Elvira Carmela De La Puente Haya

Periodo Parlamentario 2001-2006

Elvira y Alan García

Mi relación con Alan García 

...La legisladora recordó que mantiene una amistad cercana con García, "a partir del momento en que él y su esposa Pilar pensaron en mí para ser madrina de su hijo Alan Raúl, más que por mí por el recuerdo de Víctor Raúl Haya de la Torre a quien ellos tenían tanto cariño. Hay una relación muy especial, somos compadres, pero aparte de eso creo que es un hombre con grandes capacidades, a quien se ha juzgado muy injustamente.

"Si uno lee sus obras, sus escritos, se puede dar cuenta de cuál es su pensamiento, sus proyectos. Desde que estuvo en el poder se inició una campaña que, ahora nos percatamos, tiene que haber sido pensada y manipulada.

"A mi modo de ver es algo tremendo lo que ha ocurrido con él. Cuando asumió la presidencia sólo tenía 35 años, una persona sumamente joven pero aún así demostró las grandes condiciones que tiene y de otro lado creo que ahora, con mayor experiencia tendrá mucho que aportar al país. Todos los peruanos tienen el derecho a desarrollarse en su patria." 

Elvira de la Puente Haya

 


 

Con la madre de Alan, Sra. Nita Pérez de García (derecha), y Judith de la Mata (izquierda), su abogada defensora en los últimos años. Atrás está el hermano de Alan, y uno de sus sobrinos.

 

Con Alan Raúl, hijo de Alan y ahijado mío, el día de su bautizo.

 
Con Alan Raúl y el padre de Alan, Sr. Carlos García Ronceros
 

LA COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS HA ABSUELTO DE TODA CULPA A ALAN GARCIA

(artículo tomado del periódico aprista "La Tribuna", X Epoca, año 2, Nº 4)

La despiadada campaña orquestada por los enemigos del aprismo, para destruir moralmente al compañero Alan García Pérez, encontró en la dictadura Fujimorista a su mejor aliado. No repararon en el honor ni en la dignidad de quien fuera el primer mandatario de la Nación. Pero todo ese andamiaje de la infamia lo desbarató la Corte Suprema de Justicia en su fallo reciente, acatando la sentencia de la Corte Internacional de los Derechos Humanos de Costa Rica.

Se acusó a Alan García de enriquecimiento ilícito, pero la Corte Suprema, cuando era independiente, el 23 de febrero de 1992, lo absolvió porque no existían elementos probatorios.

Alan no se fugó, permaneció en el país desde el término de su mandato hasta el 5 de abril de 1992, fecha en que Fujimori dio su autogolpe y sus esbirros, con Montesinos, ordenaron asesinarlo en su propia casa, donde se encontraba en compañía de sus cinco menores hijos.

Se le acusó de haberse beneficiado con la anulación de la compra de 26 aviones Mirage, que el gobierno anterior había concertado por 800 millones de dólares y entregado 150 millones como cuota inicial. El Fiscal de la Nación en 1992 decidió no formular acusación, pues no existían elementos razonables para hacerlo. La dictadura reabrió el caso, sin nuevo elemento probatorio.

Los enemigos no aceptaron estas decisiones; había que destruirlo, y recurrieron a involucrarlo en el caso del BCCI (Bank of Credit and Commerce International). Dos funcionarios del BCR sindicados como acusados, a pesar de que les prometieron libertad a cambio de comprometer a Alan García, rechazaron la oferta del procurador Melo Vega. Diez años después se probó la inocencia del compañero Presidente.

Pero la dictadura quería eliminarlo y ordenó reabrir los procesos en contra de Alan García, a pesar de que había sido absuelto y era "cosa juzgada". Y agregó lo del tren eléctrico, construcción paralizada y en la que por mezquindad política se prefiere gastar 10 millones de dólares anuales en mantenimiento, antes que concluirlo para que preste un servicio de transporte rápido y barato.

Se dijo que Alan García había recibido un millón de dólares por firmar el contrato con la firma italiana a cargo del tren eléctrico y que esa suma había sido depositada en una cuenta en un banco del Gran Caimán. Se identificó como su propietario a Alfredo Zanatti, empresario enjuiciado por otras razones; se le buscó y una vez localizado fue secuestrado (Ver declaración de Zanatti).

Alan García, sin embargo, había exigido se abrieran todas las cuentas en 2 mil 500 bancos del mundo; nunca apareció una a su nombre ni de sus familiares, como consta en los informes presentados por esos 2,500 bancos ante el Congreso de la República. Así quedó desbaratada toda la empresa de la infamia, pero la campaña continuó sin que Aan García pudiera defenderse, porque se hallaba exiliado y en peligro de ser asesinado si retornaba al país. Entonces la dictadura y el Poder Judicial domesticado no le representaban garantía alguna, tal como lo comprobó la Comisión Iberoamericana de los Derechos Humanos de la OEA, que ha demandado se le restituya; así ha procedido el Poder Judicial. Ahora, por consiguiente, puede ejercer sus derechos ciudadanos a plenitud.


Entrevista con Alan García

Por: Sally Bowen
(Publicada en el Financial Times de Londres y en el Perú Report, antes de la campaña electoral del 2000)
S.B: Regresará Alan García al Perú para participar en las próximas elecciones?

AGPEso depende de las circunstancias y de la manera en que el partido conduzca la situación política. Yo he sido designado para presidir la lista parlamentaria que el Apra presentará para el Congreso. Naturalmente, fui consultado al respecto y acepté.

S.B: Tendrá Ud. que manejar su campaña electoral desde el extranjero en lugar de regresar al Perú?

AGPCon el actual gobierno y en las actuales circunstancias es algo muy difícil de adelantar. Lo más importante es concentrar la atención en lo que el gobierno aprista significó, en lo positivo que hizo, y asegurarnos que la oposición que el Apra hace a este régimen se exprese de manera adecuada. Mis compañeros apristas han decidido que la mejor manera de lograr esto es teniéndome a la cabeza de la lista.

S.B: Actualmente en el Perú, efectivamente no hay oposición política. Espera Ud. ser el portaestandarte de toda la oposición?

AGPSiempre he hecho la distinción entre una genuina oposición y lo que se podría llamar la "oposición jurídica", que parece estar hecha por abogados. Es cierto que el tema de los derechos humanos es fundamental- yo siempre fui un jefe de estado democrático. Pero creo que lo que interesa a la gente, lo que la moviliza, es la oposición económica. El modelo económico ha fracasado, es obsoleto, y aún así, sigue siendo aplicado de manera fanática en el Perú. Un 80% de los peruanos se opone a este modelo más comúnmente llamado neoliberalismo. Pese a ello, la oposición como conjunto, salvo excepciones, ha sido incapaz de concentrar sus esfuerzos en criticarlo o ha demorado varios años en hacerlo. Los temas básicos son empleo, salarios, servicio de la deuda externa y la reactivación de la industria. Estos temas deben ser el complemento de lo que es fundamentalmente hasta ahora oposición jurídica.

S.B: Ud. cree que lo que llamamos el modelo económico neoliberal ha fallado totalmente? O es que las circunstancias financieras globales de los pasados 18 meses han provocado una crisis de confianza?

AGP: Cuando el ejército alemán invadió Francia en 1,940 y el Mariscal Petain y el gobierno de Vichy se rindieron y colaboraron, de Gaulle fue lo suficientemente inteligente para decir- en su arenga desde Londres- que esa era una guerra mundial y no sólo un conflicto entre Francia y Alemania. No podemos dejar de observar que lo que está pasando en el Perú, en Brasil, en Argentina y en el Asia actualmente, es el resultado de una ola que comenzó a barrer el mundo a fines de los 80´s. Lo que ha sucedido no es sólo el fracaso de Fujimori, o el fracaso del Plan Real del presidente Cardoso, o el fracaso del Primer Ministro tailandés. Es el fracaso de una concepción del mundo, el libre mercado absoluto, que ha sido llevada a extremos fanáticos porque coincidió con la caída de su antagonista, el comunismo. Hoy en día, la gente que busca explicar lo que falló en el Perú, culpa a Rusia, Brasil o México, sin darse cuenta que todo es parte de una sola cosa: el fracaso del modelo aplicado por Fujimori precede estas otras crisis porque el concepto mismo tiene una falla. El neoliberalismo simplemente no funciona en un país tan pobre como el Perú. Si Ud. concentra todo el poder y la riqueza en un pequeño grupo y empobrece a la inmensa mayoría de la gente, Ud., destruye las bases del mercado. Es absurdo y paradojal decir que Ud. está defendiendo el libre mercado para ambos, consumidores y productores. El elemento más absurdo del modelo económico aplicado en el Perú del 90 en adelante, es que estaba basado íntegramente en la exportación de materias primas e ignoró la producción y el consumo interno. Así, la ley del libre mercado es simplemente la ley del más fuerte, la primacía de los ricos.

S.B: Ud. argumenta que, en un país como el Perú, el Estado debe continuar jugando un papel importante?

AGP: Si el estado británico, 19 años después de Thatcher, aún se dedica a crear empleo para los jóvenes y aplica el "windfall tax" sobre las ganancias de las empresas privatizadas ¿por qué el Perú no puede hacer lo mismo? Si el estado francés regula la cantidad de horas trabajadas reduciéndolas a treinticinco y crea 700,000 empleos para los jóvenes; si dirige la economía de esa manera, ¿por qué no en el Perú, un país en el que el salario mínimo y el PBI per cápita son 10 veces menores. El Estado no puede abandonar su rol regulador, sea un país rico o pobre.

S.B: Cómo fue que Fujimori adoptó el libre mercado de una manera tan entusiasta en 1990? Fue acaso porque no tenía equipo y cayó bajo la presión de las instituciones financieras internacionales?

AGPYo vengo de un movimiento político que está íntimamente ligado a la gran familia internacional del socialismo. Creemos en la justicia. Entonces, aunque sabemos que el mercado es sumamente importante, también creemos que debe ser complementado, que aquellos que son los más débiles, necesitan ser defendidos del libre mercado. Yo vengo de lo que se puede llamar una familia ideológica, de un partido organizado. El Sr. Fujimori - ya sea por suerte o por un factor de juego electoral- llegó al poder sin nada detrás de él. Se presentó como el candidato que se oponía al neoliberalismo, pero, con la astucia de los que no representan nada, inmediatamente decidió aliarse con aquellos que tienen todo: obedecer al Fondo Monetario Internacional, hacer equipo con los bancos, los ricos, el departamento de estado americano y las fuerzas armadas. Éstas son las elites que siempre han gobernado el Perú. Por lo menos, de este esquema debía resultar un gobierno estable. Pero también creó un gobierno que concentra todo el poder en unas pocas manos, que exporta el dinero para el pago de la deuda. Los resultados eran predecibles desde 1992: un país empobrecido, sueldos, salarios, empresas y el libre mercado mismo, destruidos.

S.B: No está exagerando un poco la actual situación económica?

AGP: El Instituto Nacional de Estadísticas, INEI, reconoce que el salario promedio en 1998 compra sólo la mitad que en 1988. El ministro de trabajo peruano- de manera ingenua o vergonzosa- admite que los sueldos peruanos son los más bajos del continente. El Banco Mundial reconoce que el Perú está entre los 10 países más pobres del mundo. Y, de acuerdo a la Sociedad de Industrias, 21 empresas peruanas entran en liquidación cada día. Hasta el año 1996-y esto es anterior a las crisis rusa y asiática- la industria peruana perdió 300,000 empleos. El gobierno de Fujimori entró decidido a destruir la industria doméstica porque era ineficiente, diciendo que promovería las exportaciones pero en realidad no hizo nada en esa dirección: desde el principio estaba destinado al fracaso y al desastre. Y eso es lo que sucedió.

S.B: Ve Ud. este pragmatismo de Fujimori, es decir, llegar al poder y adoptar un modelo al que aparentemente se opuso, como algo típicamente peruano?

AGPEs algo que muchos extranjeros no podrían entender. El primer ministro británico propuso cambios dentro del modelo socialista europeo. Pero sigue siendo un hombre del partido laborista europeo. En Francia y Alemania, los partidos políticos establecidos alternan en el poder. Ninguno de ellos podría concebir que un desconocido alcance el poder y asuma la presidencia sólo para entregársela inmediatamente después a los grandes grupos de poder y hacer todo lo contrario a lo ofrecido

S.B: Fujimori destruyó los partidos políticos o éstos se destruyeron solos?

AGPUd. está planteándolo de manera excesivamente personal. Regreso a mi argumento anterior. Sólo es una de las características del sistema internacional actual. Cuando el Perú tenía 2,500% de inflación, las tasas en Argentina y Brasil eran iguales o mayores. Hoy, estos países tienen tasas de inflación de un solo dígito. El mundo está globalizado y los países en desarrollo aún más. No somos centros de poder o de decisión: somos dependientes de las economías desarrolladas y de las decisiones que ellas toman. Entonces, cuando Ud. Me pregunta si Fujimori destruyó los partidos políticos, yo le invito a mirar lo que sucedió en otros países. El mismo tipo de problema se da en Brasil o Venezuela. Argentina es un caso especial: una manera de destruir un partido es, como se hizo allí, entrar en él y luego gobernar contra todo lo que representaba. Los partidos se han debilitado en toda América. 

S.B: Usted parece diferenciar globalización de neoliberalismo...

AGPNaturalmente.. No puede negarse que estamos en un periodo de globalización. Acepto el hecho que, debido a un salto en las comunicaciones y la información, existe actualmente una globalización en lo que respecta al conocimiento y a la cultura – para bien o para mal. Existe también globalización de los mercados: ninguna compañía tiene un mercado del cual sea dueña absoluta. Toda empresa sabe que cualquier otra, en cualquier parte del mundo, puede atacar su mercado en todo momento y viceversa. Y si una empresa peruana puede producir bienes de mejor calidad, podrá invadir los mercados de Europa y Norte América. La globalización tiene varias consecuencias inevitables pero necesarias. Primero, significa que las personas o los partidos que creen en la justicia social, tienen que adaptarse a un nuevo conjunto de circunstancias y actualizar los medios para lograr la justicia social. Tony Blair lo hizo muy bien, dejando de lado una serie de conceptos obsoletos. Yo he propuesto a la izquierda peruana, por ejemplo, que se abandone la idea de nacionalizar industrias y tierras: esta fue una idea adecuada a principio del siglo XX, y aplicable a un sistema de producción mucho menos creativo que el de hoy en día. Cualquier hombre de izquierda que hable de nacionalizaciones hoy en día, estará yendo en contra de la corriente: No tiene sentido. Se puede nacionalizar una mina o una empresa, pero con ello no se asegura la creación de riqueza. 

