COMISIÓN DE SALUD, POBLACIÓN Y FAMILIA
"PERSPECTIVA HISTÓRICA DE DANIEL ALCIDES CARRIÓN"
04 de octubre de 2000
DR. GUSTAVO DELGADO MATALLANA
En la exégesis historiográfica de Daniel Alcides Carrión, Héroe Nacional por mandato de la ley Nº 25342 del 07 de octubre de 1991, es imprescindible conceptuar las circunstancias singulares que en su época, predominaban en el movimiento científico mundial, así como en el ámbito médico nacional; y al evaluar su protagonismo trascendente en el progreso de la ciencia médica.
Son momentos que marcan un período histórico, con la evidencia de un hecho que lo distingue de otros y que es el inicio de una investigación científica que aún no termina. El sentimiento médico nacional, para individualizar este acontecimiento, digno de la evocación, debe designarlo como Era Carriónica.
Es categórico anunciar, por separado, el conjunto de particularidades que circundaron el entorno de Carrión en la consecución de su objetivo.
METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION CIENTÍFICA EN EL SIGLO XIX
En la segunda mitad del siglo XIX predominaba la doctrina filosófica propugnada por el filósofo francés Augusto Comte (1798 – 1857) que sólo admitía como realidad, los hechos y que cualquier investigación debía relacionarse con la existencia de hechos positivos; lo que equivalía a que sean perceptibles con los sentidos y puedan ser susceptibles de verificación experimental.
Esta doctrina se aplica al estudio de los hechos y a una decisión final con utilidad científica. No se acepta el aspecto metafísico al que David Hume (1711-1776) considera una ilusión, quien contrariamente, sostiene que la única fuente del conocimiento humano, científicamente válido, es la experiencia sensible y no valoriza el concepto que no depende de la experiencia.
Enmanuel Kant (1724-1804), postulando los juicios analíticos y sintéticos da legitimidad al principio de identidad y a la necesidad de la experiencia, respectivamente.
El concepto positivista se aparta del aspecto teológico, en el que predomina la Teonomía, basado en la revelación y la fe, concepto ético que toma a Dios como razón y reflexión.
El positivismo tuvo su origen en el empirísmo que es una doctrina filosófica que intervino importantemente en el desarrollo de las ciencias biológicas y especialmente en la Medicina.
El positivismo realza la ciencia comprobable y eficaz, y surge como una reacción a la filosofía especulativa.
Desde la Edad Moderna, el desarrollo de la experimentación científica, determinó cambios reflexivos, surgiendo el racionalismo que sólo acepta la verdad de un conocimiento, cuando está basado en la razón; y el empirísmo que admite la autenticidad del saber cuando esta fundamentado en la experimentación.
En la Edad Contemporánea, con el cambio sustancial de los conceptos filosóficos se revela el Neoempirismo que entiende la filosofía como estudio del método científico y de las condiciones de verificabilidad de las proposiciones científicas.
Es lo que en el primer tercio del siglo XX, se llamó Neopositivismo, corriente de pensamiento desarrollado por Ludwing Wittgenstein (1889-1951) que establece que una formulación sólo es valedera cuando es verificable, también se denomina positivismo lógico, empirismo lógico y empirismo científico.
En esa época, era muy gravitante la influencia del biólogo francés Claude Bernard (1813-1878) al incorporar la experimentación como verificación fáctica de los resultados científicos; quien sentenció: "Las ideas no vienen del cielo, sino de los hechos; y la experiencia es el control de los hechos".
De otro lado en el contexto científico mundial el biólogo francés George Cuvier (1769-1832), deja sentado el principio que la verdad científica debe comprobarse estudiando " al hombre en el hombre" y debe darse preferencia a las inoculaciones en el ser humano.
Ha sido preciso recordar estos conceptos, porque este conjunto de manifestaciones culturales, que comparten ideas comunes, en oposición a otras inclinaciones, constituyen el movimiento positivista que tuvo un ostensible arraigo en nuestra juventud universitaria; y Carrión, fue la figura auténtica que dio forma material a esta preferencia, que sirvió de base para la ejecución de su obsesión científica.
DECISIÓN DE CARRION
Varias motivaciones intervinieron para que Carrión determinara el experimento de la inoculación:
Esta resolución la hizo en un acto consciente y valerosos e implica tres dimensiones históricas relevantes:
INOCULACIÓN, SACRIFICIO Y PERSONALIDAD DE CARRIÓN
El 27 de agosto de 1885, Carrión intentó autoinocularse con el exudado de la verruga de un paciente que estaba en fase de evolución eruptiva. Como la maniobra era inoperanta, el Dr. Evaristo M. Chávez le ayudó, infiriéndole dos piquetes en cada brazo. Testigos de la escena fueron el Dr. Leonardo Villar, Jefe de la Sala "Nuestra Señora de las Mercedes" del Hospital "Dos de Mayo" y los alumnos Interno Julián Arce y Externo J. Sebastíán Rodríguez.
Esta actitud la ejerció Carrión desoyendo los consejos de sus maestros y condiscípulos, para que desistiera en su empeño, por ser riesgoso y aciaga en su consecuencia.
