nervioso al señor Torres y Torres Lara hablando con la Presidencia, cuando nosotros recordamos su gestión y el famoso "Pacto de Caballeros". Aquí está el señor Torres y Torres Lara con el plano cartográfico que hoy mostramos señalando dónde era la invasión ecuatoriana. Éste es el plano que niegan ahora.

En ese entonces, el 5 de octubre de 1998, el señor Torres y Torres Lara, refiriéndose al puesto ecuatoriano Teniente Ortiz, aseguró que "está ubicado en territorio nacional en la región nororiental a 4 kilómetros de la guarnición peruana Pachacútec", por lo que informó: "el Gobierno ha venido exigiendo su retiro".

Y eso fue lo que también aceptó, porque ésa es la posición peruana, ésta es la línea de frontera del Perú, el entonces Ministro de Defensa, Jorge Torres Aciego, ante los medios de comunicación, diciendo textualmente, cuando le pregunta el periodista: "¿Las tropas ecuatorianos se han retirado del puesto nuevo Teniente Ortiz, señor Ministro? "No, todavía". "¿Quiere decir que todavía hay tropas ecuatorianas en territorio nacional? "Sí", contestó el ministro Torres Aciego.

Ésta es la verdad, señor. Se entrega Tiwinza por una cantimplora, se entrega territorio peruano a los ecuatorianos traicionando la defensa de nuestra integridad territorial y se pone en duda nuestra soberanía en la zona de los llamados "Parques Ecológicos" entre Cunhuime Sur y 20 de Noviembre, desmilitarizando, transgrediendo lo que es una parte esencial de la soberanía.

Y ahora, señor Presidente, nos traen para debatir en el Congreso el Tratado de Libre Navegación, que yo, más bien, creo que en honor a la verdad habría que llamar el "Tratado de Libre Penetración Ecuatoriana", porque vulnera flagrantemente el espíritu y la letra del Protocolo de Río de Janeiro.

Esto es así, señor, porque para cualquier peruano que sabe leer y escuchar no podrá negar que el artículo sexto del Protocolo de Río de Janeiro es meridianamente claro, pues dice a la letra: "El Ecuador gozará para la navegación en el Amazonas, y sus afluentes septentrionales, de las mismas concesiones de que gozan el Brasil y Colombia, más aquellas que fueran convenidas en un Tratado de Comercio y Navegación destinado a facilitar la navegación libre y gratuita en los referidos ríos", se refiere al Amazonas y sus afluentes septentrionales.

Señor, se ha recordado aquí que el Amazonas nace en el Nauta de la confluencia del Ucayali y del Marañón y sus afluentes septentrionales navegables son dos: el Napo y el Putumayo. Pero ahora nos traen rebuscadas citas, cuando en realidad sabemos de dónde les han sacado: las han sacado de la posición ecuatoriana sostenida durante décadas, en vez de recurrir a los antecedentes del Perú.

Yo tengo acá la parte pertinente del discurso del presidente Prado, Presidente de la República, cuando somete a consideración del Congreso el Protocolo del Río de Janeiro, que dice: "La línea limítrofe fijada en el artículo octavo del Protocolo en referencia es la que en derecho le correspondía al Perú en el momento de su Independencia, tanto en la Costa como en la Amazonía, comprendiendo los ríos Marañón y Amazonas con todos sus afluentes septentrionales y meridionales". Los ríos Marañón y Amazonas. Dos ríos, señor, no uno solo.

No es, pues, cierto que la práctica de la época era decir el Marañón-Amazonas. Si tan era la práctica, como lo dije en el seno de la Comisión de Relaciones Exteriores, ¿porqué no lo pusieron así en el artículo sexto? Porque, definitivamente, son dos ríos diferentes. Y hoy día se viola flagrantemente el espíritu y la letra del Protocolo de Río, para permitirle una penetración mayor al Ecuador en toda nuestra amazonía, de cientos de miles de kilómetros cuadrados de nuestra amazonía.

He citado al presidente Prado cuando sustentaba y presentaba el tratado en el Congreso. Pero aquí tengo también la información de la Oficina de Límites del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese entonces, publicado en el diario El Comercio el 1 de febrero de 1942, se trata de un comunicado oficial. ¿Qué decía aquí, señor?

"Conforme a la línea de frontera entre el Perú y el Ecuador, que establece el Protocolo celebrado el 29 del presente en la ciudad de Río de Janeiro, corresponden al Perú en la región del Oriente los siguientes grandes ríos: "(...) todo el Pastaza desde la boca del Bobonaza hasta el Marañón —un río, y sigue más adelante—; (...) el Napo, como frontera, desde la boca del Yasuni hasta la del Aguarico, y totalmente dentro del territorio nacional en la enorme extensión que corre desde la boca del Aguarico hasta el Amazonas... —otro río, señor—".

Y aquí tengo el otro comunicado, que salió publicado también en el diario El Comercio el 7 de febrero de 1942, donde también hace la diferencia clave entre el Marañón y el Amazonas.

También tengo en mis manos el texto del arbitraje de Braz Dias de Aguiar y el testimonio de McBride, publicado también por el diario El Sol, con tarjeta de Andrés Marsano Porras; igual, señor Chirinos, enviada. Habría que felicitarlo, y yo lo felicito, señor Presidente, porque aquí, entre otras cosas muy importantes, se publica el mapa presentado por el canciller ecuatoriano Julio Tobar Donoso, el que firmó el Protocolo de Río de Janeiro en nombre de Ecuador, en su texto la invasión peruana y el Protocolo de Río
de Janeiro. Y aquí, señor, ¿qué aparecen? Dos ríos: El río Marañón y el río Amazonas. Y podría seguir citando, y citaré, señor.

Señor, en este texto que nos alcanzó el señor Oswaldo Sandoval, Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de la República, se hace citas dentro del texto de Braz Dias de Aguiar...

El señor PRESIDENTE.— Señor Olivera, ya vencieron sus diez minutos. ¿Va a tomar los diez minutos del señor Gamarra?

El señor OLIVERA VEGA (FIM).— Señor Presidente, tomaré el tiempo del señor Gamarra.

El señor PRESIDENTE.— Puede continuar, señor Olivera, por diez minutos más.

El señor OLIVERA VEGA (FIM).— Aquí tengo el texto, señor, que dice: "Fallo del Capitán de Mar y Guerra Dias de Aguiar sobre la divergencia en el sector Zamora-Santiago". Se hace referencias independientes al Marañón y al Amazonas. También se hace referencia, por ejemplo, al texto Geografía del Perú, obra póstuma de Mateo Paz Soldán, del que se lee en la página 534: "Río Santiago: desciende del Ecuador y aumenta el caudal del Marañón más arriba de los pongos de Manseriche (...)". Igualmente, se cita a otro tratadista, Santa María de Paredes, el Estudio de la Cuestión de Límites entre las Repúblicas del Perú y del Ecuador: "En el ángulo del Paute o Santiago y el Marañón está Santiago de las montañas...".

Éstos son los textos oficiales a los que nos tenemos que referir, señor Presidente.

Y claro que podemos referirnos también al hoy tan citado don Alberto Ulloa, cuando, siendo miembro de la Comisión Consultiva de Relaciones Exteriores, señala con toda claridad que lo que "se estableció en el Protocolo de Río de Janeiro era justamente a una concepción general de que el Ecuador busque su acceso derivado hacia el Amazonas y la comunicación fluvial anteoceánica en un río ya internacional por su situación geográfica y por su estatuto jurídico, como es el Putumayo, en cuya parte alta son ribereños el Perú y Colombia, y cuya parte baja hasta la desembocadura en el Amazonas pertenece al Brasil.

De esta manera el Perú consolida su masa geográfica en el norte y en el noroeste conserva la intangibilidad del Marañón y del Amazonas peruanos; controla las partes bajas y los cauces más navegables de los afluentes septentrionales de aquellos dos ríos. Y sólo hace abandono del Ecuador del pequeño territorio de Sucumbios en el Alto Putumayo, donde no existe tradición alguna de jurisdicción y posesión peruana, donde no hay ningún individuo de nuestra nacionalidad, al que no podíamos acceder en virtud de la anterior presencia de una cuña ecuatoriana hasta el Putumayo y que adquiere así un valor, en cambio, real, palpable, inmediato, que, según se ha afirmado, estuvo en la mente de los gestores del Tratado Perú-Colombiano en 1922". Esto lo escribió dos días después de firmado el Protocolo de Río de Janeiro, señor.

Es decir, el espíritu y la letra del Protocolo de Río de Janeiro no les concedía a los ecuatorianos que transiten libremente por carreteras, por ríos que no sean afluentes septentrionales del Amazonas; no les concedía acceso al Marañón, señor. Eso es violar flagrantemente el Protocolo de Río de Janeiro. Y así también lo dijo en su debida oportunidad don Francisco Tudela, cuando negociaba siendo Canciller de la República.

Se ha recordado citas en las que, efectivamente, se hablaba de la toponimia. Yo tengo copia de una cita pública en El Comercio del 8 de marzo de 1996, en primera plana, luego de que se conociera la lista de impasses subsistentes de los ecuatorianos: "Perú discrepa seriamente con la lista de impasses presentada por Ecuador".

¿Qué dice don Francisco de Tudela?, que hoy cambió su versión, por supuesto, como muchos han cambiado lamentable y vergonzantemente. Dice que el segundo párafo hacia la salida soberana del Marañón-Amazonas es inaceptable. Y dice: "(...) Aquí también hay una imprecisión toponímica que nos preocupa mucho. ¿Qué significa el Marañón-Amazonas? ¿Significa el Marañón con el adjetivo Amazonas? ¿Significa el Amazonas con el adjetivo Marañón? ¿Significa la totalidad de los dos ríos? (...) Ese segundo párrafo que no es un impase subsistente sino un elemento que no tiene sustento".

Considera que esa parte de la lista ecuatoriana no se enmarca dentro del criterio del Protocolo de Río de Janeiro; que no puede ser considerado en el sentido técnico un impasse subsistente en la medida que es una declaración política, en cuanto a soberanía, con una imprecisión toponímica, en cuanto a Marañón-Amazonas, y que así lo hará saber en las conversaciones que tendrán lugar con Ecuador.

Se refirió, señor Presidente, a lo que él llamaba en su oportunidad "un río inexistente", un río aún no descubierto en la geografía del Perú: el Marañón-Amazonas, que hoy defienden quienes pretenden que se apruebe este Tratado de Navegación.

Pero ¿por qué hacen todo esto, señor Presidente?, es la pregunta. ¿Por qué exponen a este grave peligro al Perú? ¿Por qué es que nos traen este Tratado de Libre Navegación, que tiene, además, tantas cláusulas cuestionables?

Empezaremos, rápidamente, a decir que la primera gran razón de nuestra oposición es por razones geopolíticas, es por razones de poner en peligro las dos terceras partes del Perú. Inclusive han tergiversado lo que es el alcance del artículo sexto del Protocolo, que habla de las facilidades que pueden pactarse para la libre navegación, para acogerse de una cita del Tratado con Colombia y de esa manera entregarle carreteras a los ecuatorianos a fin de que lleguen al Marañón, allá en la zona de Borja, en la zona de Sarameriza, algo que no autoriza el Protocolo de Río de Janeiro, por más que quieran sostener lo contrario, señor.

Nosotros tenemos también algunas citas que hacer. Tendremos que mencionar las citas de la penetración geopolítica ecuatoriana, para empezar, la de su primer director de la Escuela de Guerra del Ecuador, ¿saben quién fue? El general Augusto Pinochet Ugarte, el tirano detenido hoy en Londres. ¿Qué dijo el primer director de la Escuela de Guerra del Ecuador, pensamiento guía de los ecuatorianos? "Para apoderarse del Perú hay que clavarle algunas puntas de penetración geopolítica, ellas solitas irán creciéndose y ensanchándose". Claro, con razón Pinochet dice con orgullo que el Ecuador es su segunda patria.

Sí, señor Presidente, los ecuatorianos seguirán a Pinochet, pero los peruanos no tenemos por qué ceder ni conceder.

Aquí tengo textos y citas del general Mercado Jarrín, que habla, por ejemplo, de cómo "el compromiso para la construcción de dos carreteras —la carretera Méndez-Yaupi-Borja y Loja-Sarameriza— es un gran reto geopolítico para el Perú y es obligación poner en conocimiento de la opinión pública que frente a ellas debemos tomar desde ahora todas las previsiones, porque el espacio donde se van a construir geopolíticamente es más favorable al Ecuador que para el Perú. El Ecuador puede tener con los años mejores posibilidades que nosotros y cuando esté plenamente demarcada la frontera esas carreteras le van a dar considerable capacidad de acceso, superior actitud de penetración económica y cultural y aun oportunidades de infiltración.

Las citadas carreteras le van a proporcionar mayores beneficios al Ecuador que al Perú porque el espacio comprendido entre el río Marañon, la Cordillera del Cóndor y la prolongación de los andes ecuatorianos al norte y el río Santiago presenta una serie de características que le favorecen, tales como el curso paralelo y próximo a la zona por demarcar de su ríos Zamora y Upano; la ubicación cercana y dominante de sus polos de desarrollo de Loja y Cuenca; el mayor coeficiente geovial al disponer de una red de cuatro carreteras, que de la costa alcanzan al Zamora-Santiago, de norte a sur desde Guayaquil, Cuenca irá a Méndez, de donde se prolongará por la margen del Santiago hasta el Borja.

Debe destacarse que, desde el punto de vista geopolítico, con la construcción de estas carreteras en el futuro se van a producir mayores presiones demográficas, económicas y culturales provenientes del Ecuador, al disponer de nuevas vías estratégicas de expansión alternativas hacia el Marañón".

Y podría seguir citando al general peruano Mercado Jarrín, como también podría citar, por supuesto, al general Morales Bermúdez, que dice en su presentación: "Que, claro, no se puede cambiar nada porque son hechos consumados". Afirma el general Morales Bermúdez que aquí, "en estos tratados se le están otorgando beneficios y privilegios a los ecuatorianos". Dice textualmente, señor: "Lo más
importante, en mi concepto, viene a ser cómo se va a ejecutar el tratado. Yo creo que allí, si es que las cosas no se conducen con cierto tino y juicio, podrán haber dificultades en la ejecución de los tratados. Es indudable que se están dando grandes ventajas al Ecuador en nuestro propio territorio".

Y el otro concepto que sostiene, es que en ninguna circunstancia —y hay que repetirlo— la ejecución de estos tratados debe privilegiar a sujetos ecuatorianos, sean instituciones, empresas o personas, sobre los ciudadanos de la amazonía.

Y dice también, señor Presidente: "pero aparte del aspecto técnico, que es valioso, hay que tener en cuenta aspectos que podríamos llamar geopolíticos en la ubicación de esos centros de comercio y navegación. La ubicación está muy cercana a la explotación petrolera, al Pongo de Manseriche, al Pongo de Borjas, y resulta muy peligroso —dice el propio general Morales Bermúdez— ir a un desarme unilateral".

Señor Presidente, por qué tenemos que creer en los ecuatorianos si después de firmado el Acuerdo de Paz nos hemos enterado que siguen comprando aviones Kfir; nos hemos enterado que la Fuerza Armada ecuatoriana sigue manteniendo el canon del petróleo, sigue controlando un tercio...

—Asume la Presidencia la señora Luz Salgado Rubianes de Paredes.

La señora PRESIDENTA.— Tiene usted un minuto para concluir, señor Olivera.

El señor OLIVERA VEGA (FIM).— Señora Presidenta, el colega Salazar Vargas me ha cedido cinco minutos de su tiempo, así como el colega Llerena, con lo cual voy a concluir.

La señora PRESIDENTA.— El señor Llerena ha pedido su tiempo completo desde el principio. Entonces, tiene usted sólo cinco minutos del congresista Salazar. Se va a computar cinco minutos.

Continúe, señor Olivera.

El señor OLIVERA VEGA (FIM).— Señora Presidenta, el día que los ecuatorianos nos comuniquen que sus Fuerzas Armadas ya no controlan la tercera parte de la economía de ese país, que no tienen el canon petrolero, podremos empezar a creer algo en quienes siempre nos han traicionado y quienes siempre se han negado a cumplir los acuerdos.

Pero podría citar también al embajador Arias Schreiber, que señala, efectivamente, el peligro que se cierne sobre nuestra región amazónica con esta estrategia de penetración.

Y podría, señora, citar a los propios invitados de la Comisión, en donde nos dicen, aparte del presidente de la comisión, el señor De los Heros, que tuvo que aceptar que en esos enclaves, porque esos son enclaves de 300 hectáreas que se otorga al Ecuador, en Borja, en Saramerisa o en Iquitos, no habrá forma de controlar que sean administradas por una empresa de propiedad de las Fuerzas Armadas ecuatorianas; lo ha aceptado el señor De los Heros, como lo han aceptado también los propios invitados de la Comisión; que no tiene lógica económica el tener que hacer actividades en estos enclaves, porque simplemente tener que navegar 6 mil kilómetros, hacer cuatro trasbordos, para luego producir una exportación a costos que no compensen, suponen que tras estos enclaves hay más que razones económicas y que inclusive requerirían subsidios del Estado ecuatoriano.

Todos se preguntan, señor, por qué a los ecuatorianos se les concede en los hechos, en estos enclaves, un paraíso tributario, donde no pagan ningún impuesto, ni siquiera el Impuesto a la Renta; y como gran logro nos dicen "ellos emplearán a peruanos", el modelo del patrón ecuatoriano con el cholo barato, señora. ¿Para qué? ¿Para exportar? ¿Adónde? Ellos entonces sí podrán exportar, siguiendo esa lógica económica podrán exportar al Brasil, podrán exportar al mundo sin los sobrecostos que tienen los peruanos. Aunque así fuera, cierto es que la patria no está en venta, la patria se defiende, la patria no se vende.

Por eso tenemos, junto con el análisis que estamos haciendo, que revelar también algo que quieren pasarlo así de contrabandillo: dicen que las leyes peruanas serán aplicadas. Sí, pero por qué no dicen que el Perú y el Ecuador han suscrito el CIADI, que es el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones, y que cuando surjan diferencias, como por ejemplo el querer hacer un aeropuerto en estos enclaves ecuatorianos en el Perú, no lo van a decidir los tribunales peruanos, ni lo van a decidir las leyes peruanas, sino lo decidirán en Washington con reglas de arbitraje, porque Ecuador ratificó ese tratado el 15 de enero de 1986 y el Perú el 4 de setiembre de 1991, según la cita del jurista Gonzalo García Calderón.

O por qué nos dicen que no son diplomáticos consulares los que allí se van a establecer y remiten al segundo capítulo —inviolabilidad de los locales consulares— de la Convención de Viena de 1963, del que voy a leer solamente el artículo 31:

"El Estado que envía tendrá derecho a usar su bandera y escudo nacionales en el Estado receptor, de conformidad con las disposiciones de este artículo.

El Estado que envía podrá izar su bandera y poner su escudo en el edifico ocupado por la oficina consular.

Los locales consulares —como el que le están otorgando a los ecuatorianos—, sus muebles, los bienes de la oficina consular, los medios de transporte, no podrán ser objeto de ninguna requisa por razones de defensa nacional o de utilidad pública. Los locales consulares gozarán de la inviolabilidad que concede este artículo".

¿Por qué se oculta esto, señora Presidenta? Porque definitivamente tienen miedo de que los peruanos se levanten para evitar este acto de entreguismo, este acto que linda con la traición a la patria.

Por eso es que nosotros tenemos que decir que ni siquiera la farsa de los 3 mil millones de dólares que se publicitan en forma masiva a través de los medios de comunicación podrá comprar la conciencia de los peruanos. Y digo farsa, señora, porque en esos 3 mil millones de dólares se incluye 800 millones de dólares de inversión privada no comprometida...

La señora PRESIDENTA.— Disculpe, señor Olivera, pero su colega Llerena desea sus diez minutos.

Correcto. Tiene usted cinco minutos más del señor Salazar Vargas.

El señor OLIVERA VEGA (FIM).— Yo agradezco al congresista Salazar y al congresista Gamarra.

Estamos desenmarañando la farsa. Estamos ya en 2 mil 200 millones de dólares. Y de ahí, ¿por qué no le dicen al país lo que ha dicho el ingeniero Guerra o Drago Kisic sobre Puyango-Tumbes?, que sólo tiene una rentabilidad del 7%, contra el 12% que exigen los órganos internacionales, que ha sido rechazado en el BID y que ha sido reformulado y que todavía no tiene el financiamiento. ¿Por qué engañan al pueblo peruano? Ya estamos en 1 mil 625, y proyectos no precisados en el numeral A7, 273 millones. Lo cierto es que lo que sí está financiado son las carreteras de penetración para el Ecuador.

¿Por qué no integran el Perú? ¿Por qué no integran a Iquitos con el resto del Perú? ¿Por qué no integran a Huánuco, a Pucallpa? ¿Por qué no conectan el Perú con Brasil, a Cruzeiro, como son rutas alternativas en el propio Perú, para no tener aislada la amazonía? Le dan el privilegio a las carreteras de penetración para integrar al Perú, ¿con quién? con Ecuador. Eso sí está garantizado, ahí si pone sus chivilines el BID. Ahí sí los pacifistas norteamericanos que, sin embargo, cuando se trata de tirar sus misiles a alguien que les molesta o quieren hacer cortinas de humo para ocultar sus problemas internos, no dudan en tirar misiles y en arrasar pueblos.

Sí, señores, ésa es la verdad. Para las carreteras de penetración 389 millones de dólares; para los puertos para Ecuador, puertos en Iquitos, en Borja, en Saramerisa, puertos que llaman "puntos fluviales", sí hay financiamiento con 18 millones de dólares; inclusive aeropuertos, 9 millones de dólares; caminos rurales de penetración, 144 millones de dólares. ¿Qué queda? Solamente 359 millones de dólares para inversión en el Perú durante 10 años, señor, 35 millones de dólares para toda la amazonía, para Loreto, Cajamarca, Piura, Tumbes, San Martín, Amazonas, Huánuco. Solamente comparémoslo con lo que pagamos en deuda externa y veremos cómo es que esto es una farsa de proporciones. Pero no vamos a permitirlo, señora.

Desbaratada esta farsa, nosotros tenemos que decir que los pueblos del Perú se están poniendo de pie, en todo el Perú están surgiendo los frentes patrióticos
que no van a permitir que flamee la bandera ecuatoriana en Tiwinza, que no van a permitir ni un ladrillo ecuatoriano en el Amazonas. Los peruanos no vamos a permitir ni un ladrillo ecuatoriano en el Borja, ni un ladrillo ecuatoriano en Saramerisa. Los peruanos no vamos a permitir que se repita la historia de mutilación de nuestro territorio, de claudicación de nuestros gobernantes.

Hoy, como ayer, habrán Congresos sumisos y entreguistas que dejen a la patria como un valor secundario; pero nosotros, que honramos a la patria que nos vio nacer, nosotros los peruanos que tenemos a nuestros antepasados en esta sagrada tierra, nosotros los peruanos que tenemos orgullo de nuestras montañas, de nuestros ricos valles, de nuestros caudalosos ríos, vamos a defender esta sagrada tierra para que nuestros hijos puedan pisar firme y puedan gritar junto con nosotros: ¡Viva el Perú, carajo!

—Reasume la Presidencia el señor Ricardo Marcenaro Frers.

El señor PRESIDENTE.— Tiene el uso de la palabra el doctor Enrique Chirinos Soto.

El señor CHIRINOS SOTO (Ren).— Señor Presidente: Podríamos quizás hacer un gigantesco esfuerzo para cambiar, en el debate de esta noche, los adjetivos por los sustantivos.

Don Bartolomé Herrera les decía a sus lejanos discípulos Pedro y José Gálvez —quienes en su época juvenil dirigían el colegio Guadalupe—: "Allá se adjetiva; aquí se sustantiva".

Quiero sustantivar este debate en el sentido siguiente, señor Presidente.

Una vez que hayamos aprobado, como vamos a aprobar, los tratados que están en Mesa, y como vamos a aprobar conjuntamente todo el paquete del arreglo con el Ecuador, patrocinado, sobre todo —me parece a mí— por el señor Presidente del Brasil, don Fernando Henrique Cardoso, una vez que hayamos hecho todo ello, creo que tenemos que preguntarnos: ¿Ha cambiado el mapa del Perú? Ésa es la pregunta sustantiva. Le oí decir aquí al señor canciller Fernando de Trazegnies: "No va a cambiar ni siquiera un centímetro el mapa del Perú".

Tuve miedo de esa declaración, señor Presidente. Creía yo que esa declaración podría traer la caída, no digo ya del Ministro de Relaciones Exteriores sino del Presidente de la República, del Congreso y del régimen. Por eso, voté en contra. Creo que el hecho de votar en contra de una propuesta que yo no conocía me asiste de mayor autoridad moral para decir que sí apruebo la propuesta, como que ya la conozco. No faltaba más. No puedo estrellarme, como los borricos, contra el muro. Estuve en contra de la misma cuando no la conocía. Una vez que la conocí —y es buena y es bonísima— la apruebo.

Repito la pregunta: ¿Ha cambiado el mapa del Perú anterior a la propuesta que nos alcanzaron los países garantes?

¡A mí no me dan interrupciones, yo no las doy tampoco! No las doy, señor Presidente, y hágame respetar.

El señor PRESIDENTE.— Señor Olivera, le pedimos, por favor, que no interrumpa usted esta sesión. Está hablando el doctor Enrique Chirinos Soto.

Continúe, señor Enrique Chirinos.

El señor CHIRINOS SOTO (Ren).— ¿Ha cambiado en un centímetro el mapa del Perú?

El señor PRESIDENTE.— Señor Olivera, por segunda vez se le pide que no interrumpa usted esta sesión.

El señor CHIRINOS SOTO (Ren).— No ha cambiado y no ha cambiado por lo siguiente: Es el mismo mapa. Ni siquiera le puedo decir con una alteración, porque Tiwinza no es una alteración. Tiwinza no es, como se pretende, un enclave. Así se habla cuando no se conoce la ciencia del Derecho. Enclave es una zona del territorio propio donde prevalece la ley extranjera.