S.B: Entonces Ud. cree que las ideologías pueden evolucionar y cambiar?

AGP: Antes que las ideologías o programas, están los principios y los objetivos. Hay quienes creen firmemente que hacer más ricos a los ricos es una manera de hacer más rica la sociedad en su conjunto. Nosotros creemos que los ricos pueden volverse más ricos, pero que la sociedad en su conjunto debe participar de esta riqueza por el trabajo y el bienestar. Esto significa varias cosas concretas, como regular las tarifas y utilizar los impuestos como un mecanismo de distribución de la riqueza para el bien de la sociedad o saber qué tipo de capital se estimula. Pero ya no a través de nacionalizaciones. Creo fervientemente que la globalización, como sistema social, es más inteligente que nosotros, tal como lo fue el capitalismo. Hay muchos tipos de globalización: financiera, que es por donde todo empezó; de los mercados de valores; de los productos con la eliminación de las barreras arancelarias. Pero también llegaremos a una globalización humana: pronto no existirán barreras para que la mano de obra pueda moverse libremente de un país a otro. Es simple lógica. Por ejemplo, si Tony Blair no dejase entrar trabajadores turcos en su país, entonces las fábricas británicas tendrían que trasladarse a Turquía y lo mismo ocurrirá con el ingreso de trabajadores latinoamericanos a los EEUU. De modo que, la globalización afecta a todos, ricos o pobres, para bien o para mal. 

S.B: La globalización también afecta los derechos humanos y los asuntos jurídicos, tal como estamos viendo en el caso de Pinochet...

AGPEstoy de acuerdo con la globalización integral: ningún hombre de izquierda puede oponerse a ella. En el aspecto financiero uno debe aceptarla, pero regulándola de manera que se evite que los capitales financieros viajen como vampiros por el mundo. Pero también debemos alentar el aspecto humano y legal de la globalización. Por ejemplo, cuando una empresa entra a otro país, ésta debería adoptar los principios jurídicos de su país de origen. En 1996 escribí al presidente de España, José María Aznar, señalándole que la empresa Telefónica del Perú era un monopolio aquí, pero que esto no sería permitido en España, bajo la Constitución española. También debería haber globalización en los derechos de los trabajadores, en los temas ambientales. Entonces, regresando al tema de los partidos políticos, su relativa debilidad es también resultado- no deseado pero tal vez inevitable- de esta globalización modernizante.

S.B: Cuales son las facetas más saltantes de la globalización política?

AGP: Por ejemplo, el sector social más importante en el mundo es hoy el de los desempleados. En el Perú, el 85% de la población no está adecuadamente retribuida o empleada. Tradicionalmente los partidos se formaron sobre la base del empleo organizado. Pero éstas organizaciones se volvieron obsoletas, anticuadas. Con la expansión de las telecomunicaciones, la gente ya no se junta alrededor de enormes sistemas ideológicos, sino alrededor de problemas concretos. La prueba de ello es que las elecciones están siendo reemplazadas gradualmente por encuestas de opinión: y los partidos políticos son reemplazados gradualmente por los grupos de usuarios. La gente se reúne para exigir la reducción de las tarifas telefónicas, pero no alrededor de un gran libro inspirador que interprete la realidad social. Hay que complementar la política ideológica con las nuevas formas de acción.

S.B: Ve Ud. peligrosa esta tendencia hacia la pérdida de importancia de los partidos políticos?

AGPYo soy un político, pero no un "politicista", en el sentido de interpretar todo en la sociedad en términos de política, de partidos y de lucha por el poder. Ese es el peor error que puede cometer un político. La vida es mucho más compleja que eso. Yo diría que el interés en los gobiernos locales y en los temas regionales está creciendo en importancia. Mire el Perú: la gente está más interesada en su municipio, en la descentralización, en la manera de aumentar sus ingresos, que en la democracia en sí, o en el respeto de la constitución o de instituciones tan lejanas. La importancia de los partidos políticos ha declinado por dos razones: en primer lugar, la globalización económica nos ha convertido en usuarios con gran cantidad de información a nuestra disposición, más que en ciudadanos. Esto, a su vez ha convertido los medios de comunicación en los grandes intermediarios. De la misma manera como las reformas protestantes del siglo XVI quebraron el poder de la Iglesia como intermediaria entre Dios y el hombre, hoy, los medios y la tecnología de comunicación están reemplazando a los partidos políticos como intermediarios. Los ciudadanos pueden comunicarse directamente con los hechos políticos, con la realidad.

S.B: Quiere esto decir que las ideologías han muerto y que el pragmatismo es lo que queda?

AGP: Eso sería una exageración. Claro que no tiene mucho sentido para los políticos peruanos decir que están en contra de Fujimori porque es un dictador. Como decía un antiguo dictador peruano: "la democracia no se come". Es una manera brutal de decir que la gente quiere avances concretos: hechos, no palabras, obra pública, no ideologías. Pero a pesar de esa realidad, los principios existen y los partidos también, aunque temporalmente pierdan fuerza hasta que se actualicen. No creo Fujimori haya destruido los partidos políticos en el Perú: creo más bien que era inevitable que perdieran importancia. Pero hay otra razón que explica su declive: A fines de los 80´s América Latina había llegado al final de un ciclo, la larga muerte de un esfuerzo continental de industrialización, que comenzó en los 40´s y 50´s. Nos endeudó fuertemente, pero ante la llegada de la globalización, resultó impotente y en todas partes fueron los partidos y gobiernos civiles los que llevaron sobre sus hombros el peso del cambio de época. Por eso aparecieron los falsos pragmáticos que sólo eran portavoces de la teoría neoliberal que ahora ha fracasado. 

S.B: Cree usted entonces que Latinoamérica está condenada a nunca ser una potencia industrial?

AGPYo nunca generalizo. No estoy en la puerta de un cementerio repartiendo cruces y tumbas. Estoy hablando de una pérdida de importancia, el final de un ciclo. Creo en la industria: uno no se puede limitar a exportar harina de pescado y minerales. La agricultura, la industria y los servicios anexos conforman el 80% de la economía peruana. Yo creo firmemente en la reindustrialización, como una salida a la crisis actual del Perú. Un ciclo se ha cerrado. Este es el momento para comenzar a construir una industria competitiva. Pero para ello se necesita la ayuda del estado.

S.B: De que tipo de industria estamos hablando?

AGPHay unos cuantos temas en los que el Perú tiene ventajas comparativas: el textil es uno de ellos. Cierto banquero peruano debería estar muy agradecido con mi gobierno por los incentivos tributarios y las facilidades de reinversión que recibió para construir una de las fábricas textiles más importantes del país. Ahora si yo estuviera en el gobierno, presionaría por el desarrollo de la agroindustria, la transformación de la agricultura. Por razones de ubicación, clima y ecología, el Perú tiene enormes ventajas.

La agroindustria tiene el potencial de crear cientos de miles de puestos de trabajo, a un costo de US$3,000 o $4,000 cada uno.

S.B: Mirando hacia atrás, cuál fue el mayor error de su gobierno?

AGP: Un exceso de ideología. El partido aprista nunca había tenido el poder administrativo, y compensó esto con una fuerte ideología. Creo que fue excesivo. Uno debe ser fiel a sus principios, pero a veces la ideología no deja ver lo que está sucediendo en el mundo. En lugar de ello, uno ve las cosas tal como la ideología quiere que uno las vea. Entonces, se dio demasiado peso a la idea de dirigir la economía- idea que no debe ser completamente abandonada. Heredamos un aparato estatal enorme que fue montado por el gobierno militar y mantenido por el régimen conservador de Belaúnde. Fuimos incapaces de anticipar la historia- nadie puede hacerlo- la caída del muro de Berlín en 1990 y desmantelar el aparato estatal. Tratamos entonces de empujar las cosas desde el gobierno, en lugar de dejar que el sector privado se haga cargo. Y esto tuvo consecuencias serias. Como aprista siempre he sido un gran admirador de Franklin Roosevelt y de Keynes y creo que estos conceptos reactivadores vuelven a tener importancia a través del movimiento socialista europeo. Pero fallamos en la aplicación de una disciplina fiscal porque quisimos crear empleos, que la gente tuviera mejores sueldos, construir obras y servicios y se genero descontrol monetario. Hoy en día creo que uno debe ser de izquierda, pero con estabilidad macroeconómica. 

Q Muchos banqueros internacionales lo recuerdan por su posición sobre el  pago de la deuda. Cuál es su punto de vista hoy?

AGP: Mi mejor consejo a los bancos- si se me permite darles un consejo- es que  ellos deben avanzar hacia la reducción de la deuda latinoamericana antes que la crisis de pago explote. Y eso no está muy lejos. Si los bancos y los países toman iniciativas en el tema de la deuda, se estarán adelantando a la historia en lugar de correr detrás como en 1982. La deuda de los países ha crecido de una manera increíble a pesar de las enormes cantidades que se han pagado. Las cifras muestran que cuanto más se paga, más crece la deuda. Es una relación perversa o distorsionada). Yo siempre he sostenido que la deuda externa es el mayor factor de destrucción de los mercados mundiales porque destruye el consumo de los países pobres y creo que los países desarrollados necesitan relanzar ese mercado para continuar con la expansión de sus economías. Pero el argumento más importante es que- tal como lo afirma el vaticano- la deuda es impagable. Cualquier contador estaría de acuerdo con esto. Entonces, tenemos que encontrar la manera de reducirla. Debe hacerse por concertación, de una manera que no asuste a los banqueros como en 1985. En el caso peruano esto podría hacerse nombrando un comité de personalidades que negociarían en función de los intereses del país. Hasta ahora hemos tenido negociadores que han acordado pagar más.

S.B: Pero muchos países latinoamericanos ya han renegociado o reestructurado sus deudas a través de planes Brady. No hace esto más difícil la revisión del tema de la deuda?

AGP: Nada es imposible, legal y económicamente. La deuda puede estar en bonos, pero siempre puede ser renegociada. Recientemente el gran especulador Georges Soros ha dicho en Davos que México debió suspender el pago de sus Tesobonos en 1995. Pero México prefirió estrangular su economía y pagar $20 mil millones. Si Soros dice que los pagos se pueden suspender sin que el mundo se caiga en pedazos, entonces nada es imposible. Pero debe ser acordado mutuamente: es por esto que los bancos deben tomar la iniciativa. Yo creo que una crisis de la deuda está en camino, y está cerca. Por ejemplo, no sé como Venezuela va a resistir ante la magnitud de los próximos vencimientos. Y no quisiera que mi bandera de la reducción del pago cayera en las manos de gente irresponsable.

S.B: Ud. prevé más crisis sociales en Latinoamérica como consecuencia de la recesión, de los altos pagos de deuda, etc.?

AGP: Muchos coinciden en eso actualmente. El ciclo neoliberal está llegando a su fin: ningún país cree ya en el modelo económico de 1990. Todos saben que no hay luz al final del túnel, que los flujos de capital no han creado un solo puesto de trabajo. Esto es dramático. Y los países saben que al pagar la deuda externa lo único que están haciendo es endeudarse aún más. Hay otro factor que se suma a esa desilusión: el retiro de los capitales.Cuando el modelo neoliberal fue aplicado en el Perú desde 1992 en adelante, hubo mucha esperanza en torno a la globalización, la privatización, los flujos de capitales del exterior. Había una buena voluntad popular por ese modelo. Pero 8 o 10 años después es claro que es un capital que vino a ganar intereses sin crear empleo. En Francia, cuando la economía se expande, aumentan los puestos de trabajo. Esto no ocurre en el Perú. Los capitales vinieron y pese a ello hay menos empleo. No tiene sentido. En 1992, una vez más, se le pidió a los peruanos un sacrificio adicional, pero no han visto ningún beneficio. Al mismo tiempo hubo un boom de créditos, otra de esas olas internacionales que se ven de tiempo en tiempo. El crédito es una acordeón financiera, que se expande y se contrae. Hubo también otros elementos. Entre 1992 y 1996 los preciso de las materias primas aumentaron, haciendo creer que el modelo funcionaba. Y la inflación cayó en todo el mundo. Hoy, nuevamente el crédito de ha secado, los precios de las materias primas han caído y la ilusión ha desaparecido.

S.B: El fin del sueño era predecible?

AGP: Si, escribí sobre ello en 1991, en un libro titulado "El Nuevo Totalitarismo". Nosotros los políticos no somos economistas, pero comprendemos las ideas básicas. Si Ud. concentra todo en un solo grupo y destruye la economía de todos los demás, entonces el pequeño grupo mismo quebrará. Mire lo que sucedió en el Perú: los salarios fueron recortados para reducir la inflación, el crédito se contrajo por las mismas razones, los trabajadores del sector público fueron despedidos para reducir el déficit y un gran número de compañías desaparecieron porque eran ineficientes. Mucha gente perdió el empleo y eso también ayudó a reducir la inflación al congelar la economía. Pero la cadena de pagos colapsó. Entonces, qué es lo que sucede? El banco Wiesse se debe ser vendido "in extremis" a un grupo italiano ( ellos le llaman una fusión pero fue una venta de emergencia y los Wiesse sólo tendrán ahora el 15%), el grupo Picasso y el Banco de la República han colapsado, Alicorp está en crisis. Por qué? Porque el mercado interno ha colapsado, el poder de compra se ha reducido dramáticamente, la industria está afectada y la cadena de pagos se ha roto. Dentro de poco tiempo esto afectará también a los bancos extranjeros que están cobrando la deuda. Es inevitable, es obvio. Y el problema inicial es la destrucción del mercado doméstico con el pretexto de estimular las exportaciones.

S.B: Será usted capaz de lograr explicar estos conceptos relativamente sofisticados al electorado peruano sin ser víctima de acusaciones de populismo y sobre-simplificación?

AGP: Si, y por una razón. Yo no soy un economista sino un político. Mi trabajo es hacer una síntesis de los temas. Si Ud. me pregunta qué es lo que propongo, el contestaría dos cosas importantes, concretas: Yo restablecería el Banco Agrario...

S.B: de nuevo?

AGP...porque fue lo mejor que le pudo haber sucedido a la agricultura en el Perú. Y por qué si es posible conceptualmente? Porque Estados Unidos tiene su Eximbank que presta a tasas preferenciales a las industrias que considera prioritarias. Por qué no puede el Perú, que es mucho más pobre, dirigir del mismo modo su política, el crédito y las tasas de interés? Para el Perú es fundamental tener un banco que se encargue de la agricultura: sin ello el perú seguirá siendo un país campesino pero no un país agrícola. La gente necesita financiamiento para crear riqueza. Yo financiaría a los campesinos para crear riqueza. Los financiaría con tasas preferenciales, sin los spreads salvajes que cobran los bancos en el Perú. A través de este banco, promoveríamos la agroindustria de exportación. Perú tiene enormes ventajas comparativas, aún sobre Chile. Pese a ello en ocho años de mal llamada modernización nada se ha hecho por la agricultura. En cada año de mi gobierno el producto agrícola fue mayor que los volúmenes registrados en el gobierno de Fujimori, en todas las cosechas. Y ahora hay cuatro millones de personas más.