El testimonio histórico certifica lo que expresó Carrión: "He tenido demasiado tiempo para pensar. Aunque sucediera que la erupción de la verruga tuviese su desarrollo en un órgano noble, pues así, habría pagado con mi vida mis más ardientes deseos de adelanto de la ciencia y de prestar un servicio importante a la humanidad doliente".
La respuesta admirable de nuestro mártir, fue elocuente demostración de su desprendimiento de beneficios materiales, y en sublime entrega, brindó su cuerpo, hasta el sacrificio, para que sea el inicio de un esclarecimiento cuya investigación profunda sigue siendo un estímulo, en las presente generaciones.
Después de una lapso, de espera, en que incubó el germen causante, se inició el proceso el 17 de setiembre.
Desde ese momento anotó con meticuloso detalle los cambios objetivos que experimentaba su organismo.
El 26 de setiembre, cuando en su propio seguimiento, notó el deterioro que vulneraban sus facultades, escribió: "A partir de hoy me observarán mis compañeros, pues, por mi parte, confieso sería difícil hacerlo".
Sentencia responsable, con la cual manifiesta que su esfuerzo no debe frustrarse y encarga a sus amigos que no pierdan el destino de lo que representa un grave problema que preocupa a la Nación.
El 28 de setiembre, al percibir la angustia de sus condiscípulos por el progresivo empeoramiento de su salud, les dice: "Ustedes se han alarmado mucho con mi enfermedad. Los síntomas que siento no pueden ser otros que los de la invasión de la verruga, a la que muy en breve seguirá el período de erupción y todo desaparecerá".
El temple moral que exhibe es encomiable; con esto, muestra fortaleza de ánimo y consuelo a sus atribulados compañeros y los alienta para que no desmayen en consignar los que serán datos nosográficos referenciales valiosos.
El 02 de octubre en un impulso reactivo, recurre a su capacidad de raciocinio, en un momento de leve mejoría, y expresa: "Hasta hoy había creído que me encontraba solamente en la invasión de la verruga como consecuencia de mi inoculación, es decir, en aquel período anemizante que precede a la erupción, pero ahora me encuentro firmemente convencido que estoy atacado por la fiebre que mató a nuestro amigo Orihuela. He aquí la prueba palpable que la fiebre de la Oroya y la verruga reconocen el mismo origen, como una vez le oí decir al Dr. Aurelio Larco.
Este es le momento decisivo que tuvo resonancia en el mundo científico, que valió el sacrificio de Carrión. Aunque él inició su aventura pensando que iba a reiterar solamente el ciclo de la verruga, sin embargo, demostró que lo que era esotérico, pasó a ser una verdad científicamente irrefutable. Sentó la unidad etiopatogénica, experimentalmente.
Estableció que la Fiebre de la Oroya es la primera fase que precede a la Verruga Andícola. Ambos son un único proceso, con dos fases de evolución.
El 03 de octubre levanta su valor y a sus amigos les dice: "No me arredra la muerte pues tengo bastante confianza en que los cuidados de ustedes y la asidua asistencia que los médicos me prodigan, serán suficientes para salvarme".
Este rasgo de la personalidad de Carrión engrandece su ser, porque al infundir en su conciencia la seguridad de su recuperación, estaba incentivando a sus cuidadores para que prueben ensayar las medidas terapéuticas posibles, no como acción paliativa sino afrontando al agente causal. Desgraciadamente, en ese tiempo, no era factible el segundo recurso.
El 04 de octubre, el intenso malestar físico y el pleno conocimiento del fenómeno que lo aquejaba, le hacen presagiar a Carrión el fin del capítulo que él abrió. Le dijo a un joven estudiante Izaguirre, alumno del Primer Año de Medicina, "Aún no he muerto amigo mío. Ahora toca a ustedes terminar la obra ya comenzada, siguiendo el camino que les he trazado".
Esta exhortación tiene doble connotación: "A los estudiantes que se inician en el estudio de la carrera médica, les da una lección maestra, les hace ver que el amor a la ciencia debe ser una entrega total, con vocación, sin miramientos y teniendo como objetivos el estudio, la investigación y la estimación humana.
A los médicos y profesores, les señala que antes del logro crematístico debe primar los sentidos deontológicos y humanitario.
El 05 de octubre pronuncia su frase final: "C’ est fini". Con lo cual ostenta al mundo que su paso terrenal ha concluido.
Que con abnegación ha cumplido en ejercitar los derechos humanos, analizando el problema que le preocupaba; interpretándolo con una concepción propia; usando creatividad en su experimentación; superando los obstáculos a su proyecto, y con ética, estimando a la persona humana.
CARRIÓN EN LA HISTORIA
En el ámbito nacional:
En el entorno internacional
El holocausto de Carrión, que en su acepción significativa, es el acto de renuncia o sacrificio de una persona por el bien de otras; hace que su personalidad gane, en el juicio de la historia, dos adjetivaciones:
Mártir, porque sufre y muere en defensa de su creencia.
Héroe, porque realiza un hecho admirable para el que se necesita mucho valor.
Desde 1885 hasta 1991, se le reverenciaba como Mártir de la Medicina Peruana.
Desde 1991, hasta la eternidad de los tiempos, se le dignificará como Héroe Nacional.
DANIEL ALCIDES CARRIÓN
¡ GLORIA EN TU VIDA INMORTAL!