El Presidente del Congreso del Ecuador le ha preguntado al Canciller de ese mismo país si un niño nacido en Tiwinza va a ser ecuatoriano o va a ser peruano. Y el Ministro de Relaciones Exteriores le ha contestado: "Va a ser peruano". Tiwinza es peruana. Tiwinza es un kilómetro cuadrado que el Perú transfiere a título gratuito y particular al Ecuador como sujeto de derecho privado y no como sujeto de derecho público.

Entonces, el mapa del Perú no ha cambiado. Dígase lo que se diga no ha cambiado un centímetro. Le doy la razón —y me quito el sombrero— al señor De Trazegnies, que tuvo la audacia de decirlo.

Al decir que el mapa del Perú no ha cambiado quiere decir que se ha ratificado el Protocolo de Río de Janeiro de 1942, el cual debemos al patriotismo del señor Manuel Prado Ugarteche; y su corolario lo debemos al patriotismo —yo nunca lo mencioné por su nombre pero ahora lo voy a mencionar— del señor presidente Alberto Fujimori.

No lo digo yo. Lo acaba de decir en el diario El Comercio de Lima uno de los últimos representantes de la tercera generación de los Miró Quesada en el Perú: El señor Enrique Miró Quesada Laos, hijo de don Antonio Miró Quesada de La Guerra, nieto de don José Antonio Miró Quesada, en un artículo que El Comercio publico últimamente en su tercera página y en el que dice que el Presidente de la República, don Alberto Fujimori, ha merecido bien de la patria.

Suscribo ese artículo de cabo a rabo. Por supuesto que estas palabras son buenas, son castizas.

Yo le tengo la más alta estima al doctor Cáceres, pero no creo que le vaya a dejar corregir mi castellano.

Señor Presidente, dicho que estoy de acuerdo con ratificar los tratados, dicho que estoy de acuerdo con que el Perú corone la primera victoria internacional que obtuvo en su larga historia en 1942, que la corone ahora en 1998, paso a otro punto.

Me voy a referir, por supuesto, a temas del lado de los que deberían destacarlos, pero ni siquiera lo mencionan porque sospecho que no han leído el Tratado de Comercio y Navegación que vamos a aprobar ahora, cuyo artículo 35º dice: "Las partes acuerdan darse recíprocamente el tratamiento de nación más favorecida (...)". Y el 36º, fundamental artículo, dice —señor Presidente, está usted mirando al cielo, yo quiero que me mire a mí—: "Las partes tendrán igualdad de trato y reciprocidad en la navegación fluvial, en el tránsito terrestre y en el comercio a que se refiere este tratado".

Pero resulta que el tratado se refiere todo el tiempo a los derechos que los ecuatorianos van a tener en ríos peruanos, en zonas y extensiones de las que van a disfrutar sin cesión de soberanía ni de jurisdicción, para hacer posible el derecho que el Protocolo de Río de Janeiro le da a Ecuador: el de navegar libremente el Amazonas.

Pero el tratado no dice lo contrario: que las naves peruanas —naves de paz, por supuesto, no naves de guerra— también tienen que tener el derecho de navegar aguas arribas los ríos ecuatorianos, porque sino resultaría que los ecuatorianos pueden navegar los ríos peruanos...

El señor PRESIDENTE.— Doctor Chirinos, se le ha vencido su tiempo; sin embargo, me manifiesta el doctor Salazar Larraín que le cede cinco minutos.

Puede usted continuar por cinco minutos más.

El señor CHIRINOS SOTO (Ren).— Yo le agradezco al señor Salazar Larraín, que me quiere tanto y me fastidia tanto desde que éramos compañeros en La Prensa. Y le pido al señor Presidente que me advierta un minuto antes para apurar mi intervención.

Los navíos ecuatorianos —no los de guerra— vamos a decir que se acercan a la boca del río Tigre, del río Napo o del que fuera y se encuentran con un puesto fronterizo del Perú. El Perú dará el pase correspondiente. A ello nos obliga el Protocolo de Río y este tratado.

Y al revés, señor Presidente, si las naves peruanas remontan aguas arriba el Napo, el Tigre, el Pastaza, el Santiago, todos los ríos afluentes de la margen izquierda, ¿tienen derecho los navíos peruanos de internarse en aguas de ríos ecuatorianos? Yo digo que sí, conforme al artículo 36º: "Las partes tendrán igualdad de trato y reciprocidad en la navegación fluvial (...)".

El principio está enunciado. Nuestros diplomáticos no lo han perdido de vista pero, desgraciadamente, en el tratado no se especifica el derecho peruano de transitar aguas arriba los ríos amazónicos del Ecuador, como sí se especifica el derecho ecuatoriano de cursar el Amazonas conforme al Protocolo de Río de Janeiro.

Señor Presidente, no por eso yo voy a votar en contra. Voy a votar a favor porque eso es importante. Pero pienso que, andando el tiempo —y no mucho tiempo—, debe firmarse, suscribirse y acordarse un protocolo complementario para que las naves peruanas en el Ecuador tengan los mismos derechos que las naves ecuatorianas en el Perú.

Por intermedio del Oficial Mayor del Congreso, voy a pedir una versión taquigráfica de estas palabras para que sea enviada al señor Ministro de Relaciones Exteriores, al Comandante General del Ejército, al de la Marina y al de la Aviación.

Señor Presidente, todo lo que no sea hablar claro y en serio sobre los intereses del Perú, sobre los derechos del Perú, sobre la perspectiva histórica del Perú, lamento decirlo y no miro a nadie, es demagogia; y en el reino de la demagogia debemos hacer imperar la sensatez y el patriotismo.

En nombre de la sensatez y el patriotismo, anuncio al país entero que voto a favor de los tratados que nos han presentado los países garantes, que por fin han honrado su palabra, señor Presidente. Me refiero a los Estados Unidos, la primera potencia del mundo; el Brasil, la primera potencia latinoamericana; Argentina, que no nos podía fallar; y Chile, que tiene que sujetarse rigurosamente a la doctrina del respeto a los tratados, porque sino caería el Tratado con Bolivia, caería el Tratado de Ancón y caería el Tratado de Lima de 1929.

En nombre del Perú, de sus intereses, de sus derechos, de la comunidad americana y de la comunidad mundial, doy tranquila y orgullosamente mi voto por los tratados.

Que conste en Acta, señor Presidente, en caso que me tenga que retirar, en vista de los aburridos discursos de la minoría.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Tiene el uso de la palabra la doctora Lourdes Flores Nano.

La señorita FLORES NANO (PPC).— Señor Presidente: En un momento de mi intervención voy a necesitar las filminas, le ruego que se disponga lo conveniente.

Hace algunas semanas, señor Presidente, al votar a favor de la solicitud de los países garantes para ofrecer una propuesta vinculante en relación al tema demarcatorio, comprometí mi voto por un proceso cuya primera etapa ha concluido formalmente (la firma de un acuerdo en Brasilia) pero cuya ejecución depende de varios procesos posteriores, que son a su vez dependientes: la colocación de los hitos; la aprobación congresal de los tratados que lo requieran. Siendo el de Libre Navegación un tratado que alude a aspectos tributarios, no hay duda que, conforme a nuestra Constitución, requiere aprobación parlamentaria.

Como se sabe, los aspectos mencionados están ligados porque, si no aprobamos los tratados, el acuerdo demarcatorio no entra en vigor; y, a su vez, si no se colocan los hitos, también está claro que los tratados que hoy eventualmente se aprueben no entrarían en vigor.

Por eso hoy día, señor Presidente, consecuente con mi decisión anterior, voy a respaldar la aprobación de los tratados que se sometan a nuestra consideración.

Debo, sin embargo, dejar constancia de una circunstancia: es la posibilidad de que esta votación no se realice hoy día, en cuyo caso, desgraciadamente, yo he cambiado un viaje que tenía programado hace muchos meses y no estaré mañana. Pero, repito, respaldo estos tratados a plenitud.

Lo primero que hay que precisar es que se trata de acuerdos complementarios. El de Libre Navegación se sustenta en lo previsto en el artículo sexto del Protocolo de Río de Janeiro, que indica: "El Ecuador gozará para la navegación en el Amazonas, y sus afluentes septentrionales, de las mismas concesiones de que gozan el Brasil y Colombia, más aquellas que fueran convenidas en un Tratado de Comercio y Navegación destinado a facilitar la navegación libre y gratuita en los referidos ríos".

El primer cuestionamiento que se ha efectuado es que el Protocolo sólo alude al río Amazonas y a sus afluentes septentrionales. En cambio, el Tratado de Comercio y Navegación, en su artículo 1º, repite la fórmula, pero en el 2º agrega: "A efectos de facilitar la navegación y el comercio a que se refiere el artículo anterior, el Ecuador podrá utilizar los ríos que, desde la frontera con el Perú, le permitan usar también una vía fluvial que se conecte directamente con el Amazonas (...)".

Así, mientras el Protocolo se limita a consagrar la navegación por el Napo y el Putumayo —que son los dos únicos afluentes septentrionales del Amazonas—, el tratado incluiría ríos como el Tigre, el Corrientes, el Pastaza y el Morona, que son afluentes del Marañón y que luego permitirían una navegación libre por el Marañón y el Amazonas.

El dictamen, y parte del debate en esa materia así se ha sustentado, ha esgrimido razones de índole histórica, como la consideración del Marañón y del Amazonas como un solo río. Abundaría en esa tesis, el artículo I de los denominados "Acuerdos separados al Tratado con Brasil", donde se alude al río Amazonas o Marañón y el artículo tercero del Tratado Amazónico.

Yo, sin embargo, señor Presidente, adhiero a los puntos de vista de algunos destacados geógrafos que aluden a la consideración de los ríos Amazonas y Marañón como dos unidades diferenciadas.

Pero me pregunto, si la navegación por los ríos afluentes del Marañón es sumamente difícil y se limitaría a embarcaciones de muy poco calado y en muy contadas épocas del año, ¿está allí el núcleo central de crítica al tratado? En mi concepto no lo está. Lo previsible es que el transporte estrictamente fluvial se efectúe por el río Napo, ingresando a territorio peruano por Cabo Pantoja, guarnición militar que tuve el privilegio de conocer en 1991, navegando precisamente por el Napo.

Creo pues que la posibilidad de utilizar los aludidos ríos, hipótesis de muy difícil realización, está concebida como "una facilidad para el cumplimiento del objetivo central del tratado", lo que tiene sustento en el propio Protocolo.

El segundo cuestionamiento tiene que ver con la inclusión del transporte terrestre. Se ha dicho esta mañana, y coincido con ese criterio, que tanto el Tratado de Colombia (artículo 8º) como el de Brasil (artículo 5º) aluden al transporte terrestre, de forma tal que se trata de concesiones equivalentes.

El tercero se refiere a la inclusión, sujeta al acuerdo de ambas partes, de posibilidades de transporte aéreo. Pues bien, tratándose de una modalidad sujeta al acuerdo de ambas partes, ¿dónde radica la dificultad? Si el Perú no considera que debe otorgar un régimen de libertad aérea, no lo concede. Si resultara de su interés, lo otorga.

Otro tema central son los centros de comercio. Ellos no estaban previstos en el Protocolo. Son, ciertamente, una concesión; reconozco que una concesión superior a la que tienen Colombia y Brasil, lo que el Protocolo no descarta. También es verdad que, aunque el Protocolo estrictamente se refiere a "concesiones para la libre navegación", éstos son más bien concesiones para facilitar el comercio; sin embargo, se ha dicho que son enclaves, punto sobre el cual yo tengo una radical discrepancia.

Enclave, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, es un "territorio incluido en otro de mayor extensión con características diferentes, políticas, administrativas, geográfica, etcétera". En el presente caso, no hay ningún territorio, no hay ningún terreno, no hay cesión de ninguna propiedad. Lo que hay es un contrato de concesión y, por tanto, creo que el Perú no cede de modo alguno su soberanía. Los puertos a usar son puertos peruanos. Si el centro estuviera cerca de Iquitos, el puerto a usar es el puerto peruano. Si hubiera que construirse uno en Borja o en Mazan, éste también sería peruano. Incluso, a diferencia de una zona franca, hay control aduanero para los productos que se internen (artículo 24º). Lo que se está reconociendo es un tratamiento tributario especial para mercancías que lleguen a dichos centros, provenientes del Ecuador o destinados a su territorio. Es decir, señor Presidente, no hay en mi concepto ninguna cesión de soberanía que pueda calificar el hecho como un enclave.

Pero además, señor Presidente, me pregunto, ¿en qué perjudica a los intereses nacionales esos centros comerciales, imaginando que ellos se establecieran de inmediato y marcaran una presencia muy significativa
en la vida económica del Perú?, tema sobre el cual yo tengo serias dudas.

El tratado establece que los derechos de puerto y de todos los servicios deben pagarse. Esos servicios de puerto y en general cualquier servicio deben prestarlo nacionales. Lo que se consagra es el pago a los servicios que se presten por peruanos.

En cuanto a los aspectos laborales, rige la legislación nacional, con lo que se privilegia la contratación nacional, salvo las excepciones que la ley en general en el Perú tiene para la contratación de extranjeros.

Pero, además, todos los servicios complementarios que se presten a quienes allí se desenvuelven tienen que proporcionarlos peruanos.

Así pues, si estos centros fueran de un grran dinamismo, tema sobre el que yo tengo inmensas dudas, aportarían ingresos por servicio y fuentes de trabajo, con lo que yo no veo ningún interés nacional perturbado.

Se me dirá que el problema es la penetración geopolítica, y voy a volver a ese tema en un instante.

Hay otras objeciones menores, señor Presidente, y yo quiero también contestarlas desde mi punto de vista.

Que se brinde "trato equivalente a los peruanos". Eso ya está consagrado en los tratados con Colombia y Brasil y además lo reconoce el artículo 63º de la Constitución.

Igualmente, el que se vaya a establecer un Agente de Comercio con funciones consulares. Ya existe. Y el hecho que haya un escudo o una bandera que flamee en un local consular, ocurre en todos los consulados que existen en cualquiera de las ciudades del país y, desde luego, los consulados de países foráneos existentes en Iquitos.

Que el Gobierno ecuatoriano va a designar al concesionario. Sí; pero va a ser una persona jurídica que se establece en el Perú, y yo sí creo que existe, con arreglo a nuestra legislación mercantil, posibilidades de establecer transparencia en relación a los accionistas y a la transferencia de acciones, tema que, si no recuerdo mal, fue expuesto en la Comisión por el propio doctor De los Heros en el momento que asistió.

De forma tal y si hiciera falta alguna norma sobre el particular, me parece prudente que se dicte con el propósito de dar la transparencia que nuestra legislación pueda en efecto dar. Ya hemos hecho normas de esa naturaleza o distintas para establecer derechos de veto del Perú, por ejemplo, en materia de propiedad accionaria en empresas concesionarias de servicios eléctricos y otros. Así es que creo que ése es un tema que se puede manejar perfectamente por la legislación societaria.

Los temas analizados se complementan con los alcances del Acuerdo de Integración. De él yo destacaría lo relativo a los Programas del Plan Binacional de Desarrollo de la Región Fronteriza, en particular a los denominados Programas de Infraestructura Social y Productiva que comprometen alrededor de 1 mil 500 millones. De éstos, a su vez, 1 mil millones se centran en el Proyecto Puyango-Tumbes (675 millones) y las carreteras (388 millones).

Nadie ha objetado, señor Presidente, los esfuerzos de interconexión en el lado tumbesino de nuestra frontera y ojalá, lo deseo con sinceridad, sea ésta la oportunidad de concluir el Proyecto Binacional Puyango-Tumbes que durante décadas ha significado un sueño inconcluso.

Tampoco he oído objeciones centrales a la interconexión por el lado piurano, aunque, señor Presidente, yo tendría una: el tratado se centra esencialmente en la conexión de Piura y Sullana, y me consta, señor, de mis visitas a Ayabaca y a Huancabamba, que en esas zonas hay una vocación integracionista muy grande. Ayabaca sólo se le menciona para hablar del puesto fronterizo de Cariamanga-Ayabaca. Respecto de Huancabamba no se dice nada.

Déjenme comentar, como ya lo he hecho en alguna ocasión, que recuerdo perfectamente en mi visita a San Ignacio, en la provincia de Cajamarca, que el tema central que me fue demandado fue la interconexión Namballe-Loja y que personalmente pude constatar el mal estado de la carretera en el tramo San Ignacio-Namballe y el puesto fronterizo.

El señor PRESIDENTE.— Perdón, doctora Lourdes Flores, se ha vencido sus diez minutos; sin embargo, permítame consultarle al Pleno para que le puedan prorrogar el tiempo, pues sé que usted va a pasar una filmina.

—Efectuada la consulta, se acuerda, por unanimidad, otorgarle cinco minutos adicionales a la señorita Lourdes Flores.

El señor PRESIDENTE.— Puede continuar, señorita Lourdes Flores.

La señorita FLORES NANO (PPC).— Hay pues, señor Presidente, un proceso interesante en los pueblos peruanos con vecindad a puestos fronterizos, hay un ambiente positivo a la integración, por lo menos ésa es mi constatación personal de aquellos recorridos.

La objeción central, y creo que válida, señor Presidente, surge de la inversión que ha de hacerse con los fondos binacionales para la ruta Méndez-Yaupi-Borja, vale decir, una ruta de conexión del Ecuador al Marañón. En mi concepto, si alguna concesión central hay en todos estos convenios, es ésta. Los ecuatorianos consiguen una entrada terrestre —no fluvial— al Marañón y desde allí la libre navegación. Se pone, en mi concepto, extremado énfasis en la posibilidad fluvial. Ésta es la concesión que yo juzgo mayor, a pesar que reconozco que puede contribuir en algo al desarrollo de una zona agrícola entre los ríos Santiago y Morona en territorio peruano.

Hoy se ha dicho que esto tiene que ver con una concepción de integración vial en toda el área andina; en fin, es un argumento válido, pero creo que ése no es un eje central del desarrollo peruano.

Si alguna crítica básica haría yo, sería ésta: ¿qué justifica esa carretera como inversión de fondos que podrían haber tenido mejor destino en otros proyectos fronterizos binacionales? Allí sí creo que hay un desequilibrio en el beneficio.

Pero, quizás, la mayor preocupación gira en torno al tema de la penetración económica y al cumplimiento de un objetivo ecuatoriano de presencia, aunque no soberana, económica en el Amazonas, trasladando un eventual conflicto del Cenepa al Amazonas, que es un punto de evidente interés geopolítico mundial.

En esta materia, como en todas las que suponen una definición de largo plazo, hay una apuesta y una opción.

Algunos piensan que el Perú, riesgosamente, abre sus puertas a una penetración que históricamente ha sido un objetivo nacional ecuatoriano.

Otros pensamos que la apertura económica y la globalización ineludiblemente conducen a ese destino; que esta presencia económica tampoco corresponde a una superpotencia mundial a la que tengamos que mirar con temor reverencial; y que el proceso de integración, indispensable para enfrentar los retos de la globalización, exige estimular los mayores vínculos comerciales y que, en particular, entre el Perú y el Ecuador, salvo en materia de petróleo, que hace la balanza comercial favorable para ellos, estamos aún en niveles incipientes.

Apostamos, señor Presidente, no lo niego, al peso de la apertura en una nueva relación entre naciones que hemos vivido con histórica desconfianza.

Pero lo que no puede el Perú, señor Presidente, es afrontar un propósito como el descrito sin claros objetivos nacionales de integración y una visión geopolítica de lo que aspira que la zona sea, y eso es a lo que quiero dedicar algunos minutos con las siguientes filminas.

La primera filmina muestra la Región Loreto y apunta a la urgencia de su integración. (Cuadro 1)

No podemos hablar de una integración del Ecuador al Amazonas y quedar inermes ante la desintegración nacional en una zona de esta trascendencia.


(Cuadro 1)


Qué duda cabe que un primer elemento de integración son sus ríos —el Huallaga, el Marañón, el Ucayali, el Napo, el Amazonas, el Putumayo y el Yavarí—. No obstante, las distancias hacen imprescindible una integración terrestre y aérea.

En lo que se refiere a las carreteras: de oeste a este, hemos marcado la proyectada ruta del Yaupi a Borja —es la que está más a la izquierda—, que aunque, como se ha dicho, podría generar una zona de desarrollo agrícola, es de las menos importantes.

Aparece igualmente una carretera que ha sido diseñada hace mucho tiempo y construida en parte siguiendo la ruta del oleoducto, que integraría la carretera de Borja, llega a Pantoja en el Napo y a Gúepi en el extremo nor oriental del Perú. No nos parece la prioridad y creemos que podrían haber otros mecanismos de interconexión.

En cambio, señor, sí hay por lo menos seis carreteras que son vitales para la interconexión de la zona:

La que viniendo de Tarapoto une a Yurimaguas, que está en parte construida y que debiera estar en perfecto estado, favoreciendo la conexión entre San Martín y Loreto y el abastecimiento de alimentos.

La de Requena a Colonia Angamos en el río Yavarí en la frontera brasilera.

La de Puerto Sangama —antes Puerto Arica— a Flor de Agosto en el Putumayo en la frontera colombiana, que permitiría el desarrollo de la potencialidad productiva de esa zona y la pesca que hoy sólo aprovechan colombianos y narcotraficantes, como también he podido constatar.

La de Caballococha al Yavarí, que permita también una interconexión al Brasil.

La carretera Iquitos-Nauta, casi concluida.

Y, finalmente, el tramo que podría realizarse de Iquitos a Mazan, acortando distancias y tiempo para quienes transiten al Amazonas desde el Napo.

A todo eso, señor Presidente, hay que sumar una interconexión aérea con los vuelos de acción cívica, que no pueden ser esporádicos, así como la eventual promoción de la inversión privada para el desarrollo del transporte aéreo.

No podemos darnos el lujo de seguir desintegrados. No es un temor a la penetración ecuatoriana; es un imperativo nacional para un país que quiera sentirse que alcanza a todos los confines de su territorio.

Pero creo que hay que pensar —y pasemos a la siguiente filmina— en términos de nuevos retos internacionales. Creo que hay que pensar en términos de objetivos políticos.

Me falta muy poco, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Sí, doctora Lourdes Flores, por favor, concluya usted con su exposición.

La señorita FLORES NANO (PPC).— Hay que pensar, señor Presidente, en objetivos geopolíticos peruanos.

Lo que esta filmina muestra (Cuadro 2) es lo que constituye la verdadera potencialidad del Perú, ser lo que somos de acuerdo a la geografía: el puente entre
(Cuadro 2)


el Pacífico y el Atlántico, el eje Paita-Sarameriza-Iquitos-Manaos-Belém Do Pará. Ése es el gran reto, señor Presidente.

Pensemos sólo en las consecuencias de un posible aprovechamiento a partir del año 2000 cuando el Canal de Panamá regrese a manos panameñas.

Acaso, señor Presidente, lo que el Perú no tiene que hacer es prepararse para aprovechar lo que la naturaleza nos da para completar los tramos viales, para desarrollar los puertos en el Amazonas —en Iquitos—, en el Marañón —Sarameriza— y en el Pacífico —Paita, Pimentel o Eten—, que nos permitan jugar un papel importante de salida de los productos brasileros al Pacífico y en el ingreso de productos asiáticos al Brasil. ¡Ése es el gran objetivo!

La presencia ecuatoriana no es determinante, pero puede ser la circunstancia que nos obligue finalmente a hacer realidad nuestro verdadero proyecto geopolítico.

Si algún temor tenemos a la competencia, preparémonos para ella. Si tememos que Guayaquil puede ser importante, pues invirtamos en Paita y en Piura.

Si tememos la presencia en Loja o en Cuenca, pues aprovechemos las circunstancias e invirtamos en Jaén y en Bagua.

Si pensamos que tenemos la oportunidad de prestar servicios, invirtamos en Iquitos.

Si pensamos que podemos ofrecer este puente, hagamos lo necesario para reducir costos y hacer una oferta exportable posible.

Frente a esta mirada, señor, frente a esta visión de futuro, frente a este proyecto nacional, yo no estoy dispuesta a secundar el derrotismo, que en el fondo importan las dos frases: "la penetración económica" o las "concesiones históricamente dadas por el Pérú".

Yo pienso en el Perú triunfador, porque quienes a lo largo de su historia —los ecuatorianos— dijeron ser un país amazónico, hoy, en el rediseño de sus mapas, tienen que mostrar el eclipse de esa fantasía. Pero nuestro Amazonas sí puede servir al reto de la integración y al sueño de la bioceanidad.

La mía, señor Presidente, es la visión de un país triunfador que, fiel a su verdad territorial que quedará consagrada en los hitos que se coloquen sobre la Cordillera del Cóndor, puede mirar al mundo al final del siglo XX con la misma hidalguía con que los incas miraron a los pueblos conquistados en América del Sur, o con que nuestros centros universitarios inspiraron la cultura de toda la América, o con que nuestros soldados en las Pampas de Junín o en Ayacucho sirvieron a la libertad de América.

Ésa es la visión de la paz por la que yo apuesto y que espero, por obra de una nueva actitud política, sea perdurable para honrar así la memoria de quienes cayeron en defensa de nuestro territorio y para quienes el mejor homenaje ha de ser, desde mi punto de vista, el que nunca más incidentes fronterizos enluten a una familia peruana.

A esa visión del Perú y a esa ilusión latinoamericana es a la que, si Dios me lo permite, desde este escaño quiero hoy servir con mi respaldo.

Muchas gracias, señor Presidente.

—Asume la Presidencia el señor Víctor Joy Way Rojas, durante la anterior intervención.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Javier Alva Orlandini.

El señor ALVA ORLANDINI (CODE-AP).— Señor Presidente: En Brasilia, el 26 de octubre fue suscrito el acuerdo global entre los Presidentes de Perú y Ecuador y con el aval de los Presidentes de los países que fueron los garantes del Protocolo de Río de Janeiro, salvo el de Estados Unidos, que estuvo representado adecuadamente. También asistió el Presidente de Colombia.