S.B: Y su segunda propuesta concreta?

AGP: Si yo estuviera en el gobierno, contrataríamos Camisea de inmediato, si es preciso con la Shell. Después de 10 años de gobierno neoliberal, Fujimori ha cometido un crimen imperdonable al no firmar un contrato que, en el mediano plazo, permitirá la transformación de todo el sistema energético en el Perú. Bloquear 25 billones de dólares en gas mientras los peruanos se mueren de hambre es simplemente criminal. El perro del hortelano. Este es el gobierno de las paradojas, de lo absurdo. Dice que tiene $10 mil millones en reservas y sin embargo hay un millón de desempleados más que en mi gobierno. Es salvaje. Y, encima de todo esto, las empresas peruanas están en quiebra. Con Camisea, actúan como si fuéramos el país más rico del mundo, ponen condiciones imposibles de cumplir, como el rechazar que la empresa exporte gas al Brasil. Qué tiene esto de malo? Se entiende que en el gobierno de Velazco no se firmara un contrato con la Shell, o que un gobierno de centro-izquierda pusiera condiciones difíciles. Pero, que el gobierno más liberal y entreguista de la historia se niegue a hacerlo? Esto prueba que hay intereses económicos escondidos y yo lo denuncio.

S.B: Cree Usted realmente que Shell es la mejor compañía para desarrollar Camisea?

AGP: Realistamente si. Ellos lo descubrieron y son los únicos que están realmente interesados. Y, desde su compra de Comgas en el Brasil, Shell es el distribuidor de gas más grande de Latinoamérica. Es la única empresa que tiene las condiciones técnicas y financieras, así como el interés, para desarrollar Camisea. Que el gobierno de Fujimori se haya negado a firmar el contrato es un crimen. Qué intereses hay detrás de la idea de dividir el proyecto? Obtener más comisiones? Por el bien del país y para demostrar que la inversión extranjera es positiva, yo firmaría hoy con la Shell.

S.B: Entonces Ud. no es hostil a la inversión extranjera?

AGP: Mire. La inversión extranjera no sólo es necesaria, es esencial para el Perú. Pero en estos años el Perú ha atraído capitales del tipo de Soros, que vienen al Perú sólo a ganar altos intereses, especular, hacer dinero rápido. Eso no es beneficioso. Hemos recibido capital que viene a comprar empresas a precios de regalo. Y cuando se ofrece un capital que viene a desarrollar algo que no existe, como el gas de Camisea, el gobierno peruano se vuelve nacionalista y retrocede el reloj 60 años. Posponer Camisea por otros10 años es un crimen en contra del pueblo peruano.

S.B: Es realista esperar que Fujimori sea derrotado en las próximas elecciones si el decidiera participar en ellas?

AGP: Usted olvida que en marzo de 1990 nadie sabía quien era Fujimori. Nada es predecible en estos regímenes. No estoy diciendo que el Apra renuncia a la posibilidad de gobernar o que ganar la elección sea imposible. Creo que una de las movidas más inteligentes de Fujimori fue obligarme al exilio, mantenerme fuera del debate. Como dije en la televisión, pienso que de haber estado en el Perú, habría ayudado a controlar los excesos de este régimen. Reconozco que en estos diez años la tendencia ha sido conservadora, de derechas, y que oponerse a ello hubiera sido muy difícil. Pero habría compensado de alguna manera, explicando, convenciendo. Pero ahora, nada está escrito: ni Fujimori está reelegido, pese al fraude que debe estar preparando, ni Andrade ha sido aun elegido, pese a que las encuestas lo muestran en el primer lugar los últimos diez meses. Todo depende de la habilidad con que se presenten los temas. Si Usted me pregunta cómo derrotaría a Fujimori? Pues atacando su flanco más débil, que es el bolsillo de la gente. Y esto es lo que el grueso de la oposición no hace, porque Andrade y Castañeda Lossio son, ambos, económicamente Fujimorista. Pero pueden redefinirse. Tal vez. Ojalá lo hicieran. 

S.B: Atacaría Usted. con propuestas concretas o con generalidades?

Firmaríamos con Shell, crearíamos el Banco Agrario, haríamos un pacto con los empresarios. No soy candidato a la presidencia, no lo seré. Pero no voy a abandonar mi lugar como ex Presidente, ni mi obligación de hablarle al país. Existe una salida para el Perú. Hay reservas, hay activos como Camisea, y hay capacidad instalada: la industria está trabajando al 40% de la capacidad instalada. Y el Perú tiene tierras ociosas y gente para trabajarla, que podría producir enormes cantidades en una sola estación si tuviera el crédito y los incentivos. He propuesto un pacto con los empresarios, para aprovechar todo esto: ellos, más que cualquier otro grupo económico han demostrado tener un grado de madurez frente a la crisis. Están más estrechamente ligados a los problemas sociales del Perú que, digamos, los mineros o los banqueros que glorifican a Fujimori sin saber que los lleva al despeñadero. Se deben reducir los impuestos a la producción, como el impuesto a los activos fijos y el Fonavi, que penalizan la producción nacional. Y un nuevo estado debería regular las tarifas. Necesitamos urgentemente gastar más en educación: Chile gasta 6 veces más per capita en educación que el Perú, sin embargo el kilovatio hora de electricidad cuesta allí la mitad que en el Perú. También debemos limitar las importaciones salvajes. Para darle un ejemplo: 3,000 pequeños de zapateros en Trujillo han perdido su trabajo por culpa del flujo de importaciones baratas del Asia. Las reglas del comercio internacional permiten la aplicación de salvaguardias pero el Perú no las utiliza. 

S.B: Pensaría Usted regresar a los subsidios bajo este mayor rol del estado? 

AGP: Los subsidios no son malos si están adecuadamente orientados. El error de mi gobierno fue aplicarlos en exceso, tal vez indiscriminadamente, pero el objetivo fue bueno. La gente necesita consumir. Mi principal punto es éste: la democracia no es sólo un sistema de relaciones políticas. Es también un programa económico. Nadie parece entender esto. Si Ud. concentra todo el poder en unas cuántas manos, la mayoría democrática no tendrá cómo defenderse. Será condenada a ser apolítica, o pre-política, o para-política como ahora. En una democracia real, los sindicatos funcionan. Lo primero que hizo este gobierno fue aterrorizar la gente, asesinando estudiantes y dirigentes sindicales como Pedro Huillca. Así mantuvieron a todos en silencio durante varios años, por medio del terror, aún cuando los salarios fueran recortados a la mitad y creciera el desempleo y la crisis industrial. El gobierno de Fujimori cometió crímenes propagandísticos porque tiene una mentalidad a lo Goebbels. En Perú hay una alianza entre un grupo de militares que han traicionado al ejercito y un grupo de intereses económicos: esto, en cualquier parte del mundo, se llama fascismo. Pero veamos, para que la democracia y el mercado funcionen, los sindicatos y las regiones del Perú deben hacerse escuchar. Y la democracia es una condición sine qua non para una economía saludable con una distribución equitativa. 

S.B: De dónde espera Ud. que venga la mayor oposición a su retorno?

AGP: Obviamente de palacio de gobierno y del Servicio de Inteligencia (SIN). Si yo fuera- Dios no lo quiera -mudo o si no tuviera capacidad de convences a la gente, todavía estaría viviendo tranquilamente en el Perú. Ellos sabían, desde 1992, que la defensa de los derechos sociales de la gente la iban a asumir personalmente. Trataron entonces de destruirme legal y moralmente, asesinarme políticamente. A qué político le quedan deseos de levantarse y defender sus ideas después de ver lo que me han hecho a mi, el maltrato, la persecución por interpol?. Qué es lo que un alcalde local o un pequeño líder sindical podían hacer desde 1992 cuándo eso le sucedía a un ex presidente? Han hecho de mí un ejemplo, del mismo modo que asesinaron a Huillca, para detener la resistencia. Recién años después comenzó a reorganizarse la protesta.

S.B: hay quienes dicen que el gobierno de Fujimori querría que Usted regrese para verse mejor por comparación, para causar temor.

AGO: Creer eso es extremadamente ingenuo, probablemente sesgado y ciertamente ignorante. Se argumenta que yo dividiría la oposición. Pero el gobierno sabe que mi defensa de los derechos sociales podría cambiar mucha gente en su contra. El gobierno de Fujimori hará cualquier cosa que esté en su poder para detener mi regreso. Y por supuesto, están los intereses de los grupos económicos- como los Picasso, que dirigieron y financiaron la persecución en contra mía- que han mantenido una posición beligerante hacia mi desde 1987, sin siquiera saber si mis ideas han cambiado. Aunque ahora esos grupos tienen su propia quiebra de la que preocuparse.

S.B: Cómo espera que reaccionen los militares ante Ud. Son abiertamente pro-fujimoristas?

AGP: yo quiero diferenciar a las fuerzas armadas como un cuerpo, una familia, de los tres o cuatro que el gobierno ha escogido para comandar la institución. Las decenas de miles de peruanos, incluyendo esposas e hijos, que conforman la familia militar, son como todos los peruanos, tienen las mismas preocupaciones. Estoy seguro que no son fujimoristas porque, como el resto del país, sufren sueldos de miseria, viven en casa de familiares, algunos hacen taxi. El gobierno, por supuesto, sabe que la virtud de los militares es que obedecen a sus comandantes y por eso utilizan a los que resultan más cómodos: Montesinos ha sido extremadamente hábil al colocar gente que le obedece. Yo mantengo excelentes relaciones con los militares y guardo reservadamente contacto con ellos, así como lo hago con muchos otros grupos.

S.B: Usted diría que no se puede gobernar el perú sin la bendición de las fuerzas armadas?

AGP: Yo no diría eso. No creo que los militares sean unos monstruos genocidas, como la prensa europea a veces los pinta. Las Fuerzas Armadas peruanas fueron puestas a prueba respecto a los derechos humanos como ninguna fuerza armada europea lo ha sido. Esto ha empañado un poco la imagen de nuestras fuerzas armadas. Pero yo relevo de responsabilidad a las fuerzas armadas por lo que este gobierno ha hecho en los últimos 10 años. Uno no puede esperar que un oficial renuncie porque no estaba de acuerdo con el golpe de 1992. Pero yo sé que la mayoría de las fuerzas armadas, así como los civiles peruanos, están a la expectativa de un cambio. Ciertamente, no pueden decirlo abiertamente: porque existen leyes de obediencia a la institución, no pueden oponerse a personajes como Hermoza, quien fue puesto allí para defender los intereses de los grupos económicos ligados a Fujimori.

S.B: Hay alguna reflexión en particular que tiene sobre el perú luego de 7 años de exilio?

AGP: Mencionaré una. Existe un fenómeno que considero extremadamente importante para el análisis: le llamo el populismo privado. En todo el mundo se acusa a los políticos de hacer populismo. Si uno da subsidios o se preocupa mucho por los pobres, entonces es un populista. En sentido económico, ciertamente, populismo significa gastar más de lo debido. Pero resulta que aquellos que agitaron la bandera de la inquisición contra el populismo, que estuvieron a la cabeza de las acusaciones lanzadas en contra de los políticos por populistas, pertenecían a algunos de los grandes grupos económicos. Estos empresarios clamaban por transparencia, por el libre mercado, por una menor presencia estatal, porque- según ellos- el estado es siempre corrupto. Pero luego de casi diez años de Fujimori, la hipocresía ha quedado al desnudo. Esa gente decía una cosa en público pero en privado hizo otra. El grupo privilegiado de los Picasso, por ejemplo, representa el neoliberalismo criollo. El thatcherismo es una cosa pero cuando usted lo combina con criolladas, el resultado es el populismo privado.

S.B: A qué se refiere exactamente? 

AGP: Al manejo irreponsable de préstamos y créditos. Utilizar su propio banco para otorgar préstamos a empresas vinculadas al grupo, hasta que explotan de manera espectacular. En Estados Unidos Los banqueros no pueden prestar a sus empresas asociadas. En el Perú si pueden. Así, el grupo Picasso tenia una mina, una empresa de administración de valores, una compañía de seguros, y compañías en Panamá que creaban dinero ficticio emitiendo pagares. Esto les permitía prestarse más. Esto es lo que yo llamo populismo privado. Aquello de lo que muchos empresarios de América Latina acusan a los políticos, es la enfermedad de la que ellos mismos padecen. Otro grupo encabezado por- un empresario peruano que admiro mucho por su inteligencia fue muy lejos al comprar Nicolini y la Fabril: creó un virtual monopolio en el mercado de las harinas en el Perú'. Este tipo de crecimiento irresponsable es populismo privado. Cuando se abrió el mercado y entró la firma chilena Luchetti, la experiencia del monopolio fracaso' de manera espectacular. 

Otro ejemplo de cómo se han manejado las cosas en el Perú es la participación de Roberto Abusadah en Aeroperú. El asesor principal del ministro de economía compra la antigua línea aérea estatal a través de unos mexicanos: simplemente se asigna a sí mismo una línea aérea y las rutas que compró en nombre de ellos, y luego aparece como presidente del directorio. Ha habido una fiesta de ilusión y vanidades a la que muchos empresarios han sucumbido. Como muchos consumidores en el Perú, han acumulado grandes deudas. Se enamoraron de un modelo económico-político: hace diez años era como la fascinación hipnótica que ejerce una serpiente sobre su presa.

S.B: La gente diría hace 15 años, que usted tenia la fascinación del encantador de serpientes, el poder de convencer a todos. 

AGP: Los políticos deben ser capaces de convencer y sólo pueden hacerlo cuando ellos mismos están profundamente convencidos. Creo que esa fue la razón de mi éxito como expositor.

S.B: Fujimori sin embargo dedica muy poco tiempo a convencer a la gente de lo que está haciendo...

AGP: Eso es porque el es incapaz de hacer discursos. Ha desarrollado el estilo de respuestas rápida que pudo gustar a la gente, pero según algunos de sus ex-ministros no puede sostener un tema o una conversación más de 5 minutos.

S.B: Aun así es probable que postule a la presidencia una vez más. Cuál es su opinión acerca de la reelección presidencial?