Ese documento, lamentablemente, no ha sido remitido por el Poder Ejecutivo al Congreso, ni siquiera por cortesía. De manera que estamos debatiendo dos tratados suscritos por los cancilleres de Perú y Ecuador, que son complemento del acuerdo presidencial, prácticamente son anexos a ese acuerdo y, por lo tanto, no tenemos una visión integral del problema.

Debemos hacer esfuerzos para recordar que en el acuerdo presidencial los países garantes, que estaban obligados a cumplir el Protocolo de Río de Janeiro, se excedieron en cuanto a las atribuciones de las que estaban premunidos.

El Congreso del Perú sin cumplir con lo preceptuado en el artículo 56º de la Constitución dictó una resolución legislativa, con el Nº 26982, en virtud de la cual se aprobó el procedimiento planteado por los países garantes y presentado por el Poder Ejecutivo. En realidad no se conocía cuál era el procedimiento, y los países garantes que actuaron como árbitros decidieron que 1 kilómetro cuadrado en la zona denominada "Tiwinza", que según los presidentes de los países garantes había sido entregada por Ecuador a la MOMEP, debería quedar como propiedad privada de Ecuador. Ése es un hecho que, en mi concepto, no está ajustado a la Constitución Política de la República.

El artículo 54º de nuestra Carta Magna establece literalmente, en su primera parte, lo siguiente:

"El territorio del Estado es inalienable e inviolable. Comprende el suelo, el subsuelo, el dominio marítimo, y el espacio aéreo que los cubre (...)".

Esta norma tiene como antecedente el artículo 33º de la Constitución de 1933, que establecía que el territorio del Estado es inalienable; así como el artículo 97º de la Constitución de 1979, que establecía también que el territorio de la República es inviolable y que comprende el suelo, el subsuelo, el dominio marítimo y el espacio aéreo que los cubre. De manera que la actual Constitución establece no solamente que el territorio es inviolable, sino que es inalienable.

¿Y qué ocurre con el kilómetro cuadrado de Tiwinza que el Perú se obliga, por el acuerdo presidencial, a transferir a Ecuador?

Se está enajenando a título gratuito un territorio del Perú que es inalienable y que es inviolable.

No hay necesidad de que se recurra al decreto supremo, a que hace alusión otra norma de la Constitución, para que se permita el uso o la posesión de ese territorio por parte de Ecuador.

En los dictámenes que somete la Comisión de Relaciones Exteriores a conocimiento del Pleno del Congreso se hace referencia a una serie de temas minuciosamente tratados y que ha expuesto en forma brilllante el Presidente de esta Comisión, congresista
Sandoval; sin embargo, debo destacar el hecho de que el Poder Ejecutivo dictó la Resolución Suprema Nº 477-98-RE, que establece que los tratados tendrán vigencia a partir de que se coloque el último hito.

Empero, si se revisa los tratados que están sometidos a conocimiento del Congreso, puede advertirse que el artículo 39º del Tratado de Comercio y Navegación establece que entra en vigencia en cuanto se apruebe, y lo mismo ocurre con el Acuerdo de Integración Fronteriza, en cuyo artículo 33º hay una norma semejante.

En consecuencia, si nosotros consideramos que la Constitución del Perú establece que las normas del Estado rigen a partir del día siguiente de su publicación, las dos resoluciones legislativas que la Comisión informante propone que el Congreso apruebe entrarían en vigencia al día siguiente de su publicación y, en consecuencia, quedaría sin efecto la disposición de la Resolución Suprema Nº 477-98-RE, en cuya parte final literalmente se dice: "quedando su vigencia condicionada a la colocación del último hito, conforme lo dispone el cronograma de Río de Janeiro del 19 de enero de 1998".

Considero, señor Presidente, que es necesario que los proyectos de resolución legislativa sugeridos por la Comisión de Relaciones Exteriores sean modificados, estableciendo que la vigencia de esas disposiciones legislativas está condicionada a la colocación del último hito, conforme a la resolución suprema citada; de lo contrario, estaríamos ante una situación totalmente contradictoria. El Poder Ejecutivo indica que los tratados van a entrar en vigencia en cuanto se coloque el último hito, mientras que los tratados indican que entrarán en vigencia en cuanto lo disponga la normatividad legal de cada Estado; y, finalmente, las resoluciones legislativas propuestas por la Comisión de Relaciones Exteriores, al no señalar plazo, van a entrar en vigencia al día siguiente de su publicación.

Estos hechos determinan que haya una situación de confusión en el país porque... Si no me descuentan el tiempo con todo gusto, depende del Presidente. Parece que el Presidente está distraído.

Señor Presidente, me pedía una interrupción, la estoy concediendo, pero con la venia y con el cargo de...

El señor PRESIDENTE.— Está para concluir, señor Alva. Procede la interrupción, pero con cargo a su tiempo.

El señor ALVA ORLANDINI (CODE-AP).— No, sin cargo a mi tiempo.

Quiero decir, señor, que me parece inconveniente que se permita el tráfico de naves de guerra por los ríos de la amazonía.

Considero, asimismo, señor Presidente...

Me concede su tiempo el señor congresista Heresi.

El señor PRESIDENTE.— Correcto, señor Javier Alva. Continúe.

El señor ALVA ORLANDINI (CODE-AP).— A pesar de que no estoy de acuerdo, le puedo conceder el minuto o el medio minuto que solicita el congresista Sandoval.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la interrupción, señor Sandoval.

El señor SANDOVAL AGUIRRE (C90-NM).— Para aclarar el tema relacionado a la vigencia de los tratados, a través de la Presidencia, colega Alva Orlandini.

No nos olvidemos que una vez que se aprueben los tratados en el Congreso —como esperamos que así sea—, éstos no tendrán vigencia hasta que sean ratificados por el Presidente de la República. De tal manera que su preocupación respecto de que adquieran vigencia inmediatamente sin haberse puesto el último hito, está salvado con el hecho de que, obviamente, falta el trámite de la ratificación correspondiente por el Presidente de la República, que seguramente se hará en el momento de la colocación del último hito.

Sólo quería aclarar ese punto, colega.

El señor PRESIDENTE.— Puede continuar, señor Javier Alva.

El señor ALVA ORLANDINI (CODE-AP).— Señor Presidente: Pero lo que ocurre es que, al no entrar en vigencia los tratados, no se va a colocar el último hito. De manera que estamos en un círculo vicioso.

En todo caso, yo no discuto el hecho de que le corresponda al Presidente de la República la ratificación de los tratados, lo cual no tuvo en cuenta el Congreso en la sesión anterior, cuando aprobó la Resolución Legislativa Nº 26982, que permitió que los garantes se conviertan en árbitros.

Señor Presidente, me pide una interrupción el congresista Ferrero, con cargo de que me devuelva el tiempo.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la interrupción, señor Ferrero.

El señor FERRERO COSTA (C90-NM).— La confusión se debe a que el congresista Alva no tiene a la mano el Cronograma de Aplicación de la Declaración de Brasilia.

En ese cronograma, que se lo vamos a hacer llegar, dice, textualmente: "La erección y formalización de los hitos será efectuada por un equipo binacional tan pronto como se haya suscrito el acuerdo global antes referido, teniéndose en cuenta que ningún aspecto de tal acuerdo entrará en vigencia mientras no se haya colocado y formalizado el último hito".

Y como el tratado menciona el cronograma —y éste es el cronograma—, no hay ejecución mientras no haya últimos hitos.

La devolución del tiempo de la interrupción que usted me ha concedido la puede usted tomar, doctor, cuando me toque el uso de la palabra.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE.— Puede continuar, señor Javier Alva.

El señor ALVA ORLANDINI (CODE-AP).— Le agradezco la aclaración.

Sin embargo, tengo también a la mano no solamente la propuesta de los garantes, sino el documento que fue suscrito por los Presidentes. Y la claridad con la cual explica esta materia el congresista doctor Ferrero no se infiere de los documentos a que hemos hecho referencia.

De manera que subsiste la situación de que vamos a aprobar tratados que serán ratificados por el Presidente de la República, que entrarán en vigencia en cuanto esos tratados sean publicados y la colocación del último hito no se va a producir.

De manera que, aunque yo voy a votar en contra de las dos resoluciones legislativas que han sido propuestas y que están en debate, sugiero que se agregue a cada una de esas resoluciones un artículo que diga que entrará en vigencia cuando se coloque el último hito, para que no exista ninguna duda en la opinión pública.

Finalmente, señor Presidente, debo decir que no se le ha dado a estos documentos la difusión necesaria, salvo los fragmentos de los discursos de Mahuad y Fujimori en los medios televisivos. Por eso es que hay desinformación en el país, por eso es que se han producido protestas en diversos pueblos —no solamente en Iquitos— que están en desacuerdo con la formalización de estos instrumentos que van a comprometer no solamente el presente sino también el futuro del país.

Nosotros somos partidarios, naturalmente, de la paz. Queremos que dos países que tienen una historia que se remonta más allá de la época de la Independencia, que está inscrita incluso en la época anterior al descubrimiento de la América, tengan un futuro de prosperidad y de cordialidad. Pero veo que esos tratados no consultan el interés de la República y, por lo tanto, como hay normas de la Constitución que están siendo violadas por estos instrumentos, me parece que hay que reformar la Constitución a través de un referéndum, aplicándose las normas del artículo 32º y del artículo 106º de la Constitución.

No hay tratados en vigor. De manera que se puede someter un tratado que no está en vigor a la consulta del pueblo peruano. Que el pueblo decida y que no sea el Congreso, que ahora es expresión de una minoría, el que tome una decisión tan importante para el país.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias.

Tiene la palabra el señor Jorge Donayre, por el tiempo de diez minutos.

El señor DONAYRE LOZANO (DEMO).— Señor Presidente: Debo referirme en esta noche a un tema que tiene necesariamente que ver con el espacio geográfico denominado Loreto, porque el Tratado de Libre Navegación y Comercio está íntimamente vinculado con mi tierra.

Pues bien, señores parlamentarios, lo mínimo que se puede hacer en la vida cuando está de por medio un hogar que exige y obliga al respeto, es consultar si se puede penetrar en ese hogar, en esa casa o en ese espacio geográfico.

Sin embargo, el gobierno del presidente Fujimori y el Parlamento Nacional no han querido consultar al pueblo de Loreto, a través de un referéndum, si éste está o no está de acuerdo con que los ecuatorianos tengan 300 hectáreas dentro de nuestro sagrado suelo.

No se ha consultado en absoluto y los ecuatorianos, por ese tratado, van a tener dos centros comerciales, cada uno de ellos, lamentable y dolorosamente para la conciencia, estarán desarrollando la actividad económica de los ecuatorianos.

Ustedes van a autorizar, van a legalizar este convenio sin haber consultado a mi pueblo, y mi pueblo ya está en rebeldía.

Ustedes, esta noche, van a consagrar algo que se va a escribir y que ya está escrito, porque muchos de nosotros ya hemos escrito los nombres de cada uno de ustedes en precaución de lo que nos pueda suceder.

Ustedes están tomando una determinación que afecta hondamente el sentimiento patriótico de un pueblo de Loreto. Por eso les hago una pregunta, sólo una pregunta, y esta pregunta tiene que responderme aquél que está dispuesto a acompañar a los ecuatorianos a ingresar a Loreto: ¿cómo van a entrar los ecuatorianos a Loreto? ¡Ésa es la pregunta! Mientras vivan los loretanos es muy difícil que entren los ecuatorianos. Ésa es la respuesta.

Ustedes pueden haberse puesto de acuerdo, pueden haber convenido con el Ecuador lo que crean por conveniente, pero como no han consultado con Loreto, este pueblo tiene todo el derecho, por ser la extensión más grande de la República, de cuidar los principios soberanos de la patria.

Ahora bien, ¿por qué Ecuador quiere entrar a Loreto por el Marañón? ¿Cuál es el interés? Porque al ingresar por el Marañón están ingresando a la provincia de Loreto, con su capital Nauta, en cuya provincia está la riqueza petrolera; a su vez, el Amazonas nace de la unión del Marañón con el Ucayali, con lo que los ecuatorianos tienen el ingreso a todo el Perú a través del Amazonas; y a través del Ucayali llegarán a Pucallpa, y de Pucallpa llegarán a todo el Perú.

Señor Presidente, en esta tarde dolorosa, triste, en nombre del pueblo loretano quiero leer algunos pensamientos de un guerrero que supo escribir: "Vamos patria a caminar, yo te acompaño, yo me quedaré ciego para que tengas ojos, yo me quedaré sin voz para que tú cantes, yo he de morir para que tú no mueras. Habré de quedarme ciego para que la patria vea sus límites inviolables; me quedaré sin voz para que la patria cante soberanía; preferiré la muerte"; como prefiere el pueblo loretano antes de la entrega de territorio peruano, que sí hay entrega, unos dicen pequeño, pero hay entrega de territorio patrio.

Señor, puedo decir con mi pueblo igual que dijo este guerrero; puedo decir, patria, patria, los generales acostumbran a orinar tus muros, pero yo digo que orinan nuestros muros porque no son capaces de orinar los muros de los otros países que afectan los principios soberanos de nuestra patria.

Presidente, vamos a tener que hablar de este tema a través del tiempo y de la historia, muchos nombres se escribirán con acento de gloria, muchos hombres hablarán de la patria profunda; pero yo, señor, igual que mi pueblo, diré: patria, caminemos juntos; sí, juntos, con el que tenga, como un loretano, un corazón; patria para quererte.

Señor Presidente, después de este convenio de navegación, después de la entrega de Tiwinza, después de todo lo que se ha hecho y hoy se consagra para el dolor eterno de los pueblos de la amazonía y fundamentalmente para los loretanos, digo que con este tratado se ha tirado al suelo la Biblia de la conciencia. Sí, se ha tirado al suelo la Biblia de la conciencia para destruir el templo sagrado de la patria.

Se ha tirado al suelo la Biblia, señor, más aún cuando hay personas que creen, al decirnos a los loretanos, que va a haber mucha inversión de Ecuador, que va a haber mucho dinero que viene del extranjero, como si el dinero fuera capaz de comprar la conciencia sagrada de quienes nos sentimos peruanos, de quienes hemos recibido la enseñanza de nuestros padres y de los militares, señores, de los militares que nos dijeron que patria es el suelo donde se ha nacido, es el patrimonio de honor y de gloria que nos legaron nuestros padres y que nosotros legaremos a nuestros hijos.

¿De qué patria podemos hablar? ¿Qué vamos a legarles ahora, señor? Vamos a legarles, dolorosamente, una historia negra, una historia triste; pero, como decía Henry Pease, "la historia sigue, la historia no para, la historia no termina, la historia continúa"; y cuando la historia llegue a su fin, cuando llegue el momento —que va a llegar pronto—, habrán juzgados y Loreto será redimido por el bicolor nacional.

Gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el doctor Carlos Torres y Torres Lara.

El señor TORRES Y TORRES LARA (C90-NM).- Hago uso de la palabra, señor Presidente, para levantar algunos cargos sobre la supuesta entrega de treintaicuatro kilómetros cuadrados que habría cedido el Perú al Ecuador.

Vamos a levantar esos cargos, poniendo a la luz algunas informaciones que se han tenido que mantener en secreto durante siete años, pues sólo se mencionaron en las sesiones secretas; y que ciertos sectores de la oposición aprovecharon estos años para confundir a la población, porque tenían la seguridad de que siendo una información secreta, dada en una sesión de esa naturaleza, no podrían ser de conocimiento público.

Pero antes de ingresar al tema Cusumaza-Bumbuiza, deseo dejar constancia de un punto que nadie ha mencionado antes, es decir, el terreno que se transferirá a Ecuador dentro de la zona de Tiwinza.

Si bien es denominado por los garantes como propiedad, no lo es jurídicamente, dado que un propietario tiene el derecho de usar el bien a su libre decisión, explotarlo directa o indirectamente y disponer de él a través de la venta o, incluso, hipotecarlo. Sus acreedores pueden, además, embargarlo. Pues bien, Tiwinza, se transfiere sólo para realizar actos de recuerdo a los soldados fallecidos durante el año 1995, mediante homenajes, previamente autorizados por el Perú, en dicho terreno, el que se mantiene bajo la soberanía del Perú por ser territorio del Perú. El Ecuador no puede explotarlo, directa ni indirectamente, no puede hacer sembríos para su comercialización, no puede poner fábricas ni servicios de comercio, no puede tampoco hipotecarlo ni darlo en gravamen, como tampoco puede venderlo ni cederlo a terceros. Eso, señores, no se llama "propiedad", sino derecho de uso restringido.

Por eso, la transferencia de Tiwinza no es más que un terreno en Tiwinza, que si bien tiene nombre de propiedad, sólo concede un derecho de uso.

Ahora, revelaremos algunas informaciones que estuvieron reservadas durante siete años para que la defensa del Perú, en el seno de los organismos internacionales, como lo hizo quien habla ante las Naciones Unidas, pudiera tener más fuerza y ninguna duda por parte de nuestros opositores en el exterior.

Comenzaremos señalando lo que el Ecuador quería, y que consistía en ampliar su territorio en más de una tercera parte, tal como se ve en el siguiente cuadro (ver cuadro 1). Tal posición, era la sostenida hasta avanzada la década del noventa.

Cuadro1

Aspiración Territorial del Ecuador en Pleno
desconocimiento del Protocolo



En 1991, el Perú vivía una intensa guerra contra el terrorismo e, incluso, por referencia hecha en el diario El Comercio, Abimael Guzmán había declarado que él seguiría la guerra simultáneamente a la que pudiéramos tener con el Ecuador.

En 1991, el Perú se jugaba su destino final frente a la posibilidad de dos guerras que lo habrían destruido, porque se sumaba a ese hecho el que las Fuerzas Armadas no estaban en capacidad de combate, debido a la carencia de recursos y a la inflación de siete mil por ciento que había generado el gobierno anterior.

En ese tiempo, y siendo Ministro de Relaciones Exteriores quien habla, sostuve una tesis importante para no entrar a un conflicto armado con el Ecuador, es decir, que nuestras Fuerzas Armadas no estaban en condiciones de enfrentar, en ese momento: una guerra; pero, en realidad, había una segunda y más importante verdad, que se le comunicó al Congreso de la República en varias sesiones secretas, es decir, que, si bien el Protocolo de Río de Janeiro había señalado con absoluta claridad los límites entre el Perú y el Ecuador, manteníamos un área indefinida según Acta suscrita en 1948, durante el gobierno del Presidente Bustamante y Rivero, como lo explicaremos más adelante.

En el cuadro que presentamos a continuación (Ver cuadro 2), se puede observar el mapa actual del Perú, que no ha variado en absoluto, mientras que las pretensiones del Ecuador, que buscaba aumentar su territorio en más de una tercera parte, incorporando, incluso, a Iquitos, como parte de su territorio, han quedado desvanecidas.

Cuadro 2

Sin embargo, había tres zonas pendientes de demarcación, que consistía en poner los hitos en la zona que se había delimitado mas no demarcado. La primera, sobre la Cordillera del Cóndor; la segunda, entre los hitos Cusumaza-Bumbuiza y Yaupi-Santiago; y la tercera, en Lagartococha. Tanto en la Cordillera del Cóndor como en Lagartococha, no hubo suscripción de documentos que alteraran el planteamiento del fallo de Dias de Aguiar, pero en cuanto a la demarcación del Cusumaza-Bumbuiza con el Yaupi-Santiago, el Acta de 1948, suscrita entre los representantes de los dos gobiernos, dejó constancia que no había acuerdo en el lugar donde se ubicarían los hitos. Entre hito e hito hay aproximadamente doce kilómetros y medio, por lo cual no puede decirse que se haya perdido o ganado treintaicuatro kilómetros cuadrados, porque, simplemente, no existían demarcaciones o delimitaciones diferentes.

En los siguientes cuadros vemos los mapas 3 y 4, en donde queda claro tanto la zona de la Cordillera del Cóndor como la del hito Cusumaza-Bumbuiza y Yaupi-Santiago. (Ver cuadro 3 y 4)

 

Cuadro 3
Cuadro 4

En esa zona, el fallo de Dias de Aguiar tenía tres planteamientos dudosos, cosa que no se había podido difundir públicamente porque desmerecían las posibilidades de defensa del Perú, internacionalmente.

En efecto, el fallo de Dias de Aguiar, en la parte pertinente, dijo: "Somos del parecer que la frontera debe ser así definida. De la naciente del río San Francisco seguirá por el divortium aquarum, entre los ríos Zamora y Santiago, hasta la parte norte (...)". Lo que está diciendo es que la línea debe ir por encima, en realidad, de la Cordillera del Cóndor. ¿Correcto?

Luego dice: "de donde se desprende el contrafuerte". Esta palabra es sustancial. ¿Qué cosa es un contrafuerte? Un contrafuerte, de acuerdo a los diccionarios técnicos y los normales, es un conjunto de cerros que apoya a una cordillera. En consecuencia, la Cordillera del Cóndor termina en determinada zona y luego aparece el contrafuerte que apoya a la cordillera.

En consecuencia, el punto, para Dias de Aguiar, fue que llegara hasta el contrafuerte. Dice: "(...) contrafuerte que va a terminar frente a la confluencia del Yaupi". Vale decir, él pensaba que el contrafuerte llegaba hasta el Yaupi y, en consecuencia, no había ningún problema respecto a Yaupi-Santiago; es decir, termina la cordillera y, a continuación, siguen los cerros que sostienen a la cordillera y éstos llegan al Yaupi-Santiago; entonces, no había ningún problema. Pero, él mismo, en su resolución, trae algunas dudas, que son las siguientes:

Dice: "(...) contrafuerte que va a terminar frente a la confluencia del Yaupi (más o menos en el punto D de la Carta N° 18)". ¿Qué cosa es "más o menos"? ¿"Más o menos" son diez metros, cien metros, quince metros, multiplicados por doce y medio? No había precisión en esos términos, y de eso tampoco podíamos hablar. Teníamos que afirmar los derechos del Perú, como cualquier abogado o cualquier persona defiende los máximos intereses de su país; digo, abogado, por
la defensa que normalmente se hace, y, en este caso, con mayor razón, porque era mi país.

Pues bien, entonces, el fallo dice que llega hasta el Yaupi más o menos en el punto D de la Carta N° 18. Sigue diciendo: "en seguida, por ese contrafuerte, esto es, por el divisor que separa las aguas que van para el norte a desaguar en el río Santiago —y luego continúa la descripción—, arriba de la boca del Yaupi, de las que van para el este a desembocar en el mismo río, abajo de dicho afluente".

Luego, crea una nueva duda, diciendo: "Si la extremidad de este divisor de aguas no alcanza a la confluencia del Yaupi, la divisoria será una recta entre su extremidad y la referida confluencia". Entonces, él no sabía, realmente, dónde terminaba el contrafuerte; suponía que éste terminaba aquí, en el Yaupi-Santiago.

Luego, él tampoco sabe exactamente dónde queda el punto D, porque dice: "más o menos por el divisor que separa las aguas". Al final, para más dudas, todavía en este párrafo corto, dice: "Si la extremidad de este divisor de aguas no alcanza a la confluencia del Yaupi, la divisoria será una recta entre su extremidad y la referida confluencia".

Todos esos problemas quedaron vigentes en esta línea de doce kilómetros y medio. Pero, nosotros no podíamos afirmarlo, porque teníamos ya una opinión al respecto, la que vamos a ver a continuación.

Ahora bien, quiero que recuerden los siguientes conceptos, que son importantes. El arbitraje de Dias de Aguiar —que sólo pudimos tratar en una sesión reservada y ahora podemos manifestar públicamente, después de siete años de resistir acusaciones que fueron mentirosas e irresponsables, porque no leyeron los documentos o no escucharon con claridad lo que se decía— contiene más de un parecer dudoso en su interpretación para la demarcación final de la frontera.

Veamos:

Cuadro 5

En conclusión:

El arbitraje de Braz Dias de Aguiar, contiene más de un parecer, dudoso en su interpretación, para la demarcación final de la frontera. Veamos:

1. Toma como punto de referencia la existencia de un "contrafuerte" que debe llegar hasta el río Yaupi.

2. Al señalar, de esta forma, la línea de frontera, PRECISA que el punto de encuentro está "más o menos" en el punto D de la Carta 18.

3. Luego, prosigue la demarcación, presentando dos posibilidades más de interpretación:

a) Que la línea sea el "divisor de aguas" señalado, siempre y cuando llegue hasta el río Yaupi; o, en caso contrario,

b) Que la línea de frontera, sea una "recta" desde el origen del divisor hasta el citado río.

El primer punto que debemos recordar es que la resolución de Dias de Aguiar habla de un contrafuerte que debe llegar hasta el río Yaupi, pero no llegaba al río Yaupi. Segundo, al señalar, de esta forma, la línea de frontera, precisa que el punto de encuentro está más o menos en el punto D de la Carta 18. Tercero, prosiguiendo la demarcación, dice: a) que la línea sea el divisor de aguas; y la siguiente duda: b) si la línea de frontera no llega hasta ese punto, entonces se tira una línea recta.

En consecuencia, crea seis alternativas. Obviamente, nosotros defendimos ante las Naciones Unidas la mejor posibilidad para el Perú, en ese momento, e informamos en la sesión secreta sobre estos puntos.

Pues bien, más tarde, en el año 1948, durante el gobierno del Presidente —y jurista— Bustamante y Rivero, se suscriben dos actas en las que cada parte dejó constancia de su opinión demarcatoria. (Ver cuadro 6)


Cuadro 6

La primera afirmación es ésta: Que, entre este hito, Cusumaza-Bumbuiza, y este otro hito, Yaupi-Santiago, hay doce kilómetros y medio lineales. Ese punto es importante. Ahora bien, el segundo punto es que, de aquí nunca se trazó una línea por parte del Perú ni del Ecuador, sino simplemente se lanzaron propuestas y opiniones; incluso, cuando se llegó al hito Cusumaza-Bumbuiza, se dejó constancia en un Acta —como vamos a ver a continuación— en la cual se indicaba que la opinión peruana era una ruta más o menos de esta naturaleza, ¿no es cierto? Esto también vamos a explicarlo. Luego se indicaba una ruta que era la opinión ecuatoriana.

Ya tenemos dos opiniones. Cada parte dio su opinión, pero no demarcó. Por lo tanto, no puede considerarse que acá haya un área que se haya perdido o que se haya ganado, porque nunca existió una posición, sino opiniones al respecto.

Precisamente, a continuación presentamos el Acta de inauguración del hito levantado en el punto del contrafuerte antes mencionado. (Ver cuadro 7).

Cuadro 7


 

Ahí, el 18 de agosto, siendo Presidente de la República el jurista, doctor José Luis Bustamante y Rivero, se señaló:

"Cuarto: Dejar constancia de la demarcación entre el hito Cusumaza-Bumbuiza y la confluencia del Yaupi con el Santiago, ha quedado sin realizarse sobre el terreno, en la presente campaña (...)

Quinto: El Jefe de la Brigada Peruana, teniente primero Enrique Villa Salcedo, que trabajó en dicha brigada, subraya: "Que donde el hito (...)"; y describe la posición que después veremos.

"Sexto: "El Jefe de la Brigada Ecuatoriana expresó (...)", igualmente, su punto de vista.

En consecuencia, había dos puntos de vista, en calidad de opiniones. (Ver cuadro 8).

 

Cuadro 8





Muy bien. ¿Qué sucedió?

Ahora, ya tenemos dos planteamientos, los que se reflejaron en las líneas consignadas en puntos suspensivos. Por un lado, la posición, nada menos que del representante del Perú, es decir, su opinión, la que habrá que discutir; y, por otro lado, la opinión del representante ecuatoriano. Pero, ¿qué hicieron? Después de sentar esa Acta, se fueron directamente a este lugar y continuaron demarcando el resto de la frontera; pero esta zona quedó sin límites demarcados.

Los límites están en el Protocolo. Claro, eso es lo que me contestó alguna persona en esa ocasión y, entonces, eso significaba que el hito Cusumaza-Bumbuiza pasaba, directamente, hasta el Yaupi-Santiago. Ésa es la posición ecuatoriana, porque así lo señalaba precisamente el Protocolo.

Alguien me sugirió, en un momento determinado: señor ministro, pero si de un punto al otro, lo más lógico es una línea recta y terminamos con el problema; y yo le dije: perdón, ésa es la opinión de los ecuatorianos, como aquél que está reclamando por ahí.

Entonces, el problema no era una línea recta, sino que nosotros podíamos aún lograr una curva que nos permitiera un mejor desarrollo.

El Ministerio de Relaciones Exteriores precisó una novedad importante en 1987, previa consulta hecha por el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, en virtud de las dos propuestas existentes desde 1948. El Ecuador instaló un puesto de vigilancia dentro de dicha zona —Teniente Ortiz—, motivo por el cual, en ese año, la Cancillería autorizó o dio las voces necesarias para instalar nuestro puesto Pachacútec.

Con esto queda claro —a través de documentos del tiempo en que gobernaron otros dirigentes— que la penetración en esta zona discutible —hecho que no podíamos sostener en ese momento pero que realmente era así, debido a los planteamientos dudosos de Dias de Aguiar— se había dado entre 1979 ó 1980. Me refiero al puesto de vigilancia ecuatoriano Teniente Ortiz.

Algunos han escrito que hemos perdido nuestro puesto Teniente Ortiz. Señores, Teniente Ortiz es un héroe del Ecuador, es un puesto del Ecuador, por el propio nombre que tiene. Entonces, ellos habían establecido, entre los años 1979 y 1980 —es decir, diez años antes de que entrara Fujimori al Gobierno—, este puesto de vigilancia en dicha zona.

En el año 1987 —son documentos, no son palabras— el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, el 5 de julio de 1987, se dirige al Ministro de Relaciones Exteriores, Allan Wagner Tizón, diciéndole lo siguiente: "Señor, en esta zona ha ingresado un puesto Teniente Ortiz que está desde hace años".

El Comando Conjunto peruano, pregunta: "Solicitamos opinión del Ministerio de Relaciones Exteriores sobre si nosotros podemos también poner un puesto en esa zona". Pues bien, ése es el puesto peruano denominado Pachacútec.

¿Qué le contesta Wagner Tizón?

Voy a leer un solo párrafo, que es muy explicativo (año 1987).

El Canciller hace toda la explicación que, más o menos, he proyectado aquí, indicando la inestabilidad de la zona. En los documentos internos, se hablaba, claramente, de "zona de divergencia".

Claro, los ecuatorianos querían irse hasta Iquitos; pero, en el supuesto de aceptar el Protocolo tal discusión, sería sobre esta pequeña área, así como las otras dos. Es decir, ellos tenían dos opciones: la primera opción era irse hasta Iquitos; si la perdían, la segunda opción eran los tres puntos en donde hemos ganado.

Después de explicar en varias páginas, el ministro, responsable de los hechos, y conociéndolos, dice en el quinto punto: "Como resultado de esta divergencia, bien se apreciará que existe una pequeña área territorial, que cada país considera dentro de su soberanía y, si bien el Ecuador ha instalado un puesto de vigilancia en dicha zona, en razón de su posición oficial aludida, nada opta para que el Perú —por la misma razón o sustento— pueda también instalar el puesto de vigilancia Pachacútec, cuestión ésta que, evidentemente, sólo podrá significar el mantenimiento de un equilibrio de posiciones".

Wagner Tizón, gran conocedor del tema —a quien desde aquí halago y no critico, por si acaso—, sabía cuál era la situación, pero ésta era una información totalmente reservada, que hasta hoy no se podía manejar. Entonces, él le contesta al Comando Conjunto: "Sí, hay que penetrar esta zona y poner el puesto Pachacútec allí, porque los ecuatorianos han hecho lo mismo, y si es una `zona de divergencia', que no sabemos cómo terminará, es conveniente, porque esto logrará un equilibrio de posiciones".

¿Nosotros podíamos decir eso en la televisión, en la radio, en las Naciones Unidas? Por supuesto que no. Fueron siete años de silencio esperando que la situación se superara. Esto, pues, acredita que el puesto Teniente Ortiz, en primer lugar, es ecuatoriano; en segundo lugar, que está ahí diez años antes del Gobierno de Fujimori; en tercer lugar, en 1987, ingresó a ésa zona un puesto a pedido de las Fuerzas Armadas, con el visto bueno del Ministerio de Relaciones Exteriores, para hacer un equilibrio de fuerzas. Éstas son las novedades que quería decirles.

Sin embargo, ¿qué cosa fue el Pacto de Caballeros? El Pacto de Caballeros significó lo siguiente: desde este puesto Teniente Ortiz, se desplazó una patrulla ecuatoriana que ingresó por ésta zona. Entonces, el puesto Pachacútec envió, también, una patrulla para detenerlos. El problema fue un enfrentamiento en esa zona, que durante semanas tratamos en Nueva York, en Washington, en Chile y en Perú, los ministros correspondientes. Por un lado, el distinguido canciller Diego Cordobés y, por este otro, el modesto cooperativista Carlos Torres.

En esa oportunidad, se detuvo a las tropas ecuatorianas y el pacto fue el siguiente: Responsablemente _dijimos- no entremos en una guerra, porque nosotros sabemos cuál es la situación de este punto concreto. En consecuencia, el pacto tiene que ser que ustedes se retiren dos kilómetros y nosotros nos retiremos dos kilómetros. Ellos se retiraron y, lógicamente, se fueron a su puesto.

Ésta era la realidad en ese momento, la realidad muy sencilla. ¿Por qué? Porque habían dos pareceres o dos opiniones: la de nuestro técnico y la del ecuatoriano (Ver cuadro 9).

Cuadro 9



Entonces, en base a lo que había dicho nuestro representante en esa Acta, el Instituto Geográfico Nacional trazó el proyecto de línea. Ésta era la pretensión peruana.

Quiero decir que el Instituto Geográfico Nacional no hace los mapas oficiales. El Instituto Geográfico Nacional lo remitió al Ministerio de Relaciones Exteriores, consultando no solamente esta área, sino muchas otras áreas donde se habían trazado líneas en el mapa del Perú. Pero, entre esas tantas, no sé si la 20, la 25 ó 30, el Ministerio de Relaciones Exteriores le contestó al Instituto Geográfico Nacional que, en este punto, como en otros tres o cuatro, estaba errado, y que tenía que corregir la línea marcando o señalando el punto por el cual nuestro representante opinaba que debía pasar la línea; y le dijo lo siguiente: Continúa por acá y aquí no siga por esa zona, sino que baje este cerro y se tira la línea recta que dice Dias de Aguiar.

Entonces, tenemos. Uno: la opinión del que hizo la afirmación pero no trazó la línea. Dos, la opinión del Instituto Geográfico Nacional. Tres, la rectificación sobre la opinión dada por el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Pero nosotros también conocíamos la posición ecuatoriana; y ahora podemos decirla. La posición ecuatoriana era, en primer lugar, una línea directa entre hito e hito, pero, después, también trazaron otra línea; bajando primero más al sur de esta zona hasta este punto, bajando del contrafuerte y, de allí se tira la línea directa hasta el río o el brazo del río Santiago en dirección al hito del Yaupi-Santiago.

Como ustedes ven, existían cuatro posiciones, más dos opiniones, que suman ya seis propuestas.

El Acta de José Luis Bustamante y Rivero señala que no nos habíamos puesto de acuerdo en este punto y éstos eran, simplemente, líneas sobre opiniones, y la distancia son doce kilómetros y medio.

Este problema fundamental, creado, obviamente, por la resolución dubitativa, en este caso, del fallo de Dias de Aguiar —que fue brillante en muchos aspectos, pero respecto a estos doce kilómetros y medio no se podía pedir un fallo perfecto—, generó toda esta complicación, y, entre los dos países, responsablemente, se trabajó de común acuerdo, es decir, se logró un acuerdo no escrito: el Pacto de Caballeros. Algunos dicen que no existen los pactos de caballeros. Que estudien un poco de política internacional y se van a enterar que en ese mismo punto se hicieron otros pactos de caballeros antes de esa fecha; y, además, que lean al tratadista brasileño que en ese momento, era, precisamente, profesor universitario y Canciller del Brasil, quien, al enterarse de toda esta situación, estuvo de acuerdo en que se llegara a una posición, digamos, positiva.

Entonces, no solamente no atacamos porque no teníamos fuerzas, sino también porque era un punto en plena discusión. Era irresponsable actuar con energía en ese momento, aunque tuviéramos las armas. Aquí, en el Congreso de la República, estuvieron bajo secreto.

El punto básico es dónde termina el contrafuerte. Ése es todo el problema. ¿Por qué? Porque los ecuatorianos dijeron: "En este cerro de aquí termina el contrafuerte que sostiene la Cordillera del Cóndor". El representante nuestro dijo: No, no, por acá hay unos cerros, hay que seguir, y yo creo que el contrafuerte termina en este otro lugar. Pero era muy difícil esa posición que sosteníamos, porque un contrafuerte —de acuerdo al diccionario— sostiene a una cordillera. ¿Y qué cosa hay atrás? Hay un río, pero no está sosteniendo a una cordillera sino a un río; éste es un primer punto que nosotros, obviamente, por protección a los intereses del país, no remarcábamos. Nosotros decíamos que ahí no termina el contrafuerte sino más adelante; los ecuatorianos decían que el contrafuerte termina en el hito Cusumaza-Bumbuiza, lo cual tampoco era correcto.

Entonces, ¿qué han hecho los garantes al establecer los pareceres? Han hecho la cosa más elemental, por lo cual nos han confirmado parte del territorio que nosotros solicitábamos y también han confirmado parte de la posición ecuatoriana, pero no nos han dado razón a ninguno de los dos. Ellos han constatado —esto es lo importante— que el contrafuerte no termina donde dicen los ecuatorianos, ni por la recta ésta que tanto se insiste; tampoco le han dado la razón a nuestro representante.

Los garantes han constatado, a través de los planos —como lo dijo Oswaldo Sandoval muy claramente— cuál es el punto más bajo de esos cerros que pueden ser parte de este contrafuerte que sostiene la cordillera y, entonces, lo delimitan más o menos en esta zona. ¿Y de ahí qué hacen? Hacen lo que dice Dias de Aguiar: si el contrafuerte no llega al Yaupi-Santiago, entonces, desde ese contrafuerte tiran una línea recta hacia el Yaupi-Santiago.

Pues bien, ¿qué cosa hacen los pareceres? Como se puede apreciar en el siguiente cuadro (ver cuadro 10), los pareceres determinan que el punto A es aquél donde precisamente termina el contrafuerte, que es, conforme a los planos, el punto más bajo de esos cerros. En consecuencia, esto sostiene al contrafuerte pero ya no en esta zona porque esto sostiene, en todo caso, al río; ya no es contrafuerte, técnicamente. Pero, en vez de darle la razón al Ecuador, que planteaba esta línea recta, suben por la línea planteada por el Perú; y cuando llegan al punto final, que es el contrafuerte, se tira la línea directa al punto B, que es la entrada por un brazo del río Santiago.

Cuadro 10



Presidente, creo que este tema también merece algún acto de conciencia para los políticos que hemos actuado en esta área; no para quien habla, por supuesto, sino para quienes me acompañaron en esos tiempos, incluso en la oposición, porque confiaron en que estábamos actuando bien. Recuerdo las expresiones del ex Presidente Belaunde, cuando todo esto parecía oscuro, cuando no podíamos difundir estos aspectos —por supuesto, internacionalmente—, cuando en las Naciones Unidas teníamos que sostener nuestras máximas expectativas.

Por eso digo que esos siete años que hemos pasado sin poder decir las cosas con claridad y sin sacar los documentos que dan la razón entera de lo que hemos hecho como peruanos, contra el ataque de algunas personas que no quisieron ver, que no quisieron leer, sino que inventaron algunas situaciones, que leyeron parrafitos en las declaraciones, a ellos quiero decirles que cuando lleguen a tener grandes responsabilidades, recuerden que el Perú está antes que los individuos que lo defienden, porque el Perú es nuestra Patria y que por ella tenemos que entregar todo lo que tenemos.

Muchas Gracias.

El señor PRESIDENTE.- Tiene la palabra el señor Carlos Reátegui por diez minutos.

El señor REÁTEGUI TRIGOSO (C90-NM).— Señor Presidente: Realmente han sido muy aleccionadoras las exposiciones de muchos congresistas de diferentes bancadas.

Yo quiero dirigirme a usted, al país y en especial a mis paisanos de la amazonía, señor Presidente, para explicarles las razones por las cuales estoy plenamente de acuerdo con la aprobación del Tratado de Comercio y Navegación y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza.

El Perú, Presidente, desde hace 56 años ha venido sustentando su tesis basada fundamentalmente en el Protocolo de Río de Janeiro, es decir, nuestra única y determinante arma jurídica. Este Protocolo es el que los ecuatorianos siempre desconocieron y ésa precisamente ha sido nuestra lucha, diplomática y militar, en la paz y en la provocación: que el Ecuador acepte y reconozca la plena vigencia y aplicabilidad del Protocolo de Río de Janeiro.

Y precisamente el artículo sexto del Protocolo de Río de Janeiro establece que el Ecuador gozará para la navegación en el Amazonas, y sus afluentes septentrionales, de las mismas concesiones de que gozan el Brasil y Colombia, más aquellas que fueran convenidas en un Tratado de Comercio y Navegación destinado a facilitar la navegación libre y gratuita en nuestros ríos. Eso es lo que estamos haciendo.

Como ayer dijo un connotado político, "la libre navegabilidad es un derecho natural, los ríos son territorios líquidos y la libertad de navegación es un postulado del derecho internacional que comprende tres libertades: circulación en todo el curso navegable, servirse de las instalaciones portuarias y muelles, y transportar bienes y pasajeros.

Todos los ríos internacionales, señor Presidente, tienen ese régimen. El Rhin, el Escalda, el Elva, el Danubio, el Congo, el Níger, etcétera. Igual acontece en el Amazonas. Todo paso inocente debe ser permitido.

Los centros de almacenaje, transformación y comercialización de mercancías en tránsito no sólo tendrán la característica fundamental de ser territorio peruano, sino que los terrenos serán peruanos y sometidos a las leyes del Perú. La presencia de un cónsul reafirma la territorialidad nuestra, ya que es un imposible que podamos nombrar un cónsul en Miraflores, San Isidro o Puno. El 80% serán trabajadores peruanos. Todo este engranaje contribuirá a desarrollar la deprimida y postergada zona amazónica.

Entonces, el Tratado de Comercio y Navegación significa el acuerdo sobre estos temas y en este caso son recíprocos, y no sobre otros temas que algunos intentan incluir subrepticiamente tratando de confundir a la opinión pública

Por eso es necesario dejar claro, por ejemplo, que este tratado establece su vigencia sin perjuicio de lo establecido en el Tratado de Cooperación Amazónica, acuerdo suscrito entre Colombia, Perú, Brasil, Guyana, Bolivia y Ecuador. Por lo tanto, no es cierto, como se dice, que estamos desconociendo lo acordado en dicho documento.

También se menciona mucho sobre los centros de comercio y navegación, se dice que son enclaves. Enclaves, señor, son porciones de territorio donde prevalece la legislación, el sistema jurídico y, lo que es más importante, existe soberanía sobre dicha porción de territorio por parte del favorecido con dicho enclave. Nada más equivocado con esa afirmación.

El Ecuador no tiene soberanía bajo ningún concepto sobre estos terrenos, que son de propiedad del Perú, están bajo régimen jurídico y legal de la normatividad peruana. Es más, el Ecuador debe comunicar al Perú la nómina de todas las naves que operarán en el Perú bajo este tratado; también, todas estas naves que van a ejercer el tránsito sobre los ríos, los vehículos en el tránsito terrestre o por cualquier vía, no están exonerados de tarifas, tasas y pagos a que hubiera lugar por el uso de puertos y carreteras creadas y por crearse.

También se establece, claramente, que no se permitirá el almacenamiento o fabricación de armas y municiones. De igual manera, tampoco se permite la explotación de hidrocarburos y otras actividades que sean materia de concesión por parte del Estado peruano.

Con esto quedan claras algunas especulaciones que hemos escuchado días atrás.

Lo de Tiwinza es un premio consuelo simbólico que en nada afecta a la concreción de la frontera. Lo mismo pasa con los establecimientos de libre comercio otorgados al Ecuador en más de un punto del río Marañón-Amazonas.

Los referidos "establecimientos comerciales", que son zonas de liberación aduanera, significarán algo efectivo sólo si logran inducir una nueva actividad económica real. Mientras eso no suceda, su establecimiento será meramente formal, nominal —como ha pasado hasta ahora con Ilo para Bolivia—. ¿Y si sucede? En buena hora que suceda, en mayor o menor medida, será siempre bajo la total soberanía peruana y conforme a las leyes del Perú. ¿Qué podrá tener esto de amenazador? Nada, señor Presidente. Todo lo contrario, se ha abierto así la posibilidad de una nueva actividad productiva, plurinacional e integradora en beneficio de nuestra región amazónica.

Lo mismo ocurre con las carreteras acordadas. Se dice que serán una vía abierta a la infiltración extranjera, o sea, una u otra forma de entreguismo. Pero se olvidan que toda carretera tiene doble sentido.

Los criticos del acuerdo logrado manifiestan un inconfesable complejo de inferioridad, al creer que el acuerdo carretero se ha de operar sólo en una dirección.

Parafraseando a un editorialista de un diario local, podemos decir: ¿acaso los peruanos no tenemos la vitalidad ni el empuje necesarios para utilizarlos en nuestro propio provecho, sin perjuicio de compartirlo con otros? Creo que todos los peruanos estamos en esa capacidad y mucho más que eso.

Como podemos ver, señor Presidente, las cosas están claras, no pongamos piedras en el camino para tejer supuestas prebendas o acuerdos bajo la manga que luego puedan ser utilizados con otros fines. Dejémonos de suspicacias baratas.

Durante años los amazónicos hemos reclamado una legislación coherente para nuestra tierra. Ahora estamos a punto de iniciar una nueva etapa de despegue.

Yo, desde que era muy joven, escuché hablar sobre las fronteras vivas. Ahora tenemos la oportunidad, con estos acuerdos de comercio, de ponerlas en práctica. Seamos capaces de mirar al próximo siglo en concordancia con la mentalidad de la globalización y no pretendamos plantar en las mentes de nuestros conciudadanos viejos chauvinismos y patrioterismos que la historia nos comprueba, señor Presidente, no nos conduce hacia ningún lado.

Por esta razón, señor Presidente, mi voto es por la aprobación del Tratado de Comercio y Navegación, así como del Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus anexos.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor OLIVERA VEGA (FIM).— Pido la palabra, señor Presidente

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Fernando Olivera, para una cuestión de orden.

El señor OLIVERA VEGA (FIM).— Señor Presidente: Como cuestión de orden, quiero plantear que se ponga a disposición de los peruanos las Actas y el Diario de los Debates de las sesiones secretas celebrada en la Cámara de Diputados y en el Senado, referido al Pacto de Caballeros. Hoy día el doctor Torres y Torres Lara se ha referido a ello y hay que decir la verdad completa. La verdad completa es que la oposición lo que lo salvó fue de la censura, de la salida del cargo por haber utilizado mapas que no correspondían a la realidad geográfica y a la posición histórica del Perú. Ésa es la verdad, señor.

Y en esa oportunidad, cuando quiso sorprenderse a la opinión pública, salieron el senador Moreyra y Javier Diez-Canseco, incluyendo al presidente Belaunde, diciendo: "Torres Lara no dice la verdad".

Una vez más, igual que en esa oportunidad, hoy día no ha vuelto a decir la verdad.

Por eso, yo planteo como cuestión de orden, señor, que se publique, que se ponga a disposición de los peruanos las Actas de las sesiones secretas, el Diario de los Debates de las sesiones secretas del Senado y de la Cámara de Diputados en que se discutió el vergonzante Pacto de Caballeros.

El señor PRESIDENTE.— Bueno, lo que usted está planteando es una cuestión previa, señor Olivera.

Antes de votar la cuestión previa, vamos a dar la palabra al señor Carlos Torres y Torres Lara.

El señor TORRES Y TORRES LARA (C90-NM).— Señor Presidente, con muchísimo gusto, por favor, que se publique.

El señor PRESIDENTE.— Se va a votar la cuestión previa en el sentido de que las Actas y el Diario de los Debates de las sesiones secretas, de la fecha que usted ha indicado, sean publicadas.

—Al voto, se aprueba la cuestión previa planteada por el señor Fernando Olivera en el sentido de publicar las Actas y el Diario de los Debates de las sesiones secretas cuando se discutió el Pacto de Caballeros.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Francisco Pardo Mesones, por diez minutos.

El señor PARDO MESONES (C90-NM).— Gracias señor Presidente.

Señor Presidente, como en otras ocasiones, por más que se expliquen las cosas, éstas, cuando no se quieren escuchar, no se entienden.

Se ha opinado, muchas veces irresponsablemente, sobre peligros, riesgos y hasta traición a la patria referente al contenido de los Tratados de Comercio y Navegación y de Integración Fronteriza.

Créame, señor Presidente, y lo he dicho, al comienzo pensé que era por falta de información que ciertos líderes opinaran en contra; pero hoy día, señor, después de casi dos semanas de audiencias en la Comisión de Relaciones Exteriores, después de escuchar la opinión clarísima del señor Oswaldo Sandoval y del señor Carlos Torres y Torres Lara, en las que un sinnúmero de personalidades han explicado hasta el cansancio la conveniencia de la firma de estos tratados, que no solamente son buenos para el Perú y el Ecuador sino también para la América Latina y el mundo entero, ya no me cabe la menor duda que no ha sido por falta de información, sino por estricta conveniencia política, la oposición a este proyecto. Es decir, se ha puesto a la política por encima de los intereses de la patria.

Lo que no se quiere aceptar, señor Presidente, porque uno tiene que analizar por qué suceden esta cosas, es que el presidente Fujimori ha sido el responsable de este histórico hecho y eso no le gusta a ciertos miembros de la oposición y a ciertas personas del país, porque no les conviene.

Yo quiero mencionar un artículo sumamente interesante de Enrique Miró Quesada Laos, que dice lo siguiente, y conste que Enrique Miró Quesada es un hombre de 84 años de edad, un hombre que no tiene ningún otro fin que amar a su patria: "(...) Pero al margen de la actuación que el presidente Alberto Fujimori tuvo entre los años 1990 y 1995, debemos ahora destacar el impresionante buen éxito logrado en lo tocante a su política internacional. Su constante preocupación por conseguir un definitivo arreglo de paz con el Ecuador, su actuación como mediador entre él y el presidente Jamil Mahuad han hecho posible la firma del Tratado de Paz de Brasilia. Dentro de este contexto sería mezquino no admitir que el presidente Fujimori se ha revelado como todo un estadista". Y termina diciendo: "En los largos años que tenemos de conflictos con el Ecuador, ningún presidente nuestro se había atrevido a tratar de resolverlos. Se necesitaba un hombre como Fujimori para que con su constancia, sus dotes de mediador y su decisión lográramos, por fin, la paz que toda la vida hemos anhelado".

Los temas que defienden los que están en contra de aprobar estos tratados son los siguientes:

Primero: Enclaves ecuatorianos en el Perú a través de los centros de comercio. Esto, como está demostrado, es absolutamente falso.

Segundo: Tiwinza es cesión de soberanía y de territorio peruano. Eso es falso y decir que se ha cambiado Tiwinza por una cantimplora demuestra una falta de patriotismo y pura demagogia.

Tercero: No se está cumpliendo con el Protocolo de Río, el fallo de Dias de Aguiar y los pareceres técnico-jurídicos. Falso.

Cuarto: Va a haber penetración ecuatoriana a través de ríos y carreteras. Falso. Los ríos y carreteras no son sólo de ida y de bajada, son de ida y vuelta y normalmente están al ras.