AGP: La reelección es ahora un tema continental en Latinoamérica, una moda, como la baja inflación o la privatización. No es que Fujimori, Cardoso o Menem la hayan creado, existe por sobre ellos. Por primera vez existe una teoría universal es el catecismo de hoy. Aquellos que no lo comparten en un 100% son unos parias, los bárbaros de hoy en día, condenados al ostracismo como herejes, para ser quemados. Hoy existe un sistema "oficial" de pensamiento que exige la continuidad de los gobiernos y en los grupos de poder. Es por ello que la reelección es una moda en América Latina. Obviamente, Menem piensa de manera parecida a la de Fujimori aunque no tiene los modales antidemocráticos de éste. El Perú es un país muy diferente a la Argentina y mucho más complejo. Las diferencias sociales son tan grandes que el modelo necesita un estado muy fuerte y autoritario para mantener la asimetría. En toda Latinoamérica, Los países han estado gobernados más por decretos supremos que por leyes aprobadas en el parlamento. Si el modelo aparenta funcionar, entonces la gente se dice: para que cambiar la persona que está a cargo? Pero es sólo una moda. Ya la reacción contra las reelecciones y contra el modelo crece.

S.B: Piensa usted que los Estados Unidos y los organismos multilaterales están promoviendo la reelección?

AGP: por supuesto que les conviene, aunque el gobierno norteamericano parece estar en contra de la reelección, pero gente como Camdessus hará lo posible en este sentido: se pondrá un poncho y un chullo en el momento preciso, cerca de las elecciones, flexibilizará los requisitos de superávit fiscal. En este sentido, hay una colaboración activa. Pero a medida que pase la moda internacional por el libre mercado, también el entusiasmo por la reelección pasará. Desafortunadamente el mundo

desarrollado ha sido algo ciego en todo esto. Si un país en desarrollo paga su deuda externa, privatiza sus empresas estatales y se comporta de manera políticamente correcta, entonces su gobierno tiene apoyo: no importa que exista un escuadrón de la muerte llamado Colina, o que la institucionalidad sea violada, o que la gente sea aterrorizada. Lamentablemente en esto ha habido un doble estándar de parte de la comunidad internacional. Ellos tienen parte de la responsabilidad. Sólo exigen estabilidad macroeconomía y baja inflación. Pero déjeme recordar que Hitler alcanzó casi la inflación cero y pleno empleo. Hubiera cumplido perfectamente con los criterios del FMI.

S.B: Cree usted que nadó contra la corriente en vano?

AGP: Yo goberné el Perú cuando Margaret Thatcher y Ronald Reagan estaban, en el poder. Pero mire lo que sucedió a Los lideres latinoamericanos que intentaron subirse a la ola- como Salinas de Gortari. Mire como termino. Y Los países que pagaron fielmente su deuda concluyeron aun más endeudados.

S.B: Cuando usted anunció la restricción de pagos de la deuda externa en 1985, esperó que lo siguieran los otros países?

AGP: Pensé que Argentina, que en ese momento tenia una seria crisis de balanza de pagos, haría algo por reducir su deuda, a su manera. Pero le diré una cosa. Mucha gente debería reconocer que mi planteamiento fue el principio de una mayor flexibilidad en el tema de la deuda externa. Cuando hice la propuesta inicial, el secretario del tesoro americano, James Baker, estaba en Lima, en el parlamento, y un mes después convocó a una reunión en la que anuncio el plan Baker para la reducción de la deuda. Se dio cuenta que el tema de la deuda podía descontrolarse. El Plan Brady que lo continuó es en sí mismo un reconocimiento de que los países deben pagar menos. Si no hubiéramos lanzado nuestra propuesta desde el Perú, no existirían ni el plan Baker ni el Plan Brady. Al final, quien tuvo razón? Por que se quejan de mi?: Si otros países latinoamericanos hubieran seguido nuestra idea, habrían pagado mucho menos, los bancos habrían negociado de igual a igual y habríamos conseguido mucho más crédito real para invertir.

S.B: Tiene Usted el apetito y la convicción de regresar al Perú? 

AGP: Mucha gente cree que elegí vivir afuera: puedo decirle que preferiría estar en mi casa en Lima. Hubiera vivido mejor y habría estado entre mi propia gente. El otro día vi a Carlos Andrés Pérez, después de 7 años. Tiene 77 años y es impresionante el amplio conocimiento que tiene de Los temas latinoamericanos y su deseo de comunicar. Ser político es eso. Carlos Andrés es un viejo soldado y morirá con las botas puestas. El es un ejemplo. Yo tengo sólo 49 años. No me voy a rendir. De ninguna manera. 

 


Neoliberalismo y Neofascismo
LA FALSA MODERNIDAD

por Alan García 

El 5 de abril de 1992, un golpe de estado cerró el Parlamento y expulsó a los miembros del Poder Judicial del Perú, para reemplazarlos por servidores del nuevo gobierno. El golpe tenía por objeto destruir toda forma de oposición democrática al modelo económico neoliberal aplicado desde 1990 y liquidar cualquier liderazgo social que lo enfrentase. 

Meses antes, en el libro "El Nuevo Totalitarismo" había escrito que el proyecto neoliberal, el autoritarismo y la destrucción de la economía social son sinónimos. El golpe militar y el resultado de los cuatro años siguientes lo demostrarían.

Pero nada de ello puede entenderse sin advertir que el neoliberalismo es un ola mundial, y que el caso peruano sólo tiene de propio, la primitividad de sus conductores. Porque el mismo modelo fue aplicado con mayor o menor crudeza en toda América Latina. Con fanatismo destructivo, el neoliberalismo criollo impuso su lenguaje y sus conceptos como lo "políticamente correcto" y su prepotencia logró, en muchos casos, arrinconar a los sectores populares y a los movimientos sociales. Se produjo así una suerte de secuestro psicológico y político del continente, y a el siguió durante algunos años, una mezcla de esperanza y síndrome de Estocolmo, por la que los pueblos lo soportaron todo, asimilando pasivamente las tesis del neoliberalismo.

Seis años después, la evidencia es incontrastable: el proyecto ha fracasado. La situación económica y social de América Latina se ha degradado brutalmente. Y los únicos beneficiados son los bancos cobradores, los compradores de empresas con mercado cautivo, los capitales golondrinas con los intereses más altos del mundo, y los sectores mercantilistas aliados a los gobiernos. 

Pero esa ola internacional debe enfrentarse continentalmente. Y tarde o temprano, las clases medias y el pueblo latinoamericanos, recuperando la iniciativa, derrotarán la soberbia totalitaria de esa ideología que tanto daño ha hecho, y que prometió reducir el Estado, pero ha creado paradojalmente el estado más opresivo que haya existido en América Latina.

Asilado en Colombia, después del asalto de mi casa por la tropa en 1992, comencé a escribir para diferentes medios. En los cuatro años siguientes, más de cien artículos y cartas fueron publicados por muchos periódicos del continente: La República y Caretas en el Perú; El Tiempo, el Espectador y el Colombiano en mi tierra de asilo; El Nacional y El Universal de Caracas; ABC y el País de Madrid; La Nación de Buenos Aires y La Voz del Interior de Córdoba en Argentina; La Jornada de México; La Prensa de Nueva York; Barricada de Managua; El Nacional de Santo Domingo; El País de Montevideo y La Época de Santiago, entre otros. A ellos, que expresan la libertad del espíritu a la que no alcanzan las dictaduras, debo el haber podido expresar mis ideas. 

En este texto se presentan los escritos que aluden más directamente al neoliberalismo, a la amenaza que representa, y a sus consecuencias sociales. Una Introducción presenta sus más conocidas y erróneas propuestas, bajo el titulo de "Siete Tesis Falsas del Neoliberalismo en América Latina". Porque aunque el Fondo Monetario Internacional y los gobiernos hablan del éxito del modelo, cientos de millones de latinoamericanos se preguntan: cómo es posible que con tanto capital que se anuncia, con tanto recurso proveniente de la venta de empresas y con tanto crédito pregonado, el desempleo sea el más alto de la historia, el consumo haya caído y se vea crecer en las calles cada día, la más grotesca injusticia en la distribución de la riqueza.

Al dar una respuesta concreta a la deuda externa, al rechazar el modelo neoliberal del FMI, al combatir el hegemonismo financiero, el gobierno del que fui parte entendía evitar la dominación que ahora sufre nuestro continente. Y aunque acosado por el terrorismo y con graves errores en la política monetaria que llevaron a la hiperinflación, lo sustantivo del esfuerzo apuntaba en el buen sentido. Bien vale la pena el haberlo intentado, aun a costa de cualquier infamia posterior.

 

Alan García
Bogotá, 10 de Enero de 1997
 

SIETE TESIS FALSAS DEL NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA
por Alan García

El derrumbe de la URSS, sumado al descrédito del Estado surgido en Norteamérica en los años treinta, y la crisis del modelo estatal latinoamericano, originaron en la década de los ochenta una fanática ilusión en el neoliberalismo. Esta doctrina que impera en América Latina desde hace diez años, con pretensión milenarista, afirmó para entusiasmo de sus catecúmenos y neoconversos que transformaría y modernizaría la sociedad. Pero diez años después, cada una de sus promesas se ha descubierto como una falsedad.

Hoy, 120 millones de latinoamericanos sufren hambre (FAO), 200 millones sobreviven con menos de dos dólares diarios, y de ellos, 96 millones con menos de un dólar (CEPAL). En los últimos seis años, cuarenta millones de personas han sido empujadas a esa situación por los ajustes monetaristas que además expulsaron 3 millones de trabajadores del sector publico y 12 millones del sector privado por efecto de la recesión. La deuda externa de América Latina era en 1989 de 412,000 millones de dólares. En los seis años siguientes fueron pagados 315,297 millones por intereses y amortizaciones. Pero en 1995 la deuda totalizó 562,000. (Banco Mundial-RDS). 

Por su parte, los mal llamados "capitales golondrina", han extraído 28,800 millones de dólares por sobreintereses de depósitos; es decir, por la diferencia entre lo que obtuvieron en América Latina (12%) y lo que hubieran ganado en plazas internacionales (4%). Gracias a un periodo de mejores precios externos y al abaratamiento de los salarios, aumentaron las exportaciones, pero el PBI per capita del continente se mantiene igual al de 1970 y además, el ingreso y la propiedad se han concentrado en el 5% superior de la población. Los servicios de educación y de salud han sido destruidos como por efecto de una guerra, las tarifas de las empresas privatizadas se han incrementado brutalmente, etc., etc. 

Así, la lógica de la explotación contra la que insurgieron los movimientos populares a comienzos del siglo, ha sido sustituida por la nueva lógica de la exclusión, en la que el ser humano no es ya ni siquiera explotado, sino ignorado y marginado del trabajo y del sistema económico. 

Tales son las consecuencias del neoliberalismo, que ofreció transformar totalmente la sociedad gracias al absolutismo de las leyes del mercado.

Sin embargo, en el mundo, la ola neoliberal extremista retrocede. La nueva victoria de Clinton lo confirma. Es el triunfo ante quienes proclaman desmantelar el Estado providencia, cortar los programas sociales y reducir severamente el numero de funcionarios. Y por la misma causa se anuncia la victoria de la social-democracia frente a Kohl en Alemania y Major en Gran Bretaña. Los pueblos saben que enfrentar el extremismo, no significa renegar del proceso de mundialización o de la economía de mercado, pero si reclamar los valores del liberalismo histórico, el de Montesquieu y su tesis de los pesos y contrapesos en los poderes políticos; es decir, el liberalismo racionalista y equilibrado, para oponerlo a la versión totalitaria que ha usurpado su nombre diciéndose neoliberal. Saben que la mundialización de la economía con las desigualdades y la racionalización de los Estados que impone son un hecho ante el que, por consiguiente, no cabe la negación irracional, pero si la regulación social de sus demandas. Pues el neoliberalismo, dejado a su libre albedrío sólo puede caer en el exceso y al trasladarse sin freno ni límite a la política, sólo genera el neofascismo que abierta o subrepticiamente ha llegado ya al continente latinoamericano.

Y si en los países desarrollados se supera el extremismo, también el pensamiento económico se está alejando del monetarismo. Tal es el caso de William Vickrey, Premio Nobel de economía 1996, que en sus trabajos sobre la "Información asimétrica" comprueba cómo el objeto último del modelo neoliberal es que el negocio financiero, abandonando las ganancias con activos de riesgo, se concentre en la cobertura o transacción operativa de corto plazo y en los activos virtuales y futuros, donde un quantum de dinero electrónico que sólo existe en las pantallas, ha sustituido la producción real. 

Por eso cobra más fuerza, día a día, la certeza de que ninguna teoría en si misma es acertada o lineal, que la realidad impone cambiar oportunamente los modelos según se requiera una etapa de contracción y ajuste monetario o una de reactivación, y que lo absurdo es, como lo pretende el neoliberalismo, convertir un instrumento, útil tal vez en una circunstancia, en una teoría universal y permanente. Así, sesenta años después, los conceptos de Keynes vuelven a gravitar sobre el pensamiento económico.

En suma, aunque en América Latina sus obcecados defensores repiten que es un modelo perfecto, el neoliberalismo está en retroceso. Pero el régimen de Apartheid que impuso en la década, tendrá irremediables consecuencias sociales, pues entre otras cosas, lo que la infancia latinoamericana marginada no consumió en los siete años transcurridos, no tiene ya remedio. 

He aquí siete de las falsas propuestas del neoliberalismo, con las cuales éste perpetró el secuestro ideológico que ha sufrido el continente.

1.- LIBERAR A LA SOCIEDAD DE LA OPRESIÓN ESTATAL.

El neoliberalismo ofreció que gracias a la venta de los activos y empresas del estado, una ola de inversión mundial llegaría a América Latina. Además anunció que al terminar el intervencionismo estatal y reducirse el empleo público, la sociedad se vería libre del peso del Estado.

Por eso en diez años se han vendido aproximadamente 1,600 empresas públicas, de las cuales doscientas de gran dimensión, y los gobiernos han recibido a cambio 80,000 millones de dólares. Por ejemplo, desde febrero de 1992, el Perú vendió 95 empresas obteniendo a cambio 4,270 millones, Argentina recibió 18,000 millones, de los que 12,067 en efectivo y 6,155 en papeles de deuda externa. Además, el estado redujo o abolió sus reglamentos e intervención en todos los sectores.

Más impuestos.-
Hoy sin embargo, tanto en Argentina como en el Perú o México, el Estado pesa mucho más que antes sobre cada individuo por el monto de los tributos y tarifas que éste debe pagar. La presión fiscal real per capita en América Latina ha aumentado en promedio 20% en los últimos seis años, con la correspondiente disminución del ingreso familiar. 