Quinto: Finalmente, que vamos a permitir el ingreso de naves de guerra, aviones, etcétera, a través de los ríos y aeropuertos ecuatorianos en el Perú. Falso.

Yo quiero mencionar un interesante artículo del embajador Antonio Belaunde Moreyra, que dice: "Hemos ganado la paz de la verdad, Cristo dijo sólo la verdad. `La verdad os hará libres' —agrega el embajador Belaunde—. Esto, por cierto, no lo pueden entender los que tienen el hábito de la mentira, la desinformación y el ocultamiento, vergüenza para ellos."

Lo que realmente va a suceder, señor Presidente, es un importante desarrollo de las zonas fronterizas, una integración verdadera, no sólo para el Perú y Ecuador sino para toda Sudamérica y al final para América entera. Todos se van a beneficiar y quizás más los que ahora están en desacuerdo con este tratado.

El mundo, señores, se dirige hoy día claramente a la formación de bloques geopolíticos comerciales. Sudáfrica, que hace unos años ha vivido una guerra interna, hoy día es el líder de la integración africana. Europa, que hace poco más de 50 años estaba destrozada por la guerra fratricida, hoy día está unida en un sólido bloque e inclusive con una sola moneda. El Asia, liderada por Japón, está cada día más unido a los que antes eran sus enemigos: Corea del Sur y China.

Es pues claro que quienes están hoy proclamando nacionalismos obsoletos, levantando a los pueblos más necesitados sólo para satisfacer sus fines políticos y sus celos enfermizos, están en contra de la historia y en contra de la unión americana que traerá bienestar a todos nuestros pueblos, que lo que más necesitan es desarrollo, vivir una vida digna y que ya están hartos y cansados de los políticos que sólo les venden ilusiones y no realidades.

Para terminar, señor Presidente, hay que mencionar, porque esto debe decirse, a los líderes que están en contra y a aquellos que están a favor. Los que están en contra —y estoy hablando de líderes de opinión—, entre otros, son: el ex presidente Alan García, el ex general Paco Moncayo, el ex presidente Febres Cordero, el señor Antonio D'onadío y los líderes del Frente Patriótico, además de otros personajes que no vale la pena mencionar porque no son tan importantes.

Pero ahora, ¿quiénes están a favor? Están a favor el presidente Fujimori, el presidente Mahuad, el presidente Cardoso, el presidente Frei, el presidente Menem, el presidente Clinton, el ex senador Villanueva, el presidente Pastrana, la Comunidad Europea, el secretario general de las Naciones Unidas, el secretario general de la OEA, el Rey Juan Carlos; y, para redondear, todo esto está bendecido por su Santidad Juan Pablo II.

Entonces, yo le digo al pueblo del Perú que decida y escoja quiénes mienten y quiénes dicen la verdad.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, señor Francisco Pardo Mesones.

Antes de otorgarle la palabra al señor César Larrabure, el Congreso se complace en saludar al señor Franklin Sánchez Ortiz, alcalde electo de Tumbes, quien se encuentra presente en el Congreso.

Tiene la palabra el señor César Larrabure.

El señor LARRABURE GÁLVEZ (C90-NM).— Señor Presidente: Hoy día que estuve en una clínica local viendo a un médico, que nos felicitó por el Acuerdo de Paz, me dijo felicite a Fujimori, felicite a todos los que han votado a favor, escuché un testimonio
extraordinario de esta persona, que creo que grafica toda la época de este conflicto de tantos años con el Ecuador.

Grafica, porque él me cuenta que su padre era un funcionario de Panagra y que ahora tiene 50 años, y a la edad de 10 años su padre lo llevó, cuando el aeropuerto era en CORPAC, a los Angeles, pero tuvo que hacer una escala en Quito, Ecuador. Ese chico de 10 años, que ahora es un médico famoso, dice que en el aeropuerto de Quito vio algo que le ha quedado marcado para siempre: vio el mapa ecuatoriano, como bien lo ha mostrado el doctor Carlos Torres y Torres Lara, que se llevaba la tercera parte o la mitad de Loreto; y le pregunta a su papá ¿cuál es el motivo que ese mapa figure de esa forma? Su padre le explica que eran unas pretensiones ecuatorianas que reclamaban más de 200 mil kilómetros de soberanía para ellos, del Perú, que no les competía y que ahora se han respetado. Me dejó realmente contento ese testimonio de este señor.

Pero, señor Presidente, recordemos que la paz siempre estuvo en nuestras manos, así lo demostramos y así lo decidimos. De un tiempo a la fecha venimos escuchando, de oscuras voces, frases como traición a la patria, pérdida de soberanía, penetración fronteriza. En síntesis, señor Presidente, nada. Pero este cenáculo, este grupúsculo de demagogos, de políticos que yo los llamo valientes de café, políticos que yo les llamo valientes de cuello y corbata, que a la hora que tendríamos que enfrentarnos contra Ecuador quisiera verlos en el frente de batalla, tal como han dado su vida tantos muchachos peruanos.

Por eso, yo a ellos les respondo, señor Presidente, a los que hablan de traición a la patria y pérdida de soberanía, diciéndoles: conciliación y paz, dignidad y valentía, cooperación y desarrollo; en una palabra, integración y modernidad.

Por ello, en este momento, en este acto, les invoco a ustedes, mis hermanos y compatriotas, a seguir haciendo historia. Seamos objetivos, veamos las cosas como son en la realidad, aclarando las dudas en torno al tema.

Tengo algunos alcances puntuales sobre este tema, señor Presidente.

Los principales temas de controversia son: la naturaleza jurídica de los centros de comercio y navegación, la soberanía nacional y centros de comercio y navegación, el río Marañón en el tratado, el tránsito terrestre y aéreo.

En la naturaleza jurídica de los centros de comercio y navegación, los que critican dicen: "son centros de penetración, son enclaves".

Como ya lo han aclarado brillantemente mis colegas, no tiene naturaleza jurídica económica de enclaves, por lo siguiente: constituye territorio peruano; se aplica plenamente al principio de soberanía estatal; se aplica la legislación peruana; se aplica la jurisdicción peruana; es un régimen tributario especial para el desarrollo de la zona y tiene un alcance temporal.

Dicen que los centros atentan contra la soberanía nacional. Al respecto, respondemos que se otorga una facilidad para el ejercicio del derecho de navegación con fines comerciales, con las siguientes características:

El centro se crea por un período de 50 años renovable.

Las actividades son de almacenaje, de transformación y comercialización de mercancías en tránsito.

Se rige por lo dispuesto en el tratado y en la legislación peruana.

Las mercancías en tránsito no pagan derechos de aduana, están exoneradas del Impuesto a la Renta, las que son destinadas al Ecuador o terceros países.

El centro se ubica en territorio nacional, sujeta a control aduanero.

El Gobierno otorga en concesión el terreno y la administración a una empresa privada registrada en el Perú.

El otro tema de controversia es el tratamiento del río Marañón. Los que lo critican dicen: "El río Marañón no se encuentra contemplado en el artículo sexto del Protocolo de Río de Janeiro de 1942".

Yo le respondo: la posición oficial del Perú es la apertura a la libre navegación de todos los ríos a las potencias extranjeras. El río Marañón y el Amazonas son considerados desde el Protocolo como un solo río.

¿Por qué son importantes los tratados? Porque permiten cumplir con el Protocolo de Río de Janeiro; permiten la demarcación definitiva de la frontera con el Ecuador; es un tratado de promoción económica; permite la cooperación fronteriza en diversos aspectos; permite consolidar el proceso de paz; contribuye al desarrollo interno del país; conviene al interés del país; el Perú accede a diferentes beneficios por el principio de reciprocidad, como bien lo han dicho mis colegas congresistas.

Otro tema que critican se traduce cuando preguntan ¿por qué debemos aprobar el Tratado de Comercio y Navegación? Respondo: porque está enmarcado dentro del Protocolo de Río de Janeiro, es clarísimo; concede derechos adicionales a las partes, para hacer viable el derecho de comercio y navegación, conforme lo establece el artículo sexto del Protocolo; no atenta contra la soberanía nacional; permitirá el desarrollo de las zonas fronterizas con el Ecuador; contribuirá al desarrollo nacional, pero fundamentalmente para las zonas fronterizas, que han sido tan olvidadas; permitirá la colocación de los hitos pendientes en la delimitación de nuestra frontera norte; permitirá acceder a varios beneficios por aplicación del principio de reciprocidad.

El Tratado de Comercio y Navegación se basa en el artículo sexto del Protocolo de Paz, Amistad y Límites suscrito con el Ecuador en 1942, como todos los sabemos. El Ecuador gozará para la navegación del Amazonas y sus afluentes septentrionales de la mismas concesiones que gozan Brasil y Colombia, como son: utilización de ríos que conecten al Amazonas; derecho de tránsito terrestre por vías de acceso —como bien lo ha dicho Francisco Pardo, de ida y vuelta—.

La naturaleza de los derechos concedidos: libre, sin restricciones; gratuito; continúo, permanente y sucesiva; perpetuos.

Se deja fuera del alcance del tratado, como lo han dicho bien claro mis colegas también, la navegación de cabotaje.

Ya se ha aclarado, en el caso de los barcos de guerra se rige por los regímenes que tienen los países en caso que vayan a transitar, como lo hacen en cualquier país del mundo.

Inversiones del Plan Binacional del Desarrollo de la Región Fronteriza.

Ya lo ha dicho Oswaldo Sandoval, pero yo quiero repetirlo para que nuestros compatriotas escuchen, esto que es tan importante para el desarrollo.

Programa Binacional de Proyectos de infraestructura social y productiva, por 1 mil 498 millones de dólares.

Programas Nacionales de construcción y mejoramiento de la infraestructura productiva, por 400 millones de dólares.

Programas nacionales de construcción y mejoramiento de la infraestructura social y de aspectos ambientales, por 500 millones de dólares.

Programa de promoción de la inversión privada, por 602 millones de dólares.

Fuentes de Financiamiento de los 3 mil millones:

1 mil 440 millones de dólares de crédito blando de largo plazo: el BID dará 500 millones, la CAF 500 millones, y otros 440 millones. También están 800 millones de dólares del sector privado y 360 millones de dólares de los tesoros nacionales de ambos países.

Es pues, señor Presidente, una de las decisiones más importantes que ha tomado un jefe de Estado, con coraje, con valentía, sin cálculo político, como sí están acostumbrados los líderes o políticos tradicionales, que anteponen los intereses del país por sus ambiciones personales.

Por eso, señor Presidente, si queremos mirar al futuro, si queremos entrar al nuevo milenio, al 2000, hagamos camino, sigamos forjando el destino de nuestra nación, sigamos decidiendo lo correcto y permítanos que nuestro país obtenga los beneficios de estos tratados.

Por ello, estoy convencido que la decisión que tomemos será tan importante e histórica como la anterior, que nos abrió las puertas del desarrollo integrado, pacífico y soberano.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Gracias, señor Larrabure.

Tiene la palabra el señor José Gabriel Sánchez Vega.

El señor SÁNCHEZ VEGA (C90-NM).— Muchas gracias, Presidente.

Tratado de Comercio y Navegación y Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad.

Señor Presidente: El tema que hoy tratamos es el más importante de los últimos tiempos. Estoy seguro que del tratamiento que le demos a este singular asunto dependerán las futuras relaciones del Perú y Ecuador, sobre todo la tranquilidad y el desarrollo de los pueblos ubicados en zonas fronterizas.

Las zonas fronterizas de ambos países, que hasta hace poco fueron escenarios de cruentos enfrentamientos armados, hoy pueden avizorar un futuro de desarrollo y prosperidad.

Estas zonas tradicionalmente han sido postergadas en los esfuerzos de desarrollo por los dos países, a ello se le suma la falta de integración económica y social, la falta de política de salud, educación e infraestructura, como carreteras de comunicación, entre otros, para los habitantes de estas zonas.

No cabe duda, Presidente, que bajo el manto de la paz fronteriza serán generadores de su propio futuro; desde ya se vislumbra mejores condiciones de vida, pues la paz es símbolo de desarrollo y progreso.

La paz debe ser el marco, el contexto para el progreso y el desarrollo de los pueblos. Ahora tenemos en nuestras manos la posibilidad de contar con ese contexto, con ese marco.

Señor Presidente, la información económica nos dice que la actividad comercial entre Perú y Ecuador llega a 135 millones de dólares al año, y es evidente que alcanzada la paz dicha cifra ha de multiplicarse, favoreciendo a una vasta población de peruanos y ecuatorianos residentes en la frontera.

La consolidación de la paz asegura su vigencia en el tiempo. Aquí no hay ganadores ni perdedores, no hay vencedores ni vencidos, sino hay un triunfo, una victoria total de los dos pueblos que, valiéndose de sus lazos de sangre e integración de sus culturas que son parte de su tradición, están en el umbral de una nueva era, que por cierto debe ser provisoria.

Hoy somos parte del sueño de Bolívar, de San Martín, de Sucre, al ver que América Latina se proyecta al desarrollo bajo principios visibles de integridad, ahora por materializarse a través de los tratados que nos ocupa.

Señor Presidente, el tejido social complejo, mestizo y sanguíneo del Perú y Ecuador, requiere para su fortalecimiento de un crecimiento económico, armónico y autosostenido. Nos encontramos ad portas del nuevo milenio, ello implica ser parte de la aldea globalizada.

Ahora encontramos es el momento de la consolidación de la paz con la hermana república del norte y hagamos que ella sea el producto bello y eficaz del voto de valentía que hoy emitamos.

Señor Presidente, por todo lo que venimos escuchando esta tarde con claras exposiciones de leyes, de historia, de normas, etcétera, así como por todas las series de publicaciones que hemos tenido durante todas estas semanas, estamos seguros que nos encontramos en la línea verdadera.

Por ello, considero que debemos apoyar este esfuerzo. En ese sentido, mi voto es favorable a la aprobación de los tratados que nos ocupan esta noche.

Muchas gracias, Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Gracias.

Puede hacer uso de la palabra el señor Víctor Ruiz Caro.

El señor RUIZ CARO ALVAREZ (C90-NM).— Señor Presidente: Con la aprobación de estos dos instrumentos jurídicos internacionales suscritos por nuestro país y el Ecuador en Brasilia y que resultan ser complementarios al Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro de 1942, se sella definitivamente la paz entre nuestros pueblos.

Y es de señalar, Presidente, que estos documentos se enmarcan en dos aspectos importantes: soberanía y desarrollo, conceptos ambos en el que todos los peruanos estamos unidos.

Soberanía absoluta y garantía de nuestro territorio son las premisas que identifican y caracterizan estos dos instrumentos jurídicos. No existe ni enclaves ni cesión de territorios, ni zonas francas, ni puertos, ni aeropuertos; sino, por el contrario, se permitirá la navegación en nuestros ríos, de conformidad con el Protocolo y bajo nuestras condiciones y leyes peruanas y precisando que se impide de manera absoluta la presencia de naves de guerra del Ecuador navegando en nuestro río Amazonas.

Y si se trata de los dos centros de transformación de carácter temporal destinados a almacenaje, transformación y comercialización de mercancías en tránsito del Ecuador hacia nuestro país, debo señalar que éstos no constituyen de ninguna manera enclaves, puesto que no existe ni soberanía ni jurisdicción, ya que, clara y enfáticamente, las leyes que se aplican son peruanas, como lo señala el tratado.

Desarrollar, modernizar y construir el futuro de nuestros pueblos es el objetivo que se ha trazado nuestro Gobierno y nuestro Congreso. Por eso estamos apoyando esta solución.

Y es que existen proyectos de gran interés y sobre todo de gran envergadura, como el Proyecto Puyango-Tumbes, la red vial de comunicación, el Plan Binacional de Paz y Desarrollo que, como se sabe, acaba de recibir 500 millones de dólares, sin considerar a largo plazo la inversión que se proyecta en base a 3 mil millones de dólares y otros recursos más que seguirán viniendo, como ya lo han dicho mis colegas el día de hoy. La inversión que se proyecta es grande y cuenta con el importante respaldo económico del Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento (CAF), así como otras fuentes, que permitirán realmente sacar de la extrema pobreza no solamente a los ciudadanos de nuestras fronteras ni a los ciudadanos de la zona amazónica, sino también a los ciudadanos de las diferentes zonas de nuestros pueblos, porque ambos países tenemos problemas similares: problemas de desarrollo, problemas de extrema pobreza, etcétera.

Sé que los países que en estos momentos admiran la solución que se ha dado a este gran problema, que es un ejemplo para el mundo, serán los primeros en dar su apoyo y así cristalizar esos bonos de apoyo a la paz; serán los primeros en respetar que somos países productores de materias primas y, por tanto, comprarán nuestros productos de acuerdo a las exigencias honestas del mercado internacional.

En el campo del sector turismo se prevé suscribir, dentro de 120 días, un acuerdo sobre ferias y festivales de frontera, contribuyendo a la promoción del comercio y el turismo en la región. Precisamente, sólo hace unos días el sector privado de turismo, tanto del Perú como del Ecuador, han llevado a cabo la primera reunión de las Cámaras Nacionales de Turismo de ambos países, en la que se han propuesto soluciones integrales para poner en valor nuestros grandes recursos turísticos, convertir en productos turísticos nuestros recursos; porque nosotros sabemos y el mundo es consciente que tanto Galápagos como Machu Picchu son dos productos que están hermanados, dos productos que tienen que comercializarse en los mercados europeos y asiáticos.

Por eso, señor Presidente, es importante tener en consideración este gran potencial de desarrollo turístico por constituir las zonas más atractivas para ser explotadas.

En conclusión, el ecosistema que representan nuestras regiones fronterizas son grandes atractivos para el turismo internacional, pero es importante que hayan las condiciones adecuadas, tanto de tránsito como de apoyo.

Asimismo, se proyecta la firma de convenios en otros campos, como son: tránsito vehicular, de personas, de embarcaciones fluviales, marítimas y aeronaves. Somos conscientes que nuestros países, sobre todo en la zona amazónica, tienen que diversificar sus medios de transporte, pues éste no puede ser sólo acuático ni aéreo. No debemos confundir a las personas que no conocen esa realidad.

Debemos resaltar un aspecto importante: estos tratados sí favorecen enormemente al oriente peruano y no como se ha pretendido hacer creer, que son contrarios al interés amazónico, porque en ellos se establecen una serie de beneficios. Justamente, el día de hoy nuestros representantes de la mayoría lo han señalado claramente de manera esquemática, técnica y científica, demostrando que son soluciones beneficiosas para la zona amazónica. De ahí que existe el compromiso de este Congreso, complementando los tratados, en la dación de una Ley marco de desarrollo de la selva. Éste era un problema que no se resolvía también por la falta de una solución al tema del Protocolo de Río de Janeiro, ya que ningún inversionista o entidad bancaria iba a asumir obligaciones de crédito o iba a financiar en una zona sujeta a conflicto; es decir, ninguna fuente financiera internacional iba a poder aceptar líneas de crédito en zonas de gran riesgo.

Entonces, seamos sinceros, Presidente, seamos sinceros, colegas, si queremos realmente el desarrollo de la zona amazónica, no le podemos poner cortapisas. Nosotros mismos no podemos generar el atraso de esos pueblos, donde sus habitantes tienen grandes esperanzas. No podemos ser causantes de que no hayan las vías adecuadas para su desarrollo. Si bien es cierto son emporios de riqueza, son emporios de producción natural de diferentes rubros que nos ha dado la naturaleza, de qué sirve eso si no tienen las condiciones adecuadas para su explotación.

Por eso, señor Presidente, aprobar estos documentos jurídicos significa dar un paso trascendental garantizando el funcionamiento de las instituciones multilaterales, como la Comunidad Andina, crear condiciones para la inversión extranjera y la cooperación técnica internacional; y porque, fundamentalmente, seremos también el ejemplo de América Latina y del mundo sobre lo que significa dejar de lado pasiones dentro de lo que el mundo conoce hoy como proceso de globalización. Por eso comprometemos nuestro voto.

El señor PRESIDENTE.— Señor Ruiz Caro, un minuto para que termine, por favor.

El señor RUIZ CARO ALVAREZ (C90-NM).— Voy a terminar, Presidente.

No seamos mezquinos, demos nuestro voto, como lo dimos hace unos días, y ojalá que pueda ser un voto unánime de los miembros de este Congreso. Sigamos dando una imagen positiva, porque hoy día la imagen del Perú es mucho mejor que la de antes, por eso comprometamos sus votos a los amigos de la minoría.

Gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Gracias, señor Víctor Ruiz Caro.

Tiene la palabra el señor Alfonso Grados Bertorini, por diez minutos.

El señor GRADOS BERTORINI (UPP).— Muchas gracias, señor Presidente.

Todos recuerdan que en la sesión en la que aprobamos —que voté a favor— la resolución de los garantes, pregunté al Canciller por la oportunidad en la que se iban a dar por aprobados los tratados complementarios. No se me ocultaba que al votar por el tratado principal estaba englobando a ambos.

Pero también quiero decir, señor Presidente, que así como que con todo acto de fe confié, y así resultó, que se respetaban los derechos soberanos del Perú en su línea demarcatoria, tengo que confesar la frustración que se experimenta al ver de qué manera ha habido que dar pago tan caro al Ecuador para que acepte esa frontera, y pago tan caro al Ecuador en detrimento del propio desarrollo integral de nuestra amazonía.

El propio señor Drago Kisic, al fundamentar los tratados de integración, que me parecen que, efectivamente, van a significar una gran dinamización del norte y nororiente del país, ponía como una condición esencial que ese tratado se inscriba en el marco de un plan integral del desarrollo de la amazonía.

Y por eso es que al preguntarle yo al Canciller entonces sobre la oportunidad en que podríamos debatir los demás tratados y conociendo apenas superficialmente, por una lectura muy rápida, aquel que nos mostró en el salón la Presidencia, sobre el Tratado de Comercio y Navegación, tuve la esperanza de que en el ínterin podríamos hacer concordar la discusión de estos tratados con el indispensable, el necesario, el exigido plan de desarrollo peruano de la amazonía que el Presidente de la República ha prometido; sin embargo ha viajado a cosas más importantes y nos deja ahora ante la disyuntiva de tener que votar sí o sí porque ya se aprobó el otro proyecto.

Y por eso anticipo que, aunque parezca una contradicción, yo no voy a apoyar el Tratado de Comercio y Navegación, y voy a decirlo por qué, señor.

Primero, me alegro de que el doctor Torres y Torres Lara esté de regreso, porque yo le había comentado, a propósito de la muy clara exposición que él ha hecho sobre un episodio que fue muy notorio y comentado en este tiempo, sobre lo que significó la solución final del problema en relación a la falta de colocación de los hitos y la demarcación final para llegar al Yaupi.

Yo integraba entonces la Comisión Consultiva del Ministerio de Relaciones Exteriores. Yo había sido miembro de ella antes de ser Embajador en la Argentina y, cuando volví con otro gobierno ya en el mando, el canciller Marchand me hizo el honor de invitarme a integrar nuevamente esa comisión; era canciller el primer ministro doctor Torres y Torres Lara. Recuerdo mucho lo que él ha expresado sucinta o rápidamente de la sesión secreta del Congreso del cual yo no formé parte; pero sí puedo decir que la sensación peruana de entonces, inclusive la de los ex cancilleres que integraban esa ilustre Comisión Consultiva, era la de que este avance de los ecuatorianos desde el Puesto Teniente Ortiz, donde no se les debió consentir nunca, hacia el interior de nuestra propia amazonía, significaba una pérdida de la firmeza con la que el Perú defendería lo que entendíamos todos entonces era el Mapa del Instituto Geográfico.

Y recuerdo que los ex cancilleres de entonces admitieron lo difícil que había sido la decisión que tuvo que tomar el canciller Torres y Torres Lara, asumiendo su responsabilidad política, pero en todo caso nadie en este país tenía idea, y esto hay que decirlo con toda franqueza, ni siquiera los ex cancilleres que sabían de que había esta ambigüedad, de que podría haber la posibilidad siquiera de mostrar ese mapa en el cual se dice que Ecuador podría ser dueño de Iquitos.

Vamos a ser claros. En consecuencia, yo renuncié a esa comisión cuando hubo el autogolpe del 5 de abril. Pero yo sí quiero dejar en claro que el problema de la frontera con el Ecuador está cerrado, señor, y me alegro de que el doctor Torres y Torres Lara haya querido aclararlo y yo también doy mi testimonio de que en ese momento los ex cancilleres, el almirante Llosa, el general Mercado, etcétera, etcétera, encontraban que era una debilidad dejar que siguieran avanzando los ecuatorianos desde Puesto Ortiz, que entendíamos estaba en territorio nacional.

Ahora bien, yo he escuchado con mucha atención al señor Sandoval defender la inserción perfecta del Tratado de Comercio y Navegación en el Protocolo de Río de Janeiro. Tengo que discrepar profundamente de ello porque, señor, una cosa es lo que dice el artículo sexto del Protocolo, que ya todos los conocemos y otra lo que señalan los artículos del Tratado de Comercio y Navegación.

"El Ecuador gozará para la navegación y el comercio en el Amazonas y sus afluentes septentrionales de los derechos que estipulan en el presente tratado, además de aquellos que le reconoce el artículo sexto del Protocolo de Río de Janeiro". Para este efecto, se refiere a los ríos por los cuales puede llegar y luego habla de lo que significa la concesión de derechos terrestres.

Yo pregunto: ¿es acaso el Marañón parte de un río internacional entre Ecuador y Perú? ¿Es que sus ríos internacionales no son los otros, los que están en la margen occidental? El Ecuador peleaba por el Cenepa para poder tener derecho a llegar al Marañón. Y ahora resulta siendo que le estamos dando derechos sobre el Marañón-Amazonas a costa de una carretera costosísima que hay que hacer para fundamentalmente desarrollar ese tránsito transversal Atlántico-Pacífico por los puertos ecuatorianos. ¿Y qué hemos hecho respecto a la necesidad de completar nuestra propia línea transversal?

Éste es el problema principal, señor Presidente, que me hace decirles que el Tratado de Comercio y Navegación ha otorgado indebidamente, voluntariamente por el Perú, concesiones terrestres que de ninguna manera pueden justificarse en el Protocolo de Río de Janeiro; quizás es el precio, digo yo, que ha habido que pagar, porque nadie me va a decir que los ríos amazónicos y los tratados con Colombia y con Brasil tienen el mismo significado que tener que hacer una carretera de 200 kilómetros para que recién desde el Marañón pueda usar Ecuador esa vía fluvial, que no importa si se llama Marañón-Amazonas o no, y por eso se ha hecho mal en citar al señor Bolívar Ulloa también aquí, como si el señor Bolívar Ulloa —tan respetable figura de la Cancillería peruana— hubiera avalado esto, cuando él fue muy claro al decir: "También es positivo de la ley de la historia jamás el Ecuador estuvo cerca siquiera de ocupar el río Marañón", y eso no se le mencionó.

Entonces, señor Presidente, no hay compensación posible sin que este pago que estamos haciendo para que Ecuador nos reconozca nuestra frontera no se refleje en el reconocimiento de la deuda que tenemos con la amazonía peruana.

Y por eso es que yo lo planteé así en la Comisión de Relaciones Exteriores —donde los periódicos me han hecho votar a favor de los tratados, porque yo no formo parte de la Comisión, como le consta al señor Sandoval; me invita, pero no puedo votar—. Entonces, creo que este debate debió hacerse simultáneamente con aquel que le dio la confianza a los loretanos de que las concesiones que se han dado a los ecuatorianos no van a dejar en desventaja sus propias posibilidades de desarrollar la amazonía, y que las prioridades que se dan a las carreteras, pretendidamente de integración fronteriza, no están por encima de las que tenemos nosotros de mantener nuestro derecho, el mejor uso de nuestros ríos amazónicos para la salida por nuestros propios puertos.

De manera que yo sí creo, Presidente, que no tengo contradicción entre decir que me reafirmo en la necesidad que había de cerrar la frontera, pero también es cierto que no puedo, a conciencia mía, votar a favor de un convenio como el de Comercio y Navegación, que no es complementario al anterior, que transforma lo que dice el artículo sexto del Protocolo de Río de Janeiro.

Eso es lo que quería decir, señor Presidente. Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, doctor.

Tiene la palabra el doctor Róger Guerra-García, por diez minutos.

El señor GUERRA-GARCÍA (UPP).— Señor Presidente: Hasta hace sólo cuatro años el sustento de nuestra política exterior frente a las pretensiones ecuatorianas era el Protocolo de Río de Janeiro. Con ello —decíamos— se había cerrado cualquier conflicto con el Ecuador.

Es a partir del conflicto del Cenepa, en el año 1995, que el Gobierno reconoce la existencia de impasses en las relaciones con Ecuador; y es a partir de esta declaración gubernamental que se abre este penoso capítulo de nuestra historia, señor Presidente.

Es pertinente recordar que el Perú había cumplido todas las obligaciones derivadas del Protocolo. Lo que no se había cumplido se debía a la rebeldía de Ecuador. Si no se había culminado con la demarcación de la frontera, si no se había celebrado el Tratado de Navegación, era —repito— por la rebeldía de Ecuador.

Pero ahora a nuestro país, que ha cumplido con su palabra, se le imponen nuevas obligaciones, con el único fin de lograr que Ecuador cumpla con las que se comprometió hace más de 50 años y que se ha negado a cumplir durante todo ese período.

Gracias a lo que el presidente Mahuad llama "favorable disposición del ingeniero Fujimori", el Perú se ha comprometido a otorgar facilidades en instalaciones, puertos, carreteras e incluso aeropuertos, todo ello solventado con dinero peruano, pagado con los impuestos recaudados de los peruanos. Y en contrapartida, señor Presidente, Ecuador no adquiere ninguna nueva obligación, ni una; todo lo que tiene que hacer es cumplir lo pactado hace 50 años. Ni siquiera se ha comprometido a quitar las minas de la frontera, por las que han muerto o han sido heridos nuestros soldados.

Señor Presidente, estas facilidades pueden dar pie a una presencia poblacional significativa de ecuatorianos en zonas de frontera. La historia registra los resultados de la presencia de comunidades extranjeras en nuestra frontera.

En el caso de la frontera con el Ecuador, cabe señalar que mientras nuestros distritos fronterizos carecen de elementales servicios y son escasamente poblados, por el lado ecuatoriano se cuenta con un mayor número de habitantes. Así, conforme a los datos del INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática), en los 23 distritos peruanos limítrofes con Ecuador hay una población total de sólo 252 mil personas, lo cual establece la menor densidad poblacional del Perú: menos de 2 habitantes por kilómetro cuadrado. En cambio, Ecuador tenía en 1990 —según su último censo— en la región oriente, que es la zona fronteriza con Perú, 372 mil habitantes en las cinco provincias: Sucumbios, Napo, Pastaza, Morona-Santiago y Zamora-Chinchipe. Esto preocupó a Lourdes Flores hace un momento; yo voy a volver sobre ello.

Los datos sociales de la población peruana en esta frontera son terribles, señor Presidente. La tasa de analfabetismo es del 21%, el doble del promedio nacional. Y es la provincia de Condorcanqui, donde está Cenepa y Tiwinza, la que tiene la más alta tasa de mortalidad infantil del Perú. Ahí son endémicas la malaria, el dengue, la leishmaniasis y la hepatitis. Ello podría justificar la calificación de "tierras inhóspitas" que le ha dado el canciller De Trazegnies, pero no justifica su donación ni que se propicie su colonización a cargo de los ecuatorianos.

¿Para quiénes se construirá la carretera que desde Méndez baje hasta Borja? Esta respuesta la da el dictamen de la Comisión de Relaciones Exteriores que se comentó en la mañana. Así, el punto VI del dictamen dice que el eje de interconexión vial Méndez-Yaupi-Borja se inicia en Cuenca, llega hasta Méndez e ingresa al Perú por la margen derecha del río Santiago hasta Santa María de Nieva. Lo que no dice el dictamen es que faltan cientos de kilómetros para vincular las poblaciones peruanas en el sentido horizontal, en tanto que se iniciará la vía vertical para unir Méndez, en el Ecuador, con Borja, en el Perú.

El valle del Santiago —continúa el dictamen— tiene un potencial de 200 mil hectáreas y poblaciones aguarunas y huambisas; es región peruana subpoblada y de extrema pobreza. Pregunto, Presidente: ¿quiénes serán los colonizadores de la cuenca del río Santiago? Serán los ecuatorianos —me dirijo al señor Sandoval, por intermedio suyo, señor Presidente—. Ellos están preparados y llegarán allí por miles, ciertamente antes que los peruanos.

Se ha otorgado Tiwinza como un trofeo de guerra; es propiedad inviolable, inconfiscable y perpetua. ¿Para qué, señor Presidente? ¿Para que Ecuador rinda homenaje a sus soldados muertos en el conflicto del Cenepa? Esto es insólito. Ecuador nos invade y, en respuesta, el Gobierno peruano le concede un lugar en nuestro territorio para que se rinda homenaje a los invasores.

Todo ello se ha hecho, además, a escondidas del país y ocultando información aun al Congreso de la República. Aquí mismo se ha aprobado la ley referida al CETICOS-Loreto y en ese momento se negó enfáticamente que tuviera que ver con los pactos con Ecuador. Pero resulta que ahora se va a entregar ese CETICOS a empresas ecuatorianas. Y aquí, señor Presidente, quiero citar las palabras suyas pronunciadas en la sesión del día 20 de mayo, cuando señaló, refiriéndose a la política de promoción de la selva, entre otras cosas, lo siguiente: "Reitero, se trata no solamente de obedecer un mandato constitucional, que lo dispone el artículo 69º de la Constitución de 1993, que dice que el Estado promueve el desarrollo sostenible de la Amazonía con una legislación adecuada; sino que también ya es un hecho evidente que es política y convicción del Gobierno buscar el desarrollo de la selva". Y ése fue uno de los argumentos por los que se aprobó el CETICOS-Loreto.

Pero también con argumentos parecidos se derogaron las leyes promocionales en favor de la selva. Desde mayo hasta hoy —medio año después— no se ha hecho nada; no se ha dictado ningún dispositivo que exprese lo que usted, señor Presidente, señalaba como la convicción del Gobierno de buscar el desarrollo de la selva.

En este mismo Hemiciclo el Canciller señaló que no se iba a ceder ni un centímetro cuadrado de nuestro territorio, y resulta que se entregaron treinta y tantos kilómetros cuadrados. Y últimamente se ha llegado al cinismo de sugerir que el rechazo mayoritario a estos tratados se debe a que los peruanos no están informados. ¿Quién es el responsable de la información?, ¿quién ha ocultado información?

Cuando se actúa así, cuando se oculta la verdad, cuando se engaña al pueblo, no se está sembrando la paz. La paz es fruto de la justicia, pero también de la verdad. No hay peor paz que la que tiene como origen el engaño y la manipulación.

Hace algunas semanas, cuando el Canciller nos vino a pedir a nombre del Gobierno que aceptáramos el arbitraje de los países garantes, vote en contra porque no conocía la propuesta. Ahora que conozco el contenido de la propuesta, volveré a votar en contra; y lo haré porque considero que lo que ahora se nos propone es lesivo para el país, contrario a los intereses del Estado y, en última instancia, no recoge las aspiraciones del pueblo en esta delicada materia.

Dejo para el final, Presidente, mi respetuosa referencia al pueblo de Loreto, a esa población olvidada por este Gobierno y por muchos otros, que pese a ello mantiene terca y orgullosamente su peruanidad; a los loretanos que reconquistaron Leticia, población peruana que fue cedida con todos sus habitantes a Colombia, en un hecho de vergüenza que sancionó el Congreso en este local hace 71 años.

No apruebo el vandalismo en Iquitos y lamento las muertes ocurridas de gente sencilla —mujeres, jóvenes y aun niños—, que con su presencia apoyaban sus reivindicaciones. Se oyen voces separatistas, Presidente, que no apoyo, pero que las comprendo, pues la desesperación puede llevar a estas situaciones.

En un pronunciamiento distribuido en este local, esta noche, por dirigentes del departamento de Cajamarca, se lee lo siguiente, que he escogido para rematar mi intervención: "La paz no se consigue regalando territorio. La paz es igualdad, es respeto a lo ajeno, a la dignidad de sus pueblos y a la memoria de sus héroes". Tengo convicción de ello y me siento reconfortado de que mis paisanos expresen esto por escrito. Qué tranquilidad, Presidente, de poder votar en respaldo de la gente a la que uno pretende representar.

Presidente, está en juego no sólo nuestro territorio, sino también nuestra dignidad como Estado, como país y como peruanos. A cada uno de los congresistas los juzgará la historia. Yo votaré en contra.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Gracias.

Tiene la palabra la señora María Ofelia Cerro.

La señora CERRO MORAL (UPP).— Señor Presidente: He encontrado en mi archivo las preguntas que hice en una sesión reservada de la Comisión de Relaciones Exteriores que se llevó a cabo en octubre de 1996 con el Canciller de la República de entonces. Hoy, que son el tema de este debate público y que ya han perdido esa reserva, las voy a repetir.

Sería interesante que el señor Ministro explicara en esta sesión las medidas que se vienen adoptando para acentuar la presencia peruana en nuestras zonas más apartadas de la frontera. Por ejemplo:

a) ¿Se ha designado alguna autoridad política o de otro tipo —no militar, por supuesto— en las zonas más cercanas a la frontera, siempre que las actuales circunstancias lo permitan?

b) ¿Ha visitado esas zonas algún alto funcionario peruano?

c) ¿Se ha iniciado la construcción de carreteras aparentes para la región, de campos de aterrizaje, helipuertos, colegios, postas médicas, repetidoras de televisión y radios, etcétera; todo eso dentro del concepto de "fronteras vivas", de las que durante años se viene escuchando hablar?

Yo misma voy a contestar esas preguntas, señor Presidente: nada; en dos años nada ha hecho al respecto el Gobierno, absolutamente nada. Y ahora se nos quiere vender la idea de la gran preocupación que existe por la amazonía, al punto de que el titular de un diario de hoy abre la página con la noticia de que, por el Tratado de Integración, la amazonía tendrá 776 millones de dólares, el 50% de los 1 mil 500 millones de dólares provenientes del acuerdo fronterizo con Ecuador, que será para la reconstrucción y mejoramiento de la infraestructura productiva en las zonas fronterizas de la selva.

Los argumentos dados por el Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores acerca de la difusión realizada sobre los tratados de Perú y Ecuador nos demuestran que esa información es insuficiente.

Señor Presidente, la gran masa del pueblo peruano no tiene acceso a la página web del Congreso ni a Cable Mágico para poder hacer seguimiento a las opiniones que han emitido las 60 personas que habrían sido invitadas a esa Comisión. Por lo tanto, esa gran masa está desinformada.

¿Por qué razón existe el mismo temor que se tuvo cuando a los congresistas se nos exigió votar con los ojos vendados el jueves 15 de octubre en este Hemiciclo? A pesar de ello, las encuestas han dado razón a quienes votamos en contra. Y lo hicimos así porque no teníamos suficientes elementos de juicio para formarnos un criterio siquiera elemental en esa oportunidad.

He tratado de dejarme convencer por los argumentos esgrimidos por quienes están a favor del acuerdo fronterizo con Ecuador; pero, por más esfuerzos que hago, hasta ahora no lo logro.

Hoy se nos ha explicado por qué el río Marañón figura en el Tratado de Comercio y Navegación, a pesar de que sólo se considera el río Amazonas en el Protocolo de Río de Janeiro. Y para explicarnos que sí existe un río Marañón-Amazonas se remontan al año 1529. O sea, estamos peor que los ecuatorianos que, como el ex presidente León Febres Cordero, reclaman. "Me siento acongojado —dice Febres Cordero—. Esto, para mí, ecuatoriano, no es paz con dignidad. Se nos ha impuesto una paz indigna y lacerante. El Ecuador desde hoy, a mi criterio y para desgracia de nuestro pueblo, dejó de ser un país amazónico".

¿Significa que todo lo que nos enseñaron fue falso? Eso mismo nos preguntamos nosotros: ¿fue falso entonces que no existía un río Marañón-Amazonas?

Al canciller De Trazegnies, que aseguró que no íbamos a ceder ni un milímetro de nuestro territorio, le digo que el Perú también va a tener que cambiar sus mapas no solamente el Ecuador. El Perú, aunque se minimice, va a tener que cambiar su mapa; creo que eso está más claro que el agua.

Pero da la casualidad de que el Perú está acostumbrado a ceder, como lo dice el párrafo de una carta de José de la Riva Agüero, que en este momento se me perdió. Bueno, la leeré después, porque tengo que leerla literalmente. Es una carta importante la que tenía que leer. En todo caso, José de la Riva Agüero habla en ella de un "panamericanismo ficticio".

Yo me pregunto, señor Presidente, ¿por qué los peruanos no dejamos esa mala costumbre, que señaló Manuel Gonzáles Prada, de hablar a media voz? ¿Por qué no decimos que ésta es una integración hipócrita, y no genuina, que sólo obedece al interés económico? Así lo resalta un editorial del diario El Comercio de Quito, que dice: "La concepción de que la difícil situación económica exige una respuesta conjunta de todos los poderes del Estado en una comunidad seria. Un objetivo es que el Ecuador, como el mundo, vaya superando la crisis para llegar mejor al siglo XXI". Así, por otra parte, sería muy entendible, dado que la recesión que nos azota ha sido reconocida por el propio Presidente de la República en su discurso de clausura de la CADE (Conferencia Anual de Ejecutivos) el domingo pasado.

Yo, señor Presidente, he escuchado también las palabras del ex presidente del Congreso, Carlos Torres y Torres Lara, al explicarnos una serie de razones por las cuales el Acuerdo de Caballeros era dable.

En todo caso, quisiera decirles a todos que nuestro voto —así lo pienso— no es necesario, ya que ustedes tienen los acuerdos aprobados.

Como hija de un gran integracionista peruano, Vicente Cerro Cebrián, que estuvo presente en todas las conferencias y acuerdos importantes del Perú, como la ALALC (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio), que mencionó hace un rato el Presidente de la Comisión, y como firmante del Acuerdo de Cartagena —del Grupo Andino—, quisiera estar convencida para poder votar a favor del Tratado de Integración, pero lamentablemente no creo que pueda ser posible.

Y, en segundo lugar, no podré votar porque yo tengo que viajar al exterior el día de mañana. Como es costumbre, los viernes no sesionamos y nadie esperaba que nos fueran a citar. Yo debo asistir a una conferencia para la cual me han citado hace un año y no puedo trasladar la fecha. Igualmente, Lourdes Flores ha anunciado que no va a estar presente en el país.

Le agradezco, señor Presidente, que me haya dado el uso de la palabra, porque de esa manera por lo menos dejo sentada cuál es mi opinión, pero no voy a poder votar. Y, repito, no les va hacer falta nuestro voto, ni a favor ni en contra, porque ustedes, señor Presidente, ya tienen decidido el destino del Perú; y tendrán que "cargar con el muerto", o con el vivo, si es el caso, porque —ojalá me equivoque— parece que en algunos casos se están pasando de vivos.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer uso de la palabra el señor Lastenio Morales Costa.

El señor MORALES COSTA (PAP).— Señor Presidente: Me toca realmente hacer uso de la palabra en una situación verdaderamente difícil para mí.

Todos saben que en la anterior votación respondí afirmativamente al requerimiento de los garantes para que ellos tuvieran la facultad de decidir la confrontación de tanto tiempo que teníamos con la República de Ecuador. Pero, después de esa circunstancia, se han venido haciendo una serie de conjeturas. En ese sentido, yo quería hacer una precisión, que tal vez pueda haber sorprendido al Pleno y también a la opinión pública

La Célula Parlamentaria Aprista ha tenido una tradición de adoptar criterios, de mantenerse sólidamente unida y de votar generalmente en bloque. Y esto quiero comentarlo, porque han trascendido comunicaciones que nos han puesto en una situación difícil, porque hemos sido suspendidos realmente de nuestros derechos partidarios. Y estos trascendidos, que evidentemente para el lector no muy avisado puedan suponer la posibilidad de que hayamos caído en algunas infracciones, hace necesaria esta puntualización.

Nosotros nos reunimos después de haber solicitado a nuestro partido que tuviera un pronunciamiento. Como este pronunciamiento no llegó, la Célula Parlamentaria Aprista recibió opiniones importantes para nosotros, a fin de tomar una determinación. Inclusive, requerimos a la opinión de algún congresista que se encuentra acá presente, para tratar de recoger alguna información. Y en ese momento tomamos la decisión de que el voto nuestro iba a ser un voto de conciencia.

Luego de haber intervenido y de haber señalado nuestro voto, recibimos una comunicación que ya se había hecho pública en los corredores, en los pasillos del Congreso, en la cual nos daban instrucciones, las que nosotros siempre hemos creído inconvenientes e inclusive nos hemos pronunciando criticando cuando se ha procedido de esta manera. Por lo menos quien habla —y estoy hablando a título personal— no quería caer en lo que durante mucho tiempo había criticado. Por eso tomé la ratificación de mi voto de conciencia, de mi voto patriótico, pero puntualizando que respetaba todas las opiniones en uno u otro sentido. Creo que todos estamos acá actuando con patriotismo, en función a la información que tenemos y en función también de nuestras perspectivas de ver el futuro.

Quiero mencionar que, dentro de las opiniones que nosotros recibimos de connotados miembros de nuestro partido político, estaba la de Armando Villanueva, con quien habíamos conversado —creo que esto es público y notorio—. Habíamos recibido también opiniones importantes de Guillermo Larco Cox y de Javier Valle-Riestra. Había leído también un pronunciamiento de José Murgia y últimamente, hace pocos días, he escuchado la opinión de Franklin Sánchez, recientemente elegido como alcalde de Tumbes, que es un militante aprista. Y frente a estas opiniones, también había la opinión del secretario general de mi partido, Luis Alva Castro, pero lógicamente prefiero las opiniones de los distinguidos compañeros que he mencionado anteriormente.

Quiero también decir que estas declaraciones que estoy haciendo ahora, algunos...

No me interesa lo que pueda declarar Gonzales Posada, a quien seguramente ustedes en algún otro momento lo han criticado. Así que ahora creo que la opinión de él no puede ser tan importante.

Sin embargo, está declaración que estoy haciendo ahora no la hago en función de dividir ni de destruir. Sé que nuestra suerte, como miembros de la bancada aprista que hemos votado a favor del acuerdo con Ecuador la vez pasada, está jugada; pero sí quiero decir que de esta forma creo que estoy haciendo una contribución para que el partido que fundara Haya de la Torre pueda organizarse, modernizarse y moralizarse. Ojalá que en ese sentido sea la contribución que podamos estar haciendo en este momento.

Quiero decir que desde siempre he creído en la necesidad de cerrar las fronteras, por lo que he tenido la precaución de asistir minuciosamente a las sesiones permanentes que se habían convocado en la Comisión de Relaciones Exteriores. He notado también la presencia de algunos congresistas que han fijado una posición clara y que han estado allí también haciendo sus observaciones, al igual que yo.

Yo he llegado a la conclusión de que no hay cesión territorial, que no tenemos pérdida de soberanía. Quiero decirles también a aquellos que dicen y cuestionan ahora el que hayamos hecho alguna concesión territorial entre los hitos Cusumaza-Bumbuiza y Yaupi-Santiago, que hemos asistido en el mes de mayo o junio a unas reuniones —casi todos los congresistas que han sido invitados— con el Ministro de Relaciones Exteriores, y que en ese momento hemos tomado conocimiento de los pareceres técnico-jurídicos. Inclusive, algunos le preguntamos por qué no se les dio el carácter de vinculantes, pues ya había el pronunciamiento, que sabíamos que nos era favorable o por lo menos que conformaba nuestras expectativas.

En cuanto a los que dicen que no tenían conocimiento, también quiero aludir a ciertas declaraciones hechas por algunos dirigentes de mi partido, quienes han tenido en su poder estos documentos que ahora inclusive se dan el lujo de cuestionar.

Quiero también mencionar que he escuchado hablar con gran patriotismo a muchos acerca de la importancia de mantener la intangibilidad de nuestro territorio. Por supuesto que estamos de acuerdo en eso. Creo que en este sentido está orientada la aprobación que seguramente va a hacer ahora la mayoría parlamentaria. Pero no he escuchado decir —y creo que sí vale la pena— que también tenemos que preocuparnos por la vida de las personas.

Si bien es cierto que no podemos ponernos en la situación trágica de que estamos frente a una guerra inminente o que estamos frente a una posición de paz indiscutible, sí creo que ambas situaciones se podrían dar. Pero en el caso de que se mantuviera el status en el cual hemos estado viviendo, sería muy probable que se sigan perdiendo muchas vidas humanas y que sigamos distrayendo presupuestos que los deberíamos orientar a la integración, al desarrollo y a mejorar la calidad de vida.

También deseaba pronunciarme sobre los centros de comercio y navegación que, sinceramente, no me agradan, como tampoco le agrada a mucha gente la concesión que se ha hecho de Tiwinza. Me queda a mí un sabor amargo, pero creo que la paz tiene un precio. Y sobre los centros de comercio y navegación, quiero decirles que yo sí considero que es una eventual zona franca. Pero quiero también decirles que cuando fui senador de la República se aprobó una ley, con el respaldo de la bancada aprista y de muchas otras bancadas, para estimular esta posibilidad de inversión y de desarrollo. Así que no me preocupa realmente los centros de comercio y navegación, aunque considero que son eventuales zonas francas.

En cuanto a las 150 hectáreas otorgadas, quiero mencionar también que, por ejemplo, la ZOFRI-Ilo tiene 164 hectáreas que ahora corresponden a la CETICOS; que también a los bolivianos se les otorgaron 164 hectáreas, pero hasta ahora no han puesto nada encima de ese terreno. Y, además, quiero decir que para Boliviamar se le ha otorgado 200 hectáreas.

Por lo tanto, siendo consecuente con esa lógica, estoy de acuerdo con esta posibilidad, a pesar de que reconozco que hay un sabor amargo.

Quiero mencionar que cuando se firma el Protocolo de Río de Janeiro, en realidad habían carreteras incipientes; no había todavía un sistema carretero, la aviación estaba en sus inicios y solamente había transporte marítimo. Pero ahora, en las postrimerías de este milenio, con la globalización, que se cuestione el libre tránsito, que se cuestione las posibilidades de cielos abiertos, el tránsito en las vías, aunque éstas sean fluviales, ¿debe de ser motivo de preocupación? A mi criterio no. Y, además, consolido lo que estoy diciendo sobre la base del Tratado de Cooperación Amazónica. Hay un Tratado de Cooperación Amazónica en el cual ocho países, entre ellos Perú y Ecuador, se dan facilidades para la navegación en los ríos y en el que se habla también acerca de facilidades para el tránsito terrestre.

Se han hecho seguramente algunas proyecciones dentro de los acuerdos de integración en cuanto a carreteras, que posiblemente pueden estar sobredimensionadas, pero creo que nuestra capacidad y nuestra habilidad tendrán que ser utilizadas de la mejor forma posible.

Considero, como lo he mencionado en alguna de las reuniones de la Comisión de Relaciones Exteriores, que esto nos tiene que servir a nosotros para fortalecer y crear —si es que no existe, como que no lo hay— una marina mercante fluvial. Tenemos que comprometernos realmente a estudiar las medidas de promoción para el desarrollo amazónico, porque hay una serie de incentivos que le hemos quitado realmente a la amazonía, por lo que creo que estamos en una deuda que tenemos que pagar en el corto plazo.

Y en cuanto a la preocupación geopolítica, tenemos unas Fuerzas Armadas que deben desempeñar también un rol en tiempo de paz. Así que será una buena ocasión para lograr una verdadera integración interna y una integración binacional.