Esa es, en términos directos, la principal razón del desmesurado peso actual del Estado. Porque el Estado que era burocrático y propietario se ha convertido en un Estado recaudador de impuestos con los que pagar la deuda externa. En todos los países, en vez de enfrentar graves problemas como el desempleo o la hiperconcentración de la riqueza, los gobiernos han destruido a las clases medias aumentando la presión impositiva. En el Perú por ejemplo, los ingresos fiscales subieron en sesenta por ciento entre 1990 y 1995 con el único objeto de servir los intereses de la deuda. En casi todos los países, los impuestos indirectos al consumo (TVA,IGV) aumentaron más del 50%, y en todos ellos al igual que en el Mercader de Venecia de Shakespeare, la deuda tributaria se cobra cortando una libra de carne del deudor.

Más tarifas.-
En segundo lugar, al privatizarse muchas de las empresas en condiciones monopólicas, cada una de ellas multiplicó sus precios. Se había prometido que privatización era eficiencia y por ende menores tarifas, pero fue al contrario. Por eso, en los últimos años, las tarifas básicas han aumentado tres veces más que el índice general de precios en los países de América Latina. Y en algunos casos en una proporción mayor. 

Por ejemplo, la Compañía de teléfonos del Perú tras ser privatizada, aumentó sus tarifas 150% en apenas dos años. Así, entre 1990 y 1996 el servicio telefónico básico aumentó para los peruanos en 922% (de 6 centavos de Nuevo Sol a 57 Nuevos Soles). Gracias a ello. Telefónica Internacional de España, la nueva propietaria obtuvo una ganancia neta de 305 millones en el primer año, siendo que cada línea instalada arrojó un beneficio neto de 275 dólares, exorbitante al comparársele con los 20 y 145 dólares que la misma empresa obtiene en Venezuela y Argentina respectivamente.

Parecido es el caso de los precios del agua potable, la electricidad, el gas, los correos y otras tarifas en el resto del continente. Y éste es el costo indirecto de la destrucción del aparato estatal.

Más pobreza.-
Pero en tercer lugar, en los últimos diez años, casi tres millones de empleados públicos del Estado latinoamericano han sido despedidos perdiendo todo salario. Otros doce millones han perdido el trabajo por la recesión y para el resto los ingresos han caído. Si a su nueva situación, se suma el peso de los impuestos directos e indirectos y las mayores tarifas, se comprende en cuánto se ha reducido el consumo social por la llamada revolución neoliberal. Por ejemplo, en Lima, desde 1990, el 24% de los trabajadores formales perdieron sus empleos (Ipade), en tanto que en Argentina el desempleo creció de 8% en 1990 a 17.2% en 1995. A todo ello deben sumarse las consecuencias de la privatización y mercantilización de los servicios de salud y de educación que el Estado abandonó progresivamente. El sistema anterior de educación gratuita ha sido sustituido por tarifas escolares y universitarias de nivel norteamericano o europeo, en sociedades con salarios del Tercer Mundo.

En consecuencia el estado neoliberal recaudador es un gobierno rico sobre una sociedad cada vez más pobre. Y los recursos que succión del país, no sirven para dar empleo (3 millones de empleos públicos menos), pero tampoco para hacer obra física. En los últimos años, el nivel de construcción de obras básicas de infraestructura (represas, irrigaciones, hidroeléctricas, puentes, grandes hospitales) se ha reducido entre el 30 y el 40% en la inversión global latinoamericana, pues el grueso del presupuesto se consume en el pago de deuda y de intereses.

En suma, así como el comunismo anunció en el siglo XIX la destrucción del Estado y la disolución de las clases sociales, pero culminó construyendo un superestado omnipresente y todopropietario; también el neoliberalismo ha traicionado su oferta, construyendo un tipo de Estado más pesado sobre las espaldas del latinoamericano común y corriente. En realidad, el Estado anterior se ha feudalizado entregando cada uno de sus anteriores monopolios y privilegios a sus compradores, los nuevos privilegiados de América latina.

Y en términos reales, en una economía cuyo producto per cápita no ha aumentado, con menos empleados y sin empresas públicas, el Estado gasta más que hace diez años. Por eso el déficit es el mismo que entonces, o mayor. En México como en el Perú el déficit de cuenta corriente alcanzó el 7 por ciento en 1995. En todos los países, nuevas pandillas y argollas de favoritos se han creado, en algunos casos con sabor racista, y el uso del Estado para premiar a los amigos o castigar a los adversarios se ha profundizado. 

La transformación o destrucción del Estado que anunció el neoliberalismo ha fracasado. La experiencia demuestra que negar el rol del Estado en la regulación del mercado agrava los problemas, que privatizar por mandato ideológico sólo lleva a constituir monopolios abusivos y mafias, y que el rescate del papel regulador del Estado debe hacerse en condiciones de transparencia de mercado y de competitividad económica, pero preservando el interés de las mayorías.

2.-EL AJUSTE NEOLIBERAL ES UN SACRIFICIO PASAJERO, DESPUÉS DEL CUAL LLEGARA LA MODERNIDAD.

Para convencer y reclutar a la población latinoamericana se le propuso atravesar unos años de esfuerzo, después de los cuales, con el estado reducido a su mínima expresión, la inversión multiplicada, la deuda pagada puntualmente y el apoyo de los organismos mundiales, llegarían "el final del túnel" o "la tierra prometida" y con ellos, la estabilidad económica, el empleo, el bienestar (nunca se propuso por cierto, la justicia social). 

Y el señuelo cumplió su cometido porque los pueblos creyeron en la oferta, aceptando con resignación los sacrificios. El poder publicitario del modelo es enorme. Producido el efecto de fascinación, efecto de encantamiento conocido en zoología que permite al cazador inmovilizar a la presa, los pueblos por largo tiempo aceptaron el desempleo y el aumento de la pobreza, a cambio de la "modernización" que a sus ojos aparecía ya. Nueva pintura e iluminación de estaciones de gasolina, un centro comercial remodelado con servicios de computación, más automóviles, todo ello fue transformado por el efecto de fascinación en la llegada del futuro. El cambio a la vista, bien valdrían la pena los dos años de sacrificio.

México, en 1987, fue el primer país que aplicó las nuevas teorías, luego el Perú, Argentina y otros. Pero siete años después, al terminar en 1994 el periodo de Carlos Salinas que fue el "Presidente modelo" del FMI, la crisis resurgió con más fuerza. Se había vendido 800 de las 1,152 empresas públicas y se había pagado 90,000 millones de dólares en amortizaciones e intereses de la deuda. Por la política de importaciones, el creciente déficit comercial alcanzo a 29,000 millones de dólares en 1994, (entre 1989 y ese año las ventas de Estados Unidos a México crecieron de 25,000 a 51,000 millones). Por eso en 1994, el déficit fiscal era mucho mayor, la deuda externa se había duplicado, la devaluación volvió y además, en siete años, los salarios habían perdido 30% de su capacidad adquisitiva. 

Obstinados y fanáticos, los gobernantes de México insistieron en la misma receta: ofrecer al pueblo que tras un nuevo ajuste "indispensable", la estabilidad y el desarrollo por fin llegarían. Se continuó la venta de las empresas, pero el salario ha perdido nuevamente 26% en los dos años (1995-1996), y el país debió endeudarse en 20,000 millones de dólares adicionales para pagar la fuga de los Tesobonos o depósitos golondrina que huían llevando consigo los más altos intereses del mundo. Así, el túnel de nueve años sólo tuvo luz para los bancos que cobraron, para los compradores de empresas públicas, para los depositantes golondrina, pero el pueblo continúa en la obscuridad.

Argentina ha seguido, con algunas diferencias, el mismo camino. Ilusionada o engañada gracias a la venta de las empresas, a mejores precios de exportación y al ingreso de capitales golondrina y de especulación bursátil, pudo sostener por unos años el plan de convertibilidad que había fijado la equivalencia entre el peso y el dólar. Y aunque la población veía reducirse sus salarios y avanzar el desempleo, el efecto óptico de la paridad cambiaria, de la inflación en baja y el sueño social de ingresar al Primer Mundo, justificaron el grotesco aumento de los impuestos y las tarifas. Pero la ilusión paritaria también ha llegado a su fin. Para sostenerla, sólo le queda al gobierno el financiarla cobrando aun más impuestos, expulsando más trabajadores, aumentando los años de servicios para el retiro y alargando la jornada laboral. No se confiesa que con la paridad cambiaria, se subsidió escandalosamente al capital especulativo, que pudo cobrar cada año con sus intereses de hasta 14%, una suma igual a lo que se sustrae de los argentinos por mayores impuestos y tarifas. Y no se rectifica, porque lo importante es mantener esos capitales a cualquier costo, hacer durar el modelo, ganar tiempo.

Además, hay que convencer a los pueblos de que la responsabilidad de los problemas sociales es sólo suya. Sostener como el presidente argentino, que los discursos contra el neoliberalismo son "demagógicos y lacrimógenos" (Cumbre Iberoamericana-Santiago de Chile-Noviembre 1996) y que por consiguiente sólo con mayores sacrificios tal responsabilidad podrá ser superada. De allí, se concluye en la necesidad de reducir los "costos laborales" (salarios) y aumentar la jornada laboral (la propuesta argentina alarga hasta 12 horas la jornada legal), ocultando que mientras en Argentina el numero de horas trabajadas anualmente es de 2,095, en Alemania es de 1,590 y en Francia de 1,676, sin que en esos países ningún masoquismo manipulatorio haya llevado a proponer el alargamiento de la jornada.

Igual ocurre en el caso peruano, con el agravante de ser, ese gobierno, una dictadura. Allí, después de una precipitada y sospechosa venta de los activos del Estado con la que se financió el déficit de cuenta corriente en los años 1994 y 1995 y se alimentó la ilusión social; a comienzos de 1996, el déficit en cuenta corriente amenazaba ya con llegar a un récord histórico. En efecto, la apertura exigida por el modelo y las sobreimportaciones originaron un déficit comercial que fue sucesivamente de 340, 599, 972 y 2111 millones de dólares entre 1992 y 1995. Como al mismo tiempo el gobierno pretendía pagar la deuda, el déficit en Cuenta Corriente fue creciendo y a pesar de la venta de empresas públicas y de la recepción de capital golondrina y de especulación bursátil, la crisis ha vuelto.

Lo pasajero se hizo definitivo.-
También en el Perú, la oferta del "sacrificio pasajero" se fue extendiendo año a año. En 1990, se ofreció que sería de dos años. En 1992, se salvó la situación mediante un golpe de Estado que creó expectativas de ruptura en la población y dio así nuevo oxígeno al modelo. Pero cuatro años después del golpe (y seis después de comenzado el modelo), los peruanos comprueban que lo real, es que el ajuste no es pasajero, sino consubstancial al modelo y que durará todo el tiempo que éste dure, sin mejoría para los sectores mayoritarios ni para las cuentas nacionales. Hoy, como nuevo argumento se afirma que debe cumplirse una "segunda ola de reformas", ocultando que el modelo ha fracasado y que sólo se intenta vender alguna cosa más para cubrir las brechas ocasionadas por seis años de obstinación.

Stalin, a su turno, elevó al nivel de una teoría, la necesidad de sacrificar varias generaciones, privándolas de libertad y de bienestar material, para hacer irreversible el camino hacia el comunismo. Y la historia demuestra que solamente construyó un estado totalitario y que el sacrificio exigido fue una gran estafa contra los seis millones de campesinos y opositores asesinados y contra decenas de millones de obreros condenados a una penosa existencia para que la URSS avanzara en el campo geopolítico y militar, y para que la cúpula totalitaria dominara el país. Qué explicación se dará en el futuro a los cien millones de niños latinoamericanos, cuya nutrición y educación han sido sacrificadas al pago de la deuda externa y al enriquecimiento de pequeños grupos monopólicos? 

Los plazos señalados por el neoliberalismo para llegar a la tierra prometida no son ciertos. El neoliberalismo es un túnel sin final. Nadie puede pretender que una teoría tiene vigencia universal y permanente, y por ello, sacrificar una generación con la falsa oferta de la estabilidad futura. Esa es la oferta de todos los totalitarismos. La experiencia enseña que se requiere de aproximaciones graduales y prudentes que preserven al ser humano, especialmente en los países más pobres.

3.-LA AFLUENCIA DE CAPITALES SERÁ ENORME CUANDO SE REDUZCA EL ESTADO Y SE PAGUE LA DEUDA EXTERNA

Con esta propuesta, respaldada por los bancos que cobran su deuda gracias al modelo adoptado, la idea de un cuantioso ingreso de capitales "frescos", justificó el "sacrificio necesario". Y en efecto, en los primeros años, llegaron capitales de depósito rentístico y de especulación bursátil, inflando de vanidad las cifras que presentaban los ministerios de economía. Se dijo que la inserción era un éxito. Se había roto el aislamiento de América Latina. 

Pero era un éxito aparente y pírrico. Porque esos capitales, salvo en mínima proporción, no fueron recursos de inversión productiva y en gran parte tampoco fueron realmente extranjeros, sino repatriación de recursos anteriormente fugados. Así, capitales exportados de América Latina en la década anterior para evadir los impuestos, fueron reintroducidos con bandera de conveniencia, ocultos bajo el nombre de empresas internacionales y Bancos Off Shore, para depositarse a las más altas tasas de interés del mundo. Fue un premio adicional a la concentración económica dentro de América Latina, que en los últimos seis años creció en 50% en beneficio a los más ricos, en tanto que la pobreza se duplicó.

Porque el modelo, apoyado en todas partes sobre una paridad artificial con el dólar, tenía como elemento básico, tasas de interés astronómicas en relación a la economía mundial. Para reprimir pasajeramente la inflación, fue necesario reducir el consumo y "enfriar la economía", y con ese fin, las tasas anormalmente elevadas sirvieron para desviar los recursos de la demanda. Adicionalmente, para reprimir la inflación fue necesario también reducir brutalmente la liquidez y la emisión, y esa escasez de circulante nacional mantuvo las tasas en altos niveles. En esas condiciones, el capital fue redepositado en América Latina. Condiciones extraordinarias se presentaban para ello. Tasas de interés altísimas, el compromiso de los gobiernos de mantener por largo plazo la paridad con el dólar, y salarios del tercer mundo. Los tres componentes soñados por el rentismo.