Pero también deseo hablar —así como han hablado sobre las preocupaciones, que yo también las tengo, del pueblo loretano— de lo que quieren los pueblos del norte del Perú. No se ha hablado de Tumbes, no se ha hablado de Piura ni de Jaén. Sus representantes han venido acá y han manifestado su adhesión, y hemos visto por los medios televisivos que hay también un pronunciamiento de parte de ellos: quieren consolidar la paz.

Yo he tenido igualmente la ocasión de conversar con algunos inmigrantes que dejaron su país como consecuencia de la guerra. Cuando ellos han hablado conmigo, han felicitado mi decisión —difícil, por supuesto— y me han dicho que ellos han vivido una guerra, que saben lo que sufren no solamente los soldados, sino lo que sufre también la población civil y cómo se daña la economía de los pueblos.

Reconozco que hay muchos conciudadanos que tienen reparo, que tienen un sabor amargo, tal vez; pero ellos saben que si no se aprueban estos tratados se puede volver a fojas uno, con las posibilidades remotas, probablemente, de una guerra. Creo que la mayoría de ellos, o una parte importante de ellos, quiere realmente que aceptemos nosotros esta propuesta.

Quería mencionar también que hemos dado un paso adelante —ojalá que se sigan dando otros pasos más— para consolidar la paz externa, pero tenemos que preocuparnos también por la paz interna.

Como consecuencia de los acuerdos de hace dos semanas atrás, han habido ya seis muertos y veinte presos, y algunos parlamentarios muy posiblemente vamos a tener que dejar nuestras agrupaciones políticas por sanciones que se nos van a aplicar; pero eso es el precio de la paz. La paz tiene un costo estoy dispuesto a asumirlo con convicción patriótica.

Quiero concluir, señor Presidente, indicando que gran parte del rechazo que he notado es porque siento que el señor Fujimori ha polarizado la opinión pública. Sé que este rechazo es motivado por dar un voto de desconfianza al señor Fujimori. Creo que él tiene que poner a prueba su responsabilidad y asegurar su gobernabilidad hasta el 28 de julio del año 2000, sino se le van a presentar verdaderamente situaciones difíciles y no deseadas, que van a conspirar en contra de lo que todos queremos.

Ojalá que él tome la sabia decisión de anunciarnos también que va a renunciar a la posibilidad de una nueva reelección que, en mi criterio, no le corresponde.

Después de haber dicho esto, Presidente, quiero decirle que, con expectativa, mi voto será a favor de la aprobación de los tratados, a pesar de que he recibido una comunicación —que la hago pública, porque sobre ella me han preguntado algunos periodistas— del secretario general de mi partido, en la que me indica que debo votar en contra. Pero, como estoy suspendido, me siento en la absoluta libertad de expresar mi voto.

Gracias, Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Tiene el uso de la palabra el señor Edgar Núñez.

El señor NÚÑEZ ROMÁN (PAP).— Señor Presidente: Había pensado hacer uso de la palabra en la sesión de mañana, pero me veo tentado de hacerla ahora, y a esta hora. Y quiero hacerlo, primero, para respaldar las expresiones de mi compañero Lastenio Morales.

Nosotros, dentro de la Célula Parlamentaria Aprista, siempre hemos optado por un voto de consenso, por una forma de apoyar los diversos proyectos en bloque; pero cuando se trataban de temas delicados, y de temas como éste, que son de Estado, hemos tenido siempre la libertad de expresar cada cual su opinión particular; imitando lo que alguna vez, en este mismo Hemiciclo, hizo nuestro maestro, fundador del partido, Víctor Raúl Haya de la Torre, cuando se debatía la elaboración de la Constitución de 1979 y se llegó a un punto en que la pena de muerte era un tema en el que cada parlamentario tenía que opinar respecto a su parecer.

También intervengo, Presidente, porque estamos —como lo ha dicho el compañero Lastenio Morales— suspendidos de nuestros derechos partidarios. Yo entiendo que este tema es un tema nacional, no es un tema de mi partido.

Por eso quiero dirigirme a mis compañeros. Yo no sé qué decisión tomarán mañana. Me preocupa, sí, como militante. Pero quiero decirle que cualquier decisión administrativa de mi partido no hará variar en lo personal el color de mi sangre aprista; tampoco hará cambiar la marca de hierro del ideario aprista que yo llevo en el pellejo de mi espíritu. Porque yo me hice aprista, Presidente, no por una resolución, no porque un comité me aceptó; yo me hice aprista porque quise y porque quiero. Y, más allá de una resolución, yo siempre estaré en mi partido, en mi sector y aquí, donde estoy ubicado, porque estoy acá por el APRA y por mis compañeros del partido.

Pero quiero decir también que, de una vez por todas, es hora de entender que los partidos en el Perú y en el mundo no deben manejarse —como hasta ahora se hace—, con directivas rígidas, con lemas manejados por beeper. El Perú y el mundo rechazan esa forma de conducción. Eso tiene que acabar.

La dirigencia de los partidos, Presidente, tiene que estar en hombres con mentalidad fresca, sana, alegre; en hombres que puedan emprender en la vida, transmitir confianza en la colectividad. Ya no debe ser manejado por hombres que tengan sombras en el
alma, arrugas en el espíritu, remordimientos en la conciencia. Eso no conduce a nada. Los partidos tienen que tener interlocutores válidos y varios para poder ser un movimiento de confianza, para poder ganar nuevamente la confianza de los pueblos.

Quiero dirigirme, en el tema del debate, fundamentalmente a los jóvenes y al pueblo. La parte técnica la han dicho brillantemente los expositores, y en ella cada cual ha expresado su parecer. Pero el problema es el siguiente: ¿quién gana cuando hay guerra?, ¿quién gana cuando no se resuelve este problema con el Ecuador? Ganan los ricos, Presidente, ganan los que trafican con la muerte, ganan los que venden armas y los que compran armas. El que vende gana una utilidad, porque es un negocio; el que compra gana otra utilidad, porque el negocio se hace debajo de la mesa o detrás del biombo y hay una inmensa cantidad de dinero que se paga como comisión. ¿Quién gana, Presidente? Ganan esos hombres que trafican con la muerte. ¿Quién pierde, Presidente? Pierde el pueblo peruano, pierden los jóvenes humildes, como esos tres soldados de nuestro Ejército que hace dos días se envenenaron en el fuerte Tarapacá, en Tacna. Y ellos dijeron por qué se envenenaron: porque a puntapiés les enseñaban a empuñar las armas, no les daban de comer por tres días y los ultrajaban.

¿Hijos de quién son esos hombres? Hijos del pueblo. No es hijo de un congresista, no es hijo de un ministro de Estado, no es hijo de un empresario, no es hijo del Presidente; es hijo del pueblo. Cuando hay guerra, ellos mueren; y cuando mueren, ¿quién les reconoce qué?, señor Presidente.

Aquí tengo una publicación del diario La República del 9 de noviembre, donde dice que el Gobierno les adeuda 7 mil 530 nuevos soles. ¿A quiénes? A los que vencieron en la guerra de 1941. Así se paga a quienes dan su pecho, su carne, su hueso, su hierro, su fe y su esperanza en la frontera, que son los hijos del pueblo.

Entonces, ¿por qué podemos negarnos a respaldar o a apoyar, si cabe una posibilidad de resolver esto definitivamente?, ¿por qué, Presidente? Si somos capaces de encontrar con toda facilidad los grandes males que aquejan al Perú y a la sociedad, y somos tan incapaces de hacer que este pueblo y la sociedad encuentren el camino que los conduzca a resolver esos problemas, ¿por qué no nos entendemos en este problema y definitivamente todos apostamos por terminarlo? Ésa es mi gran preocupación.

Yo quiero nuevamente hacer una invocación a los peruanos, a los hombres cuyos hijos, cuyos hermanos son los que siempre están en el frente de batalla, son los que van levados o por la fuerza o porque no arreglaron su libreta electoral oportunamente y porque no han podido. A ellos, Presidente, quiero dirigirme en su idioma, en mi idioma materno:

Huauqeycuna cunan Punchaucunan, huaquin runacuna rimamuhuaskanchis, ecuatorianokunan allpanchiscunata qechohuaskanchis nispa. Manam chaiqa ciertucho huauqepanay.

Cunan punchaumi kay Congreso de la República nisqan huasipi, noqayco rimaskaniko. Manam guerra kanampaq. Guerra captinqa huayqepanaykuna huahuayquin huañon churiquen, huañon, pay huañuqtinri imatataq Estado qosunki. Qolqetachu qosunki, manam huauqey. Micunatacho qosunki, manam huauqey. Trabajotacho qosunki, manan huauqey.

Chayraycum noqa kaypi yanapaskani manam guerra cananpaq, mana guerra captinqa huahuayquipas allintam educacuncamana guerra captinqa imaymanapas canmanmi.

Yanapasunya huauqepanay llactanchis sumac paqarinampac.

(Traducido al castellano:

Hermanos compoblanos, en estos días algunos hombres nos vienen comentando que los ecuatorianos nos quitarán parte de nuestro territorio. Eso no es verdad.

Hoy día, en este Congreso de la República, nosotros estamos hablando para resolver el problema con el Ecuador y terminar la guerra.

Cuando hay guerra, hermano y compoblano, muere tu hijo; y cuando él muere, dime hermano, ¿qué te da el Estado a ti? ¿Dinero? No, hermano. ¿Te da comida? No, hermano. ¿Te da trabajo? No, hermano.

Por eso, personalmente estoy ayudando para terminar con la guerra. Y cuando eso termine, tus hijos también serán bien educados y los pueblos podrán tener un mejor futuro. Apoyemos ese esfuerzo, hermanos, para que nuestros pueblos renazcan bien)

Presidente, yo le he dicho al pueblo peruano que apoyemos este esfuerzo por la paz, para que los hijos del pueblo no mueran, para que los mercachifles de la muerte no ganen plata, para que definitivamente se cierre esta herida, que si la dejamos abierta seguirá sangrando y el gran perjudicado será el pueblo. Porque cada vez que se compra armas, cada vez que se cobra más impuestos, cada vez que se revienta una bala diariamente en el norte, en el centro, en el oriente preparando a nuestros soldados del Ejército, cada vez hay menos posibilidades para que el pueblo pueda comer un plato más de comida, o pueda tener una posibilidad más de trabajo.

Por eso, apoyo esto; no lo apoyo porque se trate del presidente Fujimori. Porque el pedido de los tratados de libre navegación, más otros instrumentos que hemos aprobado aquí, no viene como un pedido de él; viene de cuatro garantes, que son Estados Unidos, Brasil, Argentina y Chile. ¿Por qué podemos dudar de esa voluntad que ellos tienen y que ha sido dirigida a este Congreso y al Congreso de Ecuador?

El presidente Fujimori, que cumplirá su mandato el 28 de julio, está de bajada, el pueblo ya no le cree. Por esa razón, nosotros expresamos —con nuestro apoyo, con nuestro voto— un voto de esperanza para consolidar la paz y un voto de expectativa para terminar de una vez con los grandes traficantes de la muerte, que apuestan siempre por la muerte de los hijos del pueblo. Yo no estoy con esos traficantes. Prefiero ser alguien que en su ingenuidad apueste y crea que definitivamente podamos ser un país en paz y en prosperidad, y avanzar por la ruta del progreso, porque creo que ésa es nuestra tarea, Presidente.

Por eso, más allá de la decisión de mi partido, mi voto será por el "Sí", para consolidar en el tiempo. Dentro de 10 ó 15 años tendremos una respuesta afirmativa de lo que ahora estamos haciendo. No podemos actuar en esta decisión histórica con cálculos electoreros; no podemos pensar qué ocurrirá en el 2000: si volveremos o no volveremos. Yo no actúo de esa forma. Creo que tengo que actuar con más responsabilidad. Por eso, apuesto por el futuro y por la paz, Presidente, y votaré a favor de este tratado.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, señor Núñez.

Tiene el uso de la palabra el señor Máximo San Román.

El señor SAN ROMÁN CÁCERES (I).— Gracias, señor Presidente.

Gracias a los congresistas que me piden que hable en quechua. Lo voy a hacer al final.

Señor Presidente: Creo que para la historia del país este momento es muy importante y trascendental. Se trata de sellar definitivamente la paz con un país con el que todo nos une, desde nuestro idioma materno, el idioma quechua. Tenemos algunas discrepancias y diferencias, es verdad; pero somos los llamados a buscar coincidencias.

Hablando de un objetivo nacional, como es la paz, en el que todos los peruanos debemos estar unidos, señor Presidente, creo que es importante recordar algunas expresiones. Quiero referirme a Tiwinza.

Tiwinza, ese kilómetro cuadrado, para mí, ha sido cedido en uso; es el fruto de una transacción, es prácticamente un comodato. Ceder en uso, señor, es ceder el usufructo, que la persona, la institución o el país tenga derecho a usarlo; pero solamente cumpliendo un objetivo, cual es el objetivo del acuerdo.

En términos empresariales, esto es muy fácil. Lo voy a tratar de explicar para aquellos que no quieren entender.

Hace siete años, señor Presidente, hicimos un convenio de comodato, un convenio de cesión en uso de unas maquinarias para los internos de la cárcel de Lurigancho. Cuando hubo un cambio, como lograron hacer desaparecer la granja de animales que había allí, también intentaron hacer desaparecer esas herramientas que servían para el alimento de los presos. En ese momento, los presos "saltaron" y dijeron que ellos tenían un convenio de cesión en uso, gracias a lo cual hasta hoy esas máquinas siguen preparando los alimentos para los internos.

Con esto quiero decir que el usufructo, que la cesión en uso solamente se puede realizar cuando se cumplan los objetivos para los cuales se entregó. También es el costo de la paz. Tenemos que reconocerlo: no teníamos alternativa.

También quiero referirme, una vez más, al Pacto de Caballeros, al cual ya me referí en la oportunidad anterior, solidarizándome totalmente con lo que se hizo, porque en ese momento me tocó jugar un rol importante, a mi manera de ver. Lógicamente, en ese momento, cuando nos enteramos, o "nos enteraron", que los ecuatorianos habían entrado con sus tropas a territorio peruano, lo primero que hicimos fue averiguar en qué consistía esa penetración de tropas en territorio peruano.

Al preguntar a los integrantes de nuestras Fuerzas Armadas, que son los que constitucionalmente están obligados a defender principalmente nuestras fronteras, nos informaron que sí, efectivamente, en Teniente Ortiz había una base; pero que era una base que ya estaba instalada por más de 15 años, de 12 a 15 años. Inclusive, señor Presidente, dijeron que tenía construcciones en material noble. Ésa era la realidad.

Entonces, la pregunta fue, lógicamente, tratar de explicarse por qué nuestro Ejército había permitido que pusieran una base en territorio que nosotros considerábamos peruano. Ellos dijeron que era un territorio cuya posición peruana no estaba definitivamente clara y que había un tema en debate muy largo. Ésa es la realidad, señor Presidente. Y, efectivamente, como lo ha demostrado el señor Torres y Torres Lara, ha habido, pues, diferentes interpretaciones, por la confusión del contrafuerte.

Entonces, del hito Cusumaza-Bumbuiza al Yaupi-Santiago había una duda. Por el contrafuerte bendito, no se podían entender entre peruanos y ecuatorianos. Y eso nos ha estado llevando a postergar la solución de este problema.

Al final, afortunadamente, sabiendo de antemano que nosotros no cedíamos territorio al Ecuador, porque eso es lo que nos confió nuestro Canciller, no podemos decir que lo desconocíamos, que a ciegas hemos autorizado al Ejecutivo para que pueda firmar este tratado. ¡No, señor! Esa información la hemos tenido siempre, siempre que ha venido el Canciller a informarnos en forma reservada, en forma secreta o cuando lo ha hecho en su despacho de la Cancillería. Evidentemente, señor Presidente, creo que no podemos seguir confundiendo más a la población.

Por otra parte, está el Tratado de Comercio y Navegación. Estamos en un mundo globalizado, en un mundo donde todos los países están conformando bloques económicos, para tener mejores ventajas competitivas, mejor productividad. Así están haciendo alianzas estratégicas entre países, entre empresas y entre sectores productivos.

El mercado del mundo es muy grande. Y, en ese sentido, si nos quedamos como un país aislado, si vemos a nuestro país con miopía, con minusvalía, vamos a estar siempre alejados, señor Presidente.

Alguna vez tenemos que integrarnos. Para mí, estos convenios tienen que funcionar; y tienen que funcionar en procura de una integración mayor, de un anhelo bolivariano. Por eso, a mí no me llama la atención que haya centros de manufactura en una zona franca. ¿Acaso no es verdad que Colombia tiene muchas zonas francas, inclusive en zonas que han tenido desastres? Tiene leyes especiales que invitan a inversionistas extranjeros —peruanos, ecuatorianos, chilenos, argentinos— para que puedan establecer sus negocios. Eso me consta, señor Presidente.

En Chile —para pasar de Colombia a Chile—, a un kilómetro de la frontera con Perú hay una zona franca que se llama Chacalluta. Allí, señor, a los inversionistas nacionales les ofrecen todo, inclusive les pagan los estudios de factibilidad, el 100%; les pagan el 50% del valor del terreno; les pagan, además, el 50% de los salarios de los trabajadores durante los dos primeros años.

¿Quiere decir que porque los peruanos vayan a esa zona franca va a ser un enclave peruano en Chile? ¡No, señor! En el mundo las fronteras se están liberando. Hay un solo pasaporte para el mercado común europeo, donde próximamente van a tener una sola moneda. Y nosotros no podemos estar mirando todavía con antagonismos históricos, tenemos que apostar a futuro, tenemos que apostar por revalorar nuestro capital humano.

Hoy por hoy en todos los países el mejor capital es el capital humano, y el futuro es el futuro del conocimiento. En eso deberíamos estar preocupándonos, en mejorar nuestro sistema educativo, en evitar las trabas y los obstáculos para que nuestros jóvenes se preparen mejor. Eso es lo que necesita el país, señor Presidente.

¿Por qué no podemos ponernos de acuerdo, en vez de tener que buscar pretextos para permanecer en vigencia en una política?

Yo quiero, para no abusar del tiempo, pedirle al pueblo loretano que, como peruanos, los sentimos, los queremos y deseamos vivir sus problemas; pero no podemos cerrar los ojos ante una realidad. Y la única realidad que nos anima es la paz; y la paz está cercana. Esto nos permitirá que después podamos reunirnos en el Congreso, en el pueblo, para poder buscar mejores soluciones.

Ojalá que esa delegación de facultades que está solicitando el Ejecutivo para legislar sobre tributación se desapruebe en este Congreso, y podamos convocar a todos los sectores productivos de nuestro país, a fin de encontrar un entendimiento, para buscar cuáles son los sectores que mejores ventajas competitivas nos dan, cuáles son los sectores que nos permitirían traer más divisas, como resultado de nuestras exportaciones, del trabajo, del esfuerzo, del valor agregado de nuestros productos.

Señor Presidente, para terminar, quiero saludar las expresiones en quechua de nuestro colega Núñez, que me han emocionado realmente. Creo que también es algo que nos integra. Hoy mismo, en la mañana, estaba con un representante ecuatoriano que radica en Bolivia ayudando a las comunidades nativas, y ahí aprendí una lección: que en Ecuador, por ejemplo, el sistema de enseñanza de los primeros grados, hasta el tercer grado de primaria, se hace en su idioma materno. Y los resultados son excepcionalmente buenos: mejora el nivel de autoconfianza, mejora el nivel de autoestima de los ecuatorianos, de esos jóvenes nativos; y estoy seguro que es la mejor inversión para el pueblo.

Apoyaré, evidentemente, esta propuesta y este acuerdo.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, ingeniero San Román.

Enseguida, tiene la palabra el señor Daniel Coral. No cree el señor Daniel Coral que va a hablar.

El señor CORAL PÉREZ (CODE-AP).— Gracias, señor Presidente.

La sangre derramada jamás será olvidada.

Señor Presidente: En mi partido, Acción Popular, no se direcciona la intervención de los congresistas y parlamentarios. Por eso es que en muchas oportunidades he votado por propuestas que venían de la mayoría, porque conceptualizaba que mi comportamiento debía estar dirigido en ese sentido. Apoyé la distritalización del Programa del Vaso de Leche y una serie de propuestas que, a mi entender, deberían convalidarse sin tener en cuenta la direccionalidad partidaria. Y de esto están conformes quienes, perteneciendo a la cúpula dirigencial de mi partido, han sabido entender que tendría que darse cabida a las diferentes corrientes de opinión, divergentes en un momento dado, pero que conjugan, evidentemente, hacia la vigencia de la democracia.

Pareciera que a estas alturas hacer invocaciones ya no vale, porque la votación, ustedes mismos lo han dicho, ya está definida. Pero permítame, señor Presidente, recordarle que hace algunos días todo el país fue sobrecogido por los acontecimientos que se han producido, particularmente en el departamento de Loreto.

Todos nos hemos conmovido en estos últimos días, señor Presidente, por el sentimiento de frustración que han exteriorizado con lágrimas en los ojos humildes pobladores de Loreto, que fueron protagonistas en diferentes épocas de nuestra historia de heroicas luchas y muestras de valor y patriotismo, para conservar la integridad de nuestro territorio y mantener incólume nuestra soberanía. Fueron pues, en su mayoría, como ya lo dijeron algunos congresistas, soldados pertenecientes a humildes familias de nuestra amazonía los que ofrendaron sus vidas por legarnos el sagrado ejemplo de amor a la tierra que siempre formó parte del Perú. Desgraciadamente, esta lucha permanente por más de un siglo sucumbe de nuevo ante la incomprensión y el entreguismo del gobierno de turno.

Si bien ésta no es una historia nueva, lo cierto es que el Perú ha cedido —y lo sigue haciendo— parte por parte su territorio, aunque se quiera disimular la verdad con la firma de un tratado redactado e interpretado con maliciosa inteligencia, a sabiendas de que tras de él se reconoce tácitamente una derrota militar librada en el Cenepa en 1995. De otra forma no se puede entender las ilimitadas concesiones otorgadas al Ecuador para lograr que este país acepte firmar el tratado de paz, luego de injustificadas postergaciones, sin que nos otorgue un mínimo de seguridad para el cumplimiento del mismo, conforme lo manifiesta gran parte de la ciudadanía, especialmente en el pueblo de Loreto y muchos pueblos del país.

La opinión generalizada respecto a este punto, señor Presidente, no ha variado un solo milímetro. Los porcentajes de rechazo siguen siendo los mismos: 66,5% de los peruanos no están de acuerdo con la resolución dada por los garantes; el 82% de la población rechaza la cesión 1 un kilómetro cuadrado en Tiwinza; el 46,3% de la población manifiesta que no se respetaron los términos del Protocolo de Río de Janeiro; el 78,9% manifiesta que Ecuador es el beneficiado con la solución dada por los garantes y el 54% de los peruanos cree que Ecuador no cumplirá el acuerdo.

Cómo no seguir desconfiando, señor Presidente, cuando los mismos ecuatorianos nos dan pie para pensar que no respetarán el tratado, ya que una semana después de firmada el Acta de Brasilia se conocía mundialmente el afán armamentista ecuatoriano.

Lo curioso del caso es que ahora nos enteramos también que la compra de dichas armas fue hecha con total desconocimiento del ex presidente Fabián Alarcón, es decir, por propia iniciativa de la cúpula militar; con lo que se confirma, pues, que los altos mandos militares prefieren mantener latente el problema fronterizo para seguir conservando sus privilegios sociales y económicos. Abramos bien los ojos sobre este punto, señor Presidente, y veremos la realidad que van a afrontar las futuras generaciones de nuestra patria.

El Tratado de Comercio y Navegación es un instrumento jurídico que complementa el acuerdo global del Acta de Brasilia, cuyo contenido —a pesar de la moratoria— ya se conocía; y las elucubraciones que se hacían acerca de ella se confirman plenamente.

Mas allá de lo estipulado en el artículo sexto del Protocolo de Río de Janeiro, el Gobierno fue generoso en otorgar a los ecuatorianos concesiones de beneficios que nosotros mismos no las tenemos en nuestra patria. Se denunció, por ejemplo, que el Gobierno concedería a Ecuador puertos y zonas francas para el embarque y desembarque de sus naves en las orillas del Amazonas. Efectivamente, el tratado crea por un período de 50 años renovables los "centros de comercio y navegación", que no sólo servirán como centros de almacenamiento, sino también como centros de transformación y comercialización de mercancías en tránsito.

Consecuentemente, se podrán implementar pequeñas industrias, libres de todo tipo de impuestos, cuyos productos podrán ser comercializados en el Ecuador y fuera de él; con autoridad propia, que velará por la seguridad de sus compatriotas y con la capacidad de ejercer funciones diplomáticas en el interior de ella: un funcionario con capacidad de otorgar pasaportes, visas, registros civiles, etcétera. Es decir, señor Presidente, con una autoridad ecuatoriana en nuestro propio territorio.

Son dos centros de 150 hectáreas cada uno; dos gigantescos complejos donde los ecuatorianos desarrollarán sus actividades con la más absoluta libertad, mejor que en su propio país. ¿No es acaso toda una regalía, mientras que los loretanos son relegados en sus exigencias mínimas para salir de la crítica situación en la que se encuentran? Hablamos de una tranquilidad y una paz a todo costo.

Yo creo, señor Presidente y colegas congresistas, que la paz debe labrarse con dignidad, no con entreguismos; la paz debe ser el resultado del consenso de todos los pueblos inmersos en la problemática.

No es cierto —como dijo el congresista Sandoval, a quien se lo refuto muy cordialmente— que el tema del desarrollo amazónico sea un tema eminentemente regional.

Señor Presidente, colegas congresistas, ustedes saben que la amazonía representa casi las dos terceras partes de la extensión superficial de nuestro territorio, secularmente abandonado no sólo por el Gobierno presente, sino también por los gobiernos que han pasado, a excepción, evidentemente, del ejercido por el arquitecto Fernando Belaunde Terry, a quien se le reconoce tremendamente. Y el ex presidente Belaunde puede tener la capacidad de ir a la selva peruana, de ir a Loreto, de ir a Ucayali, de ir a San Martín y caminar libremente, porque el pueblo se saca el sombrero y le saluda a su paso.