El capital golondrina.-
En los últimos años, llegaron aproximadamente 60,000 millones de dólares a depositarse a tasas de ganancia incomparables (cifras de encaje de moneda extranjera en el sistema bancario y de Emisión de Bonos- CEPAL). Ponderando las tasas reales en moneda nacional y extranjera: 14% en Argentina con paridad cambiaria garantizada por la ley, 12% en México, 20% en el Perú y aunque parezca increíble, 20% en Colombia con revaluación de la moneda. Pero esos capitales a los que con interés ideológico, comenzó a llamarse "golondrina", significaron en realidad una brutal descapitalización de la economía latinoamericana. Así, un millón de dólares depositado en Argentina al 14%, ganaba en doce meses ciento cuarenta mil dólares, en tanto que en cualquier plaza norteamericana o europea, sólo hubiera ganado cuarenta mil.

Un cálculo aproximado permite afirmar que los 60,000 millones depositados en los últimos seis años en América Latina, a una tasa de interés de 12% anual en promedio,(8% más alta que la tasa internacional) representan 43,200 millones de interés ganado. Pero esos mismos 60,000 millones depositados a tasas internacionales sólo hubieran ganado 14,400. La diferencia a su favor es de 28,800 millones y fue financiada con las exportaciones, las reservas y naturalmente los tributos pagados por los latinoamericanos.

Se comprueba así que el termino "capital golondrina" es un eufemismo interesado. Porque bajo el concepto volátil y atemorizable que el término golondrina propone, se advirtió a las sociedades que deberían brindarles todo tipo de seguridades y ganancia para evitar su vuelo. Pero en realidad, fueron "capitales vampiro", puesto que sus intereses han desangrado la economía continental, sin crear ni producción ni empleo.

Pero los gobiernos mantuvieron esa situación, pues el ingreso de esos capitales, aunque a la postre destructivo, les permitía pagar la deuda, mostrar reservas crecientes y pregonar el éxito del modelo. Así, en vez de tomar créditos a 5% en el mercado mundial, los países pagaron intereses de hasta 14%. Jamás la usura financiera había llegado a tales niveles. Por su parte los bancos acreedores guardaron silencio. Su objetivo era ganar tiempo, cobrar la deuda, y comprometer a los países en onerosos arreglos o participar en la carrera de privatizaciones en la que por cierto, los papeles de la deuda fueron reconocidos como medio de pago. 

Como veremos más adelante, a pesar de ello, y de haberse comprado esos papeles a valor reducido, la deuda externa aumentó inexorablemente. Más aun, en los meses inmediatos al estallido financiero de México en 1994, los bancos, cómplices en el ocultamiento de la crisis, continuaron recomendando a sus clientes y Fondos de Retiro, los depósitos y la especulación financiera en México. Después, tras el estallido, los mismos bancos conformaron grupos de crédito para habilitar con 20,000 millones al gobierno mexicano, con el objeto de que éste redimiera los Tesobonos representativos de los depósitos golondrina. Jalisco nunca pierde!

Capital golondrina y desempleo.-
La mejor prueba de que esos capitales eran cuasi electrónicos, como los denomina William Vickrey, premio Nobel de economía, y no capitales de inversión, es que el desempleo ha tenido un espectacular crecimiento. Y con él, la recesión. Por ejemplo, medido en soles constantes de 1979, el Producto Bruto peruano de 1987 representaba 4'234 y el de 1995, 4'179, pero el estancamiento se agrava considerando que, entre 1987 y 1995 la población peruana ha crecido de 20 a 23.5 millones.(Ipade-Perú). Algo más, se afirma en la Argentina que desde 1993 las empresas extranjeras han invertido 7,000 millones de dólares en la adquisición de 400 empresas locales, especialmente en la alimentación, automotores, papel, bebidas. Pero en esos rubros, el desempleo ha crecido más que en otros sectores, en tanto que el desempleo global aumentó de 8.6% en 1990 a 17.2% en 1996. 

Es falso que bajar los salarios y los costos sociales cree más empleo.-
Es importante comprobar que en Argentina, al igual que en el Perú, se ensayaron nuevas modalidades laborales sin cargas sociales, se eliminaron los aportes patronales (con un costo fiscal estimado de 3,500 millones de dólares) se redujeron las asignaciones familiares. Según Carola Pessino (asesora del Ministro R. Fernández) los costos laborales bajaron 15% y el salario industrial real 10%, pero el desempleo aumentó (Clarín. 8/XII/96). De igual manera, en el Perú fue suprimida la estabilidad laboral y reducido el salario. Todo ello con la convicción errónea de que el empleo aumentaría. Y fue al contrario, como la teoría keynesiana prevé: en la ciudad de Lima el desempleo se duplicó.

Porque "la inversión no se da en función a los ingresos. Por el contrario, se da en función a las expectativas. Pueden reducirse los impuestos a las altas ganancias, y así se concentrará aun más el ingreso pero no habrá más inversión productiva, porque en una economía deprimida no tiene sentido la inversión productiva. Lo que existe es el giro improductivo del dinero que no produce valor material, sino intereses" (Ver artículo La victoria de Clinton y la renovación de la economía. Diciembre 1992). Análogamente, puede disminuirse, como se ha hecho, el costo laboral y suprimirse todas las cargas sociales, pero el desempleo aumentará, porque las expectativas se orientarán, como los capitales golondrina, hacia la renta o hacia negocios de ganancia rápida como las privatizaciones.

La enorme rentabilidad en la compra de empresas públicas.- Porque la rentabilidad del capital introducido para la compra de empresas públicas fue y es enorme. Ya hemos mencionado el caso de la empresa telefónica del Perú. Pero aun más grosera es la ganancia del rubro eléctrico: Electro Sur (distribución de la energía en la parte sur de la ciudad de Lima), adquirida por capital chileno en 212 millones de dólares, arrojó en el año siguiente una ganancia neta de 50 millones. Pero después, al introducir de inmediato sus acciones en la bolsa, su valor se multiplicó por tres (de uno a tres dólares por acción). Así, el nuevo valor de la empresa y la utilidad del primer año, sumaron 676 millones; lo que, deducida la inversión de 212, da un valor neto a favor de 464 millones.

De igual manera, la rentabilidad en las bolsas ("emerging markets") fue enorme. Por ejemplo, en México donde el desempleo continuó expulsando "chicanos" hacia los EE.UU., la renta especulativa de la bolsa llegó al 48% en el año 1993(La Jornada. Dic.1994), o en Argentina y Perú, donde superó esa proporción. Esas noticias llenaban de expectativa a la opinión, así como el efecto visual de algunos grifos de gasolina mejor iluminados, la visita de funcionarios internacionales y algunos nuevos centros comerciales. 

Pero la realidad fue diferente. Llegaron a América Latina capitales rentísticos, y el exiguo capital de inversión arribado, no compensa la salida de recursos por intereses, por pago de deuda o por los gastos de importación impuestos por el modelo, ni ha creado tampoco el empleo que se ofreció. La experiencia demuestra así, que el capital extranjero es fundamental en esta etapa de globalización, pero lo es, en la medida en que esté orientado al desarrollo económico, al empleo y a la tecnología. Si por el contrario, el Estado se abstiene de concertar con el, y subordina la sociedad y la economía a servir cualquier tipo de capital, éste se orientará a lo más lucrativo, la renta, y en vez de aportar desarrollo, traerá, como lo ha hecho, pobreza y desempleo.

4.-GRACIAS A LA REVOLUCIÓN NEOLIBERAL SE EXTINGUIRÁ LA DEUDA. 

Cuando la ola neoliberal se apropió de América Latina, electoralmente, o por la fuerza, como ocurrió en el Perú, el continente debía 400,000 millones de dólares y pagaba cada año por amortización e intereses 50,000. Los gobiernos neoliberales aumentaron el servicio de la deuda, (en 1994 el pago anual fue de 64,000 millones. Banco Mundial RDS) buscando desesperados, el apoyo verbal de los bancos y organismos a los que favorecían. Para ello aprovecharon el ciclo de aumento de precios de los productos de exportación, cuyo índice creció de 82.9 en 1992 a 102 en 1995 (Cepal.Informe 1996). En esos cuatro años, el 25% de aumento en los precios (azúcar de 9 a 13 centavos, trigo de 141 a 178 dólares, algodón de 61 a 104 centavos, cobre de 103 a 133 centavos, etc.) fue usado exclusivamente para pagar la deuda o para los intereses golondrina y así, por primera vez en América Latina, un ciclo de aumento de precios coincidió con un agravamiento del desempleo y la pobreza. 

Mas a pesar de ello, la deuda creció. En 1989, México debía 97,000 millones de dólares, durante seis años pago 107,000 millones, pero en 1996 su deuda llega a 165,000. Argentina debía 53,000 millones, hoy debe 91,000. Y como ellos, casi todos los países gobernados por el neoliberalismo. En conjunto América Latina tenía una deuda de 416,000 millones en 1989. En los últimos seis años ha pagado 389,297 millones (sin incluir el pago hecho en 1996). Pero debe ahora 574,000 millones de dólares.(Banco Mundial-DRS-Cepal). Es decir que en los seis años se pagó una suma igual al 93% de la deuda original, pero la deuda final es 37% mayor, y esto en países con un mayor déficit en Cuenta Corriente y sin mas activos que vender. 

Ello mantiene a la deuda externa como el primer problema del continente y como la primera causa de su déficit, porque es el primer y mayor gasto del Estado. Así, según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México, en 1996 los recursos asignados al pago de la deuda eran 50% mayores que el 3% de crecimiento del PBI proyectado para el año (La Jornada 12-XI-96). Porque para servir 8,078 millones de vencimientos y 5,613 millones de intereses deberían destinarse 13,700, siendo que cada punto del PBI equivale a 3,050 millones. En conclusión la deuda consumió una y media veces el crecimiento de la economía mexicana. Sin considerar que ésta necesitó además, otros 27,644 millones, equivalentes al 7% del PIB, para retirar los bonos de tesorería (golondrinas).

Y México es sólo un ejemplo de lo ocurrido a otros países. Argentina está comprometida a pagar en 1997, 14,439 millones (4,852 de intereses y 9,587 en amortizaciones), y en 1998, 13,316 millones, es decir, el 70% de sus exportaciones. Según la Auditoría General de la Nación (Dic. 1996), la deuda total alcanza a 91,000 millones y creció entre 1992 y 1996 en 30,000 millones con el "milagroso Plan Cavallo" de Convertibilidad. Así, según la AGN, Argentina tendrá que pagar 41,582 millones durante el lustro 1997-2,001. Como ejemplo, sólo en setiembre de 1996, los intereses de la deuda pagados por valor de 479 millones son una suma cercana a toda la inversión en los Programas de Seguridad Social (Pami-Anse) que es de 516.

Durante estos años, fue un lugar común para los economistas y políticos repetir que la deuda externa ya no era un problema. Dijeron que no lo era para los países (sic), pero tampoco para los bancos, pues éstos ya se habían cubierto de posibles perdidas. Además, caricaturizaron cualquier propuesta de reducción del pago ("política de perro muerto"). En realidad fueron víctimas de la operación de secuestro ideológico y alentaron inconscientemente el sobrepago.

Pero la deuda ha vuelto dramáticamente al escenario. Porque, como ya se ha explicado muchas veces, el carrusel, o crédito nuevo para pagar deuda vieja, mantiene el volumen global, sumando nuevos intereses. Pero además porque el modelo impuesto a los países para tener el "honor de pagar su deuda", los ha llevado a la recesión, por la caída del consumo interno. Así, mientras la deuda crece por sus intereses 6% anualmente, los salarios promedio en el continente han caído 30% en los últimos siete años.

Brady: una reducción para pagar más.-
Como parte del modelo se ofreció que a cambio del pago efectivo, el mundo financiero disminuiría drásticamente el volumen de la deuda. Y ese señuelo también creó expectativas sobre el plan neoliberal. Así, surgieron sucesivamente el plan Baker y el plan Brady. Pero los dos eran desde el origen recursos dilatorios ante la amenaza de una suspensión de pagos: Robin Broad, asesor del Secretario del Tesoro J. Baker dijo en 1987 que "el plan Baker nació de dos desayunos de trabajo, como una maniobra para adelantarse al presidente peruano Alan García, que había decidido, temerariamente y sin consultar a los EE.UU., dejar de pagar la deuda" (New York Times-Set 1987).

Por eso, después de cada arreglo Brady, el país debe pagar una gruesa cuota inicial inesperada, y se compromete a pagar durante quince o veinte años, cantidades mayores a las que había venido pagando. Paradójicamente es una reducción para pagar más. Este es el caso de Venezuela, de Argentina, de México. A cambio de ello se ofrece a los países el señuelo siguiente: que una parte de la deuda global, la deuda pública, se reducirá en 30% por ciento. Pero la realidad es que en los veinte años de pago, el esfuerzo interno de impuestos y tarifas será mayor que el que hasta ahora se venía haciendo. 

Por ejemplo, el Perú tenía en 1990 una deuda de 20,000 millones. En los seis años de neoliberalismo brutal que siguieron, pagó 7,500 millones. Y ahora, en 1996, tiene una deuda de 34,000. Es decir que pagó el 36% de la deuda original, pero ésta ha aumentado en un 70%. En las nuevas circunstancias, después de haber vendido casi la totalidad de sus empresas, de haber triplicado sus tarifas e impuestos en términos constantes, se le ofrece ahora un acuerdo Brady por el cual habría una reducción de 30% del monto de la deuda publica, si se compromete, claro, a pagar totalmente la deuda global. Así, el nuevo monto de la deuda sería de 28,000 millones, pero el pago anual por ella, sería 20% mayor que el que en los últimos seis años se ha hecho. Y esto por los próximos 20 años. 

En consecuencia, si en 1995, y solamente por la parte de deuda incluida en el Plan Brady, el Perú 1,020 millones; en 1998 "gracias al acuerdo", pagara 1,800 millones; es decir, un ochenta por ciento más que el promedio histórico.

Eso equivale a prometer a quien espera ser fusilado, que en lugar de serlo con 10 balazos, lo será con 8, aunque al final reciba 15. Y se ha presentado a los peruanos explicándoles que así, en 20 años, se habrá extinguido la deuda. Pero ese es sólo el recurso político de poner un plazo a los esfuerzos, sin decir que, por el contrario, con esa amenaza de veinte años es el propio país el que corre el riesgo de extinguirse, pues si para pagar durante seis años, se vendieron las empresas y se redujeron el salario y el consumo, cabe preguntar qué será necesario hacer en los próximos 20 años, en los que no habrá empresas que vender. Y la respuesta viene de Argentina y Perú: por ejemplo, alargar la jornada laboral y convertir los salarios en variables. Pero esto, aparte de ser injusto socialmente, es absurdo económicamente porque el salario y el trabajo humano son lo más barato que tiene América Latina. Por consiguiente, una reducción de esos factores es poco significativa frente al costo siempre creciente de los intereses y la deuda.

Sin embargo, la obstinación se mantiene. En Venezuela se continuará con la privatización de las empresas de hierro, de aluminio, y las acciones de la telefónica, de las que se espera obtener 5,000 millones de dólares destinados a un fondo especial para la deuda externa, al que se asignarán los mayores ingresos petroleros. Y aunque el Ministro de Hacienda, Sr. Matos argumente que el servicio de la deuda consume 40% del presupuesto, otro ministro, el Sr. Petkoff afirma rotundamente "Nosotros no malgastaremos ese dinero (se refiere a invertirlo internamente) ni aunque el precio suba a 1,000 dólares el barril".(El Universal 10-X-96).

Se oculta el volumen de la deuda.-
Otro aspecto es el ocultamiento y el "maquillaje" de las cifras de deuda. Sabiendo que son la prueba de la irresponsable hipoteca que dejan sobre el continente, algunos gobiernos han falseado públicamente los números. Por ejemplo, hasta junio de 1996 el gobierno y el Banco Central del Perú reconocían una deuda de 25,000 millones. Inesperadamente, en Julio, por una filtración del propio Banco, se vieron obligados a reconocer que la deuda actual es de 34,000 millones. Y así, en un solo día, la deuda externa del Perú creció 32%.

La deuda se multiplicó por tres.-
Por último, contrariamente a la promesa de reducir la deuda, ésta, tomada a precios de mercado, se ha multiplicado por tres en el promedio continental. Y mucho más en el caso de algunos países como el Perú. En efecto, en 1990, los papeles de la deuda se cotizaban entre el 6% y el 10% de su precio nominal. Ese era el valor de mercado de la deuda y a ese precio hubiera debido negociarse. Pero en los años siguientes, los especuladores ligados al gobierno peruano compraron gran parte de esos títulos. Después, gracias al rígido programa neoliberal, al golpe de estado que hizo posible su aplicación, y a la obsesión de pago demostrada, el valor de los papeles subió hasta 40%. Así, su valor de mercado había subido cinco veces. 

En esas circunstancias, se permitió el uso de los papeles como medio de pago por la compra de empresas, y se les reconoce ahora, en su valor total, para pagarlos al 100 por ciento. Este es el más escandaloso negociado perpetrado en el continente, pues sus ganancias y dimensión exceden a las del narcotráfico. Sin embargo, tanto el ocultamiento de las cifras, como este vil negocio hecho a nombre de la "modernidad" son posibles gracias a la situación política que vive el Perú. 

Bajo el imperio del neoliberalismo, la deuda y su pago han aumentado más que nunca, amenazando el futuro de los países. La experiencia demuestra que sin una firme negociación global, el monto de la deuda y sus intereses seguirán creciendo a más velocidad que el esfuerzo de los países por pagar. Entre 1982 y 1987 América Latina perdió la gran oportunidad de renegociar la deuda. Diez años después, al pasar la ola neoliberal, una nueva y gran ocasión se presenta. Los grupos regionales que existen actualmente como el Mercosur y el Grupo de Río (creado por iniciativa del gobierno aprista del Perú), son el instrumento adecuado para un planteamiento colectivo.

5.- EL MODELO NEOLIBERAL ES EL ÚNICO QUE CONDUCE A LA ESTABILIDAD ECONÓMICA

El neoliberalismo, ofreció que, gracias a la apertura de la economía, al pago de la deuda y a la reducción del Estado, se alcanzaría, por la acción de las fuerzas del mercado, una situación de equilibrio que denominó de estabilidad. Las metas eran una inflación de niveles internacionales, (dicha de "un dígito") y la estabilidad cambiaria. Se afirmó también que se lograría el crecimiento sostenido, al subordinar completamente la economía al sistema internacional.

La inflación reprimida.-
Y en verdad, en los primeros años de aplicación del modelo, el logro más importante a exhibir fue la reducción de la inflación, desde niveles superiores al 1,000% a niveles progresivamente menores. En efecto, en Argentina y el Perú las tasas de inflación llegaron a ser de 9 y 10% a partir del tercer y cuarto año de aplicación del modelo. Fue la mejor demostración del acierto de la teoría para una América Latina que habiendo sufrido graves situaciones hiperinflacionarias, asumió por reacción que la inflación era el único y mayor problema.

Sin embargo, la presunta estabilidad garantizada por una tasa de inflación baja, no es real. Debe hablarse de una inflación reprimida, por cuanto para embalsarla se hizo uso de todos los recursos posibles, generando problemas de largo plazo tan o más graves que ella: la recesión, el desempleo y al final, la amenaza creciente del retorno de la inflación en economías mucho más pobres. Y éste es el chantaje con el que se mantiene el modelo: que nada se mueva porque puede volver. La población latinoamericana es el "rehén" de la inflación reprimida, y a cambio de ella se le impone la destrucción de todos los otros índices sociales. Claro está que las hiperinflaciones sufridas son tan negativas como el modelo actual, pero tan absurdo como aceptar una inflación de 2,000%, es pretender "matar" en un año la inflación y aplastar todo con el señuelo publicitario de llegar al 10%. Ese es el mejor ejemplo del "cortoplacismo" neoliberal. 

PBI: crecimiento para la élite y para la deuda.-
Naturalmente, el "crecimiento" logrado con el ingreso de capitales especulativos y la venta de las empresas, o con el aumento de las exportaciones, debido al ciclo de mejores precios y a la disminución de los salarios, permitió hablar de un aumento del Producto Bruto Interno como prueba de estabilidad. Pero, como James Goldsmith lo advierte, éste índice sólo mide el grado de la actividad económica, y no la prosperidad ni el bienestar: "por ejemplo, ante un huracán o un terremoto la consecuencia inmediata es el crecimiento del PBN debido al aumento de la actividad desplegada para reparar el daño"."Si el crimen aumenta, continúa el autor, el PBN crece porque más policías se unen a las fuerzas y nuevas prisiones se construyen". Goldsmith, explica también que el costo del cáncer, del consumo de drogas y del crimen es de 473 billones de dólares, suma que explica el 7.4% del PBN de los EE.UU. ("La trampa"). Tal argumento contra la idolátrica obsesión sobre las cifras relativas al producto y a la inflación es concluyente. Porque ellas ocultan que la economía creció para el 20% superior de la población y para los acreedores externos. 
Ello se refleja en la escandalosa concentración de la riqueza que se ha profundizado con el reino del neoliberalismo. Pero se expresa también en las nuevas formas de violencia y delincuencia que proliferan tras cada programa neoliberal.

Inestabilidad en el comercio y las transacciones.-
Además, tanto el sobrepago de la deuda, como la política de apertura traumática a las importaciones mediante los llamados aranceles planos, han ocasionado cuantiosos déficits en la Balanza Comercial y en la Balanza en Cuenta Corriente, a pesar de que el índice de los precios de exportación latinoamericanos aumentó en 25 por ciento entre 1992 y 1995 (Cepal). En México el déficit en cuenta corriente creció de 2,378 millones de dólares en 1988 a 29,419 millones en 1994 (SHCP). En el Perú como ya se ha dicho, la suma del déficit comercial de los últimos seis años alcanza a 6,000 millones de dólares, cubiertos provisoriamente con capitales golondrina y de especulación bursátil, así como con la venta de las empresas. 

Pero la consigna es continuar con las importaciones para reprimir la inflación y para cumplir con la ideología del modelo. Un último informe de Cepal (Noviembre 1996) señala que entre 1990 y 1994 las importaciones provenientes de EE.UU. crecieron en 79% (de 49,000 a 88,000 millones) en tanto que las exportaciones hacia EE.UU. sólo crecieron en 38% (caso alarmante es el de la Argentina, en la que la importaciones de EE.UU. en esos años crecieron en 280%). Ello explica la grave recesión industrial así como el déficit y el crecimiento de la deuda y es una gravísima hipoteca. En el futuro, con economías afectadas por la recesión, el pago de todos esos déficits acumulados será un peso financiero insoportable. Sin embargo, el cortoplacismo del Fondo Monetario y del neoliberalismo, incuban una nueva crisis como la que en la década de los setenta crearon al inyectar créditos irresponsablemente o al reciclar las deudas después, para salvar el momento financiero.

La inestabilidad estructural del modelo.-
Algo más, la venta de las empresas públicas, la recepción de capitales golondrina, y la apertura de las importaciones, al reprimir la inflación y aumentar las reservas, tuvieron la finalidad política de gratificar psicológicamente a la población. En efecto, con mayores reservas, la sensación de haber alcanzado ya la estabilidad se retroalimentaba periodísticamente, y la expectativa social así creada, permitió duros ajustes en el salario, en el empleo y en la presión impositiva. En el caso del Perú, la instauración de un gobierno autoritario facilitó el modelo. Medidas que en circunstancias democráticas no hubieran sido adoptadas, fueron impuestas bajo el temor y el silencio, lo que además de sus connotaciones políticas, tiene gran importancia económica al haber profundizado la exclusión de vastos sectores sociales.

En efecto, si se acepta que el liberalismo económico debe ser acompañado por la democracia política, es porque a la dinámica social corresponde un rol motor en el curso de la economía. Por ejemplo, si mediante un régimen dictatorial, se concentra la riqueza y se conculcan todos los derechos, no solamente se destruye el contenido ético del sistema, sino que en términos económicos, el consumo y el mercado se contraen, al reducirse los salarios y el empleo. Entonces la producción declina y con ella la economía toda. Por eso, el papel reivindicativo de los sindicatos y los partidos, tiene como función sostener la demanda, y garantizar la marcha del sistema. 

El neoliberalismo, que es esencialmente cortoplacista, ha cancelado esa función con un modelo político de imposición, que permite temporalmente reprimir la inflación, pagar la deuda y concentrar la riqueza sin riesgo inmediato de protesta. Pero lo que se oculta detrás de la inflación reprimida es la destrucción del circuito económico, en el cual se intenta suplantar el consumo interno por la demanda externa. El resultado es que se ahonda la división de la economía en dos velocidades, una de las cuales se hipertrofia en detrimento al consumo nacional paralizado. Por esa razón, si las exportaciones crecieron en estos años por los mejores precios existentes y por la acción premeditada del estado, la economía agraria se ha derrumbado en todos los países, especialmente en el área destinada al consumo interno. (en 1996, el consumo de alimentos por habitante medido en kilos es inferior al de 1988) Algo similar ocurre con la industria de consumo nacional, aplastada por las importaciones y carente de mercado. Así, prosperan las actividades primarias de exportación y se contrae la industria que es remplazada por el empleo terciario en todos los países. En la Argentina por ejemplo, donde se afirma que la inversión extranjera llegó a 7,000 millones de dólares, un estudio del Instituto de Estudios del Estado y la Participación demuestra que mientras el empleo formal bajo 4.4% en 1996, sólo el trabajo precario e informal ha crecido en el año.

En síntesis, el neoliberalismo confunde la estabilidad económica, con la estabilidad del sector financiero a la que todo debe sacrificarse. Por eso en el Foro "Sistemas Financieros seguros y sanos" (BM Set. 1966-Washington) Michael Camdessus declaró enfáticamente :"Nunca más, nunca más. América Latina no puede darse el lujo de sufrir un colapso financiero más".

El empleo de la fuerza en los sistemas políticos y el anonadamiento psicológico cultural ejercido por los gobiernos y por las agencias y medios internacionales, redujo la capacidad de respuesta de los grupos sociales. Más aun, los sectores que internalizaron e hicieron propios los mensajes noticiosos y publicitarios, fueron reducidos a la pasividad por varios años. Y cuando ahora intentan reaccionar frente a los nuevos ajustes y a la precariedad del modelo, los daños infligidos al circuito económico son ya muy graves, el consumo social ha descendido y los niveles de pobreza se han duplicado en todos los países. El daño biológico y de salud a las poblaciones, es irreversible.

La falsa estabilidad de la moneda nacional.-
Además de reducir la liquidez, aumentar las tasas de interés y contraer el consumo, se usaron mecanismos de gran artificialidad, como la paridad con el dólar. En un caso mediante una ley, en otro mediante la incorporación confesa de los recursos del narcotráfico a la economía. Por ejemplo en el Perú, en los años 90, el crecimiento del narcotráfico apoyado por grandes sectores del aparato estatal se usó para mantener el dólar a un nivel retrasado e irreal que permitiera colectar divisas para pagar la deuda, cocalizando así las finanzas del FMI. El neoliberalismo dice que no ha devaluado la moneda, pero para sostenerla artificialmente ha devaluado el salario, el consumo y los servicios sociales. En realidad ha renunciado a la moneda nacional. De todos los recursos monetarios y medios de pago en el Perú actual, dos terceras partes son dólares y sólo un tercio moneda nacional (Cepal afirma que la dolarización llega al 77%). 

Además, cuando por los requerimientos del modelo se comprime la liquidez, se abren las puertas de otros fenómenos como el narcotráfico, que llenan los espacios monetarios que el gobierno abandona. En Bolivia, entre 1985 y 1989, una rígida política monetarista llevó a que el narcotráfico se multiplicara por cuatro y a que sus ingresos calculados fueran el doble que las exportaciones legales. Así la estabilidad del modelo se apoya en la creación desesperada de empleo "informal", pero también en el narcotráfico y en la delincuencia.

En suma, la situación actual es mucho más frágil que al inicio del experimento. No hay una situación de equilibrio, ni existe la estabilidad prometida. El sistema deficitario que perdura, cierra provisoriamente sus brechas cada año, con la venta de alguna empresa pública y manteniendo tasas concesivas de interés. Pero estructuralmente, la situación ha empeorado y cuando se acaben los activos que vender y los actuales gobiernos se marchen, sólo quedará una impresionante deuda por pagar a países mucho más pobres, como ocurrió en el caso de Salinas de Gortari. Y entonces, o bien la economía dolarizada se retransforma en moneda nacional pero a los precios de la crisis (devaluación con multiplicación equivalente de la deuda) o se abandona por completo la moneda nacional, pero en ese caso, el país culminará convertido en un archipiélago de miseria en el que solamente la economía exportable existirá.

La inestabilidad de las reservas.-
Se responde a eso afirmando que hoy los países tienen más reservas que antes, pero esa es una falacia. De un lado, la mayor parte de esas reservas son encajes bancarios de los depósitos golondrina o de especulación bursátil. Por consiguiente sólo una pequeña parte es de libre disposición y para conservar la otra parte, será necesario seguir beneficiándola con las más altos intereses mundiales, financiados con las exportaciones nacionales, y con mayor recesión interna (en el Perú, de 8,000 millones, sólo 1,600 son de libre disposición). Además, las reservas que existen, vinculadas ideológicamente al pago de la deuda, no pueden ser en ningún caso utilizadas en la reactivación, en el empleo o en los servicios. Suerte de suplicio de Tántalo, están allí pero no sirven para nada. 