Por eso es que podemos decir que el tema del desarrollo amazónico tiene que ver con el desarrollo del país, tiene que ver con la recuperación del patriotismo, del nacionalismo que hemos perdido en las zonas fronterizas. La identidad nacional se ha perdido, porque en la frontera con Colombia nuestros compatriotas prefieren bailar la cumbia, al no tener un mensaje peruanista. En los pueblos fronterizos de Ecuador escuchamos los pasillos. Y así podemos decir que nuestros compatriotas peruanos hablan el portugués, porque el sistema centralista no permite, evidentemente, un desarrollo armónico de los pueblos en nuestras provincias.

Si me lo permite, señor Presidente, invoco los minutos que han tenido otros congresistas.

Para concluir, quiero decir que yo tenía, señor Presidente y colegas congresistas, la esperanza de que se pudiera postergar unos días el debate de este tema, para tratar seriamente el problema de los proyectos de desarrollo amazónico. No lo hemos logrado. Ustedes, colegas de la mayoría, tienen la consigna de que esto de una vez por todas se apruebe en los términos en que ha venido redactado. Ustedes saben por qué lo van a hacer, están asumiendo su responsabilidad. Yo voy a asumir la mía; y la voy a asumir contra los gritos destemplados de algunos amigos de la mayoría, a quienes respeto, siempre los escucho con atención y convalido sus puntos de vista. Voy a asumir mi responsabilidad histórica, señor Presidente, no votando por la ratificación de estos dos tratados que me parecen oprobiosos y que atentan contra la soberanía del país.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Gracias, señor Coral.

La palabra al señor Antonio Llerena Marotti.

El señor LLERENA MAROTTI (FIM).— Gracias, señor Presidente.

Hace algunas horas escuché la voz emocionada de un congresista a quien respeto enormemente, el doctor Javier Alva Orlandini. Él, como siempre, buscando colaborar en estos instrumentos legales, se permitió hacer una sugerencia muy interesante, si se pudiera considerar: habló de debate. Yo pregunto: ¿si estamos debatiendo un proyecto de ley, si estamos debatiendo lo que conforma estos dos tratados, si todo está ya consumado, no se puede cambiar en absoluto los términos?, ¿ni una coma?

Sin embargo, debo señalar que la mayor parte de los artículos de este amplio acuerdo son una bonita enumeración declarativa. Me preocupan algunas concesiones excesivas brindadas al Ecuador dentro del marco de este amplísimo acuerdo, que no es recíproco. Y lo repito, no es recíproco.

Estos instrumentos internacionales legitiman la presencia ecuatoriana dentro de nuestro territorio no solamente para hacer negocio, para atravesar con barcazas los afluentes septentrionales del río Marañón, sino también para demostrar ante el mundo que Ecuador mantiene un vivo interés en territorio peruano. Ese interés será esgrimido no ahora, pero sí dentro de 50 ó 100 años quizá, muchos años después de que el presidente Fujimori se haya retirado de la política peruana, habiendo anunciado con "bombos y platillos" la paz definitiva con el Ecuador. La paz definitiva también se anunció luego del Tratado de Versalles, en 1919, y 20 años después el mundo vio nacer el peor desastre de la humanidad.

Ahora mismo el Ecuador tiene interés en adquirir aviones Kfir, aparte de los 60 millones de dólares de un contrato firmado con antelación a las reuniones de los dos presidentes, Fujimori y Mahuad. Las declaraciones del Ministro de Defensa ecuatoriano, José Gallardo, son evidentes: "Mantener el material de guerra resulta una cuestión de moral". Y estas últimas adquisiciones no tienen relación con la paz; más bien, tienen relación con la llamada "paz armada".

Los esfuerzos para torcer la voluntad del pueblo han sido infructuosos, a pesar de los medios utilizados. Hoy día podemos estar sembrando las minas que más adelante nos hagan pisar aquellos con los que ahora nos abrazamos confundidos en un solo sentimiento de paz, porque la buena fe nunca ha sido una buena característica de la clase dirigente ecuatoriana.

Es evidente que todos queremos la paz, pero ¿a qué precio? ¿Es verdad que no era necesario entregar Tiwinza, como afirmó valientemente un ex canciller de la República? ¿Es verdad que el puesto Teniente Ortiz quedaba en suelo patrio, después del melodramático Pacto de Caballeros? ¿Hay un beneficio mutuo en la ratificación del Tratado de Comercio y Navegación entre Perú y Ecuador? Yo creo que no. Tengo una teoría sobre ese tratado. Este tratado es nada más que una compensación al Ecuador que el mismo presidente Fujimori ofreció a ese país desde noviembre de 1991 y enero de 1992. En dichas oportunidades, el Presidente ecuatoriano, Rodrigo Borja, recibió dos cartas que versaban sobre una zona franca ecuatoriana en Iquitos.

¿Por qué hay que darle al Ecuador una zona franca en Iquitos? ¿Es que la indiferencia de los gobernantes de turno es tan grande que a cambio de una paz presunta pueden disponer a su antojo del territorio peruano, haciendo concesiones que humillan, en primer lugar, a nuestros compatriotas de la amazonía?

Ni el Protocolo de Río de Janeiro ni el Tratado de Cooperación Amazónica de 1978 hablan de semejantes privilegios hacia un país determinado. Se ha decidido discutir un tratado sin darle al pueblo una oportunidad para poder manifestarse. Y, lo que es peor, no se puede modificar ni una coma de este tratado. De manera que ésta es una mera formalidad, nada más. Pero esto es peor para la cúpula gobiernista, porque supone que puede instalar en el Perú una autocracia al estilo indonesio. Y las masas del pueblo ya la están juzgando, con el vaticinio de un triste final.

Al margen de estas consideraciones, es necesario dejar sentada nuestra posición sobre la pretendida ratificación del Tratado de Comercio y Navegación, considerando que la historia nos pedirá cuentas más adelante. Recalco la idea primigenia sobre la paz y agrego mi beneplácito por la integración y desarrollo de dos países pobres en América Latina. Pero ¿cuál será el precio? Hoy día no lo sabemos con certeza. La paz es un proceso, pero también la libre navegación de naves ecuatoriana, los dos enclaves ecuatorianos en Loreto por 50 años, los agentes consulares en esos lugares, etcétera.

Aquellas concesiones no las tiene ninguna otra nación amazónica. Por tanto, es el precio de una paz nebulosa, que de una manera personalista llevó a cabo el presidente Fujimori desde su primer mandato hasta éste, que viene a ser el tercero.

Antes de 1941 no existía certeza sobre la frontera común entre Perú y Ecuador. Con ocasión de nuestra victoria militar de 1942, nuestra patria le impuso a Ecuador, según los usos de la guerra, las condiciones del Protocolo de Río de Janeiro, así como Chile nos las impuso en el Tratado de Ancón. Al final de siglo vemos cómo Ecuador rehusó el cumplimiento total del Protocolo y logra negociar puntos que van más allá de los acuerdos ratificados por ambos congresos, luego de la derrota militar ecuatoriana.

Ecuador ha conseguido más de lo que el Protocolo de Río de Janeiro le otorgó, dejando abierta una ventana de 78 kilómetros y un sentimiento patriótico que 55 años más tarde rindió sus frutos. Hoy día este Congreso revisa un tratado que no le da una ventana, sino varias ventanas que son —como dijo Pinochet, el que afirmara que Ecuador es su segunda patria— una lanza clavada en suelo peruano para destruirnos, y que puede servir para que, dentro de 50 años, Ecuador exija algo más de nosotros. Y ése es el temor con el cual lidiarán nuestros nietos o bisnietos.

La pretensión del país del norte siempre se alimentó de ilusiones, hasta que el Perú lo derrotó militarmente. Allí debieron morir las fantasías de los ecuatorianos, a quienes debimos obligar a cumplir totalmente el Protocolo de Río. Terminado el siglo XX, nos encontramos ante el aparente fin de un proceso al que el Perú ha sido llevado sin darse cuenta de que en realidad ha aceptado la revisión de un nuevo tratado, hecho que no debimos aceptar nunca.

Al parecer, el camino planteado es irreversible, por cuanto la ratificación legislativa no admite modificación alguna. Por lo tanto, estamos arando en el mar, no estamos debatiendo nada. Nosotros le estamos dando al Ecuador lo que, a capricho de éste país, se ha solicitado. En cambio, ¿qué nos da Ecuador de manera recíproca? Dicen que nos da la oportunidad de rebautizar nuestros ríos Marañón y Amazonas. Ahora es un solo nombre: "Marañón-Amazonas". Nos da la oportunidad de colocar los hitos, pero eso no es un favor. La colocación de hitos es una obligación que Ecuador debió cumplir y a la que unilateralmente se negó durante más de 50 años, violando flagrantemente el Protocolo de Paz, Amistad y Límites del 29 de enero de 1942, con la pasividad de nuestros gobiernos y la falta de presencia de los garantes, que, más que garantes, se convirtieron en árbitros, para perjudicar los derechos del Perú.

Queremos la paz, una paz duradera; no una paz que martirice constantemente nuestras conciencias.

Gracias.

El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el señor Abanto Pongo.

El señor ABANTO PONGO (C90-NM).— Gracias, señor Presidente.

Hemos escuchado versiones de muchos que defienden la amazonía, pero que también se olvidan de que hay otra frontera, la de Piura, Tumbes, como las provincias de Ayabaca, Huancabamba y San Ignacio. Ellas también tienen su propia versión, pero no se ha publicitado lo que ellas dicen o piensan.

Son conocidas en todo el norte del Perú las ferias de integración fronteriza que se han desarrollado desde años atrás, pero siempre con ese riesgo de que hay problemas entre ambos países, lo que no ha dejado que esas ferias sean una verdadera integración de dos pueblos hermanos.

También es sabido que familiares de ambos lados están en las fronteras. Se casan familias de allá con las familias de acá. Es una integración filial, pero con el riesgo que siempre representa el problema fronterizo.

Ahora esos pueblos respiran paz, respiran tranquilidad. Tumbes, Aguas Verdes, Suyo, La Tina, El Carmen de la Frontera, en Huancabamba, San Ignacio, Tabaconas; todos estos pueblos están ahora felices de lo que está pasando. Lo que ellos por años esperaron, ahora se ha dado con este Gobierno.

No sé cuáles son los apetitos de muchos de negar a un hombre. Si quieren negarlo, niéguenlo al señor Fujimori. Olvídense de que es el señor Fujimori. Ustedes recuerden que un presidente peruano y un presidente ecuatoriano son los que han conseguido esa paz. Olvídense del nombre, si es que el nombre les molesta. Es un presidente que ha logrado algo que por años no se ha podido lograr.

Dice un dicho popular: "No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír". Pero esa sordera y esa ceguera obedecen a apetitos personales de egolatría, de demagogia. Porque muchos usan la tribuna aquí para promocionarse y alentar espíritus patrióticos que no son sinceros. Son, más bien, testaferros de aquellos traficantes de armas que siempre han vivido sangrándole la riqueza a estos dos pueblos hermanos, como son Ecuador y Perú.

En un mundo globalizado, y cada vez más independiente, la solución definitiva de las diferencias existentes entre Perú y Ecuador llevará un mensaje importante al mundo, en el sentido de la madurez alcanzada por los dos países cuyos gobiernos son capaces de alcanzar un acuerdo de esta naturaleza; y sus pueblos capaces de darle el respaldo necesario para que los congresos lo aprueben. Y esa aceptación nos llevará, primero, a una mejor cooperación fronteriza en diversos aspectos. En la zona fronteriza con el vecino país del Ecuador tenemos problemas comunes, cuya tensión por efecto del conflicto genera doble gasto en su atención. El hecho de que este acuerdo permita desarrollar programas conjuntos aminorará los gastos que demande su realización.

En segundo lugar, el acuerdo nos permitirá consolidar un verdadero proceso de paz. Jesús dijo: "Mi paz os doy, mi paz os dejo". Tengamos fe en esa paz que, como buenos cristianos, como hombres de fe, estamos consiguiendo. Es hoy una verdad universal que en ningún país puede haber un desarrollo armónico si no ha conseguido una convivencia de paz, de amistad con los países vecinos.

Entonces, uno de los grandes y primordiales esfuerzos, como condición para el desarrollo, tiene que ser la consolidación de la paz entre Perú y Ecuador, a las puertas del silo XXI, comenzando el tercer milenio. Con una fuerte corriente mundial de pensamiento en la construcción de la denominada "cultura de paz", es positivo para el Perú y el Ecuador ingresar a una nueva etapa marcada por la cooperación y la buena voluntad, que reemplace a un siglo y medio de conflictos fronterizos y de desconfianza mutua.

En tercer lugar, el acuerdo nos permitirá un verdadero desarrollo interno del país. Cuando el Estado se encuentra en una situación de conflicto latente, tiene que dedicar horas-hombre y recursos para atender este potencial conflicto. Esto representa costos altísimos en el Presupuesto Público, en la deuda externa y en la tributación, implicando por otra parte la desatención de otros sectores prioritarios, como la atención de la salud, la educación, la alimentación, etcétera.

Todos estos costos dedicados al ámbito militar pueden ser reasignados, a fin de dedicarlos a sectores sociales y productivos, como lo ha dicho el ingeniero Fujimori y también muchos especialistas.

En mérito a otras consideraciones, podemos afirmar que el Tratado de Comercio y Navegación, que hoy debemos aprobar, es un instrumento de promoción económica. Lo importante de este acuerdo es que busca promover específicamente el desarrollo de las zonas fronterizas, a todo lo largo y ancho de nuestra frontera. Se busca así dinamizar económicamente las fronteras, lo que traerá como correlato el desarrollo de los pueblos amazónicos y la aceleración de la cooperación en las regiones fronterizas de la costa y sierra.

También es un tratado de integración latinoamericana. El Perú y el Ecuador otorgan la mayor prioridad a la integración fronteriza, la cooperación mutua y el desarrollo conjunto, a través de la ejecución de programas, proyectos y actividades conjuntas, en el marco de las relaciones de buena vecindad que han decidido construir los dos estados.

Para concluir, colegas congresistas: ¿por qué debemos aprobar el presente tratado? Porque está enmarcado en el Protocolo de Río de Janeiro; porque concede derechos adicionales a las partes para hacer viable el derecho de comercio y navegación, conforme lo establece el mismo artículo sexto del Protocolo de Río de Janeiro; porque no atenta contra la soberanía nacional; porque permitirá el desarrollo de las zonas fronterizas con el Ecuador; porque contribuirá al desarrollo nacional, pero fundamentalmente de las zonas fronterizas; porque permitirá la culminación de la colocación de los hitos pendientes en la delimitación de nuestra frontera norte; porque permitirá acceder a varios beneficios, por aplicación del beneficio de la reciprocidad.

Por eso, señor Presidente, creo que todos los congresistas, conscientes del rol histórico que nos ha tocado vivir, vamos a votar a favor de estos dos tratados, que son muy importantes para consolidar la paz entre Perú y Ecuador, siguiendo lo que está de moda en el mundo: una política de paz. También con el fin de lograr el desarrollo que por mucho tiempo hemos anhelado; y, como decía el congresista Núñez, evitar que nos sigamos desangrando y que los hijos del pueblo —la gente humilde— sigan muriendo como gallinas en la frontera, mientras aquellos que tratan de defender una posición contraria no tienen una propuesta que permita salir del atolladero que hemos estado por siglo y medio, sean expectantes cuando las tropas vayan a la frontera a pelear y, desde Lima, ellos están alentando la guerra sin mover un dedo a favor de ese pueblo que se está muriendo defendiendo la frontera y la integración nacional.

Muchas gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Puede hacer el uso de la palabra el señor Genaro Colchado, de Piura.

El señor COLCHADO ARELLANO (C90-NM).— Señor Presidente: El Poder Ejecutivo ha remitido al Congreso de la República el Tratado de Comercio y Navegación y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus Anexos, para los efectos de que se contraen los artículos 56º y 102º, inciso 3), de la Constitución Política, suscritos por el Perú y Ecuador el 26 de octubre de 1998 en el Palacio de Itamaraty de la República Federativa de Brasil.

Ambos tratados han sido aprobados por la Comisión de Relaciones Exteriores, que preside el distinguido congresista Oswaldo Sandoval, y hoy son materia de debate en la presente sesión plenaria.

Como ya se ha manifestado, señor Presidente, estos tratados son instrumentos jurídicos que darán plena vigencia a los acuerdos alcanzados por nuestros países en el marco de las conversaciones de paz entre Perú y Ecuador, conforme a lo estipulado por el Cronograma de Brasilia del 19 de enero de 1998 y de acuerdo a lo establecido en el Protocolo de Río de Janeiro.

Señor Presidente, tanto el Tratado de Comercio y Navegación como el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus Anexos no contienen elemento alguno que vulnere nuestra soberanía, ni significa cesión de territorio nacional, y menos atentan contra las leyes peruanas; son, más bien, un claro ejemplo para el mundo de los esfuerzos que hacemos naciones hermanas en la búsqueda de la unidad latinoamericana.

Las respectivas aprobaciones, por nuestro Congreso, de las resoluciones legislativas sobre los Proyectos Núms. 4166/98-CR y 4166-A/98-CR significarán alcanzar los objetivos históricos que el Perú se había trazado sobre su frontera con el Ecuador y que han estado pendientes desde hace más de un siglo, pues nuestros desacuerdos se remontan a nuestro nacimiento como repúblicas independientes y estuvieron en suspenso 56 años, luego del Protocolo de Río de Janeiro, suspenso que ha finalizado con la propuesta vinculante de los países garantes sobre la demarcación definitiva de la frontera terrestre común.

Ahora, para superar los problemas comunes a nuestras naciones, es necesario enfrentar retos del desarrollo, de la modernización y de la integración de nuestras naciones para la construcción de un futuro de prosperidad para nuestros dos países, en el marco del Tratado de Comercio y Navegación y del Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad.

Por mi parte, señor Presidente, creo necesario destacar que el Tratado de Comercio y Navegación contiene acertadamente normas de carácter ambiental, al referirse en los artículos 19º, 21º y 31º, entre otros, a la protección del medio fluvial, la contaminación por buques, las medidas de policía y vigilancia y el control sanitario en la zona, donde además rigen leyes nacionales en la materia.

De otro lado, el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad también hace mención a la temática de la conservación y protección ambiental, al establecer en su artículo 11º, incisos b), d) y e), que se hace necesario intensificar los esfuerzos y la cooperación en salud, saneamiento ambiental, prevención de desastres naturales, control de sanidad animal y vegetal.

Asimismo, en el marco del Plan Binacional de Desarrollo de la Región Fronteriza, regulado por los artículos 18º, 19º y 20º, se contempla la ejecución de Programas Nacionales Peruano y Ecuatoriano de Construcción y Mejoramiento de la Infraestructura Social y de Aspectos Ambientales en las Regiones Fronterizas, que está descrito en el anexo 5 del Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad.

Además, señor Presidente, dentro de la estructura organizativa del Fondo Binacional para la Paz y el Desarrollo, establecido en los artículos 25º, 26º y 27º, complementado en el anexo 6 del Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, se establece una "ventanilla" de financiamiento de proyectos de infraestructura social, productiva, ambiental y de servicios, que servirá para financiar pequeños proyectos, entre ellos de saneamiento de las poblaciones de las zonas de fronteras, en áreas ambientales.

De igual forma, el Tratado de Comercio y Navegación, en su artículo 3º, establece que este acuerdo se rige sin perjuicio del Tratado de Cooperación Amazónica, que involucra a Perú, Ecuador, Brasil, Colombia, Guyana, Surinam y Venezuela, y que busca conjugar esfuerzos para promover el desarrollo armónico de la amazonía. Por su parte, el Tratado de Cooperación Amazónica dispone, en su artículo 1º, que nuestros países convienen en realizar esfuerzos y acciones conjuntas para promover el desarrollo armónico de sus territorios amazónicos respectivos, de manera que esas acciones conjuntas produzcan resultados equitativos y mutuamente provechosos, así como la preservación del medio ambiente y la conservación y la utilización racional de los recursos naturales en sus respectivos territorios.

Dentro de este contexto, debemos recordar los derechos fundamentales de la persona previstos en nuestra Carta Magna, cuales son, entre otros importantes, el derecho a la vida, a la paz, a la tranquilidad; a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida, a su dignidad; a su identidad étnica y cultural.

Por estas razones, y sobre todo por la clara y brillante exposición, tanto jurídica como técnica, del congresista Oswaldo Sandoval y de todos los otros que me han antecedido, estoy convencido de que la aprobación de estos dos importantes convenios que ha suscrito el Perú con el Ecuador permitirán consolidar a nuestro país como una nación en paz con sus vecinos, que busca alcanzar el desarrollo y el bienestar de sus ciudadanos, tal como muy bien lo señalara usted, señor Presidente del Congreso, en sus recientes declaraciones en la 36º Conferencia Anual de Ejecutivos, CADE 98.

Finalmente, señor Presidente, por lo expuesto y con la total convicción de que estos acuerdos abren para el Perú una mayor y mejor perspectiva de progreso y bienestar y forman parte de una etapa histórica para nuestras naciones y para América Latina, es que me
pronunciaré por la aprobación de las resoluciones legislativas Núms. 4166 y 4166-A, propuestas por la Comisión de Relaciones Exteriores sobre el Tratado de Comercio y Navegación y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y sus Anexos, suscritos por el Perú y Ecuador.

Gracias, señor Presidente.

El señor PRESIDENTE.— Muchas gracias, señor congresista Genaro Colchado.

Es la medianoche y tenemos todavía 35 señores congresistas anotados para hacer el uso de la palabra. Si hacemos un cálculo de por lo menos 10 minutos por congresista, significa alrededor de 5 ó 6 horas de intervenciones, porque hay algunos que no se han anotado.

En consecuencia, vamos a suspender la sesión hasta el día de mañana a las 09 horas y 29 minutos. Y vamos a trabajar corrido, de tal manera que —y para que todos hagan sus previsiones— podamos estar votando alrededor de las cinco o seis de la tarde. Les pido, por favor, adecuar sus tiempos para poder estar presentes.

Antes de suspender la sesión, vamos a consultar al Congreso el pedido del señor Anastasio Vega, en el sentido de tramitar los asuntos tratados en la presente sesión sin esperar la aprobación del Acta.

—Se acuerda tramitar los asuntos tratados en la presente sesión sin esperar la aprobación del Acta.

De conformidad con el acuerdo adoptado por el Pleno, el 21 de mayo de 1998, se inserta la lista de congresistas que se encuentran presentes al finalizar la sesión

Presentes: Los señores congresistas Joy Way Rojas, Marcenaro Frers, Blanco Oropeza, Salgado Rubianes de Paredes, Abanto Pongo, Aliaga Araujo, Alva Orlandini, Amorín Bueno, Amurúz Gallegos, Avendaño Valdez, Baella Tuesta, Barba Caballero, Barbarán Rengifo, Breña Pantoja, Cáceres Velásquez, Campos Baca, Cardoso Romero, Cerro Moral, Ciccia Vásquez, Colchado Arellano, Coral Pérez, Chang Ching, Chávez Cossío de Ocampo, Chávez Serrano, Chipoco Cáceda, Chirinos Soto, Chiroque Ramírez, Del Castillo Gálvez, Delgado Aparicio, Díaz Bringas, Díaz Díaz, Donayre Lozano, Espichán Tumay, Espinoza Matos, Estrada Choque, Estrada Pérez, Ezquerra Cáceres, Fernández Baca de Valdez, Fernández Bustinza, Ferrero Costa, Figueroa Vizcarra, Flores Flores, Flores Nano, Forsyth Mejía, Gamarra Olivares, Ghilardi Alvarez, Grados Bertorini, Guerra-García, Gutiérrez Mercedes, Heresi Abdelnour, Hermoza Ríos, Hildebrandt Pérez Treviño, Jhong Junchaya, Lajo Lazo, Lam Alvarez, Larrabure Gálvez, León Trelles, Lozada de Gamboa, Llerena Marotti, Mantilla Campos, Martorell Flores, Matsuda Nishimura, Medelius Rodríguez, Mellado Céspedes, Mohme Llona, Morales Costa, Muñiz Ziches, Noriega Febres, Núñez Román, Olivera Vega, Pando Pacheco, Pardo Mesones, Patsías Mella, Pease García, Pulgar Lucas, Quicaña Avilés, Ramos Santillán, Reátegui Trigoso, Reggiardo Sayán, Reto Neyra, Revilla Jurado, Rey Rey, Reynafarje Abensur, Rodas Díaz, Ruiz Caro Alvarez, Ruiz Dávila, Salazar Larraín, Salazar Vargas, Samalvides Dongo, San Román Cáceres, Sánchez Vega, Sandoval Aguirre, Santa María, Sato Abe, Siura Céspedes, Torrejón Riva de Chincha, Torres y Torres Lara, Trelles Montero, Umezawa Yokoyama, Urrelo Guerra, Vargas Marín, Vega Ascencio, Velásquez Quesquén, Velásquez Ureta, Velit Núñez, Vicuña Vásquez, Vidarte Correa, Vilchez Malpica, Villasante Chambi, Zevallos Ríos y Zumaeta Flores.

Ausentes con licencia: Los señores congresistas Barrón Cebreros, Bartra Gonzáles, Flores-Araoz Esparza, Huamanchumo Romero y Merino Lucero.

Ausentes con aviso: Los señores congresistas Castillo Chirinos y Chu Rubio.

Ausente: La señora congresista Townsend Diez Canseco.

Suspendido: El señor congresista Diez-Canseco Cisneros.

El señor PRESIDENTE.— Entonces, reiniciamos la sesión mañana a las 09 horas y 29 minutos.

Se suspende la sesión.

—A las 00 horas y 02 minutos, del día viernes 13 de noviembre de 1998, se suspende la sesión.



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