Una cultura masoquista de la autoinculpación hace decir a los latinoamericanos de hoy que, por ser la crisis el producto de su excesivo consumo anterior, no pueden usarse las reservas de otra manera que no sea para el pago. Un dramático ejemplo: cuando los episodios en el Golfo Pérsico de agosto de 1996 impulsaron el alza petrolera, el Movimiento al Socialismo (sic) Venezolano expreso que los mayores recursos deberían usarse para pagar la deuda, "y de esa manera indirecta reducir a largo plazo los pagos en el futuro". En otros términos que "para reducir la deuda" debe pagarse más y de inmediato. Argumentaron que con anterioridad se había usado la ganancia petrolera para acrecentar el consumo, aumentando los salarios. Grave olvido porque está comprobado que en el curso de los diez años anteriores, todo el superávit petrolero y además gran parte de las reservas fueron usados para el pago de la deuda que, a pesar de ello, se duplicó (Ver artículo: La deuda externa y la crisis de Venezuela). Pero esta comprobación resulta imposible para el complejo autoinculpatorio.

El neoliberalismo es un sistema económico inestable, que oculta precariamente sus debilidades, gracias a la falta de democracia, y a la convicción socialmente difundida de que es la filosofía del fin de la historia. Pero como México y la Argentina lo han demostrado, sus plazos han fracasado, dejando una América saqueada y empobrecida. Si seis años después de aplicado el modelo, se exige otra vez que la jornada de trabajo se alargue hasta doce horas y que el salario se vuelva variable (Argentina), que la compensación por cada año de servicios se reduzca a la mitad (Perú), y si el jefe del Fondo Monetario debe señalar a sus discípulos predilectos que un déficit de 7% es insostenible (Carta de Michael Camdessus al gobierno peruano.1996), es que el modelo no tiene ninguna estabilidad.

La estabilidad de un país comprende su viabilidad social y democrática y no se limita a los índices monetarios. La experiencia demuestra que sacrificar todo a un índice artificial crea una profunda inestabilidad económica y social.

6.- EL BIENESTAR SOCIAL LLEGARA POR EFECTO DEL GOTEO DE LA GANANCIA (TRICKLEDOWN)

La consigna de los ocho últimos años en América Latina ha sido pagar la deuda y también, enriquecer a los grupos monopólicos, concentrando en ellos todo aquello de lo que el estado se desprendiera. Si en 1990, la distribución del ingreso en el Perú, concentraba en el 10% superior de la población, el 50% del ingreso y de los activos; hoy, esa proporción ha aumentado hasta más del 70%, tomando en cuenta las privatizaciones manipuladas, los intereses del capital golondrina (gran parte del cual es dinero repatriado); la hegemonía bancaria sobre la liquidez, el ahorro y la producción; y por ultimo, la reducción brutal del salario, del empleo y de los medios de defensa de los trabajadores. 

La tesis de moda señalaba, que tanto mayor fuera la concentración de las ganancias, mayor sería el efecto goteo que redistribuiría "hacia abajo" la riqueza. Pero fue al contrario.

En México, luego del sexenio de Salinas y en plena crisis, la población se había polarizado entre 24 mexicanos con más de 1,000 millones de dólares cada uno y 40 millones bajo el nivel de la pobreza (La Jornada Dic. 1994). En Argentina por ejemplo, el recurso final, es el debilitamiento de los sindicatos para eliminar la resistencia al proceso de succión de la riqueza por "la patria financiera".

El neoliberalismo ha aplicado con rigidez ortodoxa los mitos de la economía clásica. Como en 1932, el presidente Hoover mantuvo impasible al Estado norteamericano ante el desempleo, la deflación y la miseria; a la espera de que el teórico ajuste a un menor nivel de precios y salarios produjera la recuperación; así también se afirma ahora en América Latina, como si ninguna experiencia histórica demostrara lo contrario (F.D. Roosevelt y el New Deal), que la concentración económica en los grandes grupos, libre de toda restricción, y el pago de la deuda, atraerán capitales, los que aumentando la producción y el empleo, promoverán el bienestar social. 

Nada de eso ha ocurrido como lo demuestran las cifras, pero ante éstas, la respuesta es aplicar de manera más feroz y ortodoxa la receta. Ningún gobierno confiesa el error. Con las cifras de las reservas y el ingreso de capitales, se afirma otra vez, que sólo hacen falta algunos esfuerzos para alcanzar lo prometido. Pero un somero análisis de las condiciones actuales comprueba lo absurdo de la oferta. 

En efecto, con tres millones de empleados del estado latinoamericano expulsados y 12 millones desempleados por la recesión, las condiciones sociales se han deteriorado, pero también los componentes del consumo. El sistema económico está bloqueado. Ante ello, los gobiernos latinoamericanos se apoyan en la informalidad. Y en efecto, ésta ha sido un recurso inesperado en favor del neoliberalismo, pues como factor compensatorio, puso en marcha la creatividad individual a la búsqueda de un medio precario de vida. Millones de ex-empleados públicos y ex-asalariados venden mercancías en las calles, hacen trabajos domésticos provisionales o se han convertido en artesanos. 

Eso ha retardado la reacción social que con un punto de vista algo mecánico, algunos anunciaban inmediata. Pero demuestra que el estado neoliberal, ha terciarizado y pauperizado las condiciones del trabajo en lugar de modernizarlo como prometió. El promedio productivo per capita de la población económicamente activa ha descendido dramáticamente, arrastrado por los exiguas condiciones técnicas de la informalidad.

Y el pronóstico que saludaba la informalidad como un medio alternativo y creador se oscurece cuando se comprueba que al lado de esos millones de informales, lo principal de los activos sociales: carreteras, hidroeléctricas, petróleo, correos, es decir la gran fábrica, está concentrado en diez grupos en cada país, en tanto que cientos de millones de seres excluidos del trabajo, deben contentarse con uno o dos dólares de ingreso diario. Según un estudio de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), las 200 mayores empresas argentinas tuvieron una rentabilidad de 6.2% en 1995 (superior al 5.3% de 1994), y los nueve conglomerados más importantes, que fueron también los más beneficiados con las privatizaciones, tuvieron una rentabilidad de 20.7%. El mismo estudio afirma que las 25 empresas más grandes tuvieron en 1995 una ganancia neta de 3,500 millones de dólares, siendo que el presupuesto nacional de educación es de 2,000 millones y que el déficit fiscal del año 1996 está calculado en 2,500 millones. (Flacso-Página 12-Arg.-Julio 1996)

Si a esas cifras se añade el Informe del Ministerio de Economía (Indec) según el cual, entre mayo 1995 y agosto 1996, la población en condición de grave pobreza creció 50% en el Gran Buenos Aires, sumando ahora 3 millones de personas (26% de la población) y que desde 1990 el desempleo creció de 8% a 17,2%, se comprueba que el concepto del goteo de la riqueza hacia sectores más pobres no es cierto. No lo es, para los 5'700,000 subempleados y desempleados argentinos, ni para la mitad de los asalariados que en promedio gana 580 dólares por mes (Clarín -5/V/96). Tampoco para los 13 millones de peruanos que viven en la pobreza, aquejados también por el "Nuevo Sendero" que es la criminalidad multiplicada, como efecto indirecto de la teoría.

Pero para justificar su modelo de "austeridad", los gobiernos toman como erróneo ejemplo los países europeos, en los que el sistema social de seguridad sólo ha sido recortado en mínima parte, y donde los salarios son ocho veces superiores. Con irresponsabilidad turística, algunos gobernantes europeos de visita en América han respaldado los recortes neoliberales. Sin embargo, nada permite establecer un paralelo de las condiciones de vida, de ingreso, de distribución, o de seguridad social, entre las poblaciones europea y latinoamericana. Pedro España comprueba que en Venezuela, el 40% de los hogares recibe el 13.9% del ingreso nacional, "proporción igual, dice, a la de Sri Lanka, PERÚ y Costa de Marfil"(UNESCO. Diálogos. Junio de 1996. Breve historia de la pobreza en un país petrolero y rico).

Nadie puede negar ahora, que con el modelo neoliberal la distancia entre ricos y pobres se ha agigantado. Según Cepal, en América Latina los ricos ganan 32.1 veces más que los pobres, en tanto que en Europa esa distancia es de 6 y en los EE.UU. de 6.7 veces. Le experiencia demuestra que el libre mercado llevado al exceso conduce a la injusticia y a la miseria. La justicia social no es sólo un concepto político, es también y esencialmente un elemento del sistema económico, pues sin ella, éste no es viable a largo plazo.

7.-EL NEOLIBERALISMO ES LA TEORÍA ECONÓMICA DE LA DEMOCRACIA POLÍTICA

Esta es, finalmente, la más engañosa de las propuestas del modelo, pues en la medida en que el programa neoliberal se aplica la democracia retrocede y en algunos casos ha desaparecido. En efecto, subordinar el país al pago de la deuda y a la concentración económica, obliga a presionar más y más a los sectores sociales. Así, al desempleo y a la destrucción del salario, siguen los programas contra los costos laborales, la reducción de las indemnizaciones por tiempo de servicios, la destrucción de los sistemas de seguridad social.

Cuando esas medidas originan la resistencia de la población, gran parte de los gobiernos deja de lado la careta democrática y pasa abiertamente al campo de la imposición. De allí en adelante, los decretos con fuerza de ley emitidos por el Poder Ejecutivo sustituyen al debate democrático en los Parlamentos, y poco a poco, toda forma de participación y de consenso a través de los municipios, las regiones y las organizaciones sociales, es dejada de lado o destruida.

En el caso peruano, en el que con más ferocidad y alevosía se ha aplicado el neoliberalismo por haber sido el único país que señaló un limite al pago de la deuda el modelo comenzó a ponerse en práctica desde 1990. El descontento popular que comenzaba fue detenido en 1992, mediante un Golpe de Estado que tuvo dos objetivos: evitar toda resistencia y proponer un sistema alternativo basado en la fuerza, que creó expectativas en el país. En adelante, cerrado el Parlamento, intervenido el Poder Judicial y expulsados los jueces, con el ejército en las calles, mal podría hablarse de libertad o de crítica. Gracias a ello, en los cuatro años siguientes el modelo fue aplicado encarnizadamente. 

A esa peculiar situación peruana se añaden otros elementos de corte neofascista: El comando paramilitar Colina, la presencia tenebrosa del asesor Montesinos y sus vínculos con el narcotrafico que fueran denunciados por el traficante Vaticano, y la red de favores, tejida para la compra de armas y la venta de empresas. Además, una concepción de elitismo racista que se comprueba en la desmesurada escogencia de descendientes de japoneses para los cargos públicos (ocupan 548 de los 1,500 altos cargos nombrados por resolución).

Naturalmente ayudaron al Golpe de Estado los problemas que aquejaban al país. Fundamentalmente, como se ha recordado ahora, el terrorismo que en diez años cobró 30,000 vidas y supuso una pérdida de 30,000 millones de dólares. Además, los gobiernos civiles anteriores, llegados al poder durante la crisis financiera de América Latina, nada pudieron frente a la hiperinflación y el terrorismo. Y esos problemas sirvieron; además de otros temas agitados con afán circense por el gobierno, para justificar el golpe. Pero en realidad éste fue hecho para aplastar todo intento de respuesta a las privatizaciones o al desempleo.

Es importante destacar, que en sus conceptos teóricos el neoliberalismo anticipa ya ser la filosofía de las dictaduras económicas. Porque, contrario a todo lo que se oponga a las leyes del mercado, es contrario a los partidos políticos que pretenden gestionarlas, a los Parlamentos, a los acuerdos. De allí la insurgencia del neofascismo que plantea la abolición de los partidos y de la política, y que dice superar los mecanismos democráticos del poder mediante la vía de los plebiscitos y los referéndum que suceden siempre a situaciones de hecho consumado. 

Partidaria de la inercia, la teoría neoliberal acepta como naturales y necesarios la injusticia y el sufrimiento sociales. Filosofía de la fuerza y de la supervivencia de los más fuertes, ignora a los sindicatos, los municipios y las organizaciones populares que expresan a los débiles. Todo debe adecuarse a los grandes poderes mundiales, a los grupos oligárquicos internos, al dominio del dinero ficticio y al poder financiero. Los partidos han sido sustituidos por las comisiones del FMI y de los bancos acreedores, por las organizaciones empresariales, por los medios de comunicación; y el debate, por las encuestas de opinión que muchas veces reflejan estados emocionales. Algunos neoliberales llegan a plantear abiertamente que si la producción de un país no puede satisfacer las necesidades de su población, toca a la selección natural eliminar a los sobrantes. 

Es por eso, y no por las razones de libertad personal invocadas en los países desarrollados, que debe procederse, dicen, a imponer programas reductivos de población, pues estos son la mejor manera de suprimir el desempleo, el malestar y la posibilidad del reclamo social a largo plazo. Así, la categoría social de "los explotados" deja paso a la de los "excluidos". El explotado lo es en una relación laboral, el excluido es dejado de lado por el sistema económico y por el propio Estado.

El neoliberalismo expresa la fuerza bruta del poder y del dinero. Nada tiene que ver con la democracia, mucho menos por cierto, con la democracia social. Es, por ello, una actitud psicológica más que una concepción económica. El ejemplo más dramático es el ocurrido en el Perú, donde desde 1987, un grupo de derecha formó contra el gobierno aprista, un partido llamado Libertad, reclamando ser representante de la verdadera democracia. Pero cuando el desconocido que ganó las elecciones por haberse opuesto a los proyectos neoliberales de la derecha, abandonó sus propuestas y asumió en una sola noche la bandera del neoliberalismo, los miembros de Libertad, comenzaron a engrosar el bando del nuevo gobierno. Dos años después, producido el Golpe de Estado, casi la totalidad se unió a los golpistas, y ante las protestas que contra la ruptura de la democracia había hecho su antiguo líder y candidato, lo declararon traidor e indigno de la nacionalidad peruana. 

Detrás del neoliberalismo está la posiblilidad del neofascismo. Pero ese no es un camino inevitable. Poco a poco los pueblos recobrarán su capacidad de respuesta. Ello ocurre ya en los países más desarrollados, donde la victoria de Clinton y el posible triunfo de la Socialdemocracia en Inglaterra y Alemania, muestran que la población rechaza el extremismo liberal y exige una sociedad democrática, solidaria y justa. En América Latina el secuestro político neoliberal va camino a su fin. Se abre una nueva etapa social en la que la democracia excluirá el extremismo económico. 


 